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Psicología Conductual, Vol. 6, Nº 2, 1998, pp. 311-323 311 SÍNDROME DE WILLIAMS: ASPECTOS PSICOBIOLÓGICOS María Sotillo Universidad Autónoma de Madrid José Francisco Navarro1 Universidad de Málaga Resumen El síndrome de Williams (SW) es un trastorno genético infantil caracterizado por retraso mental, rasgos faciales distintivos, alteraciones vasculares (v.g., estenosis aórtica supravalvular) y otros problemas médicos asociados. En este artículo se describen brevemente las características clínicas y el diagnóstico de esta patología, con especial énfasis en el peculiar perfil neuropsicológico que exhiben estos sujetos. Asimismo, se exponen las principales alteraciones vasculares, urinarias, renales y oftalmológicas asociadas al SW. Finalmente, se examinan los aspectos etiológicos más importantes de esta enfermedad. Aunque el SW es de origen genético, indudablemente el fenotipo es epigenético, habiéndose documentado deleciones submicroscópicas del cromosoma 7q11.23 en estos pacientes. Además, los genes WSCR1 y, especialmente, LIM-Kinasa1 pueden ser particularmente relevantes para explicar los déficits cognitivos observados en el SW. Desde el punto de vista neuropatológico, se han descrito también diversas alteraciones morfológicas y citoarquitectónicas cerebrales en estos pacientes. PALABRAS CLAVE: Síndrome de Williams, genética, neuropatología, psicobiología. Abstract Williams syndrome (WS) is a genetic disorder of childhood characterized by mental retardation, distinctive facial features, vascular abnormalities (e.g., supravalvular aortic stenosis) as well as other medical problems associated. In this paper, we describe briefly clinical characteristics and diagnosis of this pathology, emphasizing especially the unusual neuropsychological profile exhibited in WS. Likewise, the main vascular, urinary, renal and ocular abnormalities associated to WS are also described. Finally, we examine the etiological aspects of this disease. Although WS is genetic, phenotypus is undoubtedly epigenetic, being probably caused by submicroscopic deletions within chromosomal subunit 7q11.23. Moreover, WSCR1 and, especially, LIM-Kinasa 1 genes might be particularly rele- 1 Correspondencia: José Francisco Navarro. Area de Psicobiología, Facultad de Psicología, Campus de Teatinos, 29071 Málaga (España). E-mail: navahuma@uma.es. 312 SOTILLO Y NAVARRO vant to explain cognitive deficits seen in WS. From a neuropathological point of view, several cerebral morphological and cytoarchitectonic anomalies have been also demonstrated. KEY WORDS: Williams syndrome, genetics, neuropathology, psychobiology. En 1961, Williams, Barratt-Boyes y Lowe describieron en cuatro niños un síndrome pediátrico caracterizado por estenosis aórtica supravalvular, retraso mental, alteraciones en el crecimiento y rasgos faciales similares. Esta enfermedad es conocida actualmente como síndrome de Williams (SW). Aunque normalmente se hace referencia a un único síndrome, Anderson y Rourke (1995) distinguen dos subtipos, uno con afectación más leve y otro de naturaleza más severa (denominado tipo Fanconi). Por otro lado, otros autores (Zalzstein et al., 1991) diferencian cuatro subtipos de SW en función de las lesiones vasculares asociadas. En Europa se conoce también como síndrome de Beuren (Beuren, 1972, Beuren et al., 1984) y, en Gran Bretaña, como hipercalcemia infantil. La incidencia del SW oscila entre 1/20.000-1/50.000, según los diferentes estudios, siendo más frecuentes en varones (63%) (Anderson y Rourke, 1995). Características clínicas y diagnóstico El diagnóstico del SW se fundamenta en la presencia de una aspecto facial característico ("elfin facies") junto con retraso mental, alteraciones cardíacas específicas, especialmente una estenosis aórtica supravalvular, hipercalcemia, así como malformaciones en los sistemas musculoesquelético, endocrino y renal. Asimismo, los sujetos con SW presentan un fenotipo característico: cara alargada y fina, labios prominentes, nariz achatada, ojos claros, iris estrellada y tortuosidades en las vesículas retinales (que pueden ser relevantes para el diagnóstico temprano de la enfermedad) (Offret y Laplace, 1995). No se trata de un síndrome fácilmente identificable en el nacimiento. Morris et al. (1988) encontraron que la edad media de diagnóstico es de 6 años y cuatro meses. Retrospectivamente (por fotografías o vídeos), a los 4 meses se pueden observar características faciales de la enfermedad, que son ya evidentes a los 18 meses. Durante la primera infancia la apariencia de los niños con SW es la de niños con una edad menor, lo cual puede contribuir al retraso en el diagnóstico de la enfermedad, apareciendo enmascarado como un simple retraso del desarrollo. Es fundamental llevar a cabo un diagnóstico precoz del SW, ya que éste posibilitará una intervención temprana, teniendo en cuenta, además, que las habilidades motoras y visoespaciales se hallan más deterioradas conforme más tardío es el diagnóstico (Anderson y Rourke, 1995). El SW ha sido relacionado con un incremento de los niveles de calcio en la infancia, así como con una alteración de la producción de la hormona calcitonina. De hecho, en el SW los rasgos morfológicos son practicamente indistinguibles de la hipercalcemia idiopática, y existen alteraciones en el crecimiento muy similares. Síndrome de Williams: Aspectos psicobiológicos 313 Martin, Snodgrass y Cohen (1984) han sugerido que la variabilidad fenotípica entre el SW y la hipercalcemia idiopática puede representar una expresión heterogénea de una alteración genética común. La deficiencia mental ha sido considerada una característica típica tanto del SW como de la hipercalcemia idiopática, con un CI global situado en el rango de discreto a moderado retraso (Crisco et al., 1988). En este sentido, Arnold et al. (1985) evaluaron a 24 niños diagnosticados de hipercalcemia idiopática mediante la escala de WECHLER, no encontrando diferencias entre los CIs verbal y manipulativos, en contraste con el perfil descrito en el SW. Los niños con SW exhiben un fenotipo conductual y cognitivo específico. En este sentido, Udwin y Yule (1991) compararon niños con SW y controles emparejados en edad, sexo, clase social e inteligencia social, y observaron que los niños con SW mostraban niveles más elevados de dificultades conductuales y emocionales, particularmente en términos de dificultades de concentración, ansiedad excesiva, así como un significativo empobrecimiento de las capacidades visoespaciales y motoras. Sin embargo, estos déficits no afectaban uniformemente a todas las capacidad no-verbales. Por ejemplo, la capacidad de memoria visual en el SW era tan buena como la de los controles y presentaban un mejor rendimiento en tareas de reconocimiento facial y en tareas que requerían el recuerdo de material verbal. Bellugi et al. (1988) han descrito un perfil neuropsicológico de habilidades cognitivas en niños mayores y adolescentes con SW caracterizado por un pobre rendimiento en funciones espaciales visuales que contrasta con un inusual dominio de los aspectos gramáticos y semánticos del lenguaje. Por otro lado, Crisco et al. (1988) analizaron las capacidades de procesamiento de la información visual y auditiva de 22 niños con SW, así como las funciones relacionadas con la adquisición, organización y utilización de información simbólica y no-simbólica, en comparación con un grupo control de niños emparejados en edad, sexo e inteligencia general. Sus resultados demostraron que, en comparación con los controles, los niños con SW experimentaban selectivamente una mayor dificultad para procesar información visual, una menor capacidad en la comprehensión del material presentado visualmente, en el reconocimiento visual y la discriminación de las relaciones entre todo-parte (cierre visual), junto con una alteración en la memoria a corto plazo de secuencias de diseño abstracto (memoria visual). En la mayoría de los trabajos con niños diagnosticados de SW se ha constatado la existencia de una importante disociación entre las capacidades lingüísticas (aparentemente bien conservadas) y las habilidades visoespaciales, númericas y de solución de problemas, lo que parece constituir un patrón específico de este síndrome (Bellugi et al., 1988; Bihrle et al., 1989). Desde un punto de vista cognitivo, en diversos estudios (Bellugi et al., 1988; 1992; Wang y Bellugi, 1993) se ha puesto de manifiesto que las personas con SW presentan serias dificultades en tareas piagetianas, formación de conceptos y solución de problemas. Los niños con SW no desarrollan conceptos cognitivos básicos —como los evaluados en las tareas piagetianas clásicas de conservación— , situación que se prolonga en la adolescencia y en la edad adulta (para una revisión más amplia de los aspectos cognitivos del SW véase Sotillo y Navarro, en preparación). 314 SOTILLO Y NAVARRO Se considera que hasta el 90% de los niños y adultos con SW son hipersensibles a una variedad de ruídos, incluyendo ruídos como el de las lavadora y la aspiradora, o ruídos de menor intensidad pero más repentinos como los truenos. No se han encontrado alteraciones auditivas que puedan explicar dicha hipersensibilidad (Udwin y Yule, 1991). Los niños con SW presentan una amplia variedad de trastornos conductuales. En general, muestran problemas de concentración, para mantener la atención y para el control de la conducta (Udwin y Yule, 1991). Asimismo, se ha indicado que estos niños tienen cuatro veces más probabilidades de desarrollar un trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD) que los niños de la población general. Por lo tanto, debido a que los niños con SW presentan con frecuencia síntomas asociados con ADHD, la utilización de fármacos estimulantes puede ser de utilidad en el tratamiento de estos suejtos. De hecho, Power et al. (1997) han demostrado recientemente la eficacia de la administración de metilfenidato en el tratamiento de dos niños diagnosticados de SW. Alteraciones médicas asociadas Vasculares El sistema cardiovascular está afectado en el 60% de los pacientes con SW. El problema más frecuente consiste en un estrechamiento de la luz de las arterias aorta supravalvular y pulmonar periférica (Sadler, Gingell y Martin, 1998). Casi el 80% de los sujetos con SW presentan una estenosis aórtica supravalvular (EAS) evidente, una enfermedad vascular obstructiva. Esta alteración puede ser heredada como parte del SW o como un síndrome aislado, con características autosómicas dominantes. La deficiencia que afecta a la elastina podría dar cuenta del estrechamiento vascular en la aorta (normalmente en el área supravalvar), las arterias pulmonar periférica, cerebral y renal, así como de los divertículos del intetino y la vejiga. Una posible complicación del SW es la aparición de accidentes cerebrovasculares (Wollack et al., 1996). Urinarias y renales Los divertículos de la vejiga fueron descritos por Babbitt, Dobbs y Boedecker (1979), quienes observaron una limitada capacidad de la vejiga en estos pacientes manifestada por incontinencia diurna y nocturna. Estos divertículos se han encontrado también en otras enfermedades que afectan al tejido conectivo, tales como los síndromes de Menkes y de Ehlers-Daulos. Schulman et al. (1996) han descrito recientemente una alta prevalencia (32%) de aumento en la frecuencia urinaria e incontinencia disfuncional en un amplio grupo de sujetos con SW (n=41). Por otro lado, Pankau et al. (1996) han examinado mediante ultrasonografía los tractos urinario y renal, así como los niveles de creatinina, de 130 pacientes con SW (58 mujeres, con una edad media de 5.5 años, y 71 varones, con una edad Síndrome de Williams: Aspectos psicobiológicos 315 media de 6.4 años). Asimismo, se realizaron análisis angiográficos renales en 18 pacientes, 8 de los cuales presentaban un estrechamiento de la arteria renal (44%). La incidencia de alteraciones renales en el SW fue de 17.7% frente al 1.5% de la población normal. El conjunto de dichas alteraciones íban desde anomalías menores como divertículos en la vejiga hasta malformaciones más severas como aplasia o hipoplasia renal (en 5 de 130 pacientes). En 9 sujetos se encontró un riñón duplicado. Dichos datos demuestran que el riesgo de una alteración estructural de los riñones y del tracto urinario se puede incrementar hasta 36 veces en el SW, en comparación con la población normal. Por lo tanto, el examen mediante ultrasonografía del sistema renal debería estar incluído en la evaluación inicial de estos pacientes. Oftalmológicas Algunos autores han descrito también alteraciones oculares en el SW. En este sentido, Winter et al. (1996) han examinado recientemente el espectro de características oculares en 152 pacientes diagnosticados con el SW con el fín de evaluar la frecuencia y severidad de las características oftalmológicas asociadas con dicho trastorno. En 82 casos (54%) aparecía estrabismo, aunque sólo en tres esotropia. Esta frecuencia extremadamente alta de estrabismo contrasta claramente con una incidencia del 5-7% en la población general. Por otro lado, 117 sujetos (77%) mostraban el iris azul, 10 (7%) verde, y 25 (16%) marrón. Asimismo, 2 pacientes (con 9 y 46 años) mostraban cataratas en fase inicial, y uno un posible síndrome de Rieger. En dos casos, además, se observó ptosis, uno con un fenómeno de Marcus-Gunn. No se apreciaron manifestaciones oculares asocidas a la hipercalcemia. Kapp et al. (1995) han analizado la prevalencia y características del estrabismo en 32 pacientes con SW. El 78% de los sujetos examinados (25) tenía estrabismo, siendo la esotropía la forma dominante en 23 de los 25 pacientes. En comparación con la población general, no se encontraron diferencias significativas en las características clínicas de la esotropía infantil. Debido a la alta prevalencia de esotropía (72%) en pacientes con SW, en comparación con la población general (0.1%), los autores han postulado la existencia de una relación entre esta enfermedad y la forma hereditaria de la esotropía infantil. Más recientemente, Olitsky, Sadler y Reynolds (1997) han determinado la prevalencia de una deficiencite visión binocular en pacientes diagnosticados de SW. Sus resultados indicaron la existencia de una alta incidencia de alteraciones en la visión binocular en estos sujetos, que podría explicar la elevada prevalencia de estrabismo en este síndrome. Estos autores consideran que estos trastornos pueden estar relacionados con una alteración en la morfogénesis cerebral en la región de la corteza occipitoparietal (Sadler, Olitski y Reynolds, 1996). En definitiva, la alta prevalencia de alteraciones oculares en el SW recomienda llevar a cabo exámenes oftalmológicos detallados y revisiones regulares en estos pacientes. En la Tabla 1 se presenta un cuadro-resumen con el perfil diagnóstico-médico del SW que puede ser de utilidad para la evaluación de estos pacientes. 316 SOTILLO Y NAVARRO Tabla 1 Perfil diagnóstico médico en el SW Nombre: Edad: Sexo: Fecha de evaluación: Análisis genético realizado (describir): Medidas craneales Circunferencia: Dolicocéfalo (índice cefálico < 75.9): Edad de cierre de suturas (fontanelas) SI NO Cara Asimetría estructural SI NO Depresión temporal SI NO Hueso malar plano SI NO Mejillas gruesas SI NO Otras anomalías:........................................ Ojos Epicanto SI NO Iris estrellado SI NO Hinchazón periorbital SI NO Medida del canto externo: Otras anomalías:........................................ Oído y audición Pérdida de audición SI Hipersensibil. a sonidos SI Longitud de la oreja (especificar): Aspecto del hélix (especificar): NO NO ESPECIFICAR: ................................... Labios/Boca Labio superior arqueado SI NO Labio inferior grueso SI NO Boca abierta SI NO Labio inferior saliente SI NO Otras anomalías:........................................ Manos y pies Uñas cortas Sindactilia Clinodactilia del 5ª dedo Otras anomalías (especificar): SI SI SI NO NO NO (especificar entre qué dedos):........... Síndrome de Williams: Aspectos psicobiológicos Pelo y piel Hipopigmentación gral Hirsutismo Pelo canoso prematuro (en adultos) SI SI NO NO SI NO 317 Análisis dermatoglífico (describir): Alteraciones cardíacas SI NO ESPECIFICAR: ................................... Estenosis aórtica supravalvular SI NO Estenosis de la arteria pulmonar SI NO Hipoplasia aórtica difusa SI NO Hipertensión SI NO Otras alteraciones (especificar): ....................................... Alteraciones visuales Esotropia (estrabismo) Hiperopia SI SI SI NO NO NO ESPECIFICAR: ................................... Alteraciones dentales Maloclusión Dientes pequeños SI SI SI NO NO NO ESPECIFICAR: ................................... Alteraciones genitourinarias Anomalías renales Infecciones del tracto urinario Reflujo vesiculouretral Divertículos vesicales Nefrocalcinosis SI NO ESPECIFICAR: ................................... SI NO SI NO SI NO SI NO SI NO Alteraciones gastrointestinales Estreñimiento Ulcera péptica Colelitiasis (cálculos biliares) Diverticulitis SI NO ESPECIFICAR: ................................... SI NO SI NO SI NO SI NO Otras alteraciones Hernias SI NO Problemas articulares SI NO Voz ronca SI NO Cuello largo SI NO Hiperreflexia SI NO Hipotonía SI NO Diabetes mellitus SI NO Obesidad SI NO Otras alteraciones (especificar): .................................................................................. 318 SOTILLO Y NAVARRO Etiología: aspectos genéticos y neuropatológicos El SW es de origen genético, aunque indudablemente el fenotipo es epigenético. Se han propuesto varias hipótesis en relación con la causa precisa del SW. Aunque se ha planteado que el modo de transmisión puede ser autosómico dominante (Morris, Thomas y Greenberg, 1993a), en la mayoría de los casos se considera que es resultado de nuevas mutaciones. Ewart et al. (1993), Morris et al. (1993b), Borg et al., (1995) y Hou et al. (1997) han documentado deleciones submicroscópicas del cromosoma 7q11.23 en el SW. En concreto, Ewart et al. (1993) identificaron hemizigocidad en el locus de la elastina utilizando análisis genético en cuatro casos familiares y cinco esporádicos. La utilización de la técnica de hibridación fluorescente "in situ" (FISH) y el análisis cuantitativo de Souther confirmaron dichos resultados. Es probable que la deleción de un alelo de la elastina contribuya a los cambios patológicos que afectan al tejido conectivo y vascular. En el mismo sentido, Lowery et al. (1995) encontraron también una fuerte correlación entre las deleciones de elastina, detectada mediante FISH, y el SW en una amplia muestra de pacientes, confirmando la utilidad de la FISH para la detección de deleciones de elastina como prueba diagnóstica inicial para esta enfermedad. Nickerson et al. (1995) investigaron la frecuencia de las deleciones del gen de la elastina en 44 pacientes con SW. El FISH demostró la presencia de deleciones en el 91% de los sujetos. Asimismo, se hallaron deleciones derivadas de la madre (39%) y del padre (61%). En cuatro pacientes no se encontró una deleción de dicho gen, aunque mostraban los rasgos clínicos característicos del SW. Se considera que la deleción en el SW implica a varios genes cercanos (contíguos) al gen de la elastina. Las alteraciones cerebrales descritas en el SW podría ser debidas a una anormalidad en la expresión del gen para la elastina y/o la expresión de genes contíguos que también se encuentran afectados por la deleción. Los genes para la laminina B1 y para la acetilcolinesterasa se ubican también en el cromosoma 7q y, por lo tanto, la deleción en el SW podría afectar al control de dichos genes. Aunque actualmente se dispone de poca información sobre la distribución y función de la elastina a nivel cerebral, existe una amplia evidencia sobre la participación de otras proteínas de la matriz extracelular, como la laminina, en los procesos del desarrollo del sistema nervioso (Galaburda et al., 1994). Por su parte, Gilbert-Dussardier et al. (1995) han encontrado un nuevo marcador altamente informativo en el locus D7S1870 que detecta la hemicigosidad en el 75% de los pacientes con SW. Se ha propuesto que dicho marcador puede ser considerado como una herramienta de diagnóstico útil y fiable en los casos en los que se sospeche un SW, así como en las formas complicadas de estenosis aórtica supravalvular. Aunque la hemizigosidad del gen de la elastina puede ser responsable de las alteraciones del tejido conectivo y vascular observadas en el SW, los genes que contribuyen a la hipercalcemia infantil, los rasgos dismórficos y el retraso mental no han sido todavía claramente identificados. Osborne et al. (1996) han caracterizado recientemente una región de 500-Kb en la región 7q11.23 que está normalmente Síndrome de Williams: Aspectos psicobiológicos 319 delecionada en el SW. Utilizando las técnicas de selección de cADN directo y secuanciación del ADN genómico se identificaron tres genes ya conocidos (ELN, LIMK1 y RFC2), un nuevo gen (WSCR1) con homología para las proteínas que se unen al ARN, un gen con homología para la restina, y otras cuatro supuestas unidades de transcripción. Los genes WSCR1 y, especialmente, LIM-Kinasa1 pueden ser particularmente relevantes para explicar los déficits cognitivos observados en el SW (Frangiskakis et al., 1996). Así, el análisis molecular de una pequeña deleción hemizigótica en varios pacientes con SW sugiere que la pérdida del gen LIM-kinasa1 puede ser responsable de la alteraciones en las capacidades visoespaciales características de este síndrome (Monaco, 1996). La LIM-kinasa es una proteincinasa que contiene un dominio catalítico y un dominio regulatorio en su cercanía. La identidad de las proteinas que se acoplan al dominio regulador y de las proteinas substrato no se conoce todavía. Se ha sugerido que la LIM-kinasa, sus proteinas reguladoras y sus substratos podrían ser especialmente abundantes en aquellas áreas cerebrales implicadas en las capacidades visoespaciales, tales como el lóbulo parietal posterior (Frangiskakis et al., 1996). Sin embargo, el hecho de que en algunas familias estudiadas la región delecionada no siempre produce el fenotipo de Williams suscita la posibilidad de que la delecion del LIM-kinasa esté sólo tangencialmente relacionada con el patrón de déficits cognitivos (Brodsky y Lombroso, 1998). Por otro lado, en claro apoyo a la hipótesis genética, se han observado también varios casos de gemelos monozigóticos con SW. Así, Murphy et al. (1991) han encontrado dos parejas de gemelos monozigóticos que mostraban las principales características del SW, a excepción de la estenosis aórtica valvular. El SW también ha sido relacionado con una alteración en el metabolismo del calcio, resultante de una alteración en gen responsable de la producción de calcitonina y/o en el gen implicado en la elaboración del péptido relacionado con el gen de calcitonina (CGRP), un neuromodulador cerebral (Bellugi et al., 1992). El receptor de calcitonina es un péptido transmembranal con una acción dual como receptor para la hormona calcitonina y como "sensor" del calcio extracelular. Pérez-Jurado, Li y Francke (1995) han mapeado el gen del receptor de la calcitonina (CALCR) para la banda cromosómica 7q21.3 mediante la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa y la hibridación fluorescente "in situ" (FISH). Sus resultados indicaron que el CALCR queda fuera de la región delecionada en el SW. Aspectos neuropatológicos Se ha descrito un patrón de morfología cerebral diferente entre el SW y el síndrome de Down (SD). Así, Jernigan y Bellugi (1990), utilizando imágenes de resonancia magnética (RM), observaron en el SW una reducción del tamaño cerebral, con un tamaño normal del cerebelo, en contraste con la reducción tanto cerebral como cerebelar en niños con SD. Más recientemente, Jernigan et al. (1993) hallaron que algunas estructuras límbicas frontales y temporales están relativamente preservadas en el SW, mientras que algunas estructuras diencefálicas y de los ganglios basales se encuentran relativamente preservadas en el SD. 320 SOTILLO Y NAVARRO Algunas investigaciones con sujetos con SW se han centrado en el examen del cerebelo. La mayoría de los trabajos publicados coinciden en la normalidad de este estructura en el SW, sorprendente si tenemos en cuenta los problemas de motricidad (fina y gruesa, así como hipotonía y temblores) que se presentan en este síndrome. Sin embargo, en algunas investigaciones que han utilizado RM se ha observado un incremento del volumen del cerebelo (Chapman, du Plessis y Pober, 1996), o una mayor longitud de los lóbulos del vermis neocerebeloso. Para algunos autores, los hallazgos neurobiológicos en relación al neocerebelo resultan particularmente sugestivos ya que pueden permitir explicar aspectos comunicativos y afectivos característicos de este síndrome (Wang et al., 1992). En suma, el cerebro es pequeño en el SW; sin embargo, la corteza frontal parece adquirir un volumen esencialmente normal en relación con la corteza posterior. En contraste, la corteza frontal está desproporcionadamente reducida en volumen en el SD. Las estructuras límbicas del lóbulo temporal (incluyendo uncus, amígdala, hipocampo y giro parahipocampal) parecen estar ampliadas en el SW respecto a otras estructuras cerebrales, mientras que en el SD dichas estructuras muestran un volumen marcadamente reducido. Un patrón opuesto ha sido observado en varias estructuras subcorticales, específicamente en regiones que incluyen el tálamo, putamen y globus pallidus. Los volúmenes de dichas estructuras son completamente normales en el SD a pesar de la evidente reducción del tamaño cerebral (Jernigan et al., 1993). Galaburda et al. (1994) han encontrado también anormalidades citoarquitectónicas en niños con SW. En concreto, apreciaron una organización horizontal exagerada de las neuronas de las capas corticales, especialmente llamativa en el área 17, un incremento de la densidad celular y neuronas anormalmente agrupadas y orientadas. Asimismo, las zonas corticales posteriores mostraban una marcada disminución de volumen. Dichos resultados sugieren, en opinión de los autores, que estas alteraciones cerebrales pueden estar relacionadas con los característicos déficits visoespaciales descritos en el SW, la alteración de la muerte celular apoptótica y la base genética del SW. Golden et al. (1995) han realizado un estudio neuropatológico de un paciente de 35 años diagnosticado de SW. No encontraron alteraciones macroscópicas o microscópicas que fueran específicas para esta enfermedad. El examen histopatológico demostró, sin embargo, la presencia de cambios similares a los observados en la enfermedad de Alzheimer, incluyendo placas seniles con una acumulación de proteina beta/A4 amiloide y ovillos neurofibrilares en la corteza cerebral y en diversas estructuras del lóbulo temporal medial (corteza entorrinal, región CA1 del hipocampo, y amígdala). Las placas eran especialmente numerosas en la amígdala (7/mm2) y en la corteza entorrinal (4/mm2). Los ovillos neurofibrilares eran menos abundantes, excepto en el hipocampo (2/mm2). Por último, desde un punto de vista neuroquímico, se han encontrado igualmente altos niveles de serotonina en sangre en sujetos con SW (August y Realmuto, 1989). Finalmente, aunque se comunicaron ya en 1961 varios casos de muerte súbita, su ocurrencia es rara. Bird et al. (1996) informaron recientemente de diez casos de Síndrome de Williams: Aspectos psicobiológicos 321 muerte súbita en niños diagnosticados de SW, sugiriendo que esta complicación puede ser mucho más frecuente de lo que tradicionalmente se considera. Referencias Anderson, P.E. y Rourke, B.P. (1995). Williams syndrome. En Rourke, B.P. (dir.), Syndrome of nonverbal leaning disabilities (pp. 138-170). Nueva York: Guilford. Arnold, R., Yule, W. y Martin, N. (1985). The psychological characteristics of infantile hypercalcemia: a preliminary investigation. Developmental Medicine and Child Neurology, 27, 49-59. August, G.J. y Realmuto, G.M. (1989). Williams syndrome: serotonin´s association with developmental disabilities. Journal of Autism and Developmental Disorders, 19, 137-141. Babbit, B.P., Dobbs, J. y Boedecker, R.A. (1979). Multiple bladder diverticula in Williams "elfin-facies" syndrome. Pediatric Radiology, 8, 29-31. Bellugi, U., Marks, S., Bihrle, A. y Sabo, H. (1988). 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