Download las plantas en la cultura tradicional de salud mesoamericana
Document related concepts
Transcript
Revista de Antropología Experimental nº 5, 2005. Texto 5. Universidad de Jaén (España) ISSN: 1578-4282 ISSN (cd-rom): 1695-9884 Deposito legal: J-154-2003 www.ujaen.es/huesped/rae LAS PLANTAS EN LA CULTURA TRADICIONAL DE SALUD MESOAMERICANA Alfonso J. Aparicio Mena (Instituto de Investigaciones Antropológicas de Castilla y León) apamena@terra.es Resumen: En las culturas tradicionales la naturaleza se ve y se entiende formando unidad con la tradición. La vida y la muerte forman parte de esa unidad. La salud y la enfermedad son el resultado del equilibrio o desequilibrio de los elementos que componen tal unidad o realidad amplia y/o de sus funciones. Las plantas no son vistas por la tradición como vegetales sin más, sino como seres de entidad superior, igual que la tierra y la naturaleza en conjunto. Por esa razón pueden curar (o dañar, dependiendo del uso o de la relación con ellas). Por esa razón fueron usadas desde antiguo para reequilibrar, que es en definitiva lo que significa devolver la salud. Abstract: In traditional cultures, Nature and Tradition are sensed as a unity. Life and death are part of that unity. Health and Illness are the result of balance and unbalance of the elements included in that large reality. Plants and Nature are not perceived by tradition only as vegetables, but as beings of upper entity. For that reason they were used in the past and they are used today to adjust health. Well being is for traditional cultures members equilibrium in all senses, and plants are elements of Nature capables to get it. Palabras clave: Etnobotánica. Etnomedicina. Mesoamérica. Salud tradicional (Traditional health). 1. Introducción. Referencias naturales. Etnobotánica. La cultura tradicional de salud es tanto cultura de ideas, próxima a creencias y modos de ver y de pensar, como cultura natural, cercana al cuerpo, a la tierra, a las plantas, a los árboles, a los cultivos. Desde un enfoque antropológico del entorno combinado con la etnoecología, se estudia a los grupos humanos en relación con el medio, cómo ven ese medio, cómo lo transmiten en la tradición, qué representaciones hacen de él, cómo observan y entienden la relación y la repercusión del medio en la comunidad, y de la comunidad en el medio, cómo integran el entorno en sus vidas, etc. Desde un enfoque etnobotánico nos adentramos en la naturaleza a través de las plantas, vistas y entendidas por los propios miembros de las comunidades que las usan. 2. Las plantas medicinales en la montaña oaxaqueña. Cuando realizaba mi observación de campo en San Juan Tabaá, comunidad zapoteca de la montaña de Oaxaca, conocí a D. Manuel García Cruz, ingeniero en Agroecología quien había realizado su tesis sobre la exploración etnobotánica de plantas medicinales en dicha localidad. Hablamos y compartimos ideas y puntos de vista. El ingeniero García había llegado inicialmente a Tabaá a trabajar en un programa del gobierno. Él es zapoteco y la experiencia con las plantas medicinales en su infancia, le indujo a su estudio. El trabajo fue realizado con la profesora Erika Mendoza Martínez, de la Universidad de Chapingo. Recolectaron, estudiaron, catalogaron y relacionaron con los usos tradicionales una gran cantidad de plantas locales, pero, según Manuel, el trabajo es inmenso y la tesis inicial sólo es el inicio de algo que aún queda por hacer. Su manera de trabajar se realizó a través de la convivencia, hablando, conversando, entrevistando abiertamente, recogiendo la sabiduría de la experiencia y los conocimientos de la tradición transmitidos de abuelos a nietos desde la antigüedad. Aún recuerda él mismo la experiencia infantil en su familia. Cuando la gente enfermaba, siempre había alguien que conocía el remedio; y si no, pues acudían a los médicos tradicionales. Manuel tiene una formación académica, lo que, según él, le dificultó a veces el contacto con la gente y su comprensión. Tuvo que dedicar tiempo a reencontrarse con los esquemas de pensamiento y de comportamiento tradicionales, dejados de usar por él desde que accedió al mundo del estudio en la ciudad. - (p) ¿Hasta dónde observaste en la relación de la gente con las plantas? ¿Viste algo más allá de lo terapéutico, otros aspectos relativos a la tradición, otros enfoques sobre la vida, la salud, lo mágico-místico-religiosos? - Sí, sobre todo lo del susto, los rituales, cómo tenían que hacer allá a una determinada hora (1) para atraer al espíritu de la persona asustada. Y me llamó mucho la atención porque dicha persona se curaba. Por ejemplo, la diabetes es considerada por ellos en relación con las emociones fuertes, el susto, etc. Y a través de la acción y el cuidado de los curanderos, se curan, pues. Desde una óptica científica, uno no encuentra explicación. La gente sabe la época de recolección de las plantas, dónde se dan, qué lugares son mejores, qué plantas hay que escoger. Hace algún tiempo, estaba yo estresado, me encontraba mal y probé un remedio con plantas. A los 5 minutos de tomar el té dije: “Sí, pues funciona”. Se trataba de una planta muy amarga bien conocida por aquí. Algunas hierbas como la ruda, traídas de Europa, se han hecho al lugar y son muy usadas (2). Probé y experimenté diversas plantas que ellos usaban para diferentes cosas y sí comprobé sus efectos. Manuel se dedica a la docencia en este momento aunque sigue con la idea de continuar investigando las plantas de su región natal, no sólo las medicinales sino las alimenticias, hortalizas, verduras, etc. Dice que en el centro de salud local hay dos-tres profesionales, pero no hay medicamentos alópatas suficientes y que mucha gente no va ya allá. Según Manuel, las gentes locales prefieren ir con los curanderos, parteras, médicos tradicionales. Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 2 - (p) Sin embargo, cuando hablé con D. Alfonso (3), opinaba que muchas tradiciones de hierbas se estaban perdiendo y que había gente que prefería los medicamentos alópatas. ¿Qué opinas tú de esto? - Sí, a veces uno desea el toque rápido, sobre todo, los jóvenes. Otra gente va al centro porque hay programas estatales que de alguna manera les obligan. Yo soy de la idea de trabajar juntos, pero ellos (los profesionales alópatas), no. Traen esa orden de arriba. Tienen que justificarse a través de consultas, del número de pastillas que dieron, y no está incluida ahí la medicina natural. Según eso, no vas a poder trabajar con ellos, pues se deben a un programa de trabajo que les viene dado, y no puedes insertar otra cosa pues no se lo justifican para cobrar. Ahí hay un choque entre lo natural o la libre iniciativa y el mandato oficial. En otras partes he visto que sí hay buena relación, con gentes capacitadas de la comunidad (médicos tradicionales indígenas). Solamente así podemos rescatar nuestra medicina. Hay gente que va al centro de salud y allí no llegan medicinas. Te mandan a comprarlo a Villa Alta o a Oaxaca y te sale más caro. Eso también es una desventaja. Yo tengo confianza en los niños y en los jóvenes. La globalización y todo eso nos afecta. - (p) ¿Crees que la globalización está influyendo para mejor, para peor? ¿Cómo lo ves? - Pues creo que está influyendo por las dos partes. Por un lado se tiene posibilidad de acceder a mucha más información a través de la red; por otro, la red trae cosas malas por ejemplo para los niños. Lo importante es distinguir, educar y tomar las ventajas que te ofrece. En cuanto a la globalización, ya ha sucedido y siempre ha sido así. Los conocimientos que hoy tenemos vienen de ahí. No podemos decir que no pues quedaríamos afuera. Pero hay que saber seleccionar y llegar a compaginar, por ejemplo, la etnobotánica con la medicina alópata, trabajar con ellos. Es como la agricultura orgánica y la convencional. Hay un choque entre ambas igual que entre la medicina natural y la alopática. Manuel es partidario de un sistema mixto, de reunir los saberes, de complementar las tradiciones, de aprovecharse de lo mejor de ambas propuestas, tanto a nivel de salud como a nivel de producción agrícola y consecuentemente de nutrición, que revierte de nuevo en el terreno de la salud y del bienestar. Para él, la medicina tradicional, el uso de las hierbas medicinales, no sólo es curar sino reencontrarse con la manera antigua de ver las plantas, la relación espiritual, un acercamiento a la naturaleza. Así ven los miembros de las comunidades tradicionales la curación. Opina que todas las ideas de revitalización de lo tradicional son iniciativas buenas, pero a veces, si están dentro de programas gubernamentales, se pierde mucho tiempo en la burocracia. Señala: La gente aquí es autosificiente en cuanto a granos básicos: maíz, frijol, calabaza. Estamos influyendo en la plantación de hortalizas y de plantas nutritivas como el amaranto y la changa. Pero es un proceso lento. Respecto a la dieta local, antiguamente era mejor pues la gente consumía lo que se daba en el terreno. Hay frutas nativas y venados. Eso se comía. Ahorita menos. Muchas familias tienen carencias, pero no se debe tanto a la cuestión de falta de alimentos sino a la falta de conocimientos para producirlos o para reconocer los silvestres utilizables. Sólo maíz y frijol, maíz y frijol. Ahí empieza la desnutrición. Entonces todo esto afecta no sólo a la salud y al bienestar sino a la propia cuestión de existir. Si vamos al campo, entre los 600 m. y los 1.400 m. hay una amplia diversidad de plantas comestibles y muy nutritivas que se pueden aprovechar. Para Manuel algunos de los conocimientos antiguos de una nutrición completa y equilibrada cuando los grupos formaban unidades estables y equilibradas siguiendo sus esquemas de progreso y evolución, se han perdido al entrar en contacto la tradición con la modernidad, no siendo sustituidos por otros de igual rango y función. De ahí que, habiendo posibilidades naturales y posibilidades económicas, la gente no las aprovecha y desarrolla. No sabe. Expresa: Tenemos duraznos, tenemos plátanos, zapote. Hay chapulines, chicharras. La gente los come y son una buena fuente de proteínas. Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 3 De vez en cuando cazan. Hay una gran variedad de alimentos que si la gente se preocupara, tuviera información, podrían alimentarse de manera más variada y completa, evitando las carencias de una alimentación exclusiva de maíz y frijol. - (p)En la tradición zapoteca se habla de alimentos y plantas calientes y fríos, pudiéndose usar de forma correctora ante problemas de calor, de frío, de bloqueo en la circulación del “agua” del organismo, etc. ¿Qué opinas de esto? - Pues, efectivamente. Si es tarde, pues no consumas un alimento frío porque te puede dañar. Hay una relación de plantas y de alimentos calientes y fríos que hay que combinar correctamente. Si tienes un problema de frío, tómate un alimento de naturaleza caliente. Entonces ya, pues te compones. Le comento a Manuel que en la cultura de salud tradicional china existe una clasificación similar del alimento y de los remedios a base de plantas. Para tratar problemas de deficiencia y de frío, se usan correctores naturales (alimentos, hierbas, plantas) de naturaleza caliente. Y para solucionar los problemas de excesos y de calor, se utilizan los elementos terapéuticos fitoterápicos de características energéticas frías. En todo caso, frío y calor no son sólo sinónimos de lo que la física define como tales sino que en la tradición se les entiende como energías básicas de toda la naturaleza, que se encuentran en las plantas de manera pura lo que las hace aptas para la corrección de desarmonías de esos terrenos energéticos en el cuerpo. La tradición zapoteca ve también así el calor y el frío en las plantas medicinales y en los alimentos, como algo que transciende al puro valor térmico de los mismos. En muchos casos, el mundo de creencias asocia elementos de la realidad amplia pertenecientes al mundo sobrenatural. Para Manuel, es muy importante la cuestión antropológica en el tema de la alimentación y de la salud, no sólo la cuestión agronómica y técnica de producción y uso. Hay que tener en cuenta la relación de las personas con el medio en que viven, cómo lo ven y entienden, hay que tener en cuenta los mundos simbólicos. En la región mixe, Timoteo (4) me habló de la relación de la gente mixe con las plantas medicinales. Efraín Reyes (5) y su hermano Javier (6) opinan que no es igual la planta medicinal envasada y procesada que en su estado naturtal. La gente mixe antiguamente sabía dónde tenía que ir en cada momento a recoger la planta que necesitaba. También sabían cómo prepararlas y en qué dosis tomarlas. Para Javier Reyes, mixe, la riqueza natural va pareja a la riqueza cultural, y es lo que hay que salvar, preservar y enseñar. Oaxaca es una tierra rica en plantas y hierbas. Todos los grupos y culturas originarios tienen sus propias tradiciones relacionadas con la naturaleza y su comprensión. En la antigüedad, los chamanes usaban determinadas plantas y partes de ellas para pasar a otra parte de la realidad amplia, al mundo sobrenatural, con el fin de realizar los ajustes necesarios para corregir los desequilibrios que afectaban a las personas o a la comunidad. Los chamanes actuales aún guardan esa idea y realizan esas acciones. Los chatinos utilizan la santa para encontrar la tona (7) de alguien enfermo de susto o de otro mal y curarlo. Entre los mixes, también se consideran males de frío y males de calor, como entre los zapotecos y entre los chinos y coreanos, usándose plantas refrigeradoras y absorvedoras de calor y plantas energéticas para proporcionar calor y energía. Así, para bajar la temperatura (8) los mixes utilizan una planta que denominan grillo o negrillo. Según Timoteo, se usa con miltomate (un tomatito pequeño con cáscara). Se coloca en la frente y en la zona de sienes. La planta absorve el calor y ayuda a la reconducción hídrica del cuerpo. Dependiendo de las comunidades, recibe distintos nombres, todos ellos transmitidos en el entorno familiar y local. Otras plantas que recogí y de las que me hablaron en Tepuxtepec fueron: el chamizal, usado para bajar la temperatura, como el grillo. Se coloca en la frente bajo una cinta, absorviendo el calor hasta que se seca. La ruda, usada para dolores musculares y para eliminar el mal olor, además de para limpias y para el temazcal. El epazote, usado como condimento en los platos de frijoles además de cómo desparasitador en infusiones. La margarita, usada como té digestivo. La Srhia, hierba amarga para tonificar la sangre. Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 4 En su visión simbólica de las plantas, los zapotecos consideran peligrosa la ingestión de frijol negro cuando se hace coraje (9) ya que el coraje es un estado alterado que produce calor (entendido como desarmonía energética, subida emocional, rojez de cara). Como el frijol es una planta energética que proporciona fuerza y vitalidad, su consumo aumentará la alteración emocional pudiendo desembocar en males físicos graves relacionados con el corazón, con otros órganos o con otras partes del cuerpo. La observación de la naturaleza y el aprendizaje a través de la experimentación conformaron una parte de la antigua cultura chamánica. La suma de nuevos conocimientos y el perfeccionamiento de las técnicas sanadoras fueron enriqueciendo los contenidos culturales de la sabiduría tradicional. Los procesos de diferenciación de los grupos amerindios en el neolítico y posterior, definieron culturas individuales con singularidades lingüísticas, organizativas, políticas, sociales, económicas. Pero hubo y hay un sentimiento de amerindio en todas las culturas. Ese sentimiento forma parte de los pilares fundamentales que, pese a las singularidades de grupos y tradiciones, definen a todos los amerindios en general. Dichos pilares provienen de la antigua cultura chamánica. Se resumen en la concepción de una realidad amplia en la que se incluye el hombre, la cultura (dentro de la que se encuentra la visión y definición de lo sobrenatural, llamado por el científico franco-chino Antony Tao (2003), cosmobiológico), la sociedad y la naturaleza. Las plantas nunca se vieron como meros seres vivos pertenecientes al reino vegetal (explicación dada por el racionalismo occidental) sino como partes de la realidad amplia entendida como natural y sobrenatural. Por tanto, ellas, también son vistas y representadas con esa dualidad, como todo lo demás (el ser humano, las piedras, los animales, los fenómenos meteorológicos, etc., etc.). Cuando D. Erasto (10), de Tabaá, dice que se enfada el suelo, está expresando una imagen discursiva perfectamente coherente, proveniente de la tradición en la que la realidad amplia se ve como bipolar en muchos sentidos, uno de ellos el natural/sobrenatural. El médico tradicional expresa lo aprendido, transmitido por los cauces y canales tradicionales de la oralidad (familia, comunidad). Si queremos entenderle, debemos estudiar sus modos de ver y de pensar, los códigos y claves de su tradición, su lengua. Cuando el Ingeniero en Agroecología, Manuel García Cruz se dispuso a estudiar la etnobotánica zapoteca de S.J. Tabaà, tuvo que dedicar un tiempo a reconocer el pensamiento tradicional de sus paisanos, igual que hizo un servidor al encarar el presente estudio, asesorado por personas y especialistas en salud tradicional de las propias comunidades. Expresa Guillermo Marín (2004) que los mexicanos tienen un sentimiento profundo y antiguo unido indisolublemente a la tierra y a los seres que en ella habitan. La tierra, para la tradición, no es un objeto de explotación o dominación sino una madre querida y está íntimamente ligada a los sentimientos más intensos de sus hijos. D. Erasto, D. Aristeo, D. Isaías y otros etnomédicos con los que me encontré mencionaban constantemente a la Madre Tierra con ese sentimiento. Igual escuché decir a Timoteo, a los hermanos Reyes y a Norma Yescas (11). Entre chatinos, mixes, zapotecos o mixtrecos la ofrenda a la Madre Tierra acompaña a toda petición (salud, economía, suerte, amor, protección, etc) y al inicio de una obra importante o una actividad agrícola. Elikura Chihuailaff, mapuche, explica la misma unión con la tierra en la cultura mapuche sudamericana (Chihuailaff 1999). Los chatinos siembran (entierran) el ombligo del recién nacido en la tierra, en un lugar especial que denominan Santa Ciénaga. Ese hecho simbólico les une con la naturaleza durante toda su vida (Fredy, D. Daptaleno, de Santos Reyes Nopala y Sta. Magdalena Tiltepec, respectivamente). En las tradiciones funerarias oaxaqueñas, se le lleva comida y ofrendas a la tierra con el fin de que se ocupe bien de los seres queridos muertos. Según Marín (2004) hay un amor recíproco hombre-tierra. Las plantas también son hijas de la tierra por lo que en la antigua tradición se les consideraba, entre otras cosas, hermanas. Para el amerindio, el uso de una planta cuando está enfermo va parejo a la petición de ayuda al espíritu de dicha planta. Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 5 3. Plantas y salud. Visión tradicional. Para quienes poseen una formación y un modelado mental occidental, acometer el estudio de las plantas significa seguir el método de la ciencia (botánica), si se elige esa perspectiva. Para un zapoteco o un chatino que piensen siguiendo los esquemas de su tradición, lo sensorial se une a lo ideado en forma de vivencia. Las plantas, como el resto de los componentes de la naturaleza, están compuestos también, en su visión, de una energía perteneciente al mundo sobrenatural, unido éste al natural para formar la realidad amplia. Chica Casasola (1998) llama a ésta: multirrealidad. Cuando se tiene un problema de salud, dicho problema, según la tradición, puede tener una doble lectura: la de lo visible y perceptible, física (náuseas, vértigos, cansancio, pesadillas, mala circulación, inflamación) y la de lo no visible, sólo perceptible para algunos (chamanes, médicos tradicionales, sanadores). En esta visión incluimos los aspectos espirituales-energéticos de la enfermedad (proyección de envidia, maldición, susto inducido por malos pensamientos, castigo de los seres superiores, interacción de las fuerzas de la naturaleza, influencia de los muertos, etc). Cuando estuve en Tepuxtepec, mi contacto mixe, Timoteo, me decía que en casi todas las enfermedades hay un componente de envidia, odio, mala intención o mal deseo que se incrusta en el cuerpo. Ellos hablan de piedras (proyecciones del mal expresadas como especie de proyectiles simbólicos). Para curar unos males u otros no sólo eligen la planta en función de su acción física sino en función de su capacidad energética para contrarrestar el mal espiritual que se da junto al físico. El grillo y el epazote son para los mixes aptos para bajar la fiebre y absorver sobrecargas (energéticas) de la persona enferma. La ruda, la albahaca y el romero no sólo sirven para preparar el agua del temazcal sino que poseen capacidad para despejar y limpiar la suciedad no visible de la persona, tanto la producida por ella misma como la inducida por otros o la absorvida de lugares. El pirul es muy usado en México y en la zona de Teotihuacán para hacer limpias. Las plantas eran elementos reguladores importantes en la cultura tungús siberiana y formaban parte del arsenal terapéutico del chamán en la China antigua. Se incluían dentro de lo que Antony Tao (2003) llama mundo cosmobiológico, y sus imágenes han llegado bien conservadas a través de la tradición a nuestros días. La terapéutica tradicional china no habla hoy de espíritus de las plantas pero sí de Qi (energía universal) capaz de actuar sobre la constitución bioeléctrica del ser humano o sobre la alteración de la misma en la enfermedad (reconducción del Qi y reequilibrio). En el baño temazcal que visité en Tutla, la terapeuta usó las plantas para recoger la suciedad energética de los asistentes eliminando luego en el fuego los ramos, y con ellos el mal absorvido y pegado. En la tesis de Manuel García (2.000) se puede leer en el resumen: “El tratamiento de las enfermedades con planas medicinales, se define de acuerdo a la cosmovisión que tienen los pobladores de la comunidad. Se consideran los aspectos mítico-religiosos, debido a que son importantes las características físicas y espirituales del paciente. La curación se hace con plantas medicinales, ritos y “limpias”, las cuales están entre las prácticas más comunes. El conocimiento sobre el uso y manejo de las especies medicinales registradas en la comunidad, se ha mantenido por la transmisión oral a través de lengua zapoteca. Este conocimiento está presente en la población cuyas edades van de 11 hasta 60 años”. 4. Resumen de las características de esa visión (según la antropología y la etnobotánica). a) ¿Qué es para un amerindio tradicional lo que denominamos como planta medicinal? Según lo observado y oído, un hermano de la naturaleza, un ser superior (comprensión de ciertas plantas por algunos chamanes), un compañero silvestre de la comunidad (visión transmitida por padres, abuelos y antepasados), un ser querido (lo vemos por el uso de términos en castellano diminutivos y afectuosos), un regalo de Dios para ayudarnos contra las enfermedades y el mal (visión cristiana y visión tradicional). En todo caso, lo que aprecié fue una proximidad y una familiaridad Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 6 con las plantas y con la naturaleza por parte de los miembros de las comunidades tradicionales que visité. Algo querido, cuidado, venerado por formar parte de la tierra heredada de los antepasados. b) ¿Cómo transmiten las representaciones? Oralmente, la mayor parte de ellas; en el seno familiar y comunitario; a través de asociaciones a situaciones y circunstancias que se presentan. Con una finalidad de utilidad y reequilibrio. Por ejemplo, cuando el niño tiene temperatura, la madre o el especialista toman el huevo (cultura chatina) y/o el epazote (cultura mixe) y los pasan o colocan en la frente (planta) para eliminar el calor perjudicial. La acción se suele acompañar de pensamientos, rezos o recitaciones, con el fin de activar la capacidad limpiadora y reequilibradora de la planta (o dicho de otra forma, con el fin de activar la energía especial que posee cada planta). No se trata de un acto aislado como por ejemplo lo es para el occidental tomar una aspirina sin más. No se suelen programar, no se suelen organizar tradicionalmente, no se suelen crear momentos concretos con la finalidad de enseñar el conocimiento de las plantas o cualquier otra cosa. El abuelo puede ir al campo con el nieto y hablarle, pero al hilo del interés de éste. No hay academias, ni escuelas, ni maestros dedicados a transmitir ciertas horas a la semana los conocimientos de la tradición. Todo se hace como se hacía, es decir, según manden las circunstancias, equilibrando y reequilibrando, pero de forma espontánea y natural, en la familia, en el grupo, a través de la convivencia, dentro de la dinámica de la cotidianeidad. c) ¿Cómo entienden la relación persona-planta, planta-persona? Los pueblos oaxaqueños vivieron siempre entre plantas. Las localidades montañesas estuvieron rodeadas de naturaleza. La naturaleza fue un origen de poder y fuerza en las culturas mesoamericanas. En el pasado, las plantas constituyeron el elemento terapéutico más abundante y extendido. La relación con ellas, su protección, su uso, sus cuidados, todo se aprende en la familia y en la comunidad. Según D. Aristeo, de Tabaá, hay que recuperar los conocimientos antiguos sobre el uso de las plantas para la salud, pero a la vez hay que aportarlas los cuidados necesarios para que no se malgasten y no se extingan. Tradicionalmente, se entiende que de la planta viene, o puede venir, la curación. A veces, la planta, o determinadas plantas se ven como seres con fuerza y espíritu capaces de devolver la salud si se les pide que lo hagan (por medio de rituales). d) ¿Cómo integran las plantas en sus vidas? De la manera más natural y espontánea, aprendiendo en colectividad, asimilando la cultura y las tradiciones de sus antepasados y poniendo en práctica dichas tradiciones, tanto para beneficiar la salud como para aderezar la cocina o para atraer la buena suerte o alejar las malas influencias y el mal en greneral. Esto quiere decir que cada cual utilizará las plantas que conozca y de la forma que haya aprendido, a la vez que confiará en el profesional quien por la cualificación de la experiencia y por la de la formación familiar, podrá recomendar ésta o aquella planta según las necesidades del cliente. La planta está presente, pues, en la mente de los miembros de culturas tradicionales como elemento con el que han convivido los antepasados, y con capacidad para ayudar a solucionar problemas y mantener el equilibrio necesario para el bienestar. 5. Conclusión. A través de las observaciones de antropólogos y expertos; y a través de mi propia experiencia de campo, la conclusión principal a la que llego es que los miembros de culturas originales distintas de la occidental, en Mesoamérica, así como en los países asiáticos que he visitado, circunscriben la cultura de salud entorno a la tradición y a la naturaleza, unidas e indisolubles en el pensamiento. Así lo ven zapotecos, mixes, chatinos (en América) y chinos o Sri Lankas (En Asia). Esa es la diferencia fundamental con las concepciones de la sociedad occidental. Las plantas, para los miembros de culturas tradicionales, no son sólo seres vivos pertenecientes al reino vegetal. Son también, y principalmente, hermanas formando parte de la realidad amplia en la que se vive. Por ello, las características Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 7 terapéuticas de las plantas no se ven, tradicionalmente, en su química sino en su ser, entendido éste en su dualidad: material (sensorial, perceptible, física, biológica) e inmaterial (no sensorial, definida en el mundo de creencias). Todos los seres pueden influir y ser influidos en la realidad amplia, según las tradiciones mesoamericanas. Las plantas, también, igual que la tierra o el entorno natural en sí. La salud es vista en los pueblos de la montaña oaxaqueña como equilibrio. Las acciones del ser humano siempre han de tender, según ellos, a mantener el balance y la armonía. Una enfermedad es vista por zapotecos, mixes o chatinos como un fenómeno complejo en el que intervienen casi todos los elementos de la realidad amplia. Para curarla, el médico tradicional no atiende sólo a la parte dañada o alterada del cuerpo sino que contempla en la visión global del problema, los hechos simultáneos relacionados que se estén dando en la persona en ese momento (a todos los niveles). Las plantas, en la visión tradicional, pueden alterar o equilibrar, dependiendo de su uso y de la relación que se tenga con ellas. Dado que disponen de la doble capacidad, es el especialista el encargado de saber cómo utilizarlas, pero en las comunidades indígenas también hay muchas personas, sin ser curanderos o sanadores, que lo saben hacer. No olvidemos que un mixe tradicional no usa el epazote desde una óptica farmacológica o botánica sino desde una visión tradicional que incluye el conocimiento de las particularidades y características espirituales de la planta. Y que la influencia mayor de la planta es entendida desde la vida de la propia planta, por lo que muchos tratamientos se hacían y se hacen aproximando la persona enferma al lugar y a la planta viva en determinadas horas, momentos y circunstancias del día o de la noche. Occidente ha desarrollado la ciencia a partir de premisas históricas y culturales propias (judaísmo, cristianismo, herencia clásica de Grecia y Roma). Oriente y las culturas tradicionales amerindias han construido su “ciencia” a partir de sus propias bases culturales e históricas. El avance de la cultura global, de corte occidental, es hoy un hecho que demuestra el poder de una sociedad en el planeta. Desde el punto de vista cultural y antropológico, no se puede admitir una argumentación y un discurso que consideren a las culturas tradicionales, o en fases “precientíficas” o en isletas alejadas del “verdadero progreso”. Clifford Geertz (1990) considera gran error ver los pueblos tribales como formas primitivas de la humanidad (“fósiles vivos”). Tanto China como la cultura azteca, habían alcanzado grados de civilización muy altos antes de que se diera la revolución científica en Europa. Para Geertz (1990) las sociedades contienen en sí mismas sus propias interpretaciones. Entiendo que no hay que interpretarlas desde fuera. Una planta para un botánico tiene un significado. Para un mixe tradicional, otro. Una planta puede ser valorada desde el punto de vista científico en relación a ciertos principios activos utilizables contra las enfermedades. Pero también puede verse como elemento equilibrador de igual entidad que el ser humano, o superior, en las tradiciones mixe, zapoteca y chatina. En ambos casos, antropológicamente hablando, las interpretaciones y las visiones dadas por unos y otros son válidas, principalmente en sus contextos respectivos. Vivimos en un mundo multicultural. Todas las culturas y visiones de la realidad que ayuden al ser humano a obtener bienestar y vivir en paz son admisibles y tienen igual rango. La occidental es una más de entre todas, simplemente. Las plantas pueden ser vistas y utilizadas, por tanto, desde diversas ópticas (científica, tradicional, cultural...). Y en su relación con la salud, también, todas igual de válidas siempre que ayuden a la persona a sanar o mejorar de sus males y a conseguir la salud. Notas. (1) Se refiere a llevar al enfermo a la montaña a las 12 de la noche. Según costumbre zapoteca, es el momento adecuado para intentar devolver el alma perdida, o la parte del constituyente espiritual de la persona, perdida al asustarse. (2) La ruda es una de las plantas usadas en la limpia y en el baño temazcal, el baño ritual mesoamericano. (3) Médico tradicional local. (4) Informante y traductor de Santo Domingo de Tepuxtepec, región mixe (Oaxaca). (5) Efraín Reyes es estudiante universitario en México D.F. Pertenece a la etnia y cultura mixes, y no sólo me informó de aspectos tradicionales relacionados con la salud y las plantas sino que me enseñó los alrededores Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 8 de Tepux, en donde se enclavan los lugares tradicionales mixes y donde la gente sube a hacer pedimentos y ofrendas, como se hacía hace mis años, manteniéndoe viva la llama de la cultura mixe aún ante el avance de la sociedad global y la cultura economicista del consumo. (6) Javier Reyes es hermano de Efraín y es profesor del Colegio Superior para la Enseñanza Integral Intercultural de Oaxaca. Forma parte de una nueva generación de mexicanos indígenas, abiertos al progreso, pero defensores de sus tradiciones y sus culturas originarias. (7) Los chatinos de Santos Reyes Nopala y Santa Magdalena Tiltepec denominan tona al animal asociado al nacimiento de cada persona, según mis informantes locales: Fredy, etnógrafo y fotógrafo de Nopala y D. Daptaleno, conocedor de las tradiciones de salud chatinas, de Tiltepec. (8) Lo que ellos llaman temperatura no sólo es un sinónimo de fiebre sino que significa a nivel biológico una alteración del equilibrio de los líquidos en el cuerpo y de su circulación. De tal forma, cuando se produce temperatura, el calor asciende y los líquidos descienden acumulándose a veces en las partes finales de las extremidades produciendo inflamaciones y frío. La explicación coincide con la que se da en la medicina tradicional china del mismo hecho biológico-ecológico, teniendo un significado muy próximo a hechos de la naturaleza tanto en las culturas oaxaqueñas como en las orientales. (9) Hacer coraje significa enfadarse, alterarse por causas y situaciones vivenciales. (10) Médico tradicional zapoteco. Informante. (11) Terapeuta de Temazcal. Bibliografía. -CHICA CASASOLA, J.1998. “Medicina Indígena”, en Revista Natural, nº 24. -CHIHUAILAF, Elicura 1999. Recado confidencial a los chilenos. Santiago de Chile: LOM Ediciones. -GARCÍA CRUZ, Manuel y MENDOZA MARTÍNEZ, Erika. 2000. Exploración etnobotánica de plantas medicinales en San Juan Tabaá, Oaxaca. Univ. Aut. De Chapingo, dep. Agroecología. Chapingo. (Tesis de grado). -GEERTZ, Clifford. 1990. La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa. -MARIN RUÍZ, Guillermo, 2004. “La herencia de los Viejos Abuelos”, en Cultura y turismo de Oaxaca. Disponible en www.aquioaxaca.com/variosherencia.htm -TAO, Antony. 2003. Chamanisme et civilisation chinoise antique. París: L´Harmattan. Revista de Antropología Experimental, 5. Texto 5. 2005. 9