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Nº 1, volume 1, artigo nº 28, Outubro 2016 ISSN: 2526-2777 LAS DOS FUNCIONES DE UNA FILOSOFIA LIBERADORA SEGÚN IGNÁCIO ELLACURÍA REVISITADA Manoel Coracy Saboia Dias¹ ¹Universidade Federal do Acre, manoel.coracy.saboia.dias@gmail.com Resumen: El objetivo de esta ponencia es presentar las dos funciones para que una filosofía sea liberadora. Primero tiene que ejercer, según Ellacuría, una función “crítica” y otra “creadora”. Una filosofía “crítica” tiene que ejercer la tarea de desenmascarar todo tipo de ideología y la ideologización que realiza. Pero se necesita delimitar qué se entiende por “ideología” e “ideologización”. La hipótesis principal es que la “ideología” según Ellacuría es un fenómeno ambiguo pero necesario, así como muy importante en la vida social y la “ideologización”, supone, una deforme visión totalizadora de la realidad, que posee un “cierto carácter colectivo y social”. Por consiguiente, ante esta realidad deformada, “la filosofía como función crítica tiene un trabajo propio que hacer, ante todo midiendo la validez general o universal de esos principios, pero sobre todo descubriendo la falsedad de su aplicación”. Y junto a esta misión de criticidad, la filosofía también tiene que aportar a la búsqueda de fundamentalidad, que indica ya la otra función de la filosofía, la función “creadora”. En conclusión, como el propio Ellacuría afirmaría: “la filosofía solo podrá desempeñar su función ideológica crítica y creadora a favor de una eficaz “práxis” de liberación sí se sitúa adecuadamente dentro de esa praxis liberadora”. Palabras clave: Filosofía liberadora; Funciones; Ideología; Práxis libertadora; Ignacio Ellacuría. Introducción El texto de la “Función liberadora de la filosofía” fue publicado en Estudos Centroamericanos (ECA, 1985, 435-436; 45/64; ELLACURÍA, 1991, p. 93/121), corresponde a la última etapa de su pensamiento. Según Amparo Marroquín Parducci (2008): ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 399 En él, me parece que Ellacuría se sitúa con una contudencia y claridad ancladas en su propio proyecto y compromiso intelectual. En este sentido, es un texto que se disfruta, pero que al mismo tiempo reta, cuestiona, incomoda. Porque vuelve inevitablemente a la pregunta sobre cómo y desde donde construye cada quien su ejercicio intelectual, y estos tiempos de globalización y consumismo fácil nos llevan a una especie de ejercicio del hedonismo, incluso en ámbitos como el académico (p. 673). Aún según Parducci (2008): Leer el texto de Ellacuría es también recordar ese otro momento histórico, en el que las utopías tenían un sentido mucho más concreto y anclado, y en los compromisos se jugaba no un trabajo, sino la vida. Su trabajo busca rastrear el aporte de la filosofía a la libertad, pero no de manera puramente especulativa. Primero, la situación concreta de opresión y represión que vive buena parte del continente latinoamericano; estos hechos eran justificados y legitimados desde narrativas y discursos filosófico-ideológicos. Segundo, la constatación de que en el continente americano, si bien se han producido narrativas originales en el arte, la economía y la teología, no se ha construido una filosofía propia que salga de esta realidad y presente una visión crítica y libertadora de que se vive. Su trabajo, pues, intenta presentar “qué función liberadora Le corresponde a la filosofía aquí y ahora para, sin dejar de ser filosofía, antes reconstituyéndose como tal, ser realmente eficaz a la hora de liberar no unas pocas élites ilustradas, sino la totalidad de las estructuras sociales” (p. 674). ¿Que es Filosofía? En el articulo “Filosofía y política” (ELLACURÍA, 1991, p, 47/61, publicado originalmente en ECA, 1972, 284: 373/386), Ellacuría considera, a partir de Xavier Zubiri (Naturaleza, história y Dios, Madrid: Editorial Nacional, setiembre de 1940 (5ª edición 1963), que: En el curso de la historia nos encontramos con tres conceptos distintos de la filosofía, que emergen, en última instancia, de tres dimensiones del hombre: 1ª La filosofía como un “saber” de las cosas; 2ª La filosofía como una “dirección” para el mundo y la vida; 3ª La filosofía como una “forma de vida”, y, por tanto como algo que acontece. En realidad, estas tres concepciones de la filosofía, que corresponden a tres concepciones distintas de la inteligencia, conducen a tres formas absolutamente distintas de intelectualidad (p. 55). [...] El tercer concepto de la filosofía como forma de vida es también formalmente político. [...] Por ser así, el filosofar es algo que acontece, y una filosofía que no acontece no es filosofía (p. 57). [...] Pero la politización implicaría también que la filosofía contribuyera filosóficamente a la configuración del mundo al que responde y a que debe dirigir, en cuanto se juzgue a si misma como instancia suprema de racionalidad; un mundo que por ser en su última determinación y cada vez más un mundo histórico y político obliga a la filosofía a ser histórica y política. La historia como condición de lo político implica, en definitiva, un crecimento de la libertad como liberación paulatina de la naturaleza y como posibilitación mayor de una vida personal. Es aquí donde la filosofía tiene su campo propio como las ciencias positivas tienen su campo en lo que es el ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 400 paso a la liberación por la dominación de la naturaleza. En esta tarea, la filosofía no es la única instancia, pero sigue siendo una instancia insustituible (p. 60/61). Por fin, en su texto titulado “La filosofía como síntesis de la vida intelectual y la vida política” (ELLACURÍA, Ignacio. Cursos universitarios. San Salvador: UCA Editores, 2009, 1991, p. 379/386), Ellacuría presenta la filosofía como bios theoretikós, la filosofia como bios politikós y la síntesis filosófica del bios theoretikos y del bios politikós. La síntesis superior puede hacerse con predominación de uno de los bios. Más que una relación dialéctica, se trata de una determinación estructural. En conjunto, debe haber [una] potenciación mutua, aunque en lo individual o grupal puede haber diferenciaciones. Es legítimo preguntarse cada uno qué debe hacer el conjunto: investigación, docencia, proyección social. [En este sentido.] la filosofía [podría considerarse] como una de las posibles síntesis de bios theoretikós y bios politikós (p. 386). Para Ignacio Ellacuría en su articulo titulado “El objeto de la filosofía” (ELLACURÍA, 1991, p.. 63/92, publicado originalmente en ECA, 1981, 396/397:963/980), pregunta: ¿Cuál es su objeto? ¿El objeto de la filosofía es la realidad histórica? Amparado en el pensamiento de Hegel, Marx y Zubiri (que son ociosas), Ellacuría presenta algunas tesis sobre el objeto de la filosofía, no tanto para determinar cómo se debe enseñar filosofía o cómo se debe investigar filosóficamente, sino para determinar sobre qué se debe filosofar, sobre el todo filosófico desde el cual deben verse las partes filosóficas y en cuál éstas deben resumirse, so pena de perder la unidad de lo real y, en definitiva, la realidad misma de lo real (p. 76). Primera tesis: Toda la realidad intramundana constituye una sola unidad física compleja y diferenciada, de modo que ni la unidad anula las diferencias ni la diferencias anulan la unidad (p. 76). Segunda Tesis: La realidad intramundana es intrínsecamente dinámica, de modo que la pregunta por el origen del movimiento es o una falsa pregunta o, al menos, una pregunta secundaria (p. 78). Tercera Tesis: La realidad siendo en si misma sistemática, estructural y unitária no es necesariamente dialéctica o, al menos, no es unívocamente dialéctica (p. 80). Cuarta tesis: La realidad no sólo forma una totalidad dinámica, estructural y, en algún modo, dialéctica, sino que es un proceso de realización en el que se van dando cada vez formas más altas de realidad, que retienen las anteriores elevándolas (p. 83). Quinta tesis: La realidad histórica es el objeto último de la filosofía, entendida como metafísica intramundana, no sólo por su carácter englobante y totalizador, sino en cuanto manifestación suprema de la realidad (p. 85). ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 401 Así, - según Ellacuría - por realidad histórica se entiende la totalidad de la realidad, tal como se da unitariamente en su forma cualitativa más alta, y esa forma específica de realidad, que es la história, donde se nos da no sólo la forma más alta de realidad, sino el campo abierto de la máximas posibilidades de lo real. No la historia simplemente, sino la realidad histórica, lo cual significa que se toma lo histórico más que como contenidos históricos y que en ese ámbito la pregunta es por su realidad, por lo que la realidad da de sí y se muestra en él (p. 87). [...] Todo eso es lo que queremos decir cuando afirmamos que la realidad histórica es el objeto de la filosofía (p. 91). En su artículo ¿“Filosofía”? ¿para qué? (ELLACURÍA, 2001, p. 115/130), publicado originalmente en ABRA II (1976): 42/48, trata de Sócrates y la necesidad de filosofar, la filosofía como modo de saber y de la filosofía como principio de desideologización. Pero la filosofía no debe contentarse con ser una función individual. Es la sociedad entera la que debe tener su propio filosofar. La sociedad necesita de la filosofía. Nuestra sociedad la necesita. Ante todo, la necesita en su dimensión negativa y crítica. En las creencias populares, en la literatura, en los códigos de derecho y en la propia Constitución, en los programas de los partidos políticos, en la conciencia colectiva dominante, en los medios de comunicación. Hay infinidad de elementos ideologizados que no responden a la verdadera naturaleza del pueblo salvadoreño y que favorecen la perpetuación de un orden injusto. Hacen falta Sócrates implacables, que pongan en tela de juicio toda esa suerte de tópicos tan repetidos, que se nos quieren hacer pasar como evidencias. Tenemos que llegar a la convicción de que no sabemos y de que la gente no sabe: ni siquera sabemos qué es lo que tenemos que saber, ni cómo lo tenemos que saber, por mucho que pretendan conocerlo los autores de la reforma educativa. Tenemos que llegar a la convicción de que se necesita un ingente esfuerzo por saber, pero por saber críticamente, por saber creativamente. Por ello, se necesita también la filosofía en su dimensión constructiva y sistemática. Pero que no sea importada y repetitiva. No es bueno ni posible el aislacionismo cultural, pero tampoco es dominantemente a quienes están indefensos contra ellas. Un pensar importado que se tome como representación cabal de la propia realidad o como receta de acción política, es para el caso una pura ideología, que puede tener sus ventajas inmediatas y prácticas, pero que, a la larga, lleva a la propia despersonalización y la propia deshistorización. La filosofía y la ciencia condensadas en recetas se convierten inmediatamente en catecismos insatisfactorios. Esto nos llevaría al cómo del filosofar. El filosofar implica una gran necesidad de estar en la realidad y una gran necesidad de saber última y totalmente cómo es esa realidad, más allá de sus apariencias puramente empíricas. Quien no tiene esas condiciones, no es apto para filosofar (p. 129/130). El texto “Función liberadora de la filosofía” (1985) está estructurado, es decir: introdución, primera parte: función crítica y creadora de la filosofía; segunda parte: condiciones posibilitantes de la función liberadora de la filosofía; conclusiones. Según Amparo Marroquín Parducci (2008): ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 402 En la reflexión sobre la función crítica, Ellacuría se detiene en el problema de la ideología. Su visión de ideología destaca el ámbito más negativo de esta la ideología es un fenónemo ambíguo, pero interesa destacar estos procesos de encubrimiento, de ideologización, que enturbian la realidad, la oscurecen, la filosofía entonces tiene la posibilidad de construir fundamentos sólidos. Y esta es una visión política que busca deconstruir, desenmarañar, desenmascarar estas posturas preestablecidas que contribuyen a esa realidad de explotación, de opresión y represión y construir una fundamentación crítica (p. 674). En la función creadora de la filosofía, Ellacuría apostará por la construcción de un nuevo discurso, una nueva narrativa que nombre la realidad, a partir de esta crítica. El trabajo del intelectual no termina en la mera crítica negativa sino en propuestas concretas: “Se critica desde algo y se critica para algo”, sin embargo, y esto es lo que me parece el aporte más interesante y retador de la propuesta, no se trata simplemente de construir un discurso, un nuevo análisis crítico y liberador: “El trabajo filosófico debe acompañarse teóricamente de una determinada praxis, hasta convertirse en la teoría reflejada y crítica de esa práxis”. La relación teoría-praxis es fundamental, no se trata de un simple hacer, o de una teoría cualquiera, Ellacuría hace un esquema fundamental. Se trata de contar con una teoría de la inteligencia y del saber humano que dé cuenta de las posibilidades y límites del saber humano mismo. Es necesario conseguir una teoría general de la realidad. Es fundamental una teoría abierta y crítica del hombre, de la sociedad y de la historia, como conjunto pero también como realidades separadas. Una teoría que fundamente racionalmente la valoración adecuada del hombre y de su mundo. La reflexión filosófica debe construir una reflexión sobre la ultimidad y sobre lo transcendente (p. 675). En las palabras de Ellacuría (1985): Se puede decir que la filosofía desde siempre, aunque de diversas formas, ha tenido que ver con la libertad. Se ha supuesto que es tarea del hombre libre, en pueblos libres, libres al menos de aquellas necesidades básicas que impiden ese modo de pensar que es la filosofía; se ha admitido también que ha ejercido una función liberadora para quien filosofa y que, como ejercicio supremo de la razón, ha liberado del oscurantismo, de la ignorancia y de la falsedad a los pueblos. A lo largo de los siglos, desde los pre-socráticos hasta los hombres de la ilustración, pasando por todas las formas críticas de pensar, en realidad se ha dado a la razón, y a la razón filosófica en particular, grandes prerrogativas en función de libertad (p. 45). La función crítica de la filosofía está orientada, en primer lugar, a la ideología dominante, como momento estructural de un sistema social, [...] admitiendo que lo ideológico puede ser vehículado no solo por aparatos teóricos de toda índole, sino también por un cúmulo de objetivaciones y relaciones sociales (p. 47). Toda filosofía nueva ha surgido por insatisfacción del filósofo o de la escuela filosófica con todo o casi todo lo que ha antecedido en el terreno filosófico. Los grandes filósofos han sido siempre unos grandes inconformes con el pensamiento recibido, y no sólo están preparados mentalmente para grandes gigantomaquias, sino que talante mismo es esencialmente crítico y está preparado para distinguir la verdad de sus apariencias, lo probado de lo no probado, etc. (p. 50). La filosofía debe desempeñar siempre una función liberadora, pero el modo de desempeñarla es distinto y esto va a hacer que haya filosofías distintas con su propia universalidad. No hay una funcíon libertadora abstracta y ahistórica de la filosofía; hay, por tanto, que determinar previamente el qué de la liberación, el modo de liberación y el adónde de la liberación (p. 55). ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 403 Además, las condiciones posibilitantes de la función liberadora de la filosofía según Ellacuría (1985): La filosofía no desempeña su función liberadora de la misma forma en distintos lugares y tiempos. La función liberadora es siempre una labor concreta tanto por lo que se refiere a aquello de lo que uno debe liberarse como al modo de llevar a cabo la liberación y a la meta de libertad histórica que se puede proponer en cada situación. La filosofía debe desempeñar siempre una función liberadora, pero el modo de desempeñarla es distinto y esto va a hacer que haya filosofías distintas con su propia universidalidad. No hay una filosofía liberadora abstracta y ahistórica de la filosofía: hay, por tanto, que determinar previamente el qué de la liberación, el modo de la liberación y el donde de liberación (p. 55). Por outro lado, según Ellacuría (1985), la filosofía liberadora y práxis liberadora sólo es posible si: El error de los filósofos ha solido ser, en su pretensión de ser liberadores, el considerarse capaces de contribuir a la liberación por si solos: según algunos de ellos podría darse una filosofía plenamente liberadora con independencia de toda práxis liberadora y la filosofía podría de hecho liberar sin entroncarse con una práxis social liberadora. El error proviene tanto de atribuir especiales condiciones liberadoras a ese tipo de pensamiento que es el filosófico como de prestar mayor atención a las personas individualizadas que las personas en su contexto social. La realidad actual de América Latina, en cambio, nos llevaría a la hipótesis de que la filosofía sólo podrá desempeñar su función ideológica crítica y creadora en favor de una eficaz práxis de liberación, si se sitúa adecuadamente dentro de esa práxis liberadora, que en principio es independente de ella (p. 56). Finalmente, según Ellacuría (1985), filosofía liberadora y sujeto de la liberación La filosofía no podrá desarrollar toda su potencialidad liberadora, si no es asumida por el sujeto real de la liberación, cualquiera sea en cada caso este sujeto, lo cual por cierto no puede decidirse dogmáticamente (p. 59). [...] La función liberadora de la filosofía, la cual implica la liberación de la propia filosofía de toda contribución ideologizadora y, al mismo tiempo, la liberación, sólo puede desarrollarse cabalmente teniendo en cuenta y participando a su modo en práxis históricas de liberación. Separada de estas práxis es difícil aún es que se constituya como tal, más difícil aún es que se constituya como liberadora y más difícil aún es que contribuya realmente a la liberación (p. 63). Conclusiones Según Carlos Beorlegui, en su obra titulada Historia del pensamiento filosófico latinoamericano (2010), afirma que: El pensamiento de Ignacio Ellacuría está constituido por la confluencia de la teología, la filosofía y las ciencias humanas. Tampoco estuvo Ellacuría presente en los núcleos iniciales de los orígenes de la FL, pero su original y sólido aporte teórico constituye una de las líneas más interesantes y sólidas de este movimiento tan amplio y complejo que se denomina FL, en la medida en que Ellacuría entendía que una filosofía auténtica tiene que ser ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 404 liberadora, tanto de la realidad como de la propia filosofía. De ahí que no podemos dejar de lado dentro de la FL los aportes de este pensador nacido en España (Portugalete, Vizcaya), afincado y nacionalizado en El Salvador, y asesinado por su coherencia teórica y vital (p. 779/780). Para José sols Lucia en su articulo Las razones de Ellacuría (2014): La filosofia es la mayor expresión de la libertad. Toda filosofia seria, rigurosa, desarrolla uma función de critificidad, mediante la cual el hommbre se libera de los engaños, lugares comunes, tracidiciones hace tiempo incuestionadas, miedos ante ló natural. A través de su función crítica, la filosofia desenmascara la ideologia dominante en um sistema político, econômico o cultural dominante, las falsas ideolizaciones que, bajo capa de ideologia legítima, matienen intacta una estructura social injusta. El hombre es libre, y la filosofia es el lenguaje de la libertad. Ellacuría aplicó esta concepción de la filosofia a su presente histórico, con ló que contribuyó a analizar discursos que pretendían justificar ló que había, y también a desenmascarar engaños (p. 9). Según Jose Sols Lucia en su artículo El legado de Ignacio Ellacuría para preparar el decenio de su martirio (1998): Todo él, filósofo Ellacuría parece retomar la concepción de filosofar de algunos griegos de la Antigüedad. Filósofo es aquel hombre (varón o mujer) que busca la verdad; aquel que critica las falsas ideologizaciones que ocultan la verdad tras una idea interesada; aquel que, ayudado por la reflexión, se libera de los engaños que le oprimen. El filósofo critica, fundamenta y crea. a) El filósofo como crítico A través de la crítica, el filósofo desenmascara la “ideología dominante”, tal como Ellacuría escribe en su importante artículo “Función liberadora de la filosofía”, publicado por primera vez en 1985. Ellacuría no se opone a la existencia de ideologías, que para él son necesarias en cuanto estructuradoras de la reflexión humana y de propuestas políticas, sino que se opone a las “ideologizaciones”, esto es, a las “visiones de la realidad, que lejos de manifestarla, la esconden y deforman con apariencia de verdad, en razón de intereses que resultan de la conformación de clases o grupos sociales y/o étnicos, políticos, religiosos, etc.”. A Ellacuría le gustaba recordar que los grandes filósofos han sido siempre “grandes inconformes con el pensamiento recibido y que su talante es esencialmente crítico, capaz de distinguir la verdad de las apariencias”. b) El filósofo como fundamentador Hemos dicho que el filósofo no sólo critica, sino que también fundamenta. A través de la fundamentación, el filósofo procura asentar los pilares que sostengan una reflexión liberadora en busca de la verdad. No se trata de perseguir la verdad de cualquier manera, sino de modo adecuado, fundamentado. c) El filósofo como creador Y el filósofo, además de criticar y de fundamentar, crea a través de la creación, la filosofía intenta “iluminar, interpretar y transformar la realidad”. Todo un proyecto de vida. Ellacuría puso toda su persona en el filosofar, pues para él la filosofía no le alejaba de la realidad (como tantas veces hemos tenido que oír de personas que detestan la filosofía o que simplemente no la comprenden), sino que, muy al contrario, le llevaba radicalmente hacia ella. Para Ellacuría, la filosofía, más que una simple actividad profesional, era un modo de vida. Todo él era filósofo. Ellacuría solía utilizar la idea de “función liberadora de la filosofía”, que no es exactamente lo mismo que una posible “filosofía de la liberación”. Toda ISSN: 2526-2777 - Anais do XII Congresso Latinoamericanode Humanidades Página 405 filosofía seria, honesta, radical, acaba siendo liberadora para el sujeto que la elabora, ya sea un individuo, ya sea una colectividad. No es casualidad que a Ellacuría le entusiasmara la filosofía de Xavier Zubiri, centrada en el análisis de la realidad en cuanto realidad y en el análisis de la “inteligencia sentiente”, esto es, la inteligencia humana, la única capaz de percibir la realidad en cuanto realidad. Cuando el hombre acoge las cosas que se le presentan y cuando se acoge a sí mismo, lo hace inteligentemente y sentientemente: entiende sentientemente y siente inteligentemente. No hay división entre mente y sensibilidad, sino unidad. Zubiri dedicó los años 1944-62 al análisis de la estructura de la realidad, fruto de lo cual fue su obra Sobre la esencia (1962), y dedicó los últimos veinte años de su vida (1962-83) al análisis de la inteligencia sentiente, cosa que daría lugar a su magna trilogía Inteligencia sentiente: 1/ Inteligencia sentiente. Inteligencia y realidad (1980), 2/ Inteligencia y logos (1982), y 3/ Inteligencia y razón (1983). Las principales intuiciones de su pensamiento filosófico ya se encontraban germinalmente en su obra Naturaleza, historia, Dios, de 1944, con la que concluyó su etapa de búsqueda del objeto de la filosofía: ¿de qué se ocupa la filosofía? Ya lo hemos dicho: de la realidad en cuanto realidad y de la inteligencia sentiente, ambas esencialmente abiertas, con lo que una reflexión acerca de lo trascendente no queda descartada, aunque tampoco dogmáticamente afirmada (p. 5/6). En conclusión, como el propio Ellacuría afirmaría: “la filosofía sólo podrá desempeñar su función ideológica crítica y creadora a favor de una eficaz praxis de liberación si se sitúa adecuadamente dentro de esa praxis liberadora” (ELLACURÍA, 1985, p. 55). Referências: ALCÁZAR, David Sobrevilla. Una historia de la filosofía latinoamericana. Revista de Filosofía, Volumen 63, (2007) 87-97, Disponible en: <http://www.scielo.cl/pdf/rfilosof/v63/art06.pdf>. Acesso em: 11 jul.2015. BARRIENTOS, Mario Estuardo López; DÍAZ, Milton Vladimir Villatoro. Ellacuría despúés de Ellacuría: el diálogo filosófico posterior a Ellacuría. Disponible en: <http://www.uca.edu.sv/revistarealidad/archivo/4d5da922d869cellacauria.pdf>. Ingreso el : 11 jul. 2015. BEORLEGUI, Carlos. Historia del pensamiento filosófico latinoamericano: una búsqueda incesante de la identidad. Bilbao: Universidad de Deusto, 2004. Disponible en:<https://filosofiaum.files.wordpress.com/2014/06/beorlegui.pdf>. Ingreso el: 11 jul. 2015. 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