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Introducción a la Astrología IV Roswitha Frebault.- La última vez comentamos que todos somos una rueda zodiacal al completo, en la cual el Sol representa nuestro Yo Superior: nuestro punto de conciencia pura, nuestro enlace más directo con las energías divinas o cósmicas. Por ser todavía muy humanos con todos nuestros errores, equivocaciones y resistencias, no siempre somos capaces de expresar en toda su plenitud y esplendor este Sol interno. No obstante, a parte de nuestras metas mundanas, esto debería ser nuestro real objetivo: desarrollar y alcanzar mayor espiritualidad y expresión de Belleza. En la carta astral, el reparto y la posición de los signos y planetas, sus relaciones entre si, a la hora de nuestro nacimiento, son el reflejo cósmico de las condiciones bajo las cuales estamos llamados a realizar nuestro trabajo individual. Podemos pensar que estas condiciones son tan determinantes que no nos queda libertad de elección. Pero no es así. Tenemos libertad de movimiento dentro de un marco definido. Dicho de otro modo: en nuestro huerto o jardín privado podemos cultivar una variedad de flores o verduras o dejarlo sin cultivar. Según la dedicación o la falta de la misma por nuestra parte, el resultado será una cosecha rica, mediana o pobre. La elección de utilizar y aprovechar los momentos u oportunidades es libre, pero la verdadera libertad es un estado interno a conquistar a partir de voluntad activa, aceptación de circunstancias y discriminación positiva. A parte del Sol (Yo superior), los otros dos componentes más importantes son: el ascendente (Ac) y la posición de la Luna. El ascendente es el representante de nuestro carácter básico, del ego, del cuerpo con su vitalidad y fuerza; mientras la Luna marca y define nuestro mundo sentimental-emocional. ¿Como vivir y expresar de buena manera a los tres? 1/2 Introducción a la Astrología IV Para que el Sol pueda brillar, necesitamos un cuerpo bien cuidado, un carácter bien dominado. El ego debería servir al Yo Superior y no al revés. De esta manera, la Luna puede mantener buenas y gratificantes relaciones con los otros seres humanos y aportar su grano para mejorar la convivencia y lograr mayor paz en el mundo. ¿Y cual es la herramienta más adecuada a utilizar para que el ego pueda servir al Yo Superior? Pues para ello tenemos a Mercurio, a nuestro “mensajero de los dioses”: éste transmite todas las informaciones necesarias. ¿ Por que el trabajo de Mercurio es el del mensajero? Astronómicamente, Mercurio es el planeta con una órbita más cercana al Sol que los demás. Su alejamiento máximo (órbita ovalada) nunca supera los 28º. Siempre “acompaña” al sol y recibe su luz antes que ningún otro planeta. Conclusión y objetivo astrológico: Nuestra mente debería mantenerse lo más cerca posible del Yo Superior para recibir sus instrucciones luminosas y transmitirlas al ego, de modo que los pensamientos y las palabras contengan siempre Belleza, Luz y Bondad. 2/2