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EUCARISTÍA Y PASTORAL DE LA SALUD: Jesucristo viene al encuentro de los miembros de su Cuerpo, reunidos en comunidad, para sanarlos. JESÚS ES NUESTRA BUENA ESTRELLA (6 de Enero: Festividad de la EPIFANÍA DEL SEÑOR) Lo que Dios nos dice María su Madre y, cayendo de rodillas, lo Jerusalén, levántate, que te llega la luz, y la gloria del Señor va a amanecer sobre ti. Las tinieblas cubren la tierra y la oscuri- adoraron (Mateo 2, 1ss). La oración de la comunidad cristiana dad los pueblos, pero la gloria del Señor Señor, que revelaste a tu Hijo a los pue- aparecerá sobre ti y los pueblos camina- blos por medio de una estrella; con-céde- rán a tu luz. Lo verás radiante de alegría, nos a los que ya te conocemos por la fe, y tu corazón se asombrará (Isaías 60, 1ss). gozar un día, cara a cara, de la her-mosu- Hermanos: por revelación se me ha dado a conocer el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que todos somos coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa de Jesucristo contenida en el Evangelio (Efesios 3, 2ss). ra infinita de tu gloria. Amén. La poesía de los cristianos ¡Si la estrella de nuevo señalara el camino! Porque Tú siempre naces, pero ya no te anhelan los pequeños del mundo, ni te buscan los sabios. Pero si alguien hiciera la pregunta olvidada, levantado los ojos a buscar en el cielo nuevamente la estrella. ¡Porque Tú siempre naces! (Enrique Gómez Canedo). Reyes que venís por ellas Unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. De pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta pararse en donde estaba el Niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al Niño con no busquéis estrellas ya; porque donde el Sol está no tienen luz las estrellas. Reyes que venís de Oriente al oriente del Sol solo, que más hermoso que Apolo sale del alba excelente; mirando sus luces bellas no miréis la vuestra ya; porque donde el Sol está Aquellas lágrimas bellas no tienen luz las estrellas. la estrella oscurecen ya; porque donde el Sol está No busquéis la estrella agora, no tienen luz las estrellas. que su luz ha oscurecido (Himno del Oficio divino). este sol recién nacido en esta virgen aurora. Ya no hallaréis luz en ellas; el Niño os alumbra ya; porque donde el Sol está no tienen luz las estrellas. Aunque eclipsarse pretende, no reparéis en su llanto, porque nunca llueve tanto como cuando el Sol se enciende. COMENTARIO PASTORAL La Eucaristía de la Epifanía del Señor es el complemento y contrapunto a la de la N a t i v i dad del 25 de Diciembre. De hecho, es en esta fecha del 6 de Enero cuando nuestros hermanos ortodoxos celebran el nacimiento de Jesucristo. Los católicos, coincidiendo con los ortodoxos en subrayar el hecho fundamental de que Jesús nacido es Dios-con-nosotros, Dios manifestado en la carne, diferenciamos una y otra festividad para resaltar en la Epifanía que en el acontecimiento navideño hay que resaltar aspectos que, de otro modo, pueden pasar desapercibidos. Jerusalén -evocada por Isaías- es el símbolo de la humanidad que a lo largo de la historia camina a veces por valles de sombras y de muerte, y que gime esperando la liberación. Ante este panorama, Jesús Niño constituye la aparición del gran Dios y salvador nuestro, que viene a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte. La lectura de la carta de San Pablo a los Efesios es un claro y sano antídoto frente al peligro de trivializar o pasar por alto el hondo significado de la Navidad. Aceptar que nos ha nacido un Niño y se nos ha dado un Hijo, no puede h a cernos olvidar a los cristianos que en ese Niño e Hijo lo que se contiene, revela y manifiesta es nada menos que el Misterio, no manifestado a los hombres en otros tiempos, y revelado ahora por el Espíritu. Un misterio que revela al hombre lo que es y quién es; que le da a conocer el origen, fundamento y meta del universo, el cual no es otro que Dios, Creador, Redentor y Glorificador. Por último, el evangelio de Mateo, más allá de la tradición popular de los Reyes Magos cargados de regalos, nos invita a seguir siendo buscadores de Dios, adoradores suyos en espíritu y en verdad y exponentes de la relación que los cristianos deben mantener con los poderes políticos de este mundo, sobre todo con los despóticos y violentos. PARA VER, ESCUCHAR, MEDITAR Y ORAR · Ver el archivo en formato Power Point Feliz Año de Amor. · Escuchar el coro Nos ha nacido un niño, de El Mésías, de G. F. Häendel. · Meditar y orar sobre los poemas de E. Gómez Canedo y del Oficio divino. www.archimadrid.es/dpsanitaria/ EPS-guiones litúrgicos