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La vitalidad en la enfermedad, bioenergética en el ámbito hospitalario. Cuidando a los cuidadores, trabajo con enfermeros y médicos residentes. Introducción El proyecto de iniciar una experiencia bioenergética dentro de un ámbito hospitalario, comenzó como comienzan muchos proyectos, en una charla liviana, mate de por medio, entre dos colegas. Compartiendo ambas la necesidad de salir del ámbito del consultorio, y acercar la Bioenergética a lugares donde la necesidad es mucha y las posibilidades de acceder a calidad de vida, pocas. Pensando durante los encuentros cómo y por dónde, apareció el coincidente deseo de una psiquiatra, formada en el Instituto Argentino, como CBT. Ella abrió las puertas para que pudiésemos llevar la bioenergética al hospital de Gastroenterología de la Ciudad de Buenos Aires, en el cual se desempeña como jefa del servicio de Salud Mental. Nos resultó interesante e importante llevar esta técnica al ámbito hospitalario, un espacio donde los cuerpos están presentes desde el padecimiento y en general la calidad vincular está tan ausente. Los servicios de salud pública en nuestro país se encuentran colapsados lo cual genera que los profesionales que allí se desempeñan trabajen en condiciones de stress altos, con poblaciones vulnerables a todo nivel (económico, psíquico, emocional y orgánico). Tenemos la hipótesis de que en este contexto de carencia, sumar la perspectiva corporal-vincular proporcionaría un campo más propicio para que se desarrolle el proceso de curación y/ o el atravesamiento de los tratamientos. Desarrollo Se comenzó con un grupo de pacientes que ya funcionaba en el Hospital, para la contención psicológica en sus diferentes tratamientos médicos, coordinados por dos psicólogas. Nos presentamos con entusiasmo pero al mismo tiempo desconociendo las posibilidades o limites reales para el trabajo corporal de esos cuerpos. Iniciamos las reuniones con una invitación al movimiento, a conocer la forma de respirar, a reconocer en los cuerpos zonas de malestar y de bienestar, ampliando esta última sensación. La población con la que iniciamos el grupo fue de pacientes en tratamiento de enfermedades crónicas o agudas del aparato digestivo, es decir, personas con patologías físicas, pero también con sus tensiones crónicas de base. Muchos no podían trabajar de pie, entonces lo hacían sentados. La mayoría se cansaba rápidamente, pero la invitación a sacar sonidos, aflojar tensiones musculares, sentir los pies sobre la tierra, les aportaba cierto alivio y una paulatina vitalización. Al mismo tiempo tenían una vivencia de sorpresa, ya que el contacto con el cuerpo, de este modo, era algo totalmente nuevo y podían sentir inmediatamente los efectos, descubriendo un cuerpo aliviado aún con zonas de dolor. A lo largo de las reuniones vimos la necesidad de introducir la perspectiva vincular, con consignas que incluían propuestas de trabajo con otro por ejemplo: contacto visual, toque, sostén de cabeza, colocar las manos en la espalda para brindar apoyo y compartiendo alguna palabra dando un sentido a lo que iban experimentando en ese momento. Esto rápidamente generó en los encuentros grupales mayor conexión, afecto y apertura entre los participantes, que se percibía en la disposición a escuchar, compartir y saber por lo que los compañeros estaban pasando sin hacer foco en lo propio, al menos durante el encuentro. Brindando una mano abierta, una mirada cálida, o sentándose más cerca, podían acontecer encuentros maravillosos con sensaciones de ternura, solidaridad, compañía, empatía y resonancia. Algunas enfermeras que pasaban por el espacio, nos veían trabajar a través de las ventanas y las invitábamos a participar, y otras eran convocadas por los miembros del equipo de Salud Mental del hospital. Así comenzó a configurarse la necesidad de trabajar con dos grupos diferentes según las necesidades. Por un lado las enfermeras con un gran deseo de relajar, aflojar y reír, y por otro lado las personas en tratamiento que requerían más contacto, hablar, compartir vivencias, temores para poder sacarlos del cuerpo del dolor o al menos transformarlos. Decidimos entonces separar los grupos, trabajando con los pacientes y sus familiares en un grupo (muchos acompañaban), y con las enfermeras en otro. Bioenergética como una herramienta para desbloquear, para recuperar la energía retenida, con un trabajo de contacto personal y también grupal, con énfasis en el grounding, y en recuperar la confianza perdida. Bioenergética como la herramienta para intentar hacer fluir la energía en el cuerpo, y tener un momento de encuentro de uno con uno. Recordamos una cita del Dr. Lowen, La espiritualidad del cuerpo: “Ahora bien, si tu eres tu cuerpo y tu cuerpo eres tu, este expresa quien eres. Es tu modo de ser en el mundo. Cuanta más vida tenga tu cuerpo, más estas en el mundo. Cuando tu cuerpo pierde algo de la vitalidad, por ejemplo, tiendes a retirarte. El mismo efecto produce la enfermedad, que provoca un estado de retiro. Todos quisiéramos ser y sentirnos mas vivos.” Trabajo con los profesionales El trabajo con las enfermeras se realizaba piso por piso, ya que no todas podían dejar sus puestos de trabajo, entonces éramos nosotras las que nos trasladábamos, y en pequeños espacios, como el office de enfermería, les proponíamos respirar, sentir los pies, reconocer las tensiones en el cuerpo, detectar si había alguna emoción presente. La recorrida nos resultó reveladora, porque nos permitió sentir el impacto en nuestro propio cuerpo de todo lo que allí acontece, captando la vital necesidad de construir espacios de pausa y contacto con uno mismo y en un lugar de tanta enfermedad, respirar la vitalidad. Por otra parte las enfermeras podían tomar algo para sí, cuando ellas sólo son dadoras en su función. Intentamos no solamente la práctica de ejercicios bioenergéticos sino también compartir recursos. Pequeñas series que bien podían ejercitar en sus casas, o durante la jornada laboral, haciendo pausas que incluyeran alguna respiración, un grounding, o sentir los pies. Compartimos la importancia de dar un sostén firme y cálido a los pacientes en cada maniobra corporal, y poder respirar en calma conectando unos instantes con quienes estaban atendiendo. Algo sencillo pero muy difícil de recordar… A las enfermeras se sumaron los médicos residentes, jóvenes formándose en alguna especialidad, con sus cuerpos tensos, cansados, exigidos, y también con prejuicios. El primer día en un grupo de veinte profesionales, les preguntamos quienes hacían alguna actividad con su cuerpo; solo uno levanto la mano, el resto no hacía nada ¨no tenemos tiempo, el ritmo es difícil, con noches de guardia y pocas horas de sueño” (sic). Trabajamos en sesiones cortas de media hora, ejercicios de descarga, emitiendo la voz, buscando soltar el peso. Nos miraban con caras extrañadas, no muy seguros de qué estaban haciendo, pero al terminar, sus caras estaban más despiertas, sus cuellos un poco más flojos, y sus respiraciones más profundas. Pero sobre todo, más presentes en sus cuerpos. Sentimos la necesidad de instaurar un espacio corporal semanal, porque la resistencia es mucha. El ámbito hospitalario demanda muchos de los profesionales, con horarios extendidos y tareas de todo tipo. Un espacio mensual nos parece poco. Se necesita tiempo para hacer grounding dentro de la institución. Sabemos que incorporar la pausa para contactar con el cuerpo, algo tan fundamental para nosotros, sólo se produce como consecuencia de una toma de conciencia que surge del trabajo personal, que en nuestro caso se dio en ámbitos de formación o psicoterapéuticos. Creemos firmemente en la Bioenergética como una herramienta valida para mejorar la calidad de vida en general, que también incluye, la calidad en el trabajo y la atención, en este caso en el hospital. Somos conscientes también de las resistencias y los miedos que aparecen si soltamos, de la sensación de caída, del temor a trabajar con el otro en el dolor físico y emocional. Es un cambio de paradigma: En la fluidez del cuerpo, se puede encontrar el tono necesario, para hacer el trabajo. El hospital es un ámbito muy necesitado de contacto corporal, se trabaja con los cuerpos pero desde una concepción lejana al vínculo. Creemos que es todo un campo a seguir explorando, el vínculo en sus diferentes perspectivas: cada uno con su propio cuerpo, entre el cuidador, médico o enfermero y el paciente. Y sobre todo, el trabajo sobre la vitalidad disponible y posible. Ya que ésta existe tanto en momentos de enamoramiento, duelo, o enfermedad. La vitalidad es una cualidad de la energía. Queremos agregar una vivencia que tuvimos durante todo el tiempo de visitar el hospital, la cual derribó nuestros prejuicios por completo. Nosotras creíamos que al entrar al ámbito hospitalario, saldríamos cargadas, desvitalizadas, “vampirizadas”, pero nos ocurría todo lo contrario. La experiencia nos devolvía al mundo, energizadas, optimistas y más vitales que al entrar. Probablemente porque existe una excelente retroalimentación, más allá de que tratáramos con gente con patología o en estado de salud. Creemos que hay mucho por hacer, muchos espacios donde poder llevar el trabajo bioenergético, en su formato de clases de ejercicios, sin tener que estar en el ámbito del consultorio, ni de la psicoterapia. Como un valioso recurso para re descubrir nuestro ser, y el cuerpo como un puente. Para poder transitar momentos de dolor, de miedo y de confusión. Quizá incluso pensando más ampliamente, poder incorporar una sintaxis más inclusiva, en el ámbito de la medicina y salud mental. Donde el cuerpo sea algo más que un órgano enfermo o un sistema enfermo. Quisiéramos finalizar Enfermedad como camino”: compartiendo una cita del Libro “La “La enfermedad hace curable al ser humano. La enfermedad es el punto de inflexión en que lo incompleto puede completarse. Para que esto pueda hacerse el ser humano tiene que abandonar la lucha y aprender a oír y ver lo que la enfermedad viene a decirle…” “La curación siempre esta asociada a una ampliación del conocimiento y una maduración.” Lic. Silvina Perrotta Clinical psychologist. Universidad de Buenos Aires. C.B.T. Lic. Marina Vinocur Clinical psychologist. Universidad de Buenos Aires. C.B.T. Con la colaboración de Dra. Mónica Agdamus Universidad de Buenos Aires C.B.T. Publicado en 2015