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CONSENTIMIENTO INFORMADO TOXINA BOTULINICA La toxina botulínica se ha aplicado de forma satisfactoria en el campo de la cirugía plástica-cosmética. El tratamiento es seguro, efectivo, predecible, minimamente invasivo y repetible. Su efecto temporal sobre los músculos de la cara, reduciendo las arrugas que generan, hacen de la toxina un tratamiento útil en el rejuvenecimiento facial. Realizado por personal cualificado en pacientes cuidadosamente seleccionados, este tratamiento ofrece una opción no quirúrgica en el rejuvenecimiento facial. La toxina botulínica está producida por la bacteria Clostridium botulinum. Existen ocho diferentes subtipos de toxina (A, B, C1, C2, D, E, F y G) pero sólo dos se usan en medicina: tipos A (Botox®, Vistabel®) y B (Myobloc®). Todas las variedades de toxina botulínica producen parálisis muscular inhibiendo la liberación de acetil colina de la neurona presináptica de la placa motora. Este efecto es dosis dependiente y reversible. Se puede observar debilidad muscular a las 6 horas de la inyección, pero sus efectos clínicos y la parálisis completa no suelen manifestarse hasta los 7 días y duran entre 3 y 6 meses. Los efectos clínicos y fisiológicos desaparecen conforme se desarrollan nuevas uniones neuromusculares. COMPLICACIONES La toxina botulínica es segura si se usa apropiadamente. Contraindicaciones para su administración son embarazo, lactancia, alergia a albúmina, enfermedades neuromusculares ( miastenia gravis, síndrome Eaton-Lambert, esclerosis lateral amiotrófica), uso de determinadas medicaciones que pueden potenciar su efecto (penicilamina, quinina, antibióticos aminoglicósidos, bloqueadores del calcio) e inestabilidad psicológica. Las complicaciones se dividen en tres categorías: locales, regionales y sistémicas. La más frecuente es el dolor en el lugar de la inyección. Otras reacciones locales incluyen eritema (enrojecimiento), edema (inflamación), equimosis, hiperestesia y hematoma. Estas pueden reducirse por la inyección lenta del medicamento, el uso de hielo y evitando el tratamiento en pacientes que estén tomando antiinflamatorios no esteroideos (Aspirina y derivados). Las complicaciones regionales son la parálisis o debilidad no deseadas de músculos adyacentes al punto de inyección por migración y difusión de la toxina. Puede producirse ptosis o caída del párpado superior por parálisis del músculo elevador y alteración en la posición de la ceja por disfunción del músculo frontal. Para reducir estos efectos indeseables se debe evitar el movimiento y el masaje sobre los músculos tratados. La ptosis del párpado superior se trata con colirios antihistamínicos y descongestivos hasta que el músculo recobra su fuerza transcurrido un par de semanas. En casos raros se han descrito reacciones sistémicas. En pacientes alérgicos a la albúmina humana se debe evitar su administración ya que esta proteína es un componente del medicamento. Fatiga, síndrome gripal, reacciones cutáneas distantes y nauseas pueden ocurrir pero son muy poco frecuentes. Ocasionalmente se pueden desarrollar anticuerpos anti-toxina: en estos pacientes la toxina dejaría de tener efecto. Es más probable que aparezcan cuando se administran dosis mayores a las sugeridas o los tratamientos se repiten con frecuencias mayores a las recomendadas. OTRAS APLICACIONES Otras aplicaciones de la toxina botulínica son el tratamiento del blefaroespasmo, la distonía cervical (tortícolis), espasticidad localizada, estrabismo, vaginismo, parálisis facial, disfunciones de los nervios craneales(espasmo hemifacial), síndrome de Frey, sudoración excesiva, migrañas y cefaleas tensionales, fisura de ano y trastornos de la motilidad esofágica.