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da. Si los dorios no la habían invadido, la civilización de que comenzó á disfrutar en la época de la guerra de Troya, no tardó mucho tiempo en dar sus frutos; pero esta civiliza ción en vez de dar á la Grecia la primacía personal y eman cipadora del siglo de Feríeles, fue absorvida por el indujo Sacerdotal de Oriente, que le llevó todo eí sistema de sus Creencias, de su sociedad, ciencias y artes de las costas pelásgicas. La invasión dórica tornó el espíritu helénico dentro de sí mismo, obligándole á pasar por una segunda infancia que duró cerca de seis siglos, á los que se llaman con razón la edad media de los griegos. Limitémonos a probar la in fluencia de este grande acontecimiento en los destinos de Egina. Entre los sucesores de los heráclides que habían conquis tado el Peloponeso , debemos distinguir á Pbidon , Rey de Argos, que vivía 895 anos antes de J. C . , y que fundó en un momento una poderosa monarquía en Grecia : !a fuerza de este caudillo dórico se extendió á asegurar á su hermano Carano la conquista de Macedonia de un modo tal , que de su dinastía salió Alejandro Magno. Los dos hermanos dividie ron entre sí del norte al sud toda la extensión que los pelasgos y aqueos habían ocupado en otro tiempo. Phidon quiso asegurar con las buenas instituciones cuanto había ganado por las armas; y una de las que mas nombradla le dan es la de la moneda , de la que pasa por inventor, y de la que dio privilegio á Egina; prueba evidente que esta isla formaba parte de su imperio, y de que allí se cultivaban las arles en esta época. Los eginios eran en efecto un pueblo naturalmente inge nioso. Observa Mr. Mueller que en esta isla se desarrolló el ingenio dórico con mas viveza y libertad, que en ninguna otra parte. Las necesidades de la vida insular, la corta ex tensión del terreno, la costumbre de atravesar el mar para ir a Epidauro, su metrópoli, explican suficientemente á su en> tender este vuelo particular. ¿Por que no atribuye algo tam bién al influjo de las primeras colonias? ¿Por que no hace men ción de las tradiciones poéticas sobre ios antiguos Mirmidones? Según estas, Jópitcrá ruegos de Eaeo, trasformó las hormigas en hombres para repoblar la isla que U peste había yermado. Hall amos en otra parte que estos laboriosos habitantes ahonda ron en su ingrato suelo, y con la tierra que sacaban cubrían las piedras, y se alojaban en las cavernas, doblemente utili zadas por su industria. ¿ N o debemos atribuir a estas circuns tancias la tortuga que se ve grabada en la mayor parte de las monedas cginéticas que Mr. Mueller no ha sabido expli car? ¿N o puede ser una imágeude esta vida subterránea y obstinada de los primitivos tiempos? El mar no fue para Egina una fuente de menos prosperi dad que (a tierra. Mientras que el resto de los griegos se .servían de embarcaciones redondas, ya los eginios usaban de galeras prolongadas, cuyos remos oran mas largos todavía ,y cuya proa y popa estaban bien construidas. Los arrecifes que rodean á la isla protegen sus tesoros contra los piratas,, tan comunes en todos estos golfos y playas: ellos solos saben des filar hábilmente entre los escollos; de modo que esta fortale za segura, habitada por gente trabajadora, fue bien pronto un mercado abierto para todos los extrangeros de las tres partes del mundo conocido. Engreídos por su rápido acrecentamiento y por la con vicción de su fuerza, rompen los eginios con Epidauro, saqueanlo, y trasportan á su isla los dioses de su metrópoli; pero no obstante, permanecen fieles al genio dórico; conser van su alianza con Lacedemonia y Tebas, entrambas aqueas y dóricas á la vez como los isleños , y empeñan, los pri meros acaso, con la raza jónica de! Asia una lucha que rea sume toda la historia política de la Grecia. Los jonios apare cieron en las costas griegas mucho antes que los dorios pusie sen el pie sobre ellas: habían dividido con los aqueos los despojos pelásgicos, y sufrieron como estos la invasión de los dorios. Establecidos en el Peloponeso antes de esta invasión fue ron arrojados por los dorios: los unos, en mayor numero, emigraron al Asía menor, á la grande Grecia, al archipiéla go de entrambos mares helénicos; y los otros se quedaron en el Atica, donde habia moradores de so descendencia. Ramas de! tronco común de los griegos, eran probablemente como los dorios una tribu particular de los helenos primitivos de T e salia , y nada los separaba originariamente de los demás pue blos. Es menester sin embargo que hayan tenido una inclina ción natural a separarse de su tronco natural y un apego á las costumbres extranjeras. Los que usurparon primitivamente á los jpelasgos el dominio del Atica; se amoldaron tan bien á su carácter, religión y costumbres , que los historiadores no dis tinguen á los unos de los otros, y llaman á los vencedores cori el nombre de ios vencidos. Hermanos de los dorios por su ori gen, tueron luego un objeto de odio y menosprecio para los rigurosos conservadores de la integridad primordial del ca rácter griego. La perseverancia de los unos e independencia y curiosidad de los otros se fueron desenvolviendo según sus le yes naturales: las antiguas quejas, los intereses opuestos, las circunstancias, todo se reunió para que degenerase esta dife rencia en rivalidad encarnizada. Tebas, antes de la invasión de los persas y lacedemonios, después de su derrota, sos tuvo contra Atenas largas guerras que fueron el resultado de la profunda dualidad de la nación. En estas dos ocasiones encontramos a Egina en el partido contrario al de los ate nienses; mas antes de abrazar las pasiones encendidas fuera de su seno,centinela avanzado del espíritu dórico, inquietó á la ciudad de Minerva con la superioridad de su marina, de su industria y de su tendencia. La guerra pérsica tuvo dos fases principales. En la pri mera no dió Darío otra comisión á sus lugartenientes que la de castigar la turbulenta democracia de los jonios. El genio dorico, esencialmente aristocrático, no se satisfizo con bue nas intenciones para el éxito de las órdenes del gran Monar ca : en aquella época la oligarquía de E g i n a , apoyada en el doble poder de las tradiciones y negocios, que hasta emonces habia logrado contener á 59 ciudadanos y 409 esclavos acos tumbrados q su yugo, conspiró abiertamente á favor de los persas. Quisieron los atenienses vencerla sublevando el pue blo; pero la aristocracia defendió con la ferocidad el campo qne se quería arrebatarle por la intriga. Se cita entre las atrocidades que ordenó un rasgo que no tiene en la historia semejante. A un miserable plebeyo que se habia acogido á un templo, se le aserraron Jos puños para no hacerle perder el derecho de asilo , ni sustraerlo á la venganza de la no bleza. Esparta se prestó á todas las empresas de Atenas contra los dorios puros de Tebas , de Argos y Egina , que excitaban la desconfianza universal de los.dornas griegos, de modo que un Rey espartano fue á castigar á Egina por haber tendido la mano á los bárbaros. Mas larde, cuando la segunda in vasión de los medos proporcionó la elevación de Atenas y el abatimiento de las demas ciudades , sus rivales en otro tiempo, recordó Esparta sus rencores para imitarlos. Cuando Jerjes traspasó el Bosforo, enseñó á los griegos que lodos eran hermanos, y que el iba á ser la cuestión de vida ó muerte: al entrar en ei golfo de Egina solo encontró enemigos: jonios y dorios olvidaron sus pequeñüs diferencias para salvar la patria común. Esta reconciliación, unida a la actividad que se desplegó en tan grande lucha, produjo en fin la completa expansiorí del genio helénico. Atenas, qne fue la primera que desnudó la espada, recogió también los pri meros y mejores frutos de la paz. Habiéndose colocado á la cabeza de los pueblos por un movimiento de admirable ins tinto, tuvo ademas por su carácter flexible la felicidad de impregnarse profundamente en la civilización dórica, que sor damente se obstinaba en sus antiguos celos: de manera que Atenas se erigió en verdadera representante de tantos elemen tos diversos de la nación ; fue la lira por la que Grecia de bía hablar á las generaciones venideras. Esto no obstante los eginios hicieron un papel muy im portante en la derrota de Jerjes: el. inmenso botin de Salamina se trasportó y vendió en esta i.sl¿r:. los despojos de Pla tea, según Herodoto , la enriquecieron ademas. Pero la ava ricia mercantil que se apoderó de los isleños la hizo bien pron to caer de la cumbre de su prosperidad y de su gloria : y Egina no se cita en adelante sino como el punto de reunión de todos los viciosos de Grecia, que estaban seguros de en contrar allí los mejores platos y la vida mas licenciosa que en parte alguna. Atenas se aprovechó del entorpecimiento de su rival an«tigua; y con ocasión de las primeras disensiones que estalla ron entre el Atica y el Peloponeso, puso sitio á Egina. A los nueve meses se rindió , y consintió en destruir sus murallas, en entregar su marina, y en hacerse tributaria. Ve.intey sie te años después de esta vergonzosa rendición , al estallar la guerra del Peloponeso, parecieron todavía temibles los eginos á pesar de su abatimiento. Atenas los expulsó de su isla, poblándola con una colonia suya. Los fugitivos se acogieron á los espartanos, que les dieron á T i r o , en el Peloponeso; pero el odio de Atenas los persiguió allí todavía: se apoderaron de su nuevo asilo, y los llevaron cautivos á los que no d e jaron en ei sitio. Con todo , cuando la victoria de EgosPota mos terminó la guerra en favor de los dorios, el general lacedemonio Lisandro quiso volver á restablecer en su isla á los eginios. De una población tan considerable en otro tiempo no quedó mas que un monten de miserables y mendigos errantes por toda la Grecia. Un pueblo semejante no podía revelarnos la fortuna de Egina: ha manchado con sus piraterías y exce sos el último periodo de la potencia dórica , que no parece ha triunfado de Atenas sino para, coronar con esplendor su existencia que se iba apagando. En adelante no tuvo Egina otra gloria sino la de haber sido refugio de los grandes ciuda danos atenienses proscriptos por la inconstancia del pueblo y por las intrigas de los macedón ¡os que se preparaban á absorver en una postrera invasión á todos los griegos, descendien* tes como ellos del Pindó y del Olimpo. BOLSA DE M A D R I D . Cotización del 3 a las tres de la ta rd a EFECTOS PUBLICOS. Inscripciones en el gran libro á 5 por 100, 00. Títulos al portador del 5 por 100, 25^ con cupones al contado: 2 5 | , trece dieziseisavos, 26£, 25 once dieziseisavos, 2 6 , £ , cinco dieziseisavos, y 2 6 | á v. f. ó v o l . : 27£ á 60 d. f. ó vol. á prima de por 100 con cupones. Inscripciones en el gran libro á 4 por 100, 00. Títulos al portador del 4 por 100, 00. Vales Reales no consolidados, 00. Deuda negociable de 5 por 100 á papel, 00. Idem sin Ínteres, 00. Acciones del banco español de S. Ferna ndo, 00* Alicante , par. Barcelona , ps. fs., i Bilbao , par. Cádiz, i d. b. B IB L IO G R A F IA . P E R I O D I C O S extrangeros de todas clases. Se suscribe á ellos en el gabinete de lectura y librería de Monier, car rera de San Gerónimo, casa titulada Fontana de Oro. Las suscripciones se admiten para remitir los periódicos, sea des de M ad rid , sea desde Francia , Inglaterra Sf c . , á los, puntos pata^ donde se pidan. Se reciben también encargos en la li brería de todas las producciones del extrangero , no omitien do medio alguno para dar gusto á los comitentes, tanto por la prontitud y exactitud como eiri el arreglo de los precios y condiciones. Hay una gran colección de figurines <qu,$ se yenden con equidad, y se admiten suscripciones. IMPRENTA NACIONAL COLECCION DE LEYES, REALES DECRETOS, ORDENES Y REGLAMENTOS D E L GOBIERNO Y DE LAS DIRECCIONES Y AUTORIDADES SUPERIORES. E n treg a de J U L I O de 1840. Comprende esta los decretos, órdenes y circulares de las direcciones generales expedidas durante dicho mes. Se lialla venal en el despacho de dicha Imprenta. Nacional al precio de 3 rs. , tanto en rústica como ,en rama. Se hallan de venta tomos encuadernados de las doce entregas del año anterior, que forman el tomo 25 de la colección, al precio de 31 rs. en rústica y 36 en pasta. Obras que se hallan de venta en el despacho de la Impreqr ta Nacional . Arte de fabricar el salitre y la pólvora, escrito y , publi cado de orden del Rey nuestro S e ñ o r , y dedicado á S. Mi, por D. Manuel Martínez Rueda. Uu tomo en 4? impreso en 18-33, y adornado con 16 láminas de gran tamaño, grabada® en dulce, á 46 is. en rústica y 50 pasta común. Esta ohra, debida á la solicitud de S. M. para fomento y prosperidad de nuestra industria, es indispensable á todos aquellos que quieran dedicarse á la fabricación y comercio del salitre, desestancado por Real órden de 16 de Octubre de 1830; muy útil a los que se ocupan en la elaboración de la pólvora, y a los aficionados á la caza, é interesante á to dos los españoles que aman las glorias de su patria , porque verán demostrado que nuestros salitres 'han excedido en pu reza a los mejores de Francia, y que nuestras pólvoras tie nen la preferencia sobre todas las de Europa. Estam pas que se hallan de venta en el despacho de la Ir&m prenta nacional . Cuadro pintado por Cano {Alonso). La composición patética de este cuadro inspira la mayor ternura y devoción. Nuestro Señor Jesucristo aparece muer to, sostenido y llorado por uii ángel. El cadáver del . divino Redentor es admirable por su buen colorido, pastosidad y riobles formas, asi como la profunda p?na del ángel está tan bien expresada que se comunica rápidamente al corazón de los es pectadores. Fue grabado este cuadro por Bal jesler (J.), cuyo buril justamente acreditado acertp á expresar la melaucólica ternura de tan sublime escena. Tiene 17 p. y 9 i. de alto y 12 p. de ancho, precio Í 6 rs. < i CAMBIOS. Londres, á 90 dias, 38£ París, 16-4 din. ma y emplaza por este segundo edicto y termino de seis días á María BeJmonte para que dentro de ellos se presente en cualquiera de las cárceles de está capital ó audiencia de dicho señor, qne la tiene calle de Bordadores, núm. 12, cuarto se gundo, á dar sus descargos en la causa que se sigue por ha ber vendido y empeñado varios efectos que la tenia dados en alquiler D. Joaquín Albesa ; pues si asi lo hiciese se la oirá y administrará justicia, y de no, se sentenciará la causa en re beldía, parándola perjuicio. Coruña, d. Gran ada, l id. Málaga, par. San tander, i b* Santiago, i- d. Sevilla , | id. Valencia , | b. Zaragoza , ¿ papel d* TEATROS Hoy no hay función. V . > N ota . Se está ensayando la l¡ndq comedia nueva * en dos actos, titulada ' L A S DOS H E R M A N A S , 1 ^ ^ y el d r a m a , nuevo también, titulado L A ABADIA DE C A S T R O . Asimismo dispone la Empresa para el día en que se 'haga la traslación de los restos del inmortal D. Pedro Calderoij dte la Barca , una brillante función , compuesta de la célebre CSh media de aquel gran poeta, titulada Descuento de letras, á 6 por 100 al año. PRO VIDENCIAS JUDICIALES. virtud de providencia del Sr. D. Manuel L uce ño, juez de primera instancia de esta capital, se cita, llama y emplaza por termino de 20 dias á las personas que se crean? con derecho á los bienes quedados por fallecimiento aiiintes-i tato de Doña Ana Santa M aría, de estado casada con D Juan. Antonio Fernandez, vecina que fue de esta corte, para que A SECRETO AGRAVIO SECRETA VENG AN ZA , dentro de el se presenten en su juzgado, calle de Bordadores, Ó VENGARSE EN FUEGO Y EN AGUA : num. 12, cuarto segundo, á deducir el derecho con que se crean asistidos ; apercibidos que de no hacerlo les parará el. y de la loa. escrita al efecto por D. José Zorrilla • con el ti* perjuicio que haya lugar. tulo de A P O T E O S I S D E DON P E D R O C A L D E R O N . p N virtud de providencia del Sr. D. Manuel Luceño, magistrado honorario de la audiencia territorial de Valla-, dolid, y juez de primera instancia de esta corte, se cita, liaS' V • ; ’■ t* V . í