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Los Petroglífos de Agua Linda, Montalbán, Valles Altos del Occidente de Carabobo, Venezuela Omar A. León Liscano Licenciado en Educación, Mención: Ciencias Sociales; Magíster en Cultura Popular Venezolana. jefe de la Cátedra de Antropología del Departamento de Ciencias de la Conducta de la Escuela de Relaciones Industriales e investigador del Instituto de Investigaciones “Dr. Manuel Pocaterra” de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo. E-Mail: omarleon@ghispavista.com Resumen Los grabados sobre rocas o petroglifos de Agua Linda, se encuentran al noreste de la población de Montalbán, en el contexto de los Valles Altos del Occidente de Carabobo. Estos vestigios de la cultura material de los aborígenes prehispánicos que ocuparon esta región de Venezuela, fueron estudiados desde una perspectiva arqueológica, lo cual supuso, entre otras actividades, la minuciosa prospección del área objeto de estudio, el registro fotográfico detallado de las evidencias materiales, la medición de los surcos, cortes y perforaciones artificiales de las rocas, la ubicación geodésica de las rocas contentivas de grabados, el análisis formal de los diseños de los grabados, así como, el planteamiento de relaciones entre ellos con otras evidencias arqueológicas rupestres (geoglifos) y cerámicas presentes en la micro región. Asimismo, se contextualizaron las referidos artefactos arqueológicos con datos etnohistóricos y etnográficos locales y/o regionales. Las referidas actividades se desarrollaron con la intención de determinar las técnicas empleadas en la elaboración de los grabados sobre rocas, las funciones que desempeñaban en el contexto de la vida social de las sociedades que los elaboraron, así como, la identidad de los grupos étnicos que los crearon, en un contexto espacial y cronológico específico. Palabras Clave: Petroglifos, Geoglifos, Etnohistoria, Etnografía. Abstract The engraved on the rock or petroglifh of Agua Linda, are located at the northeast of the population of Montalbán, in the context of the High Valleys from the west of Carabobo. This vestiges from the material culture of the pre-hispanic aborígenes who settled this región of Venezuela, were studied from the archeologícal perspective, wich included, among other things, the minutely prospection of the area of study, the detailed photographical register of the material evidences, the measurement of the furrows, cuts and the artificial perforations of the rocks also the geodesic situation of the engraved rocks, the formal analysis of the designs, and also the statement of relation ships among them and with other rupestry archeological evidences (geogliphs) and the pottery which is presented in the micro region. Also they were contextualized with the ethnohistorical, ethnographical, regional and local datum. The mentioned aetivities were developed in order to determine the functions that they had in the context of the social life of the societies that made them and also the identity of the ethnical groups which ereated them in a spatial and chronological specific context. Key words: Petrogliphs, Geogliphs, Ethnohistory, Ethnography Introducción Actualmente, el Instituto de Investigaciones "Dr. Manuel Pocaterra" de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Carabobo, desarrolla el Proyecto de Inventario de Bienes Culturales del Municipio Montalbán del Estado Carabobo, el cual supone el registro y estudio de los Testimonios y Procesos Culturales, Edificaciones, Colecciones, Fuentes Documentales y Sitios Arqueológicos presentes o relativos a la indicada entidad política y administrativa. Producto del Inventario de Sitios Arqueológicos en curso, como parte de la investigación más amplia indicada arriba, se presenta a manera de artículo, el estudio arqueológico de los grabados sobre rocas o petroglifos del sitio de Agua Linda, Municipio Montalbán, del Estado Carabobo. Es importante destacar, que el conocimiento arqueológico de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, se reduce, esencialmente, al estudio del Geoglifo de la Rueda del Indio (Urbani, B. y Urbani, E, 2001, pp. 33-39), conocido también, con los nombres de Geoglifo de Chirgua (Delgado, R., 1977, pp.245-252) o Geoglifo de la Fila de Olivita (Cruxent, J.M., 1949, pp. 109126), y al estudio del Geoglifo de Montalbán (León Liscano, O.A., 2003, pp. 87-100), motivo por el cual, es indispensable, desarrollar el inventario, así como el estudio, de los otros elementos constitutivos de la gráfica rupestre presentes en la región, como lo son, los grabados sobre rocas o petroglifos. Desde una perspectiva más general, con esta contribución se pretende fomentar el conocimiento y valoración de los bienes culturales de origen prehispánico, de manera de promover su protección, conservación e investigación, como una vía para propiciar la comprensión y explicación de la historia local y regional. Marco Referencial Los municipios Bejuma, Miranda y Montalbán del Estado Carabobo, se encuentran en una región fisiográfica conocida como Los Valles Altos del Occidente de Carabobo, la cual es definida (Vila, M-A., 1966, p. 36), por ramales y estribos de la vertiente sur de la Cordillera de la Costa, que dan lugar, a la formación de valles, que se encuentran, entre los 600 y 700 metros sobre el nivel del mar aproximadamente. En el caso particular de la unidad política administrativa donde se encuentran los grabados sobre rocas o petroglifos objeto de estudio, esto es, el municipio Montalbán, los elementos fisiográficos que definen su morfología, son, al norte, los cerros de El Peñón y de Las Mesas, al este, la montaña de Marquero, al oeste, la Serranía de Capotillo, la cual presenta como punto culminante, la cumbre de La Copa, la cual se eleva, a 1800 metros sobre el nivel del mar aproximadamente, y al sur de los indicados relieves montañosos, se abre el valle del río Aragüita o Montalbán, donde se encuentra, la población de este último nombre, ubicada geodésicamente de acuerdo a un geoposicionador satelital (GPS), a 10° 12' 53" de latitud norte, a 68° 19' 45" de longitud oeste y a 680 metros de altura sobre el nivel del mar, tomando como referencia, el lugar donde se encuentra la estatua de Bolívar en la plaza principal. Las áreas montañosas del municipio Montalbán, se caracterizan geológicamente, por presentar, abundantes afloramientos rocosos, de litologías esquistosas y gnéisicas, que pertenecen, de acuerdo a Franco Urbani (comunicación personal), al Complejo San Julián, el cual a su vez, forma parte, de la Asociación Metamórfica Ávila (Urbani, E, 2002, p. 9), la cual, define, a la sección central de la Cordillera de la Costa. Los indicados afloramientos rocosos se presentan tanto dispersos como agrupados, resaltando, unos u otros en el paisaje, especialmente, cuando se encuentran en zonas que presentan vegetación herbácea y/o arbustiva. Las formaciones vegetales o zonas de vida, de acuerdo al Mapa de Zonas de Vida de Venezuela y a la Memoria Explicativa correspondiente (Ewel, J. y Madriz, A., 1968, pp. 123-160), así como a observaciones propias, presentes entre los 68 y 69 grados de longitud oeste y, los 10 y 11 grados de latitud norte, coordenadas geográficas entre las que se encuentran el municipio Montalbán, son: el bosque seco premontano (bs-P), el bosque húmedo premontano (bh-P) y el bosque muy húmedo premontano (bmh-P). En efecto, el bosque seco premontano se ubica en las zonas planas o valle del río Aragüíta o Montalbán. El bosque húmedo premontano y el bosque muy húmedo premontano, se localizan, en las laderas y estribos, y en las áreas más altas, respectivamente, de la montaña de Marquero y de la Serranía de Capotillo. La vegetación característica del bosque seco premontano y del bosque húmedo premontano, han sido muy alteradas, producto de la práctica agrícola y de la ganadería, que las han afectado, respectivamente. Del bosque seco sólo se observa una vegetación secundaria en varios estados de degradación o recuperación, y del bosque húmedo premontano, remanentes en lugares de fuerte pendiente, así como, en asociaciones edáficas húmedas, como cauces de quebradas, ríos y en áreas de alto nivel freático, rodeados, de vegetación herbácea, consecuencia de los frecuentes incendios forestales. La vegetación del bosque muy húmedo premontano, se encuentra poca alterada, producto de su ubicación, en las partes más elevadas y distantes de las montañas. El reconocimiento geográfico de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, por parte de los colonizadores españoles, se produce, a partir del XVI, desde El Tocuyo. En efecto, el capitán Juan de Villegas exploró la región, entre los años de de 1547 y 1548, pasando por el valle de Chirgua, hasta encontrar a la laguna o lago de Tacarigua, luego de Valencia, y llegar, hasta el litoral marino central, donde realizó el acto de poblar a la Ciudad de Nuestra Señora de la Concepción de Borburata (Manzo, T., 1981, p. 41). En el valle de Chirgua, el referido funcionario colonial se encontró, con los aborígenes Chiruas o Chirguas, y en el lago y sus contornos, con los Tacariguas (Manzo, T., 1981, p. 36). En el año de 1551, el capitán Damián del Barrio, exploró detenidamente región, descubriendo en ella las minas de oro de Buría, para cuya explotación, funda el Real de Minas de San Felipe de Buría (Troconis de Veracoechea, E.,1988, p.1093). Tales minas y fundación, tendrían una vida efímera, producto de la insurrección de los negros esclavos que laboraban en ella, liderizada, por el Negro Miguel, quienes fuerzan, el repliegue de los colonizadores españoles hacia Barquisimeto. Los sucesivos intentos de repoblación a los Valles Altos del Occidente de Carabobo (del Oriente de Yaracuy), para la explotación de aquellas y otras minas de oro localizadas, por los españoles, se vieron frustrados, por la insurrección de los Nirguas y Jirajaras, grupos aborígenes asentados desde hacia mucho tiempo al oeste de la región. En efecto, los aborígenes Nirguas y Jirajaras se resistieron la ocupación española de la región, a través, de continuas y sangrientas luchas, acaecidas, entre los años de 1554 y 1628. La mencionada resistencia sólo pudo ser vencida por el capitán Juan de Meneses y Padilla, a través, de la puesta en práctica de una política de exterminio de los aborígenes alzados. (Troconis de Veracoechea, E., 1984, p. 243), la cual seguramente afectó también, al resto de los grupos étnicos asentados en la región, específicamente, a los Chiruas o Chirguas ya mencionados. De alguna manera, el año de 1628, marca el fin del proceso de conquista, y el inicio, del proceso colonizador de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, ahora irradiado, desde la recién fundada Villa de Nuestra Señora de la Victoria del Prado de Talavera, es decir, la actual ciudad de Nirgua. El proceso colonizador de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, comenzará de manera paulatina, con la ocupación de la región, a partir, del siglo XVII, por colonos españoles y europeos en general, interesados en el aprovechamiento económico de la misma, a través, del establecimiento del régimen de la hacienda, basadas en relaciones de producción esclavistas y/o semi-feudales. En el caso particular del espacio geográfico que ocupa el municipio Montalbán, el proceso de colonización, se produce entre los siglos XVII y XVIII, mediante el establecimiento, de colonos, fundamentalmente españoles y canarios, en el valle del río Aragüíta, con la intención deliberada de desarrollar en él, actividades económicas de tipo agropecuarias. Un grupo de los indicados colonizadores (Jiménez León, M., 1998, Página Web en línea), en el año de 1732, solicitan y obtienen el permiso de las autoridades competentes, para fundar una iglesia en las inmediaciones del referido valle, a partir de la cual, se formaría el pueblo de Españoles de la Pura y Limpia Concepción de Montalbán. Análisis Descriptivo de los Petroglifos de Agua Linda Los grabados sobre rocas o petroglifos de Agua Linda se encuentran ubicados sobre un estribo del Cerro de Las Mesas, específicamente, en los alrededores de la Quebrada de Agua Linda. El acceso a la zona arqueológica se hace, a través, de una carretera de tierra en estado de deterioro, que parte desde el noreste de Montalbán y culmina en el Cerro de Las Mesas. El ascenso por el estribo montañoso muestra una gran cantidad de afloramientos rocosos de litologías esquistosas y gnéisicas, algunos de las cuales, fueron grabados por los aborígenes prehispánicos de la zona. En efecto, uno de los afloramientos rocosos grabados, se encuentra a la derecha de la carretera, ubicado geodésicamente, a 10° 13' 19.2"de latitud Norte y 68° 20'00.9" de longitud Oeste, y a una altura, de 774 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente. La parte visible de la roca principal de este afloramiento, que se encuentra fragmentada a manera de lajas superpuestas, tiene 2.60 metros de largo por 1.35 metros de ancho aproximadamente. Esta roca presenta dos grabados bien definidos. Una cara y un punto (véase la figura N° 1). La cara tiene 23 centímetros de largo por 19.5 centímetros de ancho. El ancho y la profundidad del surco es de 1.5 y 0.4 centímetros respectivamente. Los puntos que definen los ojos de la cara tienen un diámetro de 2 centímetros. El segundo grabado, esto es, el punto, sin vínculo aparente con el grabado anterior, tiene un diámetro de 2 centímetros. La técnica utilizada para la realización de los trazos continuos del grabado fue el bajo relieve linear. Los puntos en cambio fueron elaborados haciendo uso de la técnica de abrasión rotativa. Continuando el ascenso por la carretera hacia el sitio de Agua Linda, por el margen derecho de la misma, se encuentra un afloramiento rocoso, compuesto por varias rocas, una de las cuales, esta grabada. Esta roca se encuentra ubicada geodésicamente a 10° 13' 26.6" de latitud Norte y 68° 20' 02.1" de longitud Oeste, así como, a una altura, de 846 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente. La roca que contiene el grabado tiene 78 centímetros de largo por 62 centímetros de ancho, aproximadamente. El grabado contenido por esta roca es una espiral (véase la figura N° 2), con una superficie de 26.5 centímetros de largo por 23 centímetros de ancho, aproximadamente. El ancho y profundidad del surco alcanza 2 centímetros y 1.2 centímetros, respectivamente. Este grabado fue elaborado a través de la técnica de bajo relieve linear. Pertenece al afloramiento rocoso anterior, una roca contenida de un mortero lítico, de diseño cónico, que tiene 12 centímetros de diámetro máximo aproximadamente. El mortero fue elaborado, a través de la técnica de abrasión rotativa, a juzgar por la regularidad de sus paredes (véase la figura No 3). La indicada roca, se encuentra separada del afloramiento rocoso anterior, producto, del movimiento de tierra que supuso la construcción de la carretera, lo cual causó, su deslizamiento hasta el propio margen de la misma. Reanudado el ascenso por la carretera hacia el Cerro de Las Mesas, se toma hacia la derecha de la misma, un pequeño camino o trocha que surca La Fila de Los Cachicamos, donde se encuentra un afloramiento rocoso, ubicado geodésicamente, a 10° 13' 46.9"de latitud Norte, a 68° 20' 10" de longitud Oeste, y a una altura de 975 metros sobre el nivel del mar, cuya roca principal, presenta grabada, dos figuras humanas (véase la figura N° 4 ), así como, cuatro puntos. La escena grabada propiamente dicha, esto es, sin considerar los puntos extremos, tiene 74.5 centímetros de largo por 60 centímetros de ancho. El ancho y la profundidad del surco es de 1.5 centímetros 0.4 centímetros, aproximadamente. Para la elaboración de este grabado se usó la técnica de bajo relieve linear, así como, la de bajo relieve planar. La roca grabada tiene 2.20 metros de largo y 1.40 metros de ancho, aproximadamente. Desde esta roca grabada se divisa el pueblo y Valle de Montalbán. Desde el lugar anterior, se camina en dirección a la carretera que va hacia el Cerro de Las Mesas, y a través de ella, se asciende por el estribo ya indicado, hasta llegar, al sitio denominado Agua Linda, donde se encuentra, a 10° 13' 55.4" de latitud Norte, a 68° 20' 18.2" de longitud Oeste, y a una altura de 1028 metros sobre el nivel del mar, un afloramiento rocoso, bastante fragmentando, contenivo de varios grabados o petroglifos (véase la figura N° 5). La roca principal, en atención al número de grabados o petroglifos que contiene, tiene 6 metros de largo por 5.30 metros de ancho aproximadamente. La disposición de la superficie grabada de la roca es ligeramente inclinada. En ella se encuentran grabados sobre rocas tanto aislados, como agrupados, sin ocupar, la totalidad de la superficie que los contiene (véase la figura N° 6). Entre los petroglifos que contiene la roca principal de este sector, se encuentran probablemente, una cara o máscara (véase la figura N° 7); la luna y otro planeta u estrella (véase la figura N° 8); una huella de tigre, contigua a la cual, se encuentra una figura humana contenida dentro de un espacio definido por líneas curvas (véase la figura N° 9); un pájaro (Véase la figura N° 10); el sol , la luna y otro planeta u estrella (véase la figura N° 11); una espiral (véase la figura 12); un ave de complejo diseño (véase la figura N° 13); dos grabados que semejan la lucha entre dos animales (véase la figura N° 14); una cara y una espiral (véase la figura N° 15), una representación humana, un pez, y una cara (véase la figura N° 16); dos grabados que definen cada uno, un área central, rodeada o protegida a su alrededor, con una abertura hacia el sur (Véase la figura N° 17); una cara o rostro con dos trazos que se cortan (véase la figura N° 18); un felino (Véase la figura N° 19); una representación esquemática de un mono (véase la figura N° 20); un diseño abstracto (véase la figura N° 21) y un grabado compuesto por un punto central, alrededor del cual, se encuentran seis puntos de menor tamaño (véase la figura N° 6, a la derecha del rostro o máscara de una deidad). La roca principal, tiene una horadación de sección elíptica, de 32 centímetros de largo por 10 centímetros de ancho, así como, de una profundidad de 10 centímetros, aproximadamente (véase la figura N° 22). A la izquierda de la roca anterior, hay otras dos rocas con manifestaciones rupestres. En efecto, en la que se haya ligeramente más baja, se encuentran grabados dos petroglifos. Uno, que ilustra a un sujeto sobre una embarcación, y el otro, de diseño abstracto. La roca que se encuentra ligeramente por encima de la roca principal, tiene una espiral grabada en su parte superior (véase la figura N° 23). Es importante destacar, que el grabado de diseño abstracto, ubicado a la derecha de la roca más baja, (véase la figura N° 24), es de diseño similar, al Geoglifo de La Rueda del Indio, localizado en Chirgua. Hacia la Quebrada de Agua Linda, distante unos 15 metros de distancia, se encuentra una laja, que contiene, un solo grabado sobre roca o petroglifo, que representa una figura humana (véase la figura N° 25). Los grabados sobre rocas o petroglifos de las cuatro rocas antes descritos, tomados individualmente, no superan los 60 centímetros de largo por 60 centímetros de ancho. Asimismo, el ancho de los surcos varia de 1.0 a 1.5 centímetros, así como, varia también, la profundidad de los surcos que van de 0.4 a 1.0 centímetros. Es importante destacar, que el afloramiento o crestón rocoso, del cual forman parte las tres rocas grabadas antes descritas, han sido intervenidas en su periferia, con motivo de la construcción de la carretera que va hacia el Cerro de las Mesas, sin que ello haya causado daño aparente en las manifestaciones rupestres que contiene. Discusión y Comentarios Los instrumentos utilizados para la elaboración de los grabados sobre rocas o petroglifos de Agua Linda, esto es, percutores y alisadores, fueron probablemente, de feldespato y/o cuarzo, minerales abundantemente aflorados en la zona, que poseen una dureza de 6 y 7 en la escala Mohs, respectivamente, suficientes, para horadar, las superficies más suaves de los esquistos micáceos que usaron como substrato. Las técnicas usadas para la elaboración de estos petroglifos fue, básicamente, la del bajo relieve linear, la del bajo relieve planar y la abrasión rotativa, tal como se observa, en las fotografías. Los grabados sobre rocas o petroglifos de Agua Linda se encuentran, en uno de los estribos montañosos del Cerro de Las Mesas, el cual prospectado arqueológicamente, no mostró indicios o evidencias materiales, tales como, cerámica, lítica o restos óseos que indiquen que la zona fuese utilizada como sitio de habitación, de trabajo o de cementerio por el grupo sociocultural que los elaboró. Esto permite inferir que la función que desempeñaron los petroglifos de Agua Linda estaba asociada a la celebración de ritos y ceremonias religiosas, que como tales, se realizaban en un lugar (los petroglifos), y en un tiempo determinado. Desde una perspectiva iconográfica, el diseño de los petroglifos de Agua Linda se caracteriza por el predominio cuantitativo de los diseños zoomorfos sobre los diseños antropomorfos y los diseños astronómicos. Asimismo se observa en los diseños de tipo zoomorfo una tendencia hacia una mayor complejidad y riqueza en el uso de elementos iconográficos que en el resto de los diseños. Ambos características podría estar indicando que la contradicción hombre-naturaleza era fundamental para los que realizaron estos artefactos arqueológicos. Los petroglifos de Agua Linda se encuentran asociados espacialmente al Geoglifo de Montalbán, artefacto arqueológico elaborado en una de las faldas del mismo estribo montañoso donde se elaboraron los primeros. Debe indicarse también, que uno de los petroglifos de Agua Linda (véase las figuras N° 24 y 25), tiene un diseño similar al que posee el Geoglifo de La Rueda del Indio, en el vecino Valle de Chirgua. La referida asociación espacial, e iconográfica, podría estar indicando, que quienes elaboraron los petroglifos, geoglifos y apilamientos líticos, esto es, de los diversos elementos de la gráfica rupestre presente en los Valles Altos del Occidente de Carabobo, compartieron la misma tradición cultural. Con respecto al origen de la tradición cultural en la que se inscriben la elaboración y uso de los elementos arqueológicos rupestres indicados, debe señalarse, que de acuerdo a las fuentes etnohistóricas, los Valles Altos del Occidente de Carabobo formaron parte del Área Cultural de los Arawacos Occidentales (Acosta Saignes, M., 1961, pp. 45-53), y como tal, tuvieron su origen en alguno o algunos de los grupos o sociedades matrices ancestrales Maipure del Norte establecidos en la Región del Alto Orinoco o del Alto Negro. En este orden de ideas, y siguiendo algunas de las hipótesis que estructuran al modelo sobre la expansión de los grupos Maipures del Norte (Zucchi, 2000, pp. 26-29), entre los 2800 y 2000 AY, la zona del Alto Orinoco y del Alto Negro, fueron afectadas por una fase seca que determinó cambios en la cantidad y disponibilidad de recursos en una región de aguas negras, que contando con una población numerosa, condujeron a una mayor competencia por los recursos y a un aumento de las tensiones intra e intertribales, que propiciaron la emigración de algunas unidades sociales (fratrias y /o sibs) pertenecientes a los cuatro grupos matrices (Proto Manao-Baré, Proto Palikur; Proto Curripaco) desde sus territorios ancestrales hacia sectores al norte de Suramérica, tales como, los Valles Altos del Occidente de Carabobo y la Cuenca del Lago de Valencia. Con relación al posible consumo de pociones, como sugieren los morteros líticos referidos arriba, es interesante indicar, que entre los Tukanos del Vaupés, territorio colombiano, perteneciente también al Noroeste Amazónico, se acostumbra el consumo de un brebaje elaborado de varias plantas silvestres, entre las qué destacan, la Banisteriopsis (Banisteria) caapi, y la Banisteriopsis (Banisteria) rusbyana, que contienen entre otras, harmalina y N,Ndimetiltriptamina (Reichel-dolmatoff, 1978, p.50), respectivamente, sustancias con propiedades alucinógenas, responsables, de los motivos de diseños alucinatorios, en principio figuras de tipo geométrico sencillo, y posteriormente, de escenas mitológicas, presentes en sus manifestaciones artísticas, con un significado específico de acuerdo a la cultura general del grupo (Reicheldolmatoff, 1978, pp. 177-180). En este orden de ideas, debe indicarse también, que en la Cordillera de la Costa de Venezuela, se ha reportado la presencia de la Banisteria argentea (Schnee,1973, pp. 628-629) y la Banisteria cornifolia (Schnee, 1973, pp. 581-582), que podrían contener, algunas sustancias alucinógenas, que propiciaron el origen de los motivos de diseño alucinatorios, culturalmente significativos, presentes en los petroglifos y geoglifos de Los Valles Altos del Occidente de Carabobo. Una alternativa para el acceso a las plantas con propiedades alucinatorias pudo haber estado en la constitución los macrosistemas político-económicos aborígenes del Noroeste Amazónico a partir del 2000 A.P (Vidal, 2000, p.12), con e] que estuvieron vinculados los Valles Altos del Occidente de Carabobo. Es importante destacar, que en relación al significado de los signos o símbolos de los grabados sobre roca o geoglifos de los Valles Altos del Occidente de Carabobo, es indispensable, el trabajo etnográfico y etnológico, entre los grupos aborígenes actuales pertenecientes a la familia lingüística Maipure-Arawaka establecidos en la Región del Alto Orinoco y del Alto Río Negro. Es en el marco cultural de los grupos indicados donde es posible aproximarse a la comprensión de los significados de los petroglifos y geoglifos de los Valles Altos del Occidente de Carabobo. Finalmente, se propone al Instituto de Patrimonio Cultural (IPC), iniciar acciones conducentes a la declaración de los Petroglifos de Agua Linda, así como, de todo el Complejo Arqueológico Rupestre de Montalbán, como Bien de Interés Cultural de la Nación, que requiere ser protegido, conservado e investigado, como expresión, del proceso de desarrollo histórico y cultural llevado a efecto por los aborígenes en los Valles Altos del Occidente de Carabobo. Agradecimiento Quiero dejar constancia de agradecimiento al Sr. Alí Marvez, miembro fundador del Movimiento Ecológico Montalbán, por la valiosa colaboración prestada en la realización del trabajo de campo que permitió la realización de este artículo. Referencias Documentales Acosta, M. (1961). Estudios de Etnología Antigua de Venezuela. Caracas: Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela. Cruxent, J.M. (1949). El geoglifo de la Fila de Olivita. Memoria de la Sociedad de Ciencias Naturales La Salle. 9 (23): 27-30. 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