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punto que ha quedado sin demostración directa en las secciones octava y nona del libro octavo de la Fisiología de Haller. Tenia presentes las observaciones de L o w e r , el qual examinando la sangre que salia del tronco de la vena pulmonar abierto en un perro, advirtió que era muy encendida, ó de color de carmín , al paso que era denegrida la que entraba en los pulmones por la arteria pulmonar: y como la sangre de la vena pulmonar se enegrecia también á medida que cesaba la respiración, coligió con razón que esta alteración de color procedía de la acción que exercia el ayre sobre la sangre durante el círculo pulmonar. Tampoco habia perdido de vista las observaciones de H e l vecio acerca de las alteraciones que experimenta la sangre en su tránsito por los pulmones, publicadas en las Memorias de la Academia de Ciencias de París del año de 1 7 8 8 . L a sangre (dice en la pag. 2 3 0 ) es de color negro, y semejante á la de las venas del cuerpo, así en el ventrículo derecho del corazón como en las arterias pulmonares , pero adquiere un color, encarnado muy subido luego que pasa á las venas del pulmón. T o da la sangre que penetra el ayre así en las hemorragias Como en las sangrías, adquiere mayor firmeza, y un color encendido muy subido, quando la que no toca el ayre se divide con mas facilidad, y es de color mas amoratado. Pero sin embargo de estos antecedentes carecíamos de experimentos directos que nos demostrasen dicha absorbencia , ó por mejor decir, no teníamos mas que el de Nebelio citado por Bernouille en su disertación sobre la respiración , entre las disertaciones anatómicas de Haller. Habiendo este profesor apretado coh un lazo el cuello de un perro v i v o , le desató en el momento mismo que iba á sufocarse con la intención de que inspirase, y sin darle tiempo á que hiciera la espiración le volvió á apretar el lazo , repitiendo varias veces esta operación, dexándole inspirar sin espirar, hasta que al fin murió: sus pulmones presentaban los vasos sanguinos llenos de ayre, siendo en ellos la sangre muy encendida de color espumosa y fluida, efectos que según él dependían de la absorbencia del ayre atmosférico en la sangre pulmonar.