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http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ Lo que a todos ofende Por Hamurabi NOUFOURI Correo-e: alarif@uolsinectis.com.ar La gravedad de la falta de soluciones para la convivencia entre culturas solo es superada por la ausencia de ganas de convivir. Pero esta palidece cuando se confunde a la segunda con la primera gracias a la ceguera provista por la soberbia de la ignorancia. En las ultimas semanas se ha suscitado uno de los conflictos que probablemente en el futuro sea estudiado en las aulas como paradigma de aquello que en su día Edward Said, parafraseando irónicamente a Samuel Huntington, llamó el “Choque de Ignorancias”y la instrumentalización “occidentalista” de la historia del arte. El supuesto sacrilegio contra el tabú figurativo islámico, que en rigor fue un hábito autocomplaciente de la crítica occidental del arte hasta los años 50, para explicar la abstracción en la que se basaron las prácticas científicas (álgebra, óptica, filosofía, etc.) y artísticas (arquitectura, dibujo, taracea, etc.) de las sociedades islámicas hasta la Modernidad, es un mito del que se terminaron convenciendo ciertas elites musulmanas y árabes que han venido formándose en universidades europeas o estadounidenses desde el s. XIX. Esta imaginaria violación de algo que es doctrinal e históricamente falso, pero certeza en mayorías occidentales y minorías musulmanas hoy, ha permitido que este choque de ignorancias fundado en una ficción historiográfica, tomara forma de conflicto “cultural-religioso” (sic) presentándolo como una confrontación entre la libertad (de expresión) y la prohibición (religiosa), lo cierto es que los hechos que lo han ocasionado no son de la naturaleza que con ese par se le ha logrado asignar. A ello ha conribuido la legitimación por repetición de asimetrías conceptuales como las de “Islam” y “Occidente” como polos confrontables; otorgándole al término espacial un significado de categoría económica, social y cultural compartida por un determinado número de países; y remitiendo al primero unívocamente a una religión. Lo cual naturaliza la percepción del segundo como depositario de “racionalidad y pluralidad”, mientras que el otro queda recluido a lo opuesto, en tanto sinónimo de espiritualidad y parcialidad de una sola confesión. Con lo que se instala la incongruencia lógica de incompatibilidad entre ambas que inevitablemente desembocará en conflicto de una en presencia de la otra, asemejándola a binominos polares del pasado como “Razón vs. Fe” o “Civilización vs. Barbarie” entre “nosotros y los otros”. http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ El conflicto con las caricaturas no tiene que ver con la representación o no de Mahoma (en realidad Muhamad) ya que no sabemos como era su rostro, pues no contamos con ningún retrato de época de alguien que lo hubiera conocido personalmente. El Corán no prohíbe la representación figurativa. Existen infinidad de ejemplos de arte “islámico” en los que se dibuja al profeta. Los más famosos solo se pueden visitarse en museos de “Occidente”. Lo que ha indignado es el doble rasero que implica no considerar difamación colectiva sino libertad de expresión, a la ridiculización de las creencias o a la asociación al terrorismo del islam, los árabes y los musulmanes, pues antes que nada ofende a la razón reducir la libertad a impunidad de insulto. Contenidas simultáneamente ambas por la caricatura en la que aparece el profeta del islam a las puertas del paraíso rechazando el ingreso de suicidas por falta de vírgenes, pues al tiempo que se burla del versículo coránico que describe el paraíso, interpretándolo en sentido literal y no metafórico, representa a todos los personajes con indumento tradicional del Medio Oriente. Por su parte la caricatura que representa a Mahoma con turbante en forma de bomba, establece una criminalización simbólica extensible hacia toda persona de identidad arábiga o confesión musulmana, en tanto personalidad a quién Dios le encomienda la transmisión de la última revelación monoteísta al género humano (el Alcorán), de acuerdo a ese texto y a los creyentes musulmanes. El contexto histórico y por extensión el archivo cultural que posee esa gran solución que significó para Occidente el laicismo, no contaba con presencias islámicas en los territorios y sociedades en las que surgió. Por ello es que las ópticas inspiradas en él no consiguen terminar de procesar a los musulmanes nativos de occidente y al islam, como parte del paisaje confesional autóctono. Y por lo tanto decidirse de una vez a incorporar las sensibilidades de ese origen al menú de sensibilidades existente. De allí que se reitere la expresión de que ellos “se sienten” ofendidos, discriminados etc. y no que simplemente “han” sido ofendidos o discriminados. Ilusión y conflicto: El conflicto con las caricaturas no tiene que ver con la representación o no de Mahoma (en realidad Muhamad) ya que no sabemos como era su rostro, pues no contamos con ningún retrato de época de alguien que lo hubiera conocido personalmente. Tampoco tiene que ver con que en islam esté prohibida retratarlo ya que existen en el arte producido por las sociedades islámicas a través de más de un milenio, infinidad de ilustraciones y escenas figurativas en las que se dibuja al profeta. Lo que ha indignado es la sistemática asimetría en el retrato y tratamiento que se hace del islam, los árabes y los musulmanes, incrementada en los últimos cuatro años en ámbitos mediáticos y educativos, ante las cuales parece suspenderse la aplicación de cualquier regulación del derecho internacional, público o privado, relativas a los derechos humanos y la diversidad cultural. http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ Entre el conjunto de dibujos publicados el que ha acaparado la atención, (quizá por la errónea homologación occidental que se hace de Mahoma con Cristo), es aquella que al representar a Mahoma con un turbante en forma de bomba establece una criminalización simbólica de un fallecido, que se colectiviza hacia toda persona de identidad arábiga o confesión musulmana, en tanto es la personalidad a quién Dios le encomienda la transmisión de la última revelación monoteísta (el Alcorán) al género humano, de acuerdo a ese texto y a los creyentes musulmanes, lo que lo convirtió en una de las figuras más importantes de la historia de los árabo hablantes. Pero la más grave en sentido doctrinal es aquella otra en la que aparece el profeta del islam a las puertas del paraíso rechazando el ingreso de musulmanes por falta de vírgenes, dado que ridiculiza el versículo coránico que describe el paraíso, interpretándolo en sentido literal y no metafórico. Recordemos en este sentido que el texto Alcoránico, posee para los musulmanes el mismo rango sagrado que Cristo para los cristianos, puesto que “[...] si para los cristianos el verbo eterno de Dios se ha hecho carne, para el musulmán se ha hecho libro [escrito]”1. Arte, realidad y fantasía El conflicto tampoco viene motivado por la violación del tabú figurativo del Islam, pues en ninguna parte del texto coránico se prohíbe la representación de figuras humanas, asi que difícilmente pueda transgredirse algo que no existe. La prohibición figurativa es una de las más persistentes formas occidentales de explicar y valorar aquellas modalidades de práctica artística que no se ajustan a las desarrolladas por las sociedades de Europa, centradas en la reproducción, representación o retrato de la figura humana. 2 Junto a otras dos modalidades descriptivas, el “horror al vacío” u “horror vacui” (miedo) y el desconocimiento de la perspectiva (ignorancia), conforma una trilogía de la carencia con la que se ha venido caracterizando al arte de las sociedades islámicas, aplicado también al de los pueblos precolombinos, y que induce a interpretar ambos productos como resultado de la irracionalidad. Por esta óptica etnocéntrica ha sido un dispositivo descriptivo altamente desprestigiado por la historiografía de la especialidad en los últimos 20 años, ya que además centra la atención del observador en lo que supuestamente les falta a esas obras para homologarse a las del arte occidental. La apropiación por parte de algunos círculos islámicos se debe a que este esquema resulta altamente funcional para la visibilidad de las identidades islámicas, puesto que las provee de ese misterio y exotismo que tanta atracción y curiosidad despierta en quienes no lo son, y que es necesaria para adquirir la visibilidad que de otro modo se le niega en las sociedades no islámicas. 1 Maíllo Sal ga do, Feli pe: V oc a bu lar i o d e His t or ia Ár ab e e Isl á mi ca, e d. Ak a l, Ma dr i d 19 97 . p . 193 . 2 N o u f o u r i , H a m u r a b i y M a r t í n e z N e s p r a l , F e r n a n d o : No ci o ne s d e Est é ti ca Ar á bi ga y M u dé j ar , ed. Cálamo- Universidad de Buenos Aires y Fundación Los Cedros, Bs. As., 1999. También es de la misma opinión Puerta Vilchez, José Miguel: Historia del Pensamiento Estético Árabe, e d Ak a l , M a d r i d , 1 9 9 7 . http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ Lo nocivo del mecanismo reside en que se termina percibiendo a esas obras artísticas como productos que testimonian un “desarrollo detenido”, al mismo tiempo que dejan implícitamente a las occidentales como cumbre de una jerarquía artística que sería reflejo del máximo desarrollo cultural obtenido. Completándose el círculo vicioso que establece el domicilio por excelencia de la cultura del cálculo y la razón en ésta área geográfica, frente a la intuición y la pasión de la otra cultura-confesión. Indispensable para este esquema es no dejar cabos sueltos, como la racionalidad del arte abstracto producido por las gentes musulmanas, explicándolo como una anomalía temprana motivada por un tabú figurativo que no les permitía otro camino de expresión. Relativización que a su vez, permite dejar en occidente el monopolio de la cumbre del arte figurativo como la invención del arte abstracto, lo cual argumentalmente funciona como resultado o causa de la afirmación, según el caso. Para la comprensión del no iniciado, digamos que si el arte occidental es representativo, el islámico podríamos decir que es narrativo, pues su tema principal es la concordancia entre la razón y la fe, entre la palabra del hombre representada por la filosofía y la abstracción matemática, y la palabra divina, revelada a través del texto coránico. Comicidad y generalización: Discriminación cruzada Es notable que haya pasado casi desapercibido para el debate mediático aquello que está antes de la sensibilidad de un determinado grupo confesional autóctono o no. Que es sencillamente lo que es correcto y lo que no, en un estado de derecho como en el que sucedió y que casi nadie parece advertir: mofarse de un determinado rasgo de la identidad de las personas. Nadie duda que burlarse de un no vidente por su ceguera se puede pero no se debe, antes que por esa persona, porque la conducta de quien la practica es mala en sí misma, aunque produjera una carcajada en la mayoría, por lo ocurrente del chiste. La calidad discriminatoria del chiste ya la había sugerida por Freud cuando distinguió entre humor y comicidad. En el primer caso la gracia del chiste recae, en iguales o diferentes proporciones, tanto en el emisor como en el receptor, lo que reviste cierta calidad liberadora pues eleva al o los sujetos por encima de la adversidad de su propia experiencia. Es, en definitiva, reírnos de nosotros mismos. En el segundo caso aparece, entre emisor y receptor, un tercero, que ambos emplean como objeto de risa, produciendo un estrechamiento del vínculo entre ellos al alejar al último mediante el ridículo. Ello reviste una de las prácticas de exclusión social primigenias, pues aquí la risa aparece para transformar en extraño a quien está entre nosotros, dominándolo mediante la auto asignación a ambos de la autoridad para determinar del modo más banal y simplificador posible (estigmatizar), cual de las singularidades de la identidad de ese tercero será sometida a ridiculización. http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ Emisores y receptores del chiste, quedan asi situados en el rol de jueces que arbitrariamente regulan el ingreso al club de los “normales”. Más allá de que los musulmanes, propios o ajenos, hubiesen o no reaccionado ante la criminalización y ridiculización que trasmiten dichas caricaturas, lo negativo reside en que casi nadie reparó que esto era tan incorrecto como hacerlo sobre indoamericanos, afroamericanos, gitanos, ancianos, o cualquier otra singularidad de la identidad de las personas. Estamos ante un claro caso de violencia discriminatoria recíproca (entre “ofensores” y “ofendidos”), provocada por la instrumentalización de las percepciones y los sentimientos que hacen los beneficiarios de conflictos de esta índole: la primera simbólica, aunque no por ello menos efectiva, por la violencia psicológica que implica, la segunda física que sólo sirve para lastimar personas y producir daños materiales. Discriminatoria porque en ambos casos se verifican todos los pasos del proceso que la caracteriza: conductas irracionales camufladas con argumentos aparentemente racionales desde prejuicios fundados en estereotipos. En ambos casos se verifica, antes que análisis, valoraciones erróneas (prejuicio), prácticamente veredictos, originadas en un conocimiento fragmentario, distorsionado o defectuoso de la realidad que se asume como verdad absoluta (estereotipo), a partir del principio de que es legítimo presumir para el todo lo que sólo es válido para una parte (generalización). Si bien la violencia para manifestar el rechazo a la ofensa es explicable, no es justificable. Lamentablemente las lógicas discriminatorias son tan transitivas o contagiosas como cualquier virus, el sujeto o grupo discriminado suele al mismo tiempo registrar conductas discriminatorias tanto más virulentas, cuanto más irracional se torne la agresión sufrida. Así vemos como la violencia física es tan simétrica como burda es la agresión simbólica sufrida, llegando a verificar niveles tan patéticos como lo son el atentado a la Catedral más importante de Beirut, a algo más de 300 kilómetros de donde nació Cristo, y cuyos fieles son nativos araboparlantes libaneses, de práctica prebizantina y preislámica, o en la convocatoria de algunos periódicos de la región, a un concurso de caricaturas sobre el Holocausto. Una esperanza argentina ? Si yo confundo a un hombre con un avestruz, y este señor reacciona mal porque lo trato en consecuencia sin preguntarle, la solución no pasa por buscar o analizar las singularidades de su “sensibilidad” que nos expliquen su reacción y porqué “se siente discriminado”. El que tiene una falsa perspectiva de la realidad, el portador de la ignorancia, no es ni la avestruz ni el ofendido sino yo. No es estudiando al agredido como se evitan futuros problemas, ello termina responsabilizando a la víctima de su victimización. Nuestro objeto de estudio deben ser las conductas que convirtieron a las personas en víctimas. http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ - http://www.altapolitica.com/ Pero para comprender y solucionar es necesario siempre un cambio de actitud, otra predisposición, un genuino interés, recíproco si se quiere, no sólo de conocer al otro sino de reconocerlo en su especificidad, más allá de la contingente curiosidad suscitada por los conflictos. Ello implica un proceso de conocimiento en el que el otro tenga voz y su autoretrato sea aceptado como parte de la verdad, y no sólo desde su reducción a objeto de laboratorio bajo “nuestra” lupa. En este sentido y aunque la historia argentina no esta exenta de hechos discriminatorios antiárabes o islámicos, cabe sin embargo destacar que, en el caso de nuestro país, el panorama brinda quizás ciertos síntomas de esperanza que puede sorprender a mas de uno. Espacios académicos abiertos por la Universidad de Buenos Aires (a nivel de grado) desde hace más de una década, como su Cátedra de Arte Islámico y Mudéjar (Fadu), o los de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, con su Maestría en Diversidad Cultural y Carrera de Especialización en Estudios Americanoárabes e Islámicos (a nivel de posgrado), así como iniciativas del Estado Nacional, entre las que cabe destacar la existencia del INADI y el reciente decreto 1086 del Poder Ejecutivo Nacional, que incluye un diagnóstico y análisis sobre arabofobia e islamofobia en la Argentina, nos permite hoy por hoy afirmar que nuestro país, una vez más, vuelve a estar en la vanguardia, ya no como granero del mundo, sino retomando su antigua tradición de productor de diques conceptuales frente a la ignorancia que a todos ofende.