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61 BERZOSA_65 BERZOSA.qxd 17/12/15 12:23 Página 61 LA ECONOMÍA DESDE MI OBSERVATORIO Por Carlos Berzosa* El papel dual del Estado en la economía L l Estado cumple varias funciones en la economía y no todas ellas son benefactoras. Una dualidad que se manifiesta en las políticas económicas llevadas a cabo que van en contra del Estado social, mientras que por otro lado se mantienen políticas sociales y educativas, que por general van en beneficio de la población. Además, el sector público tiene fallos en la realización de actividades que conducen a despilfarros y corruptelas que en ocasiones alcanzan cotas muy elevadas como ha pasado en nuestro país. Esto es el lado negativo y más oscuro del papel del Estado. Pero al lado de todo esto, se encuentra el lado positivo de lo que supone el Estado del Bienestar, que favorece la igualdad de oportunidades, la protección a las personas vulnerables, y a las que sufren algún imponderable en su vida que necesitan de una prestación. La educación, la salud, las pensiones, así otro tipo de prestaciones sociales, son pilares básicos de lo que se conoce como Estado del Bienestar. En definitiva, se trata de que las personas puedan gozar de servicios sociales, garantías de que no se van a quedar sin recursos debido a su posición social o factores adversos que puedan provocar la pérdida de empleo, enfermedad, fallecimiento, incapacidad temporal, entre tantas cosas. El Estado del Bienestar ha sido uno de los mayores logros sociales alcanzados por el capitalismo, pero que, sin embargo, sufre ataques constantes desde la década de los 80 del siglo XX. Aunque en la mayoría de los países avanzados se sigue disfrutando del Estado del Bienestar, los ataques han conducido a una pérdida de derechos sociales de los ciudadanos en casi todos los países. Las políticas económicas seguidas de privatización de empresas y servicios públicos han contribuido a ello. Si a esto se le añaden las políticas basadas en el fundamentalismo de mercado, la situación en la que se encuentran la mayor parte de países es una creciente desigualdad acompañado de una concentración de renta y riqueza desmesurada, lo que conduce a la existencia del paro, a peores condiciones laborales, deterioro de los servicios públicos, y aumento de la exclusión social. El Estado del Bienestar no ha desparecido pero sufre un desgaste y presenta muchas grietas como consecuencia de los ataques que sufre, y que se deriva de las políticas económicas realizadas que tienen otras prioridades que la de potenciar el modelo social. Las tendencias principales que se vienen dando en la economía mundial apoyada por las medidas económicas tomadas por los gobiernos, favorecidas por los organismos económicos internacionales están conduciendo a sociedades más desiguales y desarticuladas. Al tiempo que el Estado-nación pierde palancas para estimular la actividad económica y apoyar la salida de la crisis. El Estado del Bienestar nada contra corriente y no puede corregir estas tendencias, de manera que a lo sumo a lo que puede aspirar es a servir de paliativo a los efectos negativos que la economía actual está generando. Aquí se produce una dualidad entre medidas que fomentan la concentración de poder y riqueza, no instrumentándose medidas correctoras, mientras que, a pesar de todo, no se desmantela del todo el modelo social que tan buenos resultados ha dado. En definitiva, se trata de que las personas puedan gozar de servicios sociales, garantías de que no se van a quedar sin recursos debido a su posición social o factores adversos Hay, además otro lado muy negativo del papel que desempeña el Estado como es las malas inversiones que conducen a despilfarros, del tipo la ciudad de la justicia en Madrid, las autopistas de peaje en la Comunidad de Madrid y provincias limítrofes, los disparatados sueldos de altos cargos en televisiones públicas, y muchos más ejemplos que se pueden poner. Todo esto, por si fuera poco, realizado al tiempo que se recortaban los gastos en educación, cultura, investigación, sanidad, cooperación al desarrollo y de la ley de la dependencia, entre las más significativas. El Partido Popular es el mayor ejemplo de despilfarro y corrupción que se ha dado desde la instauración de la democracia. No es el único, pero sus perversas actuaciones no son comparables a las de otros partidos. No deja de ser paradójico que los que predican las excelencias del neoliberalismo se hayan aprovechado del poder y del propio Estado para actividades tan corruptas. Algunos ignorantes en la órbita de este partido llegan a hacer afirmaciones del tipo que cuánto más Estado más corrupción. Es una propaganda más para recortar funciones del Estado, pero que básicamente son dardos dirigidos al Estado del Bienestar mientras que no se dan respuestas para acabar con hechos delictivos, que suponen un coste social elevado para la ciudadanía, cuestionan la democracia y las instituciones. El sector público español es más pequeño que otros países europeos desarrollados, y no digamos en relación con los nórdicos. En estos países, hay mucha menos corrupción que en España. ● *Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense. nº 1136. 21 de diciembre de 2015–10 de enero de 2016 61