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Una historia sencilla de la ética. Dpto. de Filosofía. IES. Norba Caesarina. F. Javier García Aparicio 3. La ética en la Grecia antigua (segunda parte): los grandes filósofos clásicos - 3.1. La ética de Platón - 3.2. La ética de Aristóteles. 3.1. LA ÉTICA DE PLATÓN (ss. V-IV a. C.) Platón nació en Atenas cuando su esplendor decaía, sin embargo, él y su discípulo Aristóteles pusieron a la filosofía entre los mayores logros de la humanidad, y sentaron las bases del pensamiento occidental. La relación de la ética con la política Platón, como buen aristócrata, debería haberse dedicado a la política, pero le impactó tanto conocer a Sócrates, su maestro, que reorientó su vida hacia la filosofía. Influido por aquel, decidió que antes de dedicarse a la política, a la organización de la vida y las instituciones de la polis, era necesario saber qué era la justicia, y para ello era imprescindible cultivar la filosofía, entendida como investigación racional rigurosa. Así escribe en su Carta VII: ! “Por último, comprendí que todos los Estados actuales están mal gobernados (…). Así, me vi impulsado de modo irremediable a ensalzar la verdadera filosofía y a proclamar que únicamente bajo su luz se puede reconocer dónde se halla la verdadera justicia en la vida pública [POLÍTICA] y en la privada [ÉTICA[ . Por tanto, los males no terminarán para los humanos antes de que (...)los auténticos filósofos lleguen al poder, o los [gobernantes], por un favor divino, se entreguen verdaderamente a la filosofía.” (Carta VII) Como se aprecia en el texto, en Platón, la ética (reflexión sobre cuál debe ser la vida adecuada para el ser humano) y la política (reflexión sobre cuál es la forma adecuada de gobierno para la polis) están íntimamente ligadas: sólo será posible un Estado justo, si los individuos que lo componen son justos; por otra parte un individuo sólo puede ser justo en el marco de una comunidad política justa. Para la cultura griega, en general, la opción que discutíamos al principio entre el “yo” o el “nosotros” no da lugar a dudas: el nosotros, la comunidad, tiene 1 Una historia sencilla de la ética. Dpto. de Filosofía. IES. Norba Caesarina. F. Javier García Aparicio preeminencia sobre el individuo. El individuo no es autosuficiente ni económica ni moralmente; este solo puede “realizarse” en la comunidad a la que pertenece. 1 La ética platónica Muchas veces olvidamos que para que una sociedad sea justa tenemos que empezar por ser justos nosotros mismos; es decir, que para que haya una auténtica regeneración moral de la sociedad, debe haber paralelamente una regeneración moral del individuo. Sería una buena reflexión para analizar las causas del lamentable estado de nuestras instituciones actuales, ¿no crees? Así lo creía Platón 2, para el que la justicia era la virtud moral por excelencia, la auténtica areté del individuo. Pero ¿cómo logra un individuo ser justo? Veamos, dijo un ciego... Para Platón, el alma humana está dividida en tres partes o potencias:3 - La racional (la razón, propiamente) - La irascible (podríamos interpretarla como la voluntad) - La concupiscible (que sería nuestra tendencia al placer, nuestras pulsiones 4 primitivas). " Muchas veces vivimos una lucha interior entre lo que “deberíamos” hacer (sería la voz de nuestra racionalidad, de nuestra parte racional) y lo que “deseamos” hacer (que sería la voz de la parte concupiscible de nuestra alma)... La voluntad estaría en medio de esta lucha esperando ser conquistada por la razón o por los deseos... Pues bien, según el filósofo ateniense, a cada parte del alma le corresponde una excelencia, una virtud (una areté)... - La parte racional debe ser “prudente” (=sabia) - La voluntad debe ser “fuerte” - La parte pasional del alma, la concupiscible, debe ser “templada” (=moderada) # Cuando la parte racional del alma (siendo prudente), ayudada por la parte irascible (que debe ser fuerte), controla los deseos, las pulsiones, de la parte concupiscible (que debe ser moderada), se alcanza la justicia en el individuo, que es la virtud fundamental en para Platón.5 Resulta así entendible que el mayor castigo al que se podía condenar a un griego después, claro está, de la muerte, era al “ostracismo”, esto es, a la expulsión de la polis... 2 Como decía más arriba, Platón piensa que no hay sociedad justa sin individuos justos... y al revés. 3 Tus propias experiencias te muestran que muchas veces vivimos una lucha interior, como si tuviéramos “el corazón partío”... ¿no es así? 4 Pulsión = tendencia natural hacia algo... podríamos decir. 5 La lista de virtudes “justicia, prudencia, fortaleza y templanza”, debería sonarte si perteneces a la tradición cristiana: ¡son las virtudes cardinales!... Pues ya puedes ir vacilando de que sabes de dónde proceden. El cristianismo tomó muchas cosas de Platón. Ya lo verás cuando seas mayor. 1 2 Una historia sencilla de la ética. Dpto. de Filosofía. IES. Norba Caesarina. F. Javier García Aparicio En definitiva, y por simplificar, Platón como buen griego, piensa que una buena vida para el individuo debe ser una vida ordenada y moderada. La razón debe ser la que la gobierne; y aunque el placer es importante debemos ser siempre razonablemente moderados en su satisfacción... si es que no queremos luego sufrir “resacas” (en todos los sentidos) 3.2. LA ÉTICA DE ARISTÓTELES (ss. V-IV a. C.) (s. IV a.C.; época clásica) Aristóteles no nació en Atenas sino en Estagira (Macedonia), pero estudió allí, en la Academia de Platón. De él aprendió muchas cosas, pero como persona excepcional que era, hizo su propia filosofía y su pensamiento se separó del de su maestro y amigo en muchos aspectos. La importancia del hábito Para empezar no pensaba, como Sócrates y Platón, que para hacer el bien solo era necesario conocerlo6. Aristóteles, decía que era necesario, además de saber qué tenemos que hacer, hacerlo habitualmente. Para el filósofo de Estagira, el ser humano es un animal de hábitos. Y somos lo que habitualmente hacemos. Es bueno no el que sabe qué es ser bueno, sino el que, habitualmente, lo es. Creo que es fácil estar de acuerdo con esto. Aristóteles es eudemonista: la finalidad última del ser humano es la felicidad. Todo el mundo quiere ser feliz, decía Aristóteles. El problema es determinar en qué consiste la felicidad para el ser humano. Según Aristóteles, consiste en alcanzar la excelencia, la areté. Para el filósofo, la excelencia de algo consiste en hacer lo mejor posible aquello para lo que ha sido destinado, aquello que le es más propio. Así la areté de un cuchillo será que corte bien, la de un caballo de carrera ser veloz y resistente, etc... Pero ¿cuál es la areté de un ser humano? Tendremos que preguntarnos qué es lo más peculiar, lo más propio del ser humano para responder a esta pregunta. Sin duda la razón, dice el filósofo. Así que nuestra felicidad, la excelencia de un ser humano, su areté será la de regirse según la razón. El ideal sería, en definitiva, ser sabio. La mejor vida para un ser humano sería pues la de elegir el camino de la sabiduría... Nos parece un poco friki, ¿verdad? A él también. Decía que como no todo el mundo estaba hecho para esto de la sabiduría, había otra felicidad de “andar por casa” más asequible para las personas corrientes (pero siempre, eso sí, ligada al uso de la razón, que es lo propio del ser humano, no lo olvides)…. Ahí voy: Recuerda lo que decía Sócrates: El que conoce el bien lo practica (o lo que es lo mismo: el que hace el mal lo hace por ignorancia. Aunque hay que decir que Platón exige además “fortaleza” de la voluntad, es decir la parte irascible del alma debe ser fuerte… l 6 3 Una historia sencilla de la ética. Dpto. de Filosofía. IES. Norba Caesarina. F. Javier García Aparicio Muy cercano a una canción que seguro que conocen tus padres7, Aristóteles dice que para ser feliz, para tener una “buena vida” -que de eso trata la ética como recordarás- hacen falta tres cosas: 1. Bienes corporales (salud, vamos) 2. Bienes materiales (al menos unos mínimos: un techo, ropa, comida...) 3. Y por último, virtudes morales... Los dos primeros puntos los entendemos. Tener salud, tener, al menos, lo mínimos para vivir bien, son necesarios para ser feliz... pero ¿qué es eso de las virtudes morales? Bueno, yo creo que estarás de acuerdo con él en que para ser feliz, aparte de salud y algo de dinero hace falta comportarse de manera conveniente; esa manera adecuada, que nos conviene, la hemos llamados “buena” ¿recuerdas? Pues eso, las virtudes morales son modos “buenos” de comportarse. Ok, pero ¿en qué consiste ese modo de comportarse? ¿Cómo determinar cómo debemos comportarnos en cada momento? O de otro modo: ¿qué es la virtud moral para Aristóteles? ¿Cuándo una acción es virtuosa? Aristóteles define la virtud como el término medio entre dos extremos viciosos... " Ya verás que es fácil de entender y bastante “razonable”....Tú admiras a un amigo que es generoso, por ejemplo. La verdad es que los tacaños no nos caen bien. Sin embargo, si tu amigo se dedica a invitar a todo el mundo empezarás a pensar que se está equivocando, en el mejor de los casos, o que está “colgao”... Es decir, la virtud de “la generosidad” es el término medio entre la “prodigalidad” y la “tacañería”. ¿O no? Así la valentía, por ejemplo, es el término medio entre la temeridad (atreverse a todo) y la cobardía (no atreverse a nada)8. Como ves, pues, la virtud requiere un cálculo, una reflexión. No es ser bueno, sin más como si fueras idiota, no. Creo que fue Machado el que decía: “soy, en el buen sentido de la palabra, bueno”. Aristóteles, siempre práctico, siempre con los pies en el suelo, se plantea la posibilidad de que no sepas hacer ese “cálculo”, es decir, de que no sepas decidir cuál es el término medio. Muy bien, si no puedes encontrar ese “equilibrio”, nos dice el filósofo, siempre puedes preguntar a un sabio, es decir, a alguien que pueda aconsejarte. Y así lo hacemos, ¿verdad?, normalmente. os la cantaré: “Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor... el que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios”. 8 Así la generosidad está entre la prodigalidad y el egoísmo, la afabilidad entre la irascibilidad y la indolencia, la modestia entre la desvergüenza y la timidez, la justicia entre la ganancia y la pérdida... 7 Ya 4