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26/01/2016 Tirada: 44.504 Categoría: Económicos Difusión: 28.999 Edición: Nacional Audiencia: 86.997 Página: 20 OCUPACIÓN: 40,8% V.PUB.: 6.817 Bruselas y Roma negocian un salvavidas para la banca italiana Miquel Roig. Bruselas Hay dos maneras de afrontar una crisis bancaria: apretando los dientes e interviniendo pronto, o tapándose los ojos y confiando en que la cosa mejore. Suecia fue ejemplo de lo primero y su crisis bancaria de los noventa es ahora una nota al pie. Japón, con su crisis bancaria, fue ejemplo de lo segundo y 25 años después la economía nipona sigue sufriendo las consecuencias. En la crisis de la zona euro, pocos han esperado tanto a sanear sus entidades como Italia. Pier Carlo Padoan, ministro de Finanzas italiano, llega hoy a Bruselas para tratar de ponerse al día. Se reunirá con Margrethe Vestager, comisaria de Competencia, con un objetivo: encontrar un mecanismo de ayuda pública a sus bancos que no obligue a ser demasiado duro con los acreedores de las entidades financieras. La idea de Padoan es crear un banco malo al que traspasar buena parte de su cartera de créditos morosos, que supera los 300.000 millones de euros y que ahoga a un sector plagado de bancos pequeños y poco rentable. Pero Padoan tiene un problema: el precio de traspaso de los activos. Aunque la cartera morosa está provisionada al 45%, si el banco malo compra a precio de mercado, las entidades tendrán que asumir pérdidas y podrían necesitar una recapitalización. Si, en cambio, el banco malo compra por encima del precio de mercado para minimizar las pérdidas, la Comisión Europea podría analizar la medida como una potencial ayuda de Estado y, en su caso, obligar a aplicar quitas a acreedores subordinados (preferentes y deuda junior). Tal y como ocurrió con los bancos y cajas españoles, buena parte de estos productos se vendió a minoristas. El Gobierno italiano ya tuvo que aplicar quitas a los acreedores de cuatro bancos pequeños que fueron rescatados a finales del año pasado. Eso ya ocasionó críticas al Ejecutivo, al que los clientes acusaron de haberlos dejado desprotegidos. Y aunque el Gobierno de Matteo Renzi quiere evitar otra polémica, la situación es más difícil que en 2015. Ahora, una eventual Efe AREA (cm2): 436,5 Pier Carlo Padoan, ministro de Finanzas italiano. SANEAMIENTO Entre 2008 y 2013, las intervenciones de Italia para sanear su banca sumaron el 0,5% del PIB. En Grecia fueron el 22%; en Irlanda, el 40%; en Portugal, el 6,6%, en España, el 9,3% y en Chipre, el 10,9%. Italia siempre estuvo en la quiniela. quita tendría que ser mayor, debido a la entrada en vigor de la Directiva de Reestructuración y Resolución Bancaria. Esta normativa se introdujo durante la crisis precisamente para evitar que fueran los contribuyentes quienes acabaran pagando los rescates bancarios. Su herramienta principal, el bail-in, obliga a aplicar fuertes quitas a los acreedores antes de que pueda usarse dinero público. El asunto se ha enturbiado porque en la recta final de las negociaciones entre la Comisión y Roma, que llevan más de un año en marcha, las acciones de los bancos italianos se han desplomado. En el último mes el índice bancario del FTSE Italia se ha dejado un 21,42% y desde el mes de julio acumula un descenso del 35%. ¿La causa? Un requerimiento de información del BCE, ahora supervisor, a varios bancos europeos fue interpretada por los inversores como una señal de que esos bancos, entre los que había varios italianos, necesitarían más provisiones y más capital. El foco en la banca italiana no fue casual. Como explica Silvia Merler, analista del think tank Bruegel, “en 2008 el sistema italiano no estaba muy expuesto a EEUU y no hubo burbuja inmobiliaria como en España. Pero después, cuando llegó la crisis europea de deuda soberana y bancaria, la situación económica empeoró considerablemente y eso llevó a una acumulación de préstamos morosos que nunca fue abordada”. Mario Draghi, presidente del BCE, frenó el desplome bursátil de las entidades el jueves pasado, al aclarar que la petición de información fue un ejercicio rutinario y que no espera nuevas provisiones ni recapitalizaciones en Italia. Sin embargo, en Bruselas siguen preocupados por la situación. En las instituciones europeas son conscientes de que la banca italiana no ha hecho los deberes. Todo se ha dejado a una eventual recuperación de la economía que ni está ni se la espera. Al menos con el vigor necesario para solventar los problemas estructurales de sus bancos. ECONOMIA