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COMUNICACIÓN LIBRE 30 TRASTORNO DE IDENTIDAD DE GÉNERO EN NIÑOS VARONES ENTRE 6 A 12 AÑOS: INDICADORES EN HTP Ps. Ximena Muñoz, Ps. Francisco Somarriva En una muestra de 50 niños, divididos en sujeto con diagnóstico de Trastorno de Identidad de Género (GID) y sujetos de control, se realizó una batería de test dentro de la cual figuraba la prueba gráfica HTP. En un estudio exploratorio, se detectó la presencia significativa (p < 0.05) de elementos formales presentes en las pruebas gráficas que son representativos de los sujetos con GID. Conclusión: Existen indicadores psicológicos en HTP, que permiten discutir sobre una dinámica y funcionamiento particular que trascendería la sintomatología asociada al GID. Palabras claves: psicodiagnóstico, GID, infantil, HTP. INTRODUCCION El presente estudio es parte de una investigación mayor, llevada a cabo con el objetivo de explorar y describir características del vínculo madre-hijo en niños con trastorno en la identidad de género (GID) y cuyos resultados fueron presentados en el Congreso de ADEIP (Asociación de estudios e Investigación en Psicodiagnóstico) en Córdoba 2009. El trastorno en la identidad de género (GID), es un fenómeno complejo, que afecta el psiquismo de una parte de la población infantil. Niños pequeños que son llevados a tratamiento por presentar GID experimentan frecuentemente el rechazo de sus pares e incluso de adultos (padres temerosos de que esto “contagie” a sus hijos), tienden a aparecer como extremadamente infelices y ansiosos y frecuentemente presentan serias dificultades a nivel del yo. Se ha visto que los niños con GID presentan dificultades en varias áreas del desarrollo: retrasos en lograr la vivencia de constancia, confusión afectiva, confusiones en la representación del sí mismo y en las interacciones sociales (Zucker, 2005). Presentan asimismo, relaciones con pares que resultan más pobres que las que mantienen los niños de grupo control y más problemas conductuales a nivel general, todo lo cual constituiría índices de deterioro a nivel del funcionamiento general (Ibid). Por otra parte muchos adultos, pacientes y no pacientes, que poseen un desarrollo homosexual o han presentado un GID en la niñez, describen la presencia de dificultades desde la infancia, refiriéndose a sentimientos de soledad, confusión y dolor durante ésta (Di Ceglie, 1995). El objetivo central de esta investigación fue describir, analizar y sistematizar características de niños hombres con GID entre 6 y 12 años y establecer características diferenciales con niños entre 6 y 12 años sin GID y su expresión en el test proyectivo HTP (casa, árbol, persona). Para esto se llevó a cabo una investigación de tipo exploratorio-descriptivo, con un marco psicoanalítico que sustenta los análisis de los hallazgos. MARCO TEORICO Los trastornos de identidad de género se caracterizan por la existencia de una incongruencia entre el sexo anatómico del individuo y su propia identidad de género, entendida ésta como la propia percepción o conciencia de ser hombre o mujer (Belloch, 1995). Stoller (1976) plantea que la conducta femenina comenzaría alrededor del primer año de vida y sería fundamentalmente provocada por “una simbiosis madre-hijo en la cual el propósito manifiesto de la madre es evitar a su hijo el sufrimiento del dolor o la frustración” (op cit, p. 158). Simultáneamente “el padre del niño no está presente para introducir la cuña que hubiera provocado la separación entre madre e hijo y hubiera permitido la individuación requerida para que aparezca la masculinidad” (op cit, p. 158). Una dinámica familiar como esta, produciría los niños más femeninos, la llamada por Stoller ‘niñez transexual’ (Op. Cit.). Esta femineidad sería para el niño carente de conflictos y natural. (El niño femenino) “no ha logrado una separación frente al cuerpo y al psiquismo de su madre y por tanto no llega a sentirse a sí mismo como un varón que desea ser masculino. Desde el comienzo y durante los años de niñez, se identifica con su madre en lugar de desearla como objeto erótico” (Stoller, 1976, p.164). El niño femenino quiere ser su madre en vez de poseerla (Greenson, 1966). El padre está ausente y más aún la madre le ha transmitido una imagen de un padre desvalorizado y débil, anulándose así como rival potencial. El niño tampoco siente orgullo ni necesidad en relación con sus genitales, no necesita su masculinidad por tanto no podrá sentirla amenazada y esto desde los primeros tiempos de vida. No hay entonces “ninguno de los ingredientes necesarios del conflicto edípico” (Stoller, 1976, p. 164). METODOLOGIA Participantes En una primera etapa, se eligieron niños varones de nivel socioeconómico medio bajo, de la ciudad de Santiago, región Metropolitana de Chile, sin indicios de retraso mental, dispuestos a participar en la investigación mediante consentimiento informado. Luego de la búsqueda, se obtuvieron 50 participantes, 37 de grupo control, y 13 con diagnóstico positivo de GID. Del grupo control, hubo 5 casos que no pudieron realizar HTP, dejando la muestra con un total de 45 niños. Instrumento Entrevista estructurada. Se realizó una entrevista estructurada, en formato escrito, con tal de obtener datos demográficos específicos, necesarios para homogeneizar la muestra. Prueba Gráfica HTP. A través del dibujo de una persona o figura humana el sujeto, cualquiera sea su edad, estaría dando cuenta de la imagen de si mismo, de su autoconcepto, del esquema corporal y de su identificación sexual (Celener, 2003). Escala de Inteligencia de Weschler para Niños (WISC-R). Se utilizó este instrumento debido a su estandarización y validación en Chile en la época del estudio, pudiendo descartar eficazmente la posibilidad de retraso mental. Variables Para el análisis de la prueba gráfica HTP, se tomaron las variables de análisis formal propuestas por Hammer (1989), tanto para el dibujo completo como para los elementos Casa, Árbol y Persona. Así mismo, se definieron otras variables: Adición de flor. Inclusión de flor en la producción gráfica. Se consigna presencia o ausencia. Sexo de la persona. Refiere al sexo de la persona del dibujo. Se categorizó en sexo hombre, sexo mujer, sexo ambiguo, o sin rasgos sexuales. Combinación de colores. Refiere a la existencia o ausencia de combinación de colores en los elementos de la prueba HTP, de forma tal que produzcan una armonía crómatica (Gallego y Sanz, 2003). Procedimiento En primer lugar, para definir los participantes se tomó contacto con un hospital de niños de Santiago, consultorios, centros de salud mental privado y municipalizado, y colegios con atención psicológica especializada, a través de los psicólogos que allí trabajaban. Tanto para el grupo control como para los niños GID, se consultó a las madres de los niños sobre la participación en la investigación, y se citó a las que estuvieran dispuestas de que sus hijos fueron evaluados. Las evaluaciones se realizaron en las instituciones donde consultaban o asistían los niños. Se aplicó una batería de testo consistente en una carta de consentimiento informado a la madre y al niño, entrevista estructurada, Subpruebras de Cubos y Semejanzas del WISC-R y Test HTP. Se evaluó nivel socioeconómico con el cuestionario para NSE de ADIMARK. La duración de la evaluación fue de una hora y quince minutos. Análisis de datos Se realizó un análisis chi cuadrado (χ2) para comparar el grupo control y los niños GID, debido al tamaño de la muestra y la necesidad de notar diferencias entre los grupos. Alpha para la prueba estadística fue fijado en p = .05. RESULTADOS No se encontraron diferencias significativas entre el Grupo Control y niños GID en cuanto a los dibujos de Casa, Árbol o Persona (p > .05). Respecto a los elementos formales del dibujo como un todo, se observó que solo emplazamiento izquierdo y central presentaron significancia estadística. El 9.4% del grupo control emplaza su dibujo en el sector izquierdo de la hoja, lo que es muy inferior al 69.2% del grupo GID. La diferencia es estadísticamente muy significativa (χ2(1, N = 45) = 16.963, p < .001). En cuanto al emplazamiento en el sector central, el 87.5% de los sujetos del grupo control dibujaba en ese sector, siendo una diferencia estadísticamente significativa (χ2(1, N = 45) = 8.557, p < .01) del 46.2% del grupo GID. En relación a las variables cualitativas propuestas, se detectó que el 3.1% de grupo control adicionó una flor al dibujo, mientras que el 23.1% del grupo GID hizo esa inclusión, siendo una diferencia significativa entre ambos grupos (χ2(1, N = 45) = 4.554, p < .05). Además, el 23.1% del grupo GID presentó combinación de color en la persona del dibujo, y ningún sujeto del grupo control presentó dicho indicador, siendo una diferencia significativa (χ2(1, N = 45) = 7.912, p < .01). Figura 1. Porcentajes de Tipo de Sexo en grupos Control y GID Por último, se encontró una diferencia muy significativa (χ2(1, N = 45) = 21.303, p < .001) entre el grupo control y niños con GID en cuanto al sexo de la persona del dibujo. La Figura 1 muestra los porcentajes de tipos de sexo en grupo control y niños GID. CONCLUSIONES A partir del análisis de los indicadores, los datos permiten reafirmar la idea de que los niños con GID estudiados evidenciarían dificultades en la configuración de la identidad sexual. Se trata de niños que presentan un funcionamiento regresivo, dado por la predominancia del dibujo emplazado en el lado izquierdo de la hoja, lo que daría cuenta de las disociaciones a nivel de la identidad. Se destaca que los aspectos formales de los elementos del dibujo, con excepción del emplazamiento, no aportan información a la hora de determinar la existencia de GID. La sintomatología presentada por estos niños, asociada al diagnóstico descriptivo DSM IV (1994), constituiría una expresión de las identificaciones preponderantemente femeninas o confusas presentes en estos niños, expresada a nivel gráfico en figuras femeninas o confusas. Estos resultados soportan los planteamientos de los autores sobre la persistencia en los niños GID de la identificación femenina primaria. Se ha visto que los niños hombres que dibujan una figura femenina en primer lugar en el contexto de una evaluación, presentan indicadores que dan cuenta de sentirse más dominados por los adultos y evidencian una actitud menos positiva hacia su padre, que los niños que dibujan figura masculina en primer lugar (Koppitz, E., 1989). Se trataba de niños en cuyos hogares la madre ocupaba un rol más dominante (Op. cit.). Esto repercutiría no sólo en los procesos de desidentificación del niño sino en la contraidentificación de éste con su padre o figura masculina significativa. Así, las representaciones internas paternas en los niños GID ocuparían un lugar secundario, siendo las representaciones de lo materno-femenino más fuertes y tal vez más presentes. La adición de flor está descrita por Janin (2002) como propia de las niñas, mientras que los niños varones tienden a dibujar autos, pelotas, entre otras cosas. Esto confirmaría una identificación femenina no solamente en conductas, sino en elecciones de objeto. Utilizar de manera combinada los colores, estaría dando cuenta de la expresión de una afectividad distinta a la del grupo control. A la luz de la experiencia con gráficos de Muñoz (2009), podría agregarse que los niños del grupo GID presentarían una percepción más minuciosa y más discriminada de lo afectivo. Esto respondería a una modalidad vincular en que se integraría explícitamente la afectividad, concordante con la identificación femenina preponderante antes mencionada. La preocupación por el uso del color estaría dando cuenta de una necesidad estética expresada a nivel de la ropa, concordante más con la identidad de género y el rol que con el sexo anatómico de los mismos. DISCUSIÓN La presente investigación es de gran ayuda para poder obtener información acerca de GID en la población chilena, y pude servir para complementar lo obtenido en investigaciones pasadas sobre el vínculo madre-hijo en niños con GID. A su vez, abre los diversos campos de investigación clínico, educacional, forense y psicoeducativo en Chile en torno a este trastorno, debido a la falta de estudios previos. En este sentido, se propone incluir los criterios descriptivos de GID en las pautas de entrevistas de ingreso de pacientes en lo sistemas de Salud Mental, así como se hace con otros trastornos psicológicos. En la misma línea, se podría perfeccionar el HTP y sus indicadores, con tal de construir un instrumento más eficaz para diagnosticar GID en la población. Si bien los datos son significativos en la mayoría de las variables estudiadas, el tamaño de la muestra permite discutir si estos datos son lo suficientemente robustos como para extrapolarlos a la mayoría de los casos de niños con GID. Por lo que se hace necesario hacer un estudio con más casos para corroborar los indicadores descubiertos y la posibilidad de existencia de otras variables, así como expandirlo a niños de distintos NSE y revisar su mantención en el tiempo. La temática de los niños con GID está cada vez más presente en la sociedad y hasta ahora no se ha logrado discutir seriamente. Se evidencia la falta de apoyo y desarrollo de programas de intervención terapéutica que mejoren la calidad de vida del niño, su madre y los otros involucrados como el sistema escolar. Se hace necesario desarrollar mayores recursos, tanto gubernamentales como en los actores significativos en la vida de estos niños, para acompañarlos a lo largo de su vida. 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