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1817 FIESTA DE TODOS LOS SANTOS 2015 Tal día como hoy, hace 198 años, en Toulouse, en la Capilla de la Casa Madre, el Padre Mauricio Garrigou celebró la Eucaristía, junto a las seis primeras Hnas. Compasionistas y al grupo de Hnos Laicos que, hacía apenas once años, habían fundado la Cofradía de la Santa Espina, bajo el lema: UN SOLO CORAZÓN Y UNA SOLA ALMA. L@s compasionistas de hoy somos hereder@s de aquel Carisma que desde entonces está contribuyendo a que nuestro mundo sea un poquito mejor..., está posibilitando que la MISERICORDIA DEL SEÑOR llegue a los rincones más insospechados. Por eso, una vez más, queremos tomar conciencia de la importancia de nuestro Carisma, recibido como don y tarea; hacerlo vida hoy y aquí; y responsabilizarnos de que, en la medida de nuestras posibilidades, en la Iglesia de Dios, no falten personas dispuestas a ser testigos del DiosCompasión, ternura y misericordia, especialmente hacia los pobres, los excluidos, los pequeños... ESTA ES NUESTRA ESPIRITUALIDAD: ENRAIZADA EN CRISTO Y EN MARÍA AL PIE DE LA CRUZ “La vida interior es una vida escondida en Jesucristo, una vida en la que todos los momentos, todas las acciones, todos los deseos son de Jesucristo, una vida que se acerca lo más posible a la vida de Jesucristo” (Mateo Garrigou, La vida Interior) Para las hermanas de Nuestra Señora de la Compasión seguir el camino de Cristo no consiste en hacer cosas extraordinarias sino en asegurar un servicio paciente y compasivo a los demás. Sus obras de educación, el cuidado de los pobres, la misma vida comunitaria; todo esto supone olvido de sí mismas para ofrecer a los demás un amor de compasión, amor que acoge y se entrega sin medida, amor que nace de un corazón desprendido, liberado liberador. Una vida entregada a los demás como la de Jesús. “Por un don personal, Jesucristo nos invita a seguirlo en esta forma de vida. Respondemos a su llamada con la ofrenda de los dinamismos fundamentales de nuestro ser, con la seguridad de que El los convertirá en servicio del Reino. (Constituciones14) Nuestra vocación nos asocia de manera particular al misterio de la compasión de Dios por el hombre realizada plenamente en Jesucristo.” (Constituciones3) “Jesucristo será su modelo, el santo Evangelio su regla”. (M. Garrigou) “Vivo pero no yo, es Cristo quien vive en mi” (Gálatas 2.20) Las Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión viven en armonía espiritual con el Cristo de la Pasión. Este amor se concretiza en la compasión hacia todos los hombres. Su vida, como la de Jesús quiere ser para cada hombre, para cada mujer, para cada niño, expresión del amor de Dios. La Compasión de María al pie de la Cruz. “Porque entra en el designio salvífico realizado en Jesucristo y colabora con El participando en su compasión como madre, María es para nosotras una llamada constante a permanecer en comunión con su Hijo y con todos los hombres por los cuales El ha dado su vida. Como en María, la fidelidad a la acción del Espíritu santo crea en nosotras una especial sensibilidad hacia toda situación de debilidad, miseria y sufrimiento”. (Constituciones7,8) María estaba de pie junto a la Cruz: el que moría para conseguir la salvación de todos los hombres era su Hijo… Ella estaba allí acogiendo el dolor y la miseria, la indigencia, el abandono, el desprecio… Fiel discípula de su propio Hijo, acogía ya en su corazón el sufrimiento y la miseria de los hombres por los cuales él moría. Como María al pie de la Cruz, las Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión quieren amar a la humanidad con un corazón grande y compasivo; sentir como Ella el cuerpo destrozado de su Hijo y en El los cuerpos heridos de la humanidad sufriente para presentarlos al Padre. La oración “Insertas en el corazón de la vida humana para anunciar el Evangelio y ser testigos del amor compasivo de Dios por los hombres, nuestra oración se inspira en la oración de Jesús el enviado del Padre. Como El, queremos vivir una referencia continua a Dios; reconocerlo y alabarlo por su amor que se revela a los pequeños (Lc. 10, 21), acepta su voluntad, presentarle el dolor y la miseria humana, que se revela a los pequeños (Lc. 10, 12). Aceptar su voluntad, presentarle el dolor y la miseria humana, pedir la venida de su Reino”. (Constituciones55) Las Hermanas de la Compasión permanecen atentas a la presencia de Dios y viven un intercambio personal de amor en la oración. Este diálogo ininterrumpido con el Dios liberador, instaura un diálogo de amor con todas las personas. Una Congregación fundada en el Calvario El Padre Garrigou quiso fundar la Congregación en el Calvario para que las hermanas vivan el misterio de la Redención en la plenitud del Amor y del don. Por ello, el Memorial de la Pasión está en el centro de toda su vida. Su existencia es ante todo don de amor. En la Eucaristía se celebra el misterio pascual de Jesucristo, expresión total de la compasión de Dios por el hombre. El sacrificio de Cristo, en el que participan cada día las Hermanas de la Compasión, les lleva a ofrecer su vida en un movimiento de amor a Dios y a los hermanos. La vida fraterna “El espíritu de las hermanas de la Compasión es un espíritu de caridad, unión y paz en el Señor”. (Const. Prim. Cap. III, art.4) Compartiendo profundamente la fe, las hermanas de Nuestra Señora de la Compasión forman un solo corazón, una sola alma y lo ponen todo en común. “La escucha, la acogida, el compartir y celebrar la Palabra Viva que es Jesucristo, centro de la Comunidad, presente en la Sagrada Escritura, en la Eucaristía y en los pobres, modela y construye nuestras comunidades”. (Constituciones) “Cada comunidad, cuya razón de ser es la misión, elabora un Proyecto que concretiza su manera de seguir a Cristo, orienta las actividades de cada una y las unifica en la misión común”. (Constituciones47) EL PROYECTO EDUCATIVO COMPASIONISTA “El objetivo principal del Pensionado es proporcionar a la sociedad mujeres solidamente cristianas y entregadas… Formar el corazón al mismo tiempo que el espíritu de sus alumnas, favoreciendo el amor de la verdad y del bien.” (Extraído del proyecto del Pensionado) El Padre Mauricio Garrigou propone a los educadores una pedagogía estructurada sobre tres ejes fundamentales: Un corazón abierto a todos, especialmente a los menos favorecidos; Una educación que construye a la persona; Una educación que permite descubrir a Dios en su vida y en el mundo. Un dinamismo de educación humana y cristiana que orienta todo el proyecto educativo compasionista. “El fin de la Congregación será con la santificación de sus miembros por la práctica de las virtudes religiosas, la ecuación cristiana de las jóvenes y el alivio de los pobres por todos lo medios posibles.” (Primeras Constituciones de las Hermanas de Nuestra Señora de la Compasión) La formación del corazón, centro de la persona. “En clase, considérese maestra; en el recreo, amiga, en particular madre”. (M. Garrigou) Los profesores y los educadores se preocupan por: favorecer la apertura hacia los demás, la acogida, la tolerancia, los valores humanos y evangélicos; Crear un clima de confianza, de sencillez en las relaciones, de amistad, de simpatía. Manifestar firmeza, pero siempre con dulzura y constancia. Intentan vivir a la escucha de los niños y jóvenes para que cada uno de ellos se sienta reconocido y amado en lo que es, capaz de desarrollarse según sus posibilidades. Desarrollo de la persona. “En el Jesús de la Pasión, presentado, como hombre desfigurado, destrozado, humillado, Mauricio Garrigou reconoció al hombre de su tiempo y de todos los tiempos. Al hombre que hay que amar con ternura y con el deseo de dignificarlo. El Proyecto Educativo Compasionista trata de: Ser estimulo para todos aquellos que le son confiados; creer en las posibilidades de los jóvenes; caminar con ellos para ayudarles a superar las dificultades y a lograr su pleno desarrollo. La educación da a cada uno la oportunidad de progresar, a partir de sus propias capacidades y de sus posibilidades personales. Los jóvenes se convierten así en protagonistas de su propio desarrollo y del de su entorno. El sentido de la responsabilidad, del trabajo en equipo, el sentido del servicio y del compartir se adquieren en una comunidad educativa sólida, que vive una complementariedad eficaz y comparte las responsabilidades. El descubrimiento de Dios en su vida y en el mundo. “El espíritu del Instituto es un espíritu de celo por a educación cristiana de las jóvenes… confiadas a su solicitud maternal”. (Mateo Garrigou) Desde los orígenes, el fin principal es: “revelar a los jóvenes que Dios los ama”. Al mismo tiempo que se respeta la sensibilidad espiritual de cada uno y en un clima de libertad y verdad, los educadores compasionistas favorecen la educación cristiana que ayude a los jóvenes cristianos a vivir su fe en un compromiso apostólico, abiertos a la dimensión universal de la Iglesia y del mundo. Así, cada centro escolar, con medios adaptados, suscita y apoya la formación de unas comunidades cristiana que testimonia su fe y se pone a la escucha de la Palabra de Dios. Tomado de la Revista: Las Hnas. de Ntra. Sra. de la Compasión Una expresión del Amor de Dios