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La inmigración del clero secular mediterráneo en el Uruguay (1870-1940)
Cuestiones de metodología y fuentes
RESUMEN
Gonzalo Javier Leitón Fraccaroli
Migraciones, Clero secular, Fuentes.
Instituto de Ciencias Históricas
Departamento de Historiología
La investigación desarrollada se basa en el contexto de los estudios migratorios,
la Historia Social y la Historia de la Iglesia en el Uruguay, con referencia a las
específicas migraciones del clero secular mediterráneo entre 1870 y 1940.
La presente ponencia profundizará la presentada por el autor en las II Jornadas
de Investigación de noviembre de 2009. En esa oportunidad, se dio a conocer un tipo de
fuente inédita preservada en el Archivo de la Curia Eclesiástica del Arzobispado de
Montevideo (el Libro de Títulos) analizándola, por las características que le son
inherentes a dicha fuente, en sus aspectos cuantitativos. Se intentará, ahora, continuar
profundizando en la temática, considerando los aspectos cualitativos que se desprenden
de la investigación. Se presentará el desglose de los resultados en relación al tipo de
título otorgado, de esta forma se estará en condiciones de comprender la situación
profesional y el desarrollo del cura foráneo en lo que respecta a su misión. Será
analizada, a su vez, la relación de los Obispos de cada período con este contingente
sacerdotal: sus impresiones y sus posturas más o menos receptivas según el caso.
Intentaremos comprender la situación de la Iglesia uruguaya, sus conflictos internos y
necesidades. Se complementará la exposición con el análisis de documentos producidos
durante el gobierno episcopal de Monseñor Mariano Soler. Esta documentación
iluminará sobre la mirada de la iglesia uruguaya frente a la cuestión inmigratoria
durante el obispado y arzobispado de Soler, y la postura tomada por la Santa Sede ante
la cuestión.
En resumen, se continuará en la línea ya trazada: de acercamiento interpretativo
a un tema poco estudiado por la historiografía nacional, dialogando con las fuentes,
planteando cuestionamientos, infiriendo líneas de pensamiento, siempre teniendo como
sustento la crítica documental.
PONENCIA
La inmigración del clero secular mediterráneo en el Uruguay (1870-1940)
Cuestiones de metodología y fuentes
Introducción
El Archivo de la Curia eclesiástica del Arzobispado de Montevideo, además de
ser el principal repositorio documental de la Iglesia Católica del Uruguay y, por ende, el
mayor archivo privado en nuestro medio, es un fondo de necesaria consulta para
investigaciones sobre la Historia del Uruguay. El objetivo de este trabajo es profundizar
en el examen de la situación del clero secular inmigrante en el Uruguay (1870-1940);
estudiándolo en el contexto de las migraciones generales y en base al relevamiento de
fuentes inéditas custodiadas en el Archivo de la Curia. Partiendo de los datos obtenidos
(y presentados en las II Jornadas de Investigación de 2009) en el relevamiento del Libro
de Títulos se realizará una evaluación del destino al cual eran enviados estos sacerdotes
durante el gobierno de Monseñor Mariano Soler; y se analizará documentación
proveniente de las series de su Gobierno Episcopal que ilumina, en alguna medida,
sobre la temática presentada, sobre todo en lo referente a la disposición de las
autoridades frente al sacerdote extranjero y al sacerdote local.
Lo que se pretende, entonces, es plantear un diálogo entre la archivología y las
técnicas de la investigación histórica, sin descuidar la Historia aplicada; aportando a la
temática desde una base documental y un sólido trabajo de archivo.
Descripción de las fuentes
La presente ponencia está sostenida en el relevamiento de tres fuentes principales:
•
Libro de Títulos (1878-1940)
•
Gobierno Episcopal de Mons. Mariano Soler: Obispado (1890-1897)
•
Gobierno Episcopal de Mons. Mariano Soler: Arzobispado (1897-1908)
Estas tres fuentes forman parte del Archivo Histórico del Archivo de la Curia, ubicado
en el edificio del Arzobispado de Montevideo.
El Libro de Títulos, comenzó a llevarse en 1879, segundo año del Obispado de
Monseñor Jacinto Vera. Por tal motivo no poseemos información para el período 18701878. La Iglesia uruguaya, dependiente del obispado de Buenos Aires hasta 1832, se
convierte para entonces en un Vicariato Apostólico. Si bien este era ya independiente,
carecía de ciertas atribuciones que el Obispado sí iba a poseer. Al establecerse el
nombramiento de Monseñor Jacinto Vera en 1878 como primer Obispo de Montevideo,
las reglas y usos comienzan a llevarse con formalidad.
Se relevaron 3 tomos de los Libros. El Libro I abarca desde 1879 hasta 1901: se
relevaron las 592 fojas que lo componen. El Libro II abarca desde 1901 hasta 1918: se
relevaron las 576 fojas que lo componen. El Libro III abarca desde 1918 hasta 1962 y
consta de 580 fojas: se relevaron las correspondientes hasta el año 1940. Este trabajo de
relevamiento e interpretación de los datos cuantitativos extraídos fue realizado junto a
Federico Irizabal durante el año 2009.
En principio, debemos creer que la fuente es en algún sentido “inocente”, es
decir, no es un documento manipulado con una intención previa. Simplemente es el
registro de los nombramientos canónicos. Como toda fuente tiene sus imperfecciones:
puede haberse omitido algún registro o haberse imputado con errores o inexactitudes.
Por su parte, la serie del Obispado de Soler, se conserva en un bibliorato que
contiene diez carpetas. La correspondencia conforma la parte más copiosa del material.
Existe correspondencia con Monseñor Luquese, con Marcelino Menéndez Pelayo, con
Obispos y Arzobispos de diócesis del exterior y con otras autoridades, y con
particulares. En otras carpetas se encuentran los borradores de sus pastorales (e incluso
algunas ediciones de las mismas); Notas personales y memorias; Decretos y Autos de fe
(Actos de Gobierno), Circulares, Comunicados. También hay una carpeta específica con
documentación relacionada con la Santa Sede y otra con referencia a determinadas
Organizaciones Católicas nacionales e internacionales.
Mientras tanto, para el período del Arzobispado, la documentación es mucho
mayor. Está conservada en una carpeta y dos biblioratos. En la carpeta se encuentra la
correspondencia con el Ministerio de Relaciones Exteriores, junto con cartas con
personalidades o autoridades del extranjero. En el primer bibliorato (que lleva el
número 2 -siendo el primero el del Obispado-) se conserva desde la carpeta 1 a la 5 y en
el segundo (que lleva el número 3), desde la 6 a la 13. La documentación de estas
carpetas sigue la línea de la explicitada para el período del Obispado.
Los datos obtenidos y su interpretación
Realizado el relevamiento de la fuente se encontraron 426 nombramientos a
sacerdotes extranjeros en el período estudiado. Del total de nombramientos un 52.5 %
correspondió al título de Teniente Cura; un 27.2% al de Cura Vicario; un 11% al de
Capellán; y el 9.3% restante se divide entre Curas Encargados y otros títulos
relacionados con la Curia (por ejemplo Vicario General o Notario Eclesiástico).
Estos
426
nombramientos
se
repartieron
entre
sacerdotes
de
siete
nacionalidades. El contingente con mayor cantidad de curas intitulados fue el español,
con 106, seguido por el italiano con 49. Mientras que entre franceses, polacos,
alemanes, austriacos y argentinos suman 13 sacerdotes. El cargo de Teniente Cura fue
otorgado en mayor cantidad de veces a sacerdotes españoles y se primaban los italianos
para el título de Cura Vicario o Capellán.
Si bien estos números no deben tomarse radicalmente, son un interesante
indicador, que requieren el pertinente reparo interpretativo. Teniendo esto presente, es
posible inferir un cierto rechazo por parte de las autoridades hacia los sacerdotes
extranjeros, ya que no accedieron -salvo contadísimas excepciones- a títulos de
consideración. Las autoridades de la Iglesia uruguaya estaban al tanto de la magra
formación que traía el clero inmigrante. Se entiende entonces la actitud de los jerarcas
que buscaban preservar al clero local. La Santa Sede también conocía la problemática.
Con periodicidad, el Delegado Apostólico para las Repúblicas del Plata en Río de
Janeiro Monseñor Ángelo di Pietro, enviaba informes al Secretario de Estado de Su
Santidad Cardenal Rampolla del Tindaro, notificándole sobre la situación de los fieles,
del clero local y de las relaciones de la institución con los gobiernos nacionales. Son
comentarios de primera mano, lúcidos, derivados de sus propias observaciones. En una
de las misivas, Monseñor di Pietro solicita el envío de sacerdotes bien preparados y
celosos de sus deberes: “Quisiera el Señor que al menos la mayor parte recitase el
oficio divino, y tuviese buena conducta! Y cuantos párrocos explican, sino siempre, al
menos el evangelio, y enseñan la doctrina cristiana? Tan pocos que forman una exigua
excepción. Puede conservarse viva la fe cuando falta en el pueblo la palabra de
Dios?”1.
1
Carta del 10 de agosto de 1881 de Mons. Di Pietro dirigida al Secretario de la Santa Sede. Foja 78.
Es necesario presentar, someramente, el procedimiento formal que estos
sacerdotes debían realizar ante las autoridades eclesiales para obtener satisfactoriamente
su incardinación. La llegada desde los países de origen significaba la realización de
trámites por parte del interesado que responden a las normas del Derecho Canónico. El
primer paso supone el pedido de Excardinación, acto por el cual el Obispo de residencia
otorga autorización al sacerdote secular para pasar a otra Diócesis. Luego el Obispo
responde, de manera afirmativa o negativa, no estando obligado a fundamentar su
resolución. Posteriormente el Obispo comunica a la diócesis donde el peticionante
pretende incorporarse las intenciones de este para integrarla. El Obispo de partida
entrega las Letras Dimisorias, donde expresa la voluntad de otorgar la Excardinación, se
pueden otorgar por cierto plazo o para siempre, ad perpetum (por el tiempo de la
voluntad del Obispo). Otra autorización necesaria para el ejercicio del ministerio
sacerdotal es la Licencia Ministerial, sin la cual el sacerdote no podía ejercer su
actividad. Con las anteriores autorizaciones y trámites concretados, se está en
condiciones de realizar la Incardinación, esto es, la incorporación del sacerdote a la
Diócesis de recepción, mediante la aprobación del Obispo receptor u Obispo Benévolo.
Para esta ponencia no se realizará el estudio de las causas de emigración ni el
detalle de las zonas de procedencia de estos sacerdotes, puesto que estos aspectos fueron
tratados en la ponencia anterior a la que ya se ha hecho referencia. La idea aquí es
profundizar en la interpretación de los distintos lugares a los cuales eran designados.
Se partirá de una aproximación para el período en su conjunto para luego
observarlo más detalladamente en los años del Gobierno de Mariano Soler.
Los 426 títulos otorgados a sacerdotes extranjeros en el período 1878-1940 se
distribuyen de la siguiente manera:
TÍTULOS POR ZONAS
MONTEVIDEO
CANELONES
COLONIA
SAN JOSÉ
MALDONADO
MINAS
ROCHA
130
87
32
32
25
19
16
FLORIDA
DURAZNO
SALTO
TACUAREMBÓ
TREINTA Y TRES
SORIANO
FLORES
RIVERA
ARTIGAS
CERRO LARGO
TOTAL
15
12
12
9
9
8
5
5
5
5
426
Priman, como era previsible, las ciudades con mayor densidad de población y
cantidad de Iglesias, que requerían, es lógico, un número superior de sacerdotes
desarrollando su misión. En muchos casos los sacerdotes extranjeros eran enviados a
zonas apartadas como Rocha (16), Tacuarembó (9) o Treinta y Tres (7): por la lejanía
con la capital del país y el estado de aislamiento en que se encontraban no eran destinos
muy apetecibles para la época.
Durante el Obispado de Soler (1890-1897) son otorgados 78 títulos a sacerdotes
extranjeros que se distribuyen de la siguiente manera:
TÍTULOS POR ZONAS
SOLER 1890-1897
MONTEVIDEO
23
CANELONES
12
COLONIA
10
SAN JOSÉ
7
MINAS
5
DURAZNO
5
SALTO
4
SORIANO
3
FLORIDA
2
TREINTA Y TRES
2
ROCHA
2
MALDONADO
1
TACUAREMBÓ
1
RIVERA
1
TOTAL
78
Mientras que para el Arzobispado (1897-1908) se intitulan 100 sacerdotes, que
se destinan a estos lugares:
TÍTULOS POR ZONAS
SOLER 1890-1897
CANELONES
18
MONTEVIDEO
17
COLONIA
11
FLORIDA
10
SAN JOSÉ
9
MALDONADO
7
MINAS
7
SORIANO
4
TACUAREMBÓ
4
TREINTA Y TRES
3
SALTO
3
ROCHA
2
CERRO LARGO
2
DURAZNO
1
RIVERA
1
ARTIGAS
1
TOTAL
100
La tendencia se mantiene durante los gobiernos de Soler. La situación del clero
extranjero, en especial en este período, era delicada. Como se ha visto, eran destinados
en la mayor cantidad de los caso al interior del país y, agregamos ahora, con el título de
Teniente Cura. La situación financiera de la institución pasaba por un momento de crisis
que afectaba directamente al sacerdote, como se aprecia en esta Circular de Soler2:
Montevideo, enero 14 de 1904
Señor Cura:
Muy probable será que en las actuales circunstancias, al continuar el estado de
cosas, no pueda Vd. suministrar a su Teniente el honorario convenido. En este
caso debe continuar el Teniente á su lado conformándose en compartir su suerte
como buen compañero; tanto más que, no solo no tendría colocación que darle
en esta capital, sinó que también es más necesario que nunca un compañero en
las actuales circunstancias.
+ Mariano Soler
Arzobispo de Montevideo
2
ACEAM, Serie Gobierno de Mons. Mariano Soler: Arzobispado (1897-1908), Carpeta 2, E.3.3.
Circulares.
El Gobierno Episcopal de Mariano Soler
Mariano Soler es nombrado Obispo en 1890, cuando comenzaba la presidencia
de Julio Herrera y Obes, con un país que acarreaba una alta desocupación y que vivía
una crisis financiera importante (bajaron los sueldos, bajaron las importaciones, se
pagaba la deuda pública a extranjeros). Uno de los aspectos que más preocupaba a la
Iglesia uruguaya en este período era el proceso de secularización que se llevaba adelante
y que finalizaría con la separación de la Iglesia del Estado. Para el año 1885 se vota la
Ley de Matrimonio Civil Obligatorio (complemento del Decreto Ley de Registro Civil
de Latorre de 1879): que proclamaba que sólo sería legítimo el matrimonio celebrado de
acuerdo a la ley civil. La resistencia católica fue muy fuerte, tanto dentro como fuera del
Parlamento. En julio del mismo año se promueve la Ley de Conventos, donde se
prohíbe la fundación de nuevos conventos, casas de ejercicios u otras destinadas a la
vida contemplativa, y se reglamentan las ya existentes.
Hacia 1897 aparece la Bula del Papa Leon XIII creando la Provincia Eclesiástica
y junto con ella el Arzobispado, por lo que Soler es nombrado primer Arzobispo de
Montevideo. Juntamente se crean los obispados de Salto y de Melo, como es lógico,
cuando se crea una Provincia Eclesiástica necesariamente tiene que haber más de un
obispado. A partir del primer gobierno de José Batlle y Ordóñez (1903-1907) el
enfrentamiento entre Iglesia y Estado se profundiza. En octubre de 1904 se aprueba una
reducción del 50% del presupuesto para mantenimiento del Seminario católico. En
diciembre, se dicta una orden de arresto contra el Vicario General Monseñor Santiago
Haretche y el Secretario de la Curia Eugenio Clavell, por supuesta falsificación de una
partida matrimonial. Estos temas son ampliamente tratados por Soler en varias cartas
que se conservan en la serie relevada. De esta lectura se desprende que, de a poco, Soler
va comprendiendo el inevitable proceso y acepta la posibilidad de la separación de la
Iglesia y el Estado, aunque se queja por los tratos que los católicos recibían y advierte
sobre riesgos de divisiones internas en el país.
Ya para 1907, cerca del final del gobierno y de la vida de Soler, la Convención
Nacional del Partido Colorado declara entre sus principios fundamentales la separación
de la Iglesia Católica y el Estado. En octubre de 1907 (primeros meses del gobierno de
Williman) se sanciona la Ley de Divorcio. Esto provoca una fuerte reacción de la
Iglesia (se advierte claramente en las cartas de un Soler ya enfermo la preocupación
muy íntima que este tema le provoca) que veía en esto un síntoma de decadencia y
corrupción de las costumbres. Durante este proceso, en 1908, se produce la muerte de
Mariano Soler en viaje desde Tierra Santa.
En relación a la fuente es conveniente recalcar el alto valor que tiene en sí
misma. Para estudios relacionados con el período de la secularización en el Uruguay el
material es, podría decirse, de consulta obligatoria. Hay un buen número de cartas de
Soler en donde da cuenta de la situación por la que atravesaba el país y la propia Iglesia,
en las cuales da su opinión, bastante informada, preocupada, y a veces irónica, sobre
estos temas. Los más recurrentes son la ley de divorcio, la secularización de los
cementerios, la ley de registro civil (bautismos, matrimonios). Se nota una preocupación
específica por el enfrentamiento con la masonería y el liberalismo político.
En lo concerniente a la investigación desarrollada la documentación sirve como
prueba del deseo de Soler de formar un clero nacional. Más allá de lo que indican los
números: que durante el gobierno de Soler los sacerdotes extranjeros obtienen mayor
cantidad de títulos que en otros períodos, la prioridad del Prelado es muy clara: “…(el)
inconveniente de la falta de clero, inconveniente que no podrá ser subsanado mientras
no pueda encontrarse el medio de aumentar el número de becas para los aspirantes a la
carrera eclesiástica, ya que, hasta el presente, solo puede calcularse, como término
medio, que saldrán, dos sacerdotes anualmente de nuestro Seminario. Son por esta
razón, muchas y extensas parroquias de campaña, que cuentan únicamente con un solo
sacerdote. Los tendríamos suficientes si el Prelado aceptara indistintamente los
sacerdotes extranjeros que se presentan, pero no sucede así, porque el Diocesano mas
bien quiere pocos sacerdotes celosos y activos, que muchos no laboriosos y con
frecuencia poco edificantes…”3.
La historia a veces tiene estas contradicciones. Por un lado se observa la
voluntad de formar un clero autóctono y limitar la incardinación de sacerdotes
extranjeros y por el otro un número elevado de títulos otorgados a ellos. La intención
aquí es presentar los datos (tanto cuantitativos como cualitativos) y no aventurarse en
proveer soluciones apuradas a estas aparentes contradicciones.
En el contexto en el que la Iglesia uruguaya se desempeñaba en esta época la
necesidad de sacerdotes era imperiosa. Se otorgaban títulos a sacerdotes extranjeros,
como ya se ha indicado, preferentemente títulos bajos o iniciales y en Parroquias del
3
SOLER, Mariano. “Visita ad Limina. Estado de Diócesis de Montevideo. 1885-1895”. ACEAM, fojas
13-14.
interior. Mientras tanto la formación de un clero local era el objetivo, pero la situación
no era la deseada. En 1904 el Gobierno reduce a la mitad la asignación para el
mantenimiento del Seminario. En una Circular de febrero de 1905, Soler da cuenta de la
situación4:
Montevideo, febrero de 1905.
Señor:
Es público y notorio que el Estado ha suprimido la mitad de la asignación
para el Seminario Conciliar ($ 4.000) con perspectivas de una supresión integral;
pero esa asignación debe ser suplida, pues solo así se consigue obtener dos
sacerdotes al año, lo que equivale al aumento del clero en un solo sacerdote,
puesto que, como minimum, muere uno al año. No hay, por tanto, otro recurso
que suplir por medio de suscripciones particulares esa cantidad. Sin perjuicio,
pues, de recurrir a la generosidad de los fieles, como nadie está más interesado
que el mismo Clero en la consecución del Seminario, recurro desde luego a los
Señores Sacerdotes para que se sirvan suscribir con la cantidad que les sea
posible, por más apremiantes que sean las circunstancias actuales, pero se trata
de una obra que es fundamental para la Diócesis.
Ruego, pues, a Vd. Que se sirva contestarme con que cantidad mensual se
suscribirá para el sostén del Seminario.
Ya sabe Vd., la preferencia é importancia que dan los sagrados cánones y
Concilios á las contribuciones exigidas para el sostén de los Seminario
Conciliares; agradezco desde ya el sacrificio que deba hacer Vd. Con tal motivo.
Su afectísimo en Jesucristo:
+ Mariano Soler
Arzobispo de Montevideo
Este tema de la situación del Seminario será muy meditado por Soler. En cartas
personales con autoridades de la Iglesia uruguaya, como por ejemplo en las que
intercambiaba con Monseñor Haretche vuelve al tema repetidamente. En una carta de
enero de 1907 le dice: “En cuanto al presupuesto del Seminario está acordado por las
4
ACEAM, Serie Gobierno de Mons. Mariano Soler: Arzobispado (1897-1908), Carpeta 2, E.3.3.
Circulares.
comisiones de la Cámara y el Senado, suprimirlo por completo. Por esta razón acabo
de publicar una pastoral pidiendo el óbolo de los católicos, nombrando al efecto una
Comisión Diocesana de Culto, que ha empezado a trabajar, veremos con que éxito”5 y
en otra de abril del mismo año: “El establecimiento de la contribución cultural está
dando trabajo y poco resultado; y sin embargo tengo que buscar 10.000 pesos anuales
o cerrar el Seminario6”.
Este puede ser uno de los motivos por el cuál el número de sacerdotes
extranjeros que obtuvieron títulos durante el gobierno de Soler sea alto. De todas formas
no es conveniente apresurarse a sacar conclusiones estrictas, sino más bien, acercar
estos datos para continuar en la línea investigativa.
Conclusiones
Intenta este trabajo continuar profundizando en el estudio de la inmigración del
clero secular al Uruguay entre 1870-1940. El estudio de la Historia de la Iglesia en
nuestro país no es muy copioso. El sacerdote de la época, y sobre todo el extranjero en
el interior del país, no sólo cumplía su misión eclesiástica, sino que formaba o influía,
de algún modo, en la mentalidad de los hombres. No se hace aquí únicamente Historial
Eclesiástica, se hace Historia Social, Historia de las Migraciones, Historia de las
Mentalidades; se hace Historia, se estudia al hombre y su circunstancia en el pasado.
El Libro de Títulos ofrece la posibilidad de observar la inmigración del clero y
establecer el período donde se registra el mayor arribo de sacerdotes extranjeros al
Uruguay, que fue bajo el gobierno apostólico de Monseñor Mariano Soler. Se ha
intentado, con base en la documentación proveniente de las Series de los Gobiernos de
Soler, estudiar más detalladamente este período en particular. Se ha visto que la mayoría
de los sacerdotes recibieron el cargo de Teniente Cura y que existió una alta rotación en
los cargos. La gran parte de los sacerdotes obtuvieron un ascenso en su carrera
eclesiástica pero sin alcanzar títulos de alta jerarquía. Se ha podido apreciar la voluntad
de Soler por la formación de un clero nacional bien preparado y celoso de su misión,
antes que la incardinación indistinta de todo sacerdote extranjero que lo requiriese.
5
ACEAM, Serie Gobierno de Mons. Mariano Soler: Arzobispado (1897-1908), Carpeta 6, L.1.1
Correspondencia.
6
Ídem.
Un paso siguiente sería el estudio más profundo de la zona a la cual eran
designados estos sacerdotes, extendiendo el análisis a los gobiernos de los demás
obispos, así como la recepción que tuvieron y su influencia en el medio local.
Sería interesante realizar mapas comparativos por zonas y períodos para observar la
evolución de este proceso, sus posibles variaciones o tendencias.
Como ya se ha indicado oportunamente los números aquí expuestos no deben
tomarse como definitivos, es necesario ampliar la investigación con fuentes alternativas.
Se asegura, sí, la exactitud y meticulosidad en el relevamiento de los datos.