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La comarca de Cinco Villas tiene un encanto especial que consigue cautivar al visitante tanto por sus paisajes, cambiantes y sorprendentes en cada estación, como por las joyas histórico-artísticas que éstos albergan. Muchas son las rutas posibles que el viajero puede escoger para recorrer esta tierra. A continuación proponemos algunos de los lugares más bellos y pintorescos que podemos visitar. La ruta empieza en la localidad de Tauste ya que en este municipio encontramos uno de los yacimientos más antiguos, el de Valdetaus, una ciudad prerromana que cronológicamente se sitúa entre los años 500 y 50 a.C. y que cuenta con una extensión de 1,76 ha. La arquitectura de carácter religioso es la que más abunda en esta localidad, destacar la iglesia parroquial de santa María y Torre Mudéjar, su construcción se inició a finales del siglo XIII. La Torre con estructura de alminar almohade, destaca por su altura, belleza y armoniosas proporciones. La iglesia contiene obras de gran valor artístico (albergando el museo parroquial de Santa María). Citar también el convento de Santa Clara construido a finales del siglo XVII y la iglesia de San Jorge, que es la iglesia del convento de las monjas clarisas. Fue erigida a finales del siglo XVII en un estilo barroco popular de gran sencillez, el conjunto fue restaurado restaurado en 1981. La iglesia de San Antón, antiguo San Miguel, conserva en su interior la lápida funeraria de mosén Joaquín Aguilar, sacerdote educador de Sender. En la localidad debemos visitar las importantes colecciones de arte mueble del renacimiento y barroco, destacando el retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María. En los alrededores de la villa podemos visitar uno de los lugares más emblemáticos de la comarca: el santuario de nuestra señora de Sancho Abarca, una iglesia construida a partir de 1670 y hasta principios del siglo XVIII; ubicada en lo alto de un cabezo al sureste de la Plana Negra, lo que la convierte en un increíble mirador sobre la posición meridional de la Bardenas Reales y buena parte de la Vega del Ebro. Mención merecen también la ermita de la Virgen del Pilar, de finales del XVIII, la ermita de San José y Santa Ana, que data de principios del siglo XVI, de estilo gótico, destino de la romería que se celebra el día de San José, con la tradicional degustación de los típicos bollos taustanos “fullatres” y “culecas” y la ermita de San Antonio Abad con unos rasgos constructivos similares a la del Santo Sepulcro, de la que se cree que fue mandada construir en 1735. Para finalizar esta ruta por la arquitectura religiosa, citar los restos del monasterio de frailes franciscanos. La arquitectura civil también merece mención. Destacar la Casa de la Cámara, de estilo arquitectónico característico del renacimiento aragonés, y la Casa de la Cultura, en la que podemos encontrar una interesante sala de exposiciones. Un paseo por el conocido Barrio Nuevo, antiguo barrio judío, no dejará a nadie indiferente. Este municipio alberga además los restos del antiguo castillo de Tauste. Continuamos la ruta hacia Ejea de los Caballeros, capital de la comarca, de la cual destacaremos, en este apartado, el Moncayuelo, reserva faunística y botánica que ofrece al visitante la posibilidad de realizar largos paseos por sus más de 39 hectáreas a lo largo de las cuales se extiende este espacio natural. La belleza de este entorno, que alberga una gran variedad de aves y una rica diversidad de árboles, no se puede pasar por alto cuando decidamos descubrir los encantos que Cinco Villas reservan para el visitante. Otro de los lugares pintoresco de la zona es Ardisa. Todos los municipios que integran esta comarca guardan algún tesoro histórico en sus términos. Destacar, de este municipio, la iglesia parroquial de Santa Ana, con un interesante arte mueble, que cuenta con dos retablos, el de Santa Ana (renacentista del siglo XV) y el de San Juan Bautista (gótico-flamenco del siglo XV). En los alrededores de esta localidad podemos visitar el Castillo de la Ballesta o del Ballestar, de estilo gótico, y la ermita de nuestra señora de Miramonte. De Ardisa nos dirigimos hacia Valpalmas, apenas dos kilómetros de la localidad podremos descubrir los Aguarales. Un regalo de la naturaleza que consigue cautivar a todo aquel que lo observa, se trata de una zona de arcilla en la cual la erosión del agua ha formado unas figuras casi fantasmagóricas pero de una belleza sorprendente. A lo largo de una superficie de unos 40 kilómetros cuadrados descubriremos el resultado del juego caprichoso del agua, que en forma de lluvia, sobre el terreno arcilloso que cubre el fondo de los barrancos. Después de dejarnos cautivar por el espectáculo de la naturaleza nos dirigimos hacia la zona más oriental de la Comarca, donde una serie de poblaciones van surgiendo a lo largo de la ribera del río Gállego. Puendeluna, coqueto y tranquilo situado a la orilla derecha del río, puede presumir de haber sido paso obligado en la vía Osca con las Cinco Villas y gozar de todos los priviliegios de Pontazgo para el paso del río Gállego. Piedratajada, junto a una roca cortada que le da nombre alza ya en la lejanía la iglesia parroquial de San Sebastian de estilo gótico levantino del s.XV y que guarda en su interior retablos de gran interés como el de San Sebastián del S.XVI de estilo manierista o los de la Virgen. Cerca del municipio aún se pueden visitar las antiguas minas de cobre. Marracos, aún conserva en su urbanismo impronta musulmana abundando de esta manera las calles sin salida. Impresióna su cuidad iglesia parroquial de Santa Catalina de estilo gótico tardío con un impresionante retablo mayor rococó de mediados del s.XVIII. Alejándonos de la ribera del río Gállego llegamos a Las Pedrosas, municipio que conserva un conjunto de edificios civiles de los ss.XVI al XVIII, sobretodo a lo largo de la calle Ramón y Cajal (que fue médico de esta localidad). Destaca la iglesia parroquial de Santa María la Mayor restaurada en estilo barroco que alberga en su interior numerosos retablos del s.XVIII como el de la capilla de Santa Ana que alberga un interesante retablo del primer renacimiento aragonés, fechado hacia el 1530 en el que se mezclan reminiscencias góticas y flamencas. Antes de partir para la zona más norte de la Comarca encontramos Sierra de Luna con su impactante iglesia parroquial de Santa Águeda de estilo clasicista donde se albergan varios retablos de los ss.XVII, XVIII y XIX. El pueblo también guarda un buen recuerdo de uno de sus médicos, Ramón y Cajal al que le tienen dedicada una calle. De aquí partimos hacia la zona más norte de la Comarca., concretamente al encantador municipio de Fuencalderas. En el núcleo urbano debemos visitar la iglesia parroquial de nuestra Señora de la Esperanza, que data de los siglos XV y XVI, y donde se conservan relevantes testimonios de arte mueble. A unos 10 kilómetros de la localidad descubrimos otro de estos parajes recónditos y bellos. Situado en la antigua villa de Liso podemos descubrir el castillo de San Miguel de Liso y la ermita levantada en su honor. La ermita data del s.XII y actualmente podemos observar además, una torre defensiva adosada al costado norte, parte del ábside y buena parte de la nave del templo. Pero sin duda alguna, lo que hace de este paraje un lugar pintoresco, esta perfecta atalaya nos ofrece magníficas vistas de la Sierra de Santo Domingo y sobre el próximo valle del Gállego y de los Mallos de Riglos. Podemos acceder a esta zona por una pista bien señalizada y acondicionada, lo que la convierte en una excursión ideal para los amantes de la bicicleta y excursionistas, y todo aquel que sienta pasión por la naturaleza. De aquí partimos hacia los montes de Luesia donde el visitante descubrirá un sinfín de bonitos parajes que pueden recorrerse gracias a los variados senderos que se adentran es estos espacios naturales. De entre todos cabe destacar el castillo de Sibirana que se alza sobre una roca en medio de un marco natural de incomparable belleza. Esta impresionante edificación fue conquistada en el año 921 por Sancho Garcés I y pasó a formar parte de la frontera cristiana de los dos Arbas y Onsella. Junto al castillo todavía podemos contemplar los restos de la ermita románica alzada en honor de Santa Quiteria. A poca distancia del castillo, encontramos un paraje de gran belleza natural configurado por las aguas del río Arba de Luesia al derramarse en cascada sobre enormes charcas rodeadas de praderas, pinares y montes. En este entorno descubrimos el pozo de Pigalo cuyos encantos seducen a todo aquel que decide descubrir la rica naturaleza de Cinco Villas. Asín y Orés son pueblos auténticos, tranquilos, en los que el tiempo parece detenerse para mostrar toda su magnitud destacamos de la población de Asín, además de su urbanismo medieval y la arquitectura civil de piedra, la Fuente Vieja, de gran interés, la arquitectura religiosa que se conserva en la localidad, de estilo románico: la iglesia parroquial de Santísima Maria, del siglo XIII, alberga en el interior pinturas murales góticas así como el retablo de la Virgen del Campo, de estilo gótico hispano flamenco. En los alrededores está ubicada la ermita en honor a la Virgen del Campo. Orés, conserva los restos de una antigua fortaleza monasterio y un urbanismo de origen medieval. La iglesia parroquial es de origen románico, del siglo XII, modificada en el XVII. En su interior alberga arte religioso muy diverso, destacando el retablo de la virgen de la pardina, del siglo XV y el de la Virgen del Rosario, de estilo gótico hispano flamenco. Además, el Fragal de Orés invita a realizar interesantes excursiones en las que podremos admirar la riqueza de flora y fauna. La localidad de Layana también merece mención especial, primero por haber albergado una de los asentamientos romanos más importantes de la región; éste, situado cerca de un cerro, recibe al visitante con los restos que aún se conservan del foro, las termas y parte de la zona de viviendas. Lo más relevante y sorprendente es el acueducto, algo apartado de este núcleo, y del que se conserva una hilera de más de 30 columnas que el visitante descubre, situadas en pleno campo, invitando a viajar en el tiempo. La zona es conocida como los Bañales. . Desde aquí nos dirigimos hacia la Val d´Onsella, llamada así por la existencia de osos en pasadas épocas, donde pintorescos pueblos se abren a lo largo del curso del río Onsella. Isuerre está situada sobre un montículo, conserva con un cuidado especial el encanto de sus calles y sus casas. Destaca en la plaza mayor su iglesia parroquial que sirve a la vez de atalaya sobre el valle que forma el río Onsella. Las setas también adquieren gran importancia en este municipio por lo que se ha creado un centro de interpretación sobre la micología. Siguiendo a contracorriente el curso del río nos dirigimos hacia Lobera de Onsella, pequeño municipio rodeado de un paisaje placentero con casas de piedra. Este marco incomparable invita al viajero a pasear por su casco urbano y contemplar sus bellos rincones. Posteriormente nos dirigimos a Longás para visitar la rallas de Santo Domingo, lugar de nacimiento del río Onsella. Las casas solariegas y el urbanismo medieval, sumadas a los encantos del entorno de esta localidad situada en el corazón de la sierra de Santo Domingo, sumergen al viajero en una interesante serenidad. Esta población será el punto de partida hacia las Rallas de Santo Domingo, nombre que le viene dado por la erosión de la roca a causa del agua. Undués de Lerda, es el único paso del Camino de Santiago que tenemos en tierras cincovillesas, así que no es raro ven a peregrinos descansar con sus mochilas en las calles empedradas de este bonito pueblo y que todavía conserva sus grandes casonas que reflejan el pasado esplendoroso que tuvo, al ser un enclave estratégico situado entre la frontera de Aragón y Navarra. De camino a Bagüés, situado en lo alto del Valle de Pintanos encontramos estas dos localidades Undués Pintano y Pintano, donde destacamos la iglesia de Ntra. Sñra. de la Purificación que alberga en su interior ocho retablos de los ss.XVII y XVIII, dignos de ser visitados para los amantes de la pintura. El pequeño pueblo de Bagües es un espacio de visita obligada, situado en plena naturaleza se ha convertido en el punto de salida de interesantes excursiones que conducen al visitante hasta la sierra de Santo Domingo, la peña de Oroel, Sos del Rey Católico, el pantano de Yesa... Pero lo que sin duda va a llamar la atención del viajero es el patrimonio arquitectónico y artístico que alberga esta población. A destacar, la iglesia de San Julián y Basilea de finales del siglo XI, y de estilo románico lombardo, sin duda una de las manifestaciones más importantes del románico en la comarca. Las impresionantes pinturas murales románicas que tenía en sus paredes, se pueden visitar actualmente en el Museo Diocesano de Jaca. En esta localidad ponemos punto y final a nuestra ruta por los lugares pintorescos, pero una actitud curiosa ante esta comarca, por parte del viajero, seguro que permitirá descubrir muchos más rincones encantadores de los propuestos aquí.