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UNED SENIOR XÀTIVA
MODULO DE HISTORIA - LAS CRUZADAS
TEMA 2.- EL PRIMER GRAN VIAJE.
PEREGRINACIÓN Y CRUZADA (1ª PARTE)
De forma inevitable, para conocer un fenómeno histórico no tenemos más
remedio que comenzar por una revisión de los hechos. La historia fáctica,
aquella que se centra en la enumeración de los datos, fue superada hace
mucho tiempo por los sistemas de análisis actuales, pero esto no significa que
no siga siendo la base sobre la que trabajar. En nuestro caso, vamos a hacer
en este tema un recorrido por el inicio de la 1ª Cruzada. Los motivos que la
engendraron deben haber quedado claros desde la primera clase: un nuevo
sistema -el feudal- se desarrollaba en Europa occidental generando
disfunciones. Violencias entre señores, existencia de una mayor polarización
social -mayor número de pobres- y otros factores de tipo geoestratégico han
sido analizados ya. Queda conocer a los agentes personales que lanzaron el
proyecto, el emperador de Bizancio Alejo I de la dinastía de los Comnenos,
muy preocupado por el futuro de su Imperio dada la presión de los turcos por el
este. El papa Urbano II, quien tuvo verdaderos problemas para acceder al trono
pontificio pero que desarrolló una política agresiva y valiente en el problema de
la Querella de las investiduras con el Sacro Imperio Germánico. Pedro el
Ermitaño, un clérigo francés de vida ascética que ya había peregrinado a Tierra
Santa y por supuesto, toda una larga lista de nobles europeos -ningún rey- que
se adhirieron al proyecto como una forma de encumbrar sus propios linajes y
adquirir bienes, territorios nuevos y gloria personal.
A ellos, habría que sumar la ingente masa de peregrinos anónimos que desde
antiguo, cruzaban Europa hasta oriente Próximo con la intención de visitar los
lugares donde se desarrolló la vida de Jesús y sin olvidar, por supuesto, a los
innumerables pobres de solemnidad que se encontraban en condición de
excluidos dentro del sistema feudal y que vieron una oportunidad de mejora en
estas expediciones, una salida a su situación personal de pobreza hereditaria.
El consenso respecto a la presencia de cristianos peregrinando a Jerusalén se
rompió hacia el 1009 por la intolerancia religiosa del Islam fatimí. En Europa, de
forma prácticamente coetánea, se recibían solicitudes de auxilio militar del
imperio Bizantino ante la presión de los turcos Selyúcidas -una dinastía
turcomana- que se estaban asentando en Asia Menor, la región más próspera y
estratégica del imperio bizantino. Toda una serie de factores incidieron en la
predicación de la primera cruzada a Tierra Santa en 1095 en Clermont Ferrand
por el papa Urbano II y por un personaje atípico, Pedro el ermitaño, quien
movía a las masas con su ejemplo de vida ascética y a la vez, era buen
conocedor de los territorios que ahora, Europa pretendía conquistar.
Una vez hecho el llamamiento, faltaba la organización. El Papa, delegó su
asistencia en Ademaro de Le Puy, a quien designó legado papal y por lo tanto,
portador de la espada del Papa y su estandarte, en la práctica, el director
espiritual de la expedición. El papel de Ademaro fue fundamental para el éxito
de la misión puesto que la cruzada militar -o “de los barones”- la compuesta por
diversas huestes feudales, no tuvo una dirección clara, un jefe, por lo que
resultaron decisivas las intervenciones del legado papal en la coordinación de
los esfuerzos bélicos.
Una nueva etapa se abría en la historia de Europa, la cristiandad latina salió,
por primera vez, de sus fronteras hacia unos territorios que el Islam
consideraba suyos desde siglos atrás, iniciándose de esta forma un camino de
enfrentamientos que, de una u otra forma, continua hoy en día.