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Sin embargo, esos porcentajes acumulados, a pesar de su importancia, hacen perder a veces la perspectiva y ocultan los cambios ocurridos en la relación comercial bilateral entre Colombia y el país del norte. Sección: Relaciones Económicas Internacionales Las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos: visión retrospectiva y situación actual * Eduardo Muñoz Gómez** * ** 1 Estados Unidos no sólo es actualmente el principal y más diversificado socio comercial de Colombia, sino que lo es también para el conjunto del comercio mundial. De hecho, ese país participa con una cuarta parte del intercambio comercial a nivel global, importando cerca de US $441 mil millones. Así mismo, la economía estadounidense sigue siendo la más fuerte y diversificada del mundo, con un Producto Interno Bruto de US $4.862 miles de millones y un PIB per cápita de casi US $20.000 al año. Históricamente, Estados Unidos ha sido nuestro mayor socio comercial, abasteciéndonos del 38% de los bienes importados durante los últimos 20 años y comprándonos el 33% de nuestras exportaciones en el período 1970-1990. Para el año 1991, surtió el 37% de nuestras importaciones y fue el mercado de destino del 35% de las exportaciones del país1. Es decir, pese a la diversificación de las exportaciones, a la apertura de nuevos mercados y a la propia apertura colombiana hacia nuevos proveedores, la tendencia parece continuar. En l970, el 48% délas importaciones colombianas provenía de los Estados Unidos y a ese mercado se destinaba el 37.5 % de nuestras exportaciones, las cuales sumaban US $735 millones, mayoritariamente representadas por el café. La balanza comercial de Colombia era deficitaria en US $128 millones cuando el comercio bilateral sumaba sólo US $680 millones. Estados Unidos constituía, con algunos países de América Latina y el Caribe, nuestro único mercado externo y, dadas las circunstancias de la época, no suplía la necesidad de divisas del país. La historia se acelera a partir de 1970. Las exportaciones totales colombianas crecen a un buen ritmo, duplicándose para 1975 y cuadruplicándose en 1978, al tiempo que se registran menores tasas de incremento en las importaciones. Los intercambios con los Estados Unidos comienzan a perder importancia dentro de nuestro comercio total a finales de los años setenta y llegan a sus mínimos absolutos en 19811982, cuando se presenta un déficit anual cercano a los US $1.150 millones, producto del desbalance de un comercio que sumaba US $2.500 millones. Para aquellos años, el mercado estadounidense significó sólo Este artículo se realizó con el aporte investigativo de Edgardo Madrid de Andreis. Subdirector de Relaciones Bilaterales del Ministerio de Comercio Exterior. Salvo que se especifique lo contrario, las fuentes estadísticas para el intercambio comercial bilateral son del DANE. el 23% de las exportaciones y el 34% de las importaciones. Es en 1982 cuando se presenta nuevamente un cambio en los flujos comerciales: los porcentajes de importaciones provenientes de los Estados Unidos se estabilizan alrededor del 35%, mientras las exportaciones comienzan a crecer, tanto en valores como en participación dentro del total exportado hasta llegar al 43% en 1989 y 1990, con un comercio global que se acerca a los US $5.000 millones. Se observa así que, en el lapso de 20 años, la situación se ha revertido y el comercio bilateral ha adquirido importancia considerable. Sin embargo, hasta hace muy poco tiempo las relaciones de Colombia con Estados Unidos se veían limitadas por convenios de restricción "voluntaria" de exportaciones, asumidos por los gobiernos2 y por "acuerdos de suspensión", celebrados entre el Departamento de Comercio de los Estados Unidos y empresarios privados colombianos, en relación con las investigaciones que sobre subsidios estuvieran en proceso en ese país3. Obviamente, y aunque estas limitaciones suscitaban fricciones, Colombia no contaba con foros adecuados para su resolución. La adhesión de Colombia como miembro pleno del GATT, precedida por las negociaciones de la Ronda Tokio, nos otorgó, por primera vez, la oportunidad de discutir en pie de igualdad los proble2 3 4 mas del comercio bilateral con los Estados Unidos en un marco multilateral. Como resultado, se firmó un memorando de entendimiento con ese país en abril de 1979, reiterando los compromisos ofrecidos a los demás miembros del GATT. Así, es justo anotar que, hasta 1989, los canales oficiales no habían reflejado adecuadamente los cambios ocurridos en la relación comercial y en las mentalidades y políticas que, por parte de Colombia, los motivaban. El Grupo Andino también quiso establecer un diálogo institucional sobre comercio con los Estados Unidos y con ese fin se suscribieron, a finales de 1979, a un memorando de entendimiento y a un acuerdo comercial. No obstante, estos instrumentos salvo permitir parcialmente el acceso al Sistema General de Preferencias para Ecuador y Venezuela, no operaron, bien por falta de voluntad de nuestra contraparte o bien por carecer los mismos países de una agenda clara y concreta de temas4. En cambio, una revisión de lo acaecido en los últimos tres años permite observar que, en ese breve lapso, se han dado procesos que significan una considerable mejoría en el manejo institucional de las relaciones bilaterales. Un nuevo esfuerzo por fortalecer los vínculos institucionales fueron las "consultas bilaterales" establecidas en marzo de 1985. Sin embargo, éstas se convocaron tan sólo en cuatro oportunidades y sirvieron de foro para discutir temas generales del comercio de bienes. En ellas se atendieron muy pocas solicitudes de Colombia favorablemente debido a que Estados Unidos exigió reciprocidades qué, en ese momento, el país no estaba en capacidad de atender. Empero, sirvieron para identificar algunos problemas y advertir sobre la urgencia de buscar soluciones antes que ellos desembocaran en nuevas restricciones para nuestro comercio. Dos aspectos en particular motivaron dicha mejoría: las duras consecuencias de la lucha de Colombia contra el tráfico organizado de drogas ilícitas, con su alta cuota de vidas y de pérdidas materiales, convencieron a los Estados Unidos el principal consumidor de la droga de que nuestro sacrificio debía ser reconocido. De otro lado, la caída de las cláusulas económicas del Acuerdo Cafetero, en la cual la posición del gobierno estadounidense tuvo incidencia, implicó una fuerte pérdida de ingresos para nuestro país y llevó a que se buscara, igualmente, una forma de superarla. Por las razones enunciadas y por los radicales cambios institucionales y de política que se han llevado a cabo en el ámbito comercial colombiano, en este último período se ha observado un nuevo espíritu de cooperación por parte de los Estados Unidos. Al tiempo que el diálogo ha adquirido dinámica, los te- Caso general de los textiles desde 1974 hasta 1986, en particular para satines de algodón (desde 1987 hasta 1990) y telas de algodón (desde 1992), siempre negociados dentro del marco del Acuerdo Multifibras. Caso de las flores y los cueros, entre otros. Este mismo instrumento trataron de utilizarlo en 1991 los países andinos para propiciar, sin éxito, nuevas negociaciones conjuntas con los Estados Unidos. Ello, sin embargo, no quiere decir que exista desinterés por parte del gobierno estadounidense en negociar conjuntamente. más de negociación se han ampliado y arrojan resultados positivos. Adicionalmente, han surgido dos factores decisivos para mejorar el clima de entendimiento: el esfuerzo del entonces presidente Bush para formular y aceptar nuevos instrumentos de política comercial y económica dirigidos a enmarcar las relaciones con Colombia y los otros países del área dentro de un nuevo contexto (la Iniciativa Andina, la Declaración de Cartagena, las nuevas medidas dentro de la Iniciativa para las Américas) y, simultáneamente, el desarrollo, por parte del gobierno nacional, de una agresiva gestión técnica y diplomática para conseguir que las buenas intenciones expresadas por los Estados Unidos se tradujeran en hechos efectivos5. Tres son los desarrollos que se pueden caracterizar como fundamentales en la nueva relación: 1. La aceptación provisional de la aplicación del código de subsidios del GATT entre los Estados Unidos y Colombia Desde su ingreso al GATT, el gobierno colombiano había manifestado su interés por acceder al Código de Subsidios de dicho Acuerdo General ya que a las partes en el Código, en caso de demandas por subsidios, no se les pueden imponer derechos compensatorios a las exportaciones sin la realización de una previa investigación exhaustiva, probatoria del perjuicio causado a la in- dustria demandante. Los Estados Unidos no aceptaba esta adhesión con el argumento, de excepción, de que sus normas internas exigen la revisión de las políticas de subsidios de sus contrapartes comerciales antes de consentir a la aplicación de la prueba de perjuicio y de reconocer al país signatario como "país bajo el acuerdo". Después de una serie de conversaciones, en las cuales el gobierno colombiano reafirmó su política de apertura económica basada en la búsqueda de condiciones de competencia, el gobierno de los Estados Unidos aceptó la aplicación del Código entre ambas partes. Por parte de Colombia se estableció el compromiso de eliminar el elemento de subsidio presente en mecanismos de apoyo a las exportaciones tales como el CERT, el Plan Vallejo y los créditos del antiguo Proexpo. Este acuerdo entre las dos partes significó la reversión de una situación injusta en donde las importaciones colombianas a los Estados Unidos eran gravadas por la sola acusación de competencia desleal formulada por un productor local y la automática presunción de daño. A partir del 17 de julio de 1990, fecha de la aceptación estadounidense de nuestro acceso al Código de Subsidios, la imposición de derechos compensatorios solamente se efectúa después de establecer la relación causal entre el subsidio eventualmente recibido y un daño o amenaza de daño material a determinada produc- ción doméstica en los Estados Unidos. Esto garantiza a las exportaciones colombianas un tratamiento más justo y unas reglas de juego claras que facilitan su acceso al mercado. 2. La Ley de Preferencias Comerciales para el Área Andina En octubre de 1990, el ejecutivo estadounidense presentó ante el Congreso de su país un proyecto de ley encaminado a otorgar preferencias arancelarias a un amplio grupo de productos provenientes de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú6. El proyecto, después de hacer tránsito y recibir aprobación por las dos cámaras, se convirtió en ley, sancionada por el presidente Bush el 4 de diciembre de 1991, y entró a regir para Colombia el 2 de julio de 1992. La ley, concebida cómo un instrumento para apoyar económicamente la lucha contra las drogas ilícitas, facilitará la mayor competitividad de muchos productos puesto que, con excepción de algunos bienes textiles, cueros, confecciones, atún en empaques herméticos, petróleo y sus derivados reduce a cero los aranceles sobre nuestras exportaciones. Será benéfica, además, por su largo plazo, pues garantiza la condición de duty free para estos productos por un período de diez años y, a diferencia del Sistema Generalizado de Preferencias, no contiene cláusulas de graduación que eximan de los beneficios a los pro- 5 Por primera vez, por ejemplo, se contrataron los servicios técnicos de una firma de cabildeo con el propósito específico de colaborar para sacar adelante en el Congreso el proyecto de la Ley de Preferencias Comerciales para los Países Andinos. 6 Esta iniciativa del ejecutivo estadounidense fue una respuesta concreta a las firmes solicitudes del gobierno colombiano en el sentido de dar alternativas económicas a la lucha contra las drogas. La presentación formal se hizo en la Cumbre de Cartagena por el entonces presidente Virgilio Barco y reiterada en Washington por el embajador Víctor Mosquera Chaux. ductos que alcancen ciertos volúmenes de exportación7. dounidense de Comercio e Inversión materia a las necesidades y circunstancias de las partes. Se han hecho ya algunos ejercicios de evaluación de las nuevas preferencias para los productos colombianos. De acuerdo con ellos, en el corto término un 7.4% de nuestras exportaciones hacia Estados Unidos se beneficiarán directamente de las desgravaciones de la ley, con una ventaja frente a los productos de terceros países no preferenciales del 8.1 % del valor CIF en puerto de importación. Tomando cifras de 1989, las exportaciones colombianas se verían amparadas por US $181 millones, con una disminución de derechos arancelarios de casi US $15 millones. Otro logro dentro de la nueva dinámica de las relaciones comerciales bilaterales fue la firma, en julio de 1990, del Acuerdo Marco mediante el cual se creó la Comisión Bilateral de Comercio e Inversión. Dicho acuerdo se suscribió dentro del contexto de la Iniciativa para las Américas, otro instrumento novedoso, como se analiza más adelante. Dentro de este marco se han discutido temas como la facilitación y modernización de los trámites aduaneros colombianos, así como el tratamiento en las aduanas norteamericanas para nuestros productos, la eliminación de barreras técnicas y sanitarias para bienes agrícolas y agropecuarias provenientes de Colombia y las posibles medidas para proteger los derechos de propiedad intelectual de personas o empresas extranjeras en Colombia. Particular relieve merece el acercamiento que se ha producido entre empresarios de ambos países por medio del grupo del sector privado, el cual tuvo su instalación formal en 1991 en Washington, con resultados ampliamente satisfactorios. Este mecanismo, indudablemente, será un canal de comunicación importante, útil a los dos gobiernos para la adopción de sus políticas y promotor de negocios conjuntos en los sectores del comercio y la inversión. Sin embargo, el efecto dinamizador de este tipo de preferencias permite esperar un aumento en valores más rápido de las exportaciones de bienes cubiertos por la desgravación. Usando índices multiplicadores conservadores8 se estima en un 16.4% anual. Finalmente, esta iniciativa abrirá un enorme potencial a los exportadores colombianos y puede ser el motor de nuestro comercio. Además, gracias al nuevo clima para el comercio y la inversión bilateral, producto de la apertura, se estimulará la constitución de empresas conjuntas para aprovechar el crecimiento de la producción generado por el mercado preferencial ampliado. 3. La creación de la Comisión Bilateral Colombo-Esta7 8 9 El mecanismo de la Comisión Bilateral ha funcionado positivamente. Se reunió por primera vez en Washington en octubre de 1990 y creó cuatro grupos de trabajo sobre temas de interés común, a saber: • Del sector privado, constituido como apoyo técnico y consultivo de los gobiernos, así como foro de discusión de las perspectivas y proyectos y de solución de los principales obstáculos para el comercio y la inversión. • De acceso al mercado, para aclarar los mayores inconvenientes y reducir las barreras no arancelarias que dificultan el acceso a los mercados de las partes. • De agricultura y alimentos, para despejar el camino, tanto comercial como técnico y sanitario, a un mayor flujo de comercio y cooperación mutua en estas áreas. • De propiedad intelectual, para adecuar los conceptos y normas legales sobre la El Acuerdo Marco se constituye en un paso preliminar para la eventual negociación de un Acuerdo de Libre Comercio. Inicialmente, el desarrollo de mecanismos de solución a los obstáculos existentes nos acercará, paulatina y gradualmente, a la libertad y transparencia comercial hasta el punto en que sea posible iniciar las negociaciones tendientes a la conformación de una zona de libre comercio, como lo ha propuesto el presidente Bush9. El SGP establece que cuando un producto proveniente de un solo país excede un volumen-tope o "límite de necesidad competitiva", adquiere la capacidad de competir sin preferencias y, en consecuencia, se le "gradúa". Basados en la experiencia promedio de los países del Caribe, beneficiarios de las preferencias CBI. Obviamente, la decisión sobre la conveniencia o no de una negociación para un Acuerdo de Libre Comercio corresponde a las más altasinstancias políticas y debe ser el resultado de un cuidadoso proceso de evaluación. Es indudable que aún quedan muchos puntos por definir en las relaciones comerciales bilaterales. Persisten restricciones a las exportaciones colombianas en los Estados Unidos por la vía de cuotas y otros mecanismos. No obstante, en los últimos años se ha avanzado satisfactoriamente y, en consecuencia, se debe continuar buscando nuevos desarrollos pues Colombia, además de la voluntad política y la capacidad de sus empresarios, cuenta con ventajas comparativas frente a muchas naciones hoy exitosas en el comercio con Estados Unidos, que deben llevar a nuestras exportaciones a incrementar efectivamente su presencia en ese mercado. El panorama, sin embargo, no se presenta tan claro por la reciente suscripción del Acuerdo de Libre Comercio para América del Norte, Nafta. Las consecuencias que de él se derivarían en caso de que se produzca su ratificación por los respectivos congresos, lo cual parece seguro y las al- ternativas que se ofrecerían a Colombia frente al Acuerdo y frente a sus esperanzas de comercio e inversión con los Estados Unidos son tema que amerita ser discutido, en mayor extensión, en una segunda parte. BIBLIOGRAFÍA "Desarrollo de la Iniciativa para las Américas: una evaluación preliminar", informe para la primera reunión de expertos gubernamentales, Junta del Acuerdo de Cartagena, Lima, octubre de 1991. "Estadísticas financieras internacionales", Fondo Monetario Internacional, 1989, 1990,1991. "Evaluación de los beneficios económicos de la Ley de Preferencias Comerciales para los Países Andinos", Departamento Nacional de Planeación-Ministerio de Desarrollo Económico, Bogotá, 1991. Guidebook in the Andean Trade Preferences Act, US Department of Commerce, Washington DC, 1992. 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