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DESPUÉS DE LA EXTIRPACIÓN DE UN GRAN TUMOR Y DE CREAR UN AGUJERO, ¿QUÉ HAGO? Jolle Kirpensteijn, DVM, PhD, Diplomate ECVS & ACVS Hill’s Pet Nutrition 400 SW 8th Avenue, Topeka, KS 66603, USA jolle_kirpensteijn@hillspet.com INTRODUCCIÓN Las disecciones oncológicas mayores a menudo son necesarias en perros y gatos con tumores que han crecido más allá del límite hasta el cual es posible extirpar con márgenes suficientes (2-3 cm). el tumor que con mayor frecuencia precisa de una reconstrucción mayor de múltiples capas de tejido es el tumor de pared torácica. Este tumor se utilizará como ejemplo en esta ponencia, pero también se hablará de otras ubicaciones y técnicas de reconstrucción. TUMORES DE LA PARED TORÁCICA Los tumores más frecuentes de la pared torácica son los tumores que derivan de la caja torácica. A menudo se describe el osteosarcoma (OS) y el condrosarcoma, aunque tumores de otros tipos de tejidos también pueden causar signos similares. Entre ellos, el fibrosarcoma y los mastocitomas deben incluirse en el diagnóstico diferencial. ANAMNESIS, SIGNOS CLÍNICOS Y DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Los tumores de la pared torácica a menudo cursan como hinchazón visible aguda o crónica del lugar afectado. El propietario a menudo indica un traumatismo menor y puede desencadenarse dolor con la palpación. DIAGNOSIS El diagnóstico preliminar se realiza fácilmente mediante biopsia por aspiración con aguja fina y radiografía regional. Las alteraciones radiográficas de la pared torácica ósea pueden consistir en un patrón mixto de osteolysis y proliferación ósea, y cualquiera de ellas puede predominar. El diagnóstico definitivo se establece mediante biopsia ósea e histología. La biopsia puede realizarse empleando una aguja de biopsia Jamshidi o un trépano óseo Michele. Otros métodos de diagnóstico pueden ser la escintigrafía, la TC o la RM. La escintigrafía no diferenciará entre tumores benignos (no cancerosos) y malignos, y debe ir acompañada de radiografía de las regiones más radiodensas. La TC y la RM pueden emplearse para estimar el alcance de la afectación ósea y del tejido blando circundante y es un instrumento esencial para valorar la posibilidad de una extirpación quirúrgica completa. PRONÓSTICO El pronóstica del osteosarcoma costal se describe como desfavorable en comparación con el de otros tipos de tumor del mismo tipo en otra ubicación. Se ha descrito una mediana de tiempo de supervivencia de 3-6 meses tras la extirpación quirúrgica del OS y de 12 meses tras la de CSA. Lo más probable es que este mal pronóstico se deba a dificultades en la extirpación o a una metástasis temprana. Algunos autores proponen una biopsia ósea antes de la extirpación quirúrgica del tumor porque la cirugía no está aconsejada en caso de diagnosticar OS. CIRUGÍA Los tumores de la pared torácica deben extirparse con márgenes de 2-3 cm. Ello a menudo conduce a una extirpación en bloque de la parte afectada de la pared torácica y de una o dos costillas normales. Tras una extirpación en bloque es necesaria una reconstrucción de la pared torácica. Pueden eliminarse grandes porciones de la pared torácica siempre que pueda reconstruirse una cobertura hermética. Los materiales que pueden utilizarse para reconstruir la pared torácica son la malla de polipropileno, SIS, colgajos de avance diafragmático o colgajos rotatorios de músculo. Casi nunca es necesario emplear aloinjertos, stents quirúrgicos y/o placas de plásticos. Se emplea un tubo de toracostomía para evacuar el aire y el líquido del tórax durante las primeras 24 horas tras la intervención. Se precisará un protocolo de tratamiento intensivo del dolor para aplicar antes y después de la cirugía. TÉCNICA Se realiza una incisión en la piel que recubre el tumor y se retrae. Si es posible, se evita tocar los músculos que recubren el tumor y que no estén invadidos (lo cual se habrá determinado mediante TC/RM), con el fin de aprovecharlos durante el cierre. Se logra una entrada al tórax a través de un espacio intercostal no afectado y el alcance del tumor se comprueba mediante palpación digital o técnicas de toracoscopia. La incisión se prolonga hasta eliminar el tumor con márgenes de 2-3 cm proximal y distalmente. Se realiza una intervención idéntica en el espacio intercostal contralateral al tumor. Las costillas se seccionan proximal y distalmente al tumor torácico mediante una sierra costal. Las arterias y venas que discurren por el lado caudal de la costilla se coagulan o suturan con material de sutura absorbible 3-0. Tras diseccionar las adherencias al tumor, el tumor se extirpa y la cavidad torácica se inspecciona a fondo para comprobar si presenta alguna anomalía. Se lleva a cabo el cierre de la pared torácica tras instalar un tubo torácico de succión cerrada. Puede emplearse material artificial o músculo para cerrar el defecto. Se obtiene un sellado hermético con capas de músculo u omento. El tejido subcutáneo y la piel se cierran con las técnicas habituales. INTERVENCIONES MÍNIMAMENTE INVASIVAS Puede emplearse toracoscopia para evaluar otras zonas del tórax antes, durante o después de extirpar el tumor. La toracoscopia también puede tener la ventaja de que permite llegar a lugares a los que normalmente no se puede llegar sin realizar una incisión grande. La principal ventaja de la toracoscopia es evitar una incisión de toracotomía grande. El tórax puede evaluarse a través de un abordaje lateral o parasternal, en función de dónde se encuentre la lesión. Los instrumentos que se usan para la cirugía toracoscópica son comparables a los de la laparoscopia. A menudo no es necesario insuflar el tórax, y de hecho no es deseable por el aumento de presión que ello supone en los vasos principales y en el corazón. Los trócares están hechos de material flexible y permiten mucha maniobrabilidad. Para las intervenciones complicadas se emplean otras grapadoras endoscópicas, como en el caso de una lobectomía pulmonar. La toracoscopia puede emplearse en múltiples intervenciones, como la exploración, la biopsia, la pericardectomía, la fenestración de disco toracolumbar o la lobectomía. En estos tipos de intervención, sobre todo se utiliza toracoscopia asistida por vídeo para evaluar si hay metástasis en el otro lado del tórax. El cierre de los puertos de entrada se realiza con las técnicas habituales. Uso de colgajos cutáneos para cerrar las capas superficiales Colgajo peninsular de patrón axial epigástrico superficial craneal (CSEAPF) El CSEAPF se puede utilizar para cerrar heridas cutáneas esternales grandes tras una extirpación tumoral o una herida. El colgajo contiene la arteria superficial craneal, que se sitúa en la zona hipogástrica, caudal al borde ventral de la caja torácica. El colgajo puede incluir hasta cinco glándulas mamarias, y por tanto también está recomendada la ovariohisterectomía. No obstante, si se incluyen más de 3 glándulas mamarias puede necrosarse la punta. En los machos, la punta del colgajo debe ser craneal al prepucio para poder cerrar la zona donante y minimizar la necrosis del colgajo. El colgajo puede llevarse a cabo de forma peninsular o insular. Colgajo miocutáneo del músculo cutáneo del tronco En la región toracolumbar, se pueden crear dos colgajos miocutáneos grandes, el colgajo del músculo cutáneo del tronco y el colgajo del músculo dorsal ancho. Ambos tienen un gran potencial debido a su tamaño, a la facilidad de elevación, a la prescindibilidad y la versatilidad. Anteriormente se consideraba que el músculo dorsal ancho debía incluirse en el colgajo para reducir la necrosis. Pero en un estudio de M. M. Pavletic y cols. (1987) se comprobó la viabilidad de los colgajos miocutáneos, en los que se (1) comparan colgajos con y sin la inclusión del dorsal ancho . No se comprobó ninguna diferencia clínicamente significativa en cuanto a la cantidad e necrosis o de supervivencia del colgajo entre ambos tipos de colgajo. No obstante, el plexo subdérmico de la piel está estrechamente relacionado con el músculo cutáneo del tronco, y por lo tanto es aconsejable dejar la conexión entre estas dos capas intactas para preservar la circulación. Dado que es un colgajo más delgado, el colgajo del músculo cutáneo del tronco del otro lado es más móvil y quirúrgicamente más fácil de realizar. Puede emplearse para cerrar defectos de la región torácica y abdominal, así como heridas grandes más distales en la extremidad. El colgajo del cutáneo del tronco está formado por tres capas: piel, grasa subcutánea y el músculo cutáneo del tronco. Los puntos anatómicos de referencia para el colgajo del miocutáneo del músculo cutáneo del tronco son los mismos que los del colgajo del dorsal ancho: el borde ventral del acromion, el borde caudal del músculo tríceps, la cabeza de la 13ª costilla y el pliegue axilar. El borde dorsal del colgajo se retira desde un punto ventral al acromion caudal al borde del tríceps, hacia la última costilla. El borde ventral es paralelo al borde dorsal, empezando en el pliegue cutáneo del miembro torácico. Colgajo miocutáneo del músculo dorsal ancho El colgajo del músculo dorsal ancho puede emplearse para cerrar defectos torácicos grandes, defectos de la pared abdominal y heridas del codo. El grosor de este colgajo es muy útil en caso de falta de tejido de granulación en una zona como la del codo. El músculo dorsal ancho es un músculo triangular plano que recubre la mitad de la pared torácica lateral dorsal. Se origina en la fascia toracolumbar de las apófisis espinosas torácica y lumbar y se inserta en las dos o tres últimas costillas. La aponeurosis del dorsal ancho se inserta en la tuberosidad mayor del húmero. Las partes dorsal y ventral del músculo reciben irrigación de la arteria toracodorsal y otras ramas de las arterias intercostales que emergen de la pared torácica. Estas ramas también penetran en la superficie muscular hacia el músculo cutáneo del tronco y la piel. La arteria más prominente es la rama que emerge del quinto espacio intercostal y que entra en el músculo dorsal ancho. Esta arteria es responsable de gran parte de la perfusión de la parte central del músculo. Los puntos anatómicos de referencia para el colgajo miocutáneo del músculo dorsal ancho son el borde ventral del acromion, el borde caudal del tríceps, la cabeza de la 13ª costilla y el pliegue cutáneo axilar. BIBLIOGRAFÍA Orton EC, McCracken T.O. Small Animal Thoracic surgery. Williams and Wilkins 1995. Kirpensteijn J, van Zuilen C.D. Oncologic surgical emergencies. Vet Clin North Am Small Anim Pract 25;1:207-223 M.M. Pavletic. Skin flaps in reconstructive surgery. Plastic and reconstructive surgery, 1990 pp. 81-103 Cheryl S. Hedlund DVM, MSa, Wound Management Large Trunk Wounds. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice Volume 36, Issue 4, July 2006, Pages 847-872 Kirpensteijn J & Ter Haar G. Reconstructive Surgery and Wound Management, 2013, pp.153-83