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Los satélites que nos rodean: órbitas polares, órbitas geoestacionarias y otras. Hoy nos parece corriente conocer la ruta que debemos seguir, vía GPS, para encontrar una calle o un restaurante en una ciudad que no conocemos en absoluto. También asumimos que las comunicaciones, incluso las conversaciones a través del móvil, se llevan a cabo mediante satélites artificiales que orbitan alrededor de la Tierra. Estamos acostumbrados a ver en el mapa del tiempo la silueta de la península Ibérica y las masas nubosas que entran por el Atlántico. A veces nos preguntamos cómo se produce ese “milagro” de la Ciencia y de la técnica. Estamos rodeados de más de 2500 satélites artificiales que orbitan alrededor de la Tierra a diferentes alturas de la superficie. En este artículo se responde a preguntas frecuentes sobre los artefactos que giran en torno a la Tierra: cómo son, cómo se mueven y cómo funcionan?, cómo se ponen en órbita?, cuánto cuesta ponerlos en órbita?, cuánto tiempo son operativos?, cuánto duran en el espacio?, y otras. Los satélites son objetos que giran alrededor de un planeta con una trayectoria elíptica, en uno de cuyos focos está el planeta, en nuestro caso la Tierra (más exactamente, el centro de la Tierra). La Luna es un satélite natural de la Tierra y tiene una trayectoria elíptica. Una elipse es una curva plana cerrada, tal que todos sus puntos tienen la propiedad siguiente, la suma de las distancias a otros dos puntos fijos, denominados focos es constante. En la figura 1 se muestra una elipse con sus dos focos F1 y F2 y en ella se indica que la suma de las distancias r1 + r2 es la misma para todos los puntos de la elipse. La mitad del segmento diametral mayor se llama semieje mayor y la mitad del segmento diametral menor se denomina semieje menor. El hecho de que una elipse sea 1 más o menos “ovalada” se conoce como “excentricidad de la elipse” y tiene relación con la distancia entre los dos focos y también con la relación entre el semieje menor, b, y el semieje mayor, a. Cuando ambos semiejes son iguales, la elipse es una circunferencia. La excentricidad de la elipse ε se mide mediante el cociente entre la mitad de la distancia entre los focos y el semieje mayor, ε = F1 F2 / 2 a Por ejemplo, la órbita de la Luna es muy poco excéntrica, casi circular ε = 0,055. r2 A apogeo r1 F2 b F1 a P perigeo Figura 1. Órbita elíptica, muy excéntrica, con sus focos, F1 y F2, semiejes mayor, a, y menor, b, y los puntos más cercano, P (perigeo), y el más alejado, A (apogeo) Muchos satélites de telecomunicaciones tienen órbitas polares circulares, o sea, describen órbitas de polo a polo y su período de revolución (tiempo que tarda en dar una vuelta completa) depende de la altura. Suelen estar a alturas comprendidas entre 800 km y 1200 km, y sus períodos Fig. 2 La ISS en su órbita polar alrededor de la Tierra oscilan desde poco más de 1,5 da una vuelta en 92 minutos. h a 2,5 h. La Estación Espacial Internacional (ISS) sigue una órbita polar de unos 450 km de altura (figura 2). Los satélites espía tienen órbitas más excéntricas, con una altura baja en el perigeo, de unos 300 km, precisamente para poder “capturar” mejor todo lo que ocurre en la superficie terrestre. Una cuestión por la que me preguntan a menudo mis alumnos de bachillerato es la ingravidez de los objetos y los 2 astronautas en órbita. Naturalmente que hay gravedad, si no fuera así, los satélites y los astronautas no podrían orbitar. Nos hemos acostumbrado a ver en la televisión que en la Estación Espacial Internacional, todo parece flotar. En realidad se trata de “ingravidez aparente”, porque todos los objetos, los astronautas y el propio satélite tienen la misma aceleración de la gravedad, que es la responsable del giro orbital. O sea, la aceleración de cualquier objeto respecto a otro dentro del satélite es nula. El movimiento circular o elíptico de un satélite es debido a la fuerza gravitatoria de la Tierra sobre él. Si un satélite se colocara en reposo a la altura de su órbita, caería verticalmente sobre la tierra. Pero si se lanza tangencialmente con suficiente velocidad desde la altura a la que desea que gire, estará orbitando permanentemente (siempre que la altura sea suficientemente grande como para que no haya atmósfera). El propio Isaac Newton (1643-1729) tenía claro que si se lanzaba un objeto desde una gran altura con suficiente velocidad tangencial (en la figura 3 con mayor velocidad que en la trayectoria G), daría vueltas elípticas en torno a nuestro planeta, debido a la fuerza Figura 3. Trayectorias de un de atracción gravitatoria de la cuerpo lanzado desde una gran Tierra. altura a diferentes velocidades. Para poner en órbita un satélite se utilizan cohetes capaces de subirlo hasta la altura necesaria y lanzarlos con la velocidad requerida para la órbita deseada. Ello supone que el cohete ha de ser propulsado por turbinas de enorme potencia, las cuales emplean combustibles sólidos y líquidos. El cohete lanzadera europeo de la Agencia Espacial Europea (ESA), llamado Ariane 5, dispone de dos 3 propulsores laterales de combustible sólido (perclorato de amonio, muy explosivo), que funcionan durante 130 s, además un propulsor alimentado por hidrógeno y oxigeno (ambos muy fríos en grandes compartimentos separados, en estado líquido) que funciona unos minutos, un tanque menor de hidracina líquida y, por último, un motor iónico de gas xenón. Todo ello para lanzar el satélite a más de 7,6 km/s. El lanzamiento de cada kg de satélite cuesta unos 12000 euros. Los GPS (acrónimo en inglés de “Sistema de Posicionamiento Global”), está controlado por 24 satélites que orbitan a 20.200 km de altura, con trayectorias no polares sincronizadas para cubrir toda la superficie de la Tierra. La ESA culminó el lanzamiento de los 30 satélites europeos destinados a determinar la posición de un usuario ubicado en cualquier punto de la Tierra (sistema Galileo), compatible con el americano GPS. Las órbitas están situadas a gran altura (23616 km) en tres planos circulares diferentes, de modo que se consigue una precisión menor de un metro. El posicionamiento del objeto necesita un mínimo de cuatro satélites. El sistema ruso Glonass Consta de 31 satélites situados en tres planos orbitales de 64,8º de inclinación y 8 satélites cada uno a una altura de 19000 km. Los teléfonos móviles e INTERNET también funcionan por medio de satélites. Un tipo de satélites muy útiles, porque recogen constantemente datos de una zona determinada de la Tierra; son los ubicados en posición ecuatorial, a unos 36000 km de 4 altura, son los satélites geoestacionarios. Están sobre un punto fijo del Ecuador y tienen un período de revolución de 24 horas, lo que significa que siempre están encima del punto del Ecuador sobre el que se encuentran. Es el caso de satélites meteorológicos como el METEOSAT-10. En la figura 5 se ha representado la Tierra y un satélite en órbita Fig. 5 Los satélites geoestacionarios giran geoestacionaria. con el periodo de rotación igual al de la Tierra (24 horas). Los satélites estarán para siempre en el espacio si se hallan fuera de la atmósfera (por encima de 1000 km de altura), pero sólo serán operativos mientras las baterías pueden recargarse correctamente (por ejemplo, mediante paneles solares) y su tecnología de comunicación no sea obsoleta (máximo 10 años). Ha de quedar energía para desviarlos a otras órbitas para que no estorben. Preocupa la basura espacial, porque más de 110.000 objetos entre 1 cm y 10 cm de tamaño han sido detectados orbitando nuestro planeta. La mayoría son restos de artefactos que se desprendieron de viejos satélites apagados que dejaron de funcionar hace tiempo. Los objetos de la basura espacial pueden chocar contra satélites operativos y producir daños irreparables. Por ello, los gobiernos se han planteado sistemas de captación (“limpieza”) de la basura espacial, de modo que no se vea comprometido el desarrollo tecnológico espacial. 5