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69 ANÁLISIS FINANCIERO Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello* El Endeudamiento de la Economía Española** The Indebtedness of the Spanish Economy RESUMEN Durante la larga fase expansiva, que se inició en 1995 y se prolongó hasta 2006, la economía española acumuló un conjunto de desequilibrios que precipitaron el inicio y la intensidad de la crisis posterior, así como la salida de la misma. Entre dichos desequilibrios, este artículo presta especial atención al endeudamiento acumulado por la economía española en dicho periodo, a los factores que lo impulsaron y a la contribución de los distintos sectores institucionales a que el endeudamiento alcanzara cotas excesivas. Los hogares y las empresas tuvieron un papel destacado a la hora de explicar esta evolución, y el aumento de sus deudas, favorecido por las expectativas excesivamente optimistas sobre el crecimiento de sus rentas y las holgadas condiciones financieras existentes, estuvo muy vinculado a los desarrollos observados en el mercado de la vivienda. En este contexto, las instituciones financieras españolas captaron en el exterior los fondos necesarios para cubrir la diferencia entre el ahorro y el gasto nacional. La economía española acumuló un endeudamiento frente al exterior que alcanzó niveles no observados en ninguna economía desarrollada y que situó a España en una posición muy vulnerable ante perturbaciones en los mercados financieros internacionales como las que comenzaron a observarse en el verano de 2007 y que acabaron evolucionando hacia una crisis de deuda soberana y de balanza de pagos en la zona del euro en el verano de 2012. Afortunadamente, la adopción de medidas en diferentes ámbitos, doméstico e internacional, ha permitido que la situación en los mercados financieros haya mejorado desde entonces. En este período, se ha avanzado en el proceso de corrección de las ratios de endeudamiento del sector privado no financiero, aunque el alcance de dicho proceso se ha visto limitado por la debilidad que han presentado las rentas de estos sectores. En el caso del sector público, cuyo endeudamiento se redujo en los años previos a la crisis, las dificultades para reconducir la marcada senda alcista observada posteriormente en esta ratio han sido notables, sin que, por el momento, esta se haya estabilizado, siendo, por tanto, esencial, perseverar en los esfuerzos de consolidación fiscal. Asimismo, el elevado endeudamiento externo sigue suponiendo un importante riesgo para España y su corrección un reto ineludible. Palabras claves: endeudamiento, desapalancamiento, posición de inversión internacional. Códigos JEL: E20, E51, F21, 34, F35 ABSTRACT During the long expansionary period that went on between 1995 and 2006, the Spanish economy accumulated some disequilibria that hastened the start and intensity of the subsequent crisis, as well as the recovery from it. Among these disequilibria, this article focuses on the indebtedness accumulated by the Spanish economy in this period, the factors and institutional sectors that contributed to explain this significant increase in indebtedness up to excessive levels. Households and non-financial corporations played a prominent role in explaining this evolution, and the increase in their debts, favored by over-optimistic income growth expectations and loose financing Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 70 ANÁLISIS FINANCIERO conditions, was strongly linked to developments in the housing market. In this context, financial institutions channeled from abroad those resources that were necessary to cover the gap between internal saving and spending. The indebtedness of the Spanish vis-à-vis the rest of the world reached levels above those observed in any other developed economy and placed Spain in a vulnerable situation in front of adverse shocks in financial markets such as those that began to break as from summer 2007 and which ultimately evolved into sovereign debt and balance of payments crisis in the Eurozone. Fortunately, the subsequent adoption of measures at national and international level has allowed an improvement in financial markets situation. In this period, the process of correction of nonfinancial private sector indebtedness ratios has moved forward, although it has been hampered by the weakness in income developments. As for the public sector, whose indebtedness diminished in the years prior to the crisis, the difficulties to invert the increasing trend observed in public indebtedness from the start of the crisis have been significant, and, up to now, it has not stabilized, being hence essential to persist in fiscal consolidation efforts. Likewise, the high external indebtedness of the Spanish economy still implies an important risk for the country, and its correction an unavoidable challenge. Keywords: indebtedness, deleveraging, international investment position. JEL codes: E20, E51, F21, 34, F35 Recibido: 17 de septiembre de 2014 Aceptado: 10 de octubre de 2014 ** Banco de España. Correo electrónico: patry.tello@bde.es, carmen.martinez@bde.es ** Las opiniones vertidas en este artículo son las de los autores y no representan necesariamente las del Banco de España. 1. INTRODUCCIÓN Durante la larga e intensa fase expansiva que precedió a la reciente crisis, la economía española acumuló un conjunto de desequilibrios que marcaron la duración y profundidad de la recesión, así como también la salida de la misma en la segunda mitad de 2013. Con la entrada de España en la UEM se elevaron las expectativas de crecimiento de nuestra economía y también de las rentas esperadas por los agentes, lo que en un contexto de bajos tipos de interés y en ausencia de políticas nacionales que contrarrestaran su efecto expansivo sobre la demanda de crédito, favoreció un incremento (excesivo) del endeudamiento de las familias y empresas hasta ratios no observadas en países de nuestro entorno. Ante la insuficiencia del ahorro nacional para financiar la expansión del crédito, el ahorro exterior fue canalizado por las entidades financieras españolas hacia el resto de la economía, lo que provocó un aumento continuado y significativo del endeudamiento de España frente al resto del mundo. Esta elevada dependencia del ahorro externo colocaba a España en una posición de vulnerabilidad ante situaciones de extrema inestabilidad en los mercados financieros, como la que acabó desembocando en una crisis de deuda soberana y de balanza de pagos en el verano de 2012 en la zona del euro. Desde entonces, en España se han producido progresos en la corrección de los desequilibrios internos. Las ratios de endeudamiento del sector privado han comenzado a reducirse, aunque todavía se mantienen en niveles superiores a los observados en economías de nuestro entorno. También se han producido avances significativos en la corrección de los desequilibrios externos. La economía española ha corregido su déficit exterior, llegando a registrar en el año 2013 un superávit por primera vez desde 1997, superávit necesario para corre- Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA gir la elevada la posición deudora neta de España frente al resto del mundo. En este trabajo se describe cómo ha evolucionado el endeudamiento, tanto interno como exterior, de la economía española en las últimas dos décadas. Este periodo amplio permite identificar qué factores, de índole interna y externa, contribuyeron a que el nivel de endeudamiento exterior alcanzará cotas tan elevadas, así como a su más reciente estabilización. Para ello, se analizan los factores que contribuyeron a explicar la evolución de las deudas de las empresas y familias españolas, así como de las AAPP, en un contexto caracterizado por el cambio estructural que supuso la entrada en la UEM. El artículo se organiza como sigue. En una primera sección se analizan los determinantes de la evolución de los pasivos de los distintos sectores institucionales desde mediados de los noventa, con el objetivo de valorar, posteriormente, como sus decisiones de ahorro e inversión condicionaron el desarrollo del endeudamiento exterior de España. Además del nivel, la composición del endeudamiento, en términos del tipo de instrumentos financieros en los que se materializa, los plazos de financiación o las monedas en las que se endeuda una economía, resultan cruciales para realizar un diagnóstico adecuado de la vulnerabilidad de un país ante cambios bruscos en los mercados financieros internacionales, como los vividos en el verano de 2012. Este análisis se aborda en una segunda sección, específica sobre la evolución y características del endeudamiento exterior de España. Finalmente, se resumen las principales conclusiones del estudio llevado a cabo a lo largo de artículo y se realizan algunas reflexiones sobre las implicaciones del proceso de desapalancamiento en el que está inmersa la economía española. 2. EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA DESDE LA ÓPTICA DEL SECTOR INSTITUCIONAL La prolongada fase expansiva, previa a la reciente crisis, y la mejora de la condiciones de acceso a la financiación externa propiciaron que la necesidad de financiación de España alcanzará un máximo del 10% del PIB en 2007, frente a un superávit en 1995 (en torno al 0.5 % del 71 PIB). Detrás de este aumento se encontraba la necesidad de fondos para cubrir la brecha entre ahorro e inversión, que demandaban tanto las empresas no financieras como las familias. A lo largo de la crisis reciente, la economía española consiguió reducir el desequilibrio exterior, de forma que en el año 2013, por primera vez desde 1997, presentó una capacidad de financiación, que ascendió al 1,5% del PIB, capacidad que se ha moderado en los primeros meses de 2014 (véase gráfico 2.1). La consecución de una capacidad de financiación se ha logrado con un movimiento de signo contrario en los sectores privado y público: en las empresas no financieras y familias, la capacidad de financiación ha aumentado en torno 20 puntos porcentuales (pp) del PIB, como consecuencia, sobre todo, del fuerte ajuste de la inversión y también de los esfuerzos de ambos sectores para sanear sus balances y reducir su apalancamiento1; en cambio, en el sector público se pasó de un superávit de casi el 2 % del PIB en 2007 a un déficit del 7 % a comienzos de 2014 (sin contar el impacto de las ayudas financieras). A continuación se analiza con mayor detalle la evolución de la situación patrimonial del sector privado y del sector público a) El endeudamiento del sector privado b) El endeudamiento del sector público 2.1. El endeudamiento del sector privado Durante la prolongada fase cíclica expansiva de la economía española registrada entre mediados de los noventa y hasta 2007, la deuda de las empresas y las familias aumentó intensamente, llegando a alcanzar tasas de crecimiento que triplicaron el crecimiento nominal de la economía y que se situaron, en promedio, en torno al 15%, en términos anuales, en ambos sectores (véase gráfico 2.2). Como resultado, sus ratio de endeudamiento alcanzaron valores muy elevados, tanto desde una perspectiva temporal como en comparación con otros países de nuestro entorno. Así, en el caso de los hogares, la proporción que los pasivos representaban en relación a su renta bruta disponible prácticamente se triplicó en este período, llegando a superar el 130%, mientras que Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 72 ANÁLISIS FINANCIERO la deuda de las sociedades se incrementó más de 70 pp en relación al PIB durante este período, hasta situarse próxima al 120% (véase gráfico 2.32). Aunque una parte de este incremento respondió a los cambios estructurales que experimentó la economía española en ese período, las cotas alcanzadas resultaron excesivas, haciendo imprescindible su corrección y su reconducción hacia valores más moderados. El reflejo de la contracción que presenta la deuda al sector privado desde finales de 2009 sobre sus ratios de endeudamiento se ha visto limitado por la debilidad de las rentas. Como resultado, el avance en el proceso de desapalancamiento de ambos sectores ha sido limitado, y dista de haberse completado. Diversos factores contribuyeron a explicar el importante crecimiento que presentaron los pasivos de empresas y familias en la última etapa expansiva, aunque no con la intensidad que se observó en dicho periodo. La propia situación cíclica de la economía favoreció su incremento (la deuda privada y el PIB suelen mostrar una correlación positiva, y reforzarse mutuamente), pero también otros factores, tanto de carácter coyuntural como estructural contribuyeron a explicar esta evolución. Así, el contexto de estabilidad macroeconómica que suministra la pertenencia a la UEM, las expectativas optimistas sobre el crecimiento de las rentas y unas condiciones de financiación muy holgadas favorecieron que en este período empresas y familias decidiesen financiar una parte importante de sus niveles de gasto con cargo a sus ingresos futuros esperados. Por otro lado, los activos reales y financieros presentaron una revalorización muy importante, permitiendo obtener un mayor volumen de financiación crediticia. Adicionalmente, la expansión económica estuvo caracterizada por una intensa creación de empleo, el aumento de la inmigración y una situación demográfica en la que ganó peso el grupo de población con mayor propensión al endeudamiento (2444 años). Todo ello resultó en un mayor ritmo de creación de hogares (hasta una cifra superior a los 250.000 por año), y, con ello, una mayor demanda de viviendas y de crédito para su adquisición. El aumento de la deuda de las familias y de las empresas estuvo, por tanto, también fuertemente vinculado a los desarrollos observados en el mercado de la vivienda. El crecimiento interanual del precio de los inmuebles superó, en promedio, el 10.5 % entre 1995 y 2007, y su revalorización, junto a la pujante demanda de estos activos, estimuló el aumento de la financiación de los hogares, que se canalizó mayoritariamente hacia el gasto en inversión residencial. Del mismo modo, en el caso de las empresas, la expansión de los pasivos exigibles fue especialmente acentuada en el sector inmobiliario y la construcción, y más moderada en los servicios y la industria. Así, en promedio, el crédito concedido por las entidades residentes (que supone el grueso de la financiación empresarial) a la construcción y a las empresas de servicios inmobiliarios se incrementó a ritmos anuales promedio superiores al 20 %, entre 1995 y 2007, mientras que en la industria este avance se situó próximo al 10 % y en los servicios no inmobiliarios ni financieros en el 14 %. Como resultado, las ratios de endeudamiento se elevaron de forma especialmente intensa en las ramas vinculadas al sector inmobiliario. De este modo, la necesidad de desapalancamiento acumulada fue más acusada en estas ramas, aunque no se restringió a estas compañías, sino que afectaba también, aunque con menor intensidad, al resto de sociedades. El desglose por tamaño muestra que durante la etapa expansiva el endeudamiento aumentó tanto para las empresas grandes como para las de menor dimensión. En ambos segmentos, la elevación de las ratios de endeudamiento fue más intensa al medirlo en relación con las rentas generadas que con respecto a los activos empresariales. La fuerte expansión de la actividad crediticia de las entidades financieras resultó en un sobredimensionamiento de nuestro sistema bancario y un sesgo de su balance, en especial en el caso de las cajas de ahorro, hacia activos vinculados al sector inmobiliario. Las favorables condiciones de financiación vigentes en los mercados financieros internacionales favorecieron que las entidades acudiesen a los mercados mayoristas para poder financiar este crecimiento de los préstamos, superior al que presentaron los depósitos bancarios en este período. Además de la emisión de valores negociables, las entidades acudieron de manera creciente a la titulización de sus activos. La financiación en los mercados mayoristas se realizó a través de un amplio conjunto de instrumentos financieros, entre los que destacaron los de renta fija (40 % del saldo vivo en 2007) y la titulización de activos Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA (34 % del saldo vivo en 2007), que, en España, y a diferencia de lo observado en otros países, no se caracterizó por ser un mecanismo utilizado para la transmisión de riesgos. La crisis global que comenzó a materializarse en el verano de 2007, y que acabó evolucionando hacia una crisis de deuda soberana y de balanza de pagos en buena parte del área del euro, incidió sobre el cambio de fase cíclica que inició la economía española, después de que ya en 2006 se observasen los primeros indicios de que se aproximaba una fase de menor crecimiento. El notable incremento de la incertidumbre, que se produjo ante el rápido deterioro del mercado laboral, y el importante endurecimiento de las condiciones financieras retrajeron sustancialmente el gasto de empresas y familias –tanto la inversión empresarial como el consumo privado y la inversión en vivienda–. De este modo, la tasa de ahorro de los hogares repuntó drásticamente, hasta alcanzar un máximo histórico en 2009, y los hogares volvieron a presentar capacidad de financiación este año, tras haber acumulado un exceso de inversión sobre su ahorro durante un período muy prolongado. En el caso de las sociedades no financieras, su tradicional necesidad de financiación se recortó de forma muy pronunciada. Los pasivos de estos sectores pasaron de crecer a tasas del 20 % y 28 %, respectivamente, a mostrar escasas variaciones a finales de 2009 y a contraerse a una tasa en torno al 5 % en 2013. En el caso de las empresas, la deuda ha mostrado una evolución heterogénea por sectores y en función de la dimensión de la empresa. Así, la deuda de las pymes ha mostrado una evolución más contractiva que la de las grandes compañías hasta recientemente, algo que puede estar en parte explicado por el mayor impacto que la crisis ha ejercido sobre la situación económica y financiera de estas empresas, lo que incide negativamente tanto sobre su demanda de fondos como sobre la oferta crediticia. Por sectores, los mayores retrocesos se han registrado en la construcción y los servicios inmobiliarios, en los que la acumulación previa de deudas fue mayor y en los que el propio nivel de actividad estaba sobredimensionado. En cualquier caso, existe una elevada heterogeneidad también dentro de las sociedades de una determinada dimensión que operan en un sector específico. También para los hogares existe una dispersión elevada en el gra- 73 do de endeudamiento, que solo un estudio desagregado permite identificar (véase recuadro 2) Diversos factores han contribuido a explicar esta desaceleración y posterior corrección de la deuda del sector privado3. Por el lado de la demanda, múltiples factores han propiciado un cambio en los niveles de gasto y en la propensión a endeudarse de hogares y sociedades: la corrección a la baja de las perspectivas de crecimiento en el medio y largo plazo; la desaceleración y posterior caída del precio de la vivienda –principal activo de garantía de las familias y de las empresas en el momento de solicitar un préstamo–, y la revisión de las expectativas sobre su evolución y, por tanto, del valor de su riqueza; el cambio de tendencia de los tipos de interés a finales de 2005 y, de forma más general, el endurecimiento en las condiciones de acceso al crédito desde 2007 (véase gráfico 2.2), que presionó a su vez a favor de una corrección más rápida de los precios de los activos inmobiliarios, que, en condiciones normales, solían mostrar pautas de ajuste relativamente lentas; y los propios niveles de endeudamiento alcanzados. Asimismo, por el lado de la oferta, el cambio en el contexto económico ha llevado a las entidades crediticias a revisar el riesgo asociado a la concesión de préstamos a empresas y familias, ajustando al alza las primas de riesgo exigidas y las garantías requeridas y endureciendo sus condiciones de oferta crediticia. Este factor ha resultado ser especialmente relevante en el segmento de las pyme, que, en promedio, presentan una menor calidad crediticia y se enfrentan a mayores dificultades para proporcionar a las entidades bancarias la información necesaria para que estas puedan discriminar fácilmente entre las empresas con mayor solvencia y aquellas más arriesgadas. A estos factores de carácter cíclico se superpusieron otros más directamente vinculados a la crisis financiera, tales como una reevaluación generalizada del precio del riesgo y el incremento de las primas de riesgo soberano. Dado su papel como mercado de referencia, los elevados niveles alcanzados por estas se tradujeron en un endurecimiento generalizado de las condiciones de acceso a los fondos de los intermediarios financieros españoles, que, a su vez, trasladaron de forma progresiva a las de las familias y las empresas. Adi- Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 74 ANÁLISIS FINANCIERO cionalmente, más allá del incremento del coste de los fondos obtenidos, las entidades se enfrentaron a una menor disponibilidad de fondos, especialmente en los momentos de mayor tensión financiera en el verano de 2012 y de mayor preocupación por la situación patrimonial de las instituciones financieras4. La existencia de entidades en procesos de reestructuración es otro elemento que puede también haber incidido sobre la evolución del crédito. La evidencia disponible muestra que entre 2011 y comienzos de 2014 la contracción del crédito de los bancos en reestructuración y, en concreto, de aquellos recapitalizados con fondos públicos que se han visto sujetos a planes de ajuste, fue más acusada que para el resto5. Así, las empresas especialmente dependientes de estas entidades –entendiendo por tales las que a finales de 2010 recibían un porcentaje elevado de sus créditos de ellas– pudieron sustituir una parte sustancial de los fondos que no recibieron de estos bancos, aunque no su totalidad 6. En cualquier caso, según las estimaciones realizadas indican que el impacto agregado de estos planes de ajuste sobre el crédito total al sector privado no financiero sería limitado7. A medio plazo, en cualquier caso, los efectos positivos sobre la confianza en el sistema financiero español derivados de su saneamiento, reestructuración y recapitalización, deben predominar sobre posibles efectos contractivos sobre la oferta de crédito que puedan haberse producido en el corto plazo. La debilidad de las rentas ha impedido que, pese a la reducción de los niveles de deuda de empresas y familias, sus ratios de endeudamiento se hayan reducido significativamente. Así, a comienzos de 2014 el endeudamiento de las empresas representaba el 106 % del PIB, 22 pp menos que a finales mediados de 2010, cuando alcanzó su nivel máximo, y en el caso de las familias esta misma ratio alcanzaba el 77 %, apenas 11 pp inferior a la de tres años antes. Dichas ratios se sitúan todavía en niveles elevados (26 y 12 pp, respectivamente, por encima del conjunto de la UEM), por lo que el proceso de desapalancamiento dista de haber concluido. En el corto plazo, este seguirá descansando fundamentalmente sobre el retroceso de los recursos ajenos, dada la debilidad de las rentas nominales y el reducido nivel de la tasa de inflación (que reduce el valor real de las deudas previamente contraídas). Por tanto, a escala agregada, la recuperación del dinamismo del gasto de los hogares y de las sociedades no se podrá apoyar tanto como en el pasado en el aumento de sus pasivos, haciendo depender en mayor medida las posibilidades de expansión de la demanda de la generación interna de recursos que estén disponibles para la financiación del gasto. A escala desagregada, sin embargo, el desapalancamiento agregado puede ser compatible con un mayor acceso a la financiación por parte de los agentes en una mejor situación económica y financiera y con proyectos de inversión más rentables. En este sentido, la información desagregada disponible de los balances y las cuentas de resultados de las empresas muestran que la evolución reciente de la deuda de las sociedades presenta una notable heterogeneidad. Así, en la mayoría de las ramas productivas, y tanto en las empresas pequeñas como en las de mayor dimensión, un porcentaje no despreciable de sociedades, que se han caracterizado por presentar, en promedio, una posición económico y financiera más saneada que el resto de empresas, han incrementado su volumen de préstamos bancarios. Esta evidencia sugiere que se está produciendo una reasignación gradual de los recursos disponibles, destinándose en mayor medida hacia sociedades y sectores en una situación económica y financiera comparativamente mejor8. En contraposición, el proceso de desapalancamiento habría sido más intenso de lo que se deduce de los datos agregados en las empresas que presentaban unas mayores necesidades de saneamiento por haber alcanzado su endeudamiento cotas más elevadas, tal y como muestran Menéndez y Méndez (2013). Su estudio revela también que las compañías en las que el peso de los recursos ajenos en sus balances era más elevado antes de la crisis, con mayores necesidades de ajuste y saneamiento, han mostrado una evolución más desfavorable de las plantillas y de la inversión en activos fijos materiales en los últimos años. 2.2. El endeudamiento de las Administraciones Públicas A diferencia de lo observado en otras etapas expansivas anteriores, el incremento del endeudamiento de la Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA nación entre mediados de los noventa y 2007 no estuvo protagonizado por el sector público, que redujo su deuda a lo largo de todo este período. En estos años, el déficit público se redujo sustancialmente, condición necesaria para cumplir los requerimientos establecidos por los criterios de Maastricht. De este modo, las AAPP pasaron de presentar unas necesidades de financiación superiores al 6 % del PIB a mediados de los noventa a mostrar una capacidad de financiación próxima al 2 % en 2007. Esta evolución, unida al incremento sostenido del PIB en este período, permitió que la ratio de endeudamiento del sector se redujese casi 30 pp hasta situarse en el 36 % del PIB a finales del 2007 (véase gráfico 2.4). En la etapa inicial de la crisis, las autoridades económicas y los gobiernos nacionales de los países desarrollados diseñaron planes de apoyo a los sistemas financieros y adoptaron paquetes de impulso fiscal ante el impacto que la escalada de la crisis financiera de verano de 2007 tuvo sobre la economía real y sobre el proceso de desapalancamiento del sistema bancario. La magnitud de las medidas extraordinarias adoptadas y el consiguiente volumen de recursos comprometidos alcanzaron dimensiones sin precedentes, dando lugar a un marcado deterioro de las cuentas públicas. En el caso concreto del área del euro, este deterioro, unido a otros factores (las dudas sobre las perspectivas de crecimiento, la incertidumbre sobre los costes de reestructuración de los sistemas bancarios y la interdependencia entre estos y los sectores públicos nacionales y las carencias en la gobernanza de la zona del euro), estuvo en el origen de la crisis de deuda soberana. Las autoridades pasaron entonces, en una segunda etapa de la crisis, a considerar prioritario el seguimiento de procesos de consolidación fiscal, que en la mayoría de los países se iniciaron en 2010, con el objetivo de recuperar la confianza de los mercados internacionales y evitar que la deuda pública presentara una trayectoria insostenible. En el caso español, las necesidades de financiación del sector público alcanzaron el 11.1 % del PIB en 2009. Desde entonces, el ajuste fiscal realizado en España ha sido muy significativo9. A pesar de ello, el déficit público se mantiene en niveles elevados (7 % en marzo de 2014), siendo el significativo déficit primario el principal factor explicativo de las altas necesidades de finan- 75 ciación del sector. El contexto económico adverso en el que se ha llevado a cabo el esfuerzo de consolidación fiscal, con crecimientos negativos o muy reducidos del PIB y un marcado incremento del desempleo y una caída sustancial de la demanda nacional hasta mediados de 2013, ha resultado tanto en una brusca caída de los ingresos públicos, proporcionalmente mayor que la del PIB por el retroceso significativo de los impuestos directos e indirectos (y, en particular de los asociados a la actividad inmobiliaria10), como en un incremento de los gastos derivados del cambio cíclico de la economía. Al deterioro de las finanzas públicas también han contribuido, aunque en menor medida, los mayores pagos por intereses asociados al mayor volumen de deuda y los recursos comprometidos en medidas extraordinarias destinadas a la reestructuración del sistema financiero, el asociado a las contribuciones a los mecanismos de rescate europeo y la puesta en marcha de distintos fondos estatales para el pago a los proveedores de las CCAA y CCLL11. Esta dificultad para que el proceso de consolidación fiscal se traduzca en una corrección sustancial del déficit del sector ha sido habitual en los episodios de consolidación de mayor envergadura observados en el pasado en la OCDE12. Más allá de las dificultades que conlleva la evolución cíclica desfavorable para la corrección del déficit, otro aspecto que está resultando especialmente relevante en el caso español y está dificultando dicha corrección es la composición del crecimiento económico en nuestro país, en el que la demanda nacional ha presentado importantes reducciones, con el consecuente impacto negativo sobre los ingresos públicos. El impacto negativo de las medidas de consolidación fiscal llevadas a cabo por buena parte de los países desarrollados sobre la actividad económica en el corto plazo suscitó un intenso debate acerca de la magnitud de los denominados «multiplicadores fiscales» y la posible modulación de la reducción del gasto público para que sea compatible con una salida menos costosa de la crisis. La literatura ha enfatizado la posibilidad de que dichos multiplicadores sean mayores en situaciones macroeconómicas como las actuales, de recesión económica y/o crisis financiera. En el Informe Anual del Banco de España de 201213 se presentan los resultados de las estimaciones de estos multiplicadores fiscales bajo distintas circunstancias para Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 76 ANÁLISIS FINANCIERO el caso español. Dichos resultados confirman la importancia de tener en cuenta las condiciones macroeconómicas a la hora de anticipar los efectos de la política fiscal. En particular, se muestra que los multiplicadores del gasto público (consumo e inversión pública) son más elevados en momentos de recesión económica y estrés financiero, si bien las diferencias en su valor frente a etapas de expansión son más reducidas que las estimadas para otros países como Estados Unidos. Las dificultades para reconducir la senda alcista del endeudamiento público durante la crisis, en un contexto de crecimiento económico débil, han resultado evidentes. El déficit público sigue en la actualidad en niveles elevados, impidiendo que, por el momento, se quiebre la senda creciente de la ratio de deuda pública sobre el PIB, que alcanza ya el 93 %, sin que sea previsible que se interrumpa en el corto plazo, ya que la senda de corrección del déficit establecida en el último Programa de Estabilidad pospone hasta 2016 la consecución de un déficit inferior al 3 %. La propia evolución al alza esperada de la deuda pública implica que, dada la senda prevista para los tipos de interés, la carga de intereses seguirá aumentando su peso sobre el PIB, provocando que el esfuerzo fiscal necesario para reducir el déficit público sea aún mayor. Una forma complementaria de ilustrar el impacto de las actuales condiciones macroeconómicas sobre el proceso de consolidación fiscal puede realizarse a través de la descomposición de la evolución de la ratio de deuda pública en sus principales determinantes (el déficit público, el crecimiento del PIB nominal, la carga financiera y los ajustes flujos-fondo) y de su comparación con lo ocurrido en otros procesos de ajuste presupuestario, como, por ejemplo, el que tuvo lugar en nuestro país en la década de los noventa14. En concreto, para el episodio de la década de los noventa se representa la trayectoria de la ratio de deuda pública entre 1993, año en que se observó el máximo déficit público del período (7.5 % del PIB), y 1998, cuando este se situó en el 3 % del PIB. En cuanto al proceso de consolidación presente, y con el objetivo de poder efectuar una comparación en términos homogéneos, se realiza una simulación suponiendo que el período de reducción del déficit que se inició en 2009 (con un desequilibrio máximo del 11.2 % del PIB), se prolongará en 2014 asumiéndose, de acuerdo con las previsiones que se contem- plan en el plan presupuestario para 2014 elaborado por el Gobierno, un déficit del 5.8 % en 2014. Para el resto de variables con incidencia en la evolución de la ratio de endeudamiento, se asume la evolución prevista en dicho plan presupuestario. Como se observa en el grafico 2.4, en el período 19931998 una reducción del déficit de 4.5 pp del PIB (desde un nivel inicial del 7.5 %) fue suficiente para estabilizar la ratio de deuda pública sobre el PIB e incluso para iniciar su reducción. En este período, la acumulación de déficits públicos (por una cuantía equivalente a 26 pp del PIB), se vio en gran parte compensada por el efecto reductor (de 21 pp) procedente del crecimiento nominal del PIB, que alcanzó una tasa promedio del 7.2 % en ese período. Los ajustes déficit/deuda, que recogen entre otros factores la variación de los activos financieros, tuvieron una contribución limitada al incremento de deuda. Debe tenerse en cuenta, además, que entonces se desarrolló un proceso de privatizaciones de empresas públicas que permitió ingresar cerca de 6 puntos del PIB y que el proceso de reducción del déficit también se vio favorecido por la caída de las prestaciones por desempleo (de 1.8 puntos del PIB). De este modo, la ratio de endeudamiento comenzó a reducirse cuatro años después de iniciarse el proceso de consolidación fiscal. En el proceso de consolidación actual, de acuerdo con la simulación realizada, la reducción prevista del déficit público de 5.4 puntos del PIB entre 2009-2014, desde un nivel inicial del 11.2 %, no sería suficiente para estabilizar la ratio de endeudamiento del sector en el período. En este caso, la senda del PIB, dada la estabilidad que, en promedio, presentaría en este período, no contribuiría a contrarrestar el impacto alcista de los déficits públicos acumulados (42 puntos del PIB) sobre la ratio de endeudamiento, que se incrementaría 45.5 pp. En este período, los pagos por intereses se traducirían en una elevación del déficit, en contraposición con lo observado en el período 1993-1998, cuando registraron una ligera caída (de cerca de tres décimas del PIB). En definitiva, la magnitud del ajuste fiscal pendiente es todavía significativa para que la ratio de deuda pública se estabilice y para que pueda, posteriormente, comenzar a descender. La estrategia de consolidación fiscal Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA debe tener en cuenta no solo la evolución de la actividad económica y su incidencia sobre ella, sino también los costes de retrasar excesivamente dicha consolidación en términos de riesgos para la credibilidad y su impacto sobre la confianza de los agentes. 3. EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA FRENTE AL RESTO DEL MUNDO Durante la larga fase expansiva, previa a la pasada recesión, que se extendió desde el año 1995 hasta finales de 2006, la economía española cubrió la brecha entre ahorro e inversión con capitales procedentes del exterior. Si bien, durante otras fases expansivas la economía española había presentado déficit exteriores, éstos alcanzaron unos niveles muy elevados y mostraron una significativa persistencia en el marco de la UEM. Aunque, este comportamiento era, en parte, el resultado de los cambios estructurales inherentes a una unión monetaria, el recurso continuado al ahorro exterior, que acompañó al último periodo de crecimiento económico de España, se reveló como una de las principales fuentes de vulnerabilidad de nuestro país. De hecho, el largo periodo de acumulación de déficit exteriores ha situado el endeudamiento exterior de la economía española en cotas muy elevadas y superiores a las de los principales países desarrollados. El saldo deudor que España mantiene frente al resto del mundo –aproximado por la Posición de Inversión Internacional neta– se situaba al cierre de 2013 cerca del 98 % del PIB (un 99.8% al final del primer trimestre de 2014 según el Quinto Manual de Balance de Pagos), frente a tan solo un 22 % del PIB en 1995, lejos del umbral del 35 % del PIB fijado en el Procedimiento de Desequilibrios Macroeconómicos Excesivos15. Las elevadas necesidades de refinanciación que subyacen a tan elevado volumen de endeudamiento exterior y los recursos que la economía española tendrá que destinar a pagar el coste de su endeudamiento ponen de manifiesto la necesidad de mantener durante un periodo de tiempo prolongado superávit primarios. Ello, reduciría dicho endeudamiento y permitiría a España afrontar en una mejor posición posibles episodios futuros de inestabilidad en los mercados financieros internacionales que dificultará el acceso de España a la financiación exterior. 77 El hecho de que un país mantenga un saldo deudor frente al resto del mundo no implica necesariamente problemas de sostenibilidad o credibilidad. Ello va a depender de aspectos relacionados con el tipo de sectores institucionales que estén invirtiendo y captando financiación del exterior (por ejemplo, AAPP o Instituciones financieras), del tipo de instrumentos financieros en que se estén materializando las inversiones exteriores de dichos sectores (por ejemplo, renta variable o renta fija o inversiones a corto o largo plazo), o de cuál sea su distribución geográfica (por ejemplo, países desarrollados o en vías de desarrollo). El endeudamiento exterior de un país a nivel agregado no refleja la heterogeneidad que puede existir a nivel desagregado por sectores (esto es, empresas no financieras, AAPP e Instituciones financieras). La consolidación y agregación de las posiciones individuales oculta información relevante sobre los vínculos que pueden existir entre los sectores y que condicionan la valoración sobre la sostenibilidad del endeudamiento exterior. En particular, cuando el sector financiero canaliza el ahorro externo hacia el resto de sectores, su sostenibilidad y solvencia dependerá de la inexorablemente de la sostenibilidad y solvencia de esos sectores. Con el objetivo de profundizar en todos estos aspectos a continuación se describe la evolución del endeudamiento exterior neto de la economía española desde el año 1995, año de inició de la última fase de auge económico en España que se prolongó hasta finales de 2006, hasta diciembre de 2013, tanto desde una óptica agregada como atendiendo a su composición sectorial y por tipos de instrumentos financieros. 3.1. El endeudamiento exterior de España a nivel agregado La estadística que habitualmente se emplea para medir el endeudamiento neto de una economía frente al resto del mundo es la Posición de Inversión Internacional (PII). Esta estadística recoge el valor del stock de activos financieros y pasivos de una economía frente al resto del mundo. Por tanto, su evolución viene determinada no solo por la necesidad o capacidad de financiación generada por una economía, sino también por el cambio en el precio de los instrumentos financieros que componen sus activos financieros y pasivos (una descripción más detallada sobre Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 78 ANÁLISIS FINANCIERO aspectos metodológicos relacionados con esta estadística se encuentra en el recuadro 3.1. La Posición de Inversión Internacional: aspectos metodológicos). La PII, además de un indicador para evaluar la sostenibilidad del endeudamiento exterior o el grado de vulnerabilidad de una economía a perturbaciones en los mercados financieros internacionales, es también un indicador del grado de integración y apertura financiera de una economía. De ahí, que el análisis de la PII y de su evolución resulte crucial para identificar posibles riesgos desestabilizadores asociados a un exceso de dependencia de la financiación exterior y para adoptar las políticas económicas adecuadas que permita contrarrestarlos. La economía española ha mantenido una posición deudora neta frente al resto del mundo a lo largo de las dos últimas décadas. El saldo deudor, que en el año 1995 ascendía al 22 % del PIB (un 28 % si se excluye a la Autoridad Monetaria), se situaba a finales de 2013 en el 98 % del PIB (un 84 % si se excluye a la Autoridad Monetaria) (véase gráfico 3.1)16. Este incremento del endeudamiento de España frente al exterior no se produjo de forma homogénea a lo largo de todo el periodo, si no que se intensificó a partir del año 2004 coincidiendo con la ampliación del déficit por cuenta corriente. Este proceso, similar al registrado en otros países periféricos de la UEM (véase recuadro 3.2. La evolución reciente de la Posición de Inversión Internacional: una comparación internacional), se prolongó hasta el estallido de la crisis en 2007, momento en que los flujos financieros internacionales se paralizaron y no se restablecieron hasta después del verano de 2012. Los factores, tanto de índole externa como interna, que han condicionado la evolución de la PII han variado a lo largo del tiempo. En la segunda mitad de los noventa y principios de la pasada década, los cambios acaecidos a nivel mundial impulsaron los intercambios financieros entre las economías. Los avances tecnológicos y la internacionalización y globalización de las economías favorecieron los intercambios de bienes pero también los flujos financieros a nivel mundial. Además, en Europa, las reformas adoptadas en el seno de la UE y, sobre todo, las relacionadas con el proceso de integración monetaria impulsaron los flujos de capitales en los países del área. Tras la UEM, la desapa- rición del riesgo cambiario, la fuerte reducción de los tipos de interés, las favorables expectativas de crecimiento y la infravaloración generalizada de riesgos favoreció la canalización de capitales hacia los países con inferiores niveles de renta per cápita, entre ellos España. La economía española cubrió sin problemas las elevadas necesidades de financiación que acumuló durante la fase de expansión económica con capitales procedentes del exterior. Entre el año 1995 y el año 2004, el saldo deudor de España con el resto del mundo se elevó en casi 30 pp del PIB, ascendiendo al 52 % del PIB al final de dicho periodo. Esta evolución refleja el déficit exterior acumulado en dicho periodo, pero, sobre todo, el impacto de los efectos valoración, al aumentar el precio de los títulos emitidos por residentes en España en mayor medida que los precios de los activos financieros en los que los españoles habían materializado sus inversiones en el exterior17. A partir del año 2004, se intensificó el ritmo de deterioro de la PII deudora neta, situándose a finales de 2009 en torno al 94% del PIB, 42 pp por encima de su valor tan solo cinco años antes. En esta ocasión, los déficit exteriores acumulados en dicho periodo explican la mayor parte del aumento del saldo deudor de la economía española frente al resto del mundo, aunque los efectos valoración continuaron contribuyendo a su ampliación. El aumento del déficit exterior reflejaba, en buena medida, las características de un patrón de crecimiento basado en el consumo privado y en la inversión residencial, que elevó hasta cotas insostenibles la deuda de las familias y de las sociedades no financieras españolas, como ya se indicó en la sección anterior. Los elevados niveles alcanzados por el endeudamiento exterior colocaron a España en una situación especialmente vulnerable al inicio de la crisis financiera internacional a finales de 2007 y, en particular, después del estallido de la crisis de deuda soberana en la zona del euro, que acabó desembocando en una crisis de Balanza de Pagos18. Tras ampliarse de forma ininterrumpida hasta el año 2009, la posición deudora neta de España frente al exterior se redujo ligeramente en los años siguientes, para volver a incrementarse a lo largo de 2013. La profunda recesión sufrida por la economía española, que se reflejó en una corrección rápida del déficit exterior, y las ventas netas de activos españoles por parte de los no residentes mantuvie- Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA ron la PII en términos del PIB en torno al 93 % del PIB hasta el año 2012. Desde la segunda mitad de 2011, hasta el verano de 2012, los flujos financieros estuvieron condicionados por la situación de inestabilidad que experimentaron los mercados financieros. Durante este periodo, el mantenimiento de una política de provisión de liquidez generosa por parte del BCE, permitió amortiguar el impacto de las tensiones financieras sobre la ya maltrecha economía española. Este mayor recurso de las Otras Instituciones Financieras Monetarias (IFM) apelaron a la financiación captada a través del Eurosistema, ha derivado en un cambio notable de la composición de la PII tanto por instrumentos financieros (mayor peso de la Otra inversión y menor de la Inversión de Cartera en los momentos de mayor incertidumbre) como por sector institucional (mayor peso del Banco de España y menor de las IFM). Desde entonces, las medidas aprobadas tanto por el BCE –además de las del verano de 2012, destacan las anunciadas en junio y septiembre de 2014–, como por las autoridades nacionales y por las autoridades europeas, están permitiendo una progresiva mejora de los mercados financieros19. En este contexto, los títulos emitidos por residentes en España experimentaron una revalorización importante a lo largo de 2013, lo que generó un aumento del saldo deudor de España frente al exterior en dicho año, a pesar de que la economía española había registrado un superávit exterior en dicho periodo. Reducir el endeudamiento exterior es un proceso lento y requiere una combinación de superávit externos y de crecimiento económico, que difícilmente pueden perdurar si no van acompañados de reformas estructurales que propicien mejoras genuinas de competitividad (véase recuadro 3.3. La dinámica del endeudamiento exterior de la economía española)20. Desde el punto de vista de la vulnerabilidad exterior de una economía, lo relevante no es solo el saldo deudor o acreedor que mantiene frente al resto del mundo, sino también el volumen de activos y pasivos exteriores. En España, el aumento del endeudamiento exterior ha ido acompañado de un incremento simultáneo de su stock de activos financieros y pasivos. Este incremento solo se ha frenado en momentos de gran incertidumbre económica o financiera a nivel mundial, como los años 2002 y 2008 y al inicio de la presente década (véase gráfico 3.1). La apertura financiera de la economía española experimentó un incremento notable en la segunda mitad de los noven- 79 ta y, sobre todo, al inicio de la UEM. Las tenencias de activos exteriores se multiplicaron por tres, en porcentaje del PIB, entre 1995 y el año 2000, pasando de representar un 44 % del PIB a mediados de los noventa, a un 93 % del PIB cinco años más tarde. En esta ocasión, el aumento de los activos exteriores refleja, en parte, el proceso de internacionalización de las empresas españolas que iniciaron su expansión exterior con inversiones directas significativas en Latinoamérica. Los pasivos exteriores también aumentaron en dicho periodo, hasta situarse en el 125 % del PIB a finales del año 2000, frente al 66 % del PIB de 1995. Este aumento de los pasivos se explica por los fondos captados en el exterior para financiar la mencionada expansión exterior de las grandes empresas multinacionales españolas y la diversificación internacional de las carteras de inversión de los residentes– en un contexto de progresiva reducción de los costes de financiación– así como el déficit exterior generado por la economía española. El desarrollo de los mercados financieros nacionales (en particular, del mercado de renta fija), la desaparición del riesgo cambiario y las favorables expectativas de crecimiento de la economía española atrajeron los capitales necesarios del exterior. Tras la espectacular expansión del saldo de activos financieros y pasivos exteriores en el periodo 1995-2000, su crecimiento se frenó, entre los años 2001 y 2003 como consecuencia de la crisis económica vigente a nivel mundial. Desde entonces, hasta la crisis financiera internacional iniciada en 2007 con la crisis de las hipotecas subprime en EE.UU., tanto el stock de activos, pero, sobre todo, el de pasivos, experimentaron aumentos significativos, hasta alcanzar el 127 % del PIB y el 205 % del PIB, respectivamente, a finales de 2007. En el primer caso, el incremento refleja la continuidad del proceso de expansión exterior de las empresas españolas, que recobró fuerza durante esos años, esta vez hacia Europa. En cuanto al pasivo, los capitales extranjeros se destinaron en buena medida a cubrir las elevadas necesidades de financiación de la economía española generadas durante la fase expansiva y para costear la adquisición de activos exteriores. La crisis financiera internacional, iniciada en 2007 y que acabó desembocando en una crisis de deuda soberana y de balanza de pagos en el verano de 2012 en la zona del euro, desencadenó una salida importante de capitales privados de las economías de la zona del euro más vulnerables. Con todo, el déficit exterior y el descenso del PIB explican que el Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 80 ANÁLISIS FINANCIERO valor de los activos financieros exteriores ascendiese al 128 % del PIB, y el de los pasivos al 226 % del PIB a finales del cuarto trimestre de 2013. A pesar de la relativa estabilización de los pasivos exteriores, y de que su valor es inferior al que mantienen otras economías más grandes como Alemania, las elevadas necesidades de refinanciación que conllevan, coloca a España en una situación de vulnerabilidad en contexto de elevada incertidumbre, como la que generó la reaparición de dudas sobre la continuidad del euro y que provocó una huida hacia la calidad de los inversores. Si bien, es cierto, que ante una situación excepcional de significativa incertidumbre en los mercados financieros internacionales los residentes en España podrían liquidar parte de sus tenencias de activos exteriores, para hacer frente a posibles problemas puntuales de refinanciación, cabe recordar que parte de este activo no es negociable en los mercados mayoristas, lo que dificulta su venta, y, que, en todo caso, la liquidación de activos tiene un límite. La vulnerabilidad de una economía a situaciones de inestabilidad en los mercados financieros es mayor cuanto más elevada sea la proporción del pasivo denominada en instrumentos a corto plazo, ya que mayores serán las necesidades de refinanciación de la deuda. Según la estadística de la PII, que facilita información sobre el plazo de emisión de los títulos –y no a vencimiento, que sería el relevante–, en España el pasivo emitido a corto plazo representaba a finales de 2013 en torno al 32 % del total, una proporción que se ha elevado desde el año 2007 y que ilustra las elevadas necesidades de refinanciación de la economía española. Si se considera solo el activo y pasivo emitido a corto plazo, España registraba un saldo deudor del 26 % del PIB, frente al 9 % de 2007. Este dato confirma que España ha cubierto recientemente sus necesidades de financiación, en buena medida, con instrumentos financieros de corto plazo. Con todo, una parte importante de esta financiación corresponde a pasivos de las Instituciones financieras, que o bien están colateralizados o corresponden a la banca extranjera. Ambos elementos mitigan los riesgos de refinanciación21. Una fuente adicional de vulnerabilidad externa puede venir dada por el endeudamiento en divisas extranjeras. España, como en la mayoría de las economías desarrolladas, mantiene una posición acreedora en moneda extranjera (el 43% del activo y el 10 % del pasivo estaba denominado en moneda extranjera en diciembre de 2013), por lo que los riesgos desestabilizadores asociados a pérdidas de valor del euro son reducidos. Junto a la PII, existe otra estadística que también se emplea para valorar el endeudamiento exterior de una economía: la deuda externa bruta, que incluye únicamente los pasivos que generan obligaciones de pago (ver gráfico 3.2). Dentro de los pasivos exteriores, las acciones y otras participaciones de capital de las empresas, son, por su propia naturaleza, no exigibles, lo que implica que el endeudamiento genuino de una economía es inferior al que se deriva del pasivo total. Concretamente, el stock de Inversión Exterior Directa (IED) del exterior en España –excluyendo la financiación entre empresas relacionadas– representa alrededor del 18 % del pasivo total (un 22 % si se incluye) y el de inversión de cartera en renta variable cerca del 10 % del pasivo total. Este indicador aporta información relevante cuando, por ejemplo, los activos y pasivos exteriores son mantenidos por sectores institucionales distintos. En este caso, la deuda externa bruta –y, no la neta– permite valorar de forma más precisa la capacidad de una economía para hacer frente a sus obligaciones de pago. A finales de 2013, la deuda externa representaba el 160 % del PIB (en torno a 70 pp por encima de su nivel en 2002 y 10 pp del valor del año 2007). El aumento registrado desde el inicio de la crisis financiera internacional, refleja el mayor endeudamiento exterior de las AAPP y del Banco de España frente al Eurosistema, que contrarrestó la disminución de la deuda externa del sector privado, en particular, de las IFM. Con todo, el mayor volumen de deuda externa viva ha sido emitido por el sector financiero español y, de ella, un porcentaje elevado corresponde a valores de inversión de cartera con un plazo de emisión superior a un año. No obstante, como ya se ha comentado no deben minusvalorase los riesgos de refinanciación que suponen tan elevados niveles de deuda externa, ante potenciales episodios de tensiones financieras. 3.2. Composición sectorial Todos los sectores institucionales han contribuido a la ampliación del saldo deudor de España frente al resto del mundo en las dos últimas décadas. Destaca la ampliación de la posición deudora neta del sector privado, en particular, de las IFM y, más recientemente, también del sector Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA público y de la Autoridad Monetaria, que pasó de mostrar un saldo acreedor a deudor como consecuencia del mayor recurso de las IFM españolas al Eurosistema. Este cambio se refleja en que, desde el año 2011, la PII del conjunto de la economía presenta un saldo deudor inferior al que muestra cuando se excluye el Banco de España: un 84 % del PIB y un 98 % del PIB, respectivamente, al cierre del año 2013 (véase gráfico 3.3). Esta tendencia se ha mantenido en los meses transcurridos de 2014. La PII neta de las IFM, que registraba un saldo ligeramente acreedor en 1995, mostró un progresivo deterioro desde el comienzo de la UEM hasta el inicio de la crisis financiera internacional, momento en el que se endurecieron considerablemente las condiciones de acceso de las entidades españolas en los mercados mayoristas. Así, en el periodo 1995-2010, la diferencia entre las tenencias de activos y pasivos exteriores del sector IFM, pasó de ser acreedora (2 % del PIB) a deudora (44 % del PIB). Este notable deterioro refleja que las IFM canalizaron desde el exterior buena parte de la financiación requerida por el sector privado no financiero (empresas y familias). Inicialmente, tras es inicio de la UEM, las IFM recurrieron a la financiación interbancaria y, posteriormente, captaron recursos a través de las emisiones de renta fija, en particular, mediante titulizaciones de activos (cédulas hipotecarias). Tras la crisis financiera internacional y la incertidumbre sobre la continuidad del euro, las IFM cambiaron la forma en la que hasta entonces habían cubierto sus necesidades de financiación con un mayor recurso a los préstamos del Eurosistema. Esta sustitución de financiación en los mercados financieros por financiación a través del Eurosistema se refleja simultáneamente en una mejora del saldo deudor frente al exterior de las IFM y en un deterioro de la posición de la Autoridad Monetaria. Precisamente, la provisión generosa de liquidez por parte del BCE evitó un impacto mayor del cierre de los mercados internacionales a las IFM españolas sobre la actividad económica. En el primer caso, el saldo deudor se redujo hasta el 16% del PIB a finales de 2012, frente a un deterioro de la posición de la Autoridad Monetaria, que registró un saldo deudor frente al exterior al final de dicho año (un 24 % del PIB). Como ya se ha comentado en otras partes de este capítulo, desde el verano de 2012, el acceso de las IFM a la financiación internacional ha mejorado, con lo que su saldo deudor a finales de 2013 ha vuelto a 81 deteriorarse (en 3 pp, hasta un 19 % del PIB), y, en contraposición, el de la Autoridad Monetaria ha mejorado (hasta el 14 % del PIB). La evolución de la posición deudora neta de los Otros Sectores Residentes (OSR) –fundamentalmente, la empresas no financieras, familias, fondos de titulización, las empresas de seguros y los fondos pensiones22– frente al exterior ha mostrado un comportamiento dispar entre los años 1995-2013. En un primer periodo, que se extiende desde 1995 hasta el inicio de la UEM, el saldo deudor de los OSR tendió a corregirse. La expansión internacional de las grandes empresas españolas, permitió que en el año 2000 el valor de sus activos exteriores superara ligeramente el de sus pasivos (en un 0,4 % del PIB). A partir de ese año, los OSR volvieron a registrar un saldo deudor, que se aceleró a partir de 2004, coincidiendo con el creciente interés de los inversores extranjeros por los fondos de titulización y los valores emitidos directamente por las filiales no monetarias de las IFM que forman parte de los OSR. En 2007, la posición deudora neta de los OSR frente al exterior alcanzó un máximo del 30 % del PIB. Al igual que en el caso de las IFM, la crisis financiera internacional dificultó la captación de capitales del exterior, lo que se reflejó en una ligera corrección del saldo deudor, que se situó en torno al 23 % del PIB a finales de 2012 (ampliándose, posteriormente, hasta un 29 % del PIB en diciembre de 2013). Recientemente, cabe mencionar el aumento de las inversiones exteriores directas en España atraídas, en buena medida, por las ganancias de competitividad costes que está registrando la economía española. Finalmente, las AAPP mostraron un saldo deudor frente al exterior a lo largo de todo el periodo, que evolucionó en línea con las necesidades de financiación del sector público. El esfuerzo de consolidación previo al ingreso en la UEM, inicialmente, y la larga e intensa expansión económica, después, permitieron que el saldo deudor de las AAPP frente al exterior se mantuviera en el año 2007 en un valor similar, en términos del PIB, al registrado en 1998 (en torno al 16 % del PIB). Desde entonces, el deterioro inicial del déficit público y las ayudas al sistema financiero –primero a través del FROB y después a través del préstamo a largo plazo concedido por el MEDE para la recapitalización de algunas entidades bancarias españo- Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 82 ANÁLISIS FINANCIERO las-23, se han reflejado en un deterioro de la posición deudora neta de las AAPP, que se ha amplió en los últimos años, hasta representar el 36 % del PIB a finales de 201324. 3.3. Composición por tipos de inversión El análisis de la PII desde la óptica de los tipos de instrumentos financieros que la componen resulta crucial para valorar la vulnerabilidad financiera de una economía ante episodios de incertidumbre e inestabilidad domésticos o internacionales, ya que los distintos tipos de inversiones tienen características diferentes respecto al grado de estabilidad o permanencia, riesgo o liquidez. Por ejemplo, la IED es un flujo financiero que se caracteriza por el deseo del inversor de alcanzar cierto control en la gestión de la empresa, de ahí que se le considere un flujo financiero más estable, frente a otros tipos de inversiones, como la compra de acciones o de títulos de renta fija. Además, de la naturaleza de la inversión, resulta importante el país de procedencia y de destino de la inversión25. Al igual que en el caso de los sectores, la evolución de la PII neta ha mostrado un comportamiento muy dispar por tipos de inversión desde el año 1995 hasta finales de 2013. Como muestra el gráfico 3.4, el deterioro del saldo deudor de España frente al exterior se explica por el deterioro del saldo neto de la inversión de cartera –que amplió su posición deudora– y de la otra inversión (fundamentalmente, préstamos, depósitos y repos) –que pasó de acreedor a deudor–. Por su parte, el saldo deudor que la IED mostraba al inicio del periodo se fue corrigiendo progresivamente hasta alcanzar un saldo neto acreedor en torno a 2007, que con algunos altibajos se ha mantenido relativamente estable, mostrando en la actualidad un saldo ligeramente deudor. La información provisional referida a 2014 apunta a que estas tendencias se han mantenido. En el caso de la IED, la mejora de saldo neto frente al exterior, ha reflejado, sobre todo, el inició de la expansión internacional de las multinacionales españolas, en la segunda mitad de los noventa26. Tras el proceso de privatización acometido en España, surgieron grandes empresas competitivas en determinados sectores (sobre todo, utilities y servicios) que, en un contexto de reducción de los costes de financiación y aumento de la competencia en el mercado doméstico –derivada del proceso de inte- gración europea–, iniciaron su expansión internacional, inicialmente, hacia Latinoamérica y hacia empresas del sector servicios, telecomunicaciones y utilities, para aprovechar el proceso de privatizaciones puesto en marcha en dicha área. Tras un parón, generalizado a nivel mundial, a comienzos de la pasada década, vinculado a la incertidumbre sobre la situación económica internacional, las empresas españolas retomaron el proceso inversor en el exterior en 2004-2007, esta vez, más dirigido hacia Europa y más diversificado por sectores. Este proceso únicamente se interrumpió en la década actual, no solo en España sino también en los países desarrollados, por la crisis financiera y económica internacional, y los problemas de liquidez y acceso a la financiación internacional que desencadenó. A diferencia de la IED de España en el exterior, la inversión directa del exterior en la economía española ha mantenido una tendencia creciente, relativamente estable, si bien, con ciertos altibajos vinculados a los episodios de incertidumbre económica y financiera mencionados anteriormente. Cabe recordar que en los últimos dos años, los flujos financieros en forma de IED han vuelto a aumentar en España, lo que confirma el renovado interés de los inversores extranjeros por adquirir empresas españolas, en un contexto de moderación de los costes laborales y de ganancias de competitividad27. Como consecuencia de estas tendencias, a finales del año 2013 la economía española presentaba una posición deudora neta del 5 % del PIB. Respecto a su distribución geográfica, las inversiones de los españoles en forma de IED se han concentrado en la UE y en Latinoamérica (un 52 % y un 30 % del total, respectivamente, en 2013). En cuanto a la procedencia de los inversores extranjeros en las empresas españolas, también destaca el predominio de la UE (un 80 % del total), en particular de la UEM (en torno al 70 % del total). En cuanto a la inversión de cartera, la evolución de su saldo deudor frente al exterior ha venido determinado, fundamentalmente, por la evolución del pasivo. La economía española cubrió las elevadas necesidades de financiación generadas durante la última fase expansiva –1995-2006– y la diversificación internacional de las carteras de los españoles, principalmente, a través de los capitales captados del exterior en forma de inversión de cartera. En consecuencia, se produjo un deterioro progresivo y significa- Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA tivo del saldo deudor en forma de inversión de cartera frente al resto del mundo, que alcanzó un 62 % del PIB en 2007, frente al 19 % del PIB de 1995. En este periodo, los no residentes participaron de forma activa en la adquisición de títulos de renta, en particular, los relacionados con el proceso de titulización de activos, emitidos por las instituciones financieras, monetarias y no monetarias, españolas. Este proceso se prolongó hasta el inicio de la crisis financiera internacional, momento en que se interrumpió y se agravó con la crisis de deuda soberana y de balanza de pagos en la zona del euro. A partir del año 2010, los no residentes redujeron sus tenencias de títulos de inversión de cartera emitidos por residentes, en particular, de valores emitidos por el sector privado. Los españoles también deshicieron posiciones en el exterior en inversión de cartera, pero, en conjunto, de menor cuantía. Desde el verano de 2012, la situación en los mercados financieros nacionales ha tendido a mejorar, y, en la segunda mitad de 2013, los no residentes aumentaron sus tenencias deuda pública española, si bien persistieron las ventas netas de valores de renta fija emitidos por el sector privado español hasta finales de 2013. Esta situación se ha revertido a medida que avanzaba el año 2014. En consecuencia, desde el inicio de la crisis en 2007, tanto el saldo de activos financieros como el de pasivos exteriores de la economía española en forma de inversión de cartera se han reducido hasta el 29 % del PIB y el 88 % del PIB, respectivamente (desde un 42 % y un 103 % del PIB, en cada caso), y la posición deudora neta se ha situado cerca del 60 % del PIB en diciembre de 2013 (62 % del PIB a finales de 2007). En la inversión de cartera en el exterior destaca la elevada concentración de las tenencias de activos emitidos por residentes de la UE (en torno al 80 % del total), especialmente, de la UEM). En cuanto al país de procedencia de los inversores extranjeros en títulos españoles, la PII solo aporta información sobre la primera contrapartida no residente conocida, que en muchos casos difiere del tenedor final de los títulos, que es el relevante a efectos del análisis económico. La Encuesta Coordinada de Inversión de Cartera (CPIS, de acuerdo con las siglas de su denominación en inglés) del FMI ofrece información sobre el desglose geográfico de los activos de cartera de otros países frente a España28. Los últimos datos disponibles, aunque relativamente desfasados, pues corresponden al cierre de 83 2011, muestran el predominio de las inversiones procedentes de la UEM, especialmente de Francia y Alemania como inversores finales (casi un 40 % de la inversión de cartera procedente del exterior), aunque también destaca el peso relativo del Reino Unido y Estados Unidos (en torno al 6 % y 9 % de los pasivos, respectivamente). Finalmente, el saldo neto de la otra inversión, que mostraba un posición ligeramente acreedora a mediados de los años noventa, presenta un saldo deudor desde el inicio de la UEM, que ascendía al 20 % del PIB a finales de 2013. La evolución del saldo deudor ha venido determinada, sobre todo, por el incremento del pasivo, que se intensificó a partir de 1998, con la entrada de España en la UEM. Desde ese momento las instituciones financieras españolas apelaron a la financiación exterior interbancaria en euros de forma masiva. Como consecuencia, los pasivos exteriores en otra inversión pasaron de representar el 22 % del PIB en 1998 al 51 % del PIB en 2002 y, la posición deudora neta se elevo hasta el 25 % del PIB desde el 6 % previo al inicio de la UEM. El saldo deudor en otra inversión se mantuvo en torno a esos valores hasta el inició de la crisis financiera internacional, en 2007. En los años siguientes, los no residentes redujeron, como ya se ha comentado, sus tenencias de títulos de inversión de cartera emitidos por españoles, y la captación de recursos del exterior se canalizó a través de depósitos y repos de las instituciones financieras, en particular, a través de Cámaras Contrapartida Central. El saldo deudor en otra inversión se elevó hasta el 33 % del PIB en el año 2010. A partir de 2011, y, sobre todo, 2012, con la crisis de la deuda soberana en la zona del euro, los no residentes realizaron desinversiones netas en forma de otra inversión, al tiempo que los residentes españoles realizaron inversiones en este tipo de instrumentos. En este último caso, hay que señalar, que en un contexto de restricciones de liquidez, la banca extranjera radicada en España canalizó hacia el exterior fondos obtenidos por sus filiales en las operaciones de inyección de liquidez a tres años del Eurosistema. También las familias y empresas no financieras españolas incrementaron sus depósitos en el exterior, pero en una cuantía reducida, tanto si se compara con el total de sus activos como con el stock de depósitos del total de la economía española en el exterior. En cuanto a las desinversiones de los no residentes, cabe mencionar que se debieron, sobre todo, a los menores depósitos interbancarios y Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 84 ANÁLISIS FINANCIERO repos que mantuvieron en las IFM españolas, que superaron al préstamo a largo plazo concedido por el MEDE a las AAPP para la recapitalización de algunas entidades financieras españolas. En consecuencia, la posición deudora neta en forma de otra inversión se redujo en dichos años, situándose, como ya se ha comentado, en el 20 % del PIB en diciembre de 2013 (un 40 % si se incluye la Autoridad Monetaria). En cuanto al plazo de vencimiento de los instrumentos, tanto las inversiones iniciales como las desinversiones posteriores se canalizaron mediante instrumentos de corto plazo. A finales de 2013 el saldo deudor en instrumentos de corto plazo representaba el 0.3 % del PIB y el de largo plazo el 19.7 % del PIB (un 21 % y un 19 %, respectivamente si se incluye la Autoridad Monetaria). Finalmente, en cuanto a la desagregación por áreas geográficas, la otra inversión muestra una concentración muy elevada en la UE (que representa el 75 % de los activos y en torno al 90 % de los pasivos), y, en particular, de la zona del euro (el 54 % de los activos y el 71 % de los pasivos). El Reino Unido, dado su papel de centro financiero internacional, también tiene un peso muy importante (el 20% de los activos y el 13% de los pasivos). Como consecuencia de la evolución de las posiciones exteriores descrita en los párrafos anteriores, desde el inicio de la crisis financiera internacional, tanto en el activo como en el pasivo han ganado peso la IED y la otra inversión, en detrimento de la inversión de cartera. 4. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES FINALES El elevado grado de endeudamiento que la economía española presenta frente al resto del mundo, no es sino el reflejo de los desequilibrios acumulados durante la larga fase expansiva, iniciada a mediados de los noventa y que se prolongó durante más de una década y media. En el año 2007, la crisis financiera internacional, acentuó la desaceleración en la que ya se encontraba inmersa la economía española, que ha sufrido la recesión más profunda y prolongada de la democracia de la que comenzó a recuperarse en la segunda mitad de 2013. Estos dos periodos tan diferenciados, expansión y crisis económica, han derivado en un comportamiento muy distinto de las empresas no financieras y familias, por un lado, y del sector público, por otro. Para el sector privado, el intenso recurso a la deuda de empresas y familias durante la fase expansiva (19952006) se tradujo en un notable incremento de sus ratios de endeudamiento, que alcanzaron valores muy elevados tanto desde una perspectiva temporal como en comparación con otros países de nuestro entorno. En ambos sectores, el incremento de los pasivos estuvo muy vinculado a los desarrollos observados en el mercado de la vivienda. De este modo, en el caso de las sociedades, las empresas constructoras e inmobiliarias fueron las que acumularon un exceso de deuda más pronunciado, aunque también en el resto de ramas de actividad el endeudamiento registró cotas excesivas. Tanto en el caso de las empresas como en el de las familias, el alcance del proceso de desapalancamiento iniciado posteriormente se ha visto limitado por la debilidad de las rentas. Dicho proceso, pendiente de completarse, seguirá descansando fundamentalmente en el retroceso de sus pasivos en el corto plazo, en un contexto en el que, adicionalmente, las reducidas tasas de inflación limitan la erosión del valor real de las deudas. A escala desagregada, sin embargo, el desapalancamiento agregado debe ser compatible con un mayor acceso a la financiación por parte de los agentes que se encuentran en una mejor situación económica y financiera y con proyectos de inversión más rentables. En este sentido, la información desagregada disponible de los balances y las cuentas de resultados de las empresas apunta en esta dirección, sugiriendo que se está produciendo una reasignación gradual de los recursos disponibles, que se estarían destinando en mayor medida hacia sociedades y sectores en una situación económica y financiera comparativamente mejor. En el caso del sector público, aunque los pasivos de las AAPP representaban una proporción reducida del PIB al inicio de la crisis (36 % del PIB en 2007), esta se ha incrementado muy rápidamente, hasta alcanzar el 96,8 % en marzo de 2014. A pesar de los esfuerzos de consolidación fiscal de los últimos años, las dificultades para reconducir la senda alcista del endeudamiento público, en un contexto económico adverso, han sido notables. El déficit público sigue en la actualidad en niveles elevados, sin que sea previsible que, en el corto plazo, la ratio de endeudamiento pueda todavía estabilizarse. Perseverar en los esfuerzos de consolidación fiscal resulta, por tanto, esencial en este proceso. En este sentido, la estrategia de ajuste fiscal debe Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA tener en cuenta tanto la evolución de la actividad económica y su incidencia sobre ella, como también los costes de retrasar excesivamente la consolidación en términos de riesgos para la credibilidad y su impacto sobre la confianza de los agentes. La economía española cubrió la brecha entre ahorro e inversión durante la etapa expansiva, previa a la reciente crisis, con el ahorro exterior. Como consecuencia, el saldo deudor neto, que España mantiene frente al exterior, se ha elevado hasta valores no observados en economías con un grado de desarrollo similar. Por sectores, el hecho de que los capitales del exterior se canalizarán al resto de la economía por el sector financiero, deterioró la posición deudora neta de este sector de forma ininterrumpida, hasta el inicio de la crisis financiera internacional. En los momento álgidos de la crisis de la deuda soberana en la zona del euro, en los que las condiciones a las que se enfrentaban las IFM españolas para la captación de fondos se habían endurecido considerablemente, éstas aumentaron su recurso al Eurosistema. Este cambio en la forma en la que las entidades financieras captaron fondos del exterior se reflejó en una reducción del saldo deudor frente al resto del mundo de las IFM españolas y un deterioro de la posición neta del Banco de España frente al resto del mundo, que ha pasado de ser acreedora a deudora. Las decisiones y reformas adoptadas en el ámbito europeo y nacional permitieron restaurar la confianza en el proyecto del euro y, en particular, en España. De forma, que a partir del verano de 2012, el acceso de las entidades de crédito a los mercados financieros internacionales y domésticos ha mejorado, lo que ha permitido una reducción del recurso por parte de las IFM a las subastas del Eurosistema. En este contexto, las AAPP, que también tuvieron problemas para captar financiación directamente en los mercados en los momentos de máxima tensión, han vuelto a emitir deuda pública en los últimos meses en condiciones mucho más favorables y con un renovado interés por los inversores extranjeros. El elevado nivel que presenta la posición deudora neta de España frente al resto del mundo, pese a la profunda recesión que ha sufrido la economía española y pese a que desde la segunda mitad del año 2012 acumula superávit exteriores, ilustra las dificultades para reducir a corto plazo y de forma significativa el elevado endeudamiento frente exterior. Para ello, es necesario que se 85 mantengan superávit primarios de forma persistente, lo que requiere que se produzcan ganancias genuinas de competitividad que permitan que la economía española mantenga una senda de crecimiento económico sostenible. En este sentido, continuar con el proceso de reformas estructurales, ya iniciado, resulta crucial. A pesar de que el proceso de desapalancamiento, tanto interno– en particular, empresas no financieras y familias– como externo –endeudamiento exterior neto– del sector privado ya se ha iniciado, su reducción hasta alcanzar niveles sostenibles y acordes con los fundamentales de la economía española no se ha completado todavía. Como resultado, la recuperación del dinamismo del gasto interno no se podrá apoyar tanto como en el pasado en el aumento de sus pasivos, haciendo depender las posibilidades de expansión de la generación interna de recursos que estén disponibles para la financiación del gasto. En cualquier caso, experiencias de este tipo en otros países subrayan las dificultades de avanzar en el proceso de desapalancamiento en un contexto de bajo crecimiento económico y de consolidación fiscal. La experiencia histórica muestra que, en contextos de crisis inmobiliarias y financieras como el registrado en la etapa reciente, los procesos de desendeudamiento suelen ser prolongados, con una primera fase relativamente larga de reducción de los pasivos de empresas y familias que posteriormente da paso a otra en la que la estabilización del producto y su recuperación posterior permiten el proceso de desapalancamiento29. Dado que tanto en el sector privado como en el público, la velocidad de este proceso dependerá del dinamismo del producto, profundizar en el ámbito de las reformas estructurales que permitan incrementar el crecimiento potencial de la economía favorecerá la conclusión más rápida de dicho proceso. BIBLIOGRAFÍA Alberola y López, E (2013), «La evolución de la Inversión Directa española en América Latina», Boletín Económico, Banco de España, Junio, pp. 61-69. 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Págs.: 69-102 90 ANÁLISIS FINANCIERO Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA 91 Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 92 ANÁLISIS FINANCIERO Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Recuadro 2. La evolución del endeudamiento de hogares y sociedades no financieras: un análisis desagregado La evolución de las ratios de endeudamiento agregadas de hogares y sociedades puede esconder comportamientos diferenciados dentro de estos sectores, que solo un estudio más desagregado permite identificar. Así, un determinado nivel de apalancamiento agregado puede ser el resultado de una distribución homogénea de los pasivos o, por el contrario, reflejar, por ejemplo, la combinación de un conjunto de agentes con deudas elevadas y rentas o activos bajos y otro con las características opuestas. Dado que la fragilidad de unas empresas o familias no tiene por qué compensarse necesariamente con la solidez de otras, el análisis desagregado resulta esencial a la hora de identificar riesgos para la estabilidad macroeconómica y financiera, dado que los indicadores agregados podrían encubrir debilidades que solo un estudio microeconómico permite poner de manifiesto. Un primer indicador que resulta relevante analizar es la proporción de agentes con deudas pendientes. En España, la proporción de hogares con deudas pendientes se incrementó durante la etapa expansiva, pasando de situarse en el 44% en 2005 hasta situarse en torno al 50% en 2011. En cualquier caso, este porcentaje presenta una variabilidad elevada, siendo mucho mayor en los hogares con cabeza de familia joven (próxima al 70% en aquellos de menos de 35 años) e ingresos medios o altos que en los de rentas bajas o los de edad avanzada (10% en los de más de 74 años). En el caso de las sociedades, la proporción de las que no presentan deudas con coste pendiente es también elevada, y mucho mayor en el caso de las pymes, segmento en el que se sitúa en torno a un 20%, que en el de las empresas grandes (algo por encima del 5%). El gráfico 1 muestra la evolución de la ratio de endeudamiento del hogar representativo con deudas pendientes, construida en relación con los ingresos y con respecto a los activos brutos. Como puede observarse, la proporción de la renta y de la riqueza bruta que suponen las deudas pendientes se ha ido incrementando a lo largo de la última década30. Así, mientras que para el hogar endeudado mediano español los pasivos ascendían al 73% de los ingresos brutos anuales en 2002, este porcentaje se alcanzaba el 132% en 2011 (véase gráfico). Esta proporción, presenta, 93 en cualquier caso, una gran variabilidad. Los valores más elevados tienden a registrarse en las familias con rentas más reducidas (y, por tanto, aquellos que de acuerdo con este indicador presentan un menor colchón para hacer frente a perturbaciones adversas) y en los más jóvenes (y, por tanto, aquellos con un crecimiento potencial de sus rentas más altos). Así, para el hogar representativo mediano en el quintil inferior de la distribución de ingresos o en aquellos con cabeza de familia de edad inferior a los 35 años, las deudas suponían en 2011 en torno al 300-335% de sus ingresos, mientras que para aquellos en el quintil superior de rentas y los de mayor edad esta proporción era mucho menor (inferior al 75% en el primer caso y al 40% en el segundo). Del mismo modo, la ratio de deuda sobre riqueza bruta presenta una variabilidad elevada entre los distintos grupos de población, y también dentro de cada uno de ellos. Al analizar su evolución temporal, se observa que los mayores incrementos en estas ratios se han observado en las familias con deudas de menores ingresos y en los más jóvenes y en los de menor patrimonio neto (véanse panel intermedio e inferior derecho del gráfico). También en el caso de las sociedades no financieras la dispersión que muestran los indicadores de posición financiera es elevada. En los paneles intermedio e inferior derecho del gráfico se presentan la evolución de la distribución (de corte transversal) de la ratio de endeudamiento de las sociedades con deudas pendientes para las pyme y para las empresas grandes. Concretamente, se muestra, para cada año, el nivel de la ratio para los percentiles 25, 50 y 75 de dicha distribución. En cada año, la evolución del percentil 50 puede considerarse representativa del comportamiento de la empresa española «típica» o representativa, mientras que los percentiles más altos recogen la situación de aquellas sujetas a un mayor grado de presión financiera de acuerdo con este indicador. Como puede observarse, aunque los distintos percentiles han mostrado unas tendencias similares a lo largo del período analizado, existe una notable dispersión en la distribución de esta variable. Así, para un 25% de las pymes con deudas pendientes su ratio de apalancamiento se sitúa, en general, por debajo del 20%, mientras que para otro 25% más que quintuplica esta proporción. En el caso de las sociedades de mayor dimensión, la distribución está desplazada hacia valores algo menores, a pesar de que la ratio de deuda sobre activos agregada para este grupo se sitúa en valores más elevados que para las Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 94 ANÁLISIS FINANCIERO pyme, lo que refleja la existencia de empresas de gran tamaño con endeudamiento elevado y un gran impacto en la ratio agregada de las empresas de mayor dimensión. En resumen, los datos desagregados evidencian la existencia de una elevada dispersión en la posición financiera de los hogares y las sociedades no financieras. Estos permiten complementar el análisis que se puede realizar a partir de los datos agregados del sector, y permite identificar los segmentos de población en los que se concentran los agentes en una situación más vulnerable. Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Recuadro 3.1. La Posición de Inversión Internacional: aspectos metodológicos La Posición de Inversión Internacional (PII) es la estadística que recoge los saldos de los activos financieros y pasivos de los sectores residentes de una economía frente al resto del mundo. El Banco de España elabora la PII de España siguiendo la metodología contenida en el Quinto Manual de Balanza de Pagos del FMI (5MBP), que ha sido sustituido por el sexto Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional (6MBP) en otoño de 2014. De acuerdo con los estándares estadísticos internacionales, la PII valora los activos financieros y pasivos exteriores a los precios de mercado y tipos de cambio vigentes al final del período de referencia. Por consiguiente, la variación de los precios, expresados en moneda nacional, de los instrumentos que componen la PII tiene un impacto directo sobre la evolución del saldo acreedor o deudor frente al exterior. De ahí que la variación de la PII entre dos momentos del tiempo venga determinada no solo por las transacciones entre los residentes de una economía y el resto del mundo, que reflejan la necesidad o capacidad de financiación de la nación en dicho período, sino también por los cambios de valor que experimentan los instrumentos financieros que componen el stock de activos financieros y pasivos (lo que se denomina efecto valoración). Además de estos dos factores existe, un tercero, los llamados otros ajustes que afectan ocasionalmente a la PII. Entre estos, cabe mencionar las reclasificaciones de activos entre las diferentes rúbricas (por ejemplo, si una inversión de cartera pasa a considerarse inversión directa por incrementarse la participación en el capital de la empresa por encima del 10%), o entre los distintos sectores institucionales (por ejemplo, porque una empresa pase a considerarse parte de las Administraciones Públicas). La estadística de la PII ofrece información detalla por sectores institucionales y tipos de inversión, así como sobre la distribución geográfica de los activos financieros y pasivos exteriores. En cuanto al tipo de sector, el Banco de España publica regularmente la PII a nivel de cuatro sectores: la Autoridad Monetaria, las Otras Instituciones Financieras Monetarias (IFM), los Otros Sectores Residentes (OSR) y las Administraciones Publicas 95 (AAPP). En los OSR, además de las Familias y las empresas no financieras, se incluyen también, entre otros, los Fondos de pensiones, los Fondos de titulización de activos, Fondos de inversión y las Empresas de seguros. En cuanto al tipo de inversión, se distingue entre Inversión Exterior Directa, Inversión de Cartera (Bonos y obligaciones, Instrumentos del Mercado Monetario y Renta variable), Otra inversión (fundamentalmente, préstamos, depósitos y repos) y Derivados. La diferencia entre la IED y la Inversión de Cartera en renta variable viene determinada por el deseo de permanencia y control del inversor en la gestión de la empresa. Según el 5MBP si el porcentaje de participación en el capital de la empresa supera el 10% se considera IED. En el caso de la Autoridad Monetaria se distingue entre el saldo frente al Eurosistema, las reservas y Otros activos netos. Un análisis detallado sobre la desagregación por sectores y por tipos de instrumentos financieros de la PII se encuentra en el capítulo 2 de la monografía anual de la Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional que publica el Banco de España31. En cuanto a la desagregación geográfica de los activos financieros y pasivos exteriores, hay que mencionar que se realiza siempre desde la óptica del residente. Es decir, en el caso del pasivo, según el país de origen del inversor extranjero que adquiere activos emitidos por residentes en España, y, en el caso del activo, según el país de destino de la inversión realizada por el residente español. Esta información se publica anualmente en la monografía de la Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional. En el caso de la Inversión de Cartera pasiva, la PII no proporciona información sobre el tenedor final de los títulos españoles, solo sobre la primera contrapartida conocida. Este desglose lo proporciona el FMI a través de la Encuesta Coordinada de Inversión de Cartera que le facilitan los países colaboradores32. La estadística de la PII está estrechamente relacionada con otras estadísticas macroeconómicas. En primer lugar, con la Cuenta Financiera de la balanza de pagos, para cada rúbrica de la PII (IED, Inversión de Cartera y Otra inversión) hay una rúbrica equivalente en la Cuenta Financiera, que condiciona su evolución. En segundo lugar, con las Cuentas Financieras de la economía Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 96 ANÁLISIS FINANCIERO española a través del balance financiero del sector institucional resto del mundo, ya que ambas estadísticas miden los activos financieros y pasivos financieros siguiendo la misma metodología. Finalmente, la estadística denominada Deuda Externa, en la práctica, no es más que una reagrupación distinta del pasivo de la PII. La Deuda Externa de un país comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que impliquen la realización futura de pagos por amortización, por intereses o por ambos (esto es, todos los instrumentos financieros excepto las participaciones en el capital y los derivados financieros), por tanto, aproxima los pasivos no exigibles. El Banco de España publica datos Deuda Externa para el total de los sectores desde el año 2002 con carácter trimestral en el boletín económico, cuadro 7.933. Como ya se ha comentado, en otoño de 2014 entrará en vigor el 6MBP, cuyo proceso de revisión se inició en el año 2001. La globalización e internacionalización de las economías y la innovación financiera han aumentado el interés por disponer de estadísticas que reflejen de forma adecuada la creciente interdependencia entre las economías. Además de diversificar y multiplicar el número de transacciones internacionales realizadas, se ha complicado su correcta medición y obligado a revisar determinados conceptos. Todos estos cambios motivaron la revisión del 5MBP, que en el año 2008 el FMI dio por concluida. La versión definitiva del 6MBP puede encontrase en la web del FMI34. Este manual de introducirá de forma coordinada con el resto de países de la UE y con otras estadísticas macroeconómicas (por ejemplo, las Cuentas Financieras y la Contabilidad Nacional). En el caso concreto de España este cambio ha tenido lugar en octubre de 201435. Recuadro 3.2. La evolución reciente de la Posición de Inversión Internacional: una comparación internacional A lo largo de las últimas décadas el grado de integración económica y financiera existente entre las economías ha alcanzado niveles muy elevados, reflejo, principalmente, del incremento de los flujos comerciales y financieros transfronterizos. Concretamente, la apertura finan- ciera, medida por el stock de activos y pasivos exteriores en porcentaje del PIB, registra valores particularmente elevados en los países de la zona de euro, si se compara con EEUU y Japón. En 2012, el grado de apertura financiera en Alemania era del 490 % del PIB y en España del 370 % del PIB (del 620 % del PIB en Francia), frente al 300 % del PIB en EEUU y del 220 % del PIB en Japón. Esta diferencia se explica por la fuerte interrelación existente entre los países que integran la UEM, favorecida, entre otros factores, por la existencia de una moneda común. En este contexto de mayor integración económica y financiera, las economías europeas que prestaban recursos al resto del mundo al inicio de la UEM continuaron haciéndolo cada vez con mayor intensidad en los años siguientes, mientras que aquellas que presentaban una necesidad de financiación apelaron al ahorro exterior también en mayor medida. Esta persistencia en el signo de los flujos financieros propició que en las economías de la zona del euro la Posición de Inversión Internacional (PII) siguiera una evolución distinta hasta el inicio de la crisis financiera a finales de 2007. A partir de ese año, la PII neta ha tendido a moderar el ritmo de deterioro en los países de la zona euro en los que el endeudamiento exterior había alcanzado cotas significativas (véase gráfico 1). Simultáneamente, el valor de activos financieros y pasivos exteriores han experimentado una significativa contracción en la mayoría de los países, como cabria esperar en un contexto de elevada incertidumbre a nivel internacional. La sensibilidad de la PII neta ante cambios en los mercados financieros depende no solo del volumen de los activos y pasivos exteriores, sino también de su composición por tipo de instrumentos. En el gráfico 2 se presenta la composición de la PII neta por tipos de instrumentos para los principales países de la zona del euro en 2008 y 2013. En línea con la evolución del stock de activos y pasivos exteriores, la PII neta también ha registrado cambios importantes en composición desde el inicio de la crisis. El cambio más relevante es el deterioro del saldo neto frente al exterior del saldo de la Autoridad Monetaria en España, Portugal y Grecia. Este deterioro refleja el mayor recurso de las Instituciones Financieras Monetarias a las subastas de liquidez del Eurosistema, ante las dificultades para acceder a los mercados financieros internacionales. Además, destaca el saldo deudor Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA que, en términos generales, mantienen las economías de la zona euro en inversión de cartera en renta fija, lo que indica el atractivo que este tipo de títulos –con bajo riesgo– tiene para los inversores extranjeros. En este caso, solo Grecia presenta un saldo acreedor en 2013 en inversión de cartera, frente al saldo deudor previo a la crisis, resultado de los programas de reestructuración de su deuda acometidos. En general, los países muestran un saldo acreedor en Inversión Exterior Directa (IED), en línea con su grado de desarrollo, salvo España –en torno al equilibrio– y Portugal – saldo deudor-. A diferencia, de la IED y de la inversión de cartera en renta fija, no es fácil encontrar un patrón común, en relación a 97 la inversión de cartera en renta variable y en otra inversión. Sí se observa, en cambio, como los países con mayores problemas de acceso a la financiación internacional (en particular, los sujetos a programa como Grecia y Portugal), presentaban un saldo deudor en otra inversión en 2013, muy superior, en el caso de Grecia al registrado en 2008. En resumen, los cambios en la composición de la PII neta entre 2008 y 2013 refleja en buena medida el cambio mencionado en la forma en la que las economías con problemas de acceso a la financiación en los mercados internacionales captaron fondos del exterior, con un mayor recurso al Eurosistema. Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 98 ANÁLISIS FINANCIERO Recuadro 3.3. La dinámica del endeudamiento exterior neto de la economía española Un reflejo del profundo ajuste que está realizando la economía española es la notable corrección que ha experimentado el déficit exterior en los últimos años. El déficit por cuenta por cuenta corriente, tras el máximo alcanzado en el año 2007 (-10 % del PIB), comenzó a reducirse de forma ininterrumpida, llegando a presentar un superávit en el año 2013 (un 1.5 % del PIB). Esta significativa mejora del déficit exterior únicamente ha permitido atenuar la dinámica expansiva de la posición de inversión internacional deudora neta de España (PII), que tras corregirse en los momentos álgidos de la crisis (hasta el 91 % del PIB a finales de 2012 desde el máximo del 94 % del PIB en 2009), ha vuelto a ampliarse a lo largo de 2013 (un 98 % del PIB) y primeros meses de 2014 (hasta un 99.8% del PIB). La capacidad de financiación generada por la economía española en dicho periodo no ha permitido contrarrestar el impacto negativo de los efectos valoración sobre el PII neta. Esta evolución del endeudamiento exterior pone de manifiesto que para su reducción no resulta suficiente con eliminar puntualmente el déficit exterior, sino que es necesario corregirlo de forma sostenible y mantener un superávit. La magnitud del superávit exterior requerido para que la PII comience a ajustarse depende de la evolución del resto de variables que determinan su comportamiento. Además del saldo exterior, que incluye los pagos de intereses devengados por los fondos prestados por el resto del mundo, la evolución del endeudamiento exterior entre dos momentos del tiempo refleja el crecimiento del PIB y los tipos de interés36. La relación entre la variación del endeudamiento exterior y sus determinantes en porcentaje del PIB viene dada por la siguiente expresión: O, lo que es lo mismo por: Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA Por tanto, la dinámica del endeudamiento exterior neto de la economía española (edt), depende no solo de la evolución de ahorro y de la inversión (aproximado por el saldo corriente primario, dft), sino también de la capacidad de la economía para generar los recursos necesarios (edt*g ) –siendo gt el crecimiento nominal– para afrontar los 1 t pagos devengados por la deuda acumulada en el pasado (edt-1* rt). Esta expresión ilustra que, si una economía creciera al mismo ritmo que los tipos de interés, sería necesario que el déficit exterior se corrigiera para que el endeudamiento exterior neto estabilizara su peso en el PIB o que presentara un superávit para reducirlo. Para ilustrar cómo cada uno de los factores anteriores podría contribuir a la evolución del endeudamiento exterior neto (aproximado por la PII neta) en el futuro, se van a considerar dos escenarios alternativos sobre el crecimiento del PIB nominal, de los tipos de interés y del saldo corriente primario37. En un primer escenario (“Escenario con reformas”) se va a suponer que prosiguen los avances en la reforma de la gobernanza europea y que España sigue profundizando en las ya iniciadas. Bajo este escenario, se considera que la economía española retoma una senda de crecimiento sostenido, en la que el PIB nominal aumenta a una tasa cercana al 3.5 %. Esta tasa resulta compatible con un crecimiento real de largo plazo del 1.5 % y con una inflación del 2 %. Además se supone que el coste medio de la deuda en manos de no residentes se mantiene en torno al 4 %, media del periodo 1999-2013 y que el saldo por cuenta corriente primario mantiene un ligero superávit (2 % del PIB). Este Escenario, no está exento de riesgos si aparecen obstáculos en el proceso de reformas, tanto a nivel europeo como nacional, que generen, de nuevo, desconfianza en la economía española, retrasando su recuperación. Por ello se considera un segundo escenario (“Escenario sin reformas”), en el que el PIB nominal crece medio punto menos que en el Escenario Central 99 (un 3 %) y los tipos de interés crecen medio punto por encima (un 4.5 %). Además, se supone que el saldo primario, en lugar de superávit, se mantiene en torno al equilibrio, reflejando que la economía española no ha llevado a cabo las reformas estructurales necesarias. La evolución del endeudamiento exterior a que darían lugar los dos escenarios descritos se presenta en el gráfico adjunto38. Se observa que el endeudamiento neto frente al exterior se reduce de forma apreciable en el Escenario con Reformas, en cambio en el Escenario sin reformas, el endeudamiento exterior presenta una senda creciente. En ambos casos, el tipo de interés – esto es, el coste de la financiación exterior – supera al crecimiento del PIB nominal (es decir, a la rentabilidad que la economía española obtiene con los fondos prestados), la diferencia estriba en el comportamiento del saldo exterior, que presenta un superávit en el primer caso, y se mantiene en torno al equilibrio en el segundo. Si bien los resultados anteriores deben interpretarse con cautela a medida que avanza el horizonte de proyección, permiten ilustrar los riesgos que conllevaría que España no continuara profundizando en las reformas ya iniciadas, no solo en el ámbito de la política fiscal sino también en los mercados de factores y de bienes y servicios. En este sentido, la introducción de reformas estructurales, que eleven el crecimiento potencial y mejoren la competitividad de la economía española, resultan necesarias para registrar superávit corrientes primarios persistentes y, por tanto, reducir el endeudamiento neto de España frente al resto del mundo a medio plazo. Además, no hay que olvidar la presión que el envejecimiento previsto de la población española ejercerá sobre la evolución de la deuda pública a más largo plazo y, por tanto, los problemas para reducir el endeudamiento exterior si no se adoptan las medidas adecuadas para avanzar en el proceso de consolidación fiscal. Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 100 ANÁLISIS FINANCIERO Notas 1.- Para un diagnóstico sobre la situación de sobreendeudamiento de la economía española, véase el capítulo 2 del Informe Anual del Banco de España de 2013 “El endeudamiento de la economía española: características, corrección y retos”. 2.- En el gráfico 2.3, la deuda de las sociedades incluye la financiación interempresarial, con el fin de poder realizar la comparación con otros países. 3.- Para un análisis detallado sobre la situación del mercado de crédito desde el inicio de la crisis reciente, véase J. Ayuso (2013): “Un análisis de la situación del crédito en España”. Boletín Económico, octubre, Banco de España, pp. 81-91. Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 EL ENDEUDAMIENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA 4.- Véase Fuentes (2013) y Martínez Pagés (2014). 5.- Véase Fuentes (2013) y Martínez Pagés (2014). 6.- Para un mayor detalle sobre esta cuestión, véase el recuadro 6.2 del Informe Anual de 2012 del Banco de España. 7.- Véase Martínez Pagés (2014). 8.- Para más detalle, véase Martínez, Menéndez y Mulino (2014). 9.- Para un análisis del esfuerzo de consolidación fiscal en España desde el inicio de la crisis, véase el recuadro 5.1 del Informe Anual de 2012 del Banco de España. 10.- Véase de Castro, Estrada, Hernández de Cos y Martí (2008). 11.- Gordo, Hernández de Cos y Pérez (2013) realizan un análisis de los determinantes de la variación de la deuda de las AAPP según el PDE, encontrando que los déficits primarios –es decir, excluida la carga de intereses– y esta última supusieron algo más del 70 % y del 20 % del aumento total de la ratio de deuda sobre PIB entre 2008 y 2012. La contracción del PIB contribuyó de forma positiva al incremento de la deuda, aunque solo marginalmente, y el efecto neto de los ajustes déficit-deuda fue de 2 pp, que se concentraron sobre todo al final del período. De hecho, estos ajustes contribuyeron a moderar el aumento de la deuda en 2010 y 2011, principalmente por el uso de los colchones de liquidez acumulados previamente por las AAPP (dado que la liquidación de activos permite obtener recursos para financiar el déficit sin necesidad de acudir al endeudamiento). 12.- H. Blöchliger, D. Song y D. Sutherland (2012). 13.- Véase recuadro 1.2. 14.- Este ejercicio se presentó en el informe anual de 2012 del Banco de España. Véase recuadro 5.1. 15.- Con motivo de la implementación en octubre de 2014 del nuevo Manual de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional del FMI –el sexto– y del empleo de nuevas fuentes de información para la elaboración de estas estadísticas en España, que ya se vienen aplicando de forma parcial para la elaboración de los datos referidos a 2014, la información de 2014 tienen un carácter de avance y provisionalidad, de ahí que en este capítulo el análisis se centre en el año 2013. 16- Un análisis detallado de la evolución reciente de los flujos financieros de España con el exterior se encuentra en la publicación anual del Banco de España “La Balanza de Pagos y la Posición de Inversión Internacional en 2013”. 17.- Por el contrario el avance del PIB nominal contribuyó a reducir el saldo deudor en términos del PIB, pero sin llegar a contrarrestar el impacto negativo de los efectos valoración. Para un diagnóstico sobre la situación de sobreendeudamiento de la economía española, véase el capítulo 2 101 del Informe Anual del Banco de España de 2013 “El endeudamiento de la economía española: características, corrección y retos”. 18.- Véanse Capítulos 1 y 2 del Informe Anual 2012, Banco de España (2013). 19.- Véanse Capítulos 1 y 2 del Informe Anual del Banco de España 2012 e Informes Trimestrales de la Economía Española en los boletines económicos del Banco de España de febrero, abril, julio-agosto y octubre de 2013 y enero de 2014. 20.- Véase «Some issues on external sustainability» European Commission (2013). 21.- Para una descripción más detallada véase Capitulo 2 del Informe Anual 2013 del Banco de España. 22.- Para un análisis más detallado de los subsectores que integran los OSR véase el capítulo metodológico de la Monografía de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional. Banco de España. 23.- El préstamo concedido por el MEDE a las AAPP (por valor de 40 mm de euros) supuso un incremento de los pasivos de otra inversión de las AAPP, que se compensó con un aumento de similar magnitud de los activos exteriores de inversión de cartera de renta fija, fundamentalmente, de las IFM españolas, ya que como contrapartida del préstamo, el MEDE transfirió a las AAPP. (mediante el FROB) valores de renta fija a largo y corto plazo emitidos por este organismo. A su vez, el sector público recapitalizó las IFM, que lo requerían, y también la SAREB, entregando, a cambio de su participación en el capital, los valores del MEDE. De esta forma la operación se reflejó en la Balanza de Pagos del 4tr12 y 1tr13 como una entrada de fondos del exterior en la otra inversión de las AAPP y una salida en activos de cartera del exterior de las IFM y, en menor medida, de los OSR, por tanto, sin impacto sobre el saldo de Balanza de Pagos. 24.- A finales de 2013, el porcentaje de deuda no segregada del Estado, a vencimiento, en manos de residentes representa en torno al 41% del total, superior al cierre de 2012, pero lejos del 45,5% de 2010 y similar al existente en junio de 2014. 25.- En esta sección se han excluido los activos exteriores del Banco de España, ya que en este caso, lo relevante es la naturaleza de Autoridad Monetaria de su titular y, no tanto, las características de los instrumentos en los que se materializan sus inversiones. 26.- Véanse Alberola y López (2013) y Menéndez y Méndez (2011). 27.- Rodríguez y Tello (2014) 28.- Los datos de la CPIS se pueden consultar en la página Web del FMI: http://cpis.imf.org/ 29.- Véanse, McKinsey Global Institute (2010) o Aspachs-Bracons, Jódar-Rosell y Gual (2011). Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102 102 ANÁLISIS FINANCIERO 30.- Esta senda alcista se observa no solo en la mediana sino también en otros percentiles de la distribución de estas variables. 31.- http://www.bde.es/bde/es/secciones/informes/boletines/Boletin_Estadist/anoactual/ 32.- Véase artículo Balanza de Pagos (2005): “El stock de la Inversión de cartera de España y la Encuesta coordinada del Fondo Monetario Internacional”. Boletín económico, junio, Banco de España, pp. 130-147. 33.- http://www.bde.es/f/webbde/SES/Secciones/Publicaciones/InformesBoletinesRevistas/BoletinEconomico/13/Di c/Fich/be1312-indica.pdf 34.- http://www.imf.org/external/pubs/ft/bop/2007/pdf/bpm6.pdf 35.- El Banco de España ha publicado en su página web una nota con los principales cambios en la Balanza de Pagos y en la Posición de Inversión Internacional en 2014, derivados de la implantación del 6MBP y del cambio en el sistema de información empleado para la elaboración de estas estadísticas ( http://www.bde.es/webbde/es/estadis/bpagos/CambiosBPyPII_jun2014.pdf) 36.- Además de la necesidad de financiación, los cambios en el valor de los activos y pasivos exteriores en dos momentos del tiempo afectan a la variación de la PII. En el caso de España, en el periodo 1999-2013, la revalorización media de los pasivos ha sido muy superior a la de los activos exte- riores, lo que ha contribuido a elevar la PII neta más allá de lo que se derivaría de la simple acumulación de las necesidades de financiación generadas en dichos años. No obstante, en el muy largo plazo, cabría esperar que la contribución dl efecto valoración a la variación de la PII fuera reducida. 37.- Una parte del endeudamiento exterior neto está materializado en participaciones del capital en las empresas, es decir, en pasivos no exigibles y que, por tanto, no conllevan un aumento automático de las obligaciones de pago de rentas futuras ni generan por si mismas problemas de refinanciación. Cuando se excluye tanto del activo como del pasivo las participaciones en el capital (tanto las materializadas en forma de inversión directa como en cartera) la PII neta de la economía española se situaba a finales de 2013 en torno al 90% del PIB. 38.- En este ejercicio se está suponiendo que la rentabilidad implícita de los activos y pasivos exteriores es similar en todo el horizonte de proyección. En el caso de España la rentabilidad del pasivo ha superado en media a la del activo, aunque se ha reducido considerablemente en los últimos años. Si se consideran solo los instrumentos financieros que pagan intereses, la rentabilidad del pasivo continúa superando claramente a la rentabilidad del activo. Carmen Martínez Carrascal y Patrocinio Tello: El Endeudamiento de la Economía Española. The Indebtedness of the Spanish Economy Análisis Financiero, n.º 126. 2014. Págs.: 69-102