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40-41 EXPO BERLIN_52-53 CINE.qxd 19/05/16 12:49 Página 40 DE LA CULTURA Y LA CIENCIA dio millón de soldados soviéticos. Los espacios en los que estos soldados vivieron, las instalaciones en las que se prepararon a la eventualidad de una “guerra caliente” en Europa y toda la logística de defensa de uno y otro bando constituyen las reliquias fotografiadas por el artista holandés Martin Roemers. Su muestra en el Museo Histórico Alemán de Berlín, fruto de diez años de trabajo, da la bienvenida a los visitantes con un espacio dedicado al mundo subterráneo que cavaron los líderes del mundo capitalista y del espacio comunista ante el temor de una Guerra Nuclear. Tras las explosiones de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, y una vez que la Unión Soviética realizó sus primeras pruebas nucleares en 1949, la posibilidad de que la Tercera GueS. M. El mural muestra el lema de una base de misiles estadounidense en la República Federal de Alemania: “Malo hasta los huesos”. rra Mundial se librase con armas nucleares dejó de ser una eventualidad teórica. Por eso proliferaron por toda Europa búnkeres, refugios nucleares, silos y almacenes militares pensados para hacer posible la vida bajo tierra, lejos de la radiación en la superficie resultante de una eventual explosión nuclear. Roemers ha visitado y fotografiado casi todos. Al menos aquellos que han permanecido intactos tras el fin de la Guerra Fría. Entre ellos destaca el refugio secreto de Marienthal. Se encuentra a unos 25 kilómeUna exposición del fotógrafo holandés Martin Roemers en el Museo Histórico tros de Bonn, la que fuera capital de la ReAlemán de Berlín plantea un extenso viaje por la geografía europea en busca de pública Federal de Alemania (RFA). Los painstalaciones e infraestructuras construidas en tiempos de la Guerra Fría. Salvo sillos e instalaciones de hormigón enterrados en este lugar permitían hasta a 3.000 perexcepciones, esos lugares son ruinas. La muestra lleva por título Reliquias de la Guerra Fría. Estrenada el pasado mes de marzo y abierta hasta mitad del próximo sonas sobrevivir allí en condiciones extremas. Construido con un ingente presupuesmes de agosto, la exposición da buena cuenta de cómo Europa estuvo en su día to entre 1969 y 1972, fue diseñado para que preparada para librar una guerra total que habría podido suponer el fin para buena el Gobierno de la Alemania Occidental enparte de la humanidad. contrara refugio y pudiera seguir tomando decisiones bajo cualquier circunstancia, ya se tratase de una crisis, una guerra o un apoPor Salvador Martínez (Berlín) llones. En América Latina los efectos de esa calipsis nuclear. Otros refugios en Europa no Guerra Fría se identifican con no menos da- fueron construidos ex profeso para proteger n la Guerra Fría, los principales ñinos y longevos regímenes dictatoriales y a la población de la guerra nuclear. En Maasoponentes –el “bloque occiden- dificultades económicas. Europa jugó un pa- tricht, por ejemplo, se puso a disposición de tal” y el “bloque del Este”– no li- pel geoestratégico crucial durante el casi me- los civiles una adaptada cámara fortificada braron batallas directas. Se en- dio siglo que duró la Guerra Fría, aunque sus cuya construcción data del siglo XVI. frentaron en los conflictos que se lucharon habitantes no vivieron escenas bélicas exEn la Alemania Oriental existían dos búnen terceros países. Las guerras de Corea, Viet- tremas. La relevancia del Viejo Continente keres de idénticas características y funcionam, Angola o la de Afganistán de los años la prueba que sólo en la Alemania Occi- nes a las del refugio de Marienthal. Se enochenta son algunos de los ejemplos más dental hubiera destacados 400.000 soldados cuentran cerca de las localidades de Prenclaros. Las víctimas en los conflictos enrai- de Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, den y Wollenberg, en el Land de Brandemzados en la oposición entre el “mundo libre” Bélgica y Canadá. En Alemania del Este, al burgo, el Estado federal que envuelve a Bery el “mundo comunista” se cuentan por mi- otro lado del Telón de Acero, hubo hasta me- lín. “Son obras surgidas de los mismos mie- Exposición fotográfica en Berlín PAISAJES EUROPEOS DE LA GUERRA FRÍA E 40 23–29 de mayo de 2016. nº 1156 40-41 EXPO BERLIN_52-53 CINE.qxd 19/05/16 12:50 Página 41 dos”, según ha podido explicar Roemers. Son precisamente los temores del propio Roemers los que dieron pie al trabajo de una década de fotografías en los paisajes abandonados de la Guerra Fría. El fotógrafo ha expuesto que su idea comenzó con una exploración inicial de aquellos parajes relacionados con un conflicto que marcó su niñez y adolescencia. “Los soviéticos no estaban lejos”, ha dicho el holandés, aludiendo a las cerca de cuatro horas en coche que separaban la República Democrática de Alemania (RDA) del territorio neerlandés. Debido a la proximidad holandesa con el espacio comunista, también se construyeron en los Países Bajos refugios nucleares como los de Marienthal, Preden o Wollenberg. Kemmel, en Bélgica, o Kelvedon Hatch, en el Reino Unido, son otras de las localizaciones de búnkeres antinucleares occidentales visitados y fotografiados por la cámara de Roemers. El artista también pasó para retratar construcciones comunistas similares por Ligatne, en Letonia, Hanicka, en la República Checa, Ploksciai, en Lituania, o Moscú. Militares y espías. Lugares como Sebastopol también figuran en la exposición como ubicaciones clave para Roemers. La mayor ciudad de la Península de Crimea, actualmente en manos rusas tras la anexión orquestada por Moscú en marzo de 2014, alberga una base militar naval de Rusia. Antes fue una base soviética, tras haber constituido un lugar estratégico de gran relevancia para el Imperio ruso. Roemers logró colarse allí en las instalaciones que sirvieron para reparar los submarinos nucleares soviéticos destinados en el Mar Negro. Esa no es la única base militar visitada por el fotógrafo holandés. De Rusia, pasando por Alemania hasta el Reino Unido, Roemers presenta innumerables paisajes otrora habitados por los Ejércitos soviéticos y del “mundo libre”. Roemers ha contado que, durante su trabajo, llegó a entrar sin gran dificultad en una ruinosa base militar en Kaliningrado, el enclave ruso situado entre Polonia y las repúblicas bálticas. Para su sorpresa, encontró allí un par de soldados rusos. Fue detenido e interrogado durante casi todo un día. Finalmente fue liberado, aunque se quedó sin sus películas fotográficas, que permanecie- ron en territorio ruso. “Aquello me hizo sentir un poco y de nuevo como en la Guerra Fría”, ha señalado el artista. Con una cámara de fotos, era fácil que se viera en Roemers a algo parecido a un espía. Época de espías fue especialmente la Guerra Fría. De ahí, que entre las fotografiadas por Roemers figure la estación de espionaje estadounidense del Teufelsberg, en Berlín. Este lugar, levantado sobre la montaña de escombros resultantes de la casi total destrucción de la capital alemana durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió para captar señales de radio soviéticas. constituye un homenaje a los soldados del Ejército Rojo que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, también conocida como “la gran guerra patriótica” de la Unión Soviética. Un retrato de Lenin encontrado en unas instalaciones militares abandonadas también aguanta a duras penas el paso de los años, al igual que los murales de los barracones de soldados del Ejército Rojo en Schönwalde (este germano). Una fotografía de Roemers en esos barracones permite observar que la naturaleza se ha impuesto a estas instalaciones. Este fenómeno es una constante en las imágenes de la exposición. Muchos de los lugares reLa naturaleza prevalece. En general, Roemers tratados han quedado prácticamente absorencontró en Alemania abundantes zonas de bidos por la vegetación como resultado de sobresaliente interés visual. Por ejemplo, ese años de abandono. En este sentido, la imalugar prácticamente desconocido donde to- gen favorita del fotógrafo es un búnker de davía está en pie un fragmento del muro que una base naval soviética de Liepaja, en Leseparó la RDA de la RFA entre Baviera y Tu- tonia. La infraestructura ha quedado con el ringia, en el sur germano. Por haber alber- paso de los años dentro del mar báltico, ingado bases militares de los campos enfren- clinada, en un proceso de disolución que tados en la Guerra Fría, el territorio alemán funciona al ritmo de la erosión. ha permitido a Roemers captar muchos de los espacios que dan cuenta de la relevan- Dimensión humana. Pese a mover al visitancia que tuvo para comunistas y capitalistas te entre abundantes ruinas, la muestra no se olvida de mostrar que la Guerra Fría fue un el hoy país de la canciller Angela Merkel. En un mural de una base militar estadou- fenómeno que implicó la movilización de nidense con espacio para misiles de cruce- millones de personas. En este sentido, hay ro en Kastellaun, en el Land del suroeste ger- imágenes, por ejemplo, de los muchos cemano de Renania-Palatinado, puede leerse menterios rusos existentes en lo que otrora “malo hasta los huesos”, aludiendo al vue- fue el espacio soviético. Las tropas de la lo de esos proyectiles. La iconografía sovié- Unión Soviética, y las de los aliados capitatica está, sin embargo, mucho más presente listas, hicieron de Europa su hogar, un lugar en la muestra. Junto al citado mural esta- donde vivir hasta las últimas consecuencias. dounidense figura una foto de un plano deTras la caída del comunismo, o un poco talle de un degradado monumento situado después, los soldados soviéticos destacados en Rangsdorf (Brandemburgo). La escultura en Alemania y en otros lugares de Europa oriental terminaron marchándose. Roemers llegó a encontrar en 1998 un barracón del Ejército Rojo abandonado seis años antes, en Grimma, Sajonia (este alemán). “Estaba como si los soldados lo hubieran dejado hace apenas un día”, recuerda el fotógrafo. Pero la Guerra Fría ya era historia desde hacía un S. M. buen lustro. l La zona soviética ha sido absorbida por la vegetación, una imagen de su decadencia. nº 1156. 23–29 de mayo de 2016 41