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Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. “Consecuencias Psicosociales de la Violencia de Género en mujeres y en sus hijas e hijos” Ponente: Ángela Torbay Betancor Profesora Titular del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Facultad de Psicología. Universidad de La Laguna. . E-mail: atorbay@ull.es Palabras Clave: Violencia de género. Consecuencias psicológicas. La familia como institución se ha considerado, históricamente, un ámbito privado donde el comportamiento de sus miembros se situaba fuera del control social. La violencia en el ámbito familiar no se estimaba como amenaza contra el ámbito público, y por ello, éste eximía su responsabilidad. Los valores del sistema patriarcal reforzaban esta idea, donde el hombre, cabeza de familia, asumía los derechos legales, económicos y sociales de su familia, despojando de individualidad a la mujer y a sus hijos e hijas. Esta idea de familia convertía al hombre en controlador de lo que sucediera en la unidad familiar. El análisis del concepto familia, actualmente, presenta esta institución como agente socializador, como transmisora de valores y de pautas comportamentales, y, consecuentemente, la unidad familiar forma parte de la sociedad en la que está inmersa. Desde esta perspectiva lo que suceda en las familias será responsabilidad tanto de las personas que la integran como de la sociedad en la que está inserta (Bosh y Ferrer, 2001). 1 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. La gravedad del problema de la violencia en el contexto familiar es, por tanto, una asunción y obligación de la sociedad, y como tal, debe asumir que la intervención sobre la misma es una cuestión de Estado. Como no existen dudas acerca de la intervención policial o judicial sobre actos delictivos ocurridos en cualquier lugar público, no deberíamos cuestionarnos que si estos actos se comenten en un ámbito privado debe abandonarse el control del mismo. La violencia social y la violencia de género son partes de un todo y así debemos hacerle frente. Tanto desde la perspectiva jurídica, policial, sanitaria como socioeducativa hay que solucionar la realidad de miles de mujeres que enfrentan la violencia por parte de sus parejas o ex parejas como asunción personal (Alberdi y Matas, 2002). De igual forma, no podemos quedarnos sólo en políticas para la provisión de medidas que eliminen los malos tratos, o que los prevengan, sino que debemos asumir las consecuencias biopsicosiociales que presentan tanto las mujeres víctimas de malos tratos, como la de sus hijos e hijas que, si bien físicamente no permanecen con su agresor, sí presentan secuelas que hay que abordar. Las consecuencias de la violencia de género se manifiestan en el ámbito psicológico, físico, social, laboral, educativo, económico y judicial. Consecuencias éstas tanto para las mujeres como para los hijos e hijas que hayan presenciado o sido víctimas de malos tratos (Corsi, 1994). Presentaremos un breve análisis de algunas de estas consecuencias. En el caso de las mujeres víctimas de la violencia de género: 2 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. 1. Psicológicas y Físicas: Ansiedad: la violencia repetida e intermitente enganchada a periodos de arrepentimiento por parte de los agresores suscitan en las mujeres respuestas de alerta, de sobresalto, de inseguridad. La percepción de amenaza conlleva a una pérdida de control en sus vidas, generando irritabilidad, angustia e inquietud. Un estado constante de ansiedad puede generar otro tipo de alteraciones tanto físicas como psicológicas. “cuando voy por la calle miro continuamente hacia atrás, creo que me persigue” “creo que va a cumplir su amenaza de matarme” “cuando oigo la puerta creo que es él” “no estoy segura en ningún sitio” Depresión: las mujeres víctimas de malos tratos han vivido bajo el control absoluto de su agresor, siendo éste la única fuente de alimentación cognitiva para las mujeres. Esta situación hace que la mujer conciba la realidad bajo un sistema de creencias desestabilizadoras provocándole indefensión y apatía, cayendo finalmente, en la desesperanza. Cree que no puede cambiar la situación y asume una angustia paralizadora que la lleva a un estado de depresión. “no puedo hacer nada, él lo sabría y se llevaría a mis hijos” “ya no tango fuerzas para luchar, la verdad es que no tengo fuerzas para nada” “hoy me he pesado: 35 kilos, ya no me importa nada” Pérdida de autoestima: en el sistema de creencias impuesto por el maltratador entran ideas de que la mujer no sirve para nada, de que es mala madre y esposa, que es ignorante, etc. La mujer lo asume, perdiendo el concepto que tenía de sí misma y asumiendo, bien por la fuerza física o por la presión psicológica, lo que el agresor le impone. “me dice que nadie va a querer a alguien como yo, creo que tiene razón” “no tengo a dónde ir” “dice que le pertenezco y que si no soy de él no soy de nadie” 3 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. Sentimientos de culpa: cuando la mujer está inmersa en el círculo de la violencia cree que la conducta de su pareja depende de su comportamiento, se siente responsable de lo que ocurre e intenta cambiar. Se percibe como causante de la situación pero, o no sabe, o no puede cambiarla. “se queja porque no soy cariñosa con él y por eso se enfada, y me grita, y me pega” “me siento culpable de haber traído a mis hijos al mundo” “no me sale nada al derecho, es que le tengo tanto miedo” Trastornos del sueño y de la alimentación: la situación de ansiedad y depresión provocan, insomnio, dolores musculares, tensión crónica. Pérdida del apetito así como períodos de anorexia y/o bulimia. “ten cuidado porque hasta en tus sueños puedo ser cruel” “estoy tan gorda que por eso no me quiere” “me olvido de comer” Trastornos psicosomáticos: los malos tratos crónicos conllevan a la mujer a diferentes tipos de dolores, molestias, fatiga, alteraciones menstruales, caída del cabello, etc. “el corazón se me va a salir, a veces creo que no puedo respirar” “vomito continuamente, no sé qué me pasa” “a veces me pongo a temblar y no puedo pararlo” Ideas de suicidio: el agotamiento físico y psicológico es tal, que la idea de la muerte supone un descanso, un alivio. Entender este sentimiento supone verificar su aislamiento y su indefensión para salir de la relación de violencia. “ojalá cumpla sus amenazas y me mate” “si me muero todo acabaría” “a veces me asomo a la ventana. Algún día tendré el valor para tirarme” 4 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. 2. Consecuencias Sociales- Laboral Aislamiento social: la vergüenza social, el miedo y la dependencia de su pareja provoca en las mujeres una disminución o pérdida de todo contacto con el exterior. Evitan las relaciones con su familia, temen dar explicaciones por miedo a ser castigadas. El estado físico y psicológico en el que se encuentran las imposibilita a mantener una red social de apoyo. “ya no deja que mi madre venga a casa” “si me encierro en casa no tengo que darle explicaciones a nadie” “cómo voy a decir que mi marido es un monstruo” Desconexión con el mundo laboral: los agresores prohíben el que las mujeres tengan un trabajo; eso les supondría una independencia económica a la mujer y un contacto con una red social que él no controla. “no le gustaba que yo trabajara decía que descuidaba la casa” “aunque él no tuviera trabajo no me dejaba ni que yo lo intentara” “era peor cuando trabajaba, me perseguía en el supermercado, a veces montaba numeritos, yo me moría de la vergüenza” Hemos expuesto algunas de las consecuencias que las mujeres experimentan durante y después de la situación de violencia vivida. Este conjunto de indicadores configuran lo que se denomina el trastorno de estrés postraumático crónico. Este trastorno se manifiesta en tres tipos de respuesta: Respuesta o síntoma de reexperimentación: las mujeres reviven intensamente las agresiones sufridas, en forma de imágenes mentales y recuerdos. Éstos llegan a convertirse en pensamientos obsesivos, asociándose a una sintomatología física y de trastornos psicosomáticos. “va a volver” “sabe dónde encontrarme” “por las noches tengo la sensación de que está a mi lado” 5 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. Respuesta o síntoma de evitación: su integridad psicológica sigue alterada, y por tanto, manifiestan desapego por las otras personas. No consiguen motivarse por nada, les cuesta reiniciar sus vidas. Evitan hablar de lo que les ha sucedido, mantienen escasas relaciones sociales para que no les pregunten. “a veces estoy con gente y sonrío para que piensen que estoy bien” “ya no sé si sirvo para trabajar” Respuesta de alarma exagerada: la situación de violencia de forma continuada proporciona en la víctima una percepción de amenaza constante. Se desestabiliza la seguridad personal y cualquier estímulo que reviva la situación vivida se convierte en una respuesta de alarma que se activa tanto a nivel fisiológico como psicológico. Las consecuencias de estas activaciones producen pérdida de control en las tareas cotidianas, inseguridad personal y desconfianza en las otras personas. Estas conductas producen inadaptación, persistiendo después del abandono físico del agresor. “hace un año que me separé, nadie entiende porque sigo igual de mal, a veces yo tampoco lo entiendo” “me cuesta concentrarme lo veo por todos lados” Las consecuencias físicas-psicológicas y sociolaborales, unidas al estrés postraumático que presentan las víctimas de violencia de género, no hacen que el alejamiento del agresor termine con la situación desestabilizadora de la mujer. Por ello es importante considerar que las acciones para reestructurar la violencia de género no acaban con el ciclo de la violencia (Corsi, 2003). 6 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. Repercusiones del maltrato en los hijos e hijas: Las consecuencias biopsicosociales en los hijos e hijas de maltratdadores pueden presentarse tanto si han sido testigos como víctimas de la violencia. En el proceso de desarrollo evolutivo los y las menores están construyendo sus sistemas de creencias y valores sobre los otros, sobre el mundo y sobre sí mismos/as. Esto supone que tanto el padre como la madre están siendo referentes de esa construcción y el modelaje que reciban supondrá un pilar en la formación de su persona. Vivenciar el maltrato hacia su madre o ser víctimas del mismo supone una pérdida de seguridad y de confianza que repercutirá en el desarrollo de su personalidad. Las atribuciones que hacen los niños y niñas sobre la violencia recaen en muchas ocasiones sobre ellos/as mismos/as. Así creen que pueden ser responsables de la situación y que pueden controlarla. Este sentimiento provoca ansiedad, sentimiento de culpa e indefensión (aspecto tratado en el caso de las madres). Numerosos estudios muestran que el desarrollo psicológico de estos/as menores se balanceen entre conductas altamente agresivas o antisociales, a comportamientos de inhibición, retraimiento social o miedo paralizante. En ambos casos se presenta una alta frecuencia de síntomas de depresión, ansiedad y una alta inadaptación social, personal y escolar (Patró y Limiñana 2005). La etapa evolutiva en la que se encuentran los/as menores es decisiva para determinarlas consecuencias a medio y largo plazo que puedan presentar tras los sucesos de violencia. Este debe ser un criterio determinante para las acciones terapéuticas que se vayan a realizar con estos/as menores. 7 Ponencia Jornadas sobre Salud, Género y Calidad de Vida. Arona, noviembre de 2006. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA Alberdi, I. y Matas, N. (2002). La violencia doméstica. Informe sobre los malos tratos a mujeres en España. Colección Estudios Sociales. Fundación La Caixa. Bosch, E. y Ferrer, V. (2001). La violencia de género: de cuestión privada a problema social. Intervención Psicosocial. Revista de Igualdad y Calidad de vida. Vol.9, n.1, 7-19. Corsi, J. (1994). Violencia familiar. Una mirada interdisciplinar sobre un grave problema social. Buenos Aires. Paidós. Corsi, L. (2003). Maltrato y abuso en el ámbito doméstico. Buenos Aires. Paidós. Patró, R. y Limiñana, R.M. (2005). Víctimas de violencia familiar: Consecuencias psicológicas en hijos de mujeres maltratadas. Anales de Psicología, vol.21-1, 11-17. 8