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O.J.D.: 315685 E.G.M.: 1348000 Fecha: 04/06/2009 Sección: CIENCIA Páginas: 34 Viaje robótico al misterioso abismo de las profundidades marinas l Un vehículo consigue alcanzar la zona más honda de los océanos TANA OSHIMA / Madrid Suelen lamentarse los oceanógrafos de que el hombre conoce mejor el espacio exterior que su propio mar. Son las estrellas, los cohetes y la búsqueda de vida en otros planetas lo que atrae la atención política y ciudadana, y no lo que hay en un océano que parece ya muy visto. Pero la realidad es que la ciencia desconoce casi por completo lo que esconde bajo el agua: se calcula que sólo el 1% de su vasta extensión ha sido explorado. El principal obstáculo es el tecnológico. El mar no es el espacio, pero puede llegar a ser casi tan inhóspito e inaccesible para el hombre. Ahora, un nuevo vehículo robotizado de ocho millones de dólares acaba de alcanzar la zona más profunda del océano, a 10.902 metros, en la Fosa de las Marianas (Océano Pacífico). Es el abismo de Challenger (o Challenger Deep, así bautizado en honor al buque HMS Challenger que descubrió la fosa a finales del siglo XIX). El hito abre una nueva puerta a la investigación marina, pues permitirá explorar de forma rutinaria las profundidades abisales de cualquier parte del planeta azul. Nereus es el nombre que ha recibido el robot de tres toneladas, 4,25 metros de largo y 2,3 metros de ancho, en referencia al dios griego –hijo de Pontus, el mar, y Gaia, la Tierra– que era en ocasio- 22 nes representado con una cola de pez. Según los responsables de su desarrollo, la Institución Oceanográfica de Woods Hole en Massachusetts (EEUU), «el nombre refleja a la perfección el carácter tanto marino como ambivalente del aparato». Ambivalente porque su tecnología es híbrida, lo que en este caso significa que puede ser tanto controlado a distancia como ad- La tecnología permitirá explorar de forma rutinaria esta zona desconocida del mar Analizará la relación entre la dinámica del suelo marino y el cambio climático quirir autonomía y «nadar libremente». Se trata del aparato submarino con mayor capacidad de bucear en aguas extremadamente profundas, por debajo de los 6.500 metros, y también el primero desde 1998 en explorar la zona más inalcanzable del océano. De su viaje hacia los casi 11.000 metros de profundidad Ne- reus ha traído ya algunos recuerdos: imágenes, muestras y numerosos datos que permitirán a los científicos ampliar a distancia su conocimiento sobre el lecho marino. «La Fosa de las Marianas es la parte conocida más profunda del océano. Alcanzar profundidades tan extremas supone el mayor de los desafíos técnicos», dice Andy Bowen, el principal responsable del desarrollo de Nereus. «La Fosa está prácticamente sin explorar, y estoy seguro de que Nereus permitirá hacer nuevos descubrimientos. Creo que es el comienzo de una nueva era en la exploración de los océanos», añade. El robot cumplió su misión el pasado 31 de mayo y está previsto que realice una nueva expedición el próximo 5 de junio. «Esperamos que Nereus ayude a los científicos a investigar algunas de las grandes cuestiones de nuestro tiempo, cuestiones de importancia vital para la sociedad como la relación entre la dinámica del suelo marino y el cambio climático», explica Louis Whitecomb, profesor de ingeniería mecánica de la Universidad Johns Hopkins. Ahora, se trata de aprovechar al máximo la funcionalidad del vehículo, para cuyo desarrollo ha hecho falta compatibilizar la viabilidad práctica con la económica. El proyecto ha recibido financiación de la Fundación Nacional para la Ciencia (National Science Foundation) de EEUU, entre otras instituciones. Desarrollarlo, pues, no ha sido fácil. Poder sumergirse a 11 kilómetros de profundidad no es, ni mucho menos, parecido a volar a la misma distancia de altitud, como hacen normalente los aviones comerciales transoceánicos. La profundidad en el medio acuático supone poder soportar presiones 1.000 veces superiores a las de la superficie terrestre, más propias de Venus que de la Tierra. Estas condiciones extremas explican por qué sólo ha habido otros dos vehículos en la Historia capaces de lograrlo y por qué el primero de ellos fue y sigue siendo una aventura extraordinaria: fue el único de los tres aparatos –el mítico batiscafo Trieste, ya retirado– que bajó al abismo de Challenger estando ocupado por hombres. El oceanógrafo Jacques Piccard, recientemente fallecido, y el teniente Don Walsh fueron los héroes de aquella expedición que tuvo lugar en 1960. La aventura de Jacques Piccard y Don Walsh fue posteriormente equiparada a la llegada del hombre a la Luna. Entre 1995 y 1998, el robot japonés Kaiko realizó tres expediciones no tripuladas a la fosa antes de perderse en el mar. Nereus es el tercero de la saga y el único actualmente disponible para la ciencia. MARES Y OCEANOS