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Comunidad Cristiana San Francisco de Asís Catequesis infantil CELEBRACIÓN DE INICIO DE CURSO “Vosotros sois la luz del mundo” Bienvenida Hola a todos. Bienvenidos a este nuevo curso que comenzamos hoy con ilusión y con ganas de aprender y compartir muchas cosas. Los que habéis venido otros años ya sabéis que venimos a aprender a ser amigos de Jesús. Y los que empiezan hoy, y no habían venido nunca, pronto verán que lo pasamos bien siendo todos compañeros y amigos. Vamos a ver… ¿Quienes no habían venido nunca a la catequesis? ¿Os han explicado vuestros papás por qué os han apuntado? ¿Alguno de los mayores quiere explicarles qué hacemos aquí? Por cierto… no sabemos vuestros nombres, y lo primero que se ha de saber de un amigo, es como llamarle ¿no? Lema: “Vosotros sois la luz del mundo” Todos los años al iniciar el curso nos hacemos un propósito. Estamos en el grupo de Catequesis Infantil de la Comunidad de San Francisco de Asís, y cada año proponemos un lema. Un propósito que trabajamos y por el cual nos esforzamos durante el todo el curso. Este año la comunidad quiere ser como una estrella que brille mucho en Barcelona, pero no queremos que brille como Hollywood para hacernos los importantes y los chulos. Queremos que brille con nuestro ejemplo, que brille porque sea una comunidad que ayuda, que acoge, que quiere, que trabaja, que se preocupa por los demás, que reza… Y un punto de luz se compone de muchísimos puntos pequeños que también dan luz. Cada uno de nosotros puede dar luz sin tener miedo a no gustar, o a ser criticado. Seguramente nuestra luz ayudará a que otros no tengan miedos y sean más felices. Porque en definitiva, lo que quiere Jesús es que seamos todos muy felices. Y esto de que seamos luz no es una cosa que la comunidad se ha inventado o se ha sacado de la manga. Jesús, que nos da la Luz, quiere que esa luz que recibimos la demos también nosotros, y nos invitó a ello desde un monte donde habló delante de muchas personas que se reunieron un día para oírle. Y ahora Francisco os leerá esta parte del Evangelio. Evangelio (Mt.5, 14-16) “Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Cuando encendemos una luz, no la tapamos, la ponemos en un lugar visible y alto para que ilumine a nuestro alrededor. Nosotros hemos de ser luz sin miedos, sin escondernos. Si no somos felices y procuramos que los demás lo sean, nuestra vida se oscurece y deja de ser bonita. Dinámica – Cuento Contamos cuento “La pequeña estrella” ¿Qué os ha parecido? ¿Habéis visto alguna vez una estrella que no haga de estrella? ¿Estaba preocupado el niño porque no iluminaban las estrellas? Al no ver la luz dejó de ser feliz ¿Verdad? ¿Qué ocurre cuando va a ver al Rey de las Estrellas? ¿Por qué motivo las estrellas no iluminaban? ¿Habéis tenido miedo de hacer algo alguna vez? ¿Os ha dado miedo ayudar o decir la verdad? ¿Qué le pide el Rey al niño? ¿Por qué pide la estrella más pequeña y más humilde? ¿Quien creéis que es nuestro Farolera Mayor del Reino? ¿Creéis que vosotros también podéis ser faroleros? ¿Creéis que si os hacéis faroleros podéis acabar “tirando faroles”? Hemos de evitar la tentación de querer deslumbrar en lugar de iluminar. Jesús es el Farolero mayor del reino, y nunca se hizo el chulo, el era esa estrella pequeña y humilde que vela para que no se apague nuestra luz y nos da ánimos para que no tengamos miedo de brillar, y como dice este mural que tenemos hoy colgado, la mejor luz que podemos dar es nuestro buen ejemplo. Si somos buenos, comprensivos, generosos, compasivos… ayudaremos a que una luz muy grande brille por toda Barcelona. Y todo esto hemos de hacerlo gratis. Porque gratis nos lo da Jesús. Con humildad, sin presumir, sin pensar que con un poco es suficiente, sin ser tacaño, y pensando en TODOS. Final Ahora cada niño acompañará a su catequista para ver donde está la sala donde nos reuniremos cada lunes. Deseamos que el curso hoy empezamos sea un curso lleno de luz. Que podamos ir encendiendo cada día el corazón de los que están a nuestro lado y que el nuestro sea como un gran faro lleno del amor de Dios. Ahora nos despedimos rezando un Padrenuestro, con las manos unidas, y dando gracias a Jesús porque nos hemos reencontrado y ha puesto felicidad en nuestras familias, en nuestros amigos y en nuestro grupo de catequesis. LA PEQUEÑA ESTRELLA Cuentan que hace mucho tiempo, había un niño que sentado en la arena de la playa, jugaba a contar estrellas. Contaba una vez y otra y no se cansaba de contar estrellas “de su cielo”; para él cada una de ellas era una ilusión y un juguete. De esta forma su corazón se hacía grande y feliz. Un día de verano, por la noche, repasando sus cálculos, descubrió que en su cielo, delante mismo de la playa, había un grupo de estrellas que no tenían luz. ¡Ya podéis imaginaros cual fue su sorpresa! ¡Estrellas sin luz, como podía ser! Aquella noche, cuando se fue a la cama, no pudo cerrar los ojos, se pasó toda la noche desvelado. No podía ser, ¡estrellas sin hacer de estrellas! se repetía una y otra vez… Seguro que se podía hacer algo para solucionar un problema tan gordo. Así es que estuvo pensando mucho y mucho rato hasta que lo vio claro: no tenía otra solución que ir a ver al Rey de las Estrellas, que era amigo suyo, y explicarle lo que pasaba. Entonces el niño emprendió un largo viaje por el espacio de los espacios hasta encontrar el Reino de las Estrellas. Allí estaba el Rey sentado en su trono; cuando vio al niño se puso en pie, le hizo pasar y le preguntó extrañado: -¿Qué haces aquí niño, no sabes que este es el Reino de las Estrellas, acaso te has perdido? - No señor…solo venía a daros una noticia. -¿Una noticia? -Si señor, una noticia grave. -¿Grave? ¿Qué pasa? -Veréis, el otro día jugando descubrí un grupo de estrellas que no hacían de estrellas. -¿Estrellas que no hacían de estrellas? -Bueno señor, quiero decir que no daban luz. -¿Y cómo puede ser? -Yo no lo se, pero…Pienso que a lo mejor les da miedo hacer de estrellas. -¿Cómo miedo? -Mirad señor, a mí a veces me da miedo hacer cosas importantes, como por ejemplo encender mi lámpara, por eso pienso que tal vez a ellas también les pueda pasar. -Caramba niño, quizá tengas razón. Pero en el cielo no puede haber estrellas que no tengan luz. -Eso pienso yo, señor, porque sino ¿cómo se lo harían los hombres que viven a oscuras? ¿Cómo podrían vivir y cómo soñar? Seguro que así no podrían crecer y se morirían sin haber hecho nada bueno. -Niño, le dijo el Rey de las Estrellas, me has de ayudar. -Si señor, decidme. -Me has de traer una de estas estrellas. -¿Cuál, señor? -La más pequeña de todas. Porque los hombres cuanto más sencillos, humildes y pequeños, son más limpios, más sinceros, mas dispuestos a hacer cosas. Y seguramente con las estrellas puede pasar lo mismo…Ves a tu playa y tráeme la estrella, que yo mientras tanto encenderé y le daré luz a su corazón. -El niño, obediente, volvió a la playa e hizo lo que le había dicho el Rey de las Estrellas. -Señor aquí tenéis a la pequeña estrella. Ahora decidme que tengo que hacer. -Ves a la habitación de las lámparas y tráeme la más pequeña que encuentres. Se la daré a tu amiga la estrella pequeña y una vez encendida su lámpara le confiaré un secreto. -¿Un secreto, señor? -Si, la haré Farolera Mayor del cielo. -¿Y qué tiene que hacer para ser “farolera” -Pues, con la lámpara que yo le daré tendrá que buscar a todas las estrellas que todavía están apagadas y las encenderá la luz. Vigilará de día y de noche y les dará luz siempre que lo necesiten. -¡Qué bien! Así en mi cielo no habrá mas estrellas que no tengan luz. -Si niño, eso se ha acabado. Y todavía hay más, tu amiga la pequeña estrella, tendrá que velar también por las estrellas que como tú están en la tierra, y cuando estén a oscuras les dará luz para que les ayude a crecer y sobretodo a confiar. -¿Y el miedo señor, qué pasará con el miedo? -Miedo, niño, tenemos todos un día u otro, pero este poco de miedo es bueno porque con frecuencia nos ayuda a hacer las cosas mejor hechas. Piensa que las personas que creen que todo lo hacen bien y no han tenido nunca miedo, siempre dicen tener razón y están seguras de todo…con frecuencia se vuelven orgullosas y no se esfuerzan por dar un poco mas de lo que tienen, porque se piensan que ya lo dan todo. Y en el cielo de la tierra y en el cielo de los hombres no puede haber estrellas orgullosas. Pero tampoco es bueno tener muchos miedos, por eso hay que acercarse a las personas más pequeñas, sensibles, mas necesitadas, e iluminar sus miedos para darles esperanza y que confíen. -Si señor, tenéis toda la razón. ¡Que contento estoy ahora! -Gracias niño por tu ayuda, vete tranquilo a contar de nuevo las estrellas y si algún día descubres algo nuevo, no dudes en venir a decírmelo enseguida. ¡Que tengas suerte!