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1218 - 1221: QUINTA CRUZADA En 1215, el Papa Inocencio III propuso la realización de la Quinta Cruzada, en el cuarto Concilio de Letrán. Pero, esta campaña sería finalmente promulgada en 1217, por su sucesor, Honorio III, quien logró una mayor suma de voluntades a la empresa. En su momento, Inocencio III había sufrido constantes descalificaciones en su contra, a raíz del llamado a exterminar a los cristianos heterodoxos que residían en el sur de Francia. Por su parte, el mandatario europeo que mayor impulso le dio a esta iniciativa fue el rey de Hungría, Andrés II. Sucede que Andrés, en parte, sintió que debía cumplir con la promesa de su padre, Béla III, quien había expresado su intención de formar parte de la recuperación cristiana de Tierra Santa. Sin embargo, a causa de su muerte, no pudo llevar a cabo su cometido. PEDRO II. Al mismo tiempo, Andrés II deseaba alcanzar el trono del Imperio Latino, debido a que, años antes, se había casado con Yolanda de Courtenay, hija del emperador Pedro II. El mandatario del Imperio Latino se había establecido en el trono de Constantinopla, en reemplazo del Imperio Bizantino, luego de la Cuarta Cruzada. Por estos motivos, Andrés II comenzó a preparar sus fuerzas de la cara a la campaña. Anteriormente, el húngaro había recibido la bendición del Papa Inocencio III. Además, justamente en 1217, expiraba la tregua de cinco años que habían acordado los cristianos y musulmanes. Este pacto había sido firmado por el rey de Jerusalén, Juan de Brienne, y el sultán al-Ádil, hermano de Saladino y mandatario de la dinastía ayyubí. Aunque muy afectado por el imprevisto fin de la Cuarta Cruzada, Inocencio III no cejó en su desempeño de agrupara toda la cristiandad occidental y, bajo la autoridad papal, conducirla a la conquista de los Santos Lugares. BARCOS FRISONES DE LA QUINTA CRUZADA ATACANDO LA TORRE DE DAMIETTA (EGIPTO). CRUZADAS Y DISPUTAS POR ASIA 56 Santiago de Compostela ESPAÑA Esta cruzada fue encabezada por Andrés II, mientras que el húngaro resultó acompañado por varios nobles cristianos, cuya impronta era indiscutida. Entre ellos, se hallaban el duque de Austria, Leopoldo VI; el ya mencionado rey de Jerusalén, Juan de Brienne; y, el emperador del l l a m a d oSacro Imperio Romano Germánico, Federico II, quien se encargó de la organización de la expedición. Sin embargo, para financiar la cruzada, Andrés había tenido que efectuar varios sacrificios económicos. En primer término, el rey de Hungría tomó préstamos a grandes casas comerciales italianas y, además, el mandatario decidió la cesión de la ciudad de Zara a Venecia, a cambio de navíos para trasladar a los soldados hacia Medio Oriente. Asimismo, con el fin de cubrir gastos, Andrés vendió gran cantidad de reliquias y joyas pertenecientes a la familia real húngara. En su salida hacia Tierra Santa, Andrés II había elegido atravesar la zona por vía marítima. Para ello, los soldados que integraban su fuerza – Cuyo número es inexacto, ya que se manejan diversas cifras y no hay acuerdo sobre la veracidad de las mismas - partieron desde el puerto de Split. LOS SOLDADOS QUE INTEGRABAN SU FUERZA, YA QUE SE MANEJAN DIVERSAS CIFRAS Y NO HAY ACUERDO SOBRE LA VERACIDAD DE LAS MISMAS - PARTIERON DESDE EL PUERTO DE SPLIT. Allí, las tropas húngaras se habían reunido con las fuerzas austríacas, que estaban lideradas por Leopoldo VI. Pero, los hombres de Andrés arribaron a destino, la ciudad de Acre, con retraso, ya que los barcos que los transportaban habían hecho una escala en Santiago de Compostela, a fin de dejar una parte de las fuerzas en la península ibérica, para que combatieran a los islámicos en esa región. CRUZADAS Y DISPUTAS POR ASIA 57 CRUZADOS EN TIERRA SANTA En octubre de 1217, los húngaros arribaron a Acre. Allí mismo, los jefes de la delegación cruzada se reunieron en el primer consejo de guerra de la campaña. Entre ellos, estaban Andrés II; Leopoldo VI; Juan de Brienne; el rey de Chipre, Hugo I; el príncipe de Antioquia, Bohemundo IV; y los tres maestres de la Orden de los Teutones. Todos ellos trazaron el objetivo de la campaña, el cual, al igual que las cuatro veces anteriores, se basaba en recuperar Tierra Santa para los cristianos. Pero, en esta oportunidad, los mandatarios resolvieron que también se debía conquistar Egipto, a raíz que ese reino controlaba los alrededores de Jerusalén. EN MAYO DE 1218, UNA DELEGACIÓN CRISTIANA, ENCABEZADA POR OLIVER DE COLONIA, REFORZÓ LAS TROPAS CRUZADAS Y, LIDERADOS POR LEOPOLDO IV Y JUAN DE BRIENNE, SE ENCAMINARON HACIA EGIPTO, A FIN DE ATACAR DAMIETA. Igualmente, a fines de 1217, Andrés II de Hungría, quien era el jefe de la delegación cruzada, optó por regresar a su reino, debido a las constantes derrotas y pérdidas que su ejército había sufrido a lo largo de los primeros días de la campaña. Su lugar fue ocupado por el rey de Jerusalén, Juan de Brienne. Durante ese lapso, los cruzados se habían establecido en el sur de Acre, dentro de la región montañosa. Luego, los cristianos partieron hacia Egipto, atravesando al mar de Galilea, a orillas del río Jordán. Aunque, luego, cruzaron el vado de Jacobo y, tras tomar varios pueblos, emprendieron la vuelta hacia Acre. En tanto, el hijo del sultán al-Ádil Al-Muazzam, mantenía la vigilancia sobre las posiciones y las acciones de los enemigos. Pero, al-Ádil le había ordenado no emprender ningún tipo de ofensiva contra los cruzados. Meses más tarde, en mayo de 1218, una delegación cristiana, encabezada por Oliver de Colonia, reforzó las tropas cruzadas y, liderados por Leopoldo IV y Juan de Brienne, se encaminaron hacia Egipto, a fin de atacar Damieta. Este pueblo musulmán tenía una enorme importancia estratégica, ya que oficiaba de ingreso a El Cairo, la capital egipcia. Tierra Santa alberga dos lagos alimentados por el mismo río: El río Jordán. Ambos poseen características asombrosamente distintas. Uno es el Lago de Genesaret, conocido también como Mar de Galilea . CRUZADAS Y DISPUTAS POR ASIA 58 En agosto, los cruzados iniciaron el sitio a Damieta. Estos habían sido reforzados por la llegada de las tropas papales, comandadas por el cardenal Pelagio. En el transcurso del combate, el sultán egipcio Al-Kamil le ofreció a los cruzados la entrega de Jerusalén, a cambio de levantar el sitio. Y, pese a que Juan de Brienne y los teutones estaban conformes con esos términos, la negociación acabó fracasando a causa de la oposición de parte de las tropas, principalmente, del mismo Pelagio. Recién a fines del siguiente año, el sitio culminaría, con victoria de los cristianos. Sin embargo, ambas fuerzas habían sido terriblemente diezmadas, debido al enorme esfuerzo que demandó esta maniobra bélica. Al término del asedio a Damieta, varios de los jefes cruzados comenzaron a pelearse por el liderazgo de la ciudad, lo que llevó al debilitamiento de la unidad de los cristianos. Además, las tropas que Federico II había prometido enviar, nunca alcanzaron los dominios musulmanes. Por ello, los cruzados había decidido el aplazo de las hostilidades hasta la llegada de refuerzos, ya que no quisieron arriesgarse a asegurar el control sobre la península de Sinaí con la cantidad de hombres que poseían. En ese lapso, los islámicos pudieron reagrupar y reabastecer sus tropas. Océano Mediterráneo Al Arish ISRAEL z de Sue Canal JORDANIA PENINSULA SINAI lfo Aqb a Go ez Su Golf o de de EGIPTO ARABIA SAUDITA Al Tur Posteriormente, los cruzados se dirigieron hacia El Cairo. Sin embargo, en el camino comenzaron a padecer la hostilidad del terreno, a causa de las inundaciones que habían provocado las crecidas del río Nilo. Además, a su llegada a la capital egipcia, los cristianos fueron abatidos por el ejército musulmán. Vencidos, sin comida ni armamento, los cruzados optaron por rendirse y, posteriormente, firmaron un acuerdo con sus enemigos. Los cristianos pactaron el retiro de todos sus hombres de Egipto y, además, se estableció un período de ocho años de paz entre ambos pueblos. De lo contrario, serían masacrados por sus enemigos. Al término de la Quinta Cruzada, los alemanes fueron excomulgados por el Papa Gregorio IX, a raíz de sus ausencia en el campo de batalla. Además, el Papado envió refuerzos propios a una cruzada por última vez en la historia. CRUZADAS Y DISPUTAS POR ASIA 59