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COMPLICACIONES ARTERIALES EN EL PACIENTE TRASPLANTADO DE HIGADO 55 Víctor Sánchez Turrión Elisa Prados Edwards Valentín Cuervas-Mons Martínez COMPLICACIONES ARTERIALES El objetivo fundamental de la reconstrucción arterial en el trasplante hepático (TH) es conseguir un flujo arterial óptimo que garantice la viabilidad del injerto. Las alteraciones de la perfusión arterial del injerto postrasplante hepático se deben básicamente a problemas técnicos y representan una causa mayor de morbimortalidad postoperatoria. Es por ello que las complicaciones arteriales, especialmente si aparecen precozmente, producen lesiones de tipo isquémico-necróticas que tras ser colonizadas con gran rapidez por gérmenes gram-negativos desembocan en la muerte del paciente salvo que se realice un diagnóstico precoz seguido de una revascularización inmediata o un retrasplante urgente.1-6 Desde el punto de vista clínico se distinguen cuatro entidades: trombosis de la arteria hepática, estenosis de la arteria hepática, pseudoaneurisma y rotura de la arteria hepática y síndrome del ligamento arqueado. TROMBOSIS DE LA ARTERIA HEPATICA Es la complicación vascular más frecuente tras trasplante hepático y también la que ensombrece más el pronóstico del paciente trasplantado. En 1985 Tzakis et al7 informaron sobre el impacto de la desarterialización del injerto hepático. La supervivencia en tal circunstancia era del 50% disminuyendo la misma al 28% cuando no se realizó retrasplante. Estudios más recientes cifran la incidencia de trombosis arterial en adultos entre 1 y 3% alcan- Tabla 55.1 Incidencia de Trombosis Arterial en Diferentes Series Centro Año Adultos (%) Niños (%) Mortalidad (%) UCLA* 1994 1.6 (11/680) ---- 27 (3/11) Wisconsin 1993 2.2 (6/267) 11.5 (11/95) ---- Nebraska 1991 4.1 (11/267) 9.8 (16.163) 30 (8/27) Pittsburg 1990 5.7 (16/282) 19.6 (21/107) ---- Sydney 1990 10.5 (4/38) 7.7 (1/13) Mount Sinai 1993 3.1 (10/322) 5.4 (2/37) 25 (3/12) Kyoto 1994 ---- 2.7 (1/37) 0 (0/1) Cincinnatti 1994 ---- 9 ---- UCLA* 1991 ---- 14 (17/123) ---- 40 (2/5) Canadá 1992 ---- 11.6 (7/60) ---- Munich 1995 8.9 (22/246) ---- 54.5 (12/22) Paul Brousse 1991 3.6 (14/388) ---- ---- Heilderberg 1995 9.4 (17/179) ---- 47 (--) Chicago 1992 ---- 20 (27/134) 50 (11/22) HUCPH* 1999 4.1 (17/411) ---- 41% (7/17) UCLA= Universidad de California (Los Angeles) HUCPH= Hospital Universitario Clínica Puerta de Hierro (Madrid) zando entre 2,7 y 26% en pacientes pediátricos.1,2,4, 8-12 En la Tabla 55.1 se recogen los porcentajes de trombosis arterial de diferentes series, en poblaciones de adultos y niños, así como la mortalidad relacionada. Patogénesis de la Trombosis Arterial Desde el punto de vista etiopatogénico se han barajado múltiples factores. Si bien la estenosis anastomótica y la disección de la íntima han sido considerados factores determinantes, no siempre 677 es posible demostrarlo. En otros casos, sin embargo, cuando un injerto falla debido a trombosis arterial, el patólogo puede ser capaz de encontrar una serie de defectos subyacentes en la arteria, tales como colgajos murales intraluminales, desvitalización de parte de la pared, o disección intramural. Un análisis multifactorial en receptores pediátricos2 demostró que el riesgo de trombosis arterial aumentaba cuando la reconstrucción arterial terminoterminal se realizó con una arteria hepática de menos de 3 mm, con el número de veces que la anastomosis tuvo que ser revisada, con la utilización de injertos ilíacos o aórticos, con el uso de plasma fresco congelado y la no anticoagulación profiláctica con dextrano y heparina. La utilización de plasma fresco congelado en pacientes de alto riesgo (ABO incompatibles) puede ser según algunos autores13 un factor crítico para el desarrollo de trombosis arterial. Las alteraciones hemodinámicas severas, la hemoconcentración, una incorrecta preservación del injerto y una arteria hepática redundante son otros factores a tener en cuenta14 Aunque la existencia de anomalías arteriales del injerto y el tipo de reconstrucción arterial efectuada podrían influir en la aparición de la trombosis arterial en opinión de algunos autores1,4 estudios más recientes realizados sobre una gran población de 911 pacientes a los que se realizaron 1000 trasplantes demuestran que no hubo más complicaciones arteriales (trombosis y estenosis) en función de las anomalías arteriales y el tipo de reconstrucción arterial15 Otros factores que han sido incorporados recientemente en la patogénesis de la trombosis arterial son, período de isquemia superiores a 12 horas utilizando solución de Wisconsin 16, la presencia de anticuerpos anticardiolipina elevados17 y finalmente se ha comunicado un caso en el que la causa fue un déficit adquirido de proteína S debido a un hígado de donante heterozigoto. Por otra parte no debemos olvidar que durante la primera semana postrasplante se produce un estado de hipercoagulabilidad debido a una descoordinación entre la producción de factores de coagulación y factores anticoagulantes como la antitrombina III y la proteína C, y esto explicaría en cierto modo la tendencia acumulativa de la trombosis arterial en ese primera semana. Un factor adicional de significado desconocido es el tratamiento con ciclosporina; esta droga altera el metabolismo de los prostanoides y otros procesos 678 hemostáticos de las células del endotelio vascular. Finalmente una reducción drástica del flujo hepático es un hecho bien conocido en relación con el rechazo. En un estudio clínico francés, la trombosis de la arteria hepática o vena porta se asoció con el rechazo de una manera más importante que ningún otro factor definible18 Presentación Clínica La forma clínica de presentación de la trombosis arterial es muy variable, no en vano se le ha etiquetado de “gran simuladora” en función de la diversidad sintomatológica con que puede mostrarse, que varía dependiendo de que la oclusión del flujo arterial hepático se instaure de forma precoz o tardía, así como del flujo de suplencia creado. Los pacientes con trombosis arterial suelen presentar uno de los cuatro siguientes síndromes generales: necrosis hepática fulminante, bacteriemia recurrente, complicaciones biliares y asintomática Necrosis Hepática Fulminante y Sepsis.7 Esta presentación clínica ocurre generalmente, cuando la trombosis arterial se produce en el postoperatorio inmediato. Los pacientes experimentan un cuadro rápido de descompensación hepática con sepsis, fiebre, alteración de la conciencia, hipotensión y coagulopatía. Desde el punto de vista analítico existe una marcada elevación de enzimas citolíticas, leucocitosis y alteraciones de los perfiles de coagulación. Los hemocultivos son frecuentemente positivos para múltiples enterobacterias. La imposibilidad de los macrófagos del hígado para controlar los fenómenos de traslocación bacteriana producidos a nivel de la circulación enteroportal desemboca en bacteriemia y sepsis. Es por ello que, aunque de manera excepcional, el estudio radiológico simple de abdomen puede mostrar gas en el área hepática, traduciendo la existencia de una gangrena. El reconocimiento precoz y correcta interpretación de los hallazgos radiológicos debe conducir a la hepatectomía urgente y colocación de by-pass venovenoso o desvascularización total en espera de retrasplante urgente.19 El diagnóstico diferencial ha de plantearse con el fallo primario del injerto; a diferencia de éste, en la trombosis arterial, la función hepática es normal hasta que ésta se produce.1,20-22 Bacteriemia Recurrente Es quizás la presentación clínica más característica. Estos pacientes experimentan fiebre, discreta elevación de enzimas hepáticas, leucocitosis y hemocultivos positivos. La ecografía y la TAC pueden demostrar la existencia de abscesos hepáticos y/o bilomas secundarios a lesiones de la vía biliar intrahepática1,20-22 Complicaciones Biliares Puesto que la arteria hepática constituye la única irrigación directa de la vía biliar tanto extra como intrahepática, tejido hiliar conectivo, nódulos linfáticos y pared de la vena porta, el compromiso del flujo arterial conduce frecuentemente a una necrosis selectiva de estas estructuras, 18 especialmente el cabo distal de la vía biliar donante que es el más comprometido arterialmente y es por ello también el que más sufre cuando la trombosis arterial se instaura. Pueden aparecer fístulas biliares y crisis de colangitis cuando la trombosis es precoz y estenosis si es tardía. En la mayoría de los pacientes, la presentación es frecuentemente meses después del trasplante y para entonces se ha desarrollado algún grado de circulación colateral, a menudo suficiente para evitar la necrosis extensa de hepatocitos, pero insuficiente para evitar las lesiones isquémicas del arbol biliar, ya que su único riego lo recibe de la arteria hepática.23 Si bien es cierto que la mayoría de estos pacientes al final van a precisar un retrasplante, el tratamiento por vía percutánea mediante técnicas de radiología intervencionista, bien mediante dilataciones o la colocación de prótesis, pueden diferir el mismo. Asintomática Se afirma que la trombosis de la arteria hepática no necesariamente lleva a la pérdida del injerto. De hecho el cuadro puede ser asintomático en 2030% de los casos.18,21 Hasta que el eco-doppler fue utilizado rutinariamente18 el diagnóstico podría no haber sido sospechado en estos pacientes. Desde el punto de vista analítico la función hepática puede aparecer normal o mínimamente alterada. Diagnóstico El eco-doppler es el método diagnóstico que se utiliza en la mayoría de los centros para detec- Fig. 55.1 — Arteriografía selectiva de tronco celíaco que demuestra la existencia de una trombosis de la arteria hepática. El paciente desarrolló una descompensación hepática con fiebre e hipotensión. tar la trombosis arterial. No obstante, la prueba definitiva para confirmar dicho diagnóstico es la arteriografía selectiva de tronco celíaco (Fig. 55.1) en la que se demuestra la interrupción del flujo a nivel de la arteria hepática. Dos estudios sobre el rendimiento del ecodoppler realizados en Birmingham24 y Cambrigde25 respectivamente revelaron que dicha prueba, ofrece una sensibilidad del 69-100% con una especificidad del 97-100% en función de dos y ningún falso positivo respectivamente. Existen multitud de estudios que definen la exploración con eco-doppler como un método práctico y sensible para seleccionar pacientes con presuntos diagnósticos de trombosis arterial para una investigación angiográfica posterior.24 En injertos reducidos hay autores26 que aconsejan su utilización 2 veces por día durante las dos primeras semanas. La forma de las ondas del eco-doppler, correctamente interpretadas, pueden predecir la aparición de trombosis arterial.27 Otra posibilidad diagnóstica es la TAC dinámica con contraste o tridimensional, cuyas imágenes reconstruyen la vascularización hepática. Esta técnica requiere menos cantidad de contraste que la angiografía convencional pero precisa la colaboración especial del paciente. Finalmente recientes estudios proponen la resonancia magnética tridimensional con gadolinio como un método seguro para el diagnóstico de las complicaciones vasculares del trasplante hepático.28 679 Por último, la biopsia es un método bastante insensible para establecer el diagnóstico de trombosis arterial. Los cambios histológicos pueden ser muy variables y se prestan a errores en la interpretación de los mismos. Los hallazgos pueden ir desde normales a franca necrosis, puede observarse inflamación periportal, proliferación colangiolar o colangitis aguda, similar a la que se ve en la “lesión de preservación”. El patólogo deberá buscar sistemáticamente gérmenes cuando encuentre tejido necrótico, que frecuentemente mostrará focos colonizados por bacterias o por hongos. 18 Profilaxis La mejor profilaxis contra las complicaciones arteriales es evitar fallos técnicos durante la reconstrucción arterial y tener un exquisito cuidado durante la extracción (respetando la anomalías), la cirugía de banco y el implante, ya que la mayoría de las complicaciones se dan por defectos técnicos.3 El uso de eco-doppler intraoperatorio ha sido propuesto por algunos autores.29 como un método eficaz en la detección del alteraciones hemodinámicas hepáticas lo cual permite una reconstrucción inmediata monitorizada bajo eco-doppler hasta conseguir un flujo arterial apropiado. Esto reduce las complicaciones vasculares y de ese modo elimina la probabilidad de una complicación letal o un retrasplante. La medición intraoperatoria del flujo de la arteria hepática puede ayudar a predecir complicaciones arteriales precoces, aunque no tardías. De esta forma pacientes con flujo arterial hepático de menos de 400 ml/min tienen un riesgo más alto de estenosis o trombosis de la arteria hepática y necesitan una vigilancia más estrecha para detectar precozmente tales problemas. 30 Cuando el problema estribe en una arteria hepática receptora no apta para la reconstrucción arterial, la mejor profilaxis pasa por la utilización de injertos ilíacos arteriales en forma antepancreática y retrogástrica.31 La utilización de la arteria esplénica ha sido propuesta por varios grupos, como alternativa a la utilización de injertos arteriales estando especialmente indicada en casos en los que exista esplenomegalia.32,33 En pacientes pediátricos el uso de la aorta receptora en la reconstrucción arterial, parece un método adecuado para disminuir la incidencia de trombosis arterial.34 680 En pacientes pediátricos con arterias cuyo diámetro medio es menor de 3 mm, autores japoneses35 proponen una anticoagulación agresiva con heparina de bajo peso molecular, concentrados de antitrombina III, prostaglandina E1, plasma fresco congelado e inhibidor de la proteasa. Finalmente el calibre arterial puede ser modificado utilizando una técnica de reconstrucción microvascular de triangulación de 120º con lo que los autores36 consiguen una baja incidencia (3.1%) de trombosis arterial. Una vez establecida la trombosis, algunos autores37 recomiendan la utilización de oxígeno hiperbárico que es tolerado sin complicaciones importantes. Aunque no hay diferencias significativas en la supervivencia o el índice de retrasplantes, la administración de O2 hiperbárico dos veces por día durante 90 minutos a una presión de 2.4 atmósferas retarda significativamente el retrasplante, potencialmente por el desarrollo de colaterales de la arteria hepática, lo cual mejoró aunque no de manera significativa los resultados. Tratamiento Va a depender del momento en que se diagnostique la trombosis y su expresividad clínicoanalítica. En paciente con necrosis masiva o gangrena hepática, las medidas irán encaminadas al mantenimiento hemodinámico del paciente, antibioterapia de amplio espectro y petición urgente de un nuevo injerto. En ciertos casos lo adecuado es realizar la hepatectomía total colocando al paciente en by-pass venovenoso o practicando un shunt porto-cava termino-lateral con preservación de vena cava retrohepática en espera del nuevo injerto. En pacientes adultos se han superado las 14 horas en fase anhepática en espera del retrasplante.38 Cuando la trombosis arterial se desarrolla en el postoperatorio inmediato, puede intentarse la trombectomía y revisión de la anastomosis asociada a trombolisis intraarterial “in situ”. Esta es una pauta defendida por varios autores,39,40 aunque todos coinciden en lo esencial de realizar un diagnóstico precoz mediante el uso rutinario del eco-doppler en el postoperatorio inmediato. El reconocimiento y corrección precoz de la causa de la trombosis arterial, durante el propio trasplante o después del mismo, especialmente en adultos, es un procedimiento que ahorra injertos, que puede salvar vidas y por lo tanto digno de tener en cuenta.4,6 La revascularización urgente es propuesta por algunos autoreses:41 como la primera opción terapéutica en pacientes con trombosis arterial precoz postrasplante. En este mismo sentido existen estudios que demuestran que la revascularización urgente en pacientes asintomáticos y el retrasplante en sintomáticos contribuye a ahorrar injertos y mejorar la supervivencia del paciente, con una relativa baja incidencia de complicaciones biliares tardías.39 La terapia trombolítica puede realizarse por vía percutánea con urocinasa.5 Se precisa de una mayor experiencia para determinar los beneficios del procedimiento. Los pacientes con necrosis hepática localizada y abscesos hepáticos secundarios a trombosis arterial, pueden beneficiarse del drenaje percutáneo de los mismos, asociado a antibioterapia de amplio espectro y en algunos casos de resección obviando así la necesidad de retrasplante.42 En los casos en los que como secuela aparecen estenosis de vía biliar localizadas se puede optar por realizar dilataciones y/o la colocación de prótesis bien por vía percutánea o endoscópica. A pesar de todo, la mayoría de las series coinciden en que entre 50-75% de los pacientes requerirán finalmente retrasplante.16,43 En el momento del retrasplante la elección del tipo de reconstrucción arterial es un aspecto crítico. Si el flujo de la arteria hepática receptora, así como su calibre y pared resultan adecuadas, puede ser reutilizada, aunque quizás sea más juicioso utilizar la aorta receptora bien supracelíaca o infrarrenal con interposición de un injerto ilíaco arterial 32, 44 ESTENOSIS DE LA ARTERIA HEPATICA Suele localizarse en la propia anastomosis o su vecindad. En general se produce debido a errores técnicos o a lesiones producidas por los clamps y constituye un factor predisponente para el posterior desarrollo de la trombosis arterial. El aumento de la resistencia al flujo hepático producido por el rechazo45,46 o la lesión de preservación16 son otros factores etiopatogénicos. Clínicamente suele presentarse de manera insidiosa, bien en forma de disfunción del injerto o complicaciones biliares, debido a la disminución del flujo arterial. Las complicaciones biliares son significativamente más frecuentes en pacientes con este- Fig. 55.2 — Arteriografía selectiva de tronco celíaco en la que se observa una estenosis anastomótica de la arteria hepática (flecha). El paciente fue tratado con éxito mediante angioplastia transluminal percutánea. nosis arterial, siendo más frecuentes las estenosis biliares no anastomóticas.47 El diagnóstico suele realizarse mediante ecodoppler en el que puede medirse una velocidad focal aumentada mayor de 2-3 m/seg. con turbulencia distal a la estenosis, o un patrón de flujo intrahepático pobre y tardío. Estos hallazgos deben ser confirmados mediante arteriografía (Fig. 55.2). El tratamiento puede realizarse en principio mediante angioplastia transluminal percutánea de la lesión anastomótica. Esta terapéutica es defendida por varios autores41,48 que sostienen que diagnosticada y tratada precozmente es eficaz para evitar la potencial trombosis, las estenosis biliares y la pérdida de injertos. No obstante, si estas técnicas fallan o existen lesiones irreversibles la única alternativa terapéutica será el retrasplante. PSEUDOANEURISMAS Y ROTURA DE LA ARTERIA HEPATICA Los pseudoaneurismas de la arteria hepática son una rara complicación. Su incidencia es menor del 1%49,50 y su importancia radica en su propensión a romperse y causar una hemorragia fatal, lo cual hace fundamental un diagnóstico y tratamiento precoces. Se localizan más frecuentemente a nivel anastomótico y suelen asociarse a sepsis abdominal, debida a infecciones bacterianas y especialmente fúngicas (Fig. 55.3) que afectan a la pared de la arteria. Otros factores de riesgo son la biopsia hepática percutánea, el retrasplante y el uso de injertos 681 A B Fig. 55.3 — Sección macroscópica del hilio hepático en la que es encuentra canalizada la arteria hepática. Existe notable necrosis y presencia de esfacelos secundarios a rotura de un pseudoaneurisma de dicha arteria (A). Imagen microscópica del material necrótico donde se observan múltiples hifas tipo Candida (PAS x 125). arteriales, así como causas técnicas (especialmente la disección de la íntima). Su aparición, además de por infección, suele asociarse a pancreatitis y fugas biliares.49,51 Clínicamente la hemorragia gastrointestinal masiva suele ser la forma de presentación más frecuente debido a la rotura del aneurisma.49,52 El diagnóstico puede ser realizado por TAC y/o ecodoppler aunque la confirmación se realizará mediante angiografía, siempre que el paciente no fallezca bruscamente por hemorragia intraabdominal masiva. El tratamiento de esta rara entidad resulta ciertamente complejo. La resección y reanastomosis es la opción quirúrgica en caso de no haber rotura ni infección. También pueden ser utilizados injertos en la reconstrucción. No obstante si, como es habitual existe infección o rotura, la única alternativa es la ligadura de la arteria además de la excisión del aneurisma mediante laparotomia o la embolización selectiva mediante anteriografía.49,50,53 En algún caso se ha realizado una reconstrucción más imaginativa. Tras la resección del pseudoaneurisma la reconstrucción fue hecha mediante la interposición de un injerto de vena safena entre la arteria renal derecha y la hepática donante que permanece funcionante cinco años despúes.54 El pronóstico es muy pobre y sólo la sospecha y un diagnóstico y tratamiento agresivo ya sea quirúrgico o angiográfico precoces pueden mejorarlo,50 sin perjuicio de que algunos de estos pacientes pueden ser susceptibles de retrasplante. 682 SINDROME DEL LIGAMENTO ARQUEADO El ligamento arqueado medio es una cuerda fibrosa redondeada de 1 a 3 mm de ancho.55 Es una condensación de los bordes mediales fibrosos de los dos pilares diafragmáticos cuando estos se cruzan para formar el borde ventral del hiato aórtico. Aunque su relación con el origen del tronco celíaco es muy variable, el ligamento arqueado medio cruza usualmente la aorta en la unión del tercio medio con el tercio inferior del cuerpo de la primera vértebra lumbar en pacientes presumiblemente afectos de compresión del tronco celíaco por el citado ligamento. El origen usual del tronco celíaco es entre el tercio inferior del cuerpo vertebral de D12 y el tercio medio de L1. El recubrimiento del tronco celíaco por el ligamento arqueado medio establece el grado de compresión de esa arteria, especialmente si el ligamento contiene fibras rígidas e inflexibles. 55 La compresión del tronco celíaco aumenta con la espiración y disminuye con la inspiración. Desde la descripción del primer caso quirúrgico de compresión del tronco celíaco por Harjola56 en 1963 y Dumbar y cols57 en 1965, ésto ha sido objeto de controversia debido principalmente a la vaguedad de los síntomas, la inconsistencia de los hallazgos físicos, la evidencia arteriográfica diferente y los resultados variables del tratamiento. Los estudios arteriográficos mostraron diferentes grados de compresión en el 10-50% de los pacientes. La arteriografía selectiva resulta indispensable para el diagnóstico, evidenciando la compresión A B Fig. 55.4 — Arteriografía selectiva de tronco celíaco en la que puede observarse una trombosis de la arteria hepática, secundaria a una estenosis en el origen del tronco celíaco (flecha) por un síndrome del ligamento arqueado. (A), proyección frontal. (B) proyección lateral. celíaca especialmente en proyecciones laterales (Fig. 55.4). No obstante existen considerables dudas sobre el significado clínico de esa estenosis, ya que en el 25 al 59% de los pacientes con estos hallazgos hay ausencia de síntomas.55,58 El tratamiento quirúrgico consiste en la división del ligamento arqueado mediano59,60; otra posibilidad es la dilatación celíaca retrógrada a través de arteria esplénica61 y finalmente puede realizarse una reconstrucción con injertos sintéticos62 aunque los resultados obtenidos han sido limitados en el mejor de los casos. Cuando comenzó la era del trasplante hepático la reconstrucción de la arteria hepática ofrecía una oportunidad única para estudiar la relación del flujo de la arteria hepática y el ligamento arqueado medio. La reconstrucción arterial durante la fase de implante del trasplante hepático, frecuentemente implica la ligadura de colaterales incluida la arteria gastroduodenal, lo que significa que el tronco celíaco es la única fuente de sangre arterial del hígado trasplantado. La posibilidad de que el ligamento arqueado medio pudiera afectar significativamente al flujo de la arteria hepática fue estudiada simultáneamente por las unidades de trasplante de la Universidad de California (UCLA) y Mount Sinai.63,64 La incidencia osciló entre 1.6% en el estudio del Mount Sinaí y el 10% en el estudio de la Universidad de California. En este segundo estudio en los pacientes afectos se observó una reducción del flujo arterial hasta la casi completa desaparición del mismo en la arteria donante durante la fase de espiración del ciclo respiratorio. La solución fue la división del ligamento arqueado, si bien en dos casos en los que esta maniobra no resultó satisfactoria se añadió una reconstrucción con un injerto arterial supracelíaco. En el estudio del Mount Sinaí, dos pacientes fueron tratados con injertos aortohepáticos por desconocer en aquel momento la naturaleza del problema. El resto de los pacientes respondió satisfactoriamente a la división del ligamento. Es importante resaltar que no hubo ningún episodio de trombosis arterial en ninguna de las dos series.63,64 Conclusiones A pesar de los avances en la técnica quirúrgica, los mejores cuidados postoperatorios y al desarrollo de la inmunología y la farmacología, las complicaciones arteriales, continúan siendo una causa mayor de morbilidad y mortalidad tras trasplante hepático. La complicación más frecuente es la trombosis arterial y en su patogénesis están involucrados múltiples factores. El diagnóstico precoz de la trombosis arterial con el uso rutinario del eco-doppler en el postoperatorio inmediato, va a permitir el mejor tratamiento que es la revascularización urgente, lo que se va a traducir en un ahorro de injertos así como en evitar, o en todo caso disminuir, el número de retrasplantes. El eco-doppler se muestra como el arma más eficaz para el diagnóstico de la trombosis, la estenosis y los pseudoaneurismas de la arteria hepática. En caso de sospecha clínica importante, se debe indicar una exploración urgente bien angiográfica o quirúrgica. El tratamiento de síndrome del 683 Sospecha clínica de trombosis arterial Eco-doppler (+) (-) Alto grado sospecha Inestabilidad No arteriografía Sí Sí No No Arteriografía Cirugía/ Revascularización/ Retrasplante (+) Observación (+) Estenosis arterial significativa (-) Trombosis arterial Descartar disfunción del injerto Sí Revascularización No Revascularización/ Retrasplante Estenosis biliar/ Absceso hepático Sí Estenosis biliar Sí No Cirugía/ Dilatación/ Prótesis Observación No Observación Colangitis recurrente No Sí Retrasplante Observación Fig. 55.5 — Algoritmo para el diagnóstico y tratamiento de la trombosis arterial y sus complicaciones ligamento arqueado medio resulta relativamente sencillo, siempre que sea detectado en el momento del trasplante. En la figura 55.5 se presenta un algoritmo para el diagnóstico y tratamiento de la trombosis arterial y sus complicaciones. 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