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TEMA MONOGRÁFICO GENÉTICA BÁSICA (Y II) Consejo genético en genética clínica F. Ballestaa,b, A.Sáncheza y R.Olivaa,b a Servicio de Genética. Centro de Diagnóstico Biomédico. Hospital Clínic. IDIBAPS. Barcelona. b Facultad de Medicina. Universidad de Barcelona. L as enfermedades genéticamente determinadas o relacionadas con la herencia, objetivo de la genética clínica, representan en la actualidad un importante grupo. Uno de los catálogos de enfermedades hereditarias más completo contiene actualmente más de 10.000 entradas1, de las cuales más de 1.400 corresponden a fenotipos clínicos o enfermedades distintas1,2. Como consecuencia de ello, se aprecia un importante incremento de consultas de consejo genético que el médico debe afrontar y para el cual precisa un adecuado diagnóstico. Por este motivo, la exploración genética en medicina constituye un paso importante que no se limita sólo a las enfermedades hereditarias, sino a todas aquellas que de algún modo están relacionadas con alteraciones del material genético, sean congénitas o adquiridas. Cuando se habla de exploración genética se hace referencia a la utilización de todos los medios disponibles para diagnosticar la enfermedad y que incluyen la historia clínica con los antecedentes familiares y personales, el examen físico, los exámenes complementarios (p. ej., bioquímicos, enzimático-metabólicos, hematológicos, análisis de imagen, cariotipo o de análisis del ADN), y la participación de equipos interdisciplinarios en consulta con otras especialidades médicas3. CONSEJO GENÉTICO Es un acto médico que trata de los problemas relacionados con la aparición o riesgo de repetición en una familia de enfermedades genéticamente determinadas. En esencia, es un proceso de comunicación entre el consultante y/o su familia y el profesional responsable de llevarlo a cabo. El consejo genético tiene como finalidad la prevención primaria y, en su defecto, la prevención secundaria de la enfermedad motivo de consulta. Sus indicaciones son numerosas: malformaciones congénitas, cromosomopatías, enfermedades mendelianas o de mecanismo poligénico multifactorial, retraso mental, trastornos del desarrollo sexual, trastornos hematooncológicos, exposición a teratógenos y mutágenos, consanguinidad y otras3. Los objetivos prioritarios del consejo genético son fundamentalmente: ayudar al individuo o familia a comprender los hechos médicos, comprender el riesgo de aparición y de repetición o recurrencia del cuadro patológico, entender las opciones posibles para el tratamiento y, por último, escoger, la línea apropiada de conducta y actuar de acuerdo con ella. En conjunto, el objetivo es dar la información suficiente para que el enfermo o su familia, adecuadamente informados, tomen la decisión que consideren más oportuna. ETAPAS DEL CONSEJO GENÉTICO El proceso incluye una serie de actividades previas : a) establecer o confirmar el diagnóstico; b) determinar el tipo de herencia, para lo que es esencial realizar un completo árbol familiar o pedigrí; c) calcular el riesgo de repetición o recurrencia; d) detectar posibles portadores (individuos que tienen el gen en heterozigosis y que están sanos en el momento de ser explorados); e) comunicar al consultante o a su familia la probabilidad de recurrencia; f) proporcionar información sobre las opciones de tratamiento, y g) proporcionar información sobre las opciones reproductivas, con la colaboración del especialista más adecuado y el apoyo psicológico necesario; este último es importante, dado que la información puede ir seguida en el consultante de repercusiones psicológicas como sentido de culpabilidad, depresión, ansiedad, deseo de autólisis, etcétera. La práctica del consejo genético obliga a realizar una historia clínica completa, un examen físico detallado, la práctica de exámenes complementarios y, en ocasiones, la consulta con otros profesionales4. Se ha de tener en cuenta que, con frecuencia, los consultantes están interesados no sólo en conocer las cifras de riesgos para la enfermedad sino también en la gravedad del cuadro y sus posibilidades profilácticas y terapéuticas. Incluso cuando el cuadro no obedezca a causas genéticas, los consultantes quieren una información. Ni que decir tiene que esta extensa labor presupone una adecuada preparación de los profesionales responsables de ella, la colaboración de los diferentes miembros de la familia, y la existencia de un equipo multidisciplinario que cubra todas las áreas, tanto en el aspecto clínico como en el de los exámenes complementarios. En cualquier caso, el profesional que da el consejo genético no debe manifestar opiniones personales que puedan influir en el consultante. HISTORIA CLÍNICA Y CONSTRUCCIÓN DEL ÁRBOL GENEALÓGICO La evaluación de la historia clínica y el árbol genealógico son muy importantes dado que permiten conocer antecedentes familiares, gestacionales y personales. En concreto interesa conocer datos familiares de varias generaciones que permitan detectar anomalías similares a las del propositus. También es importante conocer la edad de comienzo de la enfermedad en los distintos miembros, la edad de los padres, la existencia de posible consanguinidad y la posible existencia de abortos. Una cuidadosa información de la gestación puede permitir detectar enfermedades maternas o agentes teratógenos (infecciones, alcohol, hidantoínas, anticoagulantes, hormonas, drogas, radiaciones) responsables de la enfermedad. Ante la sospecha de antecedentes familiares positivos será de interés solicitar informes clínicos y/o material iconográfico (fotografías) de los familiares implicados para tratar de relacionarlos con el cuadro del propositus. Es importante recordar que las enfermedades o malformaciones de causa genética pueden presentarse con distinta expresividad clínica (gravedad variable) la cual, en ocasiones, TEMA MONOGRÁFICO GENÉTICA BÁSICA (Y II) Consejo genético en genética clínica F. Ballesta, A. Sánchez y R. Oliva A B Varón Unión Mujer Separación Sexo no especificado 1 I Inicio: 60 +: 70 Unión consanguínea Número de hijos con indicación de su sexo 1 Distintos individuos afectados, cada uno con una enfermedad distinta Consultante o caso índice Gemelos monozigotos Individuo fallecido Gemelos de zigosidad desconocida Aborto Sin descendencia 3 4 5 6 +: 78 2 3 4 5 6 7 8 9 II Inicio: 52 +: 59 64 Gemelos dizigotos ? 2 79 1 Inicio: 49 +: 61 2 3 4 80 80 5 6 III 7 3 54 57 60 Inicio: 51 Inicio: 48 44 Alzheimer familiar presenil Hemocromatosis Figura 1 Construcción de genealogías. A) Símbolos comúnmente utilizados en las genealogías (3). B) ejemplo de genealogía. En este caso el consultante (flecha) no está afectado por ninguna enfermedad, pero consulta porque quiere conocer qué posibilidades presenta de desarrollar la misma enfermedad que presentan dos de sus hermanos (III4 y III5) y, en caso de que él sea portador de la enfermedad, quiere conocer si es posible prevenir su transmisión a su futura descendencia. En estos casos es importante interrogar también por los antecedentes de la familia de la pareja, ya que con frecuencia se identifican otras enfermedades hereditarias que no corresponden al motivo inicial de la consulta (véase individuo II9 afectado de una enfermedad recesiva), pero que pueden llegar a ser incluso de mayor relevancia. puede ser tan baja que se confunda con la normalidad. Por este motivo, es de interés una correcta exploración de los familiares cuando se sospeche un mecanismo genético aunque la historia familiar aparezca como negativa. También es útil recordar que un factor ambiental repetido en varias gestaciones (fármacos, infecciones, alcohol, enfermedad materna), algunas enfermedades de origen multifactorial y la presencia de alteraciones cromosómicas equilibradas en los progenitores pueden simular un cuadro génico, que se conoce como falso mendelismo. Los símbolos utilizados para construir el árbol genealógico o pedigrí están establecidos internacionalmente y su terminología puede resultar poco familiar para los profesionales no habituados. En la figura 1 aparecen reunidos los más habituales. Se aconseja interrogar o recoger datos de tres generaciones o más, siendo la primera la más remota. La numeración de las distintas generaciones se hace en números romanos (I, II, III,...), y los miembros presentes en cada generación se identifican con números árabes de izquierda a derecha (fig. 1). La obtención de un buen árbol genealógico puede dar una orientación etiopatogénica, especialmente cuando se trata de enfermedades mendelianas con características de transmisión bien establecidas (véase capítulo 4). El árbol genealógico ayuda también a descubrir otros miembros afectados y a detectar posibles portadores. Sin embargo, hay que tener en cuenta los siguientes puntos: a) las familias actuales son poco numerosas; b) el paciente puede ser el único afectado (caso esporádico) y no ser clara la naturaleza genética de su cuadro; c) la penetrancia y la expresividad del gen pueden ser variables; d) puede haber mutaciones de novo; e) la enfermedad puede estar modificada por el efecto de otros genes o de factores ambientales; f) algunas genopatías son incompatibles con la vida posnatal, por lo que faltará información de otros casos; g) el imprinting genómico, la disomía uniparental, el mosaico germinal y las mutaciones mitocondriales no siguen los patrones mendelianos, y h) un mismo cuadro clínico puede obedecer a genes diferentes (heterogeneidad genética). Estos y otros factores pueden dificultar la identificación de un patrón de herencia. EXAMEN FÍSICO Un examen físico completo del propositus y, con frecuencia, de sus familiares es de gran importancia y difiere del examen médico rutinario5. La exploración deberá seguir una sistemática que cubra todas las áreas, recordando que “para ver, es preciso saber mirar” y que el buen explorador clínico debe tener paciencia, tiempo, curiosidad y conocimientos. El examinador se puede encontrar en diferentes situaciones: a) unas veces se trata de buscar el síntoma o signo característico del cuadro clínico mendeliano que sospechamos (p. ej. manchas café con leche en la neurofibromatosis, manchas acrómicas o quistes sebáceos en la esclerosis múltiple, alteraciones del pelo, la piel, los dientes en las displasias ectodérmicas, o un apretón de manos sostenido en la distrofia miotónica de Steiner); b) otras veces se trata de buscar síntomas o signos específicos de una cromosomopatía (p. ej., contracturas digitales de las manos en la trisomía 18, o pliegues palmoplantares profundos en la trisomía 8); c) en otras ocasiones se trata de encontrar y valorar la presencia de rasgos dismórficos ante un retraso mental, trastornos de conducta o un hipocrecimiento aislados (p. ej., cara alargada y macroorquidismo en el síndrome del cromosoma X-frágil, acortamiento del cuarto metacarpiano en el síndrome de Turner), y d) finalmente, puede ser la presencia de malformaciones evidentes las que plantearan la inclusión del paciente en el grupo de los trastornos morfológicos del desarrollo. Los rasgos dismórficos son frecuentes en la enfermedad de origen prenatal (epicantus, hipertelorismo, orejas de implantación baja, hendidura palpebral hacia arriba o hacia abajo, etc.) y con frecuencia se asocian a síndromes neurológicos, malformativos, a trastornos de crecimiento y al retraso mental; su búsqueda es de gran interés, y es importante medir todos los que sean medibles (no dejarse llevar por la impresión ) y diferenciar si se trata de rasgos familiares normales, de variantes de la normalidad o de verdaderas dismorfias. Cuando se trata de malformaciones es preciso recordar: a) que una malformación por sí misma carece de valor para establecer un diagnóstico sindrómi- TEMA MONOGRÁFICO GENÉTICA BÁSICA (Y II) Consejo genético en genética clínica F. Ballesta, A. Sánchez y R. Oliva co o etiológico, dado que carece de especificidad; varios agentes etiológicos pueden causar una misma malformación y ésta puede aparecer aislada o asociada a otras, dependiendo del pleiotropismo del gen en el caso de las de origen genético y de la cronología de acción, en el caso de agentes teratógenos; b) que son facultativas, es decir, que en un síndrome puede faltar alguna de las que lo componen, y c) que no hay ninguna malformación patognomónica, dado que una misma malformación puede deberse a diferentes etiologías. En general, resulta de ayuda diagnóstica buscar una malformación poco frecuente como síntoma guía y revisar aquellos cuadros que la presentan para comprobar si el caso índice se corresponde por la clínica con alguno de ellos. EXÁMENES COMPLEMENTARIOS las siguientes indicaciones: a) la confirmación o descarte de una sospecha clínica concreta, lo que aporta un diagnóstico etiológico, permite establecer un pronóstico y en muchos casos orienta a un tratamiento; b) la deteccción presintomática de familiares potencialmente afectados, lo que permite en muchos casos establecer una prevención; c) la detección de portadores una vez se ha identificado una etiologia genética en una familia, y d) el diagnóstico prenatal o preimplantacional. Otra peculiaridad de los estudios moleculares es que, dado el elevado número de alteraciones posibles y la laboriosidad de su estudio, actualmente cada laboratorio se centra en el estudio de no más de unas 10-20 enfermedades distintas. Consecuentemente, la labor del genetista clínico en estos casos consiste en remitir a los consultantes al centro donde se pueda estudiar su enfermedad. Alternativamente es posible extraer el ADN a partir de una muestra de sangre del consultante y remitirlo al laboratorio especializado en la enfermedad motivo de consulta. En muchos de los casos, la historia clínica, los datos aportados por el propio consultante correspondientes a exploraciones complementarias previas y el examen físico suelen ser suficientes para orientar hacia un posible diagnóstico, que es en realidad el principal CÁLCULO DEL RIESGOS DE RECURRENCIA objetivo de la exploración genética. Sin un diagnóstico, el consejo Y GENÉTICA DE POBLACIONES genético no es posible o bien su utilidad es muy limitada. Con frecuencia, para confirmar lo que se ha sospechado por la historia y Para poder calcular los riesgos de transmitir una enfermedad herepor el examen físico es suficiente solicitar exámenes complementaditaria es preciso conocer el genotipo de cada miembro. En murios convencionales poco costosos y poco agresivos. Por ejemplo, chos casos el genotipo puede inferirse del fenotipo, especialmente puede resultar muy útil realizar una radiografía (para aclarar una displasia ósea), una ecografía (en las cardiopatías o en los procesos nefrourológicos) u otros estudios por la Alelo normal imagen (resonancia, tomografías). También Alelo mutado los estudios hematológicos, bioquímicos y A) hormonales definen con mayor exactitud el cuadro estudiado en los casos de, por ejemplo, errores congénitos del metabolismo, dé25% 50% 25% ficit de hormona del crecimiento, alteraciones suprarrenales en la ambigüedad genital, hipotiroidismo, hipoparatiroidismo, disgene1 2 sia gonadal, hemocromatosis o hemopatías. I Otras veces la propia orientación diagnóstica, o su ausencia, requiere la realización de exáB) 1 2 3 4 II menes y la colaboración de otros profesionales. Esta participación multidisciplinaria en 25% 25% 25% Riesgo al nacer de ser homocigoto realidad expresa el amplio espectro de la enpotencialmente afectado fermedad genética. En muchos casos la ex50% 50% 50% Riesgo al nacer de ser portador heterozigato 66% 66% 66% Riesgo de los no afectados de ser portadores ploración complementaria culmina con el esheterozigotos tudio citogenético y/o molecular. 1 2 I El estudio citogenético y sus indicaciones se han tratado en el capítulos de este monográfico. Existen numerosas alteraciones que C) 1 2 3 4 II pueden ser debidas a una anomalía en el cariotipo. En general, un cariotipo está indicado en 4 grandes grupos de situaciones: a) esterilidad o infertilidad; b) alteraciones del Confirmación molecular 0% 100% 0% Riesgo de ser homozigoto afectado desarrollo y malformaciones; c) alteraciones de la enfermedad en el 100% 100% 0% Riesgo de ser portador caso índice hematooncológicas, y d) diagnóstico prenatal o preimplantacional. •Consejo genético •Prevención •Tramiento La indicación de los estudios moleculares •Consejo genético •Consejo genético (análisis del cónyuge) es mucho más restringida que la de los estudios citogenéticos, ya que existen más de Figura 2 Transmisión de alelos y riesgos de recurrencia en la herencia autosómica recesiva. 1.400 fenotipos clínicos distintos1 y el estuA) Combinaciones alélicas posibles entre 2 individuos heterozigotos. B) Riesgos pretest de dio de cada uno de ellos es específico y cos3 hermanos de un enfermo afectado de hemocromatosis debida a homozigosidad para la toso. Por esto, un estudio molecular se limimutación C282Y del gen HFE. C) Información disponible después de practicar el test genétita, casi exclusivamente, hacia una o varias de co a la familia presentada en el panel B. TEMA MONOGRÁFICO GENÉTICA BÁSICA (Y II) Consejo genético en genética clínica F. Ballesta, A. Sánchez y R. Oliva p = frecuencia alélica del alelo mutante q = frecuencia alélica del alelo normal (p + q = 1) p2 Frecuencia de individuos homocigotos afectados + 2 pq Frecuencia de individuos heterozigotos portadores no afectados + q2 =1 Frecuencia de individuos no portadores Figura 3 Ley de Hardy-Weinberg y cálculo de riesgos a partir de frecuencias poblacionales en una enfermedad recesiva. La frecuencia alélica del alelo mutante (p) puede calcularse a partir de la frecuencia poblacional de la enfermedad (p2), que es un dato fácilmente medible. Una vez conocida p, es posible calcular 2pq, es decir, la frecuencia poblacional de individuos portadores no afectados. en los casos de herencia dominante (fig. 1). En los casos familiares y dado un caso índice bien diagnosticado resulta relativamente sencillo calcular los riesgos de recurrencia para los familiares más próximos. Por ejemplo, si la alteración es autosómica dominante con penetrancia completa, un 50% de los hermanos del afectado, uno de sus dos padres, y un 50% de sus descendientes estarían afectados o potencialmente afectados (fig. 1). En ausencia de información molecular cada hermano de un afectado por una enfermedad recesiva puede esperar al nacer un 25% de riesgo de estar potencialmente afectado y un 50% de riesgo de ser portador no afectado (fig. 2B). Si se sabe seguro que los hermanos de un afectado no lo están, ni siquiera potencialmente, entonces poseen un 66% (2/3) de riesgo de ser portadores. En el capítulo 4 de este monográfico se describen éstas y otras situaciones comunes. Ahora bien, el cálculo del riesgo que una pareja posee de transmitir una enfermedad recesiva a la descendencia no es posible cuando se desconoce (o no es posible inferir) el genotipo de uno de los dos miembros (o de ambos). En estos casos la genética de poblaciones tiene una aplicación médica directa, ya que permite calcular el riesgo de ser portador a partir de la incidencia de la enfermedad en la población. El principio fudamental de la genética de poblaciones es la ley de Hardy-Weinberg6 (fig. 3). Para entender esta ley podemos argumentar lo siguiente: supongamos que p es la frecuencia alélica de un alelo mutante (p = n.º de alelos mutantes en la población/total de alelos de la población), y q la frecuencia alélica del alelo normal (siendo p + q = 1). Al tomar un alelo al azar de este pool de alelos poblacional tendríamos una probabilidad p de que fuese mutante. Al tomar un segundo alelo de este pool de alelos de la población seguiríamos teniendo una probabilidad p de que fuese mutante (suponiendo que la población sea grande). La probabilidad de que dos alelos consecutivos tomados del pool de alelos de la población fuesen ambos p, sería de p × p = p2. Es importante darse cuenta de que tomar dos alelos del pool de alelos de la población es lo mismo que tomar a un individuo de la población, ya que cada individuo tiene 2 alelos posibles en cada gen autosómico. Por tanto, la probabilidad de que un individuo sea homozigoto para esta mutación recesiva es p2, siendo p la frecuencia alélica del alelo mutante en esta población (fig. 3). Siguiendo con la misma línea de razonamiento, la probabilidad de que un individuo sea heterozigoto es 2pq (pq + qp), y la probabilidad de que sea homozigoto normal es de q2 (fig. 3). Por tanto, la suma de los 3 tipos de individuos respecto a este locus (homozigotos mutantes; p2), más los heterozigotos (2pq), más los homozigotos no mutantes (q2) tiene que ser igual a 1, ya que representan la totalidad de la población (fig. 3). La frecuencia alélica del alelo mutante y del alelo normal puede calcularse para enfermedades autosómicas recesivas a partir de la frecuencia poblacional de la enfermedad (p = √frecuencia enfermedad; q = 1 - p). También es posible determinar p y q de forma mucho más precisa, genotipificando una muestra de distintos individuos de la población general. Por ejemplo, a través de este procedimiento ha sido posible establecer que en España uno de cada 17 individuos son portadores de mutaciones del gen responsable de la hemacromatosis, y uno de cada 1.100 son homozigotos afectados o potencialmente afectados7,8. Con esta información resulta ahora fácil establecer riesgos de recurrencia. Por ejemplo, el cálculo del riesgo de recurrencia para la descendencia de un varón afectado de hemocromatosis (homozigoto para el alelo mutante) unido con una mujer de la que desconocemos su genotipo se haría de la siguiente manera: 1 × 1/17 × 1/2 = 1/34. Es decir, 1 corresponde a la certeza de que el afectado transmitirá uno de sus dos alelos mutantes a la descendencia, 1/17 es la probabilidad de que la mujer sea portadora, y 1/2 es la probabilidad de que, en caso de ser la mujer portadora, transmita el alelo mutante a la descendencia. DEL RIESGO PRETEST A LA INFORMACIÓN MOLECULAR Conocer riesgos y probabilidades es útil ya que puede ser orientativo para un individuo concreto, pero la tendencia actual es a determinar con certeza el genotipo de cada individuo a través de estudios moleculares. Con un conocimiento preciso del genotipo es posible (en muchos casos) establecer una prevención que evite la aparición de la enfermedad (v. capítulo 7 de este monográfico). Con el fin de ilustrar el “valor añadido” del análisis molecular cabe considerar la información disponible antes y después de la genotipificación de los distintos miembros de una familia con un miembro afectado de hemocromatosis (fig. 2). Antes del análisis molecular ha sido posible establecer las probabilidades pretest para los distintos miembros (fig. 2 B). Si se contase sólo con esta información debería hacerse un seguimiento (analíticas) de por vida a los individuos a riesgo (fig. 2 B; miembros II2, II3 y II4), con el fin de iniciar un tratamiento tan pronto existieran indicios de posible afección. Después de la genotipificación queda claro que existe (en este caso concreto) un solo individuo potencialmente afectado al que se le tiene que realizar una prevención (fig 2 C; individuo II3). Incluso en el caso de enfermedades para las que no existe tratamiento preventivo, la información molecular también resulta mucho más útil que sólo los riesgos pretest, ya que permite escoger entre diversas opciones reproductivas y de prevención. Esta situación se da en algunas enfermedades neurodegenerativas que con frecuencia se deben a la expansión de determinados trinucleótidos, y suelen solicitarlo los familiares del propositus que desean saber si padecerán o no en un futuro una determinada enfermedad9. El conocimiento por parte del solicitante de que padecerá la enfermedad puede ayudar a tomar decisiones futuras, pero tiene importantes repercusiones psicológicas, de ahí que su práctica sólo se realice siguiendo una serie de criterios: a) ser mayores de edad; b) que el riesgo teórico de ser portadores sea del 50%, y c) que sean individuos psicológicamente estables, lo que debe ser confirmado por el profesional competente9. TEMA MONOGRÁFICO GENÉTICA BÁSICA (Y II) Consejo genético en genética clínica F. Ballesta, A. Sánchez y R. Oliva OPCIONES REPRODUCTIVAS El consejo genético implica poder ofrecer a los consultantes las soluciones existentes para tratar el riesgo, y están encaminadas a la prevención primaria o secundaria de la enfermedad. Entre las opciones reproductivas figuran la prevención por no concepción (esterilización, anticonceptivos), la adopción, el cambio de pareja, el diagnóstico prenatal cuando la enfermedad sea susceptible de él o de tratamiento precoz, la inseminación con semen de donante, y la fertilización in vitro que permite hacer el diagnóstico preimplantatorio; estas últimas implican también la práctica final del diagnóstico prenatal. Merece comentario por su actualidad el diagnóstico preimplantatorio10, que posibilita el estudio de gametos y/o embriones y la subsiguiente selección de los normales para la concepción. Su finalidad es evitar el aborto en aquellas parejas con alto riesgo genético. No obstante, tiene como inconvenientes la necesidad de fecundación in vitro con su baja tasa de éxitos (25-35%) y la necesidad de confirmación mediante el diagnóstico prenatal11. El diagnóstico preimplantatorio puede realizarse: a) de forma preconcepcional, estudiando al corpúsculo polar del ovocito; b) estudiando a los embriones en un estadio precoz de 6-8 células que equivale al tercer día postfecundación, y c) estudiando el blastocito a través de una biopsia embrionaria en el quinto día postfecundación y que proporciona un mayor número de células. Sus indicaciones serían las mismas que las del diagnóstico prenatal, si bien actualmente se limitan a los portadores de alteraciones cromosómicas en equilibrio, a la selección del sexo en el caso de enfermedades ligadas al cromosoma X, y a estudios moleculares en enfermedades con mutaciones conocidas. El diagnóstico preimplantatorio es una alternati- va eficaz al diagnóstico prenatal, aunque todavía es necesario optimizar las técnicas para lograr una mayor eficacia y fiabilidad. Bibliografía 1. McKusick VA. Mendelian inheritance in man. Catalogs of human genes and genetic disorders. (12.a ed.). Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1998. Versión on line: On line mendelian inheritance in man, OMIM (TM). McKusick-Nathans Institute for Genetic Medicine, Johns Hopkins University (Baltimore, MD) and National Center for Biotechnology Information, National Library of Medicine (Bethesda, MD), 2000. World Wide Web URL: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/omim. 2. Scriver CR, Beaudet Al, Sly WS, Valle D, Stanbury JB, Wyngaarden JB et al. The metabolic and molecular basis of inherited disease, Nueva York: McGrawHill, 1995. 3. Harper PS. Practical genetic counselling (5.a ed.). Butterworth/Heinemann, editores 1998. 4. Ballesta F, Cruz M. Conceptos básicos en genética. En: Cruz M, editor. 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