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La Democracia o el gobierno del número
Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)
La Democracia o el gobierno del número
Enviado por diego el Lun, 11/28/2011 - 18:18
Antetítulo Largo (interior):
Autoría:
Emmanuel Lizcano / Matemático y profesor de Filosofía en la UNED
Cuando, tras aquella vergonzosa conspiración del silencio que fueron los Pactos de la Moncloa,
“España entera se llenó de entusiasmo ante las primeras elecciones democráticas”, algunos las
denunciamos como la primera de todas las tomaduras de pelo que habrían de venir después. Se nos
llamó de todo, desde cenizos hasta fascistas, con especial ensañamiento por parte de socialistas y
comunistas varios. Hoy vemos fungir en todo su esplendor esa magnífica impostura –o sea,
literalmente, ponerse en el puesto o lugar de otro: suplantarle– que son las democracias –o sea, las
reales: no hay otras–. Pero no nos frotamos las manos, sino los ojos: de lástima, y de incredulidad.
Lástima por tanta ilusión como se sacrificó –y se sigue sacrificando- ante el altar del número.
Incredulidad ante la inocencia de tanto votante como sigue habiendo, una inocencia que aún puede
ser comprensible en quienes hoy llegan vírgenes a las urnas pero que ya se va convirtiendo en pura
complicidad por parte de los más recalcitrantes.
Uno entiende – con don Antonio Machado– que los argumentos nunca desbancarán a las creencias; y
la creencia en la democracia se muestra especialmente resistente a ellos. Pero que esa creencia sea
también impermeable a la experiencia reiterada, parece señalarla como una creencia
formidablemente acorazada.
Que lo de ‘el gobierno del pueblo’ sea una falacia –si el pueblo gobierna, ¿sobre quién lo hace? –,
puede sortearse con otros aparentes razonamientos, como el que construye esa impostura que
consiste en poner re-presentantes en el lugar de los presentes. Que lo de ‘la voluntad de la mayoría’
sea una metáfora sin pies ni cabeza –las metáforas pueden tener pies y cabeza tanto como la
mayoría (ese mero número) puede tener voluntad o una virgen ser madre– en la que se funda el tipo
de régimen político que pasa por ser el máximo exponente de racionalidad, puede sostenerse en
otra esa creencia mágica en que se apoya, y que es aún de mayor poder estupefaciente: la creencia
en el número y en su poder para representar la realidad, que tan profundamente nos han inculcado
las ciencias. Que ya haga un siglo que Ricardo Mella se pusiera a contar y le saliera –como a
cualquiera que se ponga a contar en cualquiera de las elecciones anteriores- que esa mayoría es
siempre una descarada minoría, podrá soslayarse con más dificultad, aunque siempre se pueda
acudir a juegos de palabras como el que confunde pueblo con población, ése ficticio número
estadístico.
Pero que los mercados den golpes de Estado, y quiten y pongan gobiernos democráticos, como está
ocurriendo en Grecia o en Italia; que ese brazo armado de las democracias que es la OTAN no
intervenga inmediatamente con sus bombarderos en Atenas o en Roma para restaurar la
democracia, como viene haciendo en Afganistán o en Libia; que esa pantomima que es el-gobiernodel-pueblo se muestre en toda su vacuidad precisamente en esos países que desde pequeñitos nos
enseñaron –gratuita y obligatoriamente- a venerar como las patrias originarias de la democracia y
del derecho… y que tampoco experiencias tan patentes conmuevan un ápice la creencia en la
democracia y grandes números ya se apresten a hacer cola ante las urnas el próximo 20-N, puede
hacer dudar seriamente sobre la salud mental del electorado –si ‘el electorado siempre tiene razón’,
si es proverbial ‘la sabiduría del electorado’, también podrá (digo yo) tener salud mental, y perderla,
¿no? –.
A todo esto, en cierto lugar de otro planeta, la gente –no la población- decide no pagar la deuda
contraída por los bancos, fuerza –y no por las urnas, sino por la calle– la dimisión del gobierno, ataja
con ello el golpe de Estado de los mercados, se constituye en asamblea popular para redactar una
nueva Constitución, y hace todo esto pacífica e indignadamente. ¿Han oído vds. hablar de ellos en
las tertulias radiofónicas o televisivas? ¿Han leído los editoriales y columnas que les dedica esa
prensa autoconstituida en defensa y garante de la libertad expresión y de la democracia? ¿No? Pues
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Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net)
vayan a los mítines de las campañas electorales, seguro que oyen hablar de Islandia.
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Sección principal:
La Plaza
Tematicos:
Número 162
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Autoría:
Emmanuel Lizcano / Matemático y profesor de Filosofía en la UNED
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