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Modelos de Multiculturalismo: implicaciones para los líderes del siglo XXI * Steve Olu Michael Resumen: Uno de los más prominentes desafíos que tendrán que enfrentar los lideres en el próximo siglo es el multiculturalismo. La tecnología y los transportes modernos están cambiando rápidamente el mundo, y el concepto de la aldea global nunca ha sido más real. El "Nuevo Orden Mundial" proclamado por George Bush y Mikhail Gorbachev es propenso a generar una serie de alteraciones en muchos campos a menos que un nuevo entendimiento multicultural sea desarrollado. Este ensayo trata de plantear una discusión sobre los diferentes modelos o fases de multiculturalismo: negación, asimilación, acciones afirmativas, valoración de la diversidad, manejo de la diversidad, multiculturalismo global y multiculturalismo humanista. Se promueve aquí al multiculturalismo humanista como el modelo más holístico, inclusivo y emancipatorio para postular una visión necesaria para los cambios que vendrán en el siglo XXI. El ensayo concluye revisando las implicaciones que puedan tener para los líderes corporativos, educativos, militares y gubernamentales, así como para la investigaciones y la enseñanza. Introducción A pesar de muchos debates y controversias que se han dado alrededor del concepto de multiculturalidad en los Estados Unidos, educadores y administradores tanto de los sectores público y privado, así como dependientes del gobierno, se han sumado al desarrollo de un conocimiento intercultural, comprendiendo en esta forma que deben continuar fomentando uno de las transformaciones más importantes de nuestro tiempo. Los cambios demográficos en Estados Unidos han abierto una enorme cantidad de oportunidades para los empresarios emprendedores; sin embargo, al mismo tiempo, ha planteado divisiones políticas, sociales y económicas hasta ahora desconocidas. Así, los Estados Unidos representan hoy un microcosmos del mundo, pues la mayoría de las veces los eventos que se dan dentro de este país tienen implicaciones que rebasan sus fronteras. Hay pocas naciones que pueden jactarse del alto nivel de diversidad cultural que existen en Estados Unidos, ni podemos encontrar otra nación que rebase los índices de inmigración anuales de dicho país. Por ende, el asunto de la diversidad cultural presenta un desafío real a la sociedad norteamericana. Pero la cuestión de la diversidad cultural no puede ser únicamente confinada a un solo país, ya que los problemas y los alcances asociados con la diversidad trascienden los intereses nacionales particulares. Como es de suponerse, pertenece a un desafío global. Tye (1991) reconoce que: Estados Unidos —o más bien, el mundo— se encuentra en una encrucijada crítica. En cualquier dirección existen nuevas realidades económicas, políticas, ecológicas y tecnológicas que algunas veces resultan pasmosas, como lo es la caída del Muro de Berlín y la ola democrática que se da en Europa del Este. En la década de los 90´s, nuestras poblaciones y líderes necesitarán actitudes y conductas que les permitan reconocer y promover la interdependencia y cooperación entre naciones (p. 10). Ante esta encrucijada, lo más importante a cuestionarse es: ¿qué ofrece el multiculturalismo a los líderes del próximo siglo? ¿Cuáles son las necesidades para las que se requiere desarrollar un cambio de actitudes como el que menciona Tye, y cómo podemos lograr una mejor promoción de una interdependencia global que crezca constantemente? Tales preguntas son el núcleo de este ensayo. Como antecedentes, este texto explora los procesos que han generado la urgencia de un multiculturalismo global. Se presentan varios modelos o fases del multiculturalismo, además de que subyace un argumento a favor de un multiculturalismo humanista como único modo posible de lograr una comprensión y desarrollo global. El texto concluye con un examen de las implicaciones del multiculturalismo humanista entre los educadores, los líderes de corporaciones y los legisladores gubernamentales. El problema de la definición El uso del término "humanístico" no está exento de problemas, por ello resulta necesario clarificar su sentido. El humanismo, como filosofía, es generalmente atribuido a "un espíritu individualista y crítico sobre los intereses seculares característicos del Renacimiento" (Webster, 1987:568). Por lo tanto, el humanismo es un rechazo a la idea de que existe algo sobrenatural en favor de la supremacía del hombre o la mujer. Sin embargo, éste es apenas uno de los sentidos del término. Webster también hace notar que el humanismo es también sinónimo de humanitarismo. El humanitarismo se relaciona con la promoción del bienestar humano y de las reformas sociales. En este ensayo, el humanismo es abordado como una ideología de la dignidad y el valor individual, sin enfatizar el individualismo y el modo de vida atomístico. Esta noción conlleva a una elevación de la humanidad y a una búsqueda de la "humanidad" en lo humano. El humanismo, tal y como lo empleamos aquí, no tiene nada que ver con un rechazo a lo sobrenatural, ni tampoco plantea una "glorificación" del hombre y la mujer, sino que la cualidad del ser humano está presente dentro de todos los seres humanos sin tener que ver con sus afiliaciones grupales, circunstancias de nacimiento, o sobre sus dotes y fuentes naturales. Cuando el multiculturalismo humanista se convierte en una preocupación, nuestra tendencia a clasificar y categorizar basándonos en el género, raza, clase, lenguaje, religión, así como la pasión con la cual tendemos a "deshumanizar" a cualquiera que sea extraño a nuestro grupo humano tenderá a ser menos potente. Este es uno de los sentidos en que la palabra humanismo ha sido usada remarcadamente desde el Renacimiento. Antecedentes Tye señala que "los ciudadanos del mundo actual necesitan más que nunca aprender actitudes y conductas que les permitan reconocer y promover la interdependencia y la cooperación" (p. 8). Pero, ¿por qué resultan tan importantes la interdependencia y la cooperación hoy en día? Respondiendo a esta cuestión, Anderson (1991) expone que la estructura social del mundo ha cambiado y que esto se nota incluso en nuestras formas de hablar. Anderson señala tres cambios históricos profundos: "El primer cambio, que empezó a darse desde la mitad del pasado milenio, es el crecimiento acelerado de una interdependencia global. El segundo, el cual comienza desde las primeras décadas del s. XX, es la erosión del dominio que ejercía la civilización occidental sobre el resto del mundo. El tercer cambio, que data de principios de los 70´s, es el declive de la hegemonía estadounidense en la política económica mundial" (p. 14). El autor proporciona varios ejemplos históricos, geográficos, políticos, sociales, demográficos, ecológicos y culturales ocurridos que han acrecentado este fenómeno de interdependencia. Igualmente, el autor hace notar que: "El dominio de Occidente se ha ido perdiendo de muchas formas. La manifestación más dramática de esto es la descolonización del mundo, particularmente desde la Segunda Guerra Mundial. A partir de ésta y en unas cuantas décadas, muchos de los imperios coloniales del siglo XIX se ven reemplazados por más de 100 nuevos estados políticamente establecidos e independientes". "La erosión del dominio de la Civilización Occidental está manifestada culturalmente por un renacimiento y autoafirmación de muchas antiguas culturas y religiones que habían soportado el peso de Occidente por mucho tiempo. Para los americanos, quizá el más visible de estos ejemplos sea el renacimiento del Islamismo o la revitalización por el interés en las culturas africanas precoloniales. Pero estos son apenas dos casos que se pueden mencionar" (p. 17). Finalmente, el autor señala que "así como ha declinado la preeminencia productiva de los Estados Unidos, de igual modo ha declinado la predominancia comercial de América debido a que ambos espacios están ligados" (p. 17). Las implicaciones de estos tres profundos cambios hicieron que Norteamérica considerara reestructurar su educación, dándole un mayor énfasis a la educación global. Quizá pensando en esto y en otros cambios anticipados, Mikhail Gorbachev indicó en 1988 que "un progreso global ahora sólo es posible a través de la búsqueda de un consenso universal encaminado hacia un nuevo orden mundial" (p. 230). Aseguró además que dicha visión podría realizarse a través de un "co-desarrollo" y una "co-creatividad", e igualmente "resulta claro que tenemos que mirar juntos las varias opciones que nos ayuden a mejorar la situación internacional, a construir un nuevo mundo —tomando en cuenta las lecciones del pasado, las realidades del presente, y los objetivos lógicos del mundo que queremos hacer" (p. 230). El Presidente George Bush hizo un comentario similar en una sesión que tuvo en 1990 con el Congreso sobre el Nuevo Orden Mundial, en el cual proponía: "liberarnos de la amenaza del terror, fortalecer nuestro propósito de justicia, y lograr una mayor seguridad en la búsqueda de la paz. Una era en la cual las naciones del mundo, tanto del este como del oeste, del norte y del sur, puedan prosperar y vivir en armonía. Un ciento de generaciones han tratado de encontrar una senda hacia la paz, mientras miles de guerras violentas se cruzan dentro del amplio campo del esfuerzo humano: Hoy existe un nuevo mundo que está luchando por nacer, un mundo completamente diferente al que nosotros conocimos. Un mundo donde la ley del civilizado remplazará a la ley de la selva. Un mundo en el cual las naciones reconozcan su parte de responsabilidad para establecer la libertad y la justicia. Un mundo en donde el fuerte respete los derechos que tiene el débil" (p. 1219). Desde luego, no hay que ser muy inteligente para comprender que aún estamos lejos de concretar esa visión tan apasionada que ha descrito el presidente Bush. Es claro que "la ley de la selva" sigue suplantado a "la ley del civilizado" en Liberia, Bosnia y Somalia, sólo por mencionar algunos casos. Sin embargo, como ha mencionado Gorbachev (1988) "estamos entrando en una era en la cual el progreso debe estar basado en un completo interés común por la humanidad" (p. 230). Este interés por toda la humanidad, luego entonces, es un llamado por una educación y comprensión global. La piedra angular de la educación global es el multiculturalismo global. Ahora bien, éstas son algunas definiciones de multiculturalismo. Mientras algunos usan el término en un sentido muy amplio, otros lo hacen en uno muy restrictivo. Por ejemplo, Fleischaker (1996) define el multiculturalismo como "un proyecto que alienta a la gente a tomar conciencia de que la variedad de las culturas es más amplia que la planteada por sólo una, a esforzarse por superar las limitaciones que la tradición impone sobre ellos" (p. 17). Asante (1996) también describe el multiculturalismo en la educación como "la cualidad de crear y sustentar curricula, actividades académicas, programas y proyectos que desarrollen un vivo interés con respecto a todas las culturas humanas" (p. 20). Similarmente, Thomas (1991) comenta que el multiculturalismo enfatiza la diversidad cultural excluyendo una orientación hacia el género y el sexo. Aunque algunos autores como Roosevelt Thomas separan el término "diversidad" de "multiculturalismo", dicha separación no es observada en este ensayo. Algunos autores prefieren ocupar la diversidad en un sentido más amplio para connotar las cuestiones de multiculturalidad, clase, género y orientación sexual. Sin embargo, en este ensayo, los dos términos han sido empleados como sinónimos. Acorde con Michael & Thompson (1995), nuestra definición de multiculturalismo incluye la perspectiva de Hraba (1979) sobre cultura y pluralismo estructural, la cual se entiende en los siguientes términos: "una filosofía que se esfuerza por crear una diversidad cultural, tratando de comprender las diferencias culturales, ayudando a la gente a apreciar y gozar las contribuciones hechas por distintas culturas en sus vidas, así como asegurar la completa participación de cualquier ciudadano para derribar las barreras culturales" (p. 33) De este modo, podemos vislumbrar que más allá de las tesis planteadas por los autores anteriores, el multiculturalismo se convierte en una filosofía, un proceso y un programa. Como filosofía, ofrece un marco teórico que permite ver e interpretar la realidad; como proceso, aporta un modelo racional para organizar ideas y esfuerzos; como programa, plantea una forma sistemática de organizar actividades dirigidas a la creación de un medio multicultural. De este modo, la definición que han elaborado estos autores sobre multiculturalismo, lo concibe como una filosofía colectiva que guía las formulaciones políticas, así como programa su desarrollo en organizaciones; pero también lo ve como una filosofía personal que fomenta a las personas a participar en la vida cotidiana de su comunidad. El multiculturalismo humanista (discutido más adelante) es, entonces, un pluralismo cultural basado en la filosofía de la humanidad. Modelos de Multiculturalismo A lo que nos referimos aquí como modelos puede ser visto por otros como fases, en donde cada uno está determinado por el anterior. Sin embargo, al igual que un modelo, cada una provee un marco para las decisiones políticas y para las conductas individuales. La figura 1 aporta una suma de todas las discusiones que se dan en torno al multiculturalismo. La pirámide presenta diferentes modelos de multiculturalismo y sugiere el predominio o popularidad de cada uno a partir de la extensión de cada bloque, según la hipótesis del autor. Por ejemplo, a despecho del auge reciente que ha tenido la literatura sobre multiculturalidad, podemos ver que la mayoría de las personas viven más en un estado de negación que en algún otro, e igualmente podemos ver que hay más gente que esporádicamente combate alguna clase de "ismo" que gente que practique una acción afirmativa. Como primer planteamiento, estos modelos de desarrollo multicultural pueden ser ocupados para describir —ya sea de forma individual, organizacional o nacional— esfuerzos interculturales. Dichos modelos coordinan diferencias en filosofías, políticas y prácticas aplicadas al multiculturalismo. Cada fase tiene sus propias metas y limitaciones. Figura 1. Ilustración piramidal de los modelos de Multiculturalismo Primer modelo: El estadio de negación El estado de negación es quizá el más confortable de todos los que se marcan en la pirámide. Muchos de nosotros negamos la importancia de comprender la cultura de otras gentes. Más importante aún, negamos que formamos parte de una sociedad con problemas sociopolíticos, que tenemos predisposiciones y prejuicios en contra de cualquier persona que sea culturalmente diferente, y para esos de nosotros que nos beneficiamos directamente de las culturas dominantes, negamos que somos beneficiarios directos de privilegios inmerecidos (McIntosh, 1989). McIntosh (1989) observa que "los blancos son muy cuidadosos de no reconocer los privilegios de ser blanco, al igual que los machos no reconocen los privilegios de serlo" (p. 10). De un modo similar, existen organizaciones que niegan también lo anterior, y muchas de ellas han existido desde hace muchos años desempeñando tal función. El criterio principal que rige el éxito en el mundo de los negocios es lograr convenios provechosos y de larga duración. Una vez que se logra esto, las discriminaciones raciales y sexuales se convierten en su mínima consecuencia. Muchos de los más importantes líderes empresariales pueden negar que su organización cultural favorece a ciertos grupos de personas. Ellos son fieles y se benefician del status que existe en la sociedad, y frecuentemente niegan que hay reglas no escritas que conforman e influencian los sistemas de organización óptimos, además de que establecen obstáculos invisibles e insalvables en el camino de cualquiera que sea culturalmente diferente. Las naciones niegan las necesidades de sus minorías culturales. Los líderes políticos casi siempre niegan que los problemas de prejuicio, intolerancia racial y desigualdad estén devastando sus países y disminuyendo su capacidad productiva. Pocos comprenden el hecho de que sus sistemas de educación están diseñados para beneficiar a algunos y someter a otros; que sus sistemas económicos están estructurados con una fuerte carga dirigida a dar más ventajas a unos grupos y a otros no; que sus sistemas políticos están cuidadosamente diseñados para privilegiar a un grupo específico de ciudadanos, mientras otros son peculiarmente sometidos y gobernados. Existen dos fuentes principales de la negación: la ignorancia y la asimilación. La negación puede surgir como resultado de una auténtica ignorancia, y nuestro énfasis debe dirigirse ahora hacia esta palabra. Sólo hasta que las mujeres lo expresan, muchos hombres no entienden que sus privilegios son inmerecidos sobre las mujeres y lo niegan, incluso hoy en día, porque muchos de nosotros todavía no hemos sido propiamente cuestionados sobre nuestros privilegios inmerecidos y no hemos reflexionado en torno a la complejidad del asunto. Muchos blancos de los Estados Unidos se asombran en verdad cuando les enseñan las atrocidades cometidas por sus antepasados en contra de poblaciones negras e indígenas, por lo cual desearían desligarse inmediatamente ellos mismos de tan infames prácticas. Muchas veces, los líderes de corporaciones quedan consternados y perplejos al descubrir que sus organismos culturales facilitan de un modo desigual el ascenso de ciertos grupos de personas y la degradación de otros. En las áreas de lo corporacional, lo institucional y lo personal la ignorancia se hace presente debido a la falta de información y al exceso de desinformación. El asimilacionismo es una ideología hegemónica desarrollada conscientemente, aunque el estándar de las ciencias sociales lo define como un elemento cuya perspectiva es neutral. Por ejemplo, Vander Zanden (1972) define la asimilación como "un proceso por el cual grupos con distintos modos de pensar, de sentir y de actuar, llegan a fusionarse conformando una unidad social y una cultura común" (p. 258). También Hraba (1979) define la asimilación como "el proceso por el cual diversos grupos étnicos y raciales llegan a compartir una cultura común, así como un acceso igualitario a las oportunidades estructuradas en su sociedad" (p. 29). Un examen más detallado de estas definiciones revela una fusión cultural, la cual presupone que ninguna cultura deberá predominar sobre otra, y que la cultura resultante estará beneficiada por las contribuciones de las otras culturas. En suma, la meta final de la asimilación es lo que la definición de Hraba explica como "un acceso igualitario a las oportunidades estructuradas en su sociedad". Lo anterior plantea que nadie deberá ser puesto en desventaja social, económica o política debido a su herencia cultural. Dadas estas metas aparentemente nobles, los asimilacionistas entonces abogan tal doctrina, mientras que niegan la inevitabilidad del poder hegemónico de la cultura dominante. O quizá como alguien podría decir que, la cultura dominante lo es porque es superior y las subculturas deberían desarrollarse hacia una cultura superior —una ideología popularmente conocida como Darwinismo. Para el Darwinismo, la hegemonía cultural existe porque una cultura es superior a otras, en un mundo competitivo es la única apta para sobrevivir. Igualmente, los asimilacionistas niegan que la meta última de la asimilación no es sólo inalcanzable, sino que sólo será posible a costa de establecer enormes desigualdades entre los grupos que conforman una nación. La "estructuración de oportunidades" de una sociedad refleja las necesidades y las visiones de la cultura dominante que torpemente beneficia a algunos, mientras que penaliza a aquellos que forman parte de las demás subculturas. La asimilación es una poderosa ideología y muy pocas culturas en el mundo han escapado de la influencia hegemónica conocida como Cultura Occidental. hay que admitir, claro, que la cultura que comúnmente denominamos Civilización Occidental es una combinación de las antiguas civilizaciones egipcia, romana y griega. También hay que notar que toda cultura intenta ejercer un dominio hegemónico de un modo u otro, e incluso en países como la Unión Soviética, en donde el comunismo suponía haber neutralizado la hegemonía, la influencia hegemónica subcultural existió siempre. En conclusión, es importante hacer una separación entre asimilación como una ideología y la asimilación voluntaria. Mientras que la primera es hegemónica, deliberada y poderosa, la segunda significa un proceso voluntario de aculturación que tiene lugar consciente o inconscientemente sobre las personas que tienen una estrecha proximidad. Segundo modelo: Combatiendo los ismos La fase de negación es muy poderosa porque quienes están en desventaja son frecuentemente los más débiles o los más fragmentados como para intentar un cambio, y quienes se benefician con la hegemonía cultural hacen todo lo posible por mantener el statu quo. Pero algunas veces, lo que parecía una tranquilidad serena y silenciosa es violentada. Como cuando ocurre una erupción volcánica, la lava de las emociones humanas es expulsada con fuerza y crea un calor intolerable entre los individuos, empleados y ciudadanos. Cuando esto ocurre, las figuras de poder están forzadas que no todo esta bien dentro de sus organizaciones o países. Y entonces, en una búsqueda frenética por el equilibrio, los líderes adoptan estrategias para combatir la volátil situación. Ejemplos de esto son los recientes conflictos raciales que se dieron en Los Angeles, en Estados Unidos; el enfrentamiento que hubo entre los indios Mohawk y el Gobierno de Quebec en Canadá; así como la gran cantidad de enfrentamientos raciales que ocurren regularmente en las universidades de los Estados Unidos. Tal fue el caso del Denni's, restaurante que fue demandado y tuvo que pagar millones de dólares por actos de discriminación contra un oficial negro del equipo de seguridad del Presidente Clinton. La fase 2 reconoce que el problema existe. En el caso de las organizaciones, la dirección reconoce un problema urgente que requiere un curso de acción definitivo, específico y relevante. Hay dos opciones de control que son aprovechadas en este estadio: las acciones compensatorias y las acciones de remedio. Las acciones compensatorias intentan corregir las injusticias que han cometido en contra de grupos o individuos específicos que buscaron la simpatía del público o de los tribunales. En los pasados 30 años, los Estados Unidos han sido testigos de cientos de casos sobre derechos civiles, sostenidos en contra de organizaciones por mujeres y minorías raciales enfurecidas. Las multas que se han pagado por estos casos han ascendido a millones de dólares. Al darse cuenta de lo costoso de la insensibilidad cultural o las predisposiciones y prejuicios de sus empleados, las administraciones han creado acciones de remedio sumamente relevantes. Las acciones de remedio incluyen la organización de talleres que ayuden a incrementar la sensibilidad de los empleados hacia las mujeres o las minorías. En algunas ocasiones, los tribunales ordenan que un individuo o una organización deba recibir algún entrenamiento sobre sensibilidad, como es el caso del propietario de los Red's, un equipo de béisbol de Cincinnatti, Ohio (en Estados Unidos), quien hizo observaciones despectivas en contra de negros y judíos. Tercer modelo: Acción afirmativa La fase dos representa un intento esporádico por apagar el fuego encendido por la insensibilidad racial o cultural. Es generalmente una reacción a una situación peligrosa y muchas veces volátil. Las medidas tomadas en esta fase son generalmente no institucionalizadas, así como los esfuerzos dirigidos a combatir estos ismos fluctúan con los cambios en el personal. Igualmente, una forma rápida y económica de combatir los ismos es remover a aquellos que son culturalmente diferentes de una determinada organización. Por ejemplo, los empresarios pueden decidir homogeneizar a sus empleados, para lo cual despedirían a las mujeres de tal modo que no se dé un problema de sexismo, darían la apertura a gays y lesbianas, lo cual no ocasionaría un problema de homofobia, o aceptarían a los miembros de otras culturas, lo cual evitaría problemas raciales, etc. La posibilidad de esta opción es real en los distintos estados de Norteamérica, y por esta razón, el gobierno esta considerando una ley de prevención a la discriminación basada en la raza, en el género o en la religión. Catherine Stimpson (1993) ofrece dos visiones sobre acción afirmativa: 1. Una red de términos para actividades que los cuerpos ejecutivos, legislativos, judiciales y cualquier otra instancia de gobierno pueda manejar. En este punto, la acción afirmativa es una política social que sitúa y regula sus fuerzas y sus esfuerzos. Su propósito es incrementar la igualdad y las oportunidades de mejoramiento de vida..., 2. Una red de términos que ayude a ampliar las actividades que toman voluntariamente tanto instituciones privadas como públicas con el fin de acrecentar la diversidad, la igualdad, y generar mejores oportunidades. Aquí, las acciones afirmativas son parte de una política institucional... (p. 4) Stimpson ha apuntado que las acciones afirmativas tienen metas que resultan conflictivas, especialmente cuando atendemos a la primera definición. Por ejemplo, mientras por un lado la meta de la acción afirmativa es "extender y cubrir a los grupos que históricamente han estado en desventaja (principalmente los hombres y mujeres de minorías raciales, así como las mujeres de cualquier raza) para que consigan una igualdad de oportunidades" (p. 4); por el otro lado, otra meta es "permitir a cualquier raza y/o género logre alcanzar una preferencia para poder trabajar, ser aceptado o recibir alguna ayuda económica, todo esto bajo la creencia de que la preferencia es un modo de evitar la discriminación" (p. 4). Cómo trazar una línea divisoria entre el tratamiento especial dirigido hacia la discriminación del pasado sin que se revierta en un nuevo modo de discriminación, es un terrible dilema incluso para aquéllos que son partidarios de la acción afirmativa. Además, Rowe (1993) reconoce que "la acción afirmativa, en el estricto sentido de regulación del gobierno, no puede ser lograda desde esta posición. Esto no es realmente efectivo, por sí mismo" (p. 35). De igual conformidad con esta visión, y hablando en específico sobre acciones afirmativas aplicadas a las comunidades afro-americanas de los Estados Unidos, Hoffman (1993) señala que "la acción afirmativa no es más que un imperfecto proceso para asegurar la imparcialidad y remediar la discriminación del pasado. Pero la acción afirmativa no puede producir candidatos, o satisfacer las necesidades educativas a menos que haya un mejoramiento en la enseñanza para los grupos minoritarios" (p. 30). Como hoffman ha observado, la acción afirmativa es imperfecta y representa una imposición externa de reglas que están dirigidas a incrementar la diversidad de aquellos que se benefician de los fondos públicos. Pero el multiculturalismo no puede ser legislado de un modo externo, sólo puede desarrollarse desde el interior. No puede forzarse a la gente a aceptarlo. Más bien, la gente debe ser auxiliada, educada y motivada para que logre comprender las ventajas de crear un medio multicultural. Cuarto modelo: Pluralismo cultural o evaluación de la diversidad La acción afirmativa intenta prescribir el nivel mínimo de condiciones aceptables en los empleos a proporcionarse para el bienestar de las minorías raciales de los Estados Unidos. En un país que ha sido históricamente hostil contra las minorías raciales, los miembros de tales grupos critican la acción afirmativa dando la impresión de que todo estará bien sólo si los estándares mínimos se mantienen. Sobre este punto, resulta normal encontrar a muchos críticos de la acción afirmativa tanto en las minorías como en las mayorías. El pluralismo cultural es un paso mayor que la acción afirmativa, y apunta hacia la valoración de la diversidad. Mientras que la acción afirmativa es una respuesta a las leyes, el pluralismo cultural es una respuesta a la valoración de la diversidad y la conciencia individual. Hraba (1979) define el pluralismo cultural como "la existencia de distintas subculturas étnicas en una sociedad que pueden afectar y hacen cambiar los distintos modos de pensar, sentir y actuar de sus miembros" (p. 63). Esta definición subraya un hecho importante: la gente que es diferente culturalmente, lo es también en su modo de pensar, sentir y actuar. Perciben un evento de distinto modo entre uno y otro, y en algunas ocasiones adoptan diferentes estrategias para resolver los problemas de la vida cotidiana. De acuerdo con Thomas (1991) "con frecuencia el valorar las diferentes iniciativas se enfoca en la forma como hombres y mujeres, o personas de distintas razas, reflejan diferencias en los valores, actitudes, conductas, modos de pensar y trasfondos culturales" (p. 25). Thomas también ha notado que el motivo de valorar la diversidad es para explotar la riqueza que puede florecer de las diferentes culturas; su enfoque más inmediato está dirigido a comprender, respetar y valorar las diferencias existentes entre varios grupos en su contexto y en su organización. En esta cuarta fase, se intenta no homogeneizar distintas subculturas en una sola o adoptar un estándar mínimo que cumpla con los requerimientos de la acción afirmativa. Lo primero y más importante es reconocer la presencia de otras subculturas, lo segundo es respetar tales subculturas como formas de vida válidas para aquellos que las ejercen. Quinto modelo: Manejo de la diversidad La valoración de la diversidad se detiene después del reconocimiento y el respeto hacia otras culturas; en este punto, es necesario alcanzar un quinto estadio, el del manejo de la diversidad. Como Thomas (1991) ha mencionado: "sin embargo, la aceptación, la tolerancia y la comprensión de la diversidad no se bastan por sí solas para crear una fuerza de trabajo fortalecida. Para fortalecer a diversos grupos de empleados a considerar su propio potencial, es necesario el manejo de la diversidad" (p. 25). El concepto de manejo de la diversidad está basado en los beneficios que pueden resultar debido a la existencia de una diversidad en la población. A partir de que la cultura hace variable los modos de percibir, pensar, sentir y actuar de las personas, tales diferencias pueden convertirse en ventajas para una organización o para todo un país. Una de las razones por las que fallan las empresas es la incapacidad de sus líderes para cambiar sus paradigmas empresariales de un modo más veloz, y así tomar ventaja de los cambios en el medio ambiente. Los paradigmas empresariales son tan difíciles de cambiar como los hábitos personales. Sin embargo, en lugar de intentar el cambio, el manejo del trabajo bajo una filosofía de manejo de la diversidad, sólo necesitan fortalecer a aquellos que son culturalmente diferentes para que expresen sus percepciones, ideas, sentimientos y modos de acción distintos para lograr avances en su organización. De esta manera, la variedad de percepciones llega a ser una fuente de opiniones diversas para lograr una mejor administración. Un cuerpo homogéneo necesitaría mucho más tiempo para llegar a concertar una solución. Bajo la filosofía del multiculturalismo, los líderes empresariales y gubernamentales buscan crear un medio diverso, pues resulta más lucrativo y sano para sus organizaciones y sus países. Se hacen esfuerzos conscientes para alterar la estructura administrativa con el fin de aprovechar a las personas con distintos trasfondos, y como Thomas (1991) ha notado, la meta es alcanzar un uso completo de los recursos humanos. El interés principal del manejo de la diversidad es lograr un margen competitivo, en un crecientemente medio competitivo. El principal interés es manejar o crear un medio que sea apto para la completa utilización de las diversas fuerzas laborales (p. 28). Sexto modelo: Diversidad global Lo que aquí se ha denominado diversidad global, puede ser denominado más apropiadamente diversidad internacional, lo cual cambiaría el enfoque del multiculturalismo hacia las cuestiones de organización, más allá de lo organizacional y nacional y hacia las arenas internacionales. La diversidad global es necesaria para resolver varios errores localizados en la fase del manejo de la diversidad. Mientras está bajo la filosofía del manejo de la diversidad, la dirección busca crear un medio diverso, de este modo la última meta es maximizar las ganancias o beneficios. El problema del manejo de la diversidad es el intento de explotar las diferencias. Bajo esta filosofía, los líderes buscan crear sólo la clase de diversidad que podría beneficiar a sus organizaciones. Por consiguiente, algunos grupos de inmigrantes, por ejemplo, pueden no ser considerados atractivos para algunas organizaciones económicamente orientadas y para algunos gobiernos sin imaginación, ya que podrían requerir de un entrenamiento posterior lo cual implica un costo financiero. Consecuentemente, en los Estados Unidos, la política de inmigración refleja una predisposición en favor de los inmigrantes que tengan origen europeo. Patrick Buchanan, un candidato republicano para la presidencia, fue severamente criticado en los medios por preguntar sobre el efecto que tendrían un ciento de europeos o un ciento de zulus, y sobre quiénes podrían integrarse más rápidamente a la población americana. Tal visión sugiere que el gobierno norteamericano continúa favoreciendo claramente la inmigración europea sobre la inmigración zulu. Por esta razón, el manejo de la diversidad como filosofía sólo crea el medio que tenga el potencial de beneficiar al país anfitrión o a una organización. La diversidad global extiende el diálogo del multiculturalismo más allá de las cuestiones comunes de negros y blancos en los Estados Unidos. Esta filosofía busca y valúa la representación de toda la gente de distintas culturas y nacionalidades. La diversidad global enfatiza la interdependencia de los problemas sociales, económicos y políticos, así como la necesidad de buscar soluciones globales y comprehensivas para éstos. Séptimo modelo: Diversidad humanística El multiculturalismo global o internacional se encuentra sumamente constreñido por la política internacional. Por esta razón los árabes que radican en Estados Unidos no gozan del mismo apoyo que proporciona su herencia cultural, como lo hacen los irlandeses, por ejemplo. Del mismo modo, los norcoreanos que radican en Estados Unidos tampoco cuentan con el mismo apoyo cultural como el de los surcoreanos o los japoneses norteamericanos. A pesar del porcentaje de los afroamericanos dentro de los grupos minoritarios en los Estados Unidos, son quizá el grupo más marginado de todos ellos. Aunque la diversidad internacional enfatiza que las culturas están más allá de una nación, la elección de las culturas para ser identificadas, celebradas y apoyadas dependiendo de la economía internacional, así como de las asociaciones políticas del país. Así, la situación de los palestinos, aunque seria, no lo es tanto en comparación como la de los judíos para el gobierno americano. Tampoco la pérdida de vidas americanas en la intervención de Liberia comparada a la de Kuwait o Bosnia. Por esta razón, la diversidad humanística enfatiza que el multiculturalismo tiene su base en la humanidad, y no en las ganancias políticas o económicas que puedan resultar de la asociación y el reconocimiento. Como se ha mencionado al principio, el uso de la palabra "humanístico" puede transmitir un engañoso mensaje, en el sentido de que el término puede ser usado para connotar el renacimiento del espíritu individualista y crítico, así como un interés secular y una desatención de lo que resulta supernatural (Webster, 1987). Sin embargo, el término es usado aquí para conllevar la dignidad y el valor individual, así como una capacidad de autorealización a través de la razón (Webster, 1987). Se emplea para indicar la "humanización" de la humanidad, así como la habilidad humana para trascender los aspectos estrechos, provincianos y particulares de las culturas individuales. Por ello, el multiculturalismo humanista, está enfocado sobre las cuestiones realmente globales, sin poner mayor énfasis en una cultura u otra, sino tratando de aceptar a todas las culturas como formas válidas de subsistencia, además de reconocerles las contribuciones que hacen a nuestras vidas (independientemente de nuestro conocimiento o ignorancia de tales contribuciones). El multiculturalismo humanístico no enfatiza el beneficio económico o las asociaciones políticas. La vida de un árabe es tan valiosa como la de un judío, la vida de un africano es tan valiosa como la de caucásico. Es únicamente bajo esta filosofía que realmente podemos admitir que cualquier hombre o mujer son creados igualmente, y va un paso más allá porque declara que todas las personas tienen el mismo derecho a vivir y a todo lo que la vida puede ofrecerles. El multiculturalismo humanista contiene en su filosofía una emancipación real, aplicable a cualquier tipo de hombre, y una comprensión holística de las interacciones humanas. Celebra aquello que resulta común, al mismo tiempo que apoya con fuerza lo que es particular. Tal concepción es construida sobre una ideología que sostiene que nadie será libre, sino hasta que todos seamos libres. La verdadera libertad deberá ser comprensiva en su extensión, e incluir a todos los ciudadanos del mundo. Es por necesidad (y aunque por desgracia, esto representa una enorme pérdida de recursos), que el rico gasta mucho de sus ingresos para proteger su fortuna en contra de aquellos que son pobres. Igualmente, los países libres gastan muchos de sus recursos para proteger sus fronteras de aquellos que huyen de sus gobiernos represivos. La meta del multiculturalismo humanista es recanalizar nuestros recursos hacia una emancipación de la humanidad en su totalidad. Además, el multiculturalismo humanista no es un simple rechazo del nacionalismo, sino una celebración de lo que es general, dada la inevitable globalización de la información y la economía. Se trata del rechazo a una sociedad atomista, ya que ésta es proclive de dirigirse hacia un antagonismo fragmentario que es, en esencia, característico de nuestro mundo. Mientras que los procesos de modernización, el predominio de los adelantos tecnológicos, y los continuos procesos de actividades internacionales tienen como consecuencia inevitable su homogeneización; los esfuerzos deliberados, los fuertes compromisos y los liderazgos visionarios son necesarios para definir y formular las necesidades y las políticas grupales y/o nacionales en base al multiculturalismo humanista. Implicaciones del Multiculturalismo humanista Las políticas internacionales continuarán con su influencia en las asociaciones y relaciones internacionales. Las naciones son una creación de la política, por ello las actividades de las naciones no pueden estar desprovistas de política. Sin embargo, la creación de organizaciones tales como las Naciones Unidas, fue para proporcionar a las naciones la oportunidad de explorar formas de trabajar unidas para promover el humanismo. Pero, el cómo hacer para que las Naciones Unidas sean pertinentes, será un desafío en el próximo siglo, a menos que la organización cambie y comience a actuar en la promoción del multiculturalismo humanista. En la actualidad, unos cuantos países tienen un poder hegemónico sobre la organización, lo cual ha desgastado seriamente la confianza que países menos desarrollados depositan en ella. Así como la economía y las capacidades militares de las naciones marginadas hoy en día pueden cambiar, y la posibilidad latente de que una nación hostil sea remplazada por otra, el hecho de nuestra inhumanidad contra otros continúe creciendo ad infinitum, hace absolutamente necesaria una nueva y radical visión de las relaciones globales, intelectuales y educativas. En conclusión, un "Nuevo Orden Mundial" (tal y como lo proclamaron Gorbachev, Reagan y Bush) que no abrace la ideología del multiculturalismo humanista será una labor que no tendrá frutos. Este orden mundial tenderá de por sí a un desorden, a menos que involucren más en sus agendas los aspectos culturales, religiosos, económicos y políticos, tanto a nivel nacional como global. El mundo de los negocios tiene un efecto profundo en la vida de las personas. Atribuyendo esta observación a Levy & Zaltman, Michael hacer notar que: "el marketing produce formas de pensamiento comunes entre los miembros de una sociedad, porque la estandarización de los productos y los servicios da como resultado la estandarización del pensamiento y la conducta" (p. 20). Por consiguiente, mientras el mundo de los negocios tiende a influenciar tremendamente los modos de pensamiento generales acerca del consumo, también influye en crear clases sociales/económicas, que podrían polarizar y fragmentar la sociedad. La elevación de los beneficios a corto plazo sobre otras consideraciones lleva a una ideología política, que es incompatible con el multiculturalismo humanista total, global. El desafío que enfrentan los líderes financieros dentro del "Nuevo Orden Mundial" es entre un marketing orientado hacia lo global, o un "marketing social" orientado hacia lo global. Lo cual resultaría en realizar negocios incluso en donde haya menos ganancias. Considerando que para Estados Unidos resulta lucrativo hacer negocios con Kuwait, la política norteamericana seguirá dirigida a favor de este país. Quizá es tiempo de que nuestras escuelas de economía incorporen el conocimiento de una responsabilidad global en su curriculum. La educación superior y, de hecho, los educadores en general tienen un papel mayor, así como una seria tarea ante ellos. La herramienta más efectiva para este cambio en una sociedad democrática es por medio de la educación; de aquí, que los educadores deban tomar la responsabilidad de formar ciudadanos para el Nuevo Orden Mundial. Esta educación debe ser tolerante y comprehensiva. Debe dar oportunidad al pensamiento crítico, debe de forzar a los estudiantes a reflexionar de una manera profunda sobre su herencia cultural, sus privilegios inmerecidos y sobre las culturas del mundo. Los estudiantes deben aprender a desarrollar una visión del futuro, una visión que sea radicalmente diferente a la de nuestra realidad. Ellos, independientemente de su nacionalidad, deberán aprender a enfrentar el reto de hacer que el mundo sea más pequeño y la humanidad más grande, de cómo la cooperación y colaboración global pueden ser la ideología nacional en sus países, y de cómo contribuir individualmente para alcanzar una emancipación global de toda la humanidad. Quizá sea tiempo de que los educadores comparativos amplíen su agenda y su visión hacia el análisis comparativo de los elementos políticos, económicos y sociales de la educación a través de las naciones. El actual desafío no es sólo el de comprender las estructuras y las operaciones de la educación en varios países, sino también el cómo un curriculum educacional prepara a los ciudadanos del próximo siglo. La tarea incluye una exploración de cuán rico o pobre es un curriculum al educar y preparar a quien lo recibe, más allá de una ideología y un conocimiento tradicionalmente intolerantes, los cuales, durante mucho tiempo, han caracterizado nuestros esfuerzos educativos. Nuestra preocupación deberá ser el analizar la educación en Sudáfrica, en términos de qué es lo que deberá ser enseñado y cómo deberá ser enseñado para fomentar no sólo las relaciones entre afrikaners y africanos, sino también con el resto del mundo; analizar igualmente la educación judía en términos de qué es lo que deberá ser enseñado y cómo deberá ser enseñado para fomentar no sólo las relaciones entre palestinos y judíos, sino también en relación con el resto del mundo; y analizar la educación en los Estados Unidos también en términos de qué es lo que deberá ser enseñado y cómo deberá ser enseñado para fomentar no sólo las relaciones entre sus grupos étnicos, sino su relación con el resto de la humanidad. Nuestra preocupación deberá hacer un análisis comparativo de nuestros recursos y esfuerzos para constituir un multiculturalismo humanista. Tenemos que enfocarnos sobre la cuestión de cómo los países emplean la educación para integrar o marginar a sus minorías étnicas, y encausarlas hacia la construcción de una verdadera comunidad global. Los investigadores de la educación comparativa pueden proveer al mundo con una nueva visión y una nueva ideología cuyo interés sea lograr una emancipación global a través de la educación del multiculturalismo humanista. La educación militar debe ampliar sus márgenes para incluir una comprensión global. Los líderes militares deben comprender que su enemigo verdadero es la ignorancia, la hegemonía y el aprisionamiento de la mente, sin importar donde se localice dicha mente en el globo. Nuestros militares, hombres y mujeres, deben aprender que el enemigo real es una ideología de la represión, la cual puede ser resistida y desarraigada a través de la educación y el interés por la humanidad; y que el amigo real es una ideología de la libertad y búsqueda de la felicidad para toda la humanidad. Con este tipo de educación, tanto Iraq como Libia no serían una amenaza permanente para los Estados Unidos. Los instructores inter y multiculturales entienden que la preparación de objetivos y ejercicios debe estar al mismo nivel de importancia que cualquiera de los modelos anteriormente planteados. El reto que enfrentan es dirigir sus objetivos hacia un multiculturalismo humanista. Esto es necesario debido al formato de cápsula de nuestros ejercicios de enseñanza. Por ejemplo, algunos de nuestros instructores se pueden especializar en la enseñanza de la sensibilidad racial, y otros en la enseñanza de una orientación sexual consciente. Una compañía norteamericana que pretenda hacer negocios en Japón estaría tentada a confinar sus recursos de preparación únicamente para la cultura japonesa (lo que es un caso común), mientras excluye a otras culturas. Algunos de nosotros aportamos conocimientos sensitivos sobre los discapacitados pero no sobre los ancianos. Este tipo de conocimientos encapsulados es limitado. Ciertamente, gran parte de los instructores tratan muchos de los ismos posibles dentro de una sesión de preparación, pero el multiculturalismo humanista es una filosofía más integrativa e incluyente, que pone énfasis en una agenda intercultural y humanista. Los modelos presentados anteriormente aportan un marco de trabajo conceptual que puede auxiliar a las investigaciones interculturales. Con esto, es posible conducir una intervención a una cultura organizacional para determinar cuál es el modelo en el que esta operando. Quizá alguna organización sea capaz de operar bajo dos modelos al mismo tiempo y pueda emplear mensajes conflictivos a sus empleados. Los estudios hechos con estos modelos en mente aumentarán nuestra comprensión sobre la retórica y la realidad del multiculturalismo en nuestras organizaciones. Realmente, el mundo se vuelve una encrucijada conforme se acerca al siglo XXI. El concepto de aldea global nunca había sido tan cierto como hoy en día, debido a la tecnología y los medios de transporte, por lo cual nuestra comprensión y actitudes multiculturales requieren un cambio radical si queremos tomar ventaja de los elementos potenciales de nuestro tiempo. Referencias Anderson, L. F. (1991) "A rationale for global education", en ASCD yearbook on global education: From thought to action. Alexandria, VA: ASCD, 1-12. Bush, G. (1990) "Adress before a joint session of the Congress on the Persian Gulf crisis and the federal budget deficit. Papers of the President of the Unites States, v. 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