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ISSN 01200453 REVISTA Sociedad Colombiana de Oftalmología Vol 37 · No. 4 · Octubre / Diciembre 2004 Conferencia Magistral: Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales ISSN 01200453 REVISTA Publicación Oficial de la Sociedad Colombiana de Oftalmología Sociedad Colombiana de Oftalmología Fundada en 1969 Fundadores: Eduardo Arenas A.; Mario Ortiz G.; Mario Hoyos B. Periodicidad: Trimestral Revista SCO, Bogotá, v. 37 · No. 4, P 221 - ???, · Octubre · Diciembre de 2004 Editora en Jefe Catalina Montoya Herrán, M.D. Editora Asociada Angela María Gutierrez, M.D. Consejo Editorial Nacional: Marcela Arango Ramirez, M.D Gerson Lopez, M.D Carlos Augusto Medina Siervo, M.D: Juan Camilo Sanchez Thorin, M.D. Impresión Molher Impresores LTDA Calle 93A No. 40-13 · PBX 256 8080 - 5336880 Fax: 533 0840 Diagramación: Nemo Estudio: www.nemoestudio.com ISSN 01200453 Revista Sociedad Colombiana de Oftalmología Licencia Min. Gobierno de Tarifa Postal Reducida Resolución No. 1.116.69 Trans 21 No. 100 - 21 Oficina 305 Tel.: 236 2661 · Fax: 621 8547 E-mail: revistasco@socoftal.com Web Site: www. socoftal.com Bogotá, COLOMBIA I Junta Directiva Sociedad Colombiana de Oftalmología 2004 - 2006 Presidente 2004-2005 Juan Guillermo Ortega, M.D. Presidente Electo 2006-2008 Angela Maria Gutierrez, M.D. Vicepresidente Juan Pablo Naranjo, M.D. Secretario Ejecutivo Zoilo Cuellar Saenz, M.D. Tesorero Gabriel Ortiz, M.D. Fiscal Ramiro Prada, M.D. Vocales Roberto Baquero, M.D. Catalina Montoya, M.D. Felipe Vejarano, M.D. Agrupaciones de Especialidades Afiliadas a la Sociedad Colombiana de Oftalmología ASOGLAUCOMA Coordinadora : Dra. Patricia Amaris Tatis Asociación Colombiana de Retina y Vitreo (ACOREV) Presidente: Juan David Bravo Acosta Asociación Colombiana de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo Presidente: Guillermo Marroquín Gómez Asociación Colombiana de Cornea y Cirugía Refractiva (ASOCORNEA) Presidente: Eduardo Arenas Archila Grupo Colombiano de Cirugía Plástica Ocular Coordinador: Jaime De la Hoz Rivera Asociación Colombiana de Catarata y Refractiva (ASOCCYR) Coordinador: José Luis Escaf Jaraba II ISSN 01200453 Publicación Oficial de la Sociedad Colombiana de Oftalmología Periodicidad: Trimestral REVISTA Sociedad Colombiana de Oftalmología Revista SCO, Bogotá, v. 37 · No. 3, P 221 - ???, · Julio · Septiembre 2004 Indice EDITORIAL Pag. Comité Editorial ................................................................................................................................................................. IV CONFERENCIA MAGISTRAL: 1. Mi Experiencia con Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales. Zoilo Cuellar Montoya, M.D. ..................................................................................................................................... 221 REVISION MAYOR: 2. Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior. Alexander Ospino Acevedo MD. ................................................................................................................................. 256 REPORTE DE CASOS: 3. Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas de la ciudad de Bogotá Greizy López, Bact., Nancy Y. Gélvez, MSc., David Medina, M.D., Silvia C. Florez, M.D.2, Patricia Gonzalez, Biol, Martalucía Tamayo, M.D. .......................................................................................................... 264 4. Compromiso Ocular en la Porfirio Eritropoyética Congénita (Enfermedad de Gunther) Carolina Patiño Madero, M.D, Alexander Ospino Acevedo, M.D, Mario Arenas Perez, M.D, Mauricio Uribe M.D. .............................................................................................................. 272 5. Blefarochalasis: Presentación de un Caso Amparo Mora Villate MD, Karolina Torres Quinche MD. ............................................................................................... 276 III Editorial Queremos que el período 2004-2006 represente una nueva etapa en la historia de nuestra revista. Por años ha desfilado un grupo de oftalmólogos que, con la mejor voluntad y mil dificultades, han venido dirigiendo, corrigiendo, editando y publicando, la que se ha constituido en recipiente natural de nuestra escasa y desordenada producción científica. La revista además, refleja buena parte de lo que padecemos: nos falta disciplina para escribir, no tenemos una formación académica adecuada para investigar o revisar temas con un cierto nivel, desconocemos las normas actuales de calidad que rigen la presentación de artículos. ¿Cuántos conocemos realmente lo que se denomina "medicina basada en la evidencia" o "medicina basada en el valor"? O quiénes somos capaces de desarrollar un meta-análisis a partir de un grupo de trabajos comunes sobre un tema? Aportar a la revista requiere una gran dosis de valor: se necesita aprender a darle importancia a lo que publicamos, superar de alguna manera el complejo que nos aqueja y que nos impide desarrollar conceptos e ideas de manera clara y ordenada a través de un escrito. Implica continuidad y permanencia en el tiempo, exige elevar el nivel académico y científico, de tal modo que nos convirtamos en una fuente de referencia para los oftalmólogos. Demanda abrir las páginas de la revista a especialistas de otras latitudes que publiquen en nuestras páginas y nos den un valor agregado. Tenemos un propósito sólido: lograr que la revista sea indexada porque, de este modo, tendremos acceso a motores de búsqueda en el mundo, podremos lograr que las universidades y centros de enseñanza otorguen un valor académico a la producción académica universitaria, acorde con sus merecimientos. Queremos impulsar una nueva generación de oftalmólogos que aporten de manera regular y con alta calidad científica a estas páginas, y que vengan a renovar y apoyar nuestra publicación. Por eso es que en este nuevo período que iniciamos nos hemos puesto en la tarea de renovar la revista y mejorarla en todos sus aspectos, y por lo mismo, queremos invitar a todos los que nos leen a reanudar esfuerzos para darle a nuestra revista la importancia que se merece, y a colaborar con la mayor voluntad y generosidad con esta junta directiva, la editora y el grupo de sus colaboradores. Tengo la firme convicción de que lograremos llevar esta publicación a un mejor estar. Juan Guillermo Ortega, M.D Presidente Junta Directiva 2004-2006 IV Conferencia Magistral: Mi Experiencia con Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Zoilo Cuéllar-Montoya, M. D. I.- Suturas de tracción en la cirugía del estrabismo1. Para efectuar este tipo de tracción utilizo la seda negra de 7-0, con aguja espatulada, cuyo diámetro y ausencia de borde cortante posterior permite colocar cada punto de la sutura de tracción en tejido espiescleral, sin riesgo de penetración a cámara anterior. A la sutura se le corta uno de los extremos armados, para utilizarla en toda su longitud. Se pasa, en la medida de los posible, primero el punto inferior y luego el superior, cuando se trata de cirugía de músculos horizontales. Al pasar los dos puntos quedan los extremos armado y desarmado y un asa central, todo lo cual se tracciona con una hemostática de Barraquer o con una mosquito, cuyo objetivo es actuar a manera de rienda, que permite rotar el globo ocular en dirección opuesta al músculo extraocular que se va a intervenir (Fig. 1)1. Como de una técnica quirúrgica a otra, de acuerdo a los diferentes músculos extraoculares, difiere la colocación de las suturas de tracción, he dividido éstas en cuatro grupos, así: A.- Para cirugía de rectos horizontales y del oblicuo inferior. XXXI Congreso Nacional de Oftalmología. Conferencia Magistral Cartagena de Indias. Jueves 5 de agosto de 2004 Las suturas se colocan sobre el meridiano vertical, en tal forma que la superior se ubica a las 12 horas del reloj y la inferior a las 6 horas (Fig. 1)1. Como mnemotecnia: para músculos horizontales, Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 221 Conferencia Magistral suturas de tracción verticales. Sin embargo, cuando vamos a intervenir solamente el recto medio, ambas se desplazan nasalmente, con lo cual se obtiene una mejor exposición del campo operatorio sobre dicho músculo. En caso de intervenirse sobre el recto lateral, las suturas se desplazan temporalmente, con el mismo objetivo sobre el campo operatorio respectivo. En el caso de cirugías sobre el oblicuo inferior, las suturas de tracción ocupan los extremos del meridiano vertical (12 y 6 horas) (Fig. 2)1. Los desplazamientos se hacen una hora, nasal o temporal, según el caso: por ejemplo, si se trata del recto medio derecho, el punto de las 12 horas se coloca a la 1 hora y el de las 6 horas a las 5 horas y, si se trata del recto lateral derecho, el de las 12 se desplaza a las 11 horas y el de las 6 a las 7 horas, invirtiéndose la situación cuando se trata de los rectos medio y lateral izquierdos. B.- Para cirugía de rectos verticales. Las suturas se colocan sobre el meridiano horizontal, en tal forma que la nasal se ubica a las 3 horas del reloj y la temporal a las 9 horas. Como mnemotecnia: para músculos verticales, suturas de tracción horizontales. Sin embargo, cuando la cirugía es sobre el recto superior, las suturas se colocan una hora por encima de cada extremo del meridiano horizontal (10 y 2 horas, 2 respectivamente) (Fig. 3 A) y, cuando el procedimiento se practica sobre el recto inferior, se desplazan una hora hacia abajo (8 y 4 horas) (Fig. 3 B)2. C.- Para elongación del oblicuo superior: como el abordaje para dicho procedimiento se debe realizar por el cuadrante nasal superior, las suturas se colocarán 1.- Para el Oblicuo Superior Derecho. Una, la superior, desplazada temporalmente del 222 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 meridiano vertical, a las 11 horas, y la segunda en el extremo nasal del meridiano horizontal, a las 3 horas (Fig. 4 A)2. 2.- Para el Oblicuo Superior Izquierdo. Una, la superior, desplazada temporalmente del meridiano vertical, a la 1 hora, y la segunda, en el extremo nasal del meridiano horizontal, a las 9 horas (Fig. 4 D)2. D.- Para plegamiento del oblicuo superior: Como el abordaje para dicho procedimiento se debe realizar por el cuadrante temporal superior, las suturas se colocarán: 1.- Para el Oblicuo Superior Derecho. Una, la superior, desplazada nasalmente del meridiano vertical, a la 1 hora, y la segunda, en el extremo temporal del meridiano horizontal, a las 9 horas (Fig. 4 C)2. 2.- Para el Oblicuo Superior Izquierdo. Una, la superior, desplazada nasalmente del meridiano vertical, a la 11 horas, y la segunda, en el extremo temporal del meridiano horizontal, a las 3 horas (Fig. 5 D)2. E.- Suturas de tracción adicionales. Cuando se requiere una exposición del campo operatorio muy posterior, debido a que vamos a realizar procedimientos de retroinserción superior a los 6 mm o cuando vamos a efectuar fijaciones posteriores adicionales a procedimiento de retroinserción de un músculo recto, es muy útil la colocación de suturas de tracción adicionales, con la misma seda negra de 7-0, ancladas en la esclera, en la inserción original del músculo retroinsertado, colocándolas en tres pasos de sutura, en tal forma que quedan, el extremo armado, el extremo distal y dos asas intermedias, todo lo cual se toma con una hemostática de Barraquer, o con una mosquito Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales para, al traccionar, lograr una excelente exposición del campo operatorio (Fig. 5 y 6). II.- Colgajo conjuntival. A.- Colgajo conjuntival de Cortés. El doctor Mario Cortés V., oftalmólogo boliviano que ejerció en Santiago de Chile, en el Hospital J. J. Aguirre de dicha capital3,4 publicó, en el número de enero a junio de 1962 de los Archivos Chilenos de Oftalmología, el trabajo titulado “Nueva incisión conjuntival para la operación del estrabismo”5 , en la cual describió el colgajo al cual me refiero6, utilizado por mi desde 19664. 1.- Incisiones radiadas. En mi artículo que publicara la Revista del CLADE, en 1981, dejo en el aire la sensación que en ese entonces tenía de que los cortes radiales del colgajo fueron, originalmente, accidentales2. Sin embargo, en el VII Congreso del CLADE en Caraballeda, Caracas, Venezuela, en el mes de octubre de 1981, el mismo doctor Jorge Silva, quien fuera discípulo y asistente del doctor Cortés, dejó muy en claro que el colgajo conjuntival trapezoidal para la cirugía de los músculos rectos horizontales, incluidos sus cortes radiales, había sido ideado por el doctor Cortés7. Con el área conjuntival bulbar nasal – o temporal, o superior, o inferior – expuesta por la ayuda del efecto de rienda de las suturas de tracción, se procede a realizar, con la tijera de Westcott, una incisión límbica que incluya a la conjuntiva y la cápsula de Tenon (Fig. 7)8, orificio por el cual se introduce una rama de la tijera de Westcott, con la curvatura de ésta siempre hacia el fondo de saco correspondiente, haciéndola progresar en forma radiada hacia dicho fondo de saco, en unos 8 a 12 mm, bajo la cápsula de Tenon, hasta que la bisagra de la tijera haga contacto con el extremo distal de la perforación límbica, momento en el cual se realiza el corte radiado, si es posible y la calidad de corte de la tijera así lo permite, en un solo tiempo (Fig. 8)9. Dichos cortes radiados que, en conjunto, demarcan los límites del colgajo conjuntival, varían de acuerdo a los músculos intervenidos, así: a.- Para cirugía de los músculos rectos medios. i.- Para cirugía sobre el recto medio derecho. El corte radiado superior sigue el meridiano de la 1 y 1/2 hora y el inferior el de las 4 y 1/2 horas (Fig. 9 O.D. 10). ii.- Para cirugía sobre el recto medio izquierdo. El corte radiado superior sigue el meridiano de las 10 y 1/2 horas y el inferior el de las 7 y 1/2 horas (Fig. 9 O.I. 10 ). b.- Para cirugía de los músculos rectos laterales. i.- Para cirugía sobre el recto lateral derecho. El corte radiado superior sigue el meridiano de las 10 y 1/2 horas y el inferior el de las 7 y 1/2 horas (Fig. 9 O.D. 10). ii.- Para cirugía sobre el recto lateral izquierdo. El corte radiado superior sigue el meridiano de la 1 y 1/2 hora y el inferior el de las 4 y 1/2 horas (Fig. 9 O.I. 10). c.- Para cirugía de los músculos rectos superiores, derechos o izquierdos. Los cortes radiados siguen los meridianos de las 10 y 1/2 horas y de la 1 y 1/2 hora, en ambos ojos (Fig. 10 R.S. 10). d.- Para cirugía de los músculos rectos inferiores, derechos o izquierdos. Los cortes radiados siguen los meridianos de las 7 y 1/2 horas y de las 4 y 1/2 horas, en ambos ojos (Fig. 10 R.I. 10 y 11). e.- Para cirugía de los músculos oblicuos inferiores. i.- Para cirugía del oblicuo inferior derecho. Los cortes radiados siguen, el superior, el Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 223 Conferencia Magistral meridiano de las 10 y 1/2 horas y, el inferior, el de las 6 horas (Fig. 12 O.D. 10). ii.- Para cirugía del oblicuo inferior izquierdo. Los cortes radiados siguen, el superior, el meridiano de la 1 y 1/2 hora y, el inferior, el de las 6 horas (Figs. 12 O.I. 10, 8 y 13). 2.- Divulsión y desinserción. Previa a la desinserción límbica del colgajo de Cortés, se realiza la divulsión subtenoniana de todo él, en el área próxima al limbo, por delante de la inserción del músculo recto a intervenir (Figs. 14)9. En los colgajos horizontales es preferible realizar la divulsión del corte radiado superior hacia el inferior y, en los colgajos verticales, de acuerdo con la comodidad y la destreza del cirujano. Una vez las puntas de la tijera aparecen, libres, más allá del borde conjuntival y de la Tenon, se procede a realizar la desinserción del colgajo, a ras de limbo indentando, en lo posible, la superficie corneal con la rama posterior de la tijera (Fig. 15). Se debe conseguir que los ángulos límbicos del colgajo sean claramente distinguibles para facilitar, al terminar el procedimiento, la reposición conjuntival en la forma más anatómica posible. 3.- Disección con cauterio monopolar. El cauterio monopolar consta de una punta metálica que une los dos polos, que hace de resistencia y su efecto se logra por temperatura (incandescencia). El ideal es el que permite su manejo con el pie, pues el de mano, aunque igualmente útil, deteriora el pulso al hacer necesaria la pulsación digital del interruptor y, al mismo tiempo, y con la misma mano, controlar la aplicación de la punta incandescente. El cauterio permite, además de disecar limpiamente el tejido subtenoniano, desinsertar la vaina muscular y, al mismo tiempo, hacer hemostasia del área operatoria (Figs. 16 y 1711). La liberación del 224 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 músculo se completa con disección roma con aplicador (Figs. 17 y 18). 4.- Reposición del colgajo conjuntival. a.- Colgajos de Cortés. Terminada la operación sobre el músculo, se procede a reponer la conjuntiva en su lugar por medio, habitualmente, de dos puntos en U yuxtalímbicos con nudos invertidos, lo cual minimiza las molestias postoperatorias: idéntica técnica se usa tanto para los colgajos horizontales como para los verticales. Por la época del VII Congreso del CLADE en Caraballeda (octubre de 1981), suturaba la conjuntiva con dos puntos yuxtalímbicos en U pero el material de sutura era Catgut simple de 5-0 y, aunque ya colocaba puntos en U, estos se anudaban sobre la conjuntiva12. La sutura se caía, habitualmente, a los 8 o 10 días y las molestias no eran muy grandes. Con el advenimiento de las suturas sintéticas reabsorbibles (ácido poliglicólico de Cyanamid y poliglactina 910 de Ethicon), cuya fragmentación se inicia a los 8 días y puede prolongarse hasta los tres meses, las molestias con los nudos eran muy importantes, razón por la que decidí dejarlos invertidos, bajo la Tenon para lo cual, el primer paso de la aguja, después de localizar claramente uno de los ángulos del colgajo, lo hago de la superficie tenoniana a la conjuntival, a unos 2 mm del borde límbico del colgajo; el segundo paso se hace de la conjuntiva a la superficie tenoniana, muy próximo al borde límbico del colgajo (Fig. 19); el tercer paso se hace epiescleral, próximo al borde conjuntival adherido a la esclera, yuxtalímbico, del limbo hacia la periferia, en la dirección del meridiano correspondiente de tal manera que, al anudar, éste queda bajo la Tenon y la conjuntiva y el postoperatorio será más confortable. Con este propósito utilizo la poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), que es el mismo material con el cual suturo los músculos y es de buena resistencia, a pesar de ser tan delgado. Ocasionalmente, cuando Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales preveo que el colgajo conjuntival hará quemosis y que, por lo tanto, tendrá la posibilidad de adelantarse y cubrir parte de la cornea, le coloco un punto adicional en U, yuxtalímbico, en la parte media del colgajo, contra el borde límbico, con el nudo invertido, lo cual fija el colgajo a la epiesclera y le impide deslizarse hacia la cornea. arriba, utilizo el mismo colgajo de Cortés, con ampliación hacia abajo y adentro, con lo cual se facilita la toma y manipulación del recto inferior correspondiente, el cual es referencia obligada para encontrar el paso del oblicuo inferior y demarcar su nueva inserción. C.- Colgajo conjuntival lineal. b.- Colgajos lineales. Para la reposición de dichos colgajos utilizo la misma sutura de poliglactina 910, de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), pero en forma continua, aunque también, con los nudos de sus extremos invertidos, subtenonianos. Esto se logra al realizar el primer paso de la aguja, en uno de los extremos de la incisión, de Tenon hacia conjuntiva, de tal manera que el segundo paso, en el borde opuesto, se hace de conjuntiva a Tenon. Al anudar la sutura y dejar un cabo corto, el nudo queda invertido. El cabo libre se corta a ras de nudo y el cabo armado sigue los pasos continuos, con tomas de conjuntiva y Tenon, de lado y lado8. El remate final se realiza al pasar la aguja solamente por la Tenon y anudar allí, en tal forma que el nudo queda, también, subconjuntival. Dicho colgajo lo utilizo, únicamente, en la cirugía sobre el oblicuo superior; se trata de una incisión lineal, paralela al limbo y muy próxima al fondo de saco correspondiente, bien sea en el cuadrante temporal superior o en el nasal superior, según el caso. De dichas incisiones hay dos posibilidades, a saber: 1.- Para la elongación del oblicuo superior, se utiliza el cuadrante nasal superior (Fig. 21). 2.- Para el plegamiento del oblicuo superior, se utiliza el cuadrante temporal superior (Fig. 22). III.- Toma del recto medio y del recto superior. Como ejemplos de la toma muscular con el gancho de estrabismo analizaremos, en primer lugar, la de un recto medio: B.- En las diferentes cirugías. A.- Toma del músculo recto medio. Para la cirugía sobre el recto medio y sobre cada uno de los músculos rectos, el colgajo conjuntival de Cortés es el ideal. Hay escuelas, como la del Profesor Marshall Parks, que utilizan incisión en el fondo de saco, y varios tipos diferentes de ganchos musculares, la cual no deja huella visible, aunque se requieren manos expertas para realizarla sin complicaciones. El colgajo lineal, a nivel de la inserción muscular, lo considero totalmente contraindicado debido, fundamentalmente, a la tendencia, casi absoluta, de ocasionar fuertes cicatrices, muy difíciles de manejar, durante las reintervenciones. Para la cirugía sobre el oblicuo inferior, ya lo anoté Una vez se termina la disección del colgajo conjuntival de Cortés y con las suturas de tracción que, a manera de riendas, exponen el músculo recto medio, el gancho se pasa por debajo del músculo, inmediatamente por detrás de su inserción escleral, de abajo hacia arriba B.- Disección roma. A renglón seguido, y mientras se tracciona del gancho, se completa la disección que se realizó con el cauterio monopolar, por medio de disección roma, con la ayuda de un aplicador que presiona hacia atrás sobre el cuerpo muscular, con lo cual desprende la cápsula de sus Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 225 Conferencia Magistral adherencias musculares hasta que se visualizan las venas vorticosas nasales. C.- Toma del músculo recto superior. El gancho puede pasar por debajo del músculo del lado temporal, lo que es más fácil, inmediatamente por detrás de su inserción escleral: recordar que el tendón del oblicuo superior, proveniente de la tróclea, pasa próximo a la inserción del recto superior y por debajo de él y el gancho lo puede tomar accidentalmente pero, como a la altura del extremo temporal de la inserción del recto el oblicuo se halla mucho más posterior que en relación a la extremidad nasal de la misma, al realizar la toma de afuera hacia adentro se minimiza dicha posibilidad. A continuación, con la ayuda del cauterio monopolar, se diseca la Tenon y se separa al músculo de su vaina, la cual queda adherida a la cápsula de Tenon. IV.- Retroinserción de un recto horizontal. Una vez disecado en forma satisfactoria el músculo recto a intervenir, y mientras la suturas de tracción exponen el campo operatorio se procede, bajo irrigación continua con solución salina balanceada, con el cauterio bipolar, a realizar hemostasia de los vasos sangrantes y hemostasia preventiva sobre la inserción del músculo, a continuación de lo cual se pasan los puntos de las aletas tendinosas, uno en cada una de ellas, con poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) (Figs. 23 y 24). Luego, con tijeras de Westcott, se procede a desinsertar el músculo, para lo cual se debe tener mucho cuidado en evitar seccionar los hilos, accidente por demás incómodo. El paso siguiente es la hemostasia del área donde se insertaba el músculo, lo cual se puede realizar tanto con el cauterio bipolar como con el monopolar. A continuación, con el compás se realiza la medición del retroceso planeado, a partir de la inserción muscular, pero sobrepasando discretamente los extremos de la misma hacia arriba y hacia abajo. La tenue demarcación escleral 226 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 que logra la punta del compás al medir a partir del extremo inferior de la inserción original, se marca con un leve toque del cauterio monopolar, maniobra que se repite en la parte media de la inserción y en su extremidad superior (Figs.25 y 26). Luego, con el mismo cauterio térmico, se unen estos tres puntos, de tal manera que se demarca, claramente, una línea vertical, paralela a la inserción original, que la sobrepasa discretamente hacia arriba y hacia abajo, lugar donde reinsertaremos el músculo desinsertado previamente. Se colocan primero los puntos de las aletas, en la medida de los posible, primero el inferior y luego el superior: la aguja debe penetrar la esclera discretamente por detrás de la demarcación y debe salir por ésta, tanto en los puntos de las aletas como en el resto de la sutura continua, la cual prefiero realizarla del punto superior hacia el inferior, con cuyo extremo libre se anuda el extremo armado de la sutura superior, al terminar la continua (Figs. 27 y 28), con lo cual concluye la intervención sobre el músculo, después de lo cual se realiza la reposición conjuntival de acuerdo con la descripción que hice en párrafos anteriores. V.- Plegamiento del recto medio. Una vez expuesto el músculo, se procede a demarcar la magnitud de plegamiento a realizar: se coloca una punta del compás sobre el músculo y la otra sobre la esclera, por delante de la inserción de éste, de tal manera que, aproximadamente, la mitad de la medida quede sobre el recto medio y la otra mitad sobre la esclera (Fig. 29). A medida que se coloca el compás se va demarcando con el cauterio monopolar, primero en el extremo inferior de la inserción del músculo, luego en la parte media y finalmente en la superior, para luego unir dichos puntos con el mismo cauterio pero, en este caso, respetando los vasos principales del músculo (Figs. 30 y 31). A continuación, se procede a pasar los puntos Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales laterales en el músculo, con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), lo cual se hace en doble paso, imbricando las fibras y por detrás de la demarcación, para luego pasar cada una de las agujas por la esclera, a nivel de la demarcación escleral y anudar cada cabo armado con el cabo suelto del punto muscular (Fig. 32). Al anudar estos, el músculo se pliega sobre la inserción, pero deja un arco entre los dos puntos, el cual desaparece al terminarse la sutura continua del superior hacia el inferior (Figs. 33). Se debe tener el cuidado de penetrar a la esclera, en cada paso de esta sutura, a nivel de la demarcación y hacerlo del punto superior hacia el inferior, con el cual se anuda el cabo armado, después del último paso de ésta, al concluir lo cual se cortan los tres hilos, a unos 2 mm del nudo. Ya el extremo libre de la sutura, en el nudo superior, se ha cortado. Al terminar el procedimiento se reimplanta la conjuntiva con la técnica ya descrita. VI.- Retroinserción del recto medio más fijación posterior del mismo. Una vez expuesto el músculo y terminada la disección roma extrema, hasta pasar el nivel posterior a la emergencia de las vorticosas nasales, (Fig. 34) se procede a demarcar, mientras se tracciona lo necesario del gancho que fija el recto medio, a nivel escleral y a la altura de las vorticosas, el total de milímetros al sumar la retroinserción a la fijación posterior; se marcan primero los puntos de los extremos y luego se unen, con el cauterio térmico (Fig. 35), del cual se debe graduar la temperatura para no realizar sección de la esclera, lo cual se logra con presiones discontinuas de su interruptor, ya sea éste manual o de pie. El siguiente paso es la colocación de las suturas de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) en las aletas tendinosas, contra la inserción, cada punto con tres nudos para, a continuacion, desinsertar el músculo con la tijera de Westcott, a ras de esclera. Se realiza luego la medición de la demarcación de la retroinserción con el compás y se efectua con el cauterio para, a continuación, proceder a la reinserción (Fig. 36). Para lograr una buena exposición del área en la cual se va a realizar la fijación posterior (a nivel de la emergencia de las vorticosas) y para evitar que la tracción con el gancho se realice de la nueva inserción, se colocan suturas de tracción adicionales a nivel de la inserción original del músculo intervenido (Fig. 37). Como ya, previamente, se practicó la demarcación posterior, se procede a colocar los puntos de fijación posterior: el primero, el inferior, para el cual se pasa la aguja de la esclera hacia el músculo, verticalmente, de abajo hacia arriba; luego se pasa el punto intermedio y finalmente el superior, siempre de abajo hacia arriba, sobre la línea de demarcación y con el mismo material de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) (Fig. 38). Al referirme a la fijación posterior como tal se detallarán estos pasos. Al finalizar, con el gancho se prueba la resistencia de la fijación posterior (Fig. 39). VII.- Retroinserción del recto inferior con preservación de vasos ciliares. Una vez expuesto el recto inferior y claramente visible uno de sus paquetes arteriovenosos, puesto que es muy difícil de diferenciar la arteria de la vena, aunque ocasionalmente se aprecia, al microscopio y con suficiente aumento, la pulsación de la primera, se procede a realizar la disección de los vasos, en forma roma, por medio de divulsión con la punta de la tijera de Westcott y traccionando de la Tenon que recubre los vasos (Figs. 40 y 41), nunca de los mismos vasos, lo cual deterioraría su fina estructura. Con el gancho de estrabismo se levanta el paquete vascular y con el cauterio se seccionan los pequeños vasos Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 227 Conferencia Magistral comunicantes posteriores y se liberan las adherencias del paquete vascular al tejido muscular (Figs. 42 y 43). Cuando ya se ha liberado el paquete vascular, se procede a la colocación de los puntos de las aletas tendinosas con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) (Fig. 44) y a la desinserción del músculo, con la precaución de evitar lesionar los vasos, para lo cual se pasa el corte, apoyando la rama posterior de la tijera contra la esclera, por detrás de la penetración de los vasos en ésta (Figs. 45 y 46). Una vez realizada la desinserción, se efectúa la demarcación de la retroinserción con el compás y el cauterios, en la forma habitual (Fig. 47), y se reinserta el tendón muscular en su nueva posición, primero los puntos nasal y temporal, con el cuidado de lograr una buena extensión del tendón, y luego se realiza una sutura continua de uno a otro, en el curso de la cual, al llegar al paso del paquete vascular, se incide con la aguja el borde tendinoso y luego se hace el paso escleral por debajo de los vasos, de tal manera que se penetra la esclera con la aguja a un lado de éste y se saca por el otro lado, lo cual permite que, al tensionar la sutura, no se estrangule el vaso (Figs. 48 y 49). La sutura se termina como se hace habitualmente (Fig. 50). La preservación de vasos ciliares, sobretodo en adultos y, más aún, cuando se intervienen varios músculos rectos, es un procedimiento que evita la isquemia del segmento anterior del ojo, riesgo que es más frecuente en personas mayores de 35 años de edad. VIII.- Plegamiento del recto superior. Este procedimiento sigue el mismo patrón quirúrgico ya reseñado y sólo vale la pena destacar cómo en la demarcación se protegen, en la medida de los posible, los vasos musculares, 228 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 tanto a nivel escleral como muscular. Se utiliza la misma sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) y el procedimiento se practica a través de un colgajo conjuntival de Cortés superior (Figs. 51 y 52). IX.- Reintervención. De las reintervenciones quizás la parte más complicada de la técnica es el manejo del colgajo conjuntival, debido a las múltiples y fuertes adherencias que, habitualmente, existen. Se deben realizar, primero, los cortes radiados habituales en el colgajo de Cortés, pero buscando áreas menos adheridas de la conjuntiva bulbar. A continuación, con la tijera de Westcott, se trabaja el plano de clivaje utlizando, principalmente, la divulsión, para evitar perforar la conjuntiva. Los sitios más adherentes en las reoperaciones son, comúnmente, la zona correspondiente a la inserción original del músculo y el área yuxtalímbica, de tal manera que en los espacios que las separan es donde se logra realizar la disección y la divulsión hasta completar el túnel entre uno y otro de los cortes radiados. Muchas veces se debe recurrir a la hoja de bisturí, en ocasiones la 11 y en otras la 15, para lograr una disección completa de la conjuntiva bajo la cual, habitualmente, se progresa en forma más segura cuando se sigue la dirección hacia el limbo. Una vez se completa la liberación conjuntival y se alcanza el músculo, se debe ser muy cuidadoso en la disección y estar absolutamente seguro de cual es, para no correr el peligro de lesionarlo. Es entonces, cuando se localizan y liberan los bordes musculares y cuando se inician las maniobras con el gancho hasta lograr pasarlo por su cara escleral, de un borde al otro (Fig. 53). En este momento, se completa la disección con la pinza, con el cauterio y con el aplicador, hasta deslizar la Tenon y la conjuntiva lo más atrás posible. X.- Retroinserción adicional de 8 mm de un recto Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales lateral. Se trata del mismo caso al cual me referí en el punto anterior. El músculo ya había sido retroinsertado en 7 mm. Después de realizar hemostasia preventiva en la inserción muscular con el cauterio bipolar, se colocan los puntos de las aletas tendinosas con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), después de lo cual se desinserta el músculo en la forma habitual. Para facilitar el acceso a la región posterior, por detrás del oblicuo inferior, se colocan unas suturas de tracción adicionales, con seda negra de 7-0 (Fig. 54) (la misma sutura que se había colocado previamente yuxtalímbica), lo que permite la visualización del area operatoria en esa zona tan posterior. En este caso, se hace necesaria la toma del oblicuo inferior, puesto que la medición de 8 mm marca una nueva posición de la inserción del recto lateral, por detrás de dicho músculo (Fig. 55). Se fijan primero los puntos de las aletas y, posteriormente, un punto intermedio: no se realiza sutura continua en este caso (Figs. 56, 57 y 58). XI.- Ducción pasiva en un caso de síndrome de Duane. En el caso del síndrome de Duane es muy importante realizar la prueba de ducción pasiva, antes de iniciar la cirugía. Con una pinza de Adson sin garra se toma la conjuntiva yuxtalímbica temporal y se intenta movilizar el globo ocular hacia la aducción, lo cual se logra parcialmente y con mucha dificultad por la retracción del recto lateral. Se hace notoria, en el esfuerzo de aducción pasiva, la retracción mecánica del globo ocular afectado (Fig. 59). Posteriormente se hace la toma conjuntival yuxtalímbica de la región nasal (meridiano horizontal), y se intenta llevar el globo ocular hacia la abducción lo cual se logra, muy parcialmente, y con esfuerzo. Por el contrario, al intentar imprimir al globo ocular evaluado movimientos verticales, estos se logran fácilmente y en magnitud normal, tanto hacia arriba como hacia abajo, sin que se demuestre la existencia de un obstáculo mecánico. XII.- Fijación posterior13 de 12 mm del recto inferior izquierdo. Una vez expuesto el músculo recto inferior, con tracción hacia arriba máxima con el gancho de estrabismo, y después de haber desplazado hacia atrás el ligamento de Lockwood, hasta visualizar la vena vorticosa temporal inferior, se realiza la medición con el compás de los 12 mm calculados (Figs. 60 y 61), a partir de la inserción escleral del músculo, primero por el eje temporal del recto inferior, marca que queda frente a la emergencia de la vorticosa temporal inferior, y luego contra el eje nasal del músculo, punto a partir del cual se realiza la demarcación lineal, horizontal, con el cauterio monopolar, con contradesplazamiento del músculo para exponer la esclera (Fig. 62). A continuación, y con supresión por uno o dos minutos de la tracción con el gancho entre punto y punto, para no correr el peligro de causar lesiones isquémicas del polo posterior, se colocan los tres puntos de fijación posterior, con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon): se inicia con el nasal, se utiliza un gancho de estrabismo como separador, para mejorar la exposición, se pasa primero la esclera, en sentido nasal-temporal, se sigue la demarcación y se toma una moderada cantidad de esclera y músculo (borde nasal) (Figs. 63 y 64), después de lo cual se anuda con doble sobrenudo y se cortan los cabos a unos 3 mm del nudo; para el segundo punto se penetra de la cara externa del músculo a la esclera, paso para el cual se eleva el cuerpo muscular con la pinza, mientras el ayudante rota el ojo hacia adentro y, al pasar el punto escleral, se realiza el retorno a través del cuerpo muscular, en un segundo tiempo, para después anudar con dos Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 229 Conferencia Magistral sobrenudos el punto (Figs. 65, 66 y 67); finalmente, con paso de músculo a esclera, se coloca el tercer punto, el del borde temporal del recto inferior, para lo cual se debe ser muy cuidadoso de no lesionar la vena vorticosa temporal inferior (Fig. 68), y luego se anuda en la forma descrita, después de lo cual concluye el procedimiento con la reposición conjuntival. XIII.- Fijación posterior13 de 13 mm del recto medio izquierdo. Después de exponerse el músculo y liberarlo de sus adherencias hasta más atrás de las venas vorticosas nasales, superior e inferior, se realiza la demarcación de la fijación posterior con el compás (Fig. 69) y, con el cauterio monopolar, con buen cuidado de evitar marcar sobre el tunel de la ciliar larga posterior, que transita entre las capas de la esclera, a nivel del meridiano horizontal (Fig. 70), para luego realizar la colocación de los tres puntos de fijación posterior, con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon); primero se pasa el inferior, de abajo hacia arriba y de la esclera hacia el borde muscular inferior, con buena visualización de la vena vorticosa nasal inferior, para no lesionarla, (Figs. 71 y 72); una vez anudado éste, se pasa el intermedio, para lo cual se expone el área combinando la rotación del globo por medio de tracción hacia arriba con el gancho que sostiene el músculo con contrapresión con la pinza de Adson que desliza el cuerpo muscular hacia abajo, se pasa la aguja del cuerpo muscular hacia la esclera, para lo cual no se puede perder de vista la punta de la aguja, la cual debe incidir la esclera por debajo del túnel de la ciliar larga y salir por debajo de ésta, sin lesionarla (Fig. 73), para luego, en un segundo tiempo, devolverse de arriba hacia abajo e incidir el cuerpo muscular desde atrás para completar el punto y anudarlo; para el tercer punto, el superior, se incide el cuerpo muscular cerca del borde superior del músculo y luego se pasa por la esclera, a nivel de la demarcación, de abajo hacia arriba, y se anuda (Fig. 74); después de terminar el 230 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 tercer punto (Fig. 75) y antes de reponer la conjuntiva, se prueba la consistencia de la fijación, con el gancho de estrabismo (Figs. 76). XIV.- Debilitamiento del oblicuo inferior14. Para esta técnica se utiliza, como se indicó arriba, un colgajo conjuntival de Cortés temporal, con ampliación hacia abajo. Anecdóticamente, por mala interpretación de la técnica de Fink, yo realizaba el procedimiento, desde 1974, con la técnica que años después, en 1978, publicó Apt (Esquema de Apt.15 Fig.77), la cual es la siguiente: A.- Técnica de Apt15. Toma del recto inferior y exposición del área temporal inferior correspondiente a la vena vorticosa, contra el borde temporal del recto inferior (Fig. 78); demarcación, con el compás y el cauterio monopolar, de un punto situado 10 mm por detrás de la extremidad temporal de la inserción de ese músculo (Fig. 79) y un segundo punto, 5 mm por detrás de ésta (Fig. 80); como la inserción del oblicuo inferior se encuentra a 13 mm del borde temporal del recto inferior, si lo que se planea es un debilitamiento de 13 mm, se unen dichos puntos para conformar la línea de la nueva inserción del oblicuo inferior (Fig. 81); si se han calculado 10 mm de debilitamiento se marcan, con el compás y el cauterio, 3 mm en ángulo recto hacia el recto lateral desde cada uno de los puntos iniciales (Fig. 82); si lo calculado son 8 mm, se marcan 5 mm en sentido temporal y si lo deseado son 6 mm se marcan 7 en sentido temporal; después de demarcar, se suelta el recto inferior y se pasa el gancho al recto lateral (Fig. 83) para, después de exponerlo, localizar el oblicuo inferior y liberarlo con disección térmica con el cauterio monopolar, después de lo cual se lo toma con un segundo gancho de estrabismo (Fig. 84) y se diseca hasta dejar totalmente libre y visible su inserción escleral (Fig. 84), para lo cual es indispensable ayudarse con un separador de Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales desmarres, grande o pequeño, de acuerdo al espacio disponible; el paso siguiente es la colocación de puntos en la inserción del oblicuo inferior, con sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), uno en cada extremo (Fig. 86) para, después, desinsertar el músculo a ras de esclera (Fig. 87); en este momento se retiran los dos ganchos y se coloca uno en el recto inferior, del cual se tracciona hacia arriba y algo hacia el lado nasal, con el fin de lograr una buena exposición del cuadrante temporal inferior del globo ocular, con la ayuda del separador de Desmarres, para visualizar claramente la demarcación; luego, se coloca el punto posterior de la nueva inserción, de adentro hacia fuera, con buena visualización de la vorticosa y su túnel para evitar lesionarlos (Figs. 88 y 89) y, después de anudarlo y cortar cabos, se pasa el anterior, en la misma forma (Figs. 90, 91 y 92). Terminado este paso, se procede a reponer la conjuntiva en la forma habitual. XV.- Cirugía sobre el Oblicuo Superior. Aunque hay varios procedimientos que practico sobre el tendón de este músculo, básicamente describiré dos: el plegamiento, para reforzar su acción en casos paréticos, y la elongación, procedimiento de debilitamiento de su acción, en casos de hiperacción. Para el primero, como ya lo anoté arriba, utilizo una incisión conjuntival lineal temporal superior, muy próxima al fórnix (Fig. 21) y, para el segundo, la vía de abordaje es nasal superior, también por incisión lineal (Fig. 22). A.- Plegamiento. Una vez hecha la incisión conjuntival y tenoniana lineal temporal superior, se toma el recto superior con uno de los ganchos y se tracciona hacia abajo y adentro, después de lo cual, con la ayuda del microscopio, se localizan las fibras del tendón del oblicuo superior correspondiente, próximas a su inserción escleral y mimetizadas con la blancura de la esclera, lo cual se logra con la ayuda de la pinza de Adson y el segundo gancho, con el que se toma y tracciona el tendón. 1.- Pinza de plegamiento. Hasta hace algunos años utilizaba dicho instrumento, lo cual hacía más dispendioso el procedimiento, puesto que es incomodo trabajar con ella (Fig. 93). Ya hace tiempo que prescindí de ella y efectúo toda la cirugía con la ayuda de un gancho de estrabismo. 2.- Pliegue. Al levantar el gancho se insinúa el pliegue que vamos a realizar. Hago la demarcación con el cauterio monopolar, con suma precaución para que la temperatura de la punta del instrumento no sea muy alta, con lo cual podríamos seccionar el tendón; realizo la demarcación del plegamiento por la cara proximal del tendón. El compás debe graduarse milimétricamente en la mitad del plegamiento deseado, puesto que a la demarcación por el lado proximal se sumará, al terminar la sutura, el lado distal, de igual longitud que el anterior: si quiero realizar un fortalecimiento de 12 mm del tendón, el compás lo coloco en 6 mm. Hecha la demarcación, procedo a suturar, con poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), en forma continua, que inicio en el extremo anterior de la inserción, con el paso de la aguja del cuerpo del tendón, a nivel de la demarcación, para salir contra la esclera, a nivel de la inserción tendinosa; a partir de este punto hago unos dos o tres pasos de sutura continua que remato en la forma en la cual se concluye una sutura peritoneal, con un punto que ancla el cuerpo tendinoso, a nivel de la demarcación, al extremo posterior de la inserción escleral del tendón (Fig. 94). 3.- Pliegue suturado a esclera. Como el pliegue quedaría flotando y se podría variar su ubicación, prefiero suturarlo a la esclera, con el cuidado de respetar la dirección anatómica del tendón, procedimiento que realizo con la Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 231 Conferencia Magistral ayuda de una sutura continua de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) (Fig. 93 – 2 y 3). B.- Elongación en Z de Ciancia. Cuando se requiere un procedimiento debilitador del oblicuo superior, mi preferencia es la elongación en Z descrita por Alberto O. Ciancia17, procedimiento absolutamente graduado y de resultados claramente predecibles, muy diferentes a la desinserción o a la sección libre del tendón. 1.- Esquema (Fig. 95). 2.- Técnica. Por incisión conjuntival y tenoniana lineal, próxima al fórnix nasal superior (Fig. 21), se hace la toma del recto superior con un gancho de estrabismo y, con el segundo gancho, se “pesca” el tendón del oblicuo superior introduciendo la punta del gancho de abajo hacia arriba y de afuera hacia adentro, contra la cara posterior de la porción superior del colgajo (Fig. 96); una vez se tiene el tendón en el gancho y se le libera de adherencias y cápsula, se pasa un segundo gancho con lo cual, y al separarlos, se extiende el tendón en forma de puente (Fig. 97); con el tendón así expuesto, realizo la demarcación, por medio del compás cuya medida, en igual forma que en el plegamiento, corresponde a la mitad de la magnitud deseada, es decir, si quiero una elongación de 12 mm, coloco 6 mm en el compás, para luego demarcar con el cauterio monopolar, con las mismas precauciones anotadas arriba, en tal forma que queda dibujada la figura de una letra Z, con las ramas horizontales tomando solamente la mitad anterior la una, y posterior la otra, de la medida transversal del tendón, cuyos extremos medios se unen con un trazo longitudinal para conformar la Z (Figs. 97 y 98); a continuación, se realiza la incisión longitudinal, a lo largo del trazo correspondiente, para separar el tendón en dos mitades, lo más iguales que sea posible, con la incisión que sobrepase el extremo medio de cada demarcación transversal, 232 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 procedimiento que se hace con una cuchilla (Fig. 99) y se completa con la tijera de Westcott; al terminar este paso, se colocan puntos en el extremo que toca el borde del tendón, anterior y posterior, de cada trazo transversal (Figs. 100 y 101), para luego seccionar transversalmente el tendón, de tal forma que cada punto quede en la lengüeta tendinosa correspondiente (Figs. 102 y 103), las cuales se suturan una a otra para reconstituir el tendón y completar la elongación (Figs. 104); al terminar este paso se realiza la reposición conjuntival de acuerdo a lo que ya se describió. XVI.- Tratamiento quirúrgico de inciclotropia izquierda. Finalmente, en un paciente afectado por un síndrome de Duane en su ojo izquierdo y una parálisis del oblicuo superior derecho, con tortícolis izquierdo notable, a quien ya se había practicado una retroinserción amplia de los rectos horizontales izquierdos, un plegamiento, también amplio, del oblicuo superior derecho y un debilitamiento de 13 mm del oblicuo inferior derecho, con persistencia de un grado importante de tortícolis izquierdo, llegué a la conclusión de que se trataba de una inciclotropia del ojo izquierdo, secundaria a la exciclotropia derecha, razón por la cual decidí practicarle un plegamiento de 8 mm a las fibras anteriores del oblicuo inferior izquierdo y un retroceso de 8 mm de las fibras anteriores del oblicuo superior del mismo lado, con la siguiente técnica, por colgajo conjuntival temporal izquierdo de Cortés, con ampliación hasta el nivel de los rectos superior e inferior: A.- Plegamiento de fibras anteriores del Oblicuo Inferior Izquierdo. Una vez expuesto y disecado el cuerpo del oblicuo inferior, por fuera del eje temporal del recto inferior, se divide el cuerpo del músculo longitudinalmente en dos mitades, con ayuda del cauterio térmico, el gancho de estrabismo y la tijera de Westcott (Figs. 105 y 106), y en la anterior se hace Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales la demarcación, con el cauterio térmico, de los 8 mm (Figs. 107); se colocan suturas de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon), en el extremo posterior de la demarcación temporal y en el posterior de la demarcación nasal, con el mismo hilo (Figs. 108 y 109) y con la segunda aguja en el extremo anterior de la demarcación temporal y en el extremo anterior de la demarcación nasal (Figs. 110 y 111) con lo cual, al anudarlas, se produce el plegamiento, que se completa con dos pasos de susutra contínua que se culmina en la forma habitual (Fig. 112). izquierdo marcado y, en la siguiente fotografía (Fig. 121), se muestra la notoria mejoría de la posición de la cabeza que se obtuvo con la intervención. B.- Debilitamiento de fibras anteriores del Oblicuo Superior Izquierdo. Una vez que se tiene el tendón del oblicuo superior bajo tracción con el gancho de estrabismo, se demarcan los 8 mm en su mitad anterior, que se retrocederán (Figs. 113 y 114) y luego se procede, con la tijera, a dividir longitudinalmente sus fibras en dos mitades, anterior y posterior, a continuación, se colocan puntos de sutura de poliglactina 910 de 7-0 (Vicryl® de Ethicon) en los extremos de la inserción escleral de la mitad anterior del tendón (Figs. 115 y 116), después de lo cual se desinserta esta porción del oblicuo superior, con tijera de Westcott (Fig. 117); se miden 8 mm, en sentido temporal-nasal con el compás, punto donde se realiza la demarcación correspondiente, con el cauterio monopolar; se reinserta el fragmento de tendón en dicha demarcación, próxima al borde temporal del recto superior, anclando en la epiesclera las suturas, primero la anterior y luego la posterior y se adicionan dos puntos de sutura continua entre ellas (Figs. 118 y 119), con lo cual se pasa a la reposición conjuntival, en la forma habitual, y se concluye el procedimiento. C.- Posición de la cabeza. En la primera fotografía (Fig. 120) se muestra claramente la marcada posición compensatoria de la cabeza del pequeño paciente, con tortícolis Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 233 Conferencia Magistral Notas y Referencias. 1.- CUÉLLAR-MONTOYA, Zoilo. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias en la Cirugía de Músculos Extraoculares. En: VII Congresso do CLADE. Memórias. Revista Latino-Americana de Estrabismo. Órgão oficial do C.L.A.D.E. Vol. 5. Nº 1. Porto Alegre, Brasil, 1981. p. 17. 2.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 18. 3.- SILVA, Jorge. Información personal. 1968. 4.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 15. 5.- CORTÉS V. Mario. Nueva incisión conjuntival para la operación del estrabismo. Archivos Chilenos de Oftalmología. Vol. XIX. Nº 1 (Nº de Serie, 48). Santiago de Chile, enero – junio de 1962. pp. 54 – 56. 6.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 14. 7.- SILVA, Jorge. Comunicación personal, Caraballeda, Caracas, Venezuela, octubre de 1981. 8.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 20. 9.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 21. 10.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 19. 11.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 22. 12.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. El Colgajo Conjuntival y las Suturas de Tracción trans-operatorias ... Op. Cit. p. 23. 13.- CUÉLLAR-MONTOYA, Zoilo y PERILLA DE AMAYA, Melba. Fijación Posterior o retropexia (“Fadenoperation” de Cüppers). Arch. Soc, Amer. Oftalmol. Optometr. ISSN 0037 – 8364. Bogotá, 1980. 14 (2): 89 – 122. 14.- CUÉLLAR-MONTOYA, Z. y BRANDAO DE ALMEIDA, M.A. Recesión del Oblicuo Inferior. Arch. Soc. Amer. Oftalmol. Optomet. ISSN 0037 – 8364. Bogotá, 1980. 14(3): 169 – 196. 15.- APT, Leopold y CALL, N. Branson. Am. Inferior Oblique muscle Recession J. Ophthalmol. ISSN 0002-9394. 85 (1): pp. 95 – 100. 1978. 234 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 16.- APT, Leopold y CALL, N. Branson. Inferior Oblique muscle Recession Op. Cit p. 96. 17.- CIANCIA, Alberto O. Elongación del tendón del Oblicuo Superior. Presentada al XI Congreso Panamericano de Oftalmología en Santiago de Chile, en 1977. Técnica no publicada. Citada por PRIETO-DÍAZ, Julio y SOUZA-DÍAZ, Carlos. Estrabismo. The C. V. Mosby Company. Saint Louis, Toronto, London, 1980. ISBN 0-8016-4750-9. p. 212. Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 1.- Suturas de tracción para rector horizontales. Seda negra de 7-0 (12 y 6 horas). Fig. 3.-A- Suturas de tracción para cirugía sobre rectos superiores. B.- Suturas de tracción para cirugía sobre rectos inferiores. Fig. 5.- Suturas de tracción adicionales. Colocación. Fig. 2.- Efecto de rienda de la tracción: exposición amplia del campo operatorio. Fig. 4.- A- Suturas de tracción para elongación del O.S.D. B.Suturas de tracción para elongación del O.S.I. C.- Suturas de tracción para plegamiento del O.S.D. D.- Suturas de tracción para plegamiento del O.S.I. Fig. 6.- Efecto de rienda de las suturas de tracción adicionales para exposición satisfactoria del campo operatorio. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 235 Conferencia Magistral Fig. 7.- Incision límbica que incluye conjuntiva y Tenon. Fig. 8.- Corte radiado. Fig. 9.- O.D. - Cortes radiados para cirugía sobre el R.M.D. y el R.L.D. O.I.- Cortes radiados para cirugía sobre R.M.I. y R.L.I. Fig. 10.- R.S.- Cortes radiados para cirugía de rectos superiores. R.I.- Cortes radiados para cirugía de rectos inferiores. Fig. 11.- Cortes radiados inferiores. Fig. 12.- O.I.D.- Cortes radiados para cirugías sobre el O.I.D. O.I.I.- Cortes radiados para cirugías sobre el O.I.I. 236 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 13.- Corte radiado inferior al nivel del R.I. para cirugía sobre el O.I.I. Fig. 14.- Divulsión subtenoniana. Fig. 15.- Desinserción límbica. Fig. 16.- Disección con cauterio térmico (esquemática). Fig. 17.- Disección con cauterio térmico. Fig. 18.- Disección roma con aplicador: comienzo. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 237 Conferencia Magistral Fig. 19.- Reposición conjuntival: paso conjuntiva – Tenon. Fig. 20.- Reposición conjuntival: paso epiescleral (limbo – periferia). Fig. 21.- Colgajo lineal para cirugía del O.S.: elongación. Fig. 22.- Colgajo lineal para cirugía del O.S.: plegamiento. Fig. 23.- Punto de la aleta inferior. Fig. 24.- Puntos de las aletas tendinosas. 238 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 25.- Medición milimétrica en el compás. Fig. 26.- Demarcación con el cauterio térmico. Fig. 27.- Reinserción muscular. Punto inferior. Fig. 28.- Reinserción muscular. Punto superior. Fig. 29.- Demarcación de plegamiento: punto inferior. Fig. 30.- Demarcación con cauterio térmico: unión de puntos esclerales. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 239 Conferencia Magistral Fig. 31.- Demarcación con cauterio térmico: unión de puntos musculares. Fig. 32.- Puntos por detrás de demarcaciones musculares y a demarcaciónes esclerales: inferior. Fig. 33.- Sutura continua completa. Fig. 34.- Disección roma hasta área de vorticosas nasales. Fig. 35.- Demarcación para fijación posterior: desde el punto superior. Fig. 36.- Reiserción muscular. 240 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 37.- Suturas de tracción adicionales: conclusión. Fig. 38.- Conclusión de la fijación posterior. Fig. 39.- Prueba de la firmeza de la fijación con un gancho de estrabismo. Fig. 40.- Disección roma del paquete vascular y con la tijera de Westcott. Fig. 41.- Disección del paquete vascular, elevándolo al traccionar de la Tenon que lo recubre. Fig. 42.- Elevación del paquete vascular con el gancho de estrabismo. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 241 Conferencia Magistral Fig. 43.- Sección de vasos comunicantes posteriores con el cauterio térmico. Fig. 44.- Punto de aleta tendinosa. Fig. 45.- Desinserción del recto inferior sin lesionar el paquete vascular. Fig. 46.- Desinserción del recto inferior: final. Fig. 47.- Demarcación de la retronserción del R.I. con compás y cauterio térmico. Fig. 48.- Reposición muscular: punto nasal. 242 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 49.- Reposición muscular: sutura continua. Fig. 50.- Reposición muscular: remate de la sutura continua. Fig. 51.- Plegamiento del R.S. Demarcación con el cauterio térmico y protección de vasos musculares. Fig. 52.- Conclusión de la sutura continua. Fig. 53.- Reintervención. Localización del músculo. Fig. 54.- Sutura de tracción adicional para exponer área posterior al O.I. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 243 Conferencia Magistral Fig. 55.- Toma del oblicuo inferior. Fig. 56.- Medición con el compás: nueva inserción por detrás del oblicuo inferior. Fig. 57.- Sutura muscular: punto inferior. Fig. 58.- Sutura muscular: final. Fig. 59 .- Tracción pasiva hacia aducción: positiva. Fig. 60.- Medición con el compás sobre el borde temporal del R.I., a la altura de la vorticosa temporal inferior. 244 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 61.- Demarcación con un punto de cauterio térmico. Fig. 62.- Demarcación lineal temporal con cauterio térmico. Fig. 63.- Colocaación del punto de fijación posterior nasal. Fig. 64.- Punto anudado. Fig. 65- Colocación del punto de fijación posterior intermedio. Paso músculo – esclera. Fig. 66.- Colocación del punto de fijación posterior intermedio. Paso cara escleral del músculo – cara externa de éste. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 245 Conferencia Magistral Fig. 67.- Punto anudado. Fig. 68.- Punto anudado. Fin de la fijación posterior. Fig. 69.- Demarcación con el compás. Fig. 70.- Preservación de arteria ciliar larga posterior. Fig. 71.- Colocación del punto de fijación posterior inferior. Paso esclero – muscular. Visualización de vorticosa nasal inferior. Fig. 72.- Punto anudado. 246 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 73.- Colocación del punto de fijación posterior intermedio. Paso cara escleral - cara externa del músculo. Fig. 74.- Punto de fijación posterior superior anudado. Fig. 75.- Los tres puntos colocados. Fig. 76.- Esquema de fijación posterior del R.M.D. Fig. 77.- Esquema de Apt. Fig. 78.- Toma del R.I. Visualización de la vena vorticosa temporal inferior. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 247 Conferencia Magistral Fig. 79.- Demarcación del punto de 10 mm por detrás del extremo temporal de la inserción del R.I. con el compás. Fig. 80.- Demarcación del punto de 5 mm por detrás del extremo temporal de la inserción del R.I. con el compás. Fig. 81.- Esquema de demarcaciones para el debilitamiento de 13 mm del O.I. Fig. 82.- Demarcación de nueva inserción del O.I. a 3 mm por fuera del borde temporal del músculo R.I. Fig. 83.- Toma del R.L. con el gancho de estrabismo. Fig. 84.- Toma del O.I. con el gancho de estrabismo. 248 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 85.- Visualización de la inserción del O.I. y, en el fondo, de la vena vorticosa temporal inferior. Fig. 86.- Paso del punto posterior en la inserción del O.I. Fig. 87.- Desinserción del O.I. con tijera de Westcott. Fig. 88.- Reinserción del O.I. Paso del punto escleral posterior, a nivel de la demarcación. Fig. 89.- Reinserción del O.I. Punto posterior anudado. Fig. 90.- Reinserción del O.I. Paso del punto anterior. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 249 Conferencia Magistral Fig. 91.- Finalización de la sutura. Fig. 92.- Esquema del debilitamiento del O.I. concluido. Fig. 93.- Esquema del plegamiento del O.S.: 1- Toma del tendón con pinza de plegamiento (hoy uso, solamente, un gancho de estrabismo) e iniciación de la sutura. 2- Pliegue suturado a la esclera. 3- Amplificación de la cirugía concluida. Fig. 94.- Pliegue suturado. Fig. 95.- Esquema de elongación en “Z” del O.S. Izquierda: vista frontal de la demarcación (6 mm). Derecha arriba: vista superior de demarcación de la “Z” con rama mayor de 6 mm. Derecha abajo: vista superior de la elongación finalizada (12 mm). Fig. 96.- Toma del tendón del O.S. Abordaje. 250 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 97.- Extensión y exposición del tendón del O.S. entre dos ganchos de estrabismo. Demarcación de la elongación en “Z”. Tinsión demostrativa con violeta de genciana. Fig. 98.- Demarcación de la “Z” de elongación con el cauterio térmico. Fig. 99.- Incisión longitudinal, con cuchilla, que separa el tendón en dos mitades: anterior y posterior. Fig. 100.- Paso del punto de sutura en el extremo de la lengüeta anterior. Fig. 101.- Paso del punto de sutura en el extremo de la lengüeta posterior. Fig. 102.- Sección transversal de la lengüeta anterior, por dentro del punto de sutura. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 251 Conferencia Magistral Fig. 103.- Sección transversal de la lengüeta posterior, por fuera del punto de sutura. Fig. 104.- Sutura de las lengüetas: antes de anudar los puntos. Fig. 105.- División longitudinal del O.I., con gancho de estrabismo. Fig. 106.- División longitudinal del O.I., con tijera de Westcott. Fig. 107.- Demarcación del plegamiento con el cauterio térmico. Fig. 108.- Punto de sutura en el extremo posterior de demarcación temporal. 252 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 109.- Punto de sutura en el extremo posterior de demarcación nasal. Fig. 110.- Punto de sutura en el extremo anterior de demarcación temporal. Fig. 111.- Punto de sutura en el extremo anterior de demarcación nasal. Fig. 112.- Punto posterior anudado y nudo del anterior. Fig. 113.- Medición con el compás de a magnitud del debilitamiento en la mitad anterior del tendón del O.S. Fig. 114.- Demarcación en la mitad anterior del tendón, con el cauterio térmico, del debilitamiento planeado. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 253 Conferencia Magistral Fig. 115.- Punto de sutura en el extremo anterior de la inserción de la lengüeta anterior deltendón del O.S. Fig. 116.- Punto de sutura en el extremo posterior de la inserción de la lengüeta anterior del tendón del O.S. Fig. 117.- Desinserción de la lengüeta anterior del tendón del O.S. con tijera de Westcott. Fig. 118.- Punto de sutura de la extremidad anterior de la lengüeta. Fig. 119.- Punto de sutura de la extremidad posterior de la lengüeta. Fig. 120.- Tortícolis izquierdo preoperatorio. 254 Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 Técnicas Quirúrgicas Estrabológicas Especiales Fig. 188.- Notable mejoría postoperatoria de la posicion de cabeza. Revista SCO 2004 · 37-4 : 221 - 254 255 Revisión Mayor Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior Alexander Ospino Acevedo MD. Resumen La génesis del edema corneal postoperatorio depende de una variedad de factores que van a ser determinantes sobre el estado funcional del endotelio. La biomicroscopía especular permite no solo determinar el recuento endotelial corneal, sino las características morfológicas que permiten prever la función y vitalidad de la capa interna de la cornea. El trauma quirúrgico en la cirugía de segmento anterior genera cambios sobre la salud del endotelio y estos cambios determinan variaciones en el pronóstico visual postoperatorio y en el éxito final de la cirugía. Conocer y manejar las ratas de pérdida celular endotelial corneal inherentes a cada procedimiento permite asegurar mejores manejos quirúrgicos para cada paciente y evitar desenlaces inesperados. El objetivo de este artículo es presentar dichas ratas y demostrar cómo el tipo de procedimiento quirúrgico varía el grado de trauma sobre el endotelio. Palabras Claves: Departamento de Oftalmología, Hospital Universitario La Samaritana Correspondencia: Cra 8 No. 0 - 55 Sur, Consultorio 16 – Bogotá 256 Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 Pérdida Celular Queratoplastia Endotelial, Catarata, Introducción Las causas del edema corneal tras un procedimiento quirúrgico son generalmente multifactoriales, Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior relacionadas con la salud del endotelio del paciente, y con factores iatrogénicos tales como la técnica quirúrgica, la duración de la cirugía y las soluciones irrigantes intraoculares. El endotelio corneal funciona como una barrera permeable entre el humor acuoso y el estroma corneal y como una bomba que mantiene la córnea en estado parcial de deshidratación. El endotelio mantiene un contenido acuoso del estroma en un 78% y un promedio de grosor corneal en 0,52mm. Si la función endotelial falla, el agua difunde hacia el estroma rompiendo la estructura organizada de las fibras de colágeno, resultando en dispersión de la luz y opacificación corneana, todo ello redundando en una disminución de la agudeza visual (figura 1). El agua puede también atravesar el estroma y acumularse como microquistes y bulas sobre o dentro del epitelio, el cual forma una barrera virtual impermeable con sus uniones tipo zónula ocludens1. La densidad celular endotelial corneal normal es de aproximadamente 2500 células por mm2, ocurriendo el edema corneal y la descompensación cuando la densidad celular cae a 500 células por mm2 o menos. La deturgescencia del estroma corneal puede ser monitorizada por el grosor corneal central (paquimetría). La pérdida o el daño de las células endoteliales corneales lleva a un aumento en el grosor corneal, sin embargo, un endotelio sano es lo suficientemente capaz de mantener la deshidratación corneal a través de un amplio rango de conteos celulares endoteliales. Si se trata de evaluar el grado de trauma quirúrgico y el estado endotelial, los criterios morfológicos son más precisos. Esto es debido a que la capacidad funcional del endotelio es sustancial y la depleción celular corneal no se refleja en el grosor corneal hasta que ha habido una pérdida significativa de células endoteliales2. Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Bajo condiciones normales, la córnea del adulto humano pierde células endoteliales a una rata de 0,6% por año3. Después de cirugía intraocular, la rata de pérdida celular endotelial se acelera, por ejemplo, según Bourne y colaboradores, después de una queratoplastia penetrante la rata de pérdida endotelial por año es de 7,8% entre el tercer y el quinto año4. Dependiendo del tipo de cirugía que se realiza y aún de la técnica empleada para tal fin, el grado de pérdida celular varía, en virtud de los diferentes niveles de trauma que se aplican, por ello, se revisará aquí cómo y qué tanto, un determinado procedimiento lesiona el endotelio corneal. Cirugía de Catarata La manipulación de instrumentos en el ojo a través de incisiones limbares o por cornea clara durante la cirugía de catarata pueden comprometer la reserva funcional de un endotelio parcialmente enfermo. La cirugía intracapsular de catarata no complicada y la extracción extracapsular de catarata complicada pueden presentar toque vítreo-endotelial con el resultante edema corneal temprano o tardío en la región de la adherencia vitreocorneal. Por otro lado, durante la facoemulsificación, el calor transmitido por la pieza de mano a la cornea puede resultar en lesión endotelial cuando ésta se acerca mucho al endotelio, conllevando a pérdida celular. De forma similar, las soluciones preservadas ya sea irrigadas o inadvertidamente inyectadas dentro de la cámara anterior pueden ser tóxicas al endotelio corneal y causar edema temporal o permanente1. La mayoría de autores concuerdan en que el grosor corneal per se, no es un buen indicador del daño endotelial ya que no se correlaciona a largo plazo con las densidades celulares que tienden a disminuir con el paso del tiempo y Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 257 Revisión Mayor señalan que vuelve a sus valores preoperatorios al tercer mes postoperatorio y se mantiene dentro de estos rangos aún después de un año2,5. Según un estudio multicéntrico aleatorizado realizado en el sur de Asia, en el que se comparaba la extracción intracapsular de catarata con y sin implante de lente intraocular, la pérdida celular endotelial corneal relacionada con la cirugía fue de 15,8% a la sexta semana postoperatoria. Dicha pérdida fue mayor en el grupo al que se le implantó lente intraocular (17%) comparado con el grupo que no (14,4%). A los 12 y 24 meses postoperatorios, el porcentaje de pérdida celular aumentó a 20,3% y 22,9% respectivamente, sin embargo esta variación entre los dos grupos, no fue estadísticamente significativa6. Estas cifras son bastante altas si se comparan con las otras técnicas actuales de cirugía de catarata, sin embargo, la evolución de los instrumentos, insumos, técnicas y habilidades quirúrgicas ha hecho que ratas de pérdida endotelial tan elevadas como del 70%, reportadas por Bourne y Kaufman7 en 1976 para extracción extracapsular e implante de LIO, alcancen niveles más aceptables: actualmente la rata anual de pérdida endotelial por año entre 1 y 10 años es del 2,5%, para extracción extracapsular de catarata8 e incluso se han reportado ratas de pérdida endotelial del 2%9. Cuando se evalúa la facoemulsificación (figura 2), las cifras varían. En 1985 Ohrloff reportó una baja pérdida endotelial de tan solo 4,1% en un grupo de 50 pacientes; por otro lado, reportes más recientes entre 1992 y 1995 fluctúan entre 7,2% y 18%10,11,12. Estas variaciones pueden obedecer a las diferentes técnicas empleadas. En un estudio que buscaba comparar los cambios endoteliales ocurridos con dos diferentes técnicas de facoemulsificación, se encontró que con la técnica de Reversed Tip and Snip la 258 Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 reducción del conteo celular al tercer mes postoperatorio fue del 10%, mientras que con la técnica de Divide and Conquer fue del 15%13, concluyendo que la primera de las dos técnicas favorecía una mejor conservación de la capa celular interna de la cornea. Recientemente se publicó un estudio controlado, aleatorizado, en el cual se buscaba comparar la cirugía de facoemulsificación moderna con la extracción extracapsular de catarata para evaluar el daño endotelial con las dos técnicas. Este estudio surgió entre otras causas, debido a la gran diversidad de variables determinantes del compromiso endotelial durante la cirugía de facoemulsificación que generaba resultados tan dispares y no permitía una adecuada correlación con la cirugía extracapsular. En él, Rupert y colaboradores14, encontraron una reducción promedio del conteo celular endotelial del 10% al primer año postoperatorio, similar en ambos grupos de tratamiento, sin cambios significativos en el coeficiente de variación o el número de células hexagonales y además determinaron unos factores relevantes a lo que denominaron como pérdida celular excesiva (mayor o igual al 15% en el primer año), que fueron: dureza de la catarata (cataratas brunescentes); edad (independientemente de la dureza de la catarata) y ruptura capsular o pérdida vítrea intraoperatoria (2,6 veces más riesgo de pérdida celular excesiva). Encontraron también que la facoemulsificación representaba un riesgo incluso mayor de pérdida celular severa en pacientes con núcleos muy duros, sugiriendo que el contacto mecánico con los fragmentos nucleares en la facoemulsificación produjo injuria endotelial. Para nadie es un secreto que la cirugía de catarata ha evolucionado, mejorando no solo las habilidades de los cirujanos y las técnicas quirúrgicas, sino también el entendimiento del microsistema que se ve involucrado en el Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior procedimiento, permitiendo optimizar las soluciones de irrigación usadas, los viscoelásticos, las preparaciones anestésicas, etc. Los residuos de detergentes y viscoelásticos que alteran el pH y la osmolaridad intracameral pueden conllevar al denominado Síndrome Tóxico de Destrucción Celular Endotelial (SDCET)15 o al Síndrome Tóxico del Segmento Anterior (TASS). Aunque ambos se asocian a la toxicidad hacia el endotelio de ciertas sustancias con base en su composición química, el primero de ellos se caracteriza por la presencia de pliegues en la membrana de Descemet en forma de estrella, un edema corneal del doble de su grosor normal, que aparece antes de las 24 horas postoperatorias y una agudeza visual de cuenta dedos que aparece dentro de los pocos días siguientes a la cirugía. El mecanismo del edema corneal está relacionado con la ruptura de la función de barrera endotelial, y por otro lado los esteroides son muy poco efectivos o inefectivos en el reparo de este proceso. Smith y colaboradores reportaron diez casos de SDCET después del uso intraoperatorio de instrumentos esterilizados a gas y seis de ellos requirieron queratoplastia penetrante17. Aunque ambos síndromes cursan con edema corneal uno a dos días después de la cirugía, el segundo de ellos tiene una presentación sintomática diferente: el edema es menos pronunciado, pero la reacción inflamatoria es mayor, con aumento de leucocitos y algunas veces hipopión, lo que lo relaciona más con la presentación de una endoftalmitis. Sin embargo, el edema de cornea, la disfunción del esfínter del iris y la elevación de la presión intraocular a niveles tan elevados entre 40 y 70 mmHg ayudan a diferenciarlos (figura 3). El manejo del TASS incluye el uso de esteroides tópicos cada hora y de antiinflamatorios no esteroideos cada 6 horas. Los casos leves pueden resolver entre pocos días Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 y 1 a 3 semanas, pero después de 6 semanas consecuencias mas extremas pueden aparecer. La enfermedad severa puede llevar a daño endotelial permanente, edema macular cistoide, pupila permanentemente dilatada y un daño instaurado de la red trabecular que genere un glaucoma resistente al manejo médico16. Para finalizar, es de notar que las ventajas de la anestesia tópica sobre las técnicas anestésicas invasivas incluyen una recuperación visual más rápida, mayor satisfacción por parte del paciente y menor cantidad de complicaciones, por lo cual se ha promulgado el uso de Lidocaína intraocular. Afortunadamente, como lo demuestran múltiples estudios18,19, el uso de Lidocaína libre de preservantes a concentración del 1% dentro de la cámara anterior, no solo no presenta alteraciones significativas sobre la densidad celular endotelial, el coeficiente de variación o el número de células hexagonales, sino que además en un estudio que evaluó la permeabilidad de la barrera hematoacuosa y endotelial, no se encontró inflamación adicional postoperatoria causada por el uso del anestésico20. Queratoplastia Penetrante Como es sabido por todos y como se relacionó más arriba en este artículo, normalmente la superficie endotelial corneal pierde sus células a lo largo de la vida a una rata constante. Cuando se traslada un injerto corneal desde su hábitat natural y se coloca en un nuevo huésped, el tiempo que transcurre entre la muerte y la preservación del injerto, la manipulación del tejido post mortem, el medio en el cual se conserva, el manejo postoperatorio del tejido, el estado inmunológico del receptor y muchas otras causas más, son determinantes del número celular endotelial con que el transplante inicia su nueva vida y de la rata de pérdida celular que enfrenta. La falla de un injerto después de Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 259 Revisión Mayor Queratoplastia Penetrante (QP), puede ser definida como una pérdida irreversible de la claridad del injerto21. La falla endotelial tardía (FET) es una descompensación gradual del injerto sin causa aparente, que no responde a los corticoesteroides y sin historia de episodios de rechazo. Es la causa más común de falla tardía del injerto, causando más del 90% de los rechazos después de 5 años de QP. Como es de esperarse, los resultados de seguimiento postqueratoplastia a 10 años reportan una disminución continua estadísticamente significativa de la densidad celular endotelial y el número de células hexagonales, así como aumentos en la pérdida endotelial, el coeficiente de variación y el grosor corneal22. Cuando se contrastan las causas de la QP, la perdida celular endotelial tuvo su rata más alta en los pacientes transplantados por queratocono en comparación con los transplantados por edema corneal afáquico. Estos últimos presentaron también menor pérdida celular endotelial que los ojos fáquicos o pseudofáquicos transplantados, siendo los fáquicos los de mayor pérdida celular. La probabilidad acumulada del riesgo de rechazo de una queratoplastia a 10 años se estimó en 21% y asciende a 47% si la causa preoperatoria se asocia a infección por Herpes Simple. Cuando se establecen factores de riesgo para la falla del injerto, se encuentra que la edad aumentada (riesgo relativo de 1,4 por cada 25 años de diferencia en la edad) y la presencia preoperatoria de glaucoma (riesgo relativo de 2,5) se asocian estadísticamente con un aumento del riesgo. De la misma forma, la ocurrencia de uno o más episodios de rechazo y de conteos celulares menores elevan el riesgo. Una diferencia de 500 células/mm2 después de 2 meses de transplante aumenta el riesgo de falla en 1,6 veces. Eso quiere decir que un injerto con 260 Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 una densidad celular de 1500 células/mm2 tiene 1,6 veces más probabilidad de fallar que un injerto con 2000 células/mm2. Este riesgo aumenta a 7,7 veces para una diferencia similar después del quinto año postoperatorio. Finalmente, en este estudio se estimó que la rata de pérdida celular endotelial en transplantes no complicados fue de 4,2% por año entre 5 y 10 años postqueratoplastia, esto es siete veces la rata de pérdida normal de un adulto. En otro estudio que buscaba determinar cuándo los transplantes corneales desarrollan la densidad endotelial mínima que predispone la FET, se encontró que aquellos injertos destinados a desarrollar FET inician con una menor densidad celular endotelial en la córnea donante antes de la cirugía y que sus ratas de pérdida celular postoperatoria fueron similares a las de injertos que no fallaron. Por ello el factor determinante en esta entidad es el conteo celular preoperatorio y debido a que las ratas de pérdida celular crónica se mantienen estables en los siguientes años postoperatorios, los cambios que se realicen en el manejo después de este tiempo difícilmente disminuirán la rata de desarrollo de FET. Además se encontraron otros factores de riesgo para el desarrollo de FET: mayor edad del donante y el receptor, afaquia o pseudofaquia, género femenino y diagnóstico diferente a queratocono. Respecto a la cirugía combinada de transplante corneal y catarata, algunos defienden la realización de estos dos procedimientos en un mismo acto quirúrgico, mientras otros prefieren dejar la faquectomía para un segundo tiempo. El transplante corneal puede acelerar la progresión de una catarata23 y de la misma forma, la cirugía de catarata exitosa después de una queratoplastia penetrante puede inducir opacificación del transplante24, inicialmente por trauma mecánico sobre el endotelio. Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior Recientemente se ha encontrado que a pesar de que las corneas transplantadas, tengan densidades celulares menores y marcado polimegmetismo, se cree que la cirugía de catarata no causa descompensación corneal en casos en los que el endotelio periférico del receptor tenga una morfología normal25. Esto se sustenta porque se encontró que el endotelio de estas corneas transplantadas, sufría cambios morfológicos y ratas de pérdida celular (6,2%) similares a los ocurridos en endotelios no transplantados, con antecedente de cirugía de catarata. Conclusiones La pérdida celular endotelial después de diferentes procedimientos quirúrgicos es determinante en la viabilidad de un tejido corneal transparente. La variación en las ratas de depleción de la densidad celular es el resultado de la concurrencia de múltiples factores que incluyen el estado preoperatorio del paciente, el tipo de procedimiento quirúrgico, la habilidad del cirujano, los insumos utilizados para mantener indemne el microsistema de la cámara anterior y hasta el manejo postoperatorio. A pesar de ello, conocer el estado corneano antes de cualquier procedimiento y la probable rata de pérdida celular para el procedimiento al cual va a ser sometido un paciente, puede ayudar a calcular la expectativa de transparencia de una cornea o de un botón transplantado. Es importante tener en cuenta que a través de múltiples estudios se ha determinado que las ratas de pérdida celular son más acentuadas cuánto más cerca están éstas del período de la cirugía y se estabilizan en cuánto más tiempo ha pasado después de ella. De cualquier forma, lo que es mandatario es conocer dichas ratas de pérdida celular para cada procedimiento (tabla 1), e idealmente estudiar en cada servicio estos valores propios de cada cirujano para así tener un estimado más certero de la mejor opción quirúrgica que uno le puede proponer a cada paciente. Finalmente, es necesario recordar que no solo el conteo celular endotelial es el determinante en la transparencia de una cornea, sino que además entran en juego los factores morfológicos y que la suma de todos estos valores son necesarios para evaluar la viabilidad del tejido. Si se extrapolan los porcentajes anuales de deterioro del conteo celular y se aplican sobre los conteos celulares preoperatorios en pacientes con corneas enfermas, como en quienes padecen la Distrofia Endotelial de Fuchs, se puede buscar cuál es la mejor opción quirúrgica para dicho paciente, la vitalidad probable en años de su tejido corneal y quizás, el tiempo en que un transplante sea necesario. Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 261 Revisión Mayor CIRUGIA RATA PERDIDA CELULAR EICC sin LIO 14,4% EICC con LIO 17% EECC 2,5* – 10% FACOEMULSIFICACION 4,1 – 18% Revesed Tip and Snip 10% Divide and Conquer 15% Queratoplastia 4,2%** Queratoplastia + LIO 6,2% Tabla 1. Ratas calculadas dentro del primer año POP * Rata anual calculada entre 1 y 10 años ** Rata anual calculada entre 5 y 10 años Fig. 1. Edema corneal postoperatorio 262 Fig. 2. Cirugía de catarata por facoemulsificación Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 Fig. 3. Lente intraocular atrapado en iris asociado a Síndrome Tóxico del Segmento Anterior (TASS) Revista SCO 2004 · 37-4 : 267 - 274 Pérdida Celular Endotelial Asociada a la Cirugía de Segmento Anterior Referencias different phacoemulsification techniques, Ophthalmic Surgery and Lasers. Nov 1998. Tomo 29, Nº 11:890 – 895. 1. 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KOHLHAAS M. et al, Endothelial cell loss secondary to two Revista SCO 2004 · 37-4 : 271 - 278 Revista SCO 2004 · 37-4 : 256 - 263 263 Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas de la ciudad de Bogotá Greizy López, Bact.1 Nancy Y. Gélvez, MSc.1 David Medina, M.D.2 Silvia C. Florez, M.D.2,3 Patricia Gonzalez, Biol.1 Martalucía Tamayo, M.D.1,2. En Colombia un estudio realizado en dos familias bogotanas con diagnóstico clínico de síndrome de Usher atípico, mostró hallazgos clínicos como un mecanismo de herencia autosómico dominante para Retinitis Pigmentosa asociada a sordera y presencia de individuos con sordera sin manifestaciones retinianas y viceversa, individuos con RP que presentaban audición normal. Resumen El síndrome de Usher se caracteriza por ser un desorden genético de herencia autosómica recesiva, que cursa con sordera neurosensorial congénita, Retinitis Pigmentosa progresiva (RP) y en algunos casos disfunción del sistema vestibular. Nuestro propósito fue realizar un estudio descriptivo en dos familias bogotanas con diagnóstico clínico de síndrome de Usher atípico. 1 Instituto de Genética Humana, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, D.C. 2 Fundación Oftalmológica Nacional, Bogotá, D.C. 3 Facultad de Medicina, Universidad del Rosario, Bogotá, D.C. Correspondencia: Martalucia Tamayo, M.D. Instituto de Genética Humana, Universidad Javeriana, Carrera 7 # 40-62 Edif 32. Bogotá. Email: mtamayo@javeriana.edu.co 264 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 Para esto, todos los individuos fueron valorados mediante estudios clínicos, audiológicos y oftalmológicos. Los resultados obtenidos nos muestran en una de las familias, un mecanismo de herencia autosómico dominante de RP asociada a sordera progresiva y presencia de un individuo con sordera pero sin RP. En la segunda familia, se observan casos de sordera asociada a RP, sordera aislada sin alteraciones retinianas y manifestaciones retinianas típicas de RP con una audición normal. Los hallazgos clínicos de estas dos familias constituyen un claro ejemplo de síndrome de Usher atípico. Sin embargo es Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas necesario complementar estos estudios clínicos con pruebas moleculares. Síndrome de Usher, Retinitis Pigmentosa, Sordera, Herencia Autosómica Recesiva. Introducción El síndrome de Usher comprende un grupo de desórdenes de herencia autosómica recesiva, caracterizados por sordera neurosensorial (NS) congénita, Retinitis Pigmentosa progresiva (RP) y en ocasiones disfunción del sistema vestibular. El síndrome es clínica y genéticamente heterogéneo. Ha sido dividido en tres tipos: el síndrome de Usher tipo I (USH1) se caracteriza por sordera profunda congénita, ausencia de respuesta vestibular y aparición de RP progresiva en la primera o principios de la segunda década de vida. El tipo II (USH2) por sordera congénita de moderada a severa, respuesta vestibular normal, con inicio de Retinitis Pigmentosa progresiva en la segunda década de vida. El síndrome de Usher tipo III (USH3) está caracterizado por pérdida auditiva progresiva, respuesta vestibular variable y aparición de Retinitis Pigmentosa en edad variable 1. Ya que el síndrome de Usher presenta una significativa heterogeneidad genética, a cada uno de los tres tipos clínicos de síndrome de Usher le corresponde uno o más subtipos genéticos (Tabla I). Siete loci responsables del fenotipo USH1 han sido identificados hasta ahora (USH1A-G) y cinco de los genes correspondientes han sido mapeados: USH1B, C, D, F y G. El gen correspondiente al fenotipo USH1B (el más común), MYO7A codifica para la proteína Miosina VIIa 2. Además de este fenotipo, también se ha observado que mutaciones en este gen son responsables de la forma de sordera autosómica recesiva no sindrómica DFNB2 y de la forma de sordera autosómica dominante DFNA113. El gen USH1C codifica para la proteína Harmonina; este Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 fenotipo ha sido denominado como la variedad “acadiana” por su alta frecuencia en esta población francesa4. Se ha descrito que mutaciones en este gen también son responsables de una forma de sordera neurosensorial no-sindrómica autosómica recesiva, denominada DFNB185. De otro lado, mutaciones en los genes que codifican para dos proteínas de la familia de las caderinas, la Caderina 23 y la Protocaderina 15, causan los subtipos USH1D 6 y USH1F 7, respectivamente. Además se han identificado mutaciones en el gen USH1D, que causan otra forma de sordera neurosensorial no-sindrómica autosómica recesiva, la DFNB12 6,8. Por último, el gen responsable del fenotipo de USH1G codifica para la proteína SANS 9. Con respecto al síndrome de Usher tipo 2, el panorama es un poco menos complejo. Se han identificado tres loci: USH2A en la región cromosómica 1q41 10, USH2B en la región 3p23–24.2 2,11 y USH2C en la región 5q14.3–5q21.3 12. De estos, el primer gen identificado fue el USH2A, el cual codifica para la proteína Usherina. Las mutaciones en este gen representan cerca del 50% de las detectadas en todos los tipos de síndrome de Usher. También se han identificado otras mutaciones en este mismo gen como responsables de un fenotipo diferente, consistente en retinitis pigmentosa autosómica recesiva sin sordera13. Recientemente, se han identificado mutaciones en el gen VLGR1 como responsables del fenotipo USH2C 14. Un solo locus ha sido identificado para el fenotipo correspondiente a USH3, cuyo gen lleva el mismo nombre; se encuentra ubicado en la región 3q21q25 y codifica para la proteína Clarín-1 15. A pesar de estar bien definidos los 3 tipos de Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 265 Reporte de Casos síndrome de Usher, el enfoque clínico no siempre permite clasificar todos los casos en alguno de los tres tipos conocidos, debido a la ausencia de alguna característica genética clásica en esas familias. Estos individuos generalmente son denominados como un Síndrome de Usher atípico 16. En este estudio se presentan las principales manifestaciones fenotípicas de los integrantes de dos familias bogotanas, clínicamente clasificadas como síndrome de Usher atípico. Métodos Población y Estudios Clínicos Dos familias bogotanas con diagnóstico clínico de Síndrome de Usher atípico fueron analizadas. A cada individuo afectado se le realizó una evaluación médico-genética, que incluía examen oftalmológico completo con énfasis en la evaluación del fondo de ojo y posteriores exámenes como campimetría, angiografía, fotos de fondo de ojo (en la Fundación Oftalmológica Nacional) y electrorretinograma-ERG (en la Clínica Horus), además de una evaluación audiológica completa (en el departamento de Otorrinolaringología, Hospital San Ignacio). La pérdida auditiva fue cuantificada por medio de audiometría tonal y fue clasificada según los parámetros universales, así: Hipoacusia leve <40dB, moderada de 40 a 59 dB, severa de 60 a 90 dB y profunda >90 dB. Las pruebas vestibulares se realizaron con test de Romberg, gafas de Frenzel y pruebas posicionales. Se diligenció la historia clínica de los afectados y se elaboró el árbol genealógico indagando por la presencia de consanguinidad entre los padres. Resultados En este estudio se describen dos familias bogotanas con diagnóstico de síndrome de Usher atípico. Una de ellas con una RP asociada a sordera de clara herencia autosómica dominante (Familia 1), y la otra, con individuos que presentan 266 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 de forma aislada la RP o la sordera (Familia 2). Familia 1. El árbol genealógico muestra una RP asociada a sordera, heredada en patrón autosómico dominante, con un caso de sordera aislada sin RP, todos sin alteraciones vestibulares (Figura 1). Matrimonio no consanguíneo en donde la madre (III-4), afectada con RP e hipoacusia NS bilateral congénita severa, tuvo tres hijos afectados con RP y sordera NS entre moderada y severa progresiva (IV-1, IV-3 y IV-7), y otro con sordera NS moderada bilateral pero sin RP (IV-9) (Tabla II). Una de esas hijas afectadas (IV-1) tuvo un hijo con RP y sordera NS leve bilateral (V-1). Por otro lado, los tres hermanos de la madre afectada (dos hombres y una mujer, III-5, III-7 y III-8), refieren presbiacusia, igual a la reportada en el esposo fallecido (III-3). Así mismo, refieren sordera y RP en un primo en primer grado por línea materna (IV-11), quien no fue valorado. La edad de aparición de la RP en todos los casos fue en la segunda década de vida, mientras que la detección de la sordera se realizó en su mayoría en la tercera década, exceptuando el caso de la madre que se informó como congénita (III-4). La edad de los afectados estuvo entre los 12 y los 61 años de edad. Familia 2. Matrimonio no consanguíneo entre dos individuos sanos, con 8 hijos, de los cuales dos están afectados con RP e hipoacusia NS profunda bilateral (VI-6 y VI-8), otros dos con diagnóstico de RP sin hipoacusia, más temblor en manos y cabeza (VI-4 y VI-11), una hija sólo con RP sin sordera (VI-17) y dos hijos sanos (Figura 2). La madre fallecida, producto de una unión consanguínea, tiene una hermana con sordera NS profunda bilateral (IV-16) y un primo en primer grado por línea materna que presenta sólo hipoacusia (IV-1) a quien no valoramos. La edad de aparición de la RP en los Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas individuos afectados estuvo entre la segunda y tercera década de vida y la hipoacusia es congénita (Tabla III). Ninguno presenta disfunción vestibular. Usher atípico. La aparición de la RP en esta familia es en la tercera década de vida, mientras que la hipoacusia es detectada en la segunda década. Discusión La ausencia de disfunción vestibular, la progresión de la hipoacusia y la aparición relativamente tardía de la RP descarta definitivamente un USH1. El síndrome de Usher comprende un grupo de desórdenes de herencia autosómica recesiva, caracterizados por sordera neurosensorial congénita, Retinitis Pigmentosa progresiva (RP) y en el tipo 1, disfunción vestibular. En algunos casos, se presentan variaciones de estas manifestaciones típicas de forma intrafamiliar, lo que se podría clasificar clínicamente como un síndrome de Usher atípico; o bien, como otra enfermedad diferente que asocie RP y sordera. Las variaciones clínicas observadas pueden estar relacionadas con el tipo de herencia (dominante o recesiva, ligada a X) o con presencia de individuos que en la misma familia no presentan las dos manifestaciones clásicas simultáneas: RP y sordera. En la ciudad de Bogotá, Colombia, se encontraron dos familias que fueron valoradas en el Instituto de Genética Humana de la Universidad Javeriana y en la Fundación Oftalmológica Nacional, en las que se encontraron estas características. En la familia 1 es interesante resaltar el claro mecanismo de herencia autosómico dominante de RP asociada a sordera. La presencia de afectados con hipoacusia NS en la vida adulta que oían mejor cuando niños y el diagnóstico de presbiacusia en varios de los miembros adultos mayores de la familia, sugiere una hipoacusia progresiva. Estos hallazgos audiológicos podrían hacer pensar que se tratara de un síndrome de Usher tipo III, pero la herencia dominante jamás se ha descrito en el Síndrome de Usher, dado que es una entidad de reconocida herencia recesiva. Por otra parte, la presencia de un individuo sordo sin RP, junto con el mecanismo de herencia presente, se constituye en un claro ejemplo de síndrome de Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 En la familia 2 podemos observar una hipoacusia NS profunda bilateral como la que suele ser característica del síndrome de Usher tipo 1, pero con aparición de las manifestaciones retinianas en la segunda y tercera década de vida, lo que es más característico de un tipo II. Nuevamente, aparecen algunos parientes con hipoacusia y ausencia de retinopatía y viceversa, personas que con una RP típica presentan audición normal. Es interesante anotar que dos de los tres pacientes afectados sólo con RP, también presentaban temblor en manos y cabeza, hecho que no pudo ser adecuadamente estudiado por residir en un área rural de difícil acceso y la imposibilidad de traerlos a exámenes neurológicos más profundos y especializados. Algunos estudios previamente reportados (16,17) han establecido que individuos que presentan mutaciones en los genes MYO7A y USH2A pueden manifestar un fenotipo de síndrome de Usher atípico, lo cual nos lleva a pensar en la posibilidad de que estos hallazgos estén relacionados con alguno de estos genes. Otra posible hipótesis es que lo que se está heredando en estas familias no es un solo gen mutado, sino dos: uno responsable de la pérdida auditiva y el otro responsable de las alteraciones retinianas, que bien pudieran estar heredándose simultáneamente en algunas personas, pero por separado en otras. En la actualidad estamos llevando a cabo el análisis con pruebas moleculares como ligamiento génico, el que esclarecerá si realmente alguno de los genes que causan síndrome de Usher está relacionado Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 267 Reporte de Casos con alguna de estas dos familias, para así lograr comprender un poco más a fondo la variabilidad fenotípica que se deriva de los subtipos genéticos del síndrome de Usher. Genet, 2002; 71: 262 - 275 Agradecimientos 10. Kimberling WJ, Weston MD, Moller C, y col. Localization of Usher syndrome type II to chromosome 1q. Genomics, 1990; 7: 245 – 249 A Colciencias (Grant No. 1203-04-11732) y al Instituto de Genética Humana de la Universidad Javeriana en Bogotá. Al Hospital Universitario San Ignacio por los exámenes audiométricos; a la Fundación Oftalmológica Nacional y a la Clínica Horus por los exámenes oftalmológicos. Un especial reconocimiento a los pacientes y sus familiares que gentilmente aceptaron participar en este estudio. 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Am J Hum 268 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas Tabla 1 Tipos clínicos y subtipos genéticos del síndrome de usher. Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 269 Reporte de Casos Tabla 2 Hallazgos clínicos de la familia 1 Tabla 3 Hallazgos clínicos de la familia 2 270 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 Revista SCO 2004 · 37-4 : 275 -282 Síndrome de Usher atípico en dos Familias Colombianas Fig. 1 Árbol genealógico de la familia 1 Fig. 2 Árbol genealógico de la familia 2 Revista SCO 2004 · 37- 4: 283 - 286 Revista SCO 2004 · 37-4 : 264 - 271 271 Reporte de Casos Compromiso Ocular en la Porfiria Eritropoyética Congénita (Enfermedad de Gunther): Reporte de un Caso Carolina Patiño Madero, M.D, Alexander Ospino Acevedo, M.D, Mario Arenas Perez, M.D, Mauricio Uribe M.D. Resumen: Presentamos el reporte de un caso de una paciente femenina de 18 años con compromiso ocular secundario a Porfirio Eritropoyética Congénita. La afección ocular consistió en disminución de la agudeza visual, lesiones palpebrales con lagoftalmos y cicatrices conjuntivales y ulceración corneoescleral, las cuales cedieron con tratamiento médico. Palabras clave: Ulcera corneoescleral, Porfiria, Enf de Gunther. Introducción Las Porfirias son trastornos hereditarios o adquiridos causados por defectos enzimáticos específicos en la vía de síntesis del grupo HEM. La Porfiria Eritropoyética Congénita también conocida como Enfermedad de Gunther es un raro trastorno autosómico recesivo ocasionado por un déficit de la Uroporfirina III sintetasa, y se asocia con anemia hemolítica y lesiones cutáneas causadas por el acúmulo de los precursores (uroporfirina I y coproporfirina I)1 que intervienen en dicha vía. 1. Residente de III Año de Oftalmología H. Samaritana. 2. Residente III Año De Oftalmología H. Samaritana. 3. Profesor Emerito Oftalmología 4. Instructor Dpto Oftalmologia H. Samaritana. 272 Revista SCO 2004 · 37-4 : 272 - 275 El depósito de estos precursores principalmente en piel produce una reacción dependiente de exposición a luz ultravioleta en la que el oxígeno diatómico se convierte a oxígeno monoatómico, altamente tóxico, resultando en las manifestaciones clínicas tales como foto-sensibilidad, Revista SCO 2004 · 37- 4: 283 - 286 Compromiso Ocular en la Porfiria Eritropoyética Congénita ulceraciones y quemaduras en áreas expuestas que pueden llegar incluso a la amputación. Exoftalmometria: OD 19 mm OI: 14 mm Estesiometria: Hipoestesia corneal bilateral. Además las porfirinas se depositan en dientes y huesos. Como consecuencia los dientes toman una coloración rojiza y se vuelven fluorescentes ante la luz ultravioleta de mayor longitud de onda. La hemólisis, que puede llevar a hepatoesplenomegalia por hiperesplenismo, se debe probablemente a un incremento notable en las porfirinas eritrocitarias lo que lleva a una disminución en la vía media del eritrocito2. Desde 1874 se han reportado en el mundo menos de 200 casos. Aunque actualmente no hay tratamiento conocido, la única medida preventiva es la absoluta privación de la luz solar3. Reporte de Caso Mujer de 18 años, quien consulta por cuadro de ocho días de evolución de dolor, ojo rojo, disminución de la agudeza visual y secreción en ojo izquierdo. Agudeza visual ojo derecho: 20/25, ojo izquierdo: Movimiento de manos a 50 cm. Presentaba lesiones hipopigmentadas (hiperfluorescentes al filtro de Wood), cicatrización, y retracciones en piel, hipertricosis, deformidad del dorso nasal y pabellón auricular (Fig 1), eritrodoncia (Fig 2) y amputación distal de los dedos de las manos (Fig 3). Al examen oftalmológico se encontró: madarosis, tilosis, blefaritis por pediculus capitis (Fig 4), lagoftalmos de 2 mm, cicatrices conjuntivales, ulcera corneoescleral marginal temporal de 4 x 3 milímetros que teñía con fluoresceína y rosa de bengala (Fig 5), epiteliopatía puntiforme, humor acuoso turbio, membrana ciclítica, pupila miótica no reactiva e hipopión del 3%. Se realizaron las siguientes ayudas diagnósticas: Shirmer test: OD 20 mm y OI: 30 mm en 5 minutos Revista SCO 2004 · 37- 4: 283 - 286 Longitud axial: ojo derecho 26,67mm y ojo izquierdo: 23,48mm. Biopsia Limbo y Conjuntiva: ausencia de células mucinosas, lámina propia engrosada, vasos sanguíneos con engrosamiento y hialinización de sus paredes, infiltrado estromal de macrófagos, polimorfonucleares y células cebadas. Disminución de queratocitos y aumento de la frecuencia de fibroblastos. Cuadro hemático: anemia hipocrómica. Frotis de Sangre periférica: anisocitosis y policromatofilia ligera. Uroporfirinógeno: 6835,4 ug en 24 horas Acido delta amino levulínico: dentro de límites normales. Parcial de Orina: urobilinógeno, bilirrubinas y proteinuria presentes. Ecografía Abdomina:l Total dentro de límites normales. Radiografía de manos: Severa acro-osteólisis. Discusión El presente caso evidencia el gran compromiso sistémico al que puede llevar la enfermedad por la exposición a la luz solar, como las manifestaciones en piel que incluyen las cicatrizaciones, quemaduras, deformidad en párpados, lagoftalmos, pérdida de pestañas y la alteración anatómica de nariz, orejas y manos. Sin embargo, la presentación clínica ocular que incluye la cicatrización conjuntival con el daño en Revista SCO 2004 · 37-4 : 272 - 275 273 Reporte de Casos las células mucinosas sin aparente ojo seco y la ulceración corneoescleral acompañada de un cuadro infeccioso compatible con endoftalmitis, hace que sea de especial consideración la afectación oftalmológica. Referencias Esta paciente recibió tratamiento antibiótico sistémico, tópico y subconjuntival, así como cicloplejía y lubricantes, evolucionando hacia la mejoría con una disminución en el tamaño de la úlcera corneoescleral (Fig 6) y remisión del cuadro infeccioso. 3. Hillenkamp J. Ocular involment in congenital erythropoietic porphyria: cytopathological evaluation of conjunctival and corneal changes. Br J Ophthalmol 2001;85:371-375. Se extremaron medidas para evitar exposición a la luz solar. Sin embargo fue necesario como parte del éxito en la terapia incluir de forma activa a sus familiares ya que como se evidencia en este caso, las mutilaciones de estos pacientes pueden ser tan severas que les impidan acatar en forma adecuada las indicaciones médicas y las terapias instauradas y de la misma forma limitar sus hábitos de higiene favoreciendo la aparición de infecciones concurrentes como la blefaritis por pediculosis que pueden agravar aun más este cuadro. Cabe resaltar la similitud entre los hallazgos histopatológicos reportados en la escasa literatura médica con los encontrados en el presente caso4,5,6. En conclusión, nuestra recomendación para el éxito del tratamiento de esta patología no solo radica en la formulación de lubricantes viscosos y betacarotenos o la restricción de la exposición a la luz solar, sino en la certeza de un compromiso por parte del paciente y de sus familiares para cumplir a cabalidad todas las sugerencias del servicio médico. 274 Revista SCO 2004 · 37-4 : 272 - 275 1. Mora M, Smith R.Corneal and Systemic Diseases.Duane's Clinical Ophthalmology. 2000; Vol 4: 15. 2. Bartolozzi R, Barahona J. Enzimopatías Genéticas 1971; 9:427-459. 4. Oguz F, SidalM, Bayarm C, elt al. Ocular involment in two symptomatic congenital erithropoetic porphiria cases. Eur J Pediatr 1993; 152: 671-3. 5. Ueda S, Rao Gn, LoCascio JA, et al.Corneal and conjuntiva changes in congenital erythropoietic porphiria. Cornea 1989;8:286-94. 6. Veenashree M, Sangwan S et al. Acute escleritis as a manifestation of congenital erithropoetic porphiria. Cornea 2002;21 (5): 530-1. 7. Xu W, Warder CA, Desnick RJ et al: Congenital erythropoetic porphyria: Identification and expression of 10 mutations in the uroporphyrinogen III synthase gene. J Clin Invest 95:905, 1995. 8. Barns HD, Boshoff PH: Ocular lesions in patients with porphyria. Arch Ophthalmol 48:567, 1952. Revista SCO 2004 · 37- 4: 283 - 286 Compromiso Ocular en la Porfiria Eritropoyética Congénita Fig. 1. Fig. 2. Fig. 3. Fig. 4. Fig. 5. Revista SCO 2004 · 37- 4: 283 - 286 Fig. 6. Revista SCO 2004 · 37-4 : 272 - 275 275 Reporte de Casos Blefarochalasis: Presentación de un Caso Amparo Mora Villate MD1 Karolina Torres Quinche MD2 La blefarochalasis aún cuando es una entidad infrecuente debe ser tenida en cuenta por el oftalmólogo general debido a que conlleva a malposiciones palpebrales que pueden ser atribuidas a cambios degenerativos por la edad; siendo su principal característica la presencia de cuadros de edema palpebral de difícil manejo, que podrían interferir con el adecuado curso postoperatorio. Resumen La blefarochalasis es una entidad poco frecuente responsable de episodios recurrentes de edema palpebral no doloroso difíciles de manejar, no asociados a otros signos de inflamación con consecuencias funcionales y estéticas palpebrales de importancia oftalmológica tales como ptosis, ectropión y atrofia de tejidos periorbitarios. Un adecuado diagnóstico de esta entidad basado principalmente en los hallazgos en el interrogatorio al paciente y la clínica, permitirán al oftalmólogo y al paciente conocer de antemano la complejidad de su manejo y probables resultados después del tratamiento quirúrgico. 1 Médica Oftalmóloga. Oculoplástica. Profesora Asistente, Unidad de Oftalmología Universidad Nacional de Colombia 2 Residente de II año de Oftalmología. Universidad Nacional de Colombia Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Medicina, Unidad de Oftalmología Clínica de ojos. Email: mamorav@unal.edu.co 276 Revista SCO 2004 · 37-4 : 276 - 279 Palabras Claves: Blefarochalasis, Edema Palpebral, Ptosis, Ectropion. Abstract Blepharochalasis is an unusual disease that often causes painless eyelid edema unrelated to other inflammation signs and offers a difficult management. It is related to a functional and aesthetic consequences of the eyelid such as Revista SCO 2004 · 37- 4 : 287 - 290 Blefarochalasis: Presentación de un Caso blepharoptosis, ectropion and periorbitary tissue atrophy. Correct diagnosis is based on clinical findings and anamnesis. All these findings will allow to know the complex management and possible consequences after surgery. Key Words Blepharochalasis, Eyelid Edema, Ectropion, Blepharaptosis Caso Clinico Se trata de un paciente de sexo femenino de 56 años, quien acude a la consulta de oculoplástica por descenso del párpado superior derecho y una eversión del párpado inferior ipsilateral, desde hace 2 años. Como antecedente refería desde la edad de 15 años, repetidos episodios de edema de párpado superior e inferior de predominio derechos, de duración variable que cedían únicamente con la administración de esteroides intramusculares; siendo el último episodio varios años atrás. Sin historia familiar de cuadros similares. Al examen físico se evidenció ptosis moderada a severa de párpado superior derecho, con buena acción de músculo elevador; ectropión grado IV de párpado inferior derecho; cantos laterales derecho e izquierdo redondeados con tejidos atróficos a dicho nivel – piel muy adelgazada, con telangiectasias-. (Figuras 1 y 2) La paciente es llevada a cirugía en donde se le practica para la corrección del ectropión, suspensión tarsal lateral con banda de periostio de pared orbitaria lateral; se le practica a la vez corrección de ptosis de párpado superior por técnica de resección anterior de músculo elevador. En el postoperatorio la paciente presenta queratitis por exposición ojo derecho por hipercorrección de cirugía de ptosis; además evoluciona de manera tórpida con edema severo del párpado superior y el inferior derechos, manejado con medidas locales Revista SCO 2004 · 37- 4 : 287 - 290 –calor, compresión con oclusión y bandas de silicona-, sin mayor mejoría por un lapso de 4 meses hasta requerir uso de esteroides intramusculares para su control. Para manejo de la hipercorrección de párpado superior además de la lubricación, masajes, uso de cámara húmeda, es nuevamente llevada a cirugía en donde se hace liberación de adherencias un mes después de la cirugía inicial. Al cuarto mes postoperatorio la paciente presenta remisión temporal del edema en párpados derechos, remisión de la queratitis por exposición y párpado inferior bien posicionado. Dada la difícil remisión del edema palpebral de la paciente, sumado a los antecedentes personales, se establece que la paciente cursa con un nuevo episodio de blefarochalasis exacerbado por el trauma quirúrgico. En el momento –12 meses postoperatorios- la paciente cursa con recurrencia parcial de la ptosis de párpado superior y edema de tejidos blandos palpebrales. Se suscita entonces la pregunta de si la corrección de la ptosis y el ectropión se hubiera realizado en tiempos quirúrgicos separados, el edema no hubiese sido un factor negativo para los resultados postoperatorios. (Figura 4) Discusión: La blefarochalasis es una entidad poco común1, 2,3,4, caracterizada por episodios recurrentes de edema palpebral que pueden iniciar desde la infancia a la juventud temprana, que con el paso de los años se tornan más espaciados; conduciendo a atrofia de los tejidos palpebrales, encontrándose el paciente con ptosis, ectropión, pérdida del contorno agudo del canto lateral, blefarofimosis, pliegue pseudoepicantal y atrofia de la piel haciéndose tan delgada como “papel de cigarrillo”, con múltiples y pequeñas telangiectasias. Revista SCO 2004 · 37-4 : 276 - 279 277 Reporte de Casos Es una entidad que no tiene distinción de género, aunque predomina en mujeres visto esto en los reportes previos. Aun cuando no se describe como una condición hereditaria, algunos investigadores han especulado acerca de su carácter autosómico recesivo3. En su mayoría con compromiso unilateral, aunque si bien aparece descrito en pocas series el compromiso bilateral. Con secuelas importantes que afectan la posición de los párpados como ptosis, ectropión, pérdida de la anatomía normal del canto lateral por laxitud del tendón cantal. Se describen dentro del curso natural de la enfermedad dos estados clínicamente 3, 4 diferenciados : estado quiescente y estado activo; en el estado activo o temprano el edema ocurre comprometiendo los párpados dando una apariencia hipertrófica o intumescente o una apariencia atrófica; en el quiescente o tardío los ataques edematosos han cesado su presentación en los dos últimos años. El reconocimiento de la presentación trófica o hipertrófica es útil para el establecimiento del diagnóstico diferencial, pero el diagnóstico de la entidad en sí deberá sustentarse en la clínica, los antecedentes del paciente y los hallazgos al examen físico. Para su manejo se plantea la cirugía como tratamiento paliativo y únicamente para la corrección de secuelas derivadas de la blefarochalasis, preferiblemente durante estados quiescentes3, 4 de la entidad para acceder a los tejidos palpebrales en mejores condiciones y reducir la posibilidad de recrudecer un estado edematoso. De acuerdo a lo descrito en la literatura, el caso presentado se ajusta a la mayoría de características asociadas a la blefarochalasis, pero difiere de ésta en describir la espera de estados quiescentes, ya que la paciente aun siendo intervenida en este estado inicialmente, desencadenó un nuevo episodio de edema activo post quirúrgico de muy difícil manejo. Hasta la actualidad la paciente persiste con edema palpebral y recurrencia parcial de la ptosis; aunque con una leve muestra escleral, el párpado inferior se ha mantenido coaptado con el globo ocular, pudiéndose concluir que es imperativo el diagnóstico acertado de la entidad para que el paciente y el cirujano estén preparados a enfrentar que el manejo quirúrgico es difícil y los resultados no predecibles, presentándose igualmente recrudescencias de estados activos de la entidad. Su diagnóstico diferencial más importante es establecido con el edema angioneurótico4, 5, el cual se presenta esporádicamente sin dejar secuelas, sin distinción de sexo y en cualquier momento de la vida, pero también se deben tener en cuenta el edema de origen linfático por obstrucción congénita o adquirida del drenaje linfático y el linfedema idiopático; la dermatochalasis, entendido ésta como secundaria al proceso degenerativo de la piel de los párpados por envejecimiento; el síndrome de párpado flácido “floppy lid”2 en donde se encuentra una hiperlaxitud de los tejidos palpebrales e infiltración tumoral palpebral como por linfomas, pseudotumor, linfangioma y hemangiomas. 278 Revista SCO 2004 · 37-4 : 276 - 279 Revista SCO 2004 · 37- 4 : 287 - 290 Blefarochalasis: Presentación de un Caso Fig. 1. Se aprecia ptosis palpebral superior y ectropión severo del párpado inferior, con queratitis inferior por exposición. Fig. 3. Sexto mes postoperatorio Respuesta del edema a las medidas locales instauradas sumado a esteroide intramuscular. Leve muestra escleral inferior derecha. Revista SCO 2004 · 37- 4 : 287 - 290 Fig. 2. Al distender la piel de las porciones laterales de los párpados superior e inferior, se hace evidente la atrofia del canto lateral. Fig. 4. Duodécimo mes postoperatorio. Recurrencia de la ptosis y del edema bipalpebral derechos. Borramiento del pliegue del párpado superior y muestra escleral inferior, con adecuada coaptación de párpado inferior al globo. Revista SCO 2004 · 37-4 : 276 - 279 279