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ALMA, EMBRIÓN, FETO1
volumen tercero, capítulo 65 de la obra
E n"Elel Hombre-Dios"
se relata el encuentro de
Jesús con unos romanos. Como siempre, el
Señor no pierde oportunidad para evangelizar a
los paganos y al ir tratando de enseñarles la
realidad de la existencia del alma, llega a un
punto donde se puede leer el siguiente texto de
las palabras de Jesús quien dice:
«El alma no es un animal, Plautina. El embrión
sí. Tan es verdad que el alma se dona (es decir es
infundida) cuando el feto está formado.»
el manuscrito original se encontró
R evisando
que inicialmente la respuesta de Jesús fue
la siguiente:
«El alma no es animal, Plautina. El feto sí. El
alma es, a semejanza de Dios, eterna y
espiritual.»
María Valtorta no acostumbraba corregir sus
manuscritos que escribía de corrido, pero en esta
ocasión ha corregido este texto para dejarlo
como sigue:
podemos entenderla —si nos apartamos del
significado rigurosamente científico de las
palabras embrión y feto— viendo la finalidad de
la enseñanza evangélica a mentes paganas,
como sigue:
El embrión podría referirse a la fecundación, es
decir, el primerísimo nivel de la concepción,
para explicar claramente la parte animal.
El feto significaría la formación que tiene el
embrión el cual recibiría de inmediato el alma
creada desde el momento de la concepción.
Por otra parte podría entenderse como la
distinción entre la creación y la infusión del
alma, no tanto para expresar un espacio de
tiempo, sino para hacer entender la doble
operación divina que en la creación deja en el
alma el recuerdo de su Origen, y en la infusión
empieza su existencia en el cuerpo.
S
in embargo, al margen de las suposiciones
queda indiscutible la enseñanza de que son
simultáneos la concepción y el acto de la
creación del alma, cuando Jesús afirma lo
siguiente:
Tacha las palabras: El feto sí.
y en su lugar pone:
«Él la crea cada vez que un hombre es
engendrado, mejor, que es concebido en un
seno...». (Volumen 3º página 392)
«El embrión sí».
y añadiendo:
«Tan es verdad que el alma se dona cuando el
feto ya está formado».
Que Jesús haya calificado como asesinato el
aborto no hay duda. En el volumen 2º, página
786, dice lo siguiente:
«Matar, es también sacar el fruto que crece en el
seno... »
E
l texto sin corrección no presentaría
problemas, tomando en cuenta que Jesús
quería establecer claramente la diferencia entre
la naturaleza animal y la naturaleza espiritual.
En cambio la corrección que hizo María Valtorta
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Traducción del Boletín Valtortiano número 37 del año 1998
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