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Toma Nota - MARKETING Estrategias Push y Pull en el Marketing Inmobiliario Dionisio Escarabajal es Director de IMAGINA, agencia de publicidad y comunicación, con una gran experiencia en el sector inmobiliario. También es socio de ADAPTA, consultora especializada en desarrollar sinergias de marketing para redes inmobiliarias. 42n Enero 2009 A rrollados por la invasión de términos como webs, blogs, newsletters, podcasts, gadgets o widgets , propongo que nos detengamos un momento y pensemos en lo que realmente es nuevo o no en el mundo del marketing inmobiliario y si de verdad han caducado los viejos conceptos de anuncio, impacto o campaña publicitaria, siendo sustituidos por esa inmensa y novedosa panoplia de herramientas digitales. fundamentalmente dos formas alternativas de comunicación comercial o publicitaria: las llamadas acciones pull y sus opuestas, las acciones push o, traduciendo estas expresiones libremente al español, acciones de atraer de la audiencia y acciones de empujar a la audiencia. Mi conclusión, adelanto, es que lo que está sucediendo, lo auténticamente novedoso, es que gracias a las características específicas de internet y la comunicación digital ubicua, el marketing se orienta cada vez más a acciones que atraen al cliente potencial y menos a las acciones que se interponen en su camino empujándole hacia nuestro mensaje (y a través de él, a la percepción de nuestra marca y, en última instancia, a la compra de nuestro producto). La publicidad moderna (e incluso la clásica de graffiteros y pregoneros contratados por los comerciantes de la antigua Roma) surge como un acto de interposición e intromisión (push) en la tranquila lectura de los periódicos que se prodigaron por todo el mundo civilizado a finales del siglo XIX. A los tatarabuelos de los actuales publicitarios se les ocurrió comprar espacios al por mayor a los grandes medios impresos y revenderlos al por menor a los anunciantes, acompañándolos desde muy pronto con los servicios de redacción de los textos comerciales. Digamos que la creatividad publicitaria surge como un valor añadido que las primeras agencias de medios comenzaron a utilizar para competir con otras agencias en algo mas que en el mero precio que cobraban por el espacio mediático que vendían. De ahí a los comerciales de radio, a los filmlets de cine y finalmente a la televisión, el gran medio que permitió a los publicitarios colarse sin muchas consideraciones en la sala de estar donde habitaban y convivían, en supuesta intimidad, las parejas y sus hijos que conformaban los públicos objetivos a los que el publicitario quería dirigirse: la intromisión suprema, el canal publicitario perfecto. Para entender lo que está pasando, desde mi punto de vista, debemos remitirnos a una dicotomía que resume A estos medios convencionales se añadió desde muy pronto el marketing directo, que hace uso del correo postal para entrometerse, una vez más, en las costumbres cotidianas de los individuos. ¿Qué acto más consuetudinario que recoger las cartas del buzón?. Mientras esperamos que lleguen esas noticias de nuestros familiares queridos, se cuelan los mailings de los impertinentes vendedores con sus textos comerciales 8 43n Enero 2009 (algunos de ellos, auténticas joyas de la persuasión). No deja de ser una leyenda urbana, propagada de forma poco ortodoxa por un dominical americano sin escrúpulos, lo de la publicidad subliminal. El que durante el pase de una película en un cine de barrrio se insertaran algunos fotogramas que el ojo no podía captar incitando al consumo de refrescos, y que ese consumo hubiera aumentado durante el intermedio, no ha quedado jamás corroborado por alguna otra fuente que ese dudoso semanario. Una publicidad dirigida al subsconciente y que funcionara sería la intromisión soñada: manipular al comprador sin que él mismo tenga conciencia de que está siendo manipulado. Desgraciadamente para los anunciantes y publicitarios, y afortunadamente para la humanidad en su conjunto, esa historia no adquirió nunca la categoría de acontecimiento real. Las estrategias pull en el mundo de la publicidad tradicional se identifican fundamentalmente con el mundo de las relaciones públicas: se trataba de generar noticias de interés alrededor de la marca y de sus productos con el fin de atraer a los compradores de forma indirecta, ganando previamente su benevolencia y su interés. Las acciones de mecenazgo cultural o científico, las revistas corporativas, las notas El Marketing actual se orienta más a acciones que atraen (=Pull), que a las que se interponen y persiguen al cliente (=Push) informativas, la correspondencia con los clientes, los estudios de investigación patrocinado, todos ellos eran y son instrumentos publicitarios en los que el discurso comercial no es obvio y en los que la finalidad inmediata es despertar y atraer el interés de una gran audiencia o líderes de opinión relevante. En el mundo de internet, y esto que quede claro, podemos encontrar muchas herramientas publicitarias de tipo push, que se interponen en el camino del espectador –internauta en ese caso- y su objeto de deseo: normalmente información y utilidades en múltiples formas y formatos. Los banners, botones publicitarios, intersticiales, pop-ups o skyscrapers (el banner vertical que te persigue página arriba y abajo) y otro sinfín de variaciones adornan con sus mensajes, movimientos e interactividad las páginas de los periódicos digitales y, en general, todas las webs cuyo modelo de negocio sea el de contenidos interesantes y gratuitos. En definitiva, anuncios de toda la vida en un nuevo soporte: el mismo perro con distinto collar. El cambio fundamental que estamos contemplando, propiciado por internet y de la mano de unas nuevas ge- 44n Enero 2009 neraciones cada vez más escépticas e incluso cínicas en su actitud frente a la publicidad invasiva, es que la capacidad de atraer como forma de vender se está distanciando claramente de los típicos formatos push antes mencionados como la forma más efectiva de comunicación comercial en la red. Claro que hay gente tan lista como los de Google, que a través del invento que ellos bautizaron como enlaces patrocinados (menudo “palabro” para llamar a un anuncio), se entrometen en nuestros resultados de búsqueda (un servicio gratuito que atrae a la gente, igual que un programa de televisión en un canal convencional atrae a los televidentes ) pero que, al adoptar una estrategia de diseño minimalista, hace más respetable una acción publicitaria típicamente push. En eso consiste reconocer y comprender los signos de los tiempos, en saber cambiar y mutar para adaptarse a los nuevos gustos. Si queremos un último ejemplo de lo más ilustrativo, para aprender a diferenciar entre pull y push en el mundo físico y también en el digital, pensemos en esta misma revista, su versión web y la newsletter que la complementa. La edición física, la que tienes en tus manos, se entrega por parte del editor a los agentes inmobiliarios que son su público objetivo. La web de la revista, sin embargo, se llena de contenidos interesantes y el contacto solo es efectivo cuando consigue, por referencias, atraer a los interesados. Muy bien. Pero cuando estos mismos visitantes de la web se registran, se les envía una newsletter semanal con los encabezados de los diferentes artículos y contenidos. Aunque siempre se da la opción de poder cancelar la recepción de los siguientes envíos, esa newsletter que llega a través del correo electrónico no deja de ser una herramienta push. Una combinación de acciones pull y push que constituye, a mi entender, la mejor base para su éxito. Finalmente, y para no alargarme más de lo conveniente en el espacio de un artículo, quiero establecer mi conclusión sobre su título, aunque no pueda extenderme en su argumentación y defensa. Aunque el público y la sociedad actual nos demandan cada vez más esfuerzos y dedicación para conseguir atraer, y menos en empujar, ninguna de las dos estrategias funcionan por sí solas. De hecho, se complementan mutuamente y se refuerzan. No seamos tan respetuosos y exquisitos que dejemos el campo libre a una competencia mucho más asertiva publicitariamente. Ni seamos tan agresivos y pelmazos como para provocar el rechazo entre aquellos que deberíamos convertir en clientes recurrentes y fuente de rentables referencias. 45n Enero 2009