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Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. REVISTA CLÍNICA ESPANOLA lftltl Director: C. JIMENEZ DIAZ. Secretarios: Redacción y Administración: Antonio Maura, TOMO XLVI J. DE PAZ y F. VIVANCO J3. Madrid. Teléfono 22 18 29 31 DE JULIO DE 1952 -------------------------------- NUMERO 2 REVISIONES DE CONJUNTO ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL TRATAMIENTO QUIRURGICO DE LA EPILEPSIA (* l S. OBRADOR ALCALDE. Sin duda alguna que uno de los más altos honores que puede recibir un neurocirujano extranjero es venir a Londres para pronunciar una conferencia en el Hospital Nacional de Queen Square, porque aquí se siente, como en pocos lugares, la magnífica tradición del desarrollo de nuestro pensamiento neurológico moderno. Entre otros muchos los nombres de HUGHLINGS JACKSON, GOWERS, FERRIER, COLLIER, ADU;, WILSON, HOLMES, RIDDOCH, WALSHE, SYMONDS, MARTIN y CRITCHLEY demuestran claramente la insigne solera de este Hospital que ha reunido a la escuela inglesa de Neurología. Pero no sólo esto, sino que también la Neurocirugía como especialidad comenzó aquí mismo cuando Sir VICTOR HORSLEY, en 1886, practicó sus primeras craniotomías en este Hospital después de una larga y brillante preparación neurofisiológica. Se demostraba entonces que el neurocirujano del futuro no sólo debía ser un técnico limitado a practicar la intervención bajo el control diagnóstico del neurólogo, sino que debía t ener también una buena preparación y conocimiento de los problemas básicos, neurofisiológicos y clínicos, del sistema n ervioso. Por el alto honor que se me confiere, deseo, en primer lugar, expr esar mi agradecimiento al Decano de la Escuela Médica de este Hospital, doctor CRITCHLEY, por su invitación para participar en el curso de este a ño y esta oportunidad me recuerda t a mbién el período de varios meses que pasé en est e Hospital, hace ya 17 años, para estudiar Neurología al lado de WILSON, HOLMES, SYMONDS, CRITCHLEY, CARMICHAEL y otros representantes de esta magnífica escuela. He escogido el tema del tratamiento quirúrgico de la epilepsia no sólo porque los ataques epilépticos (•) Conferencia pronunciada el 3 de junio de 1952 en el National Hospital for N ervous Diseases, Queen Square. Guest Lecture d e l Curso do Neurocirugla y Neurologla para post-ll'raduadoi da la U nlvorsldad de Londres. r epresentan algunos de los síntomas más dramáticos e impresionantes de enfermedad nerviosa, sino también porque la primera operación de HORSLEY en este Hospital fué precisamente en un enfermo de epilepsia post-traumática y en su s egundo caso (1886) empleó la estimulación eléctrica para delimitar la corteza motora y extirpar después el área del pulgar ("centro espasmódico primario"), Estas operaciones memorables marcan el comienzo de la moderna Neurocirugía y del tratamiento quirúrgico científico de la epilepsia, porque en ellas se combinaban las ideas clínicas neurofisiológicas de JACKSON, los métodos de laboratorio de HITZIG, FERRIER, etc., con las nuevas técnicas quirúrgicas desarrolladas a partir de LISTER. Posteriormente KRAUSSE, FOERSTER, PENFIELD y otros han desarrollado ampliamente el campo qu:rúrgico de la epilepsia y en los últimos años la introducción por BERGER de la electroencefalografía en la Neurología clínica ha permitido los brillantes estudios de LENNOX, GIBBS, GREY WALTER, JASPER, PENFIELD, WALKER y otros. Con las nuevas técnicas electrofisiológicas tenemos un medio fino y preciso de objetivar y registrar las descargas n euronales que son la base fisiopatológica de los fenómenos epileptiformes. De hecho muchos de los conceptos generales sobre la epilepsia, que fueron postulados por HuGHLINGS JACKSON, han encontrado una espléndida confirmación durante los últimos años. Si queremos resumir las principales y más indispensables condiciones para plantearnos actualmente la posibilidad de atacar y tratar quirúrgicamente a un enfermo epiléptico sobre una base científica, podemos esquematizarlas en la siguiente forma: 1 ) Que exista un área limitada del cerebro e n donde, por alteraciones anatómicas o funcionales, se producen descargas n euronales anormales de un carácter violento y excesivo que se extienden al resto o parte del encéfalo y llegan a desencadenar ocasionalmente síntomas epilépticos. 2) Es también necesario poder reconocer, determinar y localizar, por métodos clínicos y fisiológicos, el foco o área epileptógena ("centro espasmódico primario" de Horsley). - Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. 70 REVISTA OLIN! OA ESPAÑOLA 3) Que el foco o área cerebral epileptógenn. pueda ser abordable y eventualmente destruida o extirpada sin que dejemos marcadas alteraciones residuales de función neurológica. Siguiendo siempre la enseñanza de HORSLEY pod<>mos insistir sobre el hecho fundamental que el cirujano que piensa tratar enfermos epilépticos requiere ineludiblemente un buen conocimiento fisiopatológico del trastorno cerebral. Las descargas epileptiformes no se originan en las lesiones anatóm icas macroscópicas del cerebro (tumor, lesión expansiva, cicatriz), sino en las neuronas de la vecindad que están cambiadas y alteradas en su funcionamiento por la lesión o por otras modificaciones que todavía no conocemos con claridad. Así las maneras y formas que tiene un cerebro para hacerse epileptógeno son muy diversas y variadas. Dejando a un lado el factor constitucional e individual tenemos la compresión mecánica de una parte del cerebro por una lesión expansiva. Es fácil comprender el efecto mecánico directo e indirecto (vascular, hipertensión intracraneal, edema) que ejerce un proceso compresivo sobre las neuronas cercanas y distantes a la lesión y la a.:ción irritativa que se deriva (anoxia, etc.). Más difícil es comprender cómo algunas cicatrices, en el curso de meses o de años, cambian la reactividad del cerebro y lo hacen epiléptico. Una impresión personal es que el cerebro lesionado se conduce, en su desarrollo eventual de epilepsia, so· bre principios cuantitativos y así la enfermedad aparece cuando la lesión ha ido arrastrando más y más neuronas en la tendencia a la descarga <>xcesiva. También peセfild@ expresa recientemente .:1 concepto de que un foco de actividad epileptógcn'l. puede interferir con la función de las partes no le sionadas y lo que com enzó como una alteración localizada termina en a normalidad gen eralizada. Todavía es muy oscura y desconocida la natu raleza de este trastorno gra dua l y progresivo de la sustancia gris lesiona da y aparte de las bien conocidas alteraciones eléctricas, como ondas agudas (spikes ) que sólo expresan ya una actividad neuronal anormal, se ha señalado recientemente, por la escuela de P enfield, un aumento en la colinesterasa y una disminución en la capacidad de combinar acetilcolina. Otras alteraciones bioquímicas de los cerebros epilépticos han sido señaladas en otra monografía anterior ("Fisiopatología de las convulsiones epilépticas". Editorial Paz Montalvo, Madrid, 1947). De todas formas, conviene r ecalcar el principio cuantitativo de alteración progresiva en el desarrollo epileptógeno del cerebro y este principio cuantitativo parece también estar apoyado, según veremos después, por los resulta dos del tratamiento quirúrgico en el sentido de que las mejorías pueden quizá correlacionarse, en algunos casos, con la cantidad de neuronas anorma les que podemos extirpar. En otros campos neuroquirúrgicos oscuros y difíciles, como los problemas de dolor y trastornos mentales, quizá debemos pensar también en términos cuantitativos. Otra manera de producir un estado a norma l de hiperexcitabilidad de las neuronas corticales es aislando porciones de corteza, que ma ntiene n una bue na vascularización, según hemos demostrado experimentalmente en el área motora del perro ("Hiper excitabilidad de n euronas motoras producida por a is lamiento parcial de áreas de la corteza cer ebral ". Rev. Clin. E sp. Vol. 25, pág. 19, 1947 ). 31 julio Hl52 Quizá las neuronas parcialmente aisladas, cerca de áreas lesionadas, desarrollan más fácilmente una tendencia epileptógena. En este sentido destaca:¡ recientemente RICHTIE RUSSELL y WHITTY el equilibrio de dos factores cerebrales de tipo general y que pueden inclinar en pro o en contra de la epilepsia. Para estos autores la crisis epiléptica puede ser fenómeno de liberación por alteración del equilibrio normal de influencias n euronales. Frente a la excitación, con la descarga explosiva y exeesiva de las neuronas, no podemos olvidar los me. canismos inhibidores que neutralizan y regulan NセQ@ equilibrio dinámico cerebral. GREY W ALTER y otros piensan en el papel estabi lizador e inhibidor de las ondas cerebrales lentas que acompañan a los ーッエ・セᆳ ciales rápidos, en aguja (spikes). Para ilustrar esta conferencia hemos hecho una revisión de nuestra casuística personal de intervenciones por epilepsia practicadas en los últimos cinco años en Madrid y en su mayoría en el Ins· tituto de Neurocirugía. Ante todo es necesario decir que nuestra actitud quirúrgica en el problema de la epilepsia es de una selección estricta y sev<.>r·l y que, en general, sólo aconsejamos la intervención en casos en los que parece posible una excisión radical del área o zonas cpileptógenas. Deben operarse pocos epilépticos pero en estos seleccionados se procurará un tratamiento radical, con excisiones amplias y naturalmente rvitando, <>n lo posible, grandes secuelas neurológicaR post-operatorias. En un total de í91 opcraciom·s intracran,'ales mayores (con la exclusión de n•ntriculografíns. trépanos exploradores. etc.) teníamos 138 enfermos con síntomas epilépticos 17 pot 100 . La gran mayoría de e:stos casos correspunuta a. epilepsia secundaria a procesos expansivos imracr a neales y de este grupo r euníamos 95 ejemplos. Síntomas epilépticos aparecían aproximadamente en una cuarta parte d e todos los procesos expansivos intracraneales y desde luego con mayor frecuencia en las lesiones supraten toriales (cerca de )a mitad de estos casos). Agrupando los 95 casos de epilepsia secundaria a procesos expansivos int r acraneales teníamos la s iguiente distribución: G!iomas . . . . . .. . ..... .. . . ... .. . ... . .. . ..... ... ... . . . . ....... .52 Meningiomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . 14 Tuberculomas . . . . . ... . . . . ... . . . . ... . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . 5 Tumores metastásicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 4 H emangiomas y angiomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . He matomas (intracerebrales y s ubdurales) . . . 4 Abscesos ... ... . .......... .. ......................... . ...... 3 Cisticercosis ....... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 Quistes hidatídicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 Tumores del tercer ventrículo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 La proporción y frecuencia de las diferentes manifestaciones de epilepsia en los dis tintos tipos de tumor cerebral es tan conocida y ha sido ya objeto de tantos trabajos estadísticos ("Síntomas iniciales y fenómenos epilépticos en los tumores de los hemisferios cerebrales". R Ev. CLÍN. E sP. Vol. 1, página 36, 1940 ) que no requiere comentarios especiales en este lugar. Sólo destacaremos como datos patológicos interesantes de nuestro materia l la ele· vada proporción de tuberculomas (7 por 100 de todo el material de procesos expansivos) , cisticercosis (3 por 100 ) y quistes hidatídicos (2 por 100). Los rasgos de estas lesiones han sido recientemen- tッセキ@ Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. ]Mエセiero@ XLV! EL Tl?,ATAMIENTO QUIRURGIOO DE LA EPILEPSIA 71 2 te discutidos en otros artículos publicados en re· vistas extranjeras ("Sorne neurosurgical features of the tuberculomas and parasitic cysts of the brain". Folia Psychiat. Neurol. Neurochir. Neerlan· <lica. Vol. 54, pág. 295, 1951, "Personal experience with cerebral cysticercosis". Acta Neurochirurgica. Vol. 1, pág. 434, 1951). El interés principal del neurocirujano que se enfrenta a una grave lesión expansiva intracraneal es naturalmente, salvar la vida del enfermo セクエゥイᄋ@ ーセョ、ッ@ radicalmente el tejido anormal. Pero en los procesos d_e los h;misferio_:; cerebral:s d_ebe. dejar una cicatnz lo mas pequcna y lo mas hmp1a que sea posible, extirpando todo el tejido nervioso lesionado y cuidando que en los bordes exista una buena vascularización. Sin embargo, a pesar de todos los cuidados, la mitad o más de los supervivientes de las operaciones por tumor cerebral de los hemisferios presenta epilepsia postoperatoria, según dos en aguja, puntas con ondas lentas o desear· gas lentas de alto voltaje. Después de estos estudios, clínicos, radiográficos y electroencefalográficos, se sometía a los enfermos a la intervención quirúrgica para practicar una extirpación de la cicatriz cerebral o meningo-cerebral. Un estudio funcional de la corteza con cstimulación eléctrica y registro electrocorticográfico se usaba en algunos casos para determinar las áreas o focos epileptógenos vecinos a la cicatriz. Pero es necesario confesar que los resultados obt enidos con estos métodos no eran, muchas veces, convincentes y claros. Así con la estimulación eléctrica cortical no se obtenían, en muchas ocasiones, respuestas limitadas o en seguida un ataque estropeaba el examen funcional y necesitábamos inyectar, intravenosamente, paraldehido para interrumpir las crisis (''Estudio experimental y clínico de la acción del paraldehido sobre el sistema nervioso y Fig. 1. Registro electrorardiográfiro pn una epilepsia post-traumática, demostrando el comienzo de una cngis espontánea por una continuada dt>scarga de agujas Cspikes) en el árPa posteriOr a la cicatriz (foco epileptógenol. demuestran diferentes estadísticas (PENFIELD, etcétera), que también señalan la mayor proporción de ataques post-operatorios tardíos después de extirpaciones de gliomas (astrocitomas) que en los meningiomas. Después de ャッセ@ procesos expansivos, otro de los grupos importantes de epilepsia que trata el neurocirujano está formado por las cicatrices cerebra· les localizadas y secundarias a causas diversas, como traumatismos, heridas por arma de fuego, in· fecciones, operaciones corticales, etc. Hemos tenido 12 casos de este tipo y con localización frontal 6 de ellos, occipital 1, área rolándica 3 y 2 en el lóbulo parietal. Un dato importante de la epileps;a post-traumática es el intervalo entre el momento de la lesión y el tiempo de presentación de las crisis. En nuestros enfermos este intervalo variaba entre algunos meses hasta 11 años, correspondiendo en la mayoría a varios años. Esto indica el carácter progresivo de instalación de la reactividad epileptógena del cerebro lesionado y aparte de las alteraciones progresivas de la cicatriz y su vecindad, puestas de manifiesto por PENFIELD y su escuela por métodos h!stológicos en la glia y tejido conectivo, debemos pensar en un acúmulo de alteración fisiológica que se va extendiendo por las neuronas. No vamos a describir ahora las características clínicas, ni el diferente tipo de las crisis de nuestros enfermos que dependía esencialmente de la localización de la cicatriz. Tampoco insistiremos en los r esultados de la pneumoencefalografía que se practicaba para objetivar el grado de atrofia cerebral y de r etracción ventricular. El electroencefalograma ponía de r elieve en todos los casos <:'stud iados, excepto uno de ellos, la presencia de ondas anormales en la región lesionada; potenciales rápi- especialmente de su efecto anticonvulsivante". Revista Clínica Española. Vol. 30, pág. 289, 1948. "Sorne experimental and clinical observations on the anticonvulsive action of paraldehide". Journ. Neurol. Neurosurg. Psychiat. Vol. 12, pág. 19, 1949) . La electrocorticografía, con registros directos rie la corteza en el acto operatorio, se probaba en los casos más recientes y con la colaboración del doctor HERNANDO DE LARRAMENDI y aunque ocasiona!mente podíamos sorprender y localizar el punto de origen de una crisis espontánea (fig. 1 ), en general resultaba una exploración difícil, larga y tediosa, que nos ponía de relieve fundamentalmente la gran extensión de los potenciales normales en el .>.rea expuesta. Aunque es necesario continuar y persistir en la busca de criterios de localización funcionales, d<>s· de un punto de vista quirúrgico general, también podemos afirmar que los mejores resultados clínicos, en el tratamiento quirúrgico de la epilepsia focal, se obtienen cuando podemos extirpar una gran parte del cerebro cercana a la lesión. Así en aquellos enfermos en los cuales se practicaban lobectomías f'xtensas, frontales u occipitales, que englobaban la cicatriz y todo el tejido vecino, veíamos la desaparición o gran disminución de las crisis. En el tratamiento de estos cerebros epilépticos todo lo que podemos hacer consiste en la extirpa· ción de una cicatriz dura y esclerótica, a veces íntimamente unida a la dura, para dejar otra cica· lriz limpia y con bordes bien conservados y vascularizados. Pero cuanto mayor sea el número de neuronas anormales de la vecindad de la l"'sión que extirpamos parece que obtenemos un mejor resultado clínico. Así en nuestro pequeño material de セG M Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. REVISTA OLINIOA ESPAÑOLA catrices focales las mejorías y curaciones más acusadas se lograban en 5 enfermos con lobectomías frontales y occipital. RecientemeJJte hemos practicado también una lobectomía occipital amplia <>n un cuadro de Sturge-Weber que producía epilepsia. セッ@ podemos describir en este lugar algunas pecnliaridades de la intervención en nuestros casos, como el hecho de abrir el ventrículo en muchos enfermos al extirpar la cicatriz, ni las extraccionrs de proyectiles antiguos alojados en el cerebro que hacíamos al tiempo de extirpar la lesión cicatricial. Tampoco interesan ahora las técnicas reconstructivas y plastias de dura y del defecto cran<>al que seguían a las maniobras sobre el tejido c<'rebral. De todas formas resulta extraordinariamente difícil valorar adecuada y críticam<>nte los r esultados 31 julio QYセR@ miatrófica cerebral no se podía recoger en la historia clínica. Todos los enfermos presentaban el cuadro clínico, bien conocido, de h<>miplejía o he. miparesia infantil con espasticidad y atrofia de los miembros y defecto o retraso mental con frecuentes trastornos de conducta. Los síntomas epilép. ticos empezaban en la primera infancia y siempre por debajo de los diez años, dominando el comien. zo focal y la generalización de la crisis que solía repetir con gran frecuencia en la mayoría d< los <·nfermos (varias veces al día). Los datos radiográficos y <>lectroencefalográficos no pued<'n detallarse ahora y es suficiente decir que en la pnrumoencefalografía apreciábamos distintos grados de atrofia del hemisferio lesionado que llegaba, a veces, a fases extremas. En el electroencefalograma S<' registraban descargas anorma. 2 • X1-t949 1 ウ セ」@ I soy...V 2 4 3 lli-1952 3 S Flg. 2. Normalización del electroencefalograma de un enfermo con epilepsia post-traumática por· cicatriz frontal derecha cerca de dosaños y medio después de la lobectom1a f r on tal. Trazados superiores, registros preoperatorios, y trazados infel'iorts, post-operator ios. Clin lcament€', desapar·ición de los ataques. obtenidos e n el tratamiento quirúrgico de las epilepsias post-traumáticas porque, según hemos visto en las historias de estos enfermos, el desarrollo epileptógeno del cerebro puede tardar muchos años depués de la lesión y otro factor que complica la valoración terapéutica es la medicación anticonvulsiva que reciben los casos operados. Con la electroencefalografía se puede, sin embargo, objetivar claramente el cambio en la actividad eléctrica cerebral y así vemos en algunos casos la normalización post-operatoria de los ritmos que persiste años después de la lesión (fig. 2) . En términos muy generales puede decirse que podemos curar quirúrgicamente la mitad de los epilépticos pos t-traumáti cos bieu seleccionados y en los cuales es posible practicar excisiones amplias de la cicatriz y tejido vecino donde existen las alteraciones morfológicas o funcionales de las neuronas. Una vez más el principio cuantitativo parece de gran importancia. Otro grupo de casos de nuestra casuística que deseamos discutir está constituido por 12 enfermos que sufrían de hemiatrofia cerebral de origen infantil y debida a una anoxia y trauma del parto (3 casos), meningitis (2 casos ) y enfermedad febril (1 caso) ; en el resto la causa de la lesión he- les· del lado lesionado (spikes y ondas lentas) que generalmente se extendían también al otro hemisferio . Desde un punto de vista quirúrgico est e pequeño grupo tiene cierto inter és de control porque en la mita d de los casos sólo practicábamos una extirpación limitada de las áreas atróficas quísticas o excisiones parciales de las zonas corticales más afectadas y t a mbién con la ayuda de la estimulación y r egistro cortical para el examen funcional de la corteza. Los r esultados no han sido buenos y de los 6 enfermos solamente uno de ellos ha presentado una gran mejoría en el registro electroencefalográfico, al mismo tiempo que una gran disminución en la frecuencia de los ataques que per· siste a los dos años de la intervención. En los otros 6 casos de he miatrofia cortical con hemiplejia infantil, retraso psíquico y ataques muy frecuentes hemos practicado una hel)1idecort.icación o h emisferectomía completa de toda la corteza afectada y r espeta ndo los ganglios de la base. No insistiremos en los detalles quirúrgicos y clínico-fi· siológicos que han sido referidos en artículos anteriores al describir estos casos ("Extirpación del hemisferio cerebral derecho por hemiatrofia corti- Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. To.\fO XLVl nBFセAfャro@ EL TRATAMIENTO QUIRURGICO DE LA EPILEPSIA 73 2 cal". REV. CLíN. ESP. Vol. 36, pág. 172, 1950. "Hemisferectomía cerebral. Estudio clínico-quirúrgico, psicológico y electroPncefalográfico". Rev. Psicol. Gen. Aplic. Vol. 5, pág. 259, 1950. "Sorne observ::l.tions on the brain rhythms after removal of a cerebral hemispherc". EEG. Clin. Neurophysiol. Volumen 2, pág. 143, 1950. "Extirpación del hemisferio cerebral izquierdo en una niña con hemiatrofill cortical". REV. CLÍN. ESP. Vol. 41, pág. 342, 1951. "Hemisferectomía en el tratamiento de las convulsiones de la hemiplejia infantil por hemiatrofia cerebral". Arq. N('nro-Psiquiat. Brasil .. Vol. 9, página 191, 1951). De este grupo de 6 hcmisferectomías por epilepsia en la hemipkjia infantil, 2 enfermos fallecían en el período post-operatorio inmediato y los otros 4 han sido observados durante cerca de tres años, año y medio, un año y seis meses desde la operación. En el primero de los enfermos operados se ha normalizado el electrüi'ncefalograma del hemis- y una vez que el cerebro se ha hecho epileptógeno no es suficiente la extirpación masiva de las neuronas anormales lesionadas. Vamos a prescindir, en nuestra revisión, de otro grupo de epilepsias por atrofias, malformaciones y quistes porencefálicos que han sido operados y pasaremos a describir brevemente nuestra ex periencia en la epilepsia psicomotora. El hallazgo de alteraciones electroencefalográficas en la región temporal de los epilépticos con crisis psicomotoras (automatismos , estados oniroides y crepusculares, cambios y equivalentes psíquicos paroxísticos, etc.) por FUSTER y el matrimonio GIBBS ha tenido una gran importancia y ha servido para atacar quirúrgicamente estos casos por medio de leucotomías y lobectomías temporales, iniciadas por BAILEY y GIBES. Después han reunido estadísticas de enfermos psicomotorcs operados GREEN, PAILLAS y GASTAUT y セャorisN@ Nuestros primeros casos, seleccionados por HERNANOO DF. Flg 3. Descarga epileptiforme del hemisferio cerebral derecho' en una enferm11 con hE>mlatrofia cortical izQuierda, セᄋ@ que habla sido operada un año antes. haciéndose hemlsferectomla Izquierda. ferio residual , qur persiste sin anormalidades en los estudios practicados por LARRAMENDI en los años transcurridos, sin presentar crisis convulsivas. Pero los otros 3 casos, aunque han mejorado mucho, todavía tienen algunas anormalidades en el electroencefalograma en los registros seriados postoperatorios (fig. 3) y se han presentado algunas crisis esporádicas y poco intensas en contraste con los ataques frecuentes preoperatorios de todos ellos. También ha disminuido mucho la irritabilidad anterior y ha mejorado el carácter, aunque persiste el retraso mental con cierta apatía. No hay duda, por tanto, que la hemisferectomía es una buena intervención en casos muy seleccionados de hemiatrofia cerebral con hemiplejia y ataques frecuentes; la casuística muy numerosa ahora de KRYNAUW que abarca ya cerca de 30 observaciones y los casos de otros (CAIRNS, McKrssocK. GRoss) hablan en el mismo sentido. Pero es necesario destacar, aparte de un indudable riesgo operatorio cuya etiología se nos escapa (¿menor defensa al trauma operatorio por lesiones diencefálicas ?) , que después de la hemidecorticación completa pueden persistir en ciertos casos algunas anormalidades eléctricas y crisis poco frecuentes. Quizá existen, en estos enfermos, áreas anormales on el otro hemisferio o las convulsiones registradas tienen un punto de partida subcortical, pues algunas investigacionPs recientes en epilépticos con registros subcorticalcs han demostr ado la iniciación profu nda de las descargas (HAYNE, BELINSON y GIBBS, MEYERS y colabor adores, SPIEGEL y WYCIS). Otra última posibilidad es que las descargas anormales del hemisferio atrófico, durante tantos años, han inducido cambios funcionales en el otro hemisferi,1 LARRAMENDI, han sido publicados en detalle ("Ensayos de lobectomía temporal en la epilepsia psicomotora". Rev. Esp. Oto-Neuro-Oftalmol. Neurocir. Vol. 10, pág. 393, 1951). En total tenemos 8 casos de epilepsia psicomotora o psicoparética, según expresión de PENFIELD, con focos electroencefalográficos temporales de puntas y agujas y a veces ondas más lentas, que han sido tratados con una lobectomía temporal, en una extensión · de 3 a 5 cms., en el lado más afectado eléctricamente. Antes de la excisión del tejido temporal se probaba el resultado de estimular la corteza y últimamente el registro electrocorticográfico. Los enfermos han sido observados en períodos variables desde cerca de tres años a uno y medio. a partir de la lobectomía temporal. que no iba seguida de alteraciones neurológicas o psíquicas acusadas. Desde el punto de vista de la epilepsia los resultados han sido muy buenos en los 4 casos co11 formas puras psicomotoras, en los que aparecían descargas temporales localizadas y oue no tenían convulsiones ge-neralizadas, ni signos- eléctricos d;! disritmia difusa. J unto con el buen resultado clínico de estos enfermos psicomotores se observa en los electroencefalogramas post-operatorios· la desaparición o disminución de las descargas temporales anormales (fig. 4). Por el contrario los resultados clínicos han sido desfavorables en los otro.s cuatro enfermos operados con epilepsia psicomolora y ataques convulsivos generalizados, en los cuales el electroencefalograma demostraba, además de alteraciones temporales otros datos de disfunción eléctrica más generalizada. Pare-ce. por tanto, que- e-l tratamiento quirúrgico Document downloaded from http://www.elsevier.es, day 03/06/2017. This copy is for personal use. Any transmission of this document by any media or format is strictly prohibited. 74 REVISTA CLINICA ESPAÑOLA para la epilepsia psicomotora debe limitarse a las formas clínicas más puras de este tipo de crisis y con un foco eléctrico bien localizado en la región temporal. Esta variedad tan interesante de epilepsia psíquica de nivel más superior (psicoparética en el sentido de PENFIELD) puede suministrar datos de gran interés en el estudio de las funciones cerebrales. Además no sabemos exactamente el origen de estas descargas temporales que alteran las integraciones de conciencia (inhibición de un nivel l-10 [ .[ .G 31 julio QセR@ cales estereotáxicas, los ataques de pequeño mal de origen subcortical. Estos investigadores piensan que existe, en estos casos, un área subcortical re. lativamente grande en la cual se pueden originar descargas anormales y por esta razón las lesiones pequeñas, logradas esterC'otáxicamente, sólo pueden producir mejorías parciales y transitorias. Pero no cabe duda que es necesario acumular un mayor nú. mero de observaciones en este nuevo campo dP] C'mpleo de los métodos neurofisiológicos estereotá. GM ᄋ セg prt·operatorio N@ ーセエᄋッ・イ。ョ@ 10·12 1·9 Cuo7 9·11 10· 12 1·9 1· 1) セM 13· 9 1 · 13 セ@ l ·t4 1• · 10 1· 9 セ@ セ@ Fig 4 Elel'troen ·e ·alogr .ma. de un enfermo con eptlepsta psicomotora, antes y después de la lobectomía temporal izqui erda, demostrando la gran mejorla del registro, superficial y basal, que va unida a un buen resultado cllnico. superior), memoria y combinaciones de imágenes auditivas y visuales. Recientemente se han ido demostrando, por métodos electrofisiológicos experimentales, las conexiones del polo temporal con las estructuras subcorticales (JASPER y colaboradores) y estos circuitos pueden tener gran importancia en la génesis de las crisis psicomotoras, pues en estos enfermos se descubren, con los electrodos basales, descargas en la región rinencefálica y áreas vecinas. Algunos autores, como HUNTER, han postulado en las crisis psicomotoras la posible actividad de circuitos entre núcleo anterior del tálamo. fornix y polos temporales. En este sentido la corteza intermedia t emporal, conexionada con otras zonas autonómicas de la región orbitaria, insular y cingular, podía ser uno de los lugares funcionalmente inestables del cerebro para la proyección Y difusión de ciertas descargas epileptiformes. Finalmente, en dos de nuestros enfermos epilépticos hemos ensayado el efecto terapéutico de pequeñas lesiones estereotáxicas del tálamo (núcleos medial y anterior) siguiendo las medidas y técnicas del Prof. EscoLAR. Uno de ellos con una forma bizarra y curiosa de epilepsia mioclónica localizada ha sido ya publicado en detalle ("Ensayos de coagulación del tálamo y extirpación de la corteza sensorial en un síndrome de epilepsia mioclónica localizada". Rev. Clin. Esp. Vol. 41, pág. 8, 1951 ) . Sn embargo, la mayor experiencia de RPIEGEL y colaboradores parece de mostrar que no es posible aboli r totalmente, por medio de lesiones subcorti- xicos en la clínica humana para intentar desentra· ñar algunas características funcionales de los com· plicados y complejos circuitos funcionales entre )a corteza y las estructuras basales. * * •* He inte ntado demostrar que el campo de la epi· lepsia es uno de los más apasionantes de toda la Neurocirugía porque desde JACKSON y HORSLEY los métodos y razonamientos fisiológicos han sido fina· mente aplicados a los enfermos. Además, las obser· vaciones, clínicas y quirúrgicas, recogidas de lo3 epilépticos nos han proporcionado alguna luz ウッ「イセ@ el funcionamiento de nuestro cerebro, por lo me· nos en ciertas actividades. Sin duda existen neuro· cirujanos que no tienen interés en operar a los en· fermos epilépticos porque los resultados prácticos, como hemos visto, son muchas veces inciertos. Pe· ro justamente en este campo, donde queda tant<1 por aprender, el neurocirujano tiene la magnífica oportunidad y el doble privilegio de intentar inter· venciones para aliviar o mejorar a semejantes en· fermos y al mismo tiempo recoger nuevos hecho3 sobre las funciones de nuestro cerebro. No hay du· da que en este doble aspecto, de ciencia funda· mental y práctica de un órgano tan importante como el cerebro humano, radica la suprema fasci· nación de la Neurocirugía que nos hace olvidar el carácter ingrato y desagradecido de muchos de nuestros esfuerzos quirúrgicos.