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LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO 2014 RevistaEnfermeríaCyL ISSN 1989-3884 LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO Mª del Carmen Vera García. Diplomada y Graduada en Enfermería. Enfermera del Complejo Hospitalario de Soria. RESUMEN: En los primeros años del siglo XX fueron muchos los avances surgidos en el tratamiento del dolor. La preocupación creciente por el alivio del sufrimiento en aquellos pacientes que lo padecen, lleva a la Organización Mundial de la Salud a plantearse un sistema de utilización del arsenal terapéutico para el tratamiento del dolor, que concluye en 1986 con el concepto de escalera analgésica. Pero el paso del tiempo y los cambios que él conlleva, han provocado que aspectos como la aparición de nuevos fármacos y de nueva tecnología hagan que los escalones de dicha escalera se conviertan más en un retraso que en una ventaja para el adecuado tratamiento del dolor. Ante esta situación, aparece como alternativa el denominado ascensor analgésico, que permite tratar al paciente con la inmediatez y rapidez de un ascensor, logrando que este pueda ser tratado de forma efectiva con el fármaco más adecuado a su nivel de dolor en cada momento, sin esperas. Las carencias de la escalera analgésica son evidentes para muchos autores que optan por su sustitución y se decantan por la utilización del ascensor analgésico. Otros todavía ven en ella posibilidades de utilización, aunque sí reconocen la necesidad de modificación o reestructuración de alguna de sus partes. Finalmente, para algún que otro autor, todavía sigue teniendo efectividad y continúa siendo útil en el tratamiento de determinados tipos de dolor. PALABRAS CLAVES: Escalera analgésica de la OMS, dolor, ascensor analgésico, dolor crónico. - Página 23 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO ABSTRACT: 2014 RevistaEnfermeríaCyL In the early years of the twentieth century emerged many advances in the treatment of pain. The growing concern for the alleviation of suffering in patients who suffer, leading to the World Health Organization to consider a system whereby the therapeutic arsenal for the treatment of pain, which concluded in 1986 with the concept of a stairway analgesic. But the passage of time and the changes that it entails, has led to issues such as the emergence of new drugs and new technology make the rungs of the ladder to become more of a delay than an advantage for the proper management of pain. In this situation, appears as an alternative painkiller called lift, which allows to treat the patient with the immediacy and speed of an elevator, making this can be effectively treated with the drug best suited to their level of pain at any time, without expect. The analgesic ladder gaps are evident for many authors who choose replacement and opt for the use of analgesic elevator. Others still see it as usability, but do recognize the need for modification or restructuring of some of its parts. Finally, for some other author, yet still effective and continues to be useful in the treatment of certain types of pain. KEY WORDS: WHO analgesic ladder, pain, analgesic elevator, chronic pain. - Página 24 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO 2014 RevistaEnfermeríaCyL 1. INTRODUCCIÓN El dolor La humanidad desde los inicios de su propio nacimiento ha tenido que luchar contra el dolor, éste y la enfermedad han acompañado al hombre durante todo su camino a lo largo de la historia. La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, 1986) lo define como “una sensación en una parte o partes del cuerpo pero, igualmente, se trata siempre de una experiencia perceptiva y subjetiva desagradable y, por tanto, emocional, resultante de un amplio número de factores: biológicos, psicológicos y sociales” (5). Las ciencias como la anestesia o la analgesia son similares en antigüedad a los orígenes del ser humano, pues ya en el Neolítico (hace más de 9.000 años) el hombre intentaba combatir el dolor a través de plantas, sangre de animales, con frío y calor. A partir de entonces y hasta nuestros días, en todas las civilizaciones se han utilizado diferentes remedios para aliviarlo, por ejemplo, los sumerios utilizaban para su tratamiento la adormidera (primera referencia histórica que se posee del uso del opio como remedio para el tratamiento del dolor), en el Antiguo Egipto usaban también los narcóticos vegetales como la mandrágora y el cannabis. Los incas del Perú formaba una especie de bola con las hojas de coca a la que denominaban “cocada”, que al verterlas sobre la herida mezcladas con sal y saliva producían analgesia, llegando a considerarse como el principio de la “anestesia local” (1). Pero será a partir del siglo XVIII en adelante cuando debido al avance de las ciencias como la anatomía, la física y la química, se pasa de un tratamiento analgésico-anestésico empírico a una época científica, que llega hasta nuestros días, en la que tiene un lugar destacado John J. Bonica conocido como el padre fundador del estudio de tratamiento del dolor. En 1994 John D. Loeser escribe en la revista Pain, órgano de expresión de la International Association for de Study of Pain, un obituario en el que se recuerda la importante labor del pionero e iniciador, el Dr. D. John Joseph Bonica, en el tratamiento del dolor desde una perspectiva sanitaria (2) . Este anestesiólogo hizo innumerables esfuerzos para establecer las bases científicas para el estudio y el tratamiento del dolor. De hecho, llegó a fundar la primera unidad multidisciplinaria de tratamiento del dolor, en Seattle (Washington) y publicó en 1953 el primer tratado de tratamiento del dolor titulado The Management of Pain (3). Debemos considerar la importancia de las contribuciones que muchos hombres y mujeres, a través de su dedicación, han aportado al estudio y tratamiento del dolor. Nombres como John Bonica, Melzack-Wall, Prithvi Raj, Menno E. Sluijter, Gabor Racz y Ricardo Plancarte, entre otros, serían algunas de las personas que han conseguido el reconocimiento mundial por sus investigaciones sobre los trastornos dolorosos. Pero consideramos importante tener en cuenta también a todos aquellos profesionales que aun contando con medios muy limitados, han tratado el dolor en pacientes a los que les han mejorado con su profesionalidad su calidad de vida (4). El dolor no es algo ajeno a ningún ser humano, todos tenemos la posibilidad de padecerlo, y de hecho lo sufrimos, en menor o mayor medida, en algún momento de nuestra vida. Pero desafortunadamente para algunas personas constituye un gran problema al tratarse de un fenómeno complejo en el que intervienen factores de diferentes aspectos como biológicos, psicológicos y sociales, que cuando interactúan entre sí pueden agravar la problemática causada por el dolor. En España es el principal motivo de consulta médica, que como destacamos anteriormente, debido al gran número de factores que se interrelacionan para producirlo no se le puede considerar un síntoma aislado, sino una enfermedad producida por el componente más complejo del ser humano que es el sistema nervioso (6). Según los autores Rodríguez et al. (6), se ha establecido una clasificación del trastorno doloroso en función de su duración, distinguiendo entre el dolor agudo con una duración inferior a 6 meses de evolución, y el crónico con más de 6 meses de evolución. Para ellos “el dolor agudo es considerado como un dolor “útil”, ya que nos avisa de la presencia de una lesión que es preciso diagnosticar y tratar, frente al dolor crónico que no muestra esa utilidad, ya que con la cronificación se da lugar a una fijación del dolor”. El dolor crónico El dolor crónico que inicialmente se presenta como un dolor agudo, es un dolor rebelde a toda intervención que afecta no sólo a la salud física de quien lo padece, sino también a su salud psicológica. Esta situación provoca repercusiones negativas en la vida diaria del paciente, produciéndole altos niveles de ansiedad y depresión, afectando a su autonomía y a través de ello a su situación laboral, económica, sociocultural, etc. El dolor se convierte de ese modo en uno de los problemas que mayor coste ocasiona a la sociedad, no sólo por los gastos derivados de tratamientos, hospitalización y fármacos, sino también por todos aquellos gastos indirectos que provoca la incapacidad del desempeño laboral correcto por parte del paciente, lo que le deriva a la disminución de la capacidad productiva, llegando incluso a la baja laboral. Según Casals M. y Samper D. (7), es preciso conocer el entorno de los pacientes con dolor crónico para poder realizar un tratamiento integral y multidisciplinar analgésico y de promoción de hábitos saludables, como intento de mejora en todos aquellos aspectos relacionados con la patología dolorosa y su repercusión en las actividades - Página 25 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO diarias personales, sociales y económicas del paciente. La experiencia del dolor, por tanto, viene determinada por diferentes factores. Hay que tener muy en cuenta la capacidad de cada paciente para afrontar la situación, los recursos con los que cuenta para hacerle frente y las características personales del sujeto como el sexo, la edad, las variables de personalidad, etc., que en interacción unas con otras pueden convertirse en variables diferenciadoras de la experiencia del dolor en cada sujeto (8). El dolor en pacientes terminales Una de las principales características que define la situación de enfermedad terminal, es la coexistencia de diferentes síntomas en un solo paciente. A pesar de que el dolor es sólo uno de los múltiples síntomas que presenta el enfermo, es, sin embargo, el que más angustia genera tanto en el propio paciente como en su familia. Dicha situación determina que se le dé un enfoque diferente al que se plantea para el dolor crónico, valorando cuidadosamente las decisiones terapéuticas, y teniendo en cuenta que unas horas de dolor en un paciente terminal supone un gran sufrimiento que se añade a su propia situación de terminalidad (9). El dolor tiene un gran impacto sobre la calidad de vida, y un efecto devastador en el enfermo terminal. Las medidas terapéuticas específicas para lograr la curación o paliar el dolor en situación terminal han sido desechadas o agotadas. Por ello, las actuaciones más apropiadas para lograr combatirlo serán la escalera analgésica de la OMS o la teoría del ascensor analgésico, propuesta en 2002 por Luis Miguel Torres Morera (10). La escalera analgésica A lo largo de los siglos se han ido produciendo mejoras y desarrollos en investigaciones y estudios sobre el tratamiento del dolor llegándose, a principios de los años 80, a que la Organización Mundial de la Salud (OMS), pusiera en marcha un panel de expertos para sistematizar el uso de todos los artefactos terapéuticos de los que se disponía en aquel momento. Ello provocó que, finalmente Vittorio Ventafrida, presidente de aquella “Task Force”, presentase la denominada Escalera Analgésica (11). La versión de 1986 de la escalera analgésica de la OMS propone que el tratamiento del dolor debe comenzar con un medicamento no opioide. Si el dolor no se controla adecuadamente, entonces uno debería introducir un opioide débil. Pero si el uso de esta medicación no es suficiente para tratar el dolor, se puede comenzar con un opioide más potente. Nunca se deben usar dos productos pertenecientes a la misma categoría al mismo tiempo. La escalera analgésica también incluye la posibilidad de añadir tratamientos adyuvantes para el dolor neuropático o para los síntomas asociados con el cáncer. 2014 RevistaEnfermeríaCyL Según Vargas-Schaffer (12), la escalera analgésica se basa en cinco simples recomendaciones para el uso correcto del los analgésicos y para su efectividad en los tratamientos prescritos. Son los siguientes: 1.La administración oral de analgésicos. Siempre que sea posible la forma oral de la medicación debería ser la principal. 2.Los analgésicos deben administrarse a intervalos regulares. Se debe respetar la duración de la eficacia del medicamento para aliviar el dolor de forma adecuada, así como determinar la dosis que se toma a intervalos definidos según el nivel de dolor que padezca el enfermo. Se debería además ajustar la dosis de la medicación hasta conseguir que el paciente este cómodo. 3.Los analgésicos deben ser prescritos de acuerdo con la intensidad del dolor según lo evaluado por una escala de intensidad del mismo. Los medicamentos para aliviar el dolor deben de ser prescritos después de un examen clínico y de su adecuada evaluación. Es fundamental tener en cuenta la credibilidad del paciente cuando este afirma que siente dolor. 4.La dosificación de medicamentos para el dolor debe adaptarse al individuo. No hay una dosis estándar en el tratamiento del dolor, los pacientes responden de manera diferente en situaciones similares, por lo que cada uno de ellos debe recibir la dosificación correcta para conseguir aliviar el dolor. 5.Los analgésicos deben ser prescritos con una preocupación constante por los detalles. Para el tratamiento adecuado del dolor es necesaria la regularidad de la administración de analgésicos. Es importante proporcionar al paciente un programa personal para que tanto él como su familia, y el personal médico que le atiende, tengan toda la información necesaria para administrar adecuadamente los medicamentos (12). Las dos variables que marcaban la escalera analgésica eran la intensidad álgida y el tiempo escalonado (13). En el primer escalón, estarían los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) que, como bien indican estos autores, no han tenido grandes cambios, salvo la introducción al mercado de los Coxibs. Deben ser usados con cautela empleando dosis eficaces y reducidas, durante el menor tiempo posible y teniendo presente los factores de riesgo cardiovascular y gastrointestinal de cada paciente. En el segundo peldaño de dicha escalera estaría la codeína (limitada por los efectos secundarios) y el tramadol (muy utilizado en el dolor moderado). El tercer escalón estaría constituido por los fármacos desarrollados a partir opioides: buprenorfina, fentanilo, hidromorfona, oxicodona, metadona, meperidina, etc. - Página 26 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO El problema que nos encontramos ahora es que en el dolor agudo y dolor postoperatorio (13, 14), conocida su etiología, la escalera no sirve, y aquí es la intensidad del dolor la que marca principalmente el tipo de fármaco, precisando un control inmediato y rápido, seguido de una evaluación continua que nos marca el regreso a fármacos de mayor a menor potencia analgésica, así como el cambio de vía de administración e incluso admite el abordaje con infiltraciones o bloqueos nerviosos (13). El concepto está perfectamente definido como “ascensor analgésico” (10). El ascensor analgésico El ascensor analgésico es, básicamente, un modelo de intervención que simula que el paciente se encuentra dentro de un ascensor y dispone de cuatro botones que se van pulsando según el grado de dolor: leve, moderado, severo e insoportable. El primer botón conduce al paciente al piso donde se encuentra con analgésicos no opiáceos. En el segundo piso estarán fármacos como el tramadol o la codeína (en ocasiones dispensados en combinación con paracetamol o AINEs). El tercer piso sería el de los opiáceos potentes y en el último piso estarían las unidades especializadas de tratamiento del dolor. Esta perspectiva es fundamentalmente médica y establece una relación entre el personal sanitario y el paciente basada en la evaluación de la situación médica del paciente y en la minimización del sufrimiento corporal. Ello implica que este enfoque es muy eficaz en pacientes cuya permanencia en el centro hospitalario es relativamente reducida (postoperatorios, lesionados, etc.). En este contexto la relación entre el personal sanitario y el paciente también tiene un fuerte condicionante objetivo, puesto que el dolor del paciente es evaluado y en base a esto se le medica. No obstante, cuando tenemos que tratar con pacientes crónicos o terminales la situación se transforma y el enfoque mecánico del ascensor analgésico (ámbito objetivo) se ve ampliado por una situación subjetiva de sufrimiento. Ello es debido a que en estas situaciones el dolor se generaliza y no sólo se restringe al físico, sino que también es un dolor psíquico, anímico, espiritual, etc. Es decir la perspectiva del dolor es más global y afecta a la persona en general (14, 15) , asimismo esta situación de sufrimiento no se restringe exclusivamente al paciente pudiendo afectar, incluso, al estado anímico del personal de enfermería (16) y a las propias familias de los pacientes. 2. MATERIAL Y MÉTODOS La realización del presente trabajo se basa en la investigación de la efectividad de los dos sistemas, escalera analgésica y ascensor analgésico, para el tratamiento del dolor, teniendo como objetivos: 2014 RevistaEnfermeríaCyL - Conocer el modo de aplicación de los dos tratamientos del dolor citados. - Identificar las ventajas e inconvenientes en la utilización de un método u otro. -Comparar la efectividad de dichos tratamientos en distintos tipos de dolor. Para la elaboración del presente trabajo, hemos realizado una revisión bibliográfica de artículos científicos, utilizando para ello distintas bases de datos como las específicas Medline, Cochrane y Scielo, y las generales Dialnet y Google Académico. Los descriptores usados han sido “analgésica”, “dolor agudo”, “dolor crónico”, “tratamiento del dolor” y las palabras claves “escalera analgésica” y “ascensor analgésico”. Dicha búsqueda bibliográfica se ha llevado a cabo durante los meses de noviembre y diciembre de 2012. Escalera analgésica Ascensor analgésico Dolor crónico Tratamiento del dolor Medline 0 1 418 4.560 Cochrane 0 0 2 1 Scielo 229 108 13.500 58.600 Dialnet 9 0 456 1.778 16.100 800 15.100 248.000 Base de datos Google Académico Los criterios de inclusión que hemos utilizado han sido la selección de aquellos artículos de revistas científicas que estuviesen en castellano, o pudiesen ser traducidos a dicho idioma; además de estar disponibles a texto completo, y que el contenido fuese adecuado para el tema de estudio. En cuanto a los criterios de exclusión, hemos rechazado todos aquellos artículos que no se encontraban disponibles a texto completo, los que no podían ser traducidos al castellano, y todos aquellos que no estaban directamente relacionados con el tema de investigación. Método PICO Además de la selección anterior, en los artículos encontrados se utilizó el método PICO. P: Pacientes con dolor. I: Aplicación de la escalera analgésica o el ascensor analgésico. C: Entre la escalera analgésica y el ascensor analgésico. O: Quitar el dolor al paciente. Pregunta final: ¿Qué método es más apropiado para eliminar el dolor en el paciente? - Página 27 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO 3. RESULTADOS La preocupación del personal sanitario por aliviar el dolor a sus pacientes, lleva a diferentes autores a plantearse y buscar la manera de hacerlo de la forma más efectiva. Encontramos diferentes posturas defendiendo las ventajas o desventajas que proporcionan cada uno de los métodos de tratamiento del dolor analizados, así como su grado real de efectividad. Comparación entre la escalera y el ascensor Torres L.M., en su artículo del año 2002 “De la escalera al ascensor” (10), fue el primero en hablar sobre la posibilidad de que la escalera analgésica se esté quedando obsoleta. En dicho artículo plantea la situación actual del tratamiento del dolor teniendo en cuenta que los avances surgidos, la aparición de los nuevos fármacos y la nueva tecnología, han provocado que la escalera analgésica de la OMS ya no sea efectiva en el tratamiento de muchos cuadros dolorosos, pues obliga al paciente a recorrer varios escalones farmacológicos para encontrar el tratamiento más adecuado para mitigar su dolor (11). Para Torres et al, lo que en un principio era una idea loable se ha convertido más en un obstáculo que en una ayuda para el tratamiento del dolor, pues según dichos autores, el concepto de la escalera analgésica no se adapta a algunos tipos de dolor que inicialmente necesitan ser tratados con opiáceos y más tarde con analgésicos menos potentes. Proponen por tanto la utilización de un modelo de clasificación y uso de los analgésicos según sea el grado de dolor, sustituyendo el concepto de “escalera analgésica” por el de “ascensor analgésico”. El sistema denominado ascensor analgésico, a diferencia del de la escalera, cuenta con la inmediatez de respuesta tratando el dolor dependiendo de su grado, sin escalones, evitando así el sufrimiento del paciente durante el tiempo que tarda en recorrer los peldaños hasta llegar al fármaco adecuado. Después de tratar a mas de 10.000 de dolor agudo y 5.000 de dolor crónico, Torres et al (10) han obtenido mejores puntuaciones de alivio del dolor con el ascensor analgésico, que cuando lo hacían siguiendo las pautas de la escalera analgésica de la OMS. Posteriormente, en un nuevo artículo publicado por Collado F. y Torres L.M (17), vuelven a dejar de manifiesto la obstaculización de los escalones terapéuticos de la escalera analgésica a la hora del establecimiento de un tratamiento eficaz para paliar el dolor. Desarrollan una nueva estrategia terapéutica consistente en la dosificación progresiva de fentanilo TTS, y su combinación simultanea con comprimidos de CFOT, que demuestra ser eficaz en el tratamiento del dolor crónico 2014 RevistaEnfermeríaCyL intenso en aquellos pacientes que no han tenido contacto previo con opioides. Esta estrategia hace que desaparezca cualquier obstáculo para poder llevar a la práctica la idea del ascensor analgésico, siendo éste totalmente viable en el tratamiento del dolor, aportando además muchas más ventajas que la escalera analgésica al conseguir una mayor y más rápida eficacia en el tratamiento del dolor crónico intenso (17). También desde la Sociedad Española del Dolor se tomó la iniciativa, a través del Estudio STEP (6), de actualizar la efectividad real de la denominada escalera analgésica de la OMS, en aquellos pacientes con dolor crónico no oncológico que estaban siendo tratados en las Unidades del Dolor españolas. En dicho estudio se recoge información de un total de 600 pacientes que sufren dolor crónico y acuden a dichas unidades. La finalidad de este estudio según los autores Rodríguez M.J. et al (6), era valorar el grado de seguimiento que realmente se lleva a cabo en las citadas Unidades del Dolor de las recomendaciones que hace la OMS sobre el tratamiento del dolor crónico, es decir, si realmente se aplica la escalera analgésica en aquellos pacientes que sufren dolor crónico no oncológico. Concluyen, a la vista de los resultados obtenidos, que en la mayoría de los pacientes tratados, las recomendaciones de la escalera analgésica para el tratamiento del dolor crónico han tenido que ser modificadas porque no se estaba consiguiendo un adecuado control del dolor. En las Unidades del Dolor españolas se ha optado por no seguir en la mayoría de los casos las directrices señaladas por la OMS, y aplicar sin embargo las dictadas por la teoría del ascensor analgésico de Torres (10), teniendo en cuenta sólo la intensidad del dolor como único parámetro del tratamiento analgésico que el paciente debe recibir. Se encuentran diferencias significativas entre aquellos pacientes que han sido tratados con la escalera analgésica, frente a los que se les ha tratado con el ascensor analgésico. El tiempo de evolución del dolor es menor en aquellos pacientes que no han seguido el tratamiento según los criterios de la escalera analgésica. 4. DISCUSIÓN Actualmente son muchas las voces autorizadas que comienzan a cuestionarse la verdadera utilidad de la escalera analgésica en el tratamiento de pacientes con dolor crónico de intensidad severa, se preguntan si no sería más útil no seguir sus recomendaciones de ir escalón a escalón, e iniciar el tratamiento del dolor crónico teniendo en cuenta sólo su grado de intensidad y su duración (6). Rodríguez M.J. et al (6) mantienen al igual que lo hace Torres (10) en su artículo, que es necesaria la aplicación - Página 28 - Rev. enferm. CyL Vol 6 - Nº 1 (2014) LA DECADENCIA DE LA ESCALERA ANALGÉSICA FRENTE A LA EFECTIVIDAD DEL ASCENSOR ANALGÉSICO del ascensor analgésico, pues el concepto de escalera analgésica no se adapta a determinados tipos de dolor. Los autores Romero J. et al (18), sostienen que en sus inicios la escalera analgésica había sido diseñada para tratar el dolor oncológico, y se relacionaba fundamentalmente con la intensidad del dolor, destacando como una excelente herramienta educativa. Pero a lo largo de los años, ha ido sufriendo modificaciones pretendiendo entre otras cosas, abarcar otros tipos de dolor como han sido el agudo, el postoperatorio, o el no oncológico. Incluso se le ha incrementado un cuarto escalón para el dolor intenso. La aparición a su vez de numerosos fármacos analgésicos, así como una mayor especialización, formación y dedicación al tratamiento del dolor, ha provocado que la escalera tenga la necesidad de ser modificada para poder tener efectividad actualmente. Debemos tener en cuenta que el alivio del dolor es un derecho adquirido por el paciente (19), es siempre el paciente quien indica su dolor, y es él quien demanda a los profesionales sanitarios una actuación rápida y eficaz para paliarlo. Por lo que contando con la eficacia de los fármacos actuales es absurdo retrasar el tiempo con escalones, si es necesario para aliviar el dolor utilizar fármacos más potentes rápidamente y sin esperas, se debe hacer. La afluencia de nuevos y efectivos fármacos analgésicos que presenta la industria farmacéutica, para los citados autores (6), ha propiciado que los tiempos que marcaba la escalera analgésica no solo no sean necesarios, sino que se han convertido en un obstáculo llegando a producir retraso en el tratamiento del dolor. La citada escalera deja por tanto de ser efectiva y cede el paso a la inmediatez y efectividad ante el dolor del ascensor analgésico. Barazkoy (20) sin embargo defiende el concepto de escalera analgésica. En su estudio, realizado para el tratamiento del dolor en pacientes de hemodiálisis y diálisis usando las tres fases de la escalera analgésica de la OMS, concluye que todos los pacientes llevaron un tratamiento eficaz del dolor. Tuvo en cuenta, dentro de dicho estudio, las características personales de cada uno de los pacientes tratados, y aún siendo más dificultoso el tratamiento en unas personas que en otras, fue realizado con éxito. Para Barazkoy (20), el uso de la escalera analgésica funciona en el alivio del dolor, de forma eficaz, en la gran mayoría de los pacientes de diálisis. Los nuevos fármacos creados para tratamiento del dolor son, para la mayoría de los autores, un impedimento para la efectividad de la escalera analgésica. Para Collado F. (12) sin embargo, se van incorporando dichos fármacos sin problemas en el esquema básico de la escalera, convirtiéndose así en un sistema de probada eficacia. Según él, es la inadecuada aplicación de la escalera analgésica sobrevalorando los aines y 2014 RevistaEnfermeríaCyL desaprovechado los opioides potentes lo que provoca su ineficacia ante algunos tratamientos del dolor. Las carencias que puede llegar a tener por diferentes motivos la escalera analgésica, son subsanadas por el ascensor analgésico. Teniendo en cuenta que es muy poco probable que un cuadro de dolor crónico se cure, y se pueda por tanto retirar el tratamiento analgésico; y contando con que normalmente el paciente alterna periodos de empeoramiento con otros de estabilización, la efectividad del ascensor analgésico es evidente ya que permite bajar o subir la dosis, ejerciendo de esta forma un adecuado control sobre el dolor. Diversos factores hacen que el uso del ascensor analgésico en el tratamiento del dolor avance, frente a una escalera analgésica cada vez menos operativa. Aun así, todavía hoy, algunos autores siguen confiando en la efectividad de dicha escalera para el tratamiento de determinados tipos de dolor. 5. BIBLIOGRAFÍA 1. Pérez J. R., Ortiz J. R., Abejón D., Pérez-Cajaraville J. El dolor y su tratamiento a través de la historia. Rev. Soc. Esp. Dolor. 2005; 6:373 – 384. 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