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ISSN 2314-1743 Nº2 Ecología y ambiente Modelo agrícola e impacto socio-ambiental en la Argentina: monocultivo y agronegocios Leonardo Malacalza Comité Medio Ambiente de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo Asociación de Universidades Grupo Montevideo Serie de libros Electrónicos del CMA - AUGM Sociedad y Ambiente: reflexiones para una nueva América Latina ECOLOGÍA Y AMBIENTE | LEONARDO MALACALZA ENSAYO IX.10 Invasiones biológicas María Laura Guichón La introducción de especies de la mano del hombre ocurre en todos los continentes y aumentó en los últimos siglos como resultado de mejoras en el transporte y comunicación y el incremento del comercio internacional. Individuos de numerosas especies son sacados de su lugar de distribución original e introducidos en otros lugares de manera accidental o intencional. Muchas de estas introducciones resultan fallidas y algunas no prosperan en las siguientes etapas del proceso de invasión. Sin embargo, algunas especies sí, logran sobrevivir al traslado mediado por el hombre hasta un nuevo lugar (especies introducidas), algunas de éstas son capaces de sobrevivir y también reproducirse sin intervención humana directa (especies establecidas), y finalmente algunas también logran expandirse y colonizar nuevas áreas (especies invasoras). Comprender y predecir el número de especies invasoras que se establecen en una región todavía es un tema de intenso estudio y debate (Castro et al., 2007; Keller et al., 2011).Tanto las características de la especie como las características del ambiente receptor se han estudiado de manera comparativa para identificar patrones que favorecen el establecimiento y expansión de especies introducidas. Numerosas especies que viven en asociación con humanos han tenido gran éxito de invasión, y ciertas características reproductivas (v.g reproducción temprana y cantidad de descendientes) o de flexibilidad ecológica y de comportamientos (v.g. amplitud de dieta y de uso de hábitat) suelen asociarse a las especies invasoras. Los ambientes con alto disturbio humano pueden haber perdido especies nativas potencialmente depredadoras o competidoras de las especies introducidas y también pueden presentar mayor disponibilidad de recursos. Esto puede explicar que regiones con mayor intensidad de actividad humana estén asociadas a mayor presencia de especies invasoras. IMPACTO DE ESPECIES INVASORAS Numerosas especies invasoras causan serios daños y pérdidas económicas en actividades productivas y sistemas de servicios en áreas urbanas y rurales.También algunas especies invasoras pueden adquirir el rol de nuevo agente transmisor de enfermedades al hombre y a animales domésticos y silvestres en el ambiente receptor. En el ámbito de la Biología de la Conservación, las invasiones biológicas son consideradas una de las principales amenazas para las especies nativas y el funcionamiento de los ecosistemas naturales (Mack et al., 2000; Olden et al. ,2004). Las modificaciones en las interacciones existentes o la aparición de nuevas interacciones como consecuencia de la presencia de una nueva especie en el sistema pueden causar diversos efectos sobre las especies nativas. Por ejemplo, cambios en interacciones de competencia y/o depredación pueden provocar marcadas variaciones en densidad de una o varias especies, y a su vez, esto puede llevar a cambios en la estructura y el funcionamiento del ecosistema. Si bien hay numerosos casos en que las especies invasoras han tenido efectos notorios y drásticos, el impacto puede ser muy variable en intensidad y 240 CAPÍTULO 9: LOS RECURSOS NATURALES tipo (e.g. directo, indirecto, pequeño, grande, negativo, positivo, y combinaciones de estos). También debe tenerse en cuenta que la valoración del impacto depende de los intereses en cuestión ya que, por ejemplo, una especie invasora puede ser beneficiosa desde el punto de vista productivo pero tener un impacto negativo desde el punto vista de ambiental. Es difícil predecir y cuantificar los impactos que una especie invasora puede tener sobre una o más especies o sobre el ecosistema, fundamentalmente por la complejidad de los sistemas naturales y sus dinámicas a distintas escalas, espaciales y temporales (Traveset & Richardson, 2006). Puede ocurrir tanto que se subestime su impacto como que se le atribuya la causalidad de un impacto negativo. Parte de la dificultad de cuantificar los impactos se debe a que puede transcurrir un período de tiempo variable desde el establecimiento de una especie introducida, hasta que sus efectos cobren relevancia, lo cual a su vez varía en diferentes ambientes. Esto puede deberse a que las poblaciones de especies introducidas frecuentemente exhiben una primera fase de crecimiento lento, durante la cual la población persiste a baja densidad en un área restringida, y luego pasan a una fase de crecimiento poblacional rápido y de expansión territorial.A este período de tiempo puede sumarse otro lapso hasta que las nuevas interacciones se traduzcan, por ejemplo, en reducción poblacional de una especie nativa o una modificación de la estructura de la comunidad que, a su vez, genera cambios en las condiciones del ambiente (Grosholz, 2005). INVASIONES BIOLÓGICAS EN ARGENTINA En Sudamérica el tema de las invasiones biológicas no tiene una larga tradición en el ámbito académico ni ha recibido gran atención desde la política gubernamental, si bien es una de las regiones de mayor biodiversidad del planeta y justamente la introducción de especies es una de las principales amenazas para la biodiversidad, junto con la pérdida y degradación de hábitat. La mayoría de las especies invasoras en Sudamérica son de origen europeo o euroasiático, lo que refleja el movimiento durante cientos de años relacionado con las colonias iberoamericanas, la alta inmigración y el legado cultural de establecerse en nuevas regiones como si fuera su propia tierra. Muchas especies introducidas son valoradas y explotadas, por lo que desde el punto de vista social, cultural y económico no predomina la idea de conflicto asociado a especies introducidas, o incluso a especies invasoras. Es muy probable que tanto el número de especies introducidas como sus impactos estén subestimados, sin embargo esto se está revirtiendo en países como Argentina, Brasil y Chile, donde la cantidad de estudios sobre especies introducidas ha crecido marcadamente en la última década (Speziale et al., 2012). En Argentina se ha registrado la introducción de 649 especies, de las cuales 199 son especies animales, 445 son vegetales y 5 son hongos (Base de Datos sobre Especies Invasoras, 2012). Estas introducciones muestran una amplia variabilidad en cuanto a su grado de invasión y el tipo de ambiente invadido, las causas de introducción y las vías de expansión, los impactos que causan y las posibilidades de implementar planes de manejo. Las primeras introducciones animales voluntarias fueron las realizadas por los conquistadores cuando trajeron el ganado de Europa.Además de las especies domésticas, muchas especies silvestres han sido introducidas por su interés para la caza y la peletería, por su valor ornamental o para su cría con fines alimentarios, industriales o recreativos. Entre las 32 especies de mamíferos que se consideran introducidas en alguna región de Argentina, se encuentran especies domésticas que han establecido poblaciones silvestres, como las vacas, los caballos y los perros cimarrones, y también se encuentran especies silvestres que han ocupado casi todo 241 ECOLOGÍA Y AMBIENTE | LEONARDO MALACALZA el país, como la liebre europea Lepus europaeus, o solo regiones particulares, como el castor Castor canadensis (Novillo & Ojeda, 2008; Base de Datos sobre Especies Invasoras 2012). El único caso de mamífero introducido por su atractivo ornamental es la ardilla de vientre rojo Callosciurus erythraeus. La introducción de la ardilla de vientre rojo en Argentina ocurrió en 1970, cuando se importaron 10 individuos de esta especie asiática desde Holanda y se mantuvieron en cautiverio en una estancia cercana a la localidad de Jáuregui, partido de Luján, Buenos Aires (Aprile & Chicco, 1999).Algunas ardillas murieron en cautiverio pero otras fueron liberadas y otras escaparon, dando origen a la primera población silvestre de ardillas de vientre rojo en el país. El atractivo que representa esta ardilla para muchas personas es la principal causa de expansión de esta especie arborícola. Las ardillas se transportan y liberan en sitios nuevos para “enriquecer” la fauna del lugar o se capturan y venden para tener como mascotas, aunque en muchos casos terminan siendo liberadas ya que no resisten el cautiverio. Esta es la razón de que ya existan en Argentina nuevos focos de invasión de ardillas en la provincia de Buenos Aires, en la provincia de Córdoba y en la provincia de Santa Fé (Benitez et al., 2010). Este es el único caso conocido de establecimiento de ardillas exóticas en Sudamérica y se encuentra en una fase de franca expansión (Guichón & Doncaster, 2008). El impacto negativo mejor documentado en Argentina debido a la introducción de la ardilla de vientre rojo está relacionado con actividades productivas y sistemas de servicios por las pérdidas económicas debidas al consumo de frutos (v.g. nueces, ciruelas, peras, cítricos, kiwis), daño provocado en árboles de plantaciones comerciales o con valor ornamental, consumo de huevos en granjas avícolas y cereales en silos de almacenamiento, daño al plástico que recubre los cables de teléfono, luz y televisión y al plástico que recubre los sistemas de riego de frutales y de granjas avícolas (Guichón et al., 2005). En cuanto a los sistemas naturales, uno de los daños más evidente es el descortezamiento de los árboles, que facilita la infección por hongos. La corteza de los árboles, hojas y ramas son utilizadas para la confección de los nidos de ardillas.Además, el consumo de flores, frutos y semillas afecta la reproducción de las plantas y puede alterar su dispersión, por ejemplo, favoreciendo la dispersión de vegetación exótica, que constituye su principal fuente de alimento (Benitez et al., 2010). Las ardillas podrían tener un impacto negativo sobre la fauna nativa, por ejemplo sobre poblaciones de aves o de la ardilla misionera Sciurus aestuans o la ardilla roja Sciurus ignitus en caso que la ardilla introducida invada áreas de la Selva Paranaense y las Yungas, que son el hábitat nativo de las dos especies de ardillas originarias de Argentina (Cassini & Guichón, 2009; Guichón et al., 2009). Otro de los problemas asociados con este roedor introducido es el posible riesgo de zoonosis ya que, además de que las ardillas son hospedadores de diversos parásitos, también pueden actuar como reservorios naturales de agentes infecciosos de algunas enfermedades como, por ejemplo, la leptospirosis (Gozzi et al., 2012). En Argentina, la presencia de esta ardilla despierta reacciones dispares en la comunidad, tal como se ha observado en otros países donde hay poblaciones silvestres de esta especie (v.g. Japón) y de otras especies de ardillas introducidas (v.g. la ardilla gris Sciurus carolinensis en Inglaterra) (Bertolino & Genovesi, 2003; Miyamoto et al., 2004). El mayor contraste se nota entre las personas que ven a la ardilla como un animal atractivo y vistoso y las personas que consideran que son una plaga y sus poblaciones deben ser controladas. Esto pone de manifiesto que, lejos de ser un problema meramente biológico, las invasiones biológicas también tienen una fuerte componente social y económica. En el caso de la ardilla de vientre rojo así como de otras especies carismáticas, es necesario realizar campañas de difusión sobre la problemática y recabar la opinión de los distintos actores sociales, especialmente si se desea 242 CAPÍTULO 9: LOS RECURSOS NATURALES evaluar la factibilidad de acciones de control o erradicación (Guichón et al., 2009). Dar información a la comunidad también ayuda a desalentar el traslado y comercialización de ardillas y su tenencia como mascota actuando en la prevención de la creación de nuevos focos de invasión. Por eso es fundamental que haya comunicación entre los que toman las decisiones de manejo, los que realizan estudios científicos y la comunidad en su conjunto para difundir los problemas asociados a las invasiones biológicas, proponer temas prioritarios para investigación y conocer la opinión de las distintas partes de manera de evaluar formas de acción consensuadas (García-Llorente et al. ,2008). En Argentina, el marco legal que regula el tema de especies exóticas está dado fundamentalmente por la Ley 24375 del año 1994, que ratifica el Convenio de Diversidad Biológica firmado en Río de Janeiro. Mediante el artículo 8 inciso h de esta ley, el gobierno nacional se compromete a impedir la introducción, y a controlar o erradicar las especies introducidas que amenacen a ecosistemas, hábitats o especies. En el año 1997 se impuso la obligatoriedad de realizar una evaluación de impacto ambiental ante cualquier solicitud de autorización para realizar introducciones de fauna y flora (Resolución 376/97 SAyDS). El manejo de una especie exótica es complejo y requiere de un Proyecto de Manejo por parte de organismos de gestión, como la Dirección de Fauna nacional o provincial. La toma de decisión de acciones de manejo se realiza en el marco del principio de precaución, es decir, tomar medidas cautelares cuando la introducción de una especie suponga una amenaza para el ambiente o la salud humana. Es importante tener en cuenta que el Proyecto de Manejo debe hacerse en el marco del Manejo Adaptativo, que integra la elaboración, ejecución y el monitoreo del plan de manejo, adoptando mecanismos de participación en las distintas etapas del proyecto. Es decir, los objetivos, estrategias, métodos y escalas de trabajo deben evaluarse y modificarse periódicamente en función de los resultados que se van obteniendo al poner en práctica el manejo. 243