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HISTORIA FEMENINA DE DROGAS EN LA PREHISTORIA Y EN LA ÉPOCA CLÁSICA “La historia ha sido patriarcal, racista y clasista haciendo diferencias según el sexo, la raza o la clase social. Por tanto, ha sido hecha al gusto y para la utilidad de reyes, religiones, filósofos y políticos.” En los siglos XV. eta XVI., por ejemplo, destaca la utilización de drogas y plantas medicinales por parte de las mujeres tanto para curar como para alterar la conciencia, pero cabe decir que desde antes de la Edad Media ya estaban en ello. Sin embargo, los conocimientos de las mujeres no se han tomado en serio, se han reprimido y la investigación los ha dejado de lado. Por ejemplo, mientras en la prehistoria el hombre se asociaba a la caza, se dice que la mujer estaba inmersa en el mundo vegetal, aunque tanto historiadores como antropólogos han prestado más atención al mundo masculino. De todos modos, la labor de estas mujeres que se trasmitía de madres a hijas, fue fundamental ya que con el tiempo fueron conociendo y empleando plantas comestibles y curativas, así como drogas, y también inventaron herramientas como el mortero o el molino, a la vez que crearon especies nuevas. Próximo Oriente: A manos de las mujeres había numerosas plantas medicinales y drogas. Las mujeres de Babilonia entre otras utilizaban el beleño sobretodo con fines curativos, y en Mesopotamia también lo usaban, junto a la mandrágora, la belladona, la adormidera o el cáñamo (en Mesopotamia había hasta mujeres químicas). El beleño (Hyoscyamus niger) es la hierba tradicional de las brujas. Relaja los músculos, es sedante y tiene propiedades alucinógenas, y se decía que las brujas hacían con él ungüentos ya que sobre la piel produce sueño y sensación de bienestar (activando la memoria, imaginación y expresión). En Babilonia también se respiraba el humo de las semillas para aliviar el dolor de muelas. Los principios activos de las hojas y semillas son la escopolamina, la hiosciamina, la atropina y el rutósido. Beleño Por otro lado, de los frutos de la adormidera se obtiene el opio. En la Odisea de Homero, por ejemplo, se cita que Polidamna enseñó la utilidad de la adormidera (Papaver somniferum) a Helena de Troya, y hoy en día en América del Sur cuecen las hojas para tomarlas como somnífero, contra la diarrea o para aliviar dolores. Sus principios activos son la morfina, la codeína y la papaverina. Adormidera China e India: Las mujeres tanto chinas como indias también empleaban plantas y drogas con fines generalmente curativos. Por ejemplo, para aliviar los catarros y el asma utilizaban el cáñamo. A su vez, la emperatriz y médica china Shen Nung hace 5.000 años tuvo un herbario con miles de plantas (entre las que se encuentran la angélica, la badiana, la canela o la achicoria). Herbario de Shen Nung La achicoria (Cichorium intybus) se trajo de India y en la península se planta desde el siglo XVII sobre todo para sustituir el café o para tomarla mezclándola con él. Antiguamente las mujeres hacían con la achicoria un jarabe laxante para niños y niñas. En India los conocimientos también se trasmitían de madre a hija, y por ejemplo usaban la rauwolfia (Rauvolfia serpentina) para tratar diversos problemas mentales así como la epilepsia. Contiene reserpina, que hoy se utiliza para hacer tranquilizantes y bajar la tensión arterial. Egipto: En el año 3.000 a.C. en Egipto había mujeres médicos y cirujanas profesionales. Podían estudiar y enseñar en algunas escuelas como Sais eta Heliópolis y aparte de usar plantas como el enebro, el granado o la flor de loto, también empleaban la amapola en infusión para la tos y para dormir o el lirio. Amapola Por su parte, el lirio (Lilium) en infusión ayuda al funcionamiento cardiaco, pero es peligroso por su toxicidad. En Egipto se utilizaba para las heridas de animales venenosos, inflamaciones en los ojos o para facilitar el parto. Grecia: En la escuela de Pitágoras había unas 30 mujeres entre alumnas y profesoras que sobretodo desarrollaron la auscultación, pero lo que es de resaltar es que no tomaban la enfermedad de modo aislado, sino que tenían en cuenta también el contexto o el entorno, lo que se puede relacionar con la teoría de Zinberg que tiene en cuenta la sustancia, la persona y el contexto. Había mujeres médicos, cirujanas y curanderas en casi todas las ciudades, aunque con el tiempo fueron disminuyendo hasta acabar solo como parteras. En la Ilíada de Homero, por ejemplo, la hija del rey de Epeos, Agamede, tenía función de médico en la batalla y se dice que conocía todas las drogas de la tierra. Agamede También se dice que en las escuelas de Hipocrates y de Cnido había mujeres como Aglaonice de Tesalia, Agnodice, Arete de Cirene, Fabiola y Cleopatra de Atenas. Pero en otras escuelas, como en la de la Isla de Cos, las mujeres tenían prohibida la entrada. Las mujeres griegas de esta época usaban por ejemplo distintas matas o abrojos para aliviar dolores o espasmos, para hemorragias o para enfermedades del aparato genital o urinario, pero había que tener cuidado ya que según que planta tenía toxicidad. Una leyenda cuenta que las mujeres usaban el abrojo para matar poco a poco a sus maridos. Había también una bebida llamada kykeon que se tomaba en un culto celebrado en el templo de Eleusis en honor a la diosa Demeter de la agricultura, donde las mujeres tenían prohibida la entrada (la receta sigue siendo un misterio pero hay quien dice que tenía cornezuelo de centeno, otros dicen que era un hongo alucinógeno…). Demeter Pero al igual que nuestra sociedad actual, la griega también hacía uso del alcohol, por ejemplo, en los simposios o en los cultos dionisiacos (donde tampoco podían participar las mujeres). Eran reuniones de hombres donde se debatía y bebía vino de forma “moderada” (ya que por ejemplo había costumbre de pactar la cantidad a beber durante el simposio, aunque no siempre se respetaban las decisiones tomadas o los simposios acababan bien). Simposio griego Roma: En Roma a los cultos dionisiacos les llamaron cultos báquicos, donde también se bebía y debatía, pero que eran más ruidosos y oscuros. Baco También había una medicina femenina romana, debido a que las mujeres de clase alta experimentaban con plantas y drogas y trasmitían los conocimientos de madres a hijas. Estas mujeres, prestaban gran atención a las dolencias o asuntos femeninos como el embarazo, pero también se encargaban de todo tipo de enfermedades. Y es que, muchas griegas como Olimpia de Tebas, Metodrora o Aspasia llegaron a Roma con sus conocimientos, y ya en el siglo II había muchas médicos romanas al nivel de los hombres. Sin embargo, de ellas se ha escrito más de sus historias sexuales que de sus logros, aportaciones o conocimientos (Leontia, Theano, Aspasia, Lais, Elefantis o Salpe). Conclusiones: “Los hombres siempre se han beneficiado de la sabiduría femenina” Como hemos visto, las mujeres desde tiempos remotos estuvieron en contacto con las drogas y con las plantas medicinales tanto para alterar la conciencia como por curación, y los hombres sólo fueron médicos cuando en la Edad Media se persiguió la curación o el empleo de drogas femenino. Quema de brujas La Iglesia y el patriarcado vieron que los conocimientos curativos de las mujeres les daba poder y decidieron quitárselo. Vieron a las mujeres como competencia de los hombres y por saber demasiado las quemaron en la hoguera. Desde entonces, la medicina quedó en manos masculinas y la historia se ha contado desde el sistema de valores patriarcal, tomando como supersticiosa cualquier práctica ajena a la medicina oficial. Sin embargo, y como anécdota, hoy se ha empezado a recuperar en cierto modo la curación femenina tratada con productos naturales, los cuales abundan en las herboristerías de todas las ciudades. Maitane de Anitua