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HEREJÍAS DEL CORAZÓN. D. V de Pascua ©. JN.13, 33-35. 24 de Abril de 2016 Así de claro. Y así de conciso. Nada de andar por las ramas. El verdadero signo del cristiano es el amor al hermano. El amor es nuestra identidad. Se nos conocerá por el amor. Se nos identificará por el amor. El amor como expresión de nuestra fe. El amor como esencia de ser Iglesia. San Pablo sacará una conclusión tajante: «Si no tengo amor, nada soy». Puedo tener ideas bonitas, si no tengo amor, de nada me sirven las ideas. Si en la Iglesia no hay amor, de poco o nada valen sus estructuras y sus teologías. Lo que nos salvará será el amor. Lo que nos dará identidad será el amor. Benedicto XVI escribió: «En la comunidad de los creyentes no debe haber una forma de pobreza en la que se niegue a alguien los bienes necesarios para una vida decorosa» (Dios es Amor, n. 20). «En esta familia no debe haber nadie que sufra por falta de lo necesario» (id. 25b). Los herejes de la cabeza han recibido muchas condenaciones, incluso por parte de la Iglesia. ¿Alguien ha condenado las herejías del corazón contra el amor? Muchos herejes de la verdad y del dogma han sido excluidos de la Iglesia. ¿Alguna vez se ha excluido de la comunidad a los herejes del corazón y del amor? ¿Alguien ha sido excluido de la comunidad por ser egoísta y no compartir? ¿Alguien ha sido excluido de la comunidad por empobrecer a los demás? Muchos herejes de la verdad han terminado en la hoguera. Todavía no conozco a nadie que haya sido quemado por no amar o amar mal. ¿Es que las herejías contra la verdad son más importantes que las herejías contra el amor? Si me atengo al Evangelio, Dios no nos va a juzgar tanto por nuestras ideas cuanto por nuestro amor. ¿No dice Jesús que todos los mandamientos de la ley se reducen a dos: amar a Dios y amar al prójimo? ¿Y no nos dice el evangelio de hoy que «la señal por la que nos conocerán como discípulos suyos será que nos amamos los unos a los otros»? No nos conocerán por nuestras ideas y verdades. No nos conocerán por nuestra cabeza. Nos conocerán por nuestro corazón, por nuestro amor.