Download EL LITORAL

Document related concepts
Transcript
EL LITORAL
www.ellitoral.com
sábado, 6 de julio de 2013
Producción EL LITORAL argentino ®
Carmen, Moria y Susana,
las tres diosas indiscutidas de nuestro olimpo matriarcal televisivo.
Nadie pudo borrarlas de la mitología. Foto: Gentileza Telefé
Divinidades en el living
Señal de ajuste
Roberto Maurer
L
a mitología griega nos priva de diosas viejas, siempre ofrece doncellas como
Artemisa o Perséfone, y algunas
hembras maduras, como Hera o
Deméter, pero no señoras mayores,
no. Las hubo, y los especialistas las
denominan “diosas posmenopáusicas”, pero apenas quedaron vestigios de algunas de ellas, cuyos destinos no fueron espléndidos, como
Baubo, convertida en sirvienta, o
Metis, que se empequeñeció engañada por Zeus, que se la tragó. La
cultura patriarcal habría marginado a estas diosas porque temía a sus
virtudes y muy especialmente a la
sabiduría que ellas poseían.
Fue lo que derramaron Moria
Casán, Carmen Barbieri y la
anfitriona Susana Giménez, las
tres diosas indiscutidas de nuestro olimpo matriarcal televisivo.
Nadie pudo borrarlas de la mitología, ni Santiago Bal, ni los advenedizos que frecuentaron el lecho
de Moria, ni los atorrantes que
se sirvieron de las chequeras de
Susana. ¿Acaso sus compañeros
de fórmula en tantas comedias las
sobrevivieron? De final patético,
Porcel y Olmedo son cenizas de la
memoria, mientras sus partenaires
disfrutan de la eternidad.
LECCIONES DE AMOR
Hace un tiempo Carmen y
Moria se pelearon (¿acaso las
peleas no forman parte de la vida
diaria de las diosas?) y hoy, amigadas, comparten nuevos proyectos,
según contaron durante la visita al
living de Susana, luego de entrar
del brazo con sendos jóvenes de
frac blanco: eran dos acorazados
escoltados por un par de veleros.
—¿Cómo llegaron a este
encuentro pacífico? -preguntó
Susana.
—Somos mujeres maduras,
priorizamos el profesionalismo y
llegó la época de unirnos -contestó Moria. Como el conflicto llegó
a tribunales, dejaron entender
que hubo abogados y por lo tanto una liquidación de honorarios
cuya fuerza persuasiva las convenció de que la vida en armonía
era preferible al escándalo.
De las tres, Moria es la única que declara novio, pero cama
afuera, porque “la convivencia
es imposible’’. No se sabe si esa
imposibilidad de vivir con otro es
universal, o si es imposible convivir con Moria.
De las tres, Moria es la que
galopa más rápido para hablar de
intimidades. Con el novio actual
“tenemos un sexo raro, poco
toque, más bien tántrico”, revela, aunque no resulta claro qué
hacen exactamente: es el sexo de
las diosas, indescifrable para los
mortales.
—¿Para qué querés sexo con
amor? -responde Moria a las
otras dos, que son diosas románticas. Ella, en cambio, no cree en
el amor, se hacen las peores cosas
en su nombre, y se queda con la
pasión.
MATRONA Y CON PITÍN
La charla deriva en problemas
relacionados con pelos y pelucas,
pero las intimidades vuelven.
—¿Quién fue el amor de tu
vida? -pregunta Susana a Carmen.
—Porcel -contesta sin vacilar-.
Me enamoré de su talento, inteligencia, me envolvía y yo era muy
joven.
Duró cuatro años, convivieron
dos. Él volvió con su mujer.
—Trato de contar lo más lindo
-aclara Carmen, sugiriendo de
hecho que hubo aspectos abomi-
nables en la relación.
Cuentan anécdotas de hace 35
años y Moria, tratando también
de recordar lo más lindo, rememora las graciosas flatulencias
del Gordo.
El momento culminante fue
cuando discutieron sobre las técnicas de las mujeres para orinar en
baños públicos, donde la higiene
es dudosa. Aquello que para los
mortales sería escatología, en boca
de las diosas es casi edificante.
Susana cuenta que su abuela le
enseñó a mear de parada, y hace la
demostración, se pone de pie y abre
las piernas. “Así”, dice. Moria, en
cambio, mea como varón y echa de
menos los migitorios en baños de
mujeres. Hace la exhibición, parándose y apoya los dedos en “V” sobre
una bragueta imaginaria .
—¿Ven? Es como si tuviera
pitín.
Luego fue el turno de conversar sobre los nietos...