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El estudio, que se basa en el desciframiento de la información magnética extraída de nanopartículas de meteoritos, ha sido publicado en portada por la revista Nature Una investigación de la profesora del CUD de Zaragoza, Julia Herrero-Albillos, arroja nueva luz sobre los procesos de creación de los campos magnéticos en el sistema solar Un equipo de nueve científicos liderado por los doctores Richard Harrison y James Bryson, de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, y del que forma parte la profesora e investigadora del Centro Universitario de la Defensa (CUD) de Zaragoza Julia HerreroAlbillos, ha capturado por primera vez la información guardada hace 4.500 millones de años en nanopartículas presentes en meteoritos. Esta información ha permitido a dichos investigadores no solo reconstruir la historia magnética del asteroide al que una vez pertenecieron los meteoritos, sino también alumbrar la creación de los campos magnéticos del sistema solar temprano e incluso augurar el destino del propio campo magnético de la Tierra a medida que se enfría su núcleo. Los resultados de este estudio acaban de ser publicados en el número 7.535 de la revista Nature. El artículo “Long-lived magnetism from solidification driven convection on the pallasite parent body”, que firman, aparte de Herrero-Albillos y Harrison y Bryson, los investigadores Nichols, Kronast, Kasama, Alimadadi, Van der Laan y Nimmo, revela que, durante un largo periodo de la historia temprana del sistema solar, el mecanismo para generar campos magnéticos por parte de los asteroides fue la migración de algunos elementos ligeros desde el interior de estos hacia la superficie en el proceso de solidificación del núcleo a lo largo de miles de millones de años. “Durante los primeros cientos de millones de años desde su formación, los asteroides eran capaces de generar campos magnéticos gracias a que, como la Tierra, estaban formados por un manto sólido rocoso y un núcleo metálico líquido. Según se fue enfriando y solidificando el núcleo, los asteroides dejaron de generar campos magnéticos, pero la señal creada en una determinada época, quedó registrada en los materiales magnéticos que durante ese tiempo tuvieran la temperatura adecuada, es decir, su temperatura de ordenamiento magnético”, explica la profesora de Física del CUD. La reconstrucción de la historia magnética de uno de esos asteroides ha sido posible gracias, precisamente, al desciframiento de las señales magnéticas de una serie de meteoritos llamados Palasitos, cuyas muestras obtuvieron los investigadores del Natural History Museum de Londres y del Sedgwick Museum of Earth Sciences de la Universidad de Cambridge. Con la ayuda del potente microscopio SPEEM, que se encuentra en el laboratorio de luz de sincotrón BESSY II de Berlín, el equipo de la investigadora del Centro Universitario de la Defensa y del Instituto de Ciencias Materiales de Aragón (centro mixto CSIC-UZ) ha sido capaz de capturar las señales guardadas en las nanopartículas de dichos meteoritos, y determinar así la longevidad de la actividad magnética de estos y el momento en el que el campo magnético del asteroide de origen se apagó. Hasta ahora, la fiabilidad de la información extraída de los meteoritos para conocer la creación de los campos magnéticos en la primera época del sistema solar había sido muy baja, al haber sido obtenida de las regiones micrométricas de aquellos, puesto que, en tales zonas, las señales estaban expuestas a sufrir múltiples cambios debido a la interacción de los meteoritos con otros campos magnéticos en su largo viaje de cientos de kilómetros desde el espacio hasta la Tierra. Sin embargo, este grupo de científicos ha logrado ahora leer la información presente en las regiones nanométricas, que, al estar compuestas de un material extremadamente estable magnéticamente denominado tetrataenita, les ha posibilitado obtener por vez primera un registro fiel de la historia de los campos magnéticos generados por el asteroide en el cual se formaron. Por otra parte, a partir de la reconstrucción de la historia magnética del asteroide, los autores del trabajo publicado en portada por Nature también han podido vaticinar el futuro del campo magnético de la Tierra, que, además de orientar las brújulas y ofrecernos maravillosas auroras boreales y australes, nos protege de la agresiva actividad solar. “En realidad, el asteroide puede servir como modelo de estudio de la Tierra a pequeña escala”, señala Julia Herrero-Albillos. “La Tierra se enfría lentamente y cuando lo haga del todo, algo que está previsto que ocurra dentro de miles de millones de años, dejará de crear un campo magnético. Los asteroides son mucho más pequeños y todo ese proceso ya lo han experimentado antes. Por eso, los resultados obtenidos nos va a permitir aproximarnos a cómo será ese proceso y cuándo se va a producir”. No obstante, la investigadora del CUD puntualiza que está previsto que el Sol como estrella explosione mucho antes de que la Tierra se enfríe por completo.