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Revisión Bibliográfica Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual Approach for oral complications in oncology patients treated with chemoradiotherapy: a challenge facing dentistry today Barboza-Blanco Gary Práctica privada Costa Rica Fecha de ingreso: 09.07.15 / Fecha de aceptación: 13.11.15 RESUMEN En Costa Rica, la incidencia de pacientes diagnosticados con cáncer de cabeza y cuello según los reportes estadísticos del Registro Nacional de Tumores del Ministerio de Salud señala que entre los años 2009-2011 las cifras de casos nuevos con algún tipo de neoplasia de esta región se establecieron en 3167 casos. Tales pacientes, según el tipo de enfermedad o sitio primario de aparición, en general, requirieron de resección quirúrgica de la lesión, radiaciones ionizantes administradas circunscritamente a la patología y tratamiento citotóxico o molecular con agentes quimioterapéuticos, ya sea, a manera secuencial o concomitante según las características y comportamiento clínico de la lesión. Por ende, esta revisión literaria expone la descripción de los efectos secundarios manifestados en los pacientes con cáncer de cabeza y cuello sometidos exclusivamente a quimio-radioterapia, de los cuales se hace énfasis especialmente en los síntomas de mucositis, xerostomía, osteorradionecrosis, disgeusia y trismus, así como, los tratamientos disponibles para atender, ya sea, profiláctica, curativa o paliativamente estas manifestaciones clínicas. Los tratamientos para atender estos efectos adversos, están basados en protocolos de atención previamente establecidos, en decisiones consensuadas con el equipo de atención multidisciplinario del paciente con cáncer, en evidencia científica o en terapias que gracias al especial cuidado en su ejecución deben administrarse exclusivamente a nivel hospitalario, todo en aras de reducir la morbilidad de estas secuelas, otorgándole así al paciente y al sobreviviente de cáncer una mejor calidad de vida a largo plazo. ABSTRACT In Costa Rica, the incidence of patients diagnosed with head and neck cancer, according to the statistical reports of the National Registry of Tumors of the Health Ministry, indicates that between the years of 2009-2011, the number of new cases with some type of neoplasia of this region was 3167. These patients, according to the type of disease or primary site of occurrence, generally, required a surgical resection of the lesion, the administration of ionizing radiations limited to the pathology and cytotoxic or molecular treatment with chemotherapeutic agents, whether sequentially or concurrently, according to the characteristics and clinical behavior of the lesion. Therefore, this literature review presents the description of the side effects manifested in patients with head and neck cancer submitted exclusively to chemo-radiotherapy, which is emphasized especially in the symptoms of mucositis, xerostomia, osteoradionecrosis, dysgeusia and trismus as well as the treatments available to attend either, preventive, curative or palliation these clinical manifestations. Treatments to address these adverse effects are based on treatment protocols previously established, on consensus decisions with the multidisciplinary attendant team of the patient with cancer, on scientific evidence and/or on therapies that thanks to the special care in their execution should be administered exclusively on the hospital level. All of this should be observed in order to reduce the morbidity of these sequels, thus offering the patient and cancer survivor a better long-term life quality. PALABRAS CLAVE KEY WORDS Quimioterapia, radioterapia, complicaciones orales, cáncer de cabeza y cuello, odontología Chemotherapy, radiotherapy, oral complications, head and neck cancer, dentistry Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 51 Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRÁFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 INTRODUCCIÓN METODOLOGÍA Cuando el personal médico de los centros de salud tanto públicos como privados enfrentan el reto clínico de tratar una lesión neoplásica de cabeza y cuello, es trascendental pensar en un abordaje multidisciplinario como manejo acertado de la enfermedad, esto es vital específicamente para este tipo de cáncer, ya que, además de brindarle al paciente oncológico tratamiento curativo se busca también la conservación de la función, así como, de la calidad de vida, y esto no necesariamente se traduce en la preservación de órganos. Los carcinomas de cabeza y cuello son complejos y demandan la atención de múltiples especialistas, por ende, con acentuada insistencia se debe reforzar que el tratamiento no se basa exclusivamente en el acto quirúrgico o la quimio-radioterapia (Piedra, 2014, pp.105-106). La estrategia de investigación se estructuró en compilar artículos científicos de modalidad investigativa, caso clínico y revisión bibliográfica sujetos a criterios de búsqueda avanzada tales como publicaciones a texto completo emitidas entre los años 2000 y 2014 en revistas indexadas en PubMed, , EBSCOhost: Dentistry & Oral Sciences Source, Science Direct y Google Chrome. Los términos de búsqueda empleados fueron: quimioterapia, radioterapia, efectos secundarios y cáncer de cabeza y cuello. Por otro lado, se excluyó todas las investigaciones desarrolladas en animales e información no aplicable en odontología. El equipo multidisciplinario de atención del paciente con cáncer de cabeza y cuello requiere estar integrado con servicios médicos adyuvantes como odontología, prostodoncia, cirugía maxilofacial y reconstructiva, oncología, radioterapia, nutrición, oftalmología, psiquiatría/psicología, medicina física y rehabilitación, foniatría, terapia de lenguaje, cuidados paliativos, enfermeras clínicas, trabajo social, neurocirugía y terapistas respiratorios (Brody, McLoughlin, Omer y Stassen, 2013; Piedra, 2014). El cuerpo médico previo a cualquier procedimiento debe integrar una sesión organizada conformada por los diferentes especialistas para planear y normar el diagnóstico y plan de tratamiento para cada caso en particular (Piedra, 2014, p.106). Dado a esto, se vuelve imperativo establecer un canal directo de comunicación especialmente entre odontología y oncología para antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento recabar información detallada, por ejemplo, tipo y etapa del cáncer, fecha de diagnóstico, tipo de tratamiento planeado (cirugía, radiación y/o quimioterapia), informe del análisis de sangre y estado de salud del paciente (Rhodes y Laronde, 2014, p.21). Gracias a estos escenarios, es que el profesional en odontología por un sentido ético y profesional debe estar entrenado para el manejo adecuado de las complicaciones orales que se derivan del tratamiento oncológico, tales como, mucositis, trismus, infección, disfagia, osteorradionecrosis, caries por radiación, enfermedad periodontal, compromiso nutricional, desmineralización dental, xerostomía, halitosis, disgeusia y problemas para hablar (Turner, Mupparapu y Akintoye, 2013; Brody et al, 2013; Rhodes y Laronde, 2014). Según Kumar et al. (2013) “un protocolo claro de atención es necesario para prevenir o minimizar las complicaciones orales”. Este régimen tanto profiláctico como clínico se puede segmentar en tres etapas de ejecución: pre-tratamiento, fase aguda del tratamiento de cáncer y posterior a la quimio-radioterapia (Brody et al, 2013; Kumar et al, 2013; Rhodes & Laronde, 2014). 52 Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 PROTOCOLO PRE-TRATAMIENTO Un protocolo oncológico serio y relevante necesita contemplar una temprana evaluación de la cavidad oral pretratamiento, esto en coordinación entre los servicios de oncología y odontología del centro de salud, designando un miembro permanente para cada servicio que facilite e informe todo lo concerniente al caso según su especialidad (Kumar et al, 2013, p.201). “El manejo odontológico del paciente con cáncer previo a la radioterapia debe incluir: educación con énfasis en instrucciones detalladas de higiene oral, reforzadas y elaboradas en cooperación con un nutricionista para dar asesoría nutricional evitando las dietas cariogénicas, destacar la importancia de un seguimiento o control regular, discutir los efectos secundarios de la radioterapia y explicar los ejercicios de fisioterapia para los músculos de la masticación y del cuello, evaluación dental y periodontal completa, medir y registrar tanto el flujo salival de base como la apertura bucal, hacer fundas personalizadas para la administración de flúor tópico y educar al paciente en su uso, exodoncia de piezas periodontalmente afectadas y no restaurables, tratamiento de problemas pre-existentes (caries, restauraciones defectuosas, prótesis mal ajustadas, infecciones), proporcionar a fondo un desbridamiento periodontal, si el paciente usa una prótesis removible es importante garantizar que esté limpia y bien adaptada, se le debe instruir al paciente no usarla si es posible durante el tratamiento terapéutico del cáncer, o al menos, no durante la noche, aquellas piezas de dudoso pronóstico que deban ser retiradas en la medida de lo posible hay que realizarlo como mínimo diez días antes de iniciar la terapia antineoplásica pero es preferible llevarlo a cabo de 2 a 3 semanas previas y finalmente el tratamiento ortodóntico debe ser descontinuado” (Brody et al, 2013; Kumar et al, 2013; Laronde & Rhodes, 2014). PROTOCOLO EN FASE AGUDA DEL TRATAMIENTO DE CÁNCER A lo largo de la terapia oncológica es habitual que los pacientes se encuentren con fatiga, neutropenia, trombocitopenia y/o desarrollen en boca lesiones mucosíticas muy dolorosas (Kumar et al, 2013, p.202). “El tratamiento dental debe evitarse siempre que sea posible durante este período y la atención debe centrarse en los siguientes objetivos: fomentarse un alto grado de higiene oral, el uso de un enjuague de clorhexidina sin alcohol si el cepillado es inadecuado para remover la placa Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 bacteriana (se puede utilizar como una alternativa a corto plazo para el cepillado de dientes), niños y adultos que reciben radioterapia o radiación corporal total antes de un trasplante de médula ósea a menudo reciben profilácticamente aciclovir si hay un alto riesgo de infecciones virales (usualmente prescrito por el equipo de oncología), medicación antifúngica debe ser prescrita al diagnosticarse cándida oral, su prescripción también puede ser profilácticamente, se debe hacer todo el esfuerzo para reducir la gravedad de la mucositis y los efectos de la xerostomía para la calidad de vida y prevención de enfermedades orales, se le debe asesorar al paciente portador de prótesis removibles que su uso se puede volverse difícil y que las puede dejar de lado, además, si hay cualquier malestar con las prótesis el odontólogo debe examinarlas y asegurarse que son atraumáticas, reforzar los ejercicios de fisioterapia de los músculos de la masticación y del cuello, si la boca está muy adolorida para la limpieza con un cepillo suave los tejidos pueden limpiarse con gazas impregnadas de clorhexidina e implementar el uso de las fundas personalizadas para la aplicación de flúor tópico” (Brody et al, 2013; Kumar et al, 2013). PROTOCOLO POSTERIOR A LA TERAPIA ANTINEOPLÁSICA El enfoque odontológico después del tratamiento de cáncer radica en la prevención y el monitoreo. En niños, el crecimiento y desarrollo deben ser monitoreados muy de cerca y es mandatorio una revisión dental al menos cada seis meses. Para pacientes con xerostomía, trismus o mucositis severa es recomendada la revisión cada tres meses (Kumar et al, 2013, p.102). • Post-radioterapia “Al completar las sesiones de radioterapia se debe contemplar: la recurrencia de cáncer oral o lesiones secundarias, la presencia de osteorradionecrosis, el manejo de caries por radiación, el monitoreo y manejo de mucositis, un frecuente mantenimiento periodontal, manejo de la xerostomía, reforzamiento para cumplir con la higiene oral y las visitas frecuentes al odontólogo, realizar regularmente profilaxis dentales, proporcionar asesoramiento dietético y evitar hasta donde sea posible realizar exodoncias. A menos que una persona tenga experiencia en el manejo del dolor o infecciones agudas no se recomienda procedimientos electivos de salud oral hasta 3 meses después del tratamiento de cáncer” (Rhode & Laronde, 2014, p.24). • Post-quimioterapia Una vez concluida la quimioterapia la atención odontológica se centra en: revisar la recurrencia del cáncer oral, monitorear los niveles de trombocitos y leucocitos, monitorear y manejar la mucositis, enfocarse en un frecuente mantenimiento periodontal, continuar con los ejercicios de fisioterapia para los músculos afectados por la fibrosis y reforzar el cumplimiento de la higiene oral (Brody et al, 2013; Rhode & Laronde, 2014, p.24). CONSIDERACIONES PROSTODÓNTICAS Las restauraciones deben de garantizar una aceptable estética y función. Las prótesis se deben evitar en la medida de lo posible pero si es inevitable, retirar las prótesis removibles durante la noche. El uso de aparatos debe interrumpirse si la boca presenta dolor y el paciente debe buscar asesoramiento. La estabilización de prótesis mediante implantes puede ser factible en algunos pacientes (Kumar et al, 2013, pp. 202-203). CONSIDERACIONES ORTODÓNTICAS El paciente puede colocarse ortodoncia una vez de que haya evidencia clínica de la ausencia del cáncer por un periodo no menor a un año. Además, alguna anomalía en el crecimiento producto del tratamiento médico debe ser analizada para decidir si el paciente es candidato para la ortodoncia. Si como efecto colateral del tratamiento se generó lesiones a una o varias raíces, y aunado, falta de desarrollo radicular se debe considerar seriamente no proporcionar el tratamiento de ortodoncia (Kumar et al, 2013, p. 203). QUIMIOTERAPIA Los tipos de agentes antineoplásicos incluyen la quimioterapia paliativa y el uso de agentes alquilantes, alcaloides vegetales, antibióticos antitumorales e inhibidores de la topoisomerasa. La quimioterapia como opción terapéutica en cáncer de cabeza y cuello se indica para tratar neoplasias que son demasiado grandes o se han propagado muy lejos como para tratarse solo con cirugía, y así, retardar el crecimiento del carcinoma durante el tiempo que sea posible y también aliviar cualquier síntoma (Turner et al, 2013, p.269). Los agentes quimioterapéuticos más empleados dentro de los esquemas farmacológicos para el tratamiento de cáncer de cabeza y cuello en Costa Rica incluyen los siguientes medicamentos: cisplatino, 5 – fluorouracilo (5-FU), paclitaxel, ifosfamida, docetaxel, vinorelbina y cetuximab. Tales esquemas en ocasiones se acompañan de medicamentos quimioprotectores o agentes destoxificantes, por ejemplo, leucovorina y mesna respectivamente (Piedra, 2014, pp.114-115). En otras latitudes también se emplea como agentes quimioterapéuticos: carboplatino, metotrexato y bleomicina (Turner et al, 2013, p.269). RADIOTERAPIA Al iniciar la aplicación de radiaciones ionizantes como opción terapéutica para neoplasias de cabeza y cuello en el lejano año de 1896, ni cualitativa ni cuantitativamente la radiación podía medirse y los efectos adversos contemplaban ardor de la piel llevando a necrosis, y por ende, desprendimiento de esta. En la década de 1950, el cobalto-60 representaba la primera elección de radioterapia ampliamente utilizado. Empero, comparado con otras técnicas vanguardistas de radioterapia, el cobalto-60 emite relativamente fotones de baja energía, así que, la radiación ionizante se deposita superficialmente causando un aumento en la toxicidad mucosa y cutánea. Su uso está actualmente limitado para cuidados paliativos y para el tratamiento de cáncer en países en desarrollo (Brody et al, 2013, p.140). Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 53 Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 El desarrollo de aceleradores lineales para generar radioterapia ha facilitado el aumento de la penetración y preservación tisular. El uso de radioterapia derivada de aceleradores lineales, colimadores multilámina y datos provenientes de tomografías computarizadas hace que el haz pueda tener una forma que coincida con la morfología de los tumores (Brody et al, 2013, p.140). Según Piedra (2014), tal exactitud en la radioterapia se genera gracias a una calibración de haces de rayos X conformando el volumen blanco, técnica conocida como Radioterapia Conformacional Tridimensional (3-D CRT). “La radioterapia de intensidad modulada (IMRT), un avance tecnológico adicional, permite la creación de gradientes de dosis a través del haz y la aplicación de diferentes dosis para diferentes objetivos simultáneamente, adaptando la aplicación de radioterapia para el tamaño específico del tumor y preservar los tejidos circundantes. La IMRT puede permitir una preservación tisular adicional, llevando a una reducción de los efectos secundarios inducidos por radioterapia” (Brody et al, 2013, p.140). “La Braquiterapia, es un método de aplicación de radioterapia mediante el cual se coloca la fuente radiactiva dentro o en las proximidades de la zona a tratar, se ha investigado para el tratamiento de cánceres orales, sin embargo, su uso se limita a pacientes con cánceres incipientes T1 y T2” (Brody et al, 2013, p.140). “También se encuentran en fase de experimentación técnicas de tratamiento que consideran las diferencias de agresividad en el mismo volumen tumoral utilizando para la planeación del tratamiento imágenes sofisticadas tal como la tomografía con emisión de positrones (PET). Actualmente existe la incorporación del PET con la tomografía computarizada (PET TAC)” (Piedra, 2014, p.298). Estas tecnologías innovadoras aplicadas a la radioterapia brindan la ventaja de administrar dosis elevadas de irradiación sobre la lesión tumoral, paralelamente con dosis mínimas a los tejidos sanos circundantes al objeto de radiación, por tal, permite incorporar a la práctica el concepto de Escalación De Dosis, traduciéndose esto en óptimas tasas de curación (Piedra, 2014, p.297). “Los tumores de cabeza y cuello comprenden una gran variedad de localizaciones y de comportamientos clínicos, dada la amplia gama de estructuras anatómicas de donde se originan. Cada sitio específico de la enfermedad, según la extensión tumoral y los hallazgos histopatológicos sugieren una conducta terapéutica individual. El tratamiento con cirugía o con radioterapia como modalidad única está generalmente recomendado para los pacientes que se presentan con estadios tempranos de la enfermedad (estadio I-II), con datos de sobrevida similares. Por el contrario, para los pacientes que se presentan con enfermedad localmente avanzada (estadio III-IV) la terapia indica es el tratamiento combinado de cirugía, radioterapia y en algunos casos quimioterapia en concomitancia con la radiación” (Piedra, 2014, pp.297-298). 54 Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 EFECTOS SECUNDARIOS EN CAVIDAD ORAL POR QUIMIO-RADIOTERAPIA La radioterapia y los tratamientos quimioterapéuticos influyen significativamente en los tejidos orales gracias a que inducen a variantes celulares con la consecuente pérdida de función, estos cambios pueden ser efímeros o definitivos pero con frecuencia presentan secuelas de larga data. Los efectos agudos por toxicidad directa de la quimio-radioterapia se manifiestan paralelamente a como se desarrolla el tratamiento pero resuelve progresivamente pocas semanas después de finalizado este. Las reacciones crónicas, por otro lado, pueden extenderse por un lapso mayor de tiempo implicando una morbilidad de por vida. El manejo oportuno de los efectos secundarios a menudo mejora la calidad de vida de los pacientes. Las complicaciones orales post-quimioterapia, en general, continúan manifestándose desde pocas semanas hasta un par de meses después de administrada la última dosis, en contraposición, a los efectos adversos inducidos por la radioterapia, que una vez aplicada la última sesión, estos tienden a ser más severos y a menudo conducen a cambios tisulares permanentes que pueden conllevar a mayores complicaciones crónicas (Turner et al, 2013, p.269). MUCOSITIS La mucositis oral se conceptualiza como un efecto agudo vinculado a la radioterapia, quimioterapia o una combinación de ambos tratamientos, en donde se evidencia eritema, ulceración de mucosas, dolor orofaríngeo y dificultades para hablar. Etiológicamente, es una consecuencia directa de la injuria a la mucosa oral atribuida a varios radicales libres liberados por los agentes terapéuticos, por consiguiente, al limitar tanto la dosis como la velocidad de administración puede este efecto secundario ser controlado. Esta reacción adversa generalmente se manifiesta en quince días, ya sea, por la radio o quimioterapia. La aplicación de 10 a 20 Gy es suficiente para generar algún grado de mucositis, empero, para desarrollar lesiones orales de relevancia que se extienden más allá del campo a irradiar es necesario que se eleve a dosis acumuladas que sobrepasen los 30 Gy, aunado a los agentes quimioterapéuticos que inducen a mielosupresión e incapacidad para resistir aquellos irritantes locales que frecuentemente desencadenan este tipo de reacción (mucositis). Por otro lado, la mucositis inducida por radioterapia radica en el contacto directo de la radiación con el epitelio oral generalmente resultando en mucositis oral, mientras que la mucositis inducida por quimioterapia depende de tres factores: citotoxicidad del agente quimioterapéutico, condiciones orales pre-existentes y edad del paciente (Turner et al, 2013, p. 270). Las células de la mucosa oral debido a su alto grado de mitosis ve comprometida su integridad, frecuentemente gracias a su susceptibilidad a los agentes quimioterapéuticos (Fernandes, Rodrigues, Milone & Da Rocha, 2005, p. 307). La mucositis puede variar en intensidad desde zonas eritematosas hasta úlceras necróticas y hemorrágicas, es una complicación de radioterapia que se manifiesta en casi el 100% de pacientes irradiados, de consideración clínica, ya Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 que, conlleva a una reducción en la ingesta de alimentos, pérdida de peso y en casos severos puede demandar alimentación por sonda nasogástrica o por gastrostomía endoscópica percutánea e interrupciones del plan de tratamiento de radioterapia. Las áreas en las que fácilmente se expresa la mucositis incluye el paladar blando, área amigdalina, mucosa bucal, bordes laterales de la lengua, paredes faríngeas y partes de la laringe. La mucositis usualmente continúa expresándose hasta dos semanas después de la radioterapia, no obstante, en casos con mucositis severa puede permanecer de cinco a siete semanas (Brody et al, 2013, pp. 138-140). La Organización Mundial de la Salud ha establecido una escala de clasificación para evaluar clínicamente el grado de toxicidad de la mucositis oral, la cual se divide en grado 0 (mucosa normal), grado 1 (mucositis leve, dolor ± eritema leve), grado 2 (mucositis moderada, eritema oral y ulceración), grado 3 (mucositis severa, eritema extensa y ulceración severa) y grado 4 que es una mucositis que amenaza la vida, necrosis y sangrado extenso (Mosel, Bauer, Lynch y Hwang, 2011, p.551). La cinética de la mucositis sugiere que en el proceso fisiopatológico de la lesión, se da una serie de eventos desarrollados por cinco fases secuenciales, en donde participan mediadores celulares, tales fases son: iniciación (no hay síntomas empero comienza la lesión directa al ADN de la capa basal epitelial), señalización (enzimas pueden ser activadas por la quimio o radioterapia induciendo a apoptosis), amplificación (incrementa el daño celular gracias a la enorme producción de citoquinas proinflamatorias), ulceración (fase caracterizada por la pérdida de integridad de la mucosa lo que es una vía de entrada a microorganismos oportunistas) y cicatrización en donde se visualiza proliferación, diferenciación y migración de células epiteliales, y la recuperación de la integridad de la mucosa (Spindola et al, 2014, p. 9). Kuhn et al, en el 2008 demostraron con un grupo de 23 pacientes (11 pacientes del grupo de estudio y 12 pacientes del grupo control) que la terapia láser infrarroja de baja intensidad (GaAlAs = láser diodo de galio – aluminio – arseniuro/830 nm, 100 mW y 4 J/cm2 ) es efectiva en reducir la mucositis (p < 0.002) y el dolor (p< 0.006), así como, en prevenir estos efectos adversos en aquellos pacientes que han finalizado la radioterapia. La aplicación láser retrasa el período de manifestación, atenúa el pico de gravedad y acorta la duración de la mucositis. Los posibles mecanismos pueden deberse: 1) al efecto analgésico y anti-inflamatorio en el tejido local de la irradiación láser, que a su vez incrementa la vascularidad y la reepitelización del tejido lesionado, 2) en tejidos orales, la aplicación láser puede estimular la síntesis de ADN en miofibroblastos, sin cambios degenerativos, y podría transformar fibroblastos en miofibroblastos que puede promover y activar el cicatrizado epitelial de la mucosa y 3) la modulación de la percepción del dolor por la modificación de la conducción nerviosa a través de la liberación de endorfinas y encefalinas (Kuhn et al, 2008, p.224). Youssef et al. (2009) desarrollaron un estudio comparativo de la frecuencia y evolución de la mucositis entre pa- cientes sometidos a terapia láser y a la terapia convencional (uso de solución mucosítica) distribuidos en el grupo de estudio (#1) irradiados con láser InGaAlP (660 nm) y láser GaAlAs (780 nm), potencia de 25 mW, dosis de 6.3 J/cm2,en un tiempo de irradiación de 10 s, seguido del tratamiento convencional; el grupo control conformado por 10 individuos sólo se les aplicó el tratamiento convencional respectivamente. Se seleccionaron 22 pacientes sujetos a un régimen de acondicionamiento mieloablativo previo a ser trasplantados con células madres hematopoyéticas alogénicas. Según los resultados de este estudio basados en la escala WHO (World Health Organization) el grupo tratado con láser desarrolló una menor frecuencia y severidad de mucositis, así como, al evaluación con la escala OMAS (Oral Mucositis Assesment Scale) que no mostró ninguna lesión en el 33.30 % de los pacientes y el 66.60 % presentó lesiones menores a 1 cm2 mientras que el grupo #2 mostró mayor frecuencia y extensión de lesiones mucosíticas. Al aparecer lesiones mucolíticas, también se emplea el módulo de dióxido de carbono del Opus 20 Laser para tratar las ulceraciones con una intensidad de 1 a 2 W a través de un gel de transferencia de baja viscosidad por un tiempo de 3 a 5 segundos (Savion, Sharon & Sela, 2003, p. 177). Según Turner et al. (2013) varios agentes se han usado para manejar la mucositis, por ejemplo, la crioterapia (chupar cubitos de hielo) previo al tratamiento ha sido usado para reducir el flujo sanguíneo y los efectos estomatotóxicos de la quimioterapia. El uso del factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos y del factor estimulante de colonias de granulocitos mejoran la respuesta inmune localmente y el uso del factor de crecimiento de queratinocitos acelera la cicatrización de las heridas. La utilización de enjuagues de gluconato de clorhexidina puede ser beneficioso al reducir la carga bacteriana oral e infecciones secundarias, la aplicación tópica de lidocaína, benzocaína o enjuagues orales con una solución a base de difenhidramina (benadryl), leche magnesia y un anestésico local ha ayudado como efecto paliativo en pacientes con mucositis oral; el clorhidrato de bencidamina (vantal), un enjuague antiinflamatorio no esteroideo con propiedades anestésicas y analgésicas ha sido exitosamente empleado para reducir el dolor, duración y gravedad de la mucositis, conjuntamente, según Rhodes & Laronde (2014) afirman que enjuagues bucales a base de bicarbonato de sodio con agua puede proporcionar confort con la sensación de ardor de la mucositis; dosificando una cucharadita con 5 mg de bicarbonato de sodio en 100 ml de agua aproximadamente (medio vaso) cada 6 horas sin tragarla (Rocha & Jojoa, 2011, p. 75). La fototerapia con luz emitente de diodos (LED) es efectiva para tratar la mucositis, acelera el proceso de reparación tisular y tiene tanto propiedades analgésicas como antiinflamatorias. LED emitido con una longitud de onda de 630 nm, una potencia de 100 mW y punto de aplicación de 6.0 J/cm2 fue empleada exitosamente para el tratamiento de mucositis durante 10 días consecutivos una vez al día en una paciente femenina de 5 años sometida a quimioterapia por tratamiento de leucemia linfoblásti- Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 55 Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 ca aguda (Rímulo,Ferreira, Abreu, Aguirre-Neto y Paiva, 2011, p. 124). Se ha reportado el uso del factor de crecimiento de queratinocito humano recombinante (KGF - palifermina) para el control de la mucositis, su mecanismo de acción se basa en la proliferación celular, elevando el grosor epitelial y reduciendo el daño al ADN inducido principalmente por la quimioterapia, también regula el IL-13, una citoquina antiinflamatoria que atenúa el efecto del factor de necrosis tumoral (Spindola et al, 2014, p. 11). XEROSTOMÍA La xerostomía es el efecto adverso más usual de la radioterapia, estudios retrospectivos a largo plazo han concluido que los pacientes desarrollan xerostomía de grado entre moderada a severa en un 65% de los casos, contemplando secuelas tales como: detrimento de la función masticatoria, dificultad para hablar, ageusia, desnutrición, caries, infección, complejidad para rehabilitar protésicamente. El parénquima de la glándula parotídea es especialmente susceptible a las radiaciones ionizantes. La dosis común establecida para tratar el cáncer oral es 60-70 Gy a lo largo de 6 a 7 semanas aproximadamente. La media de radiación que conlleva a un deterioro permanente de la parótida es de 24 Gy para un flujo no estimulado y de 26 Gy para un flujo salival estimulado. Por otro lado, al administrar técnicas de preservación de parótida, y además, la dosis para la glándula submandibular no sobrepasa los 39 Gy es extraño que se manifieste una xerostomía franca (Brody et al, 2013, p.140). Si las glándulas salivales se encuentran dentro del campo de radiación con garantía se afectará cualitativa y cuantitativamente la saliva así como su pH, por ende, la variedad de productos disponibles en el mercado para aliviar las secuelas de la xerostomía deben ser considerados un complemento al cuidado oral diario, y consecuentemente, monitorear que el grado de pH de estos adyuvantes sea neutro o alcalino con el objetivo de prevenir la erosión dental (Rhodes & Laronde, 2014, p.22). Todas las terapias alternativas indicadas para brindar algún grado de alivio a las secuelas inducidas por la hiposalivación lamentablemente fracasan en la regeneración de la función glandular (Brody et al, 2013, p.142). Dentro de las consideraciones entorno al manejo odontológico que evitan exacerbar y aliviar los malestares que genera la xerostomía se contempla: 1. El odontólogo especialista en prostodoncia maxilofacial puede diseñar y fabricar una placa intraoral protectora de los tejidos sanos contra las radiaciones ionizantes, confeccionada a base de plomo con el fin de reducir la incidencia y severidad de la xerostomía (Brody et al, 2013, p.142). 2. Ingerir frecuentemente agua con pequeños sorbos que duren un minuto en boca (hidrata las mucosas y ayuda a la deglución (Rhodes & Laronde, 2014, p.22). 56 Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 3. Consumir productos lácteos, ya que, actúan como lubricantes de los tejidos y como calmante (Rhodes & Laronde, 2014, p.22). 4. Evitar dietas cariogénicas (bebidas azucaradas, confites), además, del consumo de licor, café, tabaco, y enjuagues orales que contengan alcohol para evitar una reducción adicional de la saliva (Rhodes & Laronde, 2014, p.22). 5. En algunos casos, los pacientes pueden recibir antes de la radioterapia agonistas colinérgicos de uso sistémico, por ejemplo, pilocarpina o cevimelina 30 mg vía oral tres veces al día (en Estados Unidos se comercializa bajo el nombre de Evoxac) para estimular las glándulas salivales menores o las glándulas mayores no afectadas por la radiación (Brody el al, 2013; Turner et al, 2013; Rhodes & Laronde, 2014). 6.Dieta blanda para disminuir la dificultad de deglutir, además, bebidas con alto contenido proteico y una dieta a base de calorías para ayudar a mantener el peso (Rhodes & Laronde, 2014, p.24). 7. Aplicación diaria de flúor con férulas personalizadas una vez al día, cinco días a la semana en sesiones de cinco minutos en aquellos pacientes de alto riesgo de desarrollar: caries por radiación, una rápida desmineralización de la estructura dental y de una reducción tanto del pH como de la habilidad de remineralización de la saliva, ante la opción de que el paciente con cáncer desarrolla mucositis puede necesitar temporalmente suspender la aplicación tópica de flúor (Rhodes & Laronde, 2014, p.22). 8. La utilización de agentes no farmacológicos durante y después de la radioterapia, como gotas de limón sin sacarosa, goma de mascar libre de azúcar o mentas de xilitol para la estimulación de la glándula salival durante el tratamiento, ya que, tienen el potencial de preservar la función salival al reducir el daño glandular (Turner et al, 2013; Rhodes & Laronde, 2014). 9. La administración del medicamento radioprotector amifostina previo a la radioterapia ha sido muy efectivo en minimizar la hiposalivación durante el tratamiento de cáncer orofaríngeo (la amifostina protege las glándulas salivales al eliminar los radicales libres en las células normales sin obstaculizar la muerte celular tumoral; en casos de función salival residual mínima se prescribe sustitutos de saliva que contengan carboxicelulosa para lubricar la mucosa y proporcionar alivio transitorio a la sequedad oral (Turner et al, 2013, p.273). 10. La acupuntura ha mostrado promover la recuperación de la xerostomía en pacientes con cáncer de cabeza y cuello tratados con radiación, al exhibir una mejoría significativa en la tasa de flujo salival y reducir los síntomas relacionados con la xerostomía al aplicar puntos de acupuntura según los principios tradicionales chinos (Florence, Lemos, Abreu y Migliari, 2011, p. 181 y 184). Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 OSTEORRADIONECROSIS La osteorradionecrosis (ORN) se define como una condición en la cual el hueso irradiado de la cavidad oral se expone a través de una lesión o mucosa suprayacente y persiste sin cicatrización a lo largo de 3-6 meses aproximadamente. La ORN como efecto adverso de la radioterapia es una complicación a considerar seriamente, ya que, frecuentemente conlleva en el paciente que la desarrolla una deformidad facial seria, dolor, fractura patológica, secuestro de hueso desvitalizado y fístulas orocutáneas (Lambade, Lambade y Goel, 2012, p. 243). La fisiopatología de la ORN ha sido tema controversial desde que se describió por primera vez en 1922 por Regaude, los primeros estudios experimentales mostraron evidencia bacteriana en los tejidos afectados por ORN, los cambios microscópicos reflejaron pérdida de osteocitos y osteoblastos, el trabeculado óseo contenía células inflamatorias. El papel bacteriano en la ORN ganó relevancia cuando Meyer en 1970 definió la triada clásica de la fisiopatología de la ORN: radiación, trauma e infección. Él propuso que un trauma, por ejemplo una exodoncia, genera una entrada directa de bacterias al hueso subyacente con la consecuente diseminación acelerada de la infección producto de la falta de resistencia inmunológica del hueso irradiado ante esta. Fue gracias a esto que la teoría de Meyer se convirtió en la base para emplear terapia antibiótica con cirugía como tratamiento de la ORN, hasta que en el año de 1983 Marx le dio un giro a la teoría de Meyer al afirmar basado en la observación que la ORN no tiene signos clínicos de infección, ni progresa a sepsis como si lo hace la osteomielitis y su observación se desarrolló en casos sin trauma. Él estudió 26 casos de ORN y notó presencia bacteria sólo en la superficie ósea, no así, en las zonas necróticas afirmando que los microorganismos no tienen un papel trascendental en la fisiopatología, por otro lado, entre los hallazgos histológicos de Marx mostró fibrosis de la mucosa, piel y espacio medular; hialinización y trombosis de vasos sanguíneos con la pérdida de osteocitos y osteoblastos; y una reducción de vascularidad del tejido conectivo (O’Dell & Sinha, 2011, pp. 455-456). encarnados, todo lo cual aumenta el potencial de curación en los tejidos comprometidos irradiados (Vissink, Burlage, Spijkervet, Jansma y Coppes, 2003, p. 219). El oxígeno es inhalado bajo presión en una cámara hiperbárica, el protocolo generalmente se basa en 20-30 sesiones antes y 10 después de realizar el procedimiento quirúrgico con oxígeno puro dosificado a 2.4 atmósferas de presión absoluta durante 90-120 minutos cada sesión, una vez al día. Las principales contraindicaciones para aplicar tratamiento con OHB son: algunos fármacos, neumotórax no tratado, neuritis, algunos tipos de enfermedad pulmonar e infecciones virales activas (Koga, Salvajoli y Alves, 2008, p.42). DISGEUSIA La alteración en el deterioro del gusto o “disgeusia” se manifiesta como un efecto directo de la radiación sobre las papilas gustativas y también debido a los cambios en la saliva, en mucho de los casos el gusto regresa a niveles normales o casi normales un año después de la radioterapia (Vissink et al, 2003, p. 215). Las papilas gustativas que se multiplican de manera acelerada sufren un deterioro severo por la radiación ionizante. Los problemas secundarios vinculados con este proceso incluye reducción en la sensibilidad del sabor, una ausencia de la sensación de sabor o una distorsión del sabor normal, los cuales son generalmente referidos con un deterioro del sabor. La disgeusia crónica de grado severo puede resultar en considerables complicaciones incluyendo incapacidad para disfrutar la comida lo cual puede llevar a la pérdida de apetito, deficiencia vitamínica, aversión a la comida, pérdida de peso, mala nutrición, mal uso de edulcorantes y condimentos, ineficiente respuesta al tratamiento y efectos adversos en la calidad de vida (Baharvand, ShoalehSaadi, Barakian y Moghaddam, 2013, p. 106). La oxigenación hiperbárica (OHB) y la profilaxis antibiótica son tratamientos adyuvantes para el manejo quirúrgico de pacientes irradiados (Koga, Salvajoli y Alves, 2008, p.42). La protección del sentido del gusto se logra mediante dispositivos plomados que blindan los tejidos sanos otorgándoles así protección contra la radiación ionizante. Por otro lado, la pérdida de gusto inherentemente se traduce en pérdida de peso, por ende, la relevancia de realizar interconsulta con el servicio de nutrición, ya sea, institucional o privado a fin de prescribir alimentos con sabores, olores y colores agradables, así como, la sustitución de aromas en las comidas para el sentido del gusto mejorando consecuentemente la ingesta de alimentos. La asesoría nutricional también toma protagonismo cuando se tiene que adaptar el gusto del paciente irradiado a los alimentos que frecuentemente consumía previo a la radioterapia realizando planes de alimentación básica e incorporando suplementos dietéticos, todo esto hay que ejecutarlo al principio de la terapia y continuarlo, con las modificaciones del caso, a lo largo del período total del tratamiento hasta que el paciente disminuya las referencias de malestar o hasta que se adapte al nuevo escenario clínico, ya que, algunos pacientes pueden quedar con una hipogeusia residual post radioterapia (Vissink et al, 2003, p. 215). La OHB estimula la angiogénesis, aumenta la neovascularización, optimiza los niveles celulares de oxígeno para osteoblastos y la proliferación de fibroblastos, estimula la formación de colágeno, y soporta los vasos sanguíneos Los suplementos de Zinc incrementan la agudeza perceptiva del gusto en aquellos pacientes sometidos a radioterapia, este beneficio es más evidente en el período post radioterapia que como agente protector o profiláctico de Una herida producto de un procedimiento quirúrgico demanda la síntesis de proteínas que se obtienen por la actividad celular y los eventos vasculares. La radioterapia promueve el daño celular y vascular irreversible que se traduce en un tejido hipóxico, hipocelular e hipovascular. Este hecho suele afectar significativamente el proceso de reparación, por tal, las exodoncias en los campos irradiados deben realizarse lo más atraumáticamente posible. Un trauma mínimo, alveolectomía con un gentil y cuidadoso recorte óseo, cierre primario sin tensión y remoción de pocos dientes por sesión minimiza la posibilidad de complicaciones postoperatorias (Koga, Salvajoli y Alves, 2008, p.42). Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 57 Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 la disgeusia durante las sesiones de radiación (Vissink et al, 2003, p. 215). FIBROSIS/TRISMUS El trismus es un término usado para describir cualquier condición que se traduzca en la incapacidad de abrir la boca, entre sus etiologías el tratamiento para el cáncer de cabeza y cuello (radioterapia y cirugía) que consecuentemente daña las estructuras para una oclusión normal (maxila, mandíbula, los músculos de la masticación: pterigoides, maseteros y temporales; la dentición y las estructuras periodontales de soporte y el suministro vasculo-nervioso). A través de la contracción muscular coordinada, la mandíbula puede ser elevada, deprimida, protruida, retruida y realizar movimientos de lateralidad. El daño a cualquiera de estas estructuras puede resultar en un deterioro de la oclusión. La base del tratamiento para este tipo de trismus es la terapia física usando ejercicios activos de rango de movimiento y estiramiento manual (Murphy y Gilbert, 2011, p. 126). Previo al inicio de la terapia con radiaciones ionizantes el odontólogo debe medir la apertura máxima de la boca del paciente (distancia inter arco o inter incisal), también el clínico debe estar midiendo frecuentemente esta distancia inter incisal a lo largo de la radioterapia para preservar la apertura de la cavidad oral tomando las acciones correctivas del caso si hay variaciones en las medidas; es recomendable emplear en los pacientes que desarrollan este tipo de trismus baja lenguas o abrebocas dinámicos con resortes y bandas elaborados para el estiramiento de los músculos. Para observar una evolución positiva con este efecto adverso (trismus) el paciente tiene que incorporar cumplimiento y perseverancia a la fisioterapia, dado que no se obtienen resultados dramáticos a corto plazo (Vissink et al, 2003, p. 220). Las reacciones espásticas que genera cierre anormal de los músculos mandibulares puede ser controlado con inyecciones de toxina botulínica, es una técnica, que como tal, es segura al dosificarla de la manera correcta, rara vez desarrolla efectos secundarios en el lugar de inyección, por otro lado, los dos efectos secundarios vinculados directamente con el medicamento son variantes en la consistencia del flujo salival y la debilidad involuntaria de los músculos involucrados con el habla, la deglución y la expresión facial, esto genera malestar, más no representa contraindicación absoluta para aplicar el tratamiento, la latencia general para la toxina botulínica tipo A es de una semana, su duración es de 2 a 3 meses y la recomendación es no administrar la inyección más de una vez cada 12 semanas para no desarrollar anticuerpos contra la toxina, dependiendo del músculo a tratar la dosis de inyección es de 10 a 50 U de Botox tipo A por cada zona de aplicación con una dosis total de 200 U en el sistema masticatorio. Como dosis máxima se puede utilizar 400 U si se contempla otras zonas de aplicación en cabeza y cuello (Clark, 2003, p. 727). RECOMENDACIONES Y CONCLUSIONES El paciente de cáncer de cabeza y cuello al cual se le administra radiaciones ionizantes en estructuras vecinas a la neoplasia (maxila, mandíbula y glándulas salivales), así 58 Rev. Cient. Odontol., Vol.11 / No. 2, Agosto a Diciembre 2015 como, tratamiento citotóxico con quimioterapia como parte del plan de tratamiento, desarrollará cambios significativos en su salud a corto, mediano y largo plazo, y en diferentes grados de severidad según el caso particular, lo que representa que este tipo de paciente nunca debe ser dado de alta del servicio de odontología al cual pertenece, de aquí la relevancia de brindarle un fiel seguimiento con citas periódicas de control para garantizar el cumplimiento del paciente con respecto al tratamiento y brindarle atención oportuna ante eventuales cambios que puedan surgir sin que evolucionen a una complicación mayor que amenace su integridad. Es trascendental que el odontólogo, ya sea, general o especialista posea un entrenamiento integral en el manejo del paciente con cáncer, para que identifique previo al inicio del tratamiento oncológico aquellos escenarios clínicos de riesgo que puedan complicarse a futuro, mediante una evaluación clínica y radiográfica exhaustiva, y además, mediante constantes interconsultas con el médico tratante, siendo todo esto mandatorio, ya que, orienta hacia el tipo de tratamiento a elegir, como realizarlo y el momento de mayor seguridad para proceder con el mismo, así como, las limitantes y complicaciones que se puedan derivar de realizar o no dicha terapia. Para evitar o reducir la aparición de efectos adversos cuando se requiere tratamientos odontológicos invasivos previos a la radioterapia se debe considerar un intervalo de tiempo prudencial entre el procedimiento quirúrgico requerido y el inicio de la radioterapia, este tiempo de cicatrización no debe extenderse por un período largo para no comprometer el tratamiento oncológico, y por ende, su pronóstico. Un tiempo prudencial para realizar la intervención odontológica previo al inicio del tratamiento oncológico es entre 15-22 días. El manejo profiláctico de eventuales efectos secundarios inducidos por el tratamiento oncológico se puede referir a un odontólogo general que esté familiarizado con estos síntomas, por otro lado, aquellos efectos adversos ya instaurados en el paciente durante y después de la terapia oncológica, es imperante referir el caso a odontólogos entrenados en oncología que brinden atención a nivel hospitalario, ya que, se cuenta con equipo, tecnología y personal calificado que generalmente por la naturaleza de la atención no se encuentran en un servicio de odontología, y así, se resguarda la integridad del paciente. Al referenciar el dato relacionado con la incidencia de 3167 casos reportados de pacientes con cáncer de cabeza y cuello entre los años 2009-2011 en Costa Rica, aunado a la seriedad que se merecen estas patologías gracias a su comportamiento clínico, así como, los efectos adversos tan agresivos producto de la quimio-radioterapia, se vuelve relevante el desarrollo de un protocolo odontológico que homologue en todos los servicios de odontología nacional, sean estos instituciones públicas o privadas, la atención y el manejo odontológico del paciente comprometido sistémicamente por cáncer, sujeto a la evidencia científica, que incorpore terapias preventivas, curativas y paliativas, para el óptimo manejo de las complicaciones orales inducidas por el tratamiento oncológico, en pro- Barboza G., “Abordaje de las complicaciones orales del paciente oncológico sometido a quimio-radioterapia: un reto para la odontología actual” REVISIóN BIBLIOGRáFICA. Rev. CIENT. ODONTOL. 11 (2) : 51-60 cura de reducir la morbilidad de los efectos adversos aquí expuestos y consecuentemente otorgarle así al paciente que los sufre y al sobreviviente de cáncer una mejor calidad de vida a largo plazo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Baharvand, M., ShoalehSaadi, R., Barakian, R. & Jalali Moghaddam, E.(2013). Taste alteration and impact on quality of life after head and neck radiotherapy. Journal of Oral Pathology & Medicine, 42, 106-112. Obtenido desde la base de datos EBSCOhost: Dentistry & Oral. Brody, S., Omer, O., McLoughlin, J. & Stassen, L. (2013). The dentist’s role within the multidisciplinary team maintaining quality of life for oral cancer patients in light of recent advances in radiotherapy. Journal of the Irish Dental Association, 59(3), 137-146. Obtenido desde la base de datos EBSCOhost: Dentistry & Oral. Clark, G. (2003). The management of oromandibular motor disorders and facial spasms with injections of botulinum toxin. 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