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El eje mediterráneo y la salida de la crisis
economía del eje mediterráneo, que constituye el principal motor industrial y turístico
LA
del país, ha sido la más castigada por la recesión durante el ano pasado. El Instituto Nacional de Estadística ha certificado que el producto interior bruto (PIB) del triángulo formado por Aragón,
Valencia, Catalunya y Baleares, por este orden, ha sido
el que más ha caído, juntamente con el de Canarias.
Los retrocesos -superiores en su mayoría al 4%- han
sido los más intensos en los últimos cuarenta anos, en
línea con lo sucedido en el conjunto de los países europeos, debido al mayor peso de la industria, del turismo
y de la construcción, así como a su mayor apertura económica al exterior. El resto de las comunidades autónomas ha sufrido también la severidad de la crisis, aunque con algo menos de intensidad debido al mayor
componente público de su economía.
Tradicionalmente la economía catalana, cuyo PIB
ha retrocedido un 4,1%, es la que más rápido se deteriora en situaciones de crisis y la que más rápido reacciona cuando se inicia la recuperación. Ello se debe a la
extensa y diversificada red de pequeñas y medianas
empresas que conforman su tejido productivo, la mayor de todo el país, y a su flexibilidad para adaptarse
rápidamente a los cambios de coyuntura.
En esta ocasión las economías de Aragón y Valencia,
también con una fuerte implantación industrial, han
caído más que la de Catalunya. La primera ha retrocedido un 4,4%, ya que se compara con el ano 2008, que
fue especialmente positivo por el impacto que tuvo la
celebración de la Expo, y la segunda lo ha hecho un
4,3%, a causa de la excesiva apuesta por el sector inmobiliario. Baleares (-3,801G), igual que Canarias (-4,2%),
ha acusado por su parte la dureza de la recesión que ha
afectado a los principales países europeos emisores de
turismo.
El Gobierno debe cuidar especialmente el eje mediterráneo si quiere propiciar una salida de la crisis lo más
rápida posible. No sólo porque es la zona de España
que más ha acusado la recesión, sino porque la falta de
financiación asfixia especialmente su dinámico tejido
industrial de pequeñas y medianas empresas. Ello puede ocasionar daños irreparables a esta región española
-en un sentido amplio-, que es precisamente la que tiene un mayor potencial de expansión y desarrollo.
La economía del eje mediterráneo, pese al intenso
retroceso que ha sufrido, es la que más pronto puede
salir y tirar de nuevo del conjunto de España. En estos
graves momentos de crisis, por tanto, el sentido de Estado obliga a propiciar el máximo esfuerzo para que
eso sea así. Una mayor inversión pública resulta fundamental, entre otras cosas para mejorar las comunicaciones viarias y ferroviarias a lo largo de toda la costa
mediterránea y su conexión con los ejes europeos. Pero junto a una mayor inversión pública es urgente,
igual que lo es para el resto de España, arbitrar las soluciones para que ninguna empresa solvente se vea obligada a cerrar sus puertas por falta de financiación.
Veguedas
Google y China
ONSIDERADA uno de los proyectos legislativos de más calado y trascendencia para el
autogobierno de Catalunya, la ley de Veguerías prosigue su compleja tramitación en el Parlament. Ahora en fase de comisión, las discrepancias
entre partidos del Govern y de la oposición siguen
obstaculizando la elaboración de una ley que, por su
naturaleza y alcance, debe contar con el mayor respaldo posible. Convergéncia i Unió, que ya había planteado la conveniencia de aplazar las discusiones previas
hasta superar la crisis económica, ha llegado a denunciar los trabajos en comisión por considerar que alteran gravemente el procedimiento parlarientario.
Mientras la federación nacionalista pretendía que la
fase de comparecencia de personas e instituciones
fuera lo más amplia posible, los tres partidos que dan
apoyo al Govern han decidido compactarlas en una
sola sesión en la que, lógicamente, tales comparecencias quedan limitadas no sólo en número, sino en el
tiempo a su disposición.
De nuevo las argucias parlamentarias, de unos y de
otros, se imponen sobre el objetivo fundamental de la
Cámara -que no es otro que legislar y controlar al
poder ejecutivo-, mientras que la cuestión de fondo
queda sometida a incómodas vicisitudes. Pero en todo caso, el proyecto de la ley de Veguerías permaneció demasiados anos en la recámara del Govern como
para que ahora pretenda pasar el trámite parlamentario con tantas prisas.
disputa entre Google y el gobierno de China
LA
constituye un caso paradigmático de conflicto
político y económico en la era digital. Tras autocensurar durante tiempo parte de sus contenidos, a
petición de las autoridades chinas, Google decidió el
lunes cerrar sus oficinas en Pekín e instalar sus servidores en Hong Kong. En adelante, será el propio gobierno chino el que se encargue de la deslucida tarea
censora; de tratar de impedir que los 400 millones de
intemautas del país asiático puedan culminar con éxito búsquedas relacionadas con el Daláí Lama, la secta
Falun Gong u otras figuras y entidades que no son del
agrado del régimen chino. Esta ruptura entre la empresa y el país ha sido relativamente suave. Porque ni
Google quiere enemistarse definitivamente con China, donde confía desarrollar otras líneas de negocio,
como las relacionadas con la telefonía móvil, ni China desea, pese a las bravatas que han acompañado
este divorcio, romper todos los lazos con Google. Ni
quiere ni, probablemente, puede. Ahí está el quid de
la cuestión. Ya ahora resulta factible burlar el ánimo
de los censores que operan en internet con simples
modificaciones nominales. Y, a medio y largo plazo,
el control de la red, de sus buscadores y de sus incontables recursos, se hará más dificil, por más que China siga elevando su gran muralla virtual en la red. Las
fronteras físicas nacionales permanecen en su sitio.
Pero las redes electrónicas expandidas por un mundo globalizado no saben de barreras.
al cine Icaria
onathon Keats es uno de los
artistas conceptuales más curiosos del momento. Se ha dedicado al arte abstracto extraterrestre, con cuadros pintados a partir de las señales que detecta el mayor
radiotelescopio del mundo, el de Puerto Rico (cuadros que a buen seguro interesarán a Robert Llimós). Esa misma curiosidad le ha llevado a escribir
un diccionario, un libro de artículos
sobre lengua y ciencia y dos novelas.
(Recordemos el paso circunstancial a
la narrativa del también conceptual
Lluís Utrilla, que en 1974 publicó Una
llosa de marbre negro.)
Hace diez anos que Keáts irrumpió
en el mundo del arte. Fue en un espacio alternativo de San Francisco. Estuvo veinticuatro horas sentado y pensando. Los visitantes podían comprarle sus pensamientos. En otra ocasión
registró su cerebro como escultura
original, ya que cada persona conforma el suyo a base de potenciar a su
manera la trama neuronal. Hace cinco o seis años intentó -con la ayuda
de genetistas de la Universidad de Berkeley- producir a Dios en un laboratorio. Su objetivo era determinar cientí-
El próximo proyecto
de Keats es que
las bacterias aprendan
mecánica cuántica
ficamente en qué lugar del árbol filogenético hay que situarlo. Según su página de Wikipedia, la investigación
prosigue -ahora en múltiples laboratorios- y los avances se comunican a
la Asociación para la Taxonomía Divina, de la que es presidente. Hay mucho más. Usando una composición silenciosa de John Cage, ha creado un
politono para móviles. Cuando te llaman, teóricamente el móvil suena pero, como el politono es puro silencio,
no se oye. Keáts ha creado también ene porno para plantas. Reúne a grupos de plantas y les pasa una película
en la que se ve a abejas polinizando
flores de rododendros. Muchos de sus
trabajos se pueden contemplar en
YouTube, donde tiene canal propio.
Su próximo proyecto es crear libros
de texto (en forma de aminoácidos y
glucosa) para que las bacterias aprendan relatividad general y mecánica
cuántica, de forma que -explica- "tengan una buena educación, su calidad
de vida mejore y de esa forma desistan de convertirse en patógenas".
Estos días la prensa habla de él porque en una galería de Nueva York ha
exhibido un documental creado especialmente para plantas de interior. Como Traci Lords o Ginger Lynn, Keats
ha pasado del cine porno al convencional, pero él siempre en versión para
plantas. Los espectadores han sido siete, entre ficus y palmeras. El documental consiste en imágenes del cielo tomadas en Italia: un azul límpido, una
nube que pasa, la estela de un avión, la
luna cuando anochece... Las plantas
no dicen nada. Están ahí, delante de la
pantalla, y como máximo mueven las
ramas si corre el viento. Una maravilla. En los cines para plantas no hay
pestazo a palomitas, ni comentarios
en voz alta, ni listillos que ríen las ironías antes de tiempo y con grandes
carcajadas, para que se note que han
sido los primeros en pillarlas.*