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El Mundo
La Plata, domingo 13 de junio de 2004
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Analizan la Inquisición
El Vaticano volverá a analizar la Inquisición, una parte de la historia de la
Iglesia Católica, sobre la que, según dijo en 1998 el Papa Juan Pablo II, habría
que hacer un juicio “sereno y objetivo”.
La revisión, que se realizará en base a
las actas del simposio internacional
efectuado en 1998, comenzará este
martes en Roma.
Estará a cargo de los cardenales
Roger Etchegaray, del archivista y bibliotecario de la Santa Romana Iglesia,
Jean Louis Tauran, y el teólogo de la
Casa Pontificia, Georges Cottier.
Hace seis años, el Papa consideró
“oportuno hacer mea culpa” de la Igle-
sia Católica sobre ese “capítulo doloroso”, pero con igual intensidad remarcó
que “el mea culpa debe ser de todos;
también la sociedad civil debe hacerlo
y no sólo el mundo católico”. El mea
culpa de la Iglesia se cumplió en el Jubileo de 2000, pero no agregó nada especial al capítulo de la Inquisición, tal
como lo señaló el teólogo “disidente”
Hans Kung.
Aquella institución nació en el año
1232 para reprimir las herejías de los
cátaros y de los valdenses, y luego se
volvió especialmente despiadada en la
España del siglo XV contra los moros y
los judíos convertidos.
El Papa.
Consideró que
“el problema
de la
Inquisición
pertenece a
una fase
difícil de la
historia de
la Iglesia”, e
invitó a mirar
con serenidad”
El bautismo de la princesita
La pequeña hija del heredero de la corona holandesa y de la argentina Máxima Zorreguieta, fue bautizada ayer. Los
padrinos y madrinas no obviaron su futuro como reina y, por eso, le desearon “modestia para reconocer tus errores”
la amiga de Máxima, la argentina
Samantha van Welderen, Baronesa
Rengers-Deane.
Como padrinos actuaron Martín
Zorreguieta, hermano de Máxima, el
príncipe Constantino, tercer hijo de
la reina Beatriz, además del presidente del Consejo de Estado, Herman
Tjeenk, y Marc ten Haar, un amigo
de infancia del príncipe Guillermo.
La Haya vivió ayer con entusiasmo
el bautismo, por el rito protestante y
con agua procedente del río Jordán,
de la princesa Catharina Amalia,
primogénita del heredero a la corona
holandesa Guillermo-Alejandro y de
la argentina Máxima Zorreguieta, al
que acudieron los padres de ésta.
La princesita Catharina Amalia
Beatriz Carmen Victoria, vestida de
puntillas y con un larguísimo mantón de color beige claro, no lloró
cuando el párroco Carel ter Linde
mojó su cabeza con el agua, que recibió tranquilamente y con un bostezo.
Sangre azul
¿Niña sencilla?
A pesar de que los príncipes de
Orange insistieron desde el nacimiento de su hija, el 7 de diciembre
último, que le darían una infancia
“lo más normal posible”, no pudieron evitar la gran expectativa que
despertó el bautismo de la futura
reina.
Así, sus padrinos y madrinas no ob-
Herencia bautismal. La beba lució el atuendo utilizado por su padre en 1967
viaron su futuro como reina cuando
desearon a la niña “optimismo y
amistad”, “modestia para reconocer
tus errores”, “salud y felicidad”, “ayuda para sobrepasar fronteras”, “fuerza
para sobrellevar las tristezas y problemas que tu futuro te deparará” o “espacio para ser tu misma”.
Las madrinas fueron Victoria de
Suecia, ahijada de la Reina Beatriz, y
La que llevará la Corona de Holanda tras el reinado de su padre, fue
bautizada en un ambiente totalmente
familiar y privado. Pero, la gran
afluencia de la prensa, fotógrafos de
todo el mundo e incluso la emisión
en directo por la televisión holandesa
de la ceremonia en la Iglesia de San
Jacobo, donde también fue bautizado
el príncipe Guillermo, recordaron en
todo momento que la “normalidad”
de la infancia de la princesa Amalia
está reñida con el interés público que
despierta la sangre azul.
“SUICIDIO” EN MEDIO ORIENTE
Una increíble
historia de amor
Un hombre y una mujer
palestinos cuyas respectivas
familias les prohíben casarse
trataron de “suicidarse” juntos.
Para ello, realizaron un acto
desesperado frente a un
asentamiento judío de Gaza,
donde intentaron provocar los
disparos de soldados israelíes.
Los dos miembros de la pareja,
de unos 20 años, se acercaron
de forma sospechosa a un
puesto del ejército israelí. La
mujer llevaba un bolso colgado
en la espalda con la aparente
intención de llamar la atención
de los soldados que, suponía,
iban a pensar que se trataba
de un explosivo.
Fue así como los soldados
detectaron a la pareja y,
de milagro, no los mataron.
La joven dejó caer el bolso y se
abrazó fuertemente a su novio,
lo que llamó poderosamente la
atención de los militares. En
principio pensaron que se
trataba de una trampa, pero
no fue así. Y luego de la
sorpresa, los arrestaron.