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Câncer e ácido cítrico postado por José de Felippe Junior em 15 /11/12 Juan Antonio Pérez Cáncer y ácido cítrico El Sol de Zacatecas 18 de enero de 2012 La sorpresa es el móvil de cada descubrimiento... Cesare Pavese En las dos colaboraciones previas, por alguna razón u otra, he tocado el tema del cáncer. Me resulta de interés porque a lo largo de los años he perdido amigos y familiares debido a este azote, y eso es algo que con certeza nos ha pasado a todos. Ahora mismo, personas que estimo se encuentran luchando contra el padecimiento que tantos sinsabores ha dejado a la humanidad toda. Hace un par de semanas reseñaba la aportación a la medicina de un médico canadiense y un nutrido equipo de colaboradores, quienes proponen el uso de dicloroacetato en el tratamiento del cáncer. Como respuesta a esta columna, recibí una alentadora comunicación del Médico Pediatra Alberto Halabe Bucay, del Hospital Ángeles Lomas en la ciudad de México, relativa a una aportación de él mismo a la terapia oncológica. La propuesta del mexicano Dr. Halabe comparte con la propuesta del canadiense Dr. Michelakis la simplicidad, recordándonos nuevamente que nada hay más complicado que la sencillez. Consiste básicamente en la ingesta de ácido cítrico por vía oral, acompañado, de ser necesario por antiácidos. Dos publicaciones científicas del Dr. Halabe soportan su propuesta. En 2007, en el Journal Medical Hypotheses, volumen 6, número 4, se publica, de su autoría el artículo "The biological significance of cancer: Mitochondria as a cause of cancer and the inhibition of glycolysis with citrate as a cancer treatment". En este trabajo científico se apuntala la hipótesis de que la dominación de las células por la mitocondria es el factor que desencadena el cáncer. Las mitocondrias son estructuras que actúan como "centrales energéticas" de las células, suministrando la energía que éstas necesitan para ejercer sus funciones. Se encargan de "fabricar" el combustible de las células, el adenosín trifosfato (ATP), usando como materia prima carburantes metabólicos como glucosa, ácidos grasos y aminoácidos. El proceso que usa glucosa recibe el nombre de glicólisis. En 1931, el premio Nobel de Medicina y Fisiología, Otto Warburg, descubrió que las células cancerígenas tienen un metabolismo energético distinto al de las células sanas. La diferencia consiste en un incremento de la glicólisis anaeróbica, un mecanismo mediante el cual se usa la glucosa como carburante y se obtiene ácido láctico como deshecho. Así, el pH de los tejidos cancerígenos es menor, más ácido. El aprovechamiento energético es mucho menos eficiente en los pacientes enfermos de cáncer, por lo que mueren básicamente por desnutrición. La lógica más elemental indica que debe regularse la ingesta de glucosa, que es el "alimento" de las células enfermas, en tanto que las células sanas pueden seguir consumiendo de forma sustentable, ácidos grasos y aminoácidos. De acuerdo con el Dr. Halabe, y usando el descubrimiento de Warburg, inhibir la glicólisis es la clave para controlar el crecimiento y reproducción de las células cancerosas. El ácido cítrico, de acuerdo con un mecanismo bioquímico conocido como el ciclo de Krebs, inhibe la glicólisis de forma natural, por lo que es uno de los primeros candidatos para encargarse de sanarnos de tan terrible mal. El Dr. Halabe ha desarrollado un protocolo terapéutico, mediante el cual ha tratado a varios pacientes en fase terminal, obteniendo algunos éxitos que convencieron al médico norteamericano Morris Keller de las bondades de su tratamiento, y ha entrado en colaboración con nuestro compatriota. Uno de los caso exitosos ha sido difundido en una publicación de Elsevier Masson bajo el título "Clinical report: A patient with primary peritoneal mesothelioma that has improved after taking citric acid orally", en 2011. Es importante hacer notar, en tono precautorio, que lo publicado por el Dr. Halabe es evidencia científica de una hipótesis, lo que no constituye una demostración científica. Es probable que el protocolo de Halabe constituya en el futuro cercano una alternativa probada como tratamiento confiable en contra del cáncer. Es esperanzador. El autor de los trabajos que hoy reseñamos, señala en una entrevista, que se encuentra en la búsqueda de una oportunidad para probar su hipótesis a nivel experimental con animales de laboratorio, en algún área de investigación del Instituto Nacional de Cancerología, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición "Salvador Zubirán" o el Instituto Mexicano del Seguro Social. Interpreto que la búsqueda significa financiamiento, y tiempo laboral destinado al efecto; para él, y seguramente también para un equipo de colaboradores y becarios. Espero, como lo harán seguramente también muchos pacientes de cáncer, que los recursos necesarios para que la investigación que Halabe propone se consigan para que su trabajo tenga efecto. Tal investigación es necesaria para establecer con claridad y precisión los mecanismos mediante los cuales las sustancias y los procesos biológicos involucrados actúan. Sólo de esta forma se probará la efectividad del ácido cítrico y será posible el cálculo de la dosis que debe ser empleada. La esperanza no muere, pero en tanto que los protocolos de investigación de Halabe, Michelalis y Keller no obtengan financiamiento, muchos pacientes seguirán muriendo. japerez@uaz.edu.mx