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EL TRIMESTRE ECONÓMICO 798 mo y la tradición judeo-cristiana", "las enseñanzas de Moisés", etcétera. Por otra parte Snavely plantea que, tomando en consideración la eficiencia, la productividad y la satisfacción del consumidor, se puede deducir cuál de los sistemas económicos vigentes es el mejor y sobre esta base, esforzarse por optar aquel que haya resultado "elegido" por brindar más crecimiento y bienestar. Este tipo de argumentos, propios de la escuela de pensamiento económico neoclásico, no hacen otra cosa que alterar la realidad y desfigurar así toda posibilidad objetiva de aprehender lo concreto social. Precisamente, en aquella fase histórica de 1929-1933 la crisis generalizada del sistema capitalista dio al traste con formas originarias o primitivas del capitalismo competitivo y liberal, para ahondar aún más los procesos de centralización y concentración del capital. Dicho proceso derivó en una lucha no sólo intermonopólica sino también de carácter internacional que desembocó en la segunda gran conflagración interimperialista. La propia realidad objetiva de un mundo convulsionado —como el de este periodo— derrumbó todos los postulados referentes a la armonía y cooperación sociales y dio paso a propuestas reformistas y estatales. Las expresiones teóricas que manifiestan el nuevo espíritu de la burguesía objetiva como resultado de este ambiente contradictorio se personifican en Keynes, Kalecki y Sraffa, entre otros. De aquí se deduce que el verdadero intento del autor, más que profundizar histórica y teóricamente sobre los sistemas económicos vigentes sea demostrar cómo el capitalismo es el sistema más eficiente, más productivo y de mayor crecimiento debido a su "adaptabilidad y durabilidad" y por lo tanto, en lugar de manifestar un esfuerzo científico por descubrir detenidamente los procesos económico-sociales, pone en relieve su pretensión apologista hacia la sociedad burguesa y su enconado rencor hacia lo que considera, de una manera por demás sui generis, el comunismo. EDUARDO VEGA LóPEZ y P. KILBY, Agrícullura y transformación estructural. Fondo de Cultura Económica, México, 1980. BRUCE JOHNSTON El vasto texto que nos presentan los autores evidencia una profunda y sistemática investigación que les posibilitó ejemplificar sus planteamientos con una amplia referencia a fenómenos, variables y casos específicos. En efecto, Johnston y Kilby ofrecen al lector datos de realidades agrarias como las de India, Paquistán, Formosa, Colombia, México, la Unión Soviética, los Estados Unidos, etcétera, como un recurso metodológico tendiente a la formulación de modelos reales de desarrollo del sector agrícola. Este amplio trabajo, desde una perspectiva particular dentro del análisis del desarrollo económico, encuentra su objeto de estudio en la fisonomía del sector agrícola de un conjunto de formaciones económico-sociales enmarcadas dentro del ámbito del sistema capitalista mundial; presenta una combinatoria de formas productivas que redefinen el funcionamiento del capitalismo en relación con los modelos clásicos de desarrollo de este modo de producción. Nuestros autores denominan a estas naciones "países en desarrollo tardío". El sector agrario resulta importante en tanto se constituye en el escenario de la actividad económica prioritaria cuantitativa y cualitativamente. A partir de NOTAS BIBLIOGRAnCAS una presentación afinada de este sector, es posible para los investigadores delinear alternativas de transformación agraria de estas sociedades, factibles de conducirlas a abandonar la denominación con que han sido calificadas actualmente y equipararse a sociedades donde el capitalismo ha conseguido un desarrollo elevado de las fuerzas productivas y del producto nacional. En resumen, las sociedades en desarrollo tardío se muestran como aquellas en las cuales hay una producción de bienes y servicios creados por un sector agrícola muy extendido que presenta una escasa productividad, que a su vez es generada por una tecnología tradicional traducible en bajos ingresos y autoconsumo; además encuentran un mercado interno restringido, donde el volumen de los flujos intersectoriales es muy limitado. La alternativa que contraponen Johnston y Kilby es la modernización del agro, que llevará a redefinir el equilibrio productivo de la sociedad en su conjunto, haciendo que el agro pierda su importancia y que otros sectores se vitalicen. Buscando esta solución, se dedica un esfuerzo importante a la delimitación de una estrategia agrícola entendida como: "combinación de políticas y programas que influyen sobre el patrón y tasa de crecimiento" (p. 155) donde deberá haber una preocupación por resolver problemas de investigación, educación, infraestructura, comercialización, desarrollo tecnológico, etcétera. Johnston y Kilby rescatan en su análisis las diferencias presentes al interior de los diversos países en desarrollo tardío, visibles principalmente a partir de la extensión de predios, estructuras de tenencia, clima y zonas agrícolas, estructura del mercado interno, métodos agrícolas y división del trabajo. 799 La combinatoria de estas variables puede dar una estructura a la sociedad de mayor o menor equidad en la distribución de la riqueza producida socialmente. Nos encontramos frente a una estructura "unimodal" o "bimodal". El esfuerzo por la modernización, o sea la elección de las medidas para el progreso agrícola acelerado, no puede obviar esta base. La alternativa será pues: modernización progresiva de todo el sector agrícola o, en contraposición, modernización acelerada que concentre los recursos en un subsector muy comercializado. Resulta difícil hacer justicia en tan pocas líneas a un estudio tan amplio y que además es síntesis bien lograda de una investigación que consumió cinco años de trabajo. Sin embargo, pretendemos haber captado los puntos medulares de las tesis expuestas en este libro. Además nos interesa referimos a algunos supuestos que subyacen a lo largo del discurso de los autores que aún no hemos explícita do. La estrategia agrícola que se busca implementar deberá satisfacer tres objetivos, a saber: adelanto de la transformación estructural e incremento de la producción nacional; elevación del bienestar de la población; y estímulo a los cambios de actitudes y el comportamiento rural (p. 155). Si bien hay preocupación manifiesta por la estructura social a que han dado origen los países de "desarrollo tardío" y por los factores ideológicos que hacen a esta estructura, parece desvanecerse su importancia cuando se piensa en la consecución de la modernidad a través del crecimiento económico visualizado en términos de medidas promedio donde se borran las expresiones polares del desarrollo desigual de la sociedad capitalista. Más concretamente, la alternativa de política económica propuesta por EL TRIMESTRE ECONÓMICO 800 Johnston y Kilby es asimilable a la creación de condiciones globales en la sociedad para un desarrollo más universal del capitalismo, cuyo costo social será mayor o menor dependiendo de la historia de esta sociedad en su "fase de retraso" o bien de las fuerzas políticas que presionen por un modelo de modernización "unimodal" o "bimodal". La transformación estructural que tiene su identidad en la modernización logra así un alcance muy reducido. Resulta entonces totalmente coherente la preferencia también manlBesta por la apertura mayor de estas sociedades al mercado internacional en donde: PAUL M. SWEEZY, Las grandes ganancias (que estos países pueden obtener con la colocación de sus recursos) ayudan mucho a suavizar la restricción de las importaciones para la introducción de la tecnología moderna incorporada en los bienes intermedios y en el equipo de capital; los ingresos públicos adicionales ya se canalizan a tra^■és de préstamos para el desarrollo; de la inversión pública, o del aumento de los gastos corrientes en salud y educación, permiten la expansión de la capacidad productiva del país (p. 32). OLGA MARTHA SáNCHEZ OVIEDO Teoría del desarrollo capitalista. Fondo de Cultura Económica, México, 1981. Este libro de Sweezy es sin duda uno de los más controvertidos de nuestra época y en la bibliografía económica de su país, los Estados Unidos. Quizá sea este autor de los primeros analistas marxistas del capitalismo contemporáneo. También es de los primeros que arremeten contra las falacias de la teoría neoclásica. El objeto primordial del libro, como su mismo autor afirmaba desde la primera edición, fue llenar el hueco que la bibliografía económica en lengua inglesa presentaba en cuanto a los enfoques marxistas del desarrollo capitalbta. Las tesis fundamentales de Sweezy se ponen de manifiesto especialmente en los capítulos X, XII, xrv, xv y xvill que tratan, respectivamente, de la crisis de realización, la depresión crónica, el desarrollo del capitalismo monopolista, el monopolio y las leyes del movimiento capitalista y el fascismo. Sweezy inicia su análisis criticando las ideas de Líonel Robbins; afirma que la economía política no estudia las relaciones entre los hombres y las cosas (concepto tradicional al hablar de la produc- ción, circulación, distribución y consumo) sino que la economía política es una ciencia de la conducta que estudia las relaciones existentes entre los hombres, o sea, estudia las relaciones sociales de producción. Sweezy pone de manifiesto que el método de Marx es evidentemente un método que emplea la abstracción, mediante la cual se puede llegar a conocer la esencia de los fenómenos; señala, asimismo, el carácter histórico del pensamiento marxista, que también subraya Lukacs, y que recoge Sweezy para argumentar que según Marx: "La realidad social no es tanto un juego de relaciones determinado y menos todavía una aglomeración de cosas. Es más bien el proceso de cambio inherente a un juego de relaciones determinado." Analiza Sweezy al sistema capitalista contemporáneo y el papel de la teoría del valor y la plusvalía y completa el estudio a través del examen del proceso de acumulación, para tratar luego las crisis y las depresiones cíclicas. Al examinar las crisis y depresiones.