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APUNTE DE APOYO DOCENTE “NIVELES DE ORGANIZACIÓN” BACHILLERATO EN CIENCIAS NATURALES Y EXACTAS INGENIERÍA EN ALIMENTOS por Enrique Zamorano- Ponce, D.Sc. Si usted observa su entorno podrá darse cuenta de que la materia exhibe diversos grados de complejidad en su estructuración global. Podemos encontrar formas que –según su patrón de organización pueden ser considerados menos complejos en relación con otras formas que indudablemente exhiben grados superiores de complejidad. La materia inerte es indudablemente menos compleja que la materia viva y dentro de la materia viva un Micoplasma, desde un punto de vista morfofisiológico es indudablemente menos complejo que una célula de músculo cardíaco o una célula de túbulo renal. En el análisis que iniciaremos es punto de partida los denominados VIROIDES que corresponden a moléculas circulares de RNA que no poseen ninguna cubierta protectora (Fig.1). El primer viroide en ser descubierto fue el causante de la enfermedad de la papa (enfermedad del tubérculo) y que se suponía era un virus. Se observó que esa enfermedad es causada por un agente constituido exclusivamente de un ácido nucleico (ARN) de 359 nucleótidos, que mide 50 nm, no asociado a proteínas y que no forma partículas virales completas. Los viroides descubiertos a la fecha están constituidos por RNA de un peso molecular entre 75.000 y 100.000 daltons. Son, por lo tanto moléculas bastante pequeñas de RNA. En los organismos parasitados, los viroides se localizan por lo general, sino exclusivamente en el interior de los núcleos celulares de la célula infectada en íntima asociación con la cromatina. El mecanismo de multiplicación de los viroides es aún desconocido y no se entiende cómo partículas tan pequeñas logran inducir su multiplicación en las células parasitadas. En el decurso del tiempo evolutivo aparecen con posterioridad los VIRUS, palabra cuya declinación etimológica proviene del latín y significa “veneno”. Son algo más complejos en estructura que los viroides. Fueron descubiertos a finales del siglo XVIII (1.798) por el médico inglés EDWARD JENNER, quien dio a conocer que tras infectar a un niño con la viruela de la vaca, el paciente desarrollaba inmunidad a futuras infecciones. Estos experimentos en humanos no eran tan audaces como hoy nos parecen. En esa época se empleaba el método de infectar personas con la viruela de la vaca con el propósito de inducir una respuesta inmune leve que protegiera de infecciones futuras más graves. A fines del siglo pasado y comienzos de este, cuando la Bacteriología era objeto de grandes avances en el conocimiento, DIMITRI IVANOVSKY, en 1.892, que había estado estudiando el moteado destructivo en las hojas del tabaco, demostró que la enfermedad conocida con el nombre Mosaico del Tabaco, podía ser transmitida inoculando extractos de una planta enferma en una planta sana. Después de varios ensayos el mismo Ivanovsky denominó al agente que ocasiona esta enfermedad como Virus del Mosaico del Tabaco (Fig.2) Algunos años después estos agentes patógenos fueron denominados como Virus filtrables o simplemente VIRUS. Mediante el empleo de filtros de colodión con poros de dimensiones conocidas pudo determinarse que el tamaño de los virus es menor al de las bacterias y se encuentra entre los 10 y 300 nm. (Para mayor detalle en lo referido a tamaño viral analice con detención la fig. 3) En el año 1.899 BEIJERINCK publicó un trabajo en que se confirmaban los trabajos de IVANOVSKY manifestando que el VMT era una forma más elemental que una célula. Este autor dijo que se trataba de una entidad subcelular que se puede reproducir sólo como parásito de células vivas. LWOFF en 1.957 definió a los virus como: “Entidades infecciosas, potencialmente patógenas, intracelulares estrictas, que poseen un tipo de ácido nucleico que dirige su reproducción, no se multiplican por fisión binaria y están desprovistos de los sistemas enzimáticos para la producción de energía”. Cuando se habla de que los virus son intracelulares estrictos, se nos está diciendo que ellos son parásitos obligados de formas celulares, esto es , que para poder multiplicarse precisan de incorporarse al interior de la célula. Cuando no es así se encuentran al estado de viriones que pueden cristalizarse empleando los métodos adecuados y muestran una conformación geométrica que se condice con estados de mínima energía para su mantención. Sin embargo, cuando un virión ingresa al interior de la célula se activan los sistemas que rinden el metabolismo de la célula al servicio del virus y se multiplican en el interior de ella haciendo uso de la maquinaria metabólica de la célula en beneficio del invasor. No se considera a los virus como verdaderas células, sin embargo es posible observar algunas características celulares tales como la autorreproducción, la herencia y la mutación. Sin embargo como se decía anteriormente, los virus dependen de las células de huésped y por ello se les considera como parásitos obligados. Existen varios criterios que pueden emplearse para clasificar a los virus. Uno de estos criterios de clasificación viral corresponde al tipo de ácido nucleico que ellos poseen. De acuerdo con este criterio podemos encontrar: • Virus ADN, esto es, que poseen Ácido Desoxirribonucleico (ADN) como información genética. Ejemplos de virus ADN puede usted encontrar en la figura 4. • Virus ARN, es decir, que poseen Ácido Ribonucleico (ARN) como información genética, entre los cuales podemos mencionar, por ejemplo, el virus de la Inmunodeficiencia humana (VIH) (Fig.5). También podemos clasificar a los virus según el tipo de célula que ellos infectan. En este caso encontramos • • • Virus animales Virus Vegetales Bacteriófagos o simplemente fagos Los virus albergan su información genética (DNA o RNA) en una estructura denominada CÁPSIDE que está constituida por CAPSÓMERAS. El conjunto recibe el nombre de NUCLEOCÁPSIDE Muchos virus poseen simetría icosaédrica. Un icosaedro es una estructura geométrica formada por 20 caras cada una de las cuales es un triángulo equilátero (Fig. 6). Esta simetría asegura la existencia de la cápside en un estado de mínima energía. Sin embargo no todos los virus poseen este tipo de simetría. Por mencionar algunos ejemplos en que ello no se cumple, citaremos al virus Φ X 174, que posee sólo 12 capsómeras, o bien, Adenovirus que posee 252 capsómeras o el VMT que posee la forma de cilindro con simetría helicoidal (Fig.3). Según ha transcurrido el tiempo se ha demostrado que muchas dolencias humanas son ocasionadas por virus, entre otras: VIRUELA, SARAMPIÓN, PAPERAS, VERRUGAS, POLIOMELITIS, HEPATITIS, INMUNODEFICIENCIA HUMANA, HERPES, RABIA, RESFRÍO COMÚN y ciertos tipos de CÁNCER entre otras. Los bacteriófagos o simplemente fagos, (Fig. 7), son un tipo particular de virus que ataca bacterias. Fueron descubiertos por TWORT en 1.915 mientras estudiaba el crecimiento bacteriano en superficie de agar. Observó que determinada placas cultivadas sufrían una transformación vidriosa por la cual se volvían acuosas y transparentes. Él observó que si tomaba una muestra de esas placas y las depositaba en placas sanas, estas últimas sufrían transformación. Dedujo que se trataba de una enfermedad contagiosa de bacterias. Dos años más tarde FELIX D’HERELLE en 1.917 (canadiense) encontró un agente capaz de producir la lisis de la bacteria ocasionante de la disentería. Este autor tras largos años de investigación concluyó que el destructor era un virus capaz de reproducirse sólo en el interior de una bacteria. A partir de ese momento se centraron esfuerzos para conocer la estructura de este agente patógeno así como su estrategia de reproducción. Hoy se sabe que, una vez que el Fago se posa sobre la pared bacteriana, es capaz de introducir sólo su información genética al interior de la bacteria permaneciendo la estructura restante fuera del cuerpo de la célula. Estas estructuras vacías de DNA se denominan “fantasmas”. El ADN una vez en el interior de la bacteria puede seguir dos vías alternativas que se han denominado como ciclos de vida: “lítico” o “lisogénico”. En el primero (Fig.8), el ADN una vez en el interior de la bacteria, dirige su propia multiplicación. La maquinaria de la bacteria se pone al servicio del ADN del fago para la génesis de cientos de partículas virales que se rodearán de su cápside y posteriormente, al romperse la célula se liberarán, pudiendo infectar otras células que se encuentren en las cercanías. El ciclo de vida lisogénico (Fig.9) es algo más complejo ya que el ADN del fago se inserta en el ADN bacteriano, permaneciendo en ese estado por un tiempo indeterminado. Se dice que en este estado el virus se encuentra como profago o provirus y en tal condición el virus se reproduce sólo cuando la bacteria duplica su información genética. Sin embargo, puede ocurrir un estímulo (físico o químico) lo que induce al profago a liberarse y de esta manera iniciar un ciclo de reproducción de su información genética como en el caso del ciclo lítico. En la multiplicación lítica de los fagos se distinguen las fases de Absorción, Penetración, eclipse y liberación. En la fase de Absorción el fago desenrrolla las fibras de la cola y se fija a la pared de la bacteria. La absorción parece ocurrir en dos etapas. La primera, se debe probablemente a fuerzas electrostáticas y puede ser reversible, es decir el fago puede soltarse y adherirse en otro sitio de la pared bacteriana. La segunda, irreversible, se establecen enlaces químicos firmes entre el fago y receptores específicos de la pared bacteriana. Exi ste una complementariedad específica entre los receptores de la pared bacteriana y las fibras del fago, de tal forma que hay un reconocimiento espec ífico a nivel molecular que permite el reconocimiento, tal y como una “llave” reconoce sólo su propia “cerradura”. La penetración consiste en la inyección del DNA del fago en el interior de la bacteria. La cabeza, el cuello y la cola del fago no penetran en la bacteria, sino que permanecen fuera de ella unidos a la pared de la bacteria.(los que anteriormente mencionamos como fantasmas). La inyección del DNA del fago parece ocurrir como resultado de la combinación de una actividad enzimática que horada la pared de la bacteria y una acción mecánica que permite –a manera de émbolo- traspasar el material del fago desde la cabeza del mismo hasta la bacteria. Recordemos que algunos fagos presentan un cuello contráctil que permite este tipo de movimientos mecánicos. La fase de eclipse corresponde a una etapa en la cual no se observan partículas del bacteriófago al microscopio electrónico. Sólo después de cierto tiempo que puede variar entre los 5 y los 12 minutos dependiendo de la especie bacteriana infectada por un bacteriófago, se observan las primeras partículas virales. Sin embargo dentro de ese lapso existe una enorme actividad bioquímica ya que el DNA del fago está “preocupado” de multiplicarse en el interior de la bacteria, por lo cual es detectable toda la actividad enzimática que implica la duplicación del ADN viral. La fase de liberación implica la síntesis de lisosima una enzima que ataca y destruye la pared bacteriana. Esta enzima es codificada por los fagos que se encuentran ensamblados en el interior de la bacteria. De este modo los fagos son liberados desde la bacteria y pasan hacia el medio ambiente donde pueden infectar otras bacterias repitiéndose el ciclo una y otra vez.