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Página 1 FICHA 2 PRESENTACIÓN Después de haber reflexionado algunas generalidades de la nueva teología de los votos en la ficha 1, nos disponemos a estudiar, orar y discernir el voto de castidad como Carmelitas del Sagrado corazón. En esta ficha partiremos del análisis de la realidad en la vivencia de este voto para dejarnos iluminar por la Palabra de Dios, el magisterio y sobre lo esencial del Carisma y a la vez, las perspectivas que este voto implica en este momento histórico. Esta iluminación nos llevará a replantearnos los sueños de Dios sobre nosotras en nuestro llamado a amarle en lo concreto de la vida, a redimensionar nuestras relaciones desde el amor de Dios, y a tener una interpretación común de la forma de vivir nuestro voto de castidad como Carmelitas del Sagrado Corazón. Página fp-generalcsc@hotmail.com 2 Durante el proceso de la ficha encontraremos varios cuestionamientos y espacios de reflexión personal y comunitaria que enmarcarán los nuevos rumbos de nuestra consagración en el voto de castidad. Al final de la misma encontraremos un cuestionario para los aportes comunitarios a la congregación que serán entregados a más tardar el 10 de junio del 2011, por entrega personal, correo normal o electrónico a la casa general a nombre de Ramira Magdalena García Chávez y/o Margarita Castillo Méndez, animadoras del secretariado de formación permanente. Correo electrónico al que pueden enviar los aportes: I. OBJETIVO DE LA FICHA Con una actitud discipular misionera, profundizar la nueva teología del voto de castidad, desde nuestro carisma, para potenciar nuestra identidad de mujeres consagradas y desde un proceso de conversión en el amor, responder a los desafíos de la historia. II. CONTEMPLANDO LA REALIDAD 2.1 Influjo de la cultura en la forma de entender y vivir la castidad Los votos están en conexión con el mundo de las relaciones y, por lo mismo, sufren el influjo de las culturas en la forma de ser entendidos y en sus expresiones y manifestaciones externas. En la manera de entender y vivir el voto de castidad consagrada enfrentamos desafíos diferentes en sociedades culturalmente machistas o por el contrario igualitarias; en culturas donde la sexualidad es un tabú y se separa de su aspecto humano y afectivo, y en aquellas en las que o bien se propugna la complementariedad y reciprocidad de los géneros o se cae en un erotismo y hedonismo desenfrenados. 2.2 Contexto eclesial y el voto de castidad En el contexto eclesial influye también el concepto teológico que se desarrolla en la Iglesia, la situación en que se encuentra y la forma como se estructura. Página Si la Iglesia se desenvuelve en un ambiente pluralista y, sobre todo, deja de ser exclusivamente clerical y jerárquica, entonces se parte de la común vocación a la santidad y los votos en la vida consagrada se plantean como un camino de comunión con 3 Cuando la Iglesia vive un ambiente de rigorismo, los votos aparecen como un camino de perfección y la castidad subraya la renuncia, enfocando principalmente el aspecto jurídico de la misma. Dios y su proyecto. La castidad se comprende no solamente en su aspecto de reserva a Dios, de consagración a Él, sino también en el de la misión, de entrega al servicio de los demás en una disponibilidad total para el servicio evangelizador; es Dios, a través de su Hijo Jesús quien nos redime, libera el corazón y lo prepara para amar con toda generosidad. Esto nos hace ver que hay diferentes enfoques teológicos de los cuales se desprenden una gama de perspectivas prácticas de los votos, es decir, una diversidad dentro de la que se conserva la unidad en lo esencial en cuanto su contenido e implicaciones. 2.3 El voto de castidad en el hoy La castidad consagrada presenta un reto en la creciente cultura hedonista, en la que, del rigorismo moral se ha pasado a la permisividad extrema. Por otro lado, escándalos recientes en materia de castidad dentro de la Iglesia, engrandecidos aún más por los medios de comunicación, han hecho menos creíble su posibilidad. Más todavía, han cuestionado a la vida religiosa. Para la vida consagrada es una oportunidad para renovar la conciencia de los valores en los que se apoya la castidad consagrada. “En muchos países la inmensa mayoría de la gente 1 Revista Vida Religiosa, Madrid, enero-febrero, 2003. Página Esto tiene que ver con el desarrollo de nuestra condición humana en medio de un cambio de época, que se caracteriza por la pérdida de referentes en la vida familiar y social. Cada vez más encontramos desintegración familiar y, por ende, desintegración de la personalidad. Si bien en épocas pasadas contábamos con familias más estables y climas sociales más sanos, había poca formación en el ámbito de las emociones, afectividad y sexualidad; hoy, por el contrario, habiendo más exploración psíquico emocional de la persona, ésta no logra su madurez por las heridas propias del abandono, pérdida de roles 4 no asocia la castidad consagrada al amor; ni al de Dios; ni al de nadie. La condición célibe les evoca sacrificio, renuncia, represión, extrañeza, pero pocas veces amor. Lo triste es que bastantes consagrados/as quizá tampoco remitimos al amor y mucho menos al de Dios, con nuestro modo de vivir célibes”1. sociales y familiares; y, la influencia de un mundo materializado, hedonista, consumista y egoísta. Por otra parte, no dejamos de ver los signos de esperanza presente en las nuevas generaciones, una creciente sensibilidad a la experiencia de Dios que constata su paso en la vida, que transforma los corazones por la fuerza del amor, lo hidrata y lo prepara para comprometerse con la historia. La persona consagrada, quiere manifestar en la diversidad de culturas y en los diferentes contextos eclesiales que hemos mencionado, que sí es posible y verdaderamente liberador con la gracia del Señor Jesús, amar a Dios con todo el corazón poniéndolo por encima de cualquier otro amor, y amar así con libertad a todas las criaturas. Esto supone el gran reto de renovar nuestro enfoque teológico y discernir la influencia de la cultura donde estamos insertas; adentrarnos en un proceso de madurez humana y espiritual que nos permitan recorrer senderos de equilibrio, madurez psicológica y afectiva, y una gran pasión por Jesús, su Reino y la humanidad2. PROFUNDIZACIÓN PROFUNDIZACIÓN PERSONAL 1. ¿Cuál ha sido mi comprensión del voto de castidad y el enfoque teológico que lo ha sustentado? 2. ¿Cómo han influido las culturas donde he vivido en la práctica del voto de castidad? Pp. 28-36. Página Cf. MACCISE Camilo, Servicio, solidaridad, libertad. Los votos religiosos en el mundo de hoy. Editorial Santa Teresa. México 2005. 2 5 3. ¿Cómo he integrado mi desarrollo psico afectivo sexual en la vivencia del voto de castidad? PROFUNDIZACION COMUNITARIA Después de haber leído acerca de la influencia de la cultura, del contexto eclesial y el voto de castidad en el hoy, compartir como comunidad lo siguiente: 1. ¿Cómo influye la cultura del lugar donde estamos insertas en el concepto y vivencia del voto de castidad? 2. ¿Cuál es nuestro contexto eclesial y cómo influye éste en el concepto y vivencia del voto de castidad como religiosas? 3. ¿Cómo se ha ido viviendo en la congregación el voto de castidad? Después de compartir sobre estas preguntas, consensar tres retos que descubren como comunidad en la comprensión y vivencia del voto de castidad. III. REFLEXIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA DEL VOTO DE CASTIDAD 3 4 Cf. Aparecida n° 216 Cf. Aparecida n° 219 Página La castidad es un llamado universal. Todos los cristianos estamos llamados a vivir la castidad en los diferentes estados de vida. Nosotras, como consagradas, optamos por vivir la castidad en el CELIBATO como estilo de vida, es decir, como una forma de 6 3.1 DEFINIENDO LA CASTIDAD La castidad es la entrega íntegra de la persona a Dios por el Reino. Es un camino de especial seguimiento a Cristo para ponerse, como Él, al servicio de Dios y de la humanidad3 constituyéndonos en testigos de una entrega en el amor radical y libre a Dios y a la humanidad frente a la erotización y banalización de las relaciones4; conlleva una decisión personal como respuesta a la Gracia y una claridad para vivirla según la expresión de nuestra consagración como Carmelitas del Sagrado Corazón. vida cristiana que nos conduce a Dios y sobre todo a la construcción de su Reino, promoviendo –a nivel personal y como Instituto- la fraternidad y la justicia entre los seres humanos; creando un contexto y proceso de liberación y luchando en contra del pecado como expresión del desamor. Esta entrega y compromiso implica renunciar a la expresión explícitamente genital del amor y en consecuencia, a la procreación física5. La castidad en el celibato no se refiere sólo a la virginidad física sino a la del corazón. La castidad célibe es una opción que tiene como horizonte la concretización del sueño de Dios donde todos somos amados/as desde su corazón. El celibato afirma el amor, no renuncia a él sino a todo lo que se opone a él. Está orientado a hacerlo auténtico y universal. Los evangelios no ponen énfasis en la virginidad física de Jesús sino en su capacidad de amar en lo concreto de las limitaciones y fallas humanas en correspondencia al amor entre él y su Padre. Nosotras como seguidoras de Jesús hacemos un proceso de acercamiento a su humanidad a través de su corazón como fuente de amor. Esto provoca en nosotras el deseo y la necesidad de liberar toda nuestra capacidad de amar para hacerlo como Jesús ama, en un sentido de correspondencia a lo que el amor de Dios va haciendo en nosotras en lo humano. Implica sin duda, trabajar -personal y comunitariamente- por una integración afectiva y sexual que nos disponga a la relacionalidad que salva y libera para construir las relaciones de fraternidad que desea nuestro buen Padre para todos y todas. Cf. ARNOLD Simón Pedro. El riesgo de Jesucristo. Una relectura de los votos. Paulinas. Colombia. 2004. Pp. 77. 6 Cf. LG 44 Página 5 7 La persona consagrada es quien ha llegado a entender que su vida ya no le pertenece a sí, sino a Dios y a su Reino. Lo específico de esta vocación es que es un camino carismático de vida, una consagración hecha al servicio del amor más perfecto6; y que, junto con sus hermanas de comunidad se anima, se impulsa mutuamente para que su vida sea más creíble y los demás puedan decir “miren cómo se aman”. Según nuestras constituciones, la castidad es reserva para Dios y disponibilidad para ser enviadas. Es una respuesta al amor gratuito del Padre para seguir a Cristo comprometiéndonos a vivir la continencia perfecta, que nos libera para amar más profunda y universalmente. A través de ella nos disponemos a aceptar los riesgos que lleva consigo el compromiso de construir el Reino7. Implica la donación de todo nuestro ser al Padre para permanecer, como Cristo, constantemente disponibles a la realización de su Voluntad a favor de los hermanos8. La vivencia del voto de castidad según nuestro carisma enfatiza esta mutua pertenencia: ser toda de Dios Padre y, al mismo tiempo, como su Hijo Jesús, permanecer disponibles a la realización de su Voluntad a favor de todos los seres humanos que precisan ser redimidos en el amor liberador, esto podrá ser posible gracias a la vivencia de la fraternidad en donde todas nos amamos, nos ayudamos y “somos amigas fuertes de Dios”. PROFUNDIZACIÓN Para la reflexión personal y comunitaria profundizar en los siguientes textos de N. M. Luisita y derecho propio: Carta 297 “Bendigo a Dios nuestro Señor, al ver que estás contenta en el 7 8 Cf. CC n° 19 Cf. CC n° 20 Página 8 servicio de Dios. Procura serle muy fiel, teniendo muy en cuenta las cosas más pequeñas; ámalo con toda tu alma manifestándoselo por el cumplimiento exacto de tu deber y haciéndolo todo únicamente por su amor”. Carta 596 “Haces muy bien en serle agradecida a nuestro buen Dios por tu vocación. Ámalo con toda tu alma y dale gracias todos los días. Él, de una manera directa ha cuidado de ti desde tu niñez, ahora tu sele fiel hasta la muerte”. TESTIMONIO de la Hna. María de Lourdes del Divino Pastor “¡Qué hermosura!, ¡qué felicidad!, ser nosotras escogidas para el divino servicio, qué hermoso pensar y decirse a sí misma: soy de Dios para siempre ¡oh hermosura! ¡Qué felicidad!, somos elegidas de Dios, y cerraba sus ojos como abismada…”. 1. Al leer los textos de N. M. Luisita ¿Qué elementos nos aporta sobre el voto de Castidad? 2. Leer Constituciones n° 19 al 21 ¿Qué elementos son esenciales para comprender el voto de castidad según nuestras constituciones? Página 3.2.1 El voto de castidad y su fecundidad en la historia Desde el punto de vista antropológico el voto de castidad se inserta en la condición humana y es inseparable del compromiso con la historia. Recordemos que la redención tiene la finalidad de acompañar a los hombres y mujeres hacia su plenitud que es el experimentarnos plenamente hijos e hijas de Dios. Desde esta perspectiva supone una conciencia clara y valiente de nuestra responsabilidad para actuar sobre nuestro proceso personal y la realidad a fin de que se concretice el querer de Dios y así proclamar que tanto la historia personal como de la congregación y la de nuestro pueblo es en el ahora, historia de salvación. Y que, el voto de castidad incide en la transformación de la sociedad. 9 3.2 ANTROPOLOGÍA DEL VOTO DE CASTIDAD Cuando hacemos la profesión pública de los votos, confesamos y proclamamos abiertamente que queremos vivir una autonomía regida por los criterios de Dios, que está siempre en relación con los otros/as, es así como nuestra humanidad se va divinizando, es el sentido de la redención, entre más humanas más santas. 3.2.2 El voto de castidad, camino hacia la plenitud de una persona integrada La experiencia del amor integra todas las dimensiones de la persona, pone en dinámica fecunda tres fuerzas que nos atraviesan: a) El eros, b) la filía y c) el ágape Profundicemos en cada uno de ellos y su relación. a) El eros es la fuerza de atracción mutua, es el descubrimiento de nuestra necesidad del otro y el deseo de hacerlo nuestro. El motor de esta primera fuerza de amar es el placer. Lamentablemente hemos asociado el eros, de manera exclusiva, con la actividad sexo genital y, más aún, algunos con la pornografía erótica. Esta visión reduccionista nos ha llevado a valorar la sexualidad -que nos configura- como una realidad sucia y deshonesta hasta el punto de desconocerla, reprimirla y negarla. Esta actitud ante la sexualidad puede frustrar el potencial místico y profético de nuestra vocación y, por lo tanto, puede hacer de nuestras vidas, unas vidas frustradas y amargadas o enfermizas. Página 10 Si estamos de acuerdo en que anhelamos la plenitud de vida en comunión, entonces hay que acoger nuestra sexualidad como un “signo de cuánto anhelamos la comunión con las otras personas, de nuestro afán de fundirnos con el todo”9 es decir con Dios. Alselm Grûn, dice que el eros y la sexualidad pueden “llevarnos a trascendernos hacia Dios, (y) hacernos vivir la experiencia de la más íntima unión con ÉL”10. El eros es un don de Dios que genera vitalidad y pasión profunda, que despierta nuestra capacidad para percibir a Dios como amor inaprehensible, que alimenta el entusiasmo por salir de nosotras; el eros es una energía que nos permite percibir el placer ante lo bello y disfrutar de grandiosas pequeñas experiencias simples y cotidianas tanto de parte de Dios como de las hermanas/os; es el aliento que nos lleva a cantar y a celebrar nuestra fe. El riesgo de esta fuerza vital, si no se abre a otra, se devora a sí misma en un desesperado intento por colmar todas las carencias y poseer todo lo que nos hace falta. b) El eros necesita abrirse a la segunda fuerza del amor que llamamos la filía, la cual caracteriza el amor de amistad y reciprocidad. En ella, la necesidad no es ya la única inspiración pues la vida del otro/a por sí misma, se vuelve la fuente de mi felicidad. Cuando el amor es verdadero nos lleva a salir de nosotras mismas, a no leer la vida desde nosotras, sino desde Dios y los otros, para que como dice San Juan de la Cruz “ya sólo el amor es mi ejercicio”, es desde ahí donde nos convertimos en verdaderas amigas/amigos. Nouwen, Henrri. Citado en Muller, W. Besar es orar. La sexualidad como fuente de espiritualidad, Sal Terrae, Santander, 2005 pp 15-16, pp. 18. 10 Citado por Muller, id, 20 Página 9 11 c) Finalmente, la misma amistad fraterna puede ensancharse más, aún en un más allá de la simple reciprocidad de iguales. El ágape, la caridad, es un amor que ya no espera retorno para darse. Se trata de dar la vida, como dice Jesús, por sus amigos. Ciertas corrientes confunden la castidad con el ágape, excluyendo de ella el eros y hasta la filía. La castidad no es una negación del amor de atracción ni del amor de amistad sino un proceso permanente de integración y de transfiguración de todas las dimensiones del amor. Así, el amor casto conserva su pasión de eros y su encanto de amistad (filía), pero tiende siempre a la caridad (ágape). Cuando se tiene claro el ideal, entonces todas las fuerzas se canalizan hacia Él y se experimenta la verdadera felicidad. En esta línea se comprende que la castidad célibe no es un estado de pureza y de invulnerabilidad, sino la tensión conflictiva por la pureza en la fragilidad y la libertad en el compromiso. Como dicen algunos espirituales, uno no nace casto sino se vuelve casto en un largo camino de liberación y de purificación en el amor. Desde el primer sí, frágil y débil, nos comprometemos con Jesús y, como discípulas, iremos aprendiendo la clave del amor con la certeza de que nos irá configurando con Él y descubriremos el valor de la castidad. La castidad es un signo profético cuando la vivencia del amor integra las tres dimensiones, anticipa la sanación de todas nuestras relaciones desde la conciencia de género, redimiéndolas del egoísmo; de la violencia generada por las relaciones desiguales y opresoras y al reduccionismo en su manifestación genital explícita. Página Recordemos que la antropología relacional comprende a la persona como presencia en relación con la trascendencia, con el mundo, el cosmos y otras personas, y consigo misma, en el proceso de realización. Su fundamento es la certeza de que el ser humano es imagen y semejanza de la Trinidad que es esencialmente relacional, es decir, comunitaria y comunicativa. 12 Al considerar la centralidad del amor que sana, en un nuevo ejercicio del amor generoso e igualitario redime la herida de nuestras relaciones. Nuestras relaciones, liberadas por fin de la violencia y la dominación, dejarán de ser competitivas. Nos amaremos plenamente pero en total libertad y en total castidad. Desde la antropología relacional y la dimensión trinitaria de nuestra opción, se propone la importancia de incorporar el eros en la comprensión y en la vivencia del voto de castidad, pues parece que es una realidad que puede llevar a vivir con hondura y con pasión, nuestra consagración. Entonces, podemos definir la mística como capacidad de admirar, de celebrar y agradecer la experiencia del Dios que nos atrae; a la vez, la profecía como el imperativo de realizar signos que anuncien ya, la plenitud de vida en comunión; y la erótica como elemento que alimenta el irresistible deseo de Dios y la pasión por la vida de la humanidad. Walter Schubart dice que “Si no se 11 Citado por Muller, idem. pp. 15-16 Página 13 consigue establecer una relación nueva, cercana y feliz entre religión y erotismo, reconciliando la dignidad humana con la sexualidad, no se producirá el renacimiento de la religión, en el que hoy muchos confían y del que tanto esperan. Pero si se lograra, el eros recibiría con ello una nueva y sagrada dignidad, y la religión una verdadera fuerza vital...”11 Por lo que, es necesario, entonces formarnos para desarrollar una relación positiva del eros con la mística y la profecía, para ofrecerle cauces acordes con nuestra opción y para avanzar en este proceso de integración de las dimensiones que nos constituyen como personas humanas. En el encuentro de la mística, la profecía y la erótica se realiza el ágape cristiano; en la intersección de estas tres experiencias (eros, filía y ágape) se despliega nuestra capacidad de amar gratuitamente, a la manera de Jesús, el profeta de Nazaret. Amor sin límites que bellamente recoge Pablo como cantar de los cantares de la nueva alianza en 1Cor 13. La castidad nos posibilita crear, cuidar, fortalecer relaciones de amistad recíproca, gratuita y amorosa, libre de dependencias, violencia y opresión. Esta opción implica creer íntima e intensamente en el amor primero de Dios como amante que nos transfigura y nos recrea como personas amadas para impulsarnos a ser amantes audaces, cauces limitados- pero apasionados- de su ilimitado amor. Por este voto manifestamos públicamente que queremos aprender a amar la voluntad y los amores de Dios, que queremos abrir nuestra sensorialidad a esos amores, para reconocerlo en las víctimas que el sistema ignora, excluye y margina con violencia insensible y corazón endurecido. Página a. Favorecer relaciones humanizantes y humanizadoras, incluyentes y plurales, castas y libres, profundas y armónicas. b. Habilitar la experiencia de soledad como espacio privilegiado de encuentro amoroso con Dios mayor, en nuestra más profunda y auténtica verdad. c. Vivir un proceso que unifique nuestra sexualidad y nuestro erotismo a través del cuidado de amistades responsables, auténticas y plenificantes. 14 Para que esto vaya siendo posible, disponemos nuestro cuerpo, nuestros afectos y nuestra libertad para: Página Finalmente, toda opción de amor exige, para ser visible, un contraste que subraya su significación. El celibato cobra toda su fuerza profética cuando se presenta como contraste con la amistad y la fraternidad con ambos sexos. Los célibes incapaces de conjugar amistades personales con la preferencia comunitaria son poco creíbles. Esta capacidad de amar de verdad a gente concreta puede provocar tensiones con la comunidad. 15 d. Crear comunidades fraternales, amplias, abiertas y diversas. e. Amar con ternura la fragilidad humana, practicar la justicia con quienes son vistos como prescindibles por la sociedad, acoger con cariño la vulnerabilidad, seguras de que justo ahí, Dios nos encuentra. f. Denunciar la violencia, la opresión y la iniquidad en las relaciones de poder. g. Participar en la administración, el cuidado y el respeto a la tierra, nuestra casa común. h. Valorar el eros como fuerza que nos hace capaces de amar más allá de nosotras mismas, como dinamismo que nos impulsa a apasionarnos por Dios y por la humanidad. Algunos caminos de redimensionar el eros son: Integrar el placer a través de nuestros sentidos y educar la selectividad de nuestras percepciones en conformidad con nuestra sexualidad. Dejar sorprendernos con nuestra capacidad para disfrutar lo cotidiano, lo pequeño en su asombrosa grandeza, lo simple con toda su belleza. Celebrar pública y comunitariamente nuestra fe. Dejar a Dios que nos transforme en su imagen viva, expresión y cauce de su Espíritu, cuerpo de Cristo en nuestro hoy. Tener la valentía de salir de nuestro egoísmo para poder disfrutar de todo lo que nos comparten -Dios y los hermanos- potenciando nuestra actitud de asombro, acrecentando nuestra actitud teologal y la capacidad de ser mujeres contemplativas capaces de ver la vida como Dios la ve. Dicha tensión es más fecunda que la mortal falta de amor. El debate abierto de corazones en el seno de la comunidad, lleva a la confianza mutua y es lo que consolida las redes entre nosotras. La comunidad debe abrir espacio a las amistades personales en la confianza y cada hermana debe cultivar esta apertura de corazón a la comunidad dejándose cuestionar por ella. Esta tensión exigente es signo de madurez tanto personal como comunitaria, sabiendo que, en definitiva, la comunidad, para las consagradas, debe ser la referencia última. 3.2.3 Amar desde nuestra afectividad-sexualidad como mujer La afectividad implica no solo la capacidad de amar, sino también nuestra forma de amar como personas sexuadas, dotadas de emociones, cuerpo y pasiones. Estamos llamadas a amar como las personas que somos, sexuales, llenas de deseos, de fuertes emociones y de la necesidad de tocar y estar cerca del otro/a. Merece especial atención reflexionar sobre la sexualidad integrada en la castidad célibe. La sexualidad es una realidad biopsicosocial. Abarca a la persona en su totalidad pues involucra todas las áreas de nuestra vida y de hecho, desde que nacemos estamos determinados, es parte de nuestra identidad. Es común que las personas entiendan lo mismo sexo y sexualidad, sin embargo la sexualidad está conformada por tres esferas y el sexo sólo es una de ellas. Por una esfera biológica (sexo) Una esfera socio cultural (género) Página 16 La sexualidad humana está compuesta: Una esfera psicológica orientación sexual) (identidad de género y Psicológica (Identidad y orientación sexual) Socio cultural (Género) Biológica (Sexo) Por una esfera biológica (sexo). Es el conjunto de características fisiológicas y anatómicas que diferencian a hombres y mujeres y los ubican en extremos reproductivamente complementarios. El sexo es universal y estático. Eso quiere decir que todas las mujeres y hombres de todos los tiempos y regiones tienen los mismos cromosomas y los mismos órganos involucrados en la reproducción. Página construyen alrededor de la diferencia sexual: roles, actividades, maneras de relacionarnos y de expresar emociones. A partir de la apariencia externa de los órganos sexuales se establece una larga cadena de enseñanzas de lo que significa y se espera el ser hombre o mujer. En las décadas pasadas estas diferencias eran 17 Esfera psicosocial (género) es todo aquello que las sociedades fácilmente identificadas por la forma de vestir, las carreras profesionales que se elegían, las actividades que se desempeñaba y el cómo de las relaciones. Actualmente, en este cambio de época, somos testigos de cambios significativos en estos roles asignados por la cultura. Por ejemplo, antes a los hombres se les prohibía llorar, expresar emociones, ser débiles, sentirse vulnerables, fallar o tener miedo; y estaban obligados a ser fuertes, duros, insensibles, competitivos, agresivos, conquistadores y proveedores. Mientras que a las mujeres se les prohibía ser competitivas, fuertes, agresivas, tomar la iniciativa. Al mismo tiempo se esperaba de ellas que fuesen recatadas, sumisas, maternales y dependientes. Este cambio de paradigmas nos abre y obliga a profundizar en nuestra auténtica identidad de género en una sociedad de iguales diferenciados, y a discernir, por lo tanto, los roles correspondientes al ser mujer y hombre en una sociedad plural y abierta al desarrollo de todas las capacidades del ser humano. Esto supone un proceso de autoconocimiento y valoración frente a la diversidad de ideologías y sistemas de consumo que pretenden imponernos y someternos a modelos estereotipados, despersonalizándonos y, por lo tanto, desidentificándonos. Por otra parte, nos invita a tomar conciencia del rol que nos toca desempeñar en el mundo y en la historia como mujeres Carmelitas del Sagrado Corazón. Esfera psicológica (identidad y orientación sexual). Es la forma Página La esfera psicológica está integrada por los sentimientos, ideas y la forma en que nos comunicamos. Están también nuestros miedos, deseos, fantasías y afectos, la experiencia subjetiva del 18 en que cada persona retoma y reproduce todo lo que su sociedad le enseñó que debe hacer y cómo debe de actuar. La sociedad puede tener muchas expectativas de cada sujeto según su sexo, pero todos estos aspectos no se quedan fuera de la persona, por el contrario, poco a poco los va interiorizando y haciendo suyos hasta que condicionan su forma de pensar y de sentir. amor y de los demás vínculos. El conjunto de estos factores conforman la identidad sexual psicológica que algunos denominan identidad sexo genérica y que definen como la percepción intima y personal de pertenecer a uno de los dos sexos. Además de tener un cuerpo masculino o femenino, la persona se percibe a sí misma como hombre o como mujer. Solo cuando consideramos estas tres dimensiones puede tenerse una visión integral de la sexualidad humana que se involucra toda en el ejercicio de amar desde Dios. Algo realmente novedoso en los últimos tiempos, ha sido recuperar esta parte antropológica que nos pone en sintonía con una dimensión más mística y profética de este voto que no se queda en una relación intima con Dios sino que se expande hasta ser testigos y profetas del amor que humaniza, dignifica y libera. PROFUNDIZACIÓN Reflexionar a nivel personal 1. ¿Qué luces encontré para integrar el eros, la filía y ágape en mis relaciones con Dios, conmigo misma, con los demás y con el cosmos? 2. ¿Cómo vivo mi sexualidad? Y ¿De qué me doy cuenta que necesito trabajar en las tres esferas de mi sexualidad? verla, irradiaba su amor al Señor, que derramaba con los que la rodeaban, sobre todo con los pobres, que le llamaban ‘Madre Página Testimonio de Margarita de Cristo “Su vida de oración era de intimidad con Dios, pues sólo al 19 Acerquémonos a los testimonios sobre la afectividad de N. M. Luisita y compartamos en comunidad: 1. ¿Qué rasgos de la afectividad descubres en N. M. Luisita? 2. ¿Qué elementos de este apartado nos pueden ayudar a integrar nuestra sexualidad en la vivencia del voto de castidad? Luisita’. A los sacerdotes los amaba y respetaba, se sentían especialmente queridos por ella y como esto era tan general, quiere decir, que a todos trataba con caridad y amabilidad. ¿Qué diré de su pureza angelical? En su mirada se veía la pureza de su alma”. Testimonio de Josefina del Niño Jesús “Mi mamá, Victorita Alatorre, murió en el tiempo de mis votos; nuestra madre no pudo darme la noticia, se fue a los Ángeles y dejó encargada de hacerlo a la M. María de la Divina Eucaristía. Poco antes de la muerte de mi mamá tuve una pesadilla; estaba en ejercicios; como nuestra madre dormía enseguida de mí, se dio cuenta de mi mal sueño, me tocó la pared para ver qué era lo que pasaba; me preguntó qué tenía y le contesté que vi a mi mamá que me dijo: ‘Ya me morí y no me dejes en el purgatorio’. N. M. Luisita me llevó con ella y esa noche me quedé en su pieza porque ella practicaba la caridad en grado sumo. En la siguiente vez que fue, iba muy cariñosa con nosotras; una tarde me dijo: venga conmigo, vamos a la huerta. Yo me senté en el suelo y me recargué en sus piernas. Me dijo: ‘Dígame cómo se siente; cuénteme todo’. A mí se me fue en llorar y ella también lloró. Me alentó, me platicó del cielo, me dio muchos consejos, yo la veía más cariñosa y con ganas de que yo estuviera donde estuviera a gusto”. Página darse a querer y fue profundamente amada de todas y cada una de sus hijas; que las expresiones de afecto de parte nuestra no todas fueron iguales porque fueron prestadas en el molde de nuestro propio carácter, como ella decía. Me supongo y estoy casi cierta de no cometer error al afirmar que las que aún vivimos tenemos muchas cosas que referir respecto a su delicadeza maternal para con cada una”. 20 Testimonio de Margarita María del Sagrado Corazón “En lo que todas estamos de acuerdo es que N. M. Luisita supo 3.3 DIMENSIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA DEL VOTO DE CASTIDAD En esta dimensión abordaremos tres puntos teológicos del voto de castidad: su fundamento Trinitario, Jesús el Dios hecho hombre casto y célibe y, por último, enfatizaremos la actitud casta de Jesús frente a la mujer y lo diverso. 3.3.1 Fundamento trinitario del voto de castidad A lo largo de la primera y esta segunda ficha, hemos profundizado en la raíz trinitaria de los tres votos. Hablando de castidad, es en la semejanza con la relación trinitaria de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, donde encontramos nuestra referencia primera en cuanto, capacidad, posibilidad y camino de vivir la castidad. El amor entre este Dios uno y trino no se queda en sí mismo sino que se expande en un círculo infinito de amor para hospedar, desde ese mismo amor a todo ser humano y ofrecer así una relación de unidad con Dios y a la vez de unidad y redención de las relaciones humanas. 3.3.2 Jesús casto y célibe La novedad en la teología de los votos es profundizar en el modo como Jesús fue casto y célibe en todo el misterio de su encarnación, desde su nacimiento, vida pública hasta su muerte en cruz y resurrección. 12 Tomado de la Biblioteca electrónica cristiana BEC-VMULTIMEDIOS- VIDA Y ESPIRITUALIDAD. Reflexiones de S.S. Juan Pablo II en las catequesis Página El Papa Juan Pablo II, en su catequesis presentando a Jesucristo, verdadero hombre12 expresa: “El Concilio Vaticano II subraya la 21 Recordemos que Jesús fue enviado por el Padre para darnos a conocer su amor y para mostrarnos un camino de volver a ese amor, el camino es la encarnación de Jesús que haciéndose en todo hombre nos mostró la forma de amar, de perdonar, de recrear el mundo, de ser justo y a la vez bondadoso. relación nueva que el Verbo, encarnándose y haciéndose hombre como nosotros, ha inaugurado con todos y cada uno: "El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado"13. La "semejanza" de Cristo con nosotros, que se deriva del hecho de que Él era verdadero hombre: "El Verbo se hizo carne", y "carne" ("sarx") indica precisamente el hombre en cuanto ser corpóreo (sarkikos), que viene a la luz mediante el nacimiento "de una mujer" (cf. Gál 4, 4). En su corporeidad, Jesús de Nazaret, como cualquier hombre, ha experimentado el cansancio, el hambre y la sed, la ternura, el amor, la amistad.... Su cuerpo era susceptible, vulnerable, sensible al dolor físico. Y precisamente en esta carne ("sarx"), fue sometido Él a torturas terribles, para ser, finalmente, crucificado: "Fue crucificado, murió y fue sepultado". El texto conciliar citado más arriba, completa todavía esta imagen cuando dice "Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre". Prestemos hoy atención particular a esta última afirmación, que nos hace entrar en el mundo interior de la vida psicológica de Jesús. Él experimentaba verdaderamente los sentimientos humanos: la alegría, la tristeza, la indignación, la admiración, el amor. Leemos, por ejemplo, que Jesús "se sintió inundado de gozo en el Espíritu Santo" (Lc 10, 21); que lloró sobre Jerusalén: 13 GS 22 Página realizadas entre el 27 de enero y el 17 de febrero de 1988; sobre Jesucristo, Verdadero hombre. 22 "Al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si al menos en este día conocieras lo que hace a la paz tuya!" (Lc 9, 41-42); lloró también después de la muerte de su amigo Lázaro: "Viéndola llorar Jesús (a María), y que lloraban también los judíos que venían con ella, se conmovió hondamente y se turbó, y dijo ¿Dónde le habéis puesto? Dijéronle Señor, ven y ve. Lloró Jesús..." (Jn 11, 33-35). Los sentimientos de tristeza alcanzan en Jesús una intensidad particular en el momento de Getsemaní. Leemos: "Tomando consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, comenzó a sentir temor y angustia, y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte" (Mc 14, 33-34; cf. también Mt 26, 37). En Lucas leemos: "Lleno de angustia, oraba con más insistencia; y sudó como gruesas gotas de sangre, que corrían hasta la tierra" (Lc 22, 44). Un hecho de orden psico-físico que atestigua, a su vez, la realidad humana de Jesús. Leemos asimismo episodios de indignación de Jesús. Así, cuando se presenta a Él, para que lo cure, un hombre con la mano seca, en día de sábado, Jesús, en primer lugar, hace a los presentes esta pregunta: "¿Es lícito en sábado hacer bien o mal, salvar una vida o matarla? y ellos callaban. Y dirigiéndoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazón, dice al hombre: Extiende tu mano. La extendió y le fue restituida la mano" (Mc 3, 5). Página En otros lugares leemos que Jesús "se admira": "Se admiraba de su incredulidad" (Mc 6, 6). Muestra también admiración cuando dice: "Mirad los lirios cómo crecen... ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos" (Lc 12, 27). Admira también 23 La misma indignación vemos en el episodio de los vendedores arrojados del templo. Escribe Mateo que "arrojó de allí a cuantos vendían y compraban en él, y derribó las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas, diciéndoles: escrito está: 'Mi casa será llamada Casa de oración' pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones" (Mt 21, 12-13; cf. Mc 11, 15). la fe de la mujer cananea: "Mujer, ¡qué grande es tu fe!" (Mt 15, 28). Pero en los Evangelios resulta, sobre todo, que Jesús ha amado. Leemos que, durante el coloquio con el joven que vino a preguntarle qué tenía que hacer para entrar en el reino de los cielos, "Jesús poniendo en él los ojos, lo amó" (Mc 10, 21). El Evangelista Juan escribe que "Jesús amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro" (Jn 11, 5), y se llama a sí mismo "el discípulo a quien Jesús amaba" (Jn 13, 23). Jesús amaba a los niños: "Presentáronle unos niños para que los tocase... y abrazándolos, los bendijo imponiéndoles las manos" (Mc 10, 13-16). Y cuando proclamó el mandamiento del amor, se refiere al amor con el que Él mismo ha amado: "Este es mi precepto: que os améis unos a otros como yo os he amado" (Jn 15, 12). Página Así, pues, Jesús se ha hecho verdaderamente semejante a los hombres, asumiendo la condición de siervo, como proclama la Carta a los Filipenses (cf. 2, 7). Pero la Epístola a los Hebreos, al hablar de Él como "Pontífice de los bienes futuros" (Heb 9, 11), confirma y precisa que "no es nuestro Pontífice tal que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, antes fue tentado en todo a 24 La hora de la pasión, especialmente la agonía en la cruz, constituye, puede decirse, el zenit del amor con que Jesús, "habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). "Nadie tiene amor mayor que éste de dar uno la vida por sus amigos" (Jn 15, 13). Contemporáneamente, éste es también el zenit de la tristeza y del abandono que Él ha experimentado en su vida terrena. Una expresión penetrante de este abandono, permanecerán por siempre aquellas palabras: "Eloí, Eloí, lama sabachtani?... Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc 15, 34). Son palabras que Jesús toma del Salmo 22 (22, 2) y con ellas expresa el desgarro supremo de su alma y de su cuerpo, incluso la sensación misteriosa de un abandono momentáneo por parte de Dios. ¡El clavo más dramático y lacerante de toda la pasión! semejanza nuestra, fuera del pecado" (Heb 4, 15). Y precisamente, gracias a una semejanza tal: "Cristo, el nuevo Adán..., manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación"14”. A través de esta reflexión hemos contemplado la riqueza emocional y afectiva de Jesús quien se relaciona con todo lo creado con un amor que dignifica y redime. 3.3.3 Jesús casto ante la mujer y ante lo diverso Aunque todo el evangelio y varios textos enfatizan la relación de Jesús con la mujer y su capacidad de amar a todos, tomaremos como ícono de esta relación el encuentro de Jesús con la mujer sirofenicia. 14 GS 22 Página La mujer Sirofenicia entabla un diálogo con Jesús que no les es posible entender a los discípulos. El relato de la Sirofenicia se entiende en el amplio contexto de la narración evangélica. En el relato que le antecede y en el que le sigue: Jesús alimentó a 5000 judíos en un desierto en territorio judío y camina sobre el agua. Luego sana a quienes se le acercan. Después de esto tiene una controversia con los fariseos acerca del comer sin lavarse las manos. Y enseña a sus discípulos en privado, declarando todos los alimentos puros Inmediatamente después se dirige al impuro territorio gentil de Tiro donde responde a la petición de una mujer impura gentil sacando un espíritu impuro. Después de esto se dirige a otro territorio gentil de la región de Decápolis donde cura a un sordo y tartamudo Y, subsecuentemente alimenta a 4,000 gentiles en el desierto. 25 Leamos el texto de Mc 7, 24-30 Vemos que el centro de esta serie de textos es la declaración de la universalidad del mensaje a través del reconocimiento de que todos los alimentos son puros. Jesús, al vencer sus resistencias para abrirse al diálogo con la diversidad cultural, de género, racial, religiosa; vive la denominada “crisis de Galilea” que le lleva a replantear su misión y a volver a la experiencia fundante del amor incondicional del Padre. Veamos la dinámica del texto: Jesús, luego de la agotadora discusión con los fariseos sobre la clave religiosa fundamental del judaísmo de la época, la pureza e impureza, se dirige a tierra pagana para retomar fuerzas y meditar. Sin embargo, su intención es interrumpida por una mujer, griega y sirofenicia, que ingresa en la casa fronteriza donde está Jesús para suplicarle que sane a su hija poseída por un espíritu inmundo. La vida de un ser humano está en juego y sorprende que Jesús responde con la excluyente lógica farisaica: el pan es para los hijos (judíos) y no para los cachorrillos (paganos). La mujer madre, impulsada por la urgencia de la vida amenazada de su hija, le responde con genialidad y creatividad: …pero los cachorrillos, debajo de la mesa, comen las migajas de los hijos. Jesús, interpelado por tal asertividad cede ante la contundencia de la palabra de la mujer: ‘Por lo que has dicho…’ Página Se destacan algunas virtudes: fe, humildad, perseverancia. La fe opera una transformación: la mujer pasa de ser considerada no destinataria de la Buena Nueva, a ser receptora de la misma. 26 Este encuentro entre Jesús y la sirofenicia, es a la vez el momento crucial en el que Jesús se replantea la misión y confirma la dimensión universal del amor del Padre. En cuanto al punto de vista de la mujer, es Juan Crisóstomo el que llega más lejos en descubrir a la mujer como sujeto: en su última homilía la llama “evangelista” y afirma que es ella quien obra la curación por medio de su voluntad. Hay estudiosas/os que subrayan la condición culta de la mujer que se confirma en su diálogo con Jesús. En relación a la humildad la mujer vive una kénosis frente a la etnicidad y el poder de salvación de Jesús… y es exaltada por esto… rememora Fil 2,6… Jesús reconoce el lugar del logos de la mujer… hija es la hemorroisa, es la mujer encorvada, ambas judías y lo es también la niña sirofenicia… La respuesta de Jesús al pedido de la mujer sirofenicia es una enseñanza concreta de que el cumplimiento de la voluntad de Dios implica la apertura personal, mental, de género, cultural y religiosa a toda persona humana, sin exclusiones de ninguna índole.15 Desde la lectura de este texto, contemplamos a un Jesús que rompe todas las barreras, incluso las de su propia mentalidad judía, para abrirse al imperativo del amor que redime y coloca a cada ser humano en su justo lugar de hija e hijo muy amado del Padre. La castidad de Jesús le conlleva un proceso de apertura a lo diverso para buscar juntos/as caminos de vida y de complementariedad. Ese, es el proyecto del Padre. 15 Cf. BRACAMONTES MariCarmen, “Hacia una VC místico-profética que se revitaliza para dar vida”. Conferencia en la CLAR, Bogotá Colombia, 2009. Página 1. Desde esta perspectiva trinitaria de complementariedad y amor redentor así como de la actitud casta de Jesús, revisemos nuestras relaciones con nosotras, entre nosotras, con el sexo opuesto, con el mundo y con el cosmos ¿Qué descubrimos?. 27 PROFUNDIZACIÓN 2. El siguiente testimonio de la Madre Carmen de Jesús, N. M. Luisita, refleja su apertura a los demás con un amor universal “Igualmente dejaba el escritorio para ir al locutorio donde la llamaban con frecuencia largas horas pasaba en él, alentando, instruyendo en la vida espiritual a cuantas personas acudían a ella. Sacerdotes, personas de alta sociedad, gente de la clase media, pobrecitos; a todos escuchaba y trataba con igual bondad. Curioso me parecía oír de distintas personas expresiones como estas: ‘La madre Luisita me tiene particular cariño.’ ‘La Madre Luisita quiere mucho a mi hijo, cómo lo acaricia. Segura estoy de que es su consentido’. Y de singular manera se expresaban muchas más. Las primeras veces que oí esto, creí que en realidad, de verdad tenía sus preferencias naturales, pero al fin vine a caer en la cuenta de que todos se sentían preferidos en su estimación”. 3.4 DIMENSIÓN MÍSTICO PROFÉTICA DEL VOTO DE CASTIDAD Esta nueva dimensión de los votos nos lleva a replantearnos la originalidad del voto desde una doble perspectiva: cómo nos une al Padre a través de Jesús en una relación cada vez más profunda e integradora con la Trinidad, y a la vez su proyección profética liberadora en estos momentos de la historia, influjo que restablezca la alianza entre Dios y la humanidad, denunciando lo que se opone al amor y anunciando el hoy del amor incondicional y liberador de Dios, a través de relaciones sanas, fraternas y de caridad entre los seres humanos y con el cosmos. Página Cuando contemplamos nuestro mundo, nuestra iglesia y, particularmente, nuestra congregación, se imponen como evidencia a nuestros corazones, urgencias que nos desafían y nos exigen hacer procesos de transfiguración de nuestro modo de vivir la castidad y nuestra vida consagrada. Implica ser signos 28 3.4.1 Desde la mística y el profetismo de Madre Luisita reveladores de una renovación encarnada en nuestra historia como responsabilidad permanente. La castidad célibe nos pone en camino y en utopía de retorno al sueño de Dios que quiere que seamos felices y que tengamos vida en abundancia a través de relaciones sanas que propicien el mutuo crecimiento y madurez. La castidad que profesamos es la tarea de emprender un retornar a Dios con todos los elementos de nuestra humanidad, a la utopía divina de reciprocidad y confianza, en la restauración de la caricia, de la ternura y de la palabra en respeto total, porque así inició el sueño de Dios sobre la humanidad. De la mano de N. M. Luisita queremos situarnos en la dinámica del Evangelio, único camino para acceder al Reino y profundizar el itinerario místico profético de su vivencia de la castidad que sigue resonando con una actualidad impresionante para nuestra vida hoy en criterios, valores, actitudes y comportamientos16 que impulsen nuestra búsqueda por recrear el sueño de Dios en nuestras vidas y por restablecer nuestras relaciones basadas en el amor. Su gran humanismo y su profunda espiritualidad se enmarcan en un proceso dinámico que asumió con responsabilidad desde su familia, maduró durante su matrimonio y se arraigó durante su vida religiosa. Propone una pedagogía del amor colmado de bondad, providencia y misericordia que no se cansa de encarnarlo en la vida cotidiana. 3.4.2 El voto de castidad, un amor con corazón de madre MARTÍNEZ M. Víctor SJ, Refundación y profetismo en la vida consagrada. Pontificia Universidad Javeriana. Colección Teología Hoy # 32. Bogotá, 2002. Pp. 64. Página 16 29 Una nota característica del cómo N. M. Luisita vivió el voto de castidad humanizando las relaciones es amar con corazón de madre. Ella misma expresó que antes de darle hijas Dios le dio corazón de madre. “A una madre siempre se facilita escribirle como se hace con tal espontaneidad, comprendiendo que todo cae bien a una madre, pues vacía uno su alma en la de ella, en la inteligencia de que comprenderá a uno y que su alma rebosa de interés por la hija y que no se fija más que en ayudar a su hija, ver sus necesidades para remediárselas, llorar si ella llora, gozar si ella goza, esa es la misión de una madre. Exactamente, esa es la mía y con toda seguridad te digo que nuestro Señor antes de darme hijas me dio corazón de madre, bendito sea. Que le pida a Dios por ti, ¿crees hija que deje de hacerlo? Cuando soy una limosnerita delante de Dios pidiendo por mis hijas, pues la felicidad de ustedes es la mía.”17. Asimismo recomienda a todos amar y tratar a los demás con ese corazón: “Por si me muriera te voy a dar mis pobres consejos pues tu comprendes lo mucho que me intereso por ti y por todas siento corazón de madre y las veo como mis hijas”18. Como recomienda que otras tengan un corazón de madre como condición de fraternidad y comunión: “Parece que por el momento, Dios nuestro Señor quiere que te encargues de tus hermanitas, pobrecitas, cuídalas mucho, ten corazón de madre para con ellas, y las mamás también reprenden y aconsejan y vigilan mucho a sus hijos y prevén los peligros que se divisan desde muy lejos”19. “Sostenga a la madre María de la Soledad con su autoridad y Carta 390 a Lupita Botello Carta 192 a Margarita María del Sagrado Corazón 19 Carta 40 a María del Socorro Cholico 20 Carta 84 a María del Socorro del Espíritu Santo 18 Página 17 30 aconséjela que sea más indulgente con las hermanas, que ellas sientan que tiene corazón de madre para con ellas y que eso le dará buen resultado para su gobierno, que por la dureza jamás le dará resultado”20. “Te recomiendo cuides mucho a tus hermanitas y a la vez tengas corazón de madre para con ellas, pobrecitas”21. Estos textos nos hacen ver con claridad el amor providente de Madre Luisita que como el buen Pastor va cuidando la vida de las personas, estando atenta a sus necesidades y buscando siempre el bien mayor para cada una. Es de notar la profunda unidad y empatía que establece en las relaciones haciendo suyos los gozos, tristezas y esperanzas de quienes la rodean, desarrolla así toda su identidad y potencial femenina amando desde su condición de mujer, madre, hermana y amiga. 3.4.3 Castidad como experiencia mística En M. Luisita vemos que su experiencia mística se desarrolla en torno a un amor y confianza incondicional con Dios Padre; en una relación esponsal con Jesús en el Sagrado Corazón Eucaristía de los cuales se desprenden otros amores como a la Santísima Virgen, a San José y a todas las personas que la rodean como los sacerdotes, los pobres, los enfermos, niños, hermanas, etc. 21 Carta 128 a Ana María Página b. Experiencia mística con el Santísimo Sacramento y el Sagrado Corazón Son muchos los testimonios y expresiones personales de M. Luisita que revela su amor apasionado y totalizante al Corazón de Jesús y al Santísimo Sacramento. Es el Jesús encarnado y plenamente humano el que arrebata su afecto pasando largas 31 a. Experiencia mística con Dios Padre - Madre La castidad brota de la relación personal con Dios Amor. Quizás hemos perdido la sensibilidad propia de la ternura, del amor y la bondad porque hemos dejado de encontrarnos con ese Dios Amor. Sin vida interior no podrá existir en nosotras espacio para la ternura. Ante esta realidad, la espiritualidad se levanta así como posibilidad de integrar el amor a Dios y el amor a los hermanos/as. horas de contemplación ante Él y sacando fuerza y luz para su diario vivir. Hemos meditado a lo largo de los últimos años cómo esta es la fuente espiritual en la que M. Luisita bebió las concretizaciones de su seguimiento a Jesús a través de un proyecto de la vivencia de los valores humanos en el trato personal con todas las personas y como constructores de la fraternidad. Sin duda, es otro de los rasgos que marcan el estilo propio de relacionarse y de amar, buscar en todo humanizar y vivir los valores humanos como vínculo de fraternidad y dignificación de las personas. Es por ello que la contemplamos siempre abierta al otro/a, promotora de la reconciliación y de la comunión pues ella así se hizo toda Eucaristía y toda Corazón de Jesús, al fin corazón de madre. Dado que hemos profundizado sobre su relación con la Eucaristía y el Sagrado corazón, tomaremos algunos textos del amor esponsal que M. Luisita experimentó con el Corazón de Jesús Eucaristía: “Las esposas de Jesús nunca debemos estar tristes, siempre sonrientes y tranquilas y no andar con lágrimas, eso no está bueno”22. “Amar a Dios es aspirar a unirse con El. Los medios son los siguientes: 1º Aspirar a unirse con Dios es querer de tal manera renunciar uno a sus ideas, a sus gustos que no tenga ya más que las ideas, los deseos y los pensamientos de Jesucristo; ese es por lo demás, el distintivo del amor. 22 Carta 13 a Socorro Página No tiene más que un pensamiento: el pensamiento de Jesucristo crucificado, cuya imagen está siempre delante de sus ojos; de ahí recogimiento y espíritu de oración, pureza de intención, elevaciones de su alma. 32 La verdadera religiosa no tiene más que un temor: el de desagradar el corazón amantísimo de su esposo; de ahí desconfianza de sí misma, vigilancia habitual, sosiego y paz. No tiene mas que una ciencia: la ciencia de Jesucristo; su escuela es la del tabernáculo; su libro es el crucifijo; de ahí desprendimiento completo de su modo de ver, de pensar, de juzgar, de ver, pensar y juzgar como su Superiores que están en lugar de Jesucristo, de ahí indiferencia por los empleas, cargos y ocupaciones. No tiene mas que un deseo: el de parecerse a Jesucristo su esposo; de ahí esta pregunta que frecuentemente se dirige a sí misma: ¿Hubiera obrado así Jesucristo? ¿hubiera pensado de esta manera? En mi lugar, en estas circunstancias ¿qué hubiera hecho Jesucristo. De ahí tendencia ser afable, caritativa, complaciente, generosa y compasiva en sus juicios. No tiene más que una ocupación: la de agradar a Jesucristo; de ahí minuciosos cuidados para conservarse inocente y pura. No tiene más que un amor, el del Esposo...de ahí esas miradas fijas sobre el tabernáculo, esos suspiros abrasados por la celestial Patria, esos vivos ardores, esa embriaguez del alma en su presencia, esas sabías locuras, esas lágrimas sobre la indiferencia de los hombres hacia la Eucaristía, esa vida moribunda, ese gozo anticipado del Paraíso y todo lo que la lengua no sabe decir ni el espíritu -pensar pero que el corazón puro conoce muy bien. Se aplica a permanecer pequeña, a ocultarse en todo y por todo, quiere ser olvidada y contada por nada… Página La esposa de Jesús no tiene otro espíritu que el de su Esposo... de ahí horror al mundo, a toda vanidad, al deseo de figurar y ser tenido en algo. 33 No tiene más que una ocupación: la de agradar al Corazón de su Esposo...de ahí con armonía las virtudes que embellecen el alma; humildad, fe, esperanza, pobreza, castidad, obediencia, modestia, dulzura, caridad para con el prójimo, mortificación y desprendimiento de todas las cosas de la tierra; de uniformidad perfecta de voluntad con el Esposo y perseverancia final. La esposa de Jesús no tiene otro fin que inmolarse con su Esposo de ahí espíritu de sacrificio hasta en los más mínimos detalles y en las más pequeñas acciones del día... avidez de cruz, estado de víctima por la conformidad a las disposiciones de Jesús Crucificado; aceptación del martirio del espíritu, del corazón, del cuerpo, en cuanto plazca al esposo. La esposa de Jesús tiene más que una morada, el corazón de su Esposo; de ahí santa indiferencia y desprecio de todo lo que podría turbar en este dulce retiro, humildad virtudes características de su esposo; retiro de donde espera pasar de la tierra al cielo. Debemos presentarnos a la oración con humildad y así permanecer como mendigo a la puerta del Señor, pues al examinar bien lo que somos no podremos menos de darnos golpes de pecho. La lectura fue hermosísima; trató de las Bodas Místicas; que la esposase da toda al esposo, así como una gota de agua en el océano se pierde y forma parte de él, como la cera de distintos panales, que al unirse toda es una con la condición de que esté muy bien derretida. Así la unión con Dios se efectúa”23. El amor no puede ser sino la respuesta a otro amor. El amor nace de la contemplación del Dios Padre que se nos revela en las Escrituras, por Jesús de Nazaret, en los sacramentos, en la oración y en la vida. N. M. Luisita no se cansa de insistir a sus hijas de hacer esa experiencia: “¡Dios mío, yo os amo! Esta Apuntes Espirituales pp. 865-867 Apuntes Espirituales pp. 870 25 Apuntes Espirituales pp. 861 24 Página 23 34 palabra expresa todos los deseos de un corazón entregado a Dios, para quien Dios es todo y a quien Dios sólo basta”24. “Cuánto más a menudo recibáis la Sagrada Comunión, más se dilatará vuestro corazón y vuestro amor será más tierno y más ardiente, porque el foco de donde procede será más intenso”25. La experiencia espiritual fundante de M. Luisita es el haberse descubierto amada por Dios Padre. Del conocimiento de su amor y providencia brota en M. Luisita una profunda confianza en sus designios, confianza que la lleva a buscar en las situaciones concretas de la vida la voluntad del Padre. Recordemos cómo lo expresa: “Nuestro Señor de quien somos, todo lo dispone admirablemente bien”26. “Sólo con los años conoce uno la providencia… y de este conocimiento viene poner toda su confianza en Dios nuestro Señor”27. “Bendigo a nuestro Señor al ver que estás contenta en el servicio de Dios, procura serle muy fiel, teniendo en cuenta las cosas más pequeñas; ámalo con toda tu alma, manifestándoselo por el cumplimiento exacto de tu deber y haciéndolo todo únicamente por su amor”28. Esta experiencia mística de amor y confianza con Dios Padre lleva a M. Luisita a tratar a los demás con el mismo amor contemplado en el Padre de tal manera que la confianza y la búsqueda de la Voluntad de Dios serán rasgos que caracterizan su modo de considerar al otro/a su hermano/a. Para Madre Luisita la elocuencia de la ternura de Dios se manifiesta: En la oración: “A nuestro Señor fórmele en su corazón En la Eucaristía: “Necesario es que vivamos de la un hermoso y rico sagrario y no lo deje ir y así siempre lo tendrá consigo; entrar dentro de sí misma y encontrarlo todo es uno, y allí comuníquele todas sus impresiones”29; Carta 121 a María de la Divina Eucaristía Carta 276 a Margarita María del Sagrado Corazón 28 Carta 297 a Beatriz de Jesús 29 Carta 12 a Josefina del Niño Jesús 27 35 Eucaristía; en la Eucaristía es amor y solo amor. Es, pues, Página 26 necesario que perfeccionemos en nosotros el amor y que cada una renueve constantemente su propio foco, a fin de que se inflame a sí misma más y más. Sed pues verdaderos discípulos de Cristo y vivid de amor”30; En la alegre vivencia de las ascesis como un conjunto de medios concretos que aseguran la veracidad, la profundidad y la fecundidad de la experiencia mística que plenifica y descubre la real pertenencia al Amado y la verdadera valía “mejor una religiosa austera con corazón de oro”31; En la comunión, la fraternidad y la misión encuentra su fuente en el corazón desbordado por la gracia del amor de Dios, “vayamos las dos con nuestro Señor y pidamos una por la otra y ahí digámosle muchas cosas”32. 3.4.4 La profecía del voto de castidad Apuntes Espirituales pp. 855-856. Carta 314 a Paz de la Flagelación. 32 Carta 376 a Amparo de los Ángeles Custodios. 31 Página 30 36 El voto de castidad célibe nos ha colocado en la trama de las relaciones humanas desde, en y para el amor. En estos momentos históricos de hambre de relaciones sanas y fraternas, de cosificación de las relaciones, de violencia, de individualismo, de relaciones rotas o fragmentadas; la castidad célibe en comunidad y en la misión se convierte en un signo y en una luz para la iglesia y para la sociedad; ella ha de ser testimonio de relaciones de unidad que respeta e impulsa la diversidad como fuente de riqueza, de reconciliación ante las fracturas de las relaciones y de humanización; la castidad célibe así vivida será una bendición e impulsará a las hermanas y comunidades a ser acompañantes de la humanidad herida por el desamor y el egoísmo. Reconstruir la confianza en nuestras comunidades La aventura de vivir la castidad con generosa fecundidad es, ante todo, una tarea comunitaria. Por lo tanto, es preciso transformar, cada vez más, nuestras comunidades en auténticas escuelas de la vivencia de la castidad. El reto lo asumiremos si aprendemos y reaprendemos cada día, la confianza mutua en contraste con una sociedad donde todo es sospecha y mentira. Esta escuela tiene como “asignatura” principal, la reconstrucción de la confianza. N. M. Luisita, mujer muy afectuosa lo comprendió y vivió intensamente desde la experiencia de amor con Cristo y en constante contacto vital con sus hermanas, lo traduce como unidad, unión, gratitud, confianza, cercanía, confidencia, sencillez, rectitud, obediencia… El amor es un acto de confianza y quien tenga poca confianza tendrá también poco amor. Veamos cómo M. Luisita proyectó la confianza que tenía en Dios en una confianza total a sus hijas: “Toña, como siempre, muy buena con nosotras es uno de los consuelos que Dios nuestro Señor me ha concedido en esta época difícil para mí y como le tengo confianza, allá voy a darle guerra seguido y siempre la encuentro igual y nunca dice si está o no cansada, es un yunque para el trabajo, en fin, es un tesoro”33. “Verdaderamente te hablo como madre a hija, y tal como siento, qué quieres te siento mucha confianza e interés”34. “Me 33 Carta 180 a Josefina del Niño Jesús Carta 192 a Sor Margarita 35 Carta 279 a la Madre Elena de la Cruz 34 Página Puedo reflexionar en los siguientes cuestionamientos: 1. ¿Me siento bien integrada a mi comunidad? 2. ¿Cuál es mi nivel de confianza en mi comunidad? 3. ¿Les dedico tiempo a mis hermanas? 37 vas a dar muy buenas cuentas de esa casa, te tengo toda la confianza y por lo tanto me siento tranquila”35. 4. ¿Me ausento mucho de mi comunidad? ¿Por qué? 5. ¿Es por urgencia de la misión o por huida? 6. ¿Qué caminos necesitamos recorrer para restaurar nuestra confianza como comunidad? Castidad como bendición La castidad es una palabra que bendice nuestra propia identidad sexual haciéndola gozosa en el compartir. De esta manera nos libera de la agresión y de la violencia. En esta línea, nuestro celibato debería anunciar concretamente una nueva reciprocidad de género de igual a igual, una manera de vivir nuestras diferencias con alegría, un signo patente que la palabra que personaliza al otro/a nos hace fecundos/as en el intercambio y en la reciprocidad. Hacer de nuestra presencia y actitudes una bendición significa que busquemos hacer el bien en el lugar donde Dios nos tenga; ser y manifestarnos alegres con el proyecto que Dios tiene sobre nosotras; ser signo de esperanza en medio de las dificultades de la vida. Recordemos que M. Luisita nos recomienda: “Deseo que estén muy contentas, así debemos vivir siempre alegres en todas las circunstancias de la vida. Dios Ntro. Señor todo lo dispone para nuestro bien"36 Leamos la carta 291 dirigida a la Madre Elena de la Cruz, de manera especial este párrafo. 36 Carta 86 a Carmen Chávez Página ¿Qué nos hace reflexionar el texto? 38 “Hay que conservar cierta independencia y que valga la autoridad de Uds. para todo, dándose cierto lugar que las haga respetar de las señoritas y de las alumnas; no por soberbia sino porque si las van viendo con familiaridad y que se igualan con ellas, ya no les tendrán fe y no pueden hacer el bien que pudieran hacer. No hija, preséntense nada más que cuando vayan a dar sus clases y nada más y con un porte natural, pero con gravedad y dulzura haciendo sentir el distinto estado de Uds. y esto no un día ni dos sino siempre” ¿Qué significará establecer relaciones de igualdad desde nuestra identidad? Castidad como profecía de reconciliación Si pretendemos ser Buena Nueva de reconciliación para el mundo, es urgente, primero empezar por casa y denunciar activamente las violencias infligidas y soportadas dentro de nuestras comunidades. ¡Cuánto resentimiento contenido y cuánto silencio violento en nuestras relaciones! La castidad se plantea como una palabra de reconocimiento mutuo como personas. Es un intento de vivir las relaciones de género y, más ampliamente, entre humanos desde la perspectiva de la alianza restaurada. El compartir en la misión con personas de ambos sexos nos plantea el reto de construir relaciones libres y liberadoras dónde el centro sea Jesús y su Reino, esto implica un proceso de propiciar la reconciliación entre los miembros de la iglesia y relaciones de género que promuevan la igualdad y el respeto mutuo. “No seas tontita, no me parece mal que me des tus opiniones, sería mucha tontería en mí creerme que sola me basto y no me parece ser tanto. Ha habido cosas que me ha parecido un deber explicarte, nada más. Con que, se te quite semejante opinión que te has formado de mí, que nada me favorece y se la misma de siempre sin ninguna preocupación”37. “Si estás inquieta porque veas cometer faltas a tus hermanas, 37 38 Carta 534 a Elena de la Cruz del Espíritu Santo Carta 198 a María del Refugio del Sagrado Corazón Página 39 acuérdate que unas a otras nos servimos de instrumentos para nuestra santificación y puedes estar segura que unas y otras no tienen mala intención y que obran de buena fe”38. Castidad como profecía del acompañamiento Ser profetas hoy pasa no por los discursos bonitos sino por la elocuencia concreta y silenciosa de nuestros estilos, relaciones, compromisos y actitudes. Estamos llamadas a ser profetas del acompañamiento a nuestros hermanos bajo diversas formas: hombres y mujeres violentadas en su dignidad, heridos en lo más hondo de su ser; campesinos y jóvenes en sus luchas; migrantes discriminados por el simple hecho de no tener documentos… N. M. Luisita nos aporta unos rasgos muy peculiares en este sentido de acompañamiento: “Con todo afecto la saludo deseándole sea su vida de tal modo en ese rinconcito de la tierra, como una hoguerita de amor que se consuma en el amor de Dios y celo por las almas. Sí, gánele muchas con sus oraciones, buen ejemplo y la instrucción”39. “Las felicito por el nuevo salón que hicieron, pues tienen un campo mas basto de acción para hacer el bien con el mayor número de enfermas; ojalá su intención haya sido muy recta y que nuestro Señor esté muy contento”40. “Me imagino verte muy trabajadora y feliz en medio de las enfermitas. Sí hija, hay que olvidarnos de nosotros mismos y hacer felices a los demás. Está contento en esta vida el que hace el bien”41. “Se que te quieren bien las niñas, ese es un buen medio para Carta 17 a María de la Trinidad Carta 146 a María de la Divina Eucaristía 41 Carta 190 a Teresita 42 Carta 315 a Teresita 40 Página 39 40 que les hagas el bien a sus almas, una vez ganado el corazón ya se puede hacer lo que quiera”42. Castidad como profecía de la itinerancia afectiva La castidad nos hace necesitados del único bien: el amor del Reino. Los religiosos/as somos artistas del riesgo en nombre de la fantástica aventura del amor y de la entrega al Otro y a los otros. La castidad nos impulsa a vivir la disponibilidad por el Reino acogiendo el envío como oportunidad para expandir nuestra capacidad de amar en Dios. Esto implica amar siempre a las personas con las cuales vamos compartiendo la vida y la misión y al mismo tiempo saber dejar a las personas y obras apostólicas sin la herida del abandono sino con la gratuidad del amor compartido. “Cuando hacíamos algo malo no nos reprendía cuando estaba violenta. Una vez que las hermanas gritaron y se rieron fuerte en el recreo, seguramente no le hizo nada de gracia, pero no dijo sino hasta después de mucho tiempo y nos hizo reflexionar sobre lo mal que se veía una religiosa de esta manera; tenía mucho tino en sus reflexiones de manera que no se sentía una con disgusto sino con deseos de ser santa. Era muy dura para las amistades particulares y las corregía con energía”43. “Bendigamos a nuestro Señor por haberle concedido el gusto de ver a sus dos hermanos, muy justo fue la satisfacción que esto le haya ocasionado; ahora procure no desviar su afecto de Dios. Hay que tener mucho cuidado con los deudos porque con facilidad y casi sin sentirlo nos roban lo que a Dios nuestro Señor le pertenece. ¡Cuidado!”44. 43 44 Testimonio de la Madre Carmen de Jesús Carta 11 a María del Refugio del Sagrado Corazón. Página A la luz de la mística y profecía del voto de castidad de N. M. Luisita 41 PROFUNDIZACIÓN a. Qué elementos pueden fortalecer la mística y, b. Qué elementos pueden fortalecer la profecía como Carmelitas del Sagrado Corazón. 3.5 DIMENSIÓN FRATERNA DE LA CASTIDAD Partimos de ser una comunidad creyente, lugar teológico, donde Dios se manifiesta en la mediación de cada hermana/o. Vita Consecrata pone los consejos evangélicos en relación con la Trinidad, revelando la relación estrecha de éstos con el estilo de relaciones que estamos llamadas/os a vivir. La castidad quiere profundizar el modo como debemos vivir nuestra relación con el Padre y desde Él, con la misión y la comunidad. “La misma vida fraterna...se propone como elocuente manifestación trinitaria” (VC 25). La indispensable dimensión ascética de la castidad tiene como objetivo hacer de nuestro estilo de relaciones una confesión de la Trinidad. 3.5.1 La dimensión comunitaria del voto del celibato, amar con ternura Página Es ante todo en comunidad donde aprendemos progresivamente a amar con ternura "a las hermanas/hermanos que Dios nos da", sin exclusión. Hoy, en ciertas culturas, hay una tendencia a querer elegir a aquellos con quienes uno quiere vivir. Dicho con otras palabras, eligiendo a algunos, elegimos excluir a otros. Esta tendencia a excluir es muy fuerte en nuestras sociedades, y asume varias formas. Como discípulos comprometidos de Jesús, es éste uno de los llamados cruciales de hoy, el llamado a la inclusión, por muy difícil o exigente que pueda ser el vivir con ciertas personas, nacionalidades, culturas, mentalidades, grupos de edad, etc. 42 En un contexto en donde el individualismo, el egocentrismo y una fuerte tendencia a la independencia están mermando la VIDA que Jesús vino a traer al mundo, se nos invita a profundizar en el concepto de comunidad, que consiste en relaciones equilibradas basadas en una justa relación con Dios, con los demás y con uno mismo. Es en comunidad donde aprendemos y luchamos día tras día para experimentar el gozo de perdonar y ser perdonados. Es en comunidad donde descubrimos paulatinamente el dar y el recibir, el dejarnos enriquecer por el sistema de valores de varias culturas y regiones, cuando las comunidades son multi-culturales. Es en comunidad donde crecemos en la fe. Es en comunidad donde continúa la revelación. Es en comunidad donde nuestras imágenes de Dios y de Jesús se vuelven a imaginar lentamente, al reconocer las imágenes de Dios y de Jesús en los demás. Es en comunidad donde, por medio de las relaciones de ternura y compasión, nuestro voto de celibato asume un significado más profundo. 3.5.2 La castidad célibe, generadora de vida nueva en comunidad Desde la perspectiva relacional, la castidad expresa la pasión por la vida ya que el amor es generativo de vida. La vivencia del voto de castidad implica un serio trabajo personal para que todas nuestras energías afectivas se vayan orientando a defender, potenciar y hacer brillar la dignidad de cada persona y también de la tierra. Como dicen Antonieta Potente y Giselle Gómez en su libro Soñando los votos: “El sueño de vivir amores castos pertenece a Página manipuladoras, sino sutiles y delicadas, que respetan la inviolable y sagrada dignidad de toda persona y de toda criatura. Nuestra castidad ha de expresarse en un modo profético y alternativo de relaciones en medio de un mundo en el que cada día nos encontramos con nuevos casos de violencia contra las mujeres, los niños, las personas más “débiles”, los 43 la humanidad. Relaciones donde la divinidad florece, donde las identidades permanecen al intercambiar el amor. Relaciones donde se cultiva la vida”. Relaciones no posesivas, no pueblos y la tierra. Por ello, nuestra castidad se ha de expresar también en una dimensión estructural. La denuncia de lo que viola la dignidad humana, la transformación de las estructuras de manera que posibiliten la vida humana en todas sus dimensiones y la vida del planeta es también un modo de “actuar” nuestra castidad. Hoy en día, en una sociedad que lleva el sello de la post modernidad, es decisivo vivir una castidad que se convierta en profunda alegría y en entrega total. Sin ser ajenas a la realidad marcada por el individualismo y las relaciones utilitaristas, es bueno recordar la frase de A. Kram “la vida es un misterio a acoger y no un problema que resolver”. Experiencia, por lo demás mística y profética que ilumina nuestro proceso de madurez y transfiguración como discípulas misioneras ante el gran reto de “…una vida religiosa femenina donde la mujer también pueda desarrollar sus capacidades. Vivir el seguimiento de Jesús, en una continua integración de nuestra vitalidad, nuestra corporeidad, nuestra sexualidad, afectividad y trascendencia siendo humanos y humanas al estilo de Jesús”45. 3.5.3 Dimensión célibe de los votos Hemos profundizado como nuestra consagración se concretiza en la vivencia de los tres votos que tiene como finalidad configurarnos con Cristo casto, pobre y obediente en su proyecto liberador. Esto implica que los tres votos están íntimamente relacionados entre sí de tal manera que existe una dimensión casta en la vivencia de la pobreza y la obediencia, a nivel personal, comunitaria y misionera. FAGOT Bigas Carmen Margarita RSCJ. Acoger la vida como misterio: Una espiritualidad que relee los votos desde la corporeidad. Congreso Vida Religiosa y Teología Latinoamericana, CLAR. Colombia. 2009. Página 45 44 La pobreza como experiencia de castidad En nuestro mundo materialista, las cosas son fuente de identificación y motivo de dominación del otro. De allí que podemos afirmar que la riqueza y la pobreza tienen que ver con nuestras relaciones de género de manera muy estrecha aunque simbólica. Por lo tanto, la opción –como consagradas- que expresamos por el voto de pobreza tiene que ver a su vez con el proyecto de castidad. Renunciar al vicio de la propiedad privada es negarse a buscar seguridad, estatus, identidad y dominación en la posesión. Nuestro valor está en la calidad de las relaciones de reciprocidad en el respeto y la libertad. Más aún, la castidad verdadera exige la libertad respecto a las cosas, personas y/o situaciones. Inversamente podríamos calificar de falta de castidad muchas actitudes de absolutización de los bienes materiales en la vida religiosa. Este apego puede manifestarse por la avaricia o por una dependencia infantil, un temor a la carencia, una exagerada atención a las medicinas y a todas las formas de seguridades humanas. Obediencia como experiencia de castidad La vida consagrada afirma la primacía absoluta del otro y de la otra. Los tres votos apuntan a la misma utopía: es posible vivir con, para y desde el/la otro/a, no en una dependencia infantil ni en una negación, sino en un don gozoso y libre de sí mismo/a. Obedecer, en este sentido, consiste en entregar la gestión de mi vida personal en las manos de la comunidad. Opto por compartir en comunidad las decisiones que me conciernen y la conciernen. Es, de alguna manera, un voto de corresponsabilidad. La relación a la autoridad se inscribe en esta opción. Esta visión de la obediencia como experiencia comunitaria de la castidad implica una práctica de la confianza mutua. La obediencia sin la confianza se vuelve esclavitud cuyo motor es el temor y cuya alternativa es el encubrimiento. Obedecer es amar con un amor transfigurado y entrañable. unidas y obedientes y caritativas unas con otras, dispensándose Página Carta 121 a María del Socorro del Espíritu Santo. “Sean muy buenas como lo han sido, esmérense en ser muy 45 PROFUNDIZACIÓN sus faltas aún disimulándoselas cuando la prudencia y la unión lo pidan; no pierdan de vista estas tres virtudes que les dan vida a las demás: caridad fraterna, unión, unión y obediencia, obediencia a su superiora. Pidan a Dios nuestro Señor con humildad y perseverancia esas virtudes y se las dará y con ellas, practicándolas, las bendecirá nuestro buen Dios y prosperan sin duda alguna”. Carta 152 a María “…hay que ayudarnos unas a otras con nuestras pobres oraciones, ustedes pedir con empeño por las que estamos aquí y nosotras por ustedes, hay que estar muy unidas en todos sentidos”46. Carta 245 a Margarita María del Sagrado Corazón “Es necesario que tu familia arda por decirlo así en afecto por todas sus hermanas de aquí y de allá. Que tengan ese distintivo tus hijas: la unión y sumisión, que reine la caridad y la unidad en sus almas; que ninguna manche su alama con la división e insubordinación, eso es de almas bajas y negras”. Carta 387 a Elena de la Cruz y del Espíritu Santo “Trata a todas de tal manera que estén contentas y nunca reprenderlas delante de nadie ni en el recreo, que tus acciones respiren verdadera caridad y cuando te sientas violenta no hables, así se te evitarán muchas penas”. Carta 604 a Concepción de María Inmaculada “De mucho te servirá tratar a todas con igualdad, de tal modo 46 Carta 152 a María de la Divina Eucaristía. Página Después de la lectura de la dimensión fraterna del voto de castidad y de los textos de N. M. Luisita podemos analizar ¿qué relación hay entre el voto de castidad y las relaciones comunitarias? 46 que cada una se crea que la tratas muy bien y no vean que tienes preferencias por ninguna”. IV. PARA DISCERNIR NUESTRA VIDA EN ORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN Para un día de retiro, en el cual recogemos las luces y mociones del Espíritu Santo en cuanto a la vivencia del voto de castidad célibe a nivel personal y comunitario como Carmelitas del Sagrado Corazón. Primer momento: Meditación de la oración del alma enamorada de San Juan de la Cruz ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío? ¿Por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres. ¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos si no le levantas tú a ti en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste? Página ¿Con qué dilaciones esperas, pues desde luego puedes amar a Dios en tu corazón? 47 No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero. Me sitúo frente al Amor de Dios y contemplo cómo él ha hecho bondad y misericordia conmigo. Elaboro una oración que narre este encuentro. Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en meajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón. El espíritu bien puro no se mezcla con extrañas advertencias ni humanos respetos, sino solo en soledad de todas las formas, interiormente, con sosiego sabroso se comunica con Dios, porque su conocimiento es en silencio divino. El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente. Página 48 Cómo vivo este mutuo pertenecer a Dios y a todas sus criaturas? Elaboro una oración. Segundo momento: Introducción sobre el discernimiento Página El querer de Dios se revela al corazón de cada persona, por lo que conviene adentrarnos en el propio deseo. El deseo verdadero, auténtico profundo es el que suscita el Espíritu Santo y, como auténtico, es el que me hace crecer, el que se acopla a mis tendencias más profundas, el que me libera interiormente y me abre a los demás, el que se halla en continuidad con todo lo que hay en mi vida de más sano, gozoso y fecundo. Por tanto, ha de darse un inevitable trabajo interior de purificación no sólo de pecados y tendencias desordenadas, sino que conviene avanzar en la ruta de una afectividad cada vez más liberada del egoísmo o apegos que impiden volar el corazón en la línea de la libertad del Espíritu (cf. Ga 5,1). Solo con una mirada limpia y un corazón libre, dentro de los límites de una existencia humana siempre limitada y frágil, tendremos las garantías mínimas del Espíritu que nos habita, pero que no siempre elimina nuestra opacidad. La comprensión del dinamismo del Espíritu nos 49 Nuestro deseo más profundo es buscar y hallar la voluntad de Dios Padre que nos ama, concretizándola en propuestas y acciones viables teniendo como referente a Jesús; interiorizarla por el Espíritu Santo en cada una de nosotras para hacerla vida. En la búsqueda de la voluntad de Dios nos situamos precisamente frente a ALGUIEN, que se nos ha revelado como Padre, fuente de auténtica bondad. La confianza ha de bañar todo el proceso de búsqueda, ya que somos hijas/as muy amadas/os de Él y en el amor no hay temor (1Jn 4,28). No se trata de cumplir determinados preceptos o normas, sino de descubrir “lo que agrada” a Dios, para ello se requiere de un espíritu abierto a lo nuevo, a lo imprevisible, un espíritu dispuesto a dejarse desbordar por ese Alguien que es Dios y hombre; con la necesaria apertura, disponibilidad al querer de Dios, y desbordamiento de los límites egoístas: “Abba, Padre… no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Mc, 14,16), para amar a Dios con todo el corazón, con todo el ser en lo concreto de la vida (cf. Lc 10,27) prepara para hacer frente al conflicto interior, porque la larga travesía de explorar nuestro interior no sumerge en el conflicto. Hay que desenmascarar ideales y pensamientos evangélicos sólo aparentes; superar cansancios y desánimos que amenazan la marcha por el desierto; obrar con la paciencia y lucidez que pide el descifrar cuáles son los deseos más dominantes y auténticos dentro de la gran madeja de tendencias personales; detectar las falsas motivaciones; etc. Todo esto requiere paciente escucha de Dios, de sí misma, de la realidad…. ¿Cuáles actitudes espirituales me ayudarán a discernir? ¿De qué tengo que liberar mi corazón para poder discernir? Todo discernimiento desemboca en decisiones según Cristo, por lo que es imposible realizarlo si no se mantiene al vivo en el corazón los sentimientos de Cristo, es decir la capacidad de ver las cosas y de situarse ante ellas como Jesús el Cristo. La familiaridad con el evangelio leído y orado, la reflexión personal sobre las condiciones personales y sociales de la vida a la luz de la fe, la pertenencia a una comunidad cristiana de consagradas, son la base para mantenernos en estado de lucidez espiritual. No hay posibilidad de discernimiento sin un hábito de interioridad, de atención habitual a la vida interior personal. Atención tanto al mundo del pecado y de las claudicaciones mayores o menores, como al de los deseos, apegos, miedos, inclinaciones, impulsos, etc. Para hallarse en situación apta de captar el sentido de lo que uno vive y experimenta y, desde ahí, descubrir lo que Dios quiere, es condición indispensable orar de forma regular la propia vida, es decir, mirarla con los ojos a la vez que bondadosos, lúcidos del Padre que quiere nuestro bien. Página Dos cosas es importante subrayar. Por un lado, que la acción de Dios en nuestro corazón lleva el sello de lo positivo, es decir, siempre mueve en el sentido de la construcción de la persona y en el del crecimiento cristiano. Por consiguiente, tanto si lo que uno siente es agradable o amargo, lo decisivo para reconocer la 50 Señales del camino acción de Dios será su dirección más o menos constructiva (paz profunda, libertad interior, desprendimiento y entrega a los demás, sintonía con el evangelio y con el carisma…) Por otro lado, a medida que una persona progresa en la vida espiritual, los peligros de desvío que amenazan son los engaños con apariencia de bien. Ya que la persona se halla en estado de progreso no caerá de manera manifiesta en fallos graves, sino que, de modo más o menos consciente, elaborará autojutificaciones con etiqueta evangélica, pero que de hecho encubren comportamientos que la alejan del seguimiento de Cristo. El discernimiento requiere de un cultivo personal y comunitario habitual, si no se quiere caer en el empobrecimiento espiritual y, consecuentemente, en la incapacidad de practicarlo de modo responsable y recreador. ¿Qué debo de tener cuidado en el discernimiento? Tercer momento: Lectura y reflexión de los textos bíblicos: Página 51 a. Toda la vida orientada hacia Dios. Rom. 12,1-2 San Pablo nos dice que toda la existencia cristiana, ha de ser un culto, ha de ser un vivir, en todas las dimensiones de lo humano, en relación íntima y radical con el Señor. Este pensamiento concuerda con Jn 4, 23-24, donde Jesús explica a la mujer samaritana que no se trata de adorar a Dios en tal monte o en tal templo, sino de llevar una vida dócil al Espíritu y fie a la verdad, que es el mismo Jesús. Para que la vida esté en sintonía con Dios, la persona ha de ser capaz de dokimádsein, es decir, ha de poder discernir “cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable a él, lo perfecto”. Pablo propone que la vida del cristiano no será el cumplimiento de unas determinadas normas, sino un estilo de vivir en sintonía con la voluntad de Dios, en una relación de amistad con él y por esto tratando de agradarle, lo cual equivale a hacer lo bueno y lo perfecto. b. Una existencia cristiana verdaderamente adulta Heb 5, 11-14 Para discernir es imprescindible estar en camino de una transformación profunda: distanciamiento existencial de los antivalores del Reino y una transformación profunda de sí misma, en la medida en que una misma es una posible aliada del mundo entendido como sentido del mal y pecado, plasmado en criterios, en modos de vida y en estructuras… No se trata de otra cosa que de la conversión del corazón. Así se comprende al cristiano adulto como quien tiene una sensibilidad convertida, capaz de percibir los caminos por donde nos conduce el Espíritu. c. El discernimiento como culminación del amor Fil 1, 9-10 Que el amor crezca hasta desbordar… es el fin de todo discernimiento. Las decisiones nos han de llevar a expresar el amor de Dios que libera. Cuarto momento: Discernimiento sobre la vivencia del voto de castidad célibe como Carmelita del Sagrado Corazón en tres pasos: I. Una nueva mentalidad sobre el voto de castidad II. Mi proyecto personal III. Concretización en el plan comunitario Discernir es tener una nueva mentalidad sobre el voto de 52 Paso I Recoger las luces recibidas a lo largo de la reflexión-oración de la ficha en los siguientes aspectos: Página A nivel personal castidad Luces más significativas y que impulsar a vivir con radicalidad místico profética el voto de castidad célibe Desde lo antropológico Desde lo bíblico teológico Desde lo místicoprofético Desde la dimensión fraterna Página Discernir lo bueno, lo agradable y lo perfecto como llamadas al fortalecimiento de algún aspecto o a la conversión Mi realidad Llamadas a fortalecer o convertir Como, cuando y recursos Mi desarrollo psico afectivo sexual Mi modo de amar en las relaciones interpersonales Mi modo de amar en las relaciones fraternas Actitudes y valores que nutren y expresan en voto de castidad 53 Paso II Discernir mi proyecto personal Paso III Implementaciones en el proyecto comunitario sobre el voto de castidad a. En comunidad compartir: ¿Cómo es la vivencia del voto de castidad en la comunidad? ¿Cuál es nuestra nueva mentalidad sobre el voto de castidad? ¿Cuáles con las llamadas que sentimos a vivir nuestro voto de castidad como comunidad? b. Después de compartir elegir tres situaciones que desean trabajar a nivel del voto de castidad como comunidad. Elaborar juntas el siguiente recuadro Página 54 Situación del voto de Luces de una nueva Llamadas de Dios castidad vivido en vivencia del voto a comunidad nivel comunitario V. HACIA UN NUEVO ESTILO DE VIVIR LA CASTIDAD EN LA VIDA CONSAGRADA COMO CSC LOS APORTES DE LA COMUNIDAD PARA ENVIAR AL GOBIERNO GENERAL A la luz del enfoque de la nueva teología del voto de castidad: 1. ¿Cuáles son las características del voto de castidad en N. M. Luisita? 2. ¿Qué elementos pueden caracterizar nuestra relación de amistad con Dios Padre como Carmelitas del Sagrado Corazón? 3. ¿Qué elementos pueden caracterizar nuestra relación de amistad en el seguimiento de Jesús como Carmelitas del Sagrado Corazón? Página 55 4. ¿Con qué actitudes y acciones podemos resignificar nuestras relaciones como expresión del voto de castidad? Conmigo misma Con mis hermanas de comunidad Con las personas de la pastoral Con los varones Con el mundo Con el cosmos Pag. 2 3 3 3 3 4 5 6 6 8 9 9 10 16 19 21 21 21 25 27 28 28 29 31 36 41 42 47 55 55 56 42 43 44 45 Página INDICE Presentación I. OBJETIVO DE LA FICHA…………………………………………………………………… II. CONTEMPLANDO LA REALIDAD..…………………………………………………… 2.1 Influjo de la cultura en la forma de entender y vivir la castidad…… 2.2 Contexto eclesial y el voto de castidad..…………………………………….. 2.3 El voto de castidad en el hoy………………………………………………………. PROFUNDIZACIÓN……………………………………………………………………….. III. REFLEXIÓN BÍBLICO TEOLÓGICA DEL VOTO DE CASTIDAD…………….. 3.1 DEFINIENDO LA CASTIDAD.…………………………………………………………. PROFUNDIZACIÓN..……………………………………………………………………… 3.2 ANTROPOLOGÍA DEL VOTO DE CASTIDAD…………………………………… 3.2.1 El voto de castidad y su fecundidad en la historia……………….. 3.2.2 El voto de castidad, camino hacia la plenitud de una persona integrada………………………………………………………………………. 3.2.3 Amar desde nuestra afectividad-sexualidad como mujer…………………………………………………………………………………………... PROFUNDIZACIÓN..…………………………………………………………………….. 3.3 DIMENSION BIBLICO TEOLÓGICA..………………………………………………. 3.3.1 Fundamento trinitario del voto de castidad...……………………… 3.3.2 Jesús casto y célibe..…………………………………………………………… 3.3.3 Jesús casto ante la mujer y lo diverso…………………………………. PROFUNDIZACIÓN..……………………………………………………………………. 3.4 DIMENSION MISTICA PROFÉTICA DEL VOTO DE CASTIDAD……..….. 3.4.1 Desde la mística y el profetismo de Madre…………………………. 3.4.2 El voto de castidad, un amor con corazón de madre…………… 3.4.3 Castidad como experiencia mística……………………………………… 3.4.4 La profecía del voto de castidad………….……………………………… PROFUNDIZACIÓN…………..………………………………………………………….. 3.5 DIMENSIÓN FRATERNA DE LA CASTIDAD…………………………………….. 3.5.1 Dimensión comunitaria del voto del celibato, amar con ternura………………………………………………………………………………………… 3.5.2 La castidad célibe generadora de vida nueva en comunidad. 3.5.3 Dimensión célibe de los votos…………………………………………….. PROFUNDIZACIÓN IV. PARA DISCERNIR NUESTRA VIDA EN ORACIÓN Y CONTEMPLACIÓN……………………………………..………………. V. HACIA UN NUEVO ESTILO DE VIVIR LA CASTIDAD EN LA VIDA CONSAGRADA COMO CSC………………………………………………. APORTES PARA ENVIAR AL GOBIERNO GENERAL…………………………