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Editorial Juan Miguel Aranda Enfermero asistencial docente. CAP Sant Llàtzer. Terrassa Máster oficial Integridad Cutánea Piel y Heridas por la UCV Miembro directivo de la Sociedad Española de Herida SEHER La batalla contra la resistencia a los antibióticos La resistencia antimicrobiana es resultado de la conducta poco responsable del ser humano y puede tener consecuencias drásticas. El abuso y mal uso de los antibióticos durante el último siglo ha conducido a la evolución de enfermedades resistentes a los mismos, y actualmente, se considera ya un grave problema de salud pública. Hablar del uso y abuso de los antibióticos, puede considerarse como algo que está de moda, pero lamentablemente y a pesar de los esfuerzos realizados es una práctica que continúa dejando consecuencias mortíferas o irreversibles. En cierta manera, el problema de la resistencia antimicrobiana se puede comparar al del cambio climático, es decir es el resultado de la conducta poco responsable de los seres humanos y puede tener consecuencias drásticas. Sin embargo, como en el caso del cambio climático, tenemos los conocimientos y las herramientas para hacer frente al problema de resistencias a los antibióticos. Se podrían plantear, 4 tácticas prometedoras de batalla, para vencer la guerra contra las bacterias y la resistencia a los antibióticos: La primera táctica, sería hacer frente en la búsqueda de nuevas armas. Desde 1987 no se ha descubierto ninguna clase nueva de antibiótico y, actualmente, no hay prácticamente ningún antibiótico en desarrollo por las grandes compañías farmacéuticas. La segunda, es reconocer al adversario. Un diagnóstico rápido y preciso del agente infeccioso (si es una bacteria o no, qué tipo de bacteria es, y a qué antibióticos es resistente) es indispensable para escoger el tratamiento adecuado y evitar el uso innecesario de antibióticos. La tercera, es entender y prever, cuales son las tácticas de defensa que usan las bacterias frente a los antibióticos, de que forma la bacteria se defiende del antibiótico. La última, pero no menos importante, es el de los agentes secretos. A fin de cuentas, las guerras se ganan detrás de las líneas de fuego. La comunidad científica está estableciendo y fortaleciendo redes de vigilancia que permiten detectar tendencias en el tipo y frecuencia de bacterias causantes de infecciones en humanos y en los mecanismos de resistencia antimicrobiana. Un Eurobarómetro muestra que España es el país de la UE en el que más crece el uso de estos fármacos con una tasa de resistencia a antibióticos más alta de Europa. Son muchas, quizás demasiadas las personas, que creen que los antibióticos sirven para matar virus, para combatir resfriados y para tratar la gripe. Se trata de un error especialmente peligroso cuando sabemos que el mal uso y abuso de estos medicamentos provoca el fortalecimiento de su verdadero enemigo: las bacterias, que se van haciendo más y más resistentes por momentos. ¿Qué conclusiones y reflexiones podemos sacar? En este contexto, la SEHER quiere manifestar esta reflexión constatando su posicionamiento frente al riesgo que se cierne por un uso poco reflexivo, cuando no irresponsable, de estos fármacos, y apelar al papel que los diferentes agentes implicados en ello: medicina, farmacia, podología, enfermería y las administraciones, sin olvidarse del paciente, con el fin de coordinar medidas que permitan controlar esta problemática en la que no sólo entra en juego la salud de la población sino también la responsabilidad social de todos y cada uno de los referidos agentes. El futuro plantea numerosos problemas en este campo, como la aparición de nuevos patrones de resistencia desconocidos hasta ahora, y las cepas multirresistentes, que serán un problema terapéutico importante. Para intentar controlar la resistencia existente y evitar los nuevos mecanismos que puedan aparecer en un futuro, hay que establecer unas líneas de actuación inmediata como el desarrollo de sistemas de vigilancia de control de resistencias en el ámbito mundial, para la detección de nuevos mecanismos de resistencias. Sin embargo, no debemos olvidar que se hace necesario, por parte de todos los usuarios, un uso racional de este tipo de medicamentos, y en cualquier caso consultar al médico y nunca interrumpir el tratamiento antes de la prescripción determinada, puesto que no tomar estas medidas supone un riesgo para el propio enfermo, pero también supone un daño a toda la población. Enero 2017 Volumen 7 nº 1 Heridas y Cicatrización 3